Partida Rol por web

Mi buen Mehmed,

daos cuenta que va contra los intereses de Nápoles vuestra presencia en Túnez, y no nos quedaba, así, más opción que sacaros de allí. Entiendo la amargura en vuestras palabras, muy justa por otra parte. Sabed que, a pesar de todo, os tengo aprecio.

Quién sabe lo que nos depara el futuro?

Atentamente,

Alfonso Rey.

El emisario enviado por Alfonso fue decapitado nada más entregar su mensaje.

La cabeza fue devuelta embalsamada en alcanfor junto a un sencillo mensaje que decía:

"Nos depara sangre y fuego"

Sabio Pio III

Os informo que mi flota de Dalmatia avanzará a Lower Adriatic. Os sugiero que vuestra flota de Ancona avance hacia Aquí la pues o bien la toma para sí o, al menos, frustrará el movimiento que se encuentra en Bari.

Así mismo os reitero mi intención de avanzar hacia Tyrrhenian Sea para bloquear cualquier apoyo de la flota Napolitana.

No descansaré hasta vengar la traición de Alfonso y os apoyaré en toda acción militar que dirijáis contra él. Podéis contar con mis naves.

Poderoso Emperador.

En primer lugar aclarar que el rey de Francia es Carlos el Victorioso. Yo como Conde de Provenza soy solo un mero delegado para sus asuntos en Italia.

Me veo en la obligación de darle la razón, las cosas en el oeste se han puesto no complicadas, si no muy complicadas. Aviesamente el milanes se ha hecho con dos ciudades Monferrat y Trento, nosotros nos hemos hecho con una cada uno. Y me temo que durante este invierno no podremos lograr tomar otra.

Por otro lado el año que viene Milan quedará a un tiro de tomar la rica ciudad de Genova.

De Venecia no hay nada que decir su poderío económico sin duda se traducirá en poder militar la próxima primavera.

Me temo que llevamos una desventaja clara.

Difícilmente puedo evitar que este otoño entre en la provincia de Turin, pero no va a tener tiempo de tomar la ciudad este año. Permitame sugerirle que ataque Como. Es una provincia igualmente, pero al menos evitara que Milan se lance el año que viene por Genova sin oposición.

Espero que Venecia y el Turco se maten entre ellos, en otro caso si los tres deciden ignorar el centro de Italia somos objetivos claros de una triple alianza.

Mi buen Francesco,

Cuidad vuestra flota de Croacia; el ataque austríaco parece inminente, y los turcos pueden complicaros la retirada; se me ha informado de que están en tratos con el Papa para hacernos la vida imposible. No sé si dicha información es creíble; por lo que parece, la flota del Santo Padre en el Adriático se cierne sobre las costas italianas y no sobre las dalmáticas, lo que puede daros un respiro, y a mí muchos quebraderos de cabeza.

Mucho me temo que no podréis contar con el apoyo de Milán, que parece conchabado con el invasor tedesco...

En el año próximo, si nuestras arcas y el acoso enemigo (austríaco en vuestro caso, francés en el nuestro) nos lo permite, me gustaría iniciar una campaña para borrar al Turco de la faz de la tierra. Ambos tenemos mucho que ganar, me parece.

Que Dios os guíe y os acompañe,

Alfonso Rey.

CARTA A FRANCESCO SFORZA

Mi buen Francesco,

quisiera llamar tu atención sobre el peligro que corre nuestro Lorenzo de Médici, y hacerte notar que su perdición será a la larga también la causa de nuestra debilidad. Si Florencia desaparece os encontraréis atrapado entre tres poderes (Roma, Francia y Austria) que, aunque ahora os ofrezcan sus mejores sonrisas, guardan un puñal preparado para hincarlo en vuestra espalda.

Os conmino a aliarnos verdaderamente. La flota florentina puede dar muchas fatigas a Francia y al Turco. Las armas milanesas son fuertes y pueden expandir los territorios del Milanesado hacia el norte, a costa de los enemigos de Italia.

Por mi parte acosaré al Papa cuanto pueda; he decidido seguir tus taimados consejos y enviar mi flota a Roma para protegerla. Sin embargo, debo cuidarme también de las malas intenciones de René d'Anjou y de la animadversión del Turco (no sé por qué se habrá puesto así conmigo...). Según me informan mis espías, está en conversaciones con el Santo Padre para acosarnos; una alianza claramente contra natura! Y los franceses tampoco dudarán en aliarse con los infieles...

No te diré cómo debes actuar, porque no pretendo inmiscuirme en las decisiones de una república soberana como es Milán; sólo te digo que vigiles a los austríacos y a los franceses.

Con sincero afecto,

Alfonso Rey.

~~DJ y Venecia

Austria sólo puede pagar 4 ejércitos y si lo hace sólo le quedan 2 ducados en el tesoro.

