La neblina condensa en mis ropas y en mi pelo, humedeciéndolo. También veo las gotas en Cornel, aunque me planteo si serán de sudor.Se ha parado y está visiblemente nervioso. He de admitir que yo tampoco estoy tranquilo. Estoy acostumbrado a ver lobos, pero desde bastante más lejo, y lo normal es correr en dirección contraria a la suya. Porque puede que se trate de animales normales, pero nunca puedes estar seguro si entre esos "perros" no se encontrará algún licántropo. Por el momento me fiaré de mi instinto.
-Cornel, tranquilo.- comienzo a decir en voz baja pero sin mostrar ningún tipo de alteración en mi tiono.- Lo que has oido son pisadas de lobos, pero tranquilo, sólo son lobos normales y corrientes.- en realidad ni yo estoy seguro de eso, pero espero que así sea por nuestro bien...- He contado seis. Tres a un lado de la carretera y otros tres a otro. Los lobos cazan en manadas, y es posible que nos estén olisqueando por si somos una buena cena. En cualquier caso no debemos mostrar debilidad, ni miedo y tampoco debemos separarnos. Sigue avanzando a este ritmo y tranquilízate. Esas bestias pueden olfatear el miedo. Sigamos así, y atento.- termino diciendo. Espero que se tranquilice y que no cometa ninguna estupidez. Con un poco de suerte esas bestias comprenderán que no somos un bocado fácil y nos dejarán en paz. Con mala suerte...
Por si acaso muevo lentamente mi mano izquierda hacia mi pecho donde tengo la bandana en la que llevo mis cuchillos arrojadizos. Cojo uno de ellos. Son pequeños, y no pueden causar heridas muy graves, pero son muy útiles para pillar por sorpresa a enemigos, herir en puntos claves que te den ventaja, como las piernas, las manos o los ojos, y en otros casos simplemente para crear la distracción necesaria para escapar. Espero no tener que utilizarlos.
Los lobos...eran simplemente eso. Y Vilhelm lo había comprendido. él, a diferencia de Cornel, que aún se mostraba nervioso tras asentir y confiar en el gangrel, supo respetar la naturaleza, y continuar sin retarla. El bosque había sido su hogar durante bastante tiempo, el suficiente como para que una parte de él estuviese en comunión con su esencia. Por esta vez, pasarían de largo, no sin que antes el líder de aquella manada pasase muy cerca del camino, casi tanto como para que los caballos temiesen, agachando su hocico, igual que si fuera una reverencia. Vilhelm era inofensivo para la naturaleza...y era el hombre el que había renegado de ella, si Cornel hubiese estado solo posiblemente sólo restase su armadura ensangrentada en el camino...
Pronto llegó hasta un gran claro donde la niebla de alzaba a lo alto del cielo, y era tan grisacea, que parecía simular la luz de un día nublado. Los caballos pastaban en el horizonte próximo, y casi cincuenta hombres se dividían en grupos de cuatro o cinco a lo largo de hogueras. Era casi un ejército. Esperaban a Vilhelm.
Afilaban sus armas, aferraban sus lanzas, o aprovechaban para descansar de la constante guardia. Un perímetro controlaba que ninguna alimaña o enemigo se acercase.
Cornel miró a Vilhelm aún sobre su montura y le sonrió.
- Si hay algo que pueda hacer por ti, sólo dimelo. Cuando salga el sol emprenderemos la marcha. Cuando creas que es el momento te guiaré hasta tu lugar de descanso.
Puedes pedirle lo que creas que puedes necesitar a Cornel, por ejemplo alimentarte, o lo que se te pueda ocurrir, antes de partir. También tienes libertad para acercarte a cualquiera de los soldados (o mercenarios) que hay allí para cualquier fin.
Por fin llegamos al encuentro del resto de los hombres que el amo de Cornel había enviado para escoltarme. No me había mentido. Se trata de una gran cantidad de hombres armados, de hecho hasta me cuesta hacer una estimación de su número exacto. Calculo unos 50 o más, lo cual ya es una burrada de escolta incluso para un noble. En mis años de mercenario el máximo número de hombres que se contrataron para un trabajo fueron 10. El caso no es comparable, pero con este número las probabilidades de que nos ataquen bandidos es casi nula.
-Vaya.- digo intentando ocultar mi impresión.- Esto es casi un ejército. Aunque me lo habías dicho no me esperaba tanta escolta. Está claro que no tengo por qué preocuparme.- ese despliegue de fuerza me intimidaba un poco. Siempre he confiado en mis habilidades, pero tras ver esto, estoy seguro de que el amo de Cornel me habría llevado a Budapest a la fuerza si hubiera querido. Empiezo a entender la captura de Bergen. Está claro que ese bastardo no sabe ni con quién no debe meterse...