Si Venecia paga 12+2=14 ducados para disolver un de las tropas de Austria, tiene éxito seguro, aunque Austria use los 2 ducados como contra soborno, ¿me equivoco?

Aunque, si yo fuera a hacerlo, esperaría a Verano, a ver si la peste hace el trabajo gratis.

 No. Los contrasobornos tienen que gastarse en multiplos de 3d, con lo que 12d serian suficientes para asegurarse de desbandar una unidad enemiga si el contrario solo tiene 2 ducados.

A Lorenzo de Medici,

Compañero, debo mostraros mi gran consternación cuando, tras haber accedido a no mover mis tropas a Bolonia y cederosla a vos, decidís avanzar infructuosamente hacia Pisa.

No quiero pensar que urdisteis un engaño para impedirme arrebatarle un territorio al traidor de Pío III pero vuestra decisión solo nos ha perjudicado a ambos, dejandoos a merced del ansia papal.

A Federico III,

Veo que vuestra falta de respuesta, pese a saber con certeza que mi mensajero os entregó la misiva, solo era vuestra forma de traicionar la paz que manteníamos pues habéis decidido activamente atacar a la flota veneciana.

Cuando el buen Alfonso de Nápoles me avisó que era inminente un ataque por vuestra parte, quise creer que era una mala interpretación por su parte o incluso que se trataba de una estratagema para enfrentarnos.

Tristemente no hacía falta estratagema alguna, ya os bastabais vosotros solos para ello...

A Alfonso I de Nápoles,

Estimado Alfonso, no puedo mas que agradeceros vuestro certero aviso sobre la traición austriaca ya que, pese a que no había forma de repelerle, sí me sirvio vuestra advertencia para preparar una retirada estratégica.

Debo meditar los gastos que afrontará beneficia antes de preparar la siguiente ofensiva pero ahora mismo mi preocupación se centra en el papado y en los austriacos más que en el turco, pues ambas potencias han demostrado ser más rastreras y traidoras que el sarraceno.

Tan pronto tenga decidido la inversión del tesoro veneciano, os informaré de nuestras intenciones de forma que no nos estorbemos o incluso podamos beneficarnos.

A Francesco I Sforza,

Entiendo que vuestra posición puede dificil al veros rodeado de territorios venecianos y austricos y entiendo que habéis mantendio la paz con ambas potencias hasta ahora.

Venecia quieres seguir manteniendo esa paz aunque Austria, con su traidor ataque a nuestra flota, ha dejado claro que prefiere un comportamiento rastrero e innoble.

Por tanto, os seguimos ofreciendo la paz y la comunicación de forma que no nos estorbemos y nos beneficiemos mutuamente si es posible.

A René d'Anjou,

Os escribo esta misiva porquenos llegan las noticias que mantenéis una situación complicada en vuestro lado del mediterrane y, pese a no poder prestaros asistencia material, si queremos deciros que os tenemos en nuestras oraciones.

Sé que la lejanía y las obligaciones hacen que pasen los meses sin ser capaces muchas de sacar el tiempo para mandarnos unas líneas pero no quería dejar acabar este año sin mostraros mis respetos.

Atentamente,

Francesco Foscari
Dux

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva como respuesta a la previa remitida por el dux Francesco Foscari

Entendemos, por vuestra carta, que nos tomáis por idiotas. Repetidas veces os avisamos que nuestra ambición era Croacia, y que tomaríamos dicha provincia. Repetidas veces, igualemente, os ofrecimos tratos para evitar un conflicto cuando, como bien sabíais, porque repetidas veces os lo habíamos dicho, dicho movimiento nos era imprescindible.

Entendemos que todo ha sido alguna burda estratagema, tal vez conciabulados con el sultán, para expulsarnos y estrangularnos impidiéndonos todo avance. A pesar de vuestra falta de lealtad, representada en vuestro movimiento del último verano, seguimos sin desear una guerra entre ambos. 

Pero no seremos en modo alguno un invitado de piedra, una potencia menor, deseoso de no ofenderos. Sabíais nuestros deseos, sabíais que no íbamos a entrar en vuestros territorios natales, teníais diversas propuestas a las que preferistéis hacer oidos sordos con la esperanza que, ante vuestra entrada por la vía de hecho en Croacia, íbamos a replegarnos, como un perro humillado.

No será.

Volvemos, nuevamente, a ofreceros nuestra mano y cooperación. A pesar de todo, no hemos entrado en vuestros territorios natales, lo que dada la epidemia que os azotó, fácil hubiera sido. A pesar de todo, no deseamos guerra con Venecia.

Todo lo que os hemos dicho en cada uno de mis mensajes era cierto, lamentablemente, a nuestra sinceridad, habéis respondido con un movimiento que solo buscaba nuestra ruína, y que ha tenido la única respuesta posible.

Avisamos: reclamaremos Croacia. Preferistéis oponeros a nos. Esperamos que tras este desencuentro, desde la igualdad, ambos podamos tratar como los iguales que somos.

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva a Su Majestad Carlos, rey de Francia, representado por su leal siervo, René d'Anjou, Conde de Provenza.

Hacemos lo que debemos hacer. Os dijimos que respetaríamos vuestras fronteras, y lo hacemos. Os dijimos que pactaríamos con vos el estatus de Turin, y no hemos tomado la ciudad, precisamente en espera que ambos podamos acordar un pacto provechoso a ambas partes que involucre Turin y apoyos e intenciones comunes. Sin embargo, sí queremos recordaros que vuestra expansión, incluso ahora, es menos azarosa, más favorable, que la que nosotros tenemos, atrapados por tantos enemigos.

Precisamente esa última aseveración es la que nos hace imposible iniciar un conflicto contra Milán, conflicto que no deseamos... aunque reconocemos que el incumplimiento de Milán de su promesa, manteniendo su tropa en Milán, nos causa no poco congoja. En cuanto al sur, nuestro movimiento, nos tememos, nos ha hecho enfrentarnos a Venecia. Esperamos que comprenda que tenemos causas comunes, pero tanto queremos vuestra amistad, y respetar nuestras palabras, que preferimos enfrentarnos a la mayor de las potencias antes que combatir contra vos.

Sabéis nuestro interés por la ciudad de Turin, y nuestros motivos. Quedamos a la espera de saber si alguna propuesta pudiera lograr que tal interés fuera fructífero, y visto con agrado por nuestros aliados franceses.

Que el Altísimo os guarde.

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva al duque y principal entre los condottieros de Milan, a Francesco I Sforza.

Hace pocas misivas nos indicábais vuestra satisfacción por sabernos hombre de palabra, al cumplir nuestra promesa de dejar un único ejército defendiendo nuestras mutuas fronteras. Sin embargo, ¿donde deja esa misma afirmación la presencia de dos de vuestros ejércitos en nuestra mutua frontera lo que supone una clara amenaza a nuestros intereses y tierras?

Como habéis comprobado, finalmente, nos hemos visto obligados a actuar contra la torticera maniobra veneciana, de tomar por la vía del hecho la ciudad de Croacia, a pesar de conocer nuestra necesidad de tales tierras y nuestro irrenunciable derecho sobre las mismas. Eso, sin duda, tendrá repercusiones.

Por eso, y ahora más que nunca, nos vemos en la obligación de preguntaros, abiertamente, si pensáis cumplir la promesa que ambos nos dimos y, tal como yo he hecho, dejar un sólo ejército en la frontera común. De ser así, nos esperamos que este invierno vuestras tropas se concentren tan sólo en uno de las provincias fronterizas: bien Como, bien Milán, bien Trento.

Del mismo modo esperamos poder hablar de intereses comunes en el supuesto de actuaciones belicosas de nuestro veneciano vecino.

Que el Altísimo os guarde y quedo a la espera de vuestras noticias.

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva al príncipe de Florencia, patrón de las artes, estadista y filósofo, Lorenzo de Medici

Nos hemos escuchado vuestra petición de ayuda... pero lamentablemente la distancia entre las fronteras de uno y otro hacen imposible, igual que la enemistad, que la amistad sea algo más que una mera declaración de intenciones. Permitidme, sin embargo, daros lo único que me es permitido: consejo y simpatía. Dados de forma gratuita, y sólo porque no es mi deseo ver caer a vuestras tierras en manos ajenas.

Nuestros informadores me señalan que vuestras arcas no están vacías. Si os fijáis, la creación de nuevos ejércitos, e incluso algún soborno bien realizado, podría solventar muchos problemas para vos.

Que el Altísmo os guarde y proteja en vuestra hora de necesidad.

Estimado Francesco,

Creo que hubo un malentendido, pues mi misiva anterior era en realidad una declaración de que teníais el camino libre a bolonia si así lo deseabais. Es cierto que en principio pensé en actuar impulsivamente atacando a las tropas papales, pero luego me di cuenta de que mis menguados recursos quedarían demasiado expuestos y decidí adoptar decisiones más defensivas.

En cualquier caso, si algo os debe quedar claro es que vos siempre habéis sido franco conmigo y respetado vuestra palabra, no así Pío, que a día de hoy es claramente, mi peor enemigo.

Os sigo teniendo como un aliado y de igual modo querría que me vierais a mi y a Florencia.

Atentamente,

Lorenzo

Sacro Emperador,
En primer lugar perdone mi brevedad pero me hayo de viaje y es complicado dictar en una carroza móvil.
Quédese con Turín. Entiendo que la necesitará si quiere entrar en conflicto con Venecia.
Sólo espero que cuando Milán tome Génova, el año que viene, me ayude contra él antes de que tengamos una (otra en su caso) gran potencia pegada.