-Bueno, pues ahora que lo dices lo primero que me gustaría hacer es alimentarme...ya sabes. Llevo ya varios días sin hacerlo y comienzo a sentir como mi garganta me arde...- por lo que he visto probablemente no tendría ni que darle explicaciones. Si quiero alimentarme simplemente por placer estoy seguro de que también me lo permitirían. Pero bueno tampoco quiero parecer un invitado descortés y menos después de ver a mi escolta.
- Claro, como no. Desde ahora nos aseguraremos de suplir su necesidad de parar para ese tipo de asuntos.
Siempre que lo desee puede buscarme para llevar a cabo .....el hecho...- Puede que Cornel supiese lo suficiente de la naturaleza cainita como para ofrecerle lo que necesitara, sin embargo, seguía pareciendole algo lejos de su propia necesidad.
añadió con ciertas reservas - Le aconsejo que respecto a esos temas sea...cauto y no permita que más gente oiga o vea nada al respecto.
Y una vez puntualizadós los hechos alzó la diestra y señaló con el guantelete un carruaje en concreto. Había almenos tres en todo el contingente a la vista, y seguramente más, pero no de ese tipo, todos cubiertos y de aspecto más robusto, como el que usan los nobles. Resultaba...llamativo.
- Vaya dentro de aquel. - Le indicó con seguridad.
- Acomodate dentro, y preparase para el viaje. Tendrá lo que ha pedido en un momento.
Y lo miró preguntandose si lo había entendido, si así era Cornel prepararía a alguien para que subiese con Vilhelm al carruaje, y allí podría dar cuenta de él. No vio oportuno especificarle que sería apropiado que no matase a ninguno de los que eran enviados de aquella forma, aunque sin duda...era algo que sólo estaba bajo el límite de sus decisiones y autocontrol.
Bien, si accedes a ir al carruaje, te enviarán a un chico joven, fuerte y sano, que sirve junto a los demás como soldado, sabe lo que eres y está dispuesto a que bebas de su sangre. Llevará el brazo izquierdo descubierto para que tomes cuanto necesites, aunque se revelará si tratar de acabar con él (puedes interpretarlo o simplemente especificarme si lo matas o bebes lo menos posible en esta ocasión)
Dará comienzo el viaje, asique si quieres decirle algo a Cornel es el momento. (o a cualquier otro, como por ejemplo hablar con el chico que te servirá de alimento cuando lo pidas por el momento) (luego harán cambios, y será otro chico, para que el otro no enferme si lo dejas con vida)
Tienes libertad para decir cualquier cosa que creas que haces durante el viaje, cualquier especificación (siempre y cuando no varie la ruta marcada, aunque puedes intentarlo si es tu deseo), no encontrarás ningún tipo de resistencia ni emboscada, y los descansos, aunque poco comunes los harán por las noches 8por lo que habrás podido moverte con cierta libertad) Si necesitas algún dato del viaje, dímelo.
Si no te interesa hacer nada (puede ser) simplemente dimelo y pasamos a tu llegada a Budapest.
PD: El carruaje permite ver a través de los cristales aumados, no obstante, tiene un falso fondo, donde puedes adentrarte cómodamente para descansar durante el día, en ese lugar no llega ni un solo rayo de luz, por lo que aunque encerrado estarás completamente seguro.
-No te preocupes Cornel, ya estoy más que acostumbrado a ser discreto con estos temas.- esa parte del viaje no me iba a costar nada. De entre todas las enseñanzas de mi Sire, la de alimentarme era la más importante. Siempre existe el riesgo de que alguien te pille, o que no puedas controlar tus propios instintos, pero intentaré que nada de eso ocurra al menos durante el viaje. No me gustaría encontrarme rodeado de 50 hombres cabreados. Además, también estoy acostumbrado a intentar no matar a nadie de quién me alimento.
-Bueno, hoy creo que me quedaré dentro de mi "carruaje". No es desconfianza pero como comprenderás tengo que comprobar que no entra ni un sólo rayo de luz en mi habitáculo, aunque sea sólo para asegurar. Las demás noche cabalgaré junto a vosotros. Me conozco y no creo que aguante allí dentro mucho tiempo.- y con eso me despido y entro a mi transporte para alimentarme. A cualquier otro probablemente le habría ecantado que lo llevaran como un rey metido en esa caja avanzando sin tener que mover un dedo, pero yo no estoy acostumbrado a ese trato. Además, prefiero cabalgar.
Pues no pretendo hacer nada durante el viaje xD. ¿Para qué me voy a rebelar? Mientras ninguno de ellos me toque las narices nop pasará nada.
-Continuamos en Buda-Pest-