Partida Rol por web

Mareas Oscuras - Crónicas de Transilvania I

Irlanda, Acto I: La Convocatoria

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21/11/2010, 11:08
Fianna Ní Chonaill

Acepto la reluciente daga con una reverencia de respecto y conformidad con las órdenes recibidas. Necesitaré un símbolo de Lord Héctor para que todos crean mis palabras y ésta arma será decisiva para tal menester.
Sin más dilación, me giro en redondo y en cuanto el guardia soñoliento llega para acompañarme doy las primeras órdenes: que reúna a todos los hombres, estén de guardia o no, y empiecen a distribuirse y prepararse para el asedio inminente.

Tras esto regreso hasta la posada del pueblo en la que dejé a Diego y le explico lo sucedido precipitadamente debido a la falta de tiempo. Confío en él así que dejo que se encargue de reunir a los aldeanos de esa zona para conducirlos al interior de las murallas mientras yo regreso a ellas y busco un par de herrererías en las que doy la orden de tallar las puntas de flecha.

A esas alturas el pueblo ya está bastante nervioso y revolucionado. Algunos se encierran en sus casas pero desde luego ya no hay nadie durmiendo así que asciendo hasta uno de los muros para explicarles la situación desde ahí: luchar por su patria y sus vidas o abandonar y probablemente morir como perros. El discurso no es demasiado diferente al dado a Lord Héctor así que espero convencer al menos a unos cuantos a los que se les facilitan armas.

Cuando las antorchas ya empiezan a rodear toda la ciudad, preparamos varias piras con fuego y los aldeanos menos dados al combate se encargan de los grandes barriles de aceite que lanzaremos desde las alturas. Llega la hora.

 

Notas de juego

Me quedo con la 2a opción, si no será interminable

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22/11/2010, 02:55
Director

  Cuando el silencio se hizo palpable en el ambiente, cuando la respiración y la duda son evidentes a su alrededor, los guerreros saben que el momento está temprano, que la batalla pronto dará lugar. Habían dispuesto aceite a lo largo de la muralla y las empalizadas, cada hombre, cada joven capaz de empuñar un arma, se encontraba aquella noche allí. Acongojados los ancianos alientan a los que no han tenido la oportunidad de vivir tantos inviernos. La brisa atraviesa los bosques como un susurro, zarandeando los cabellos de Fianna, al frente, habiendo animado a sus particulares tropas.

 Diego alza la espada, demuestra allí la que bien parece su eterna lealtad por las causas que guían a la Brujah. Lord héctor hace aparición antes del inminente ataque, los arqueros cargan haciendo evidente la tensión en las cuerdas de sus arcos. Los jinetes tranquilizan a sus monturas, pero todo alzan el mentón sin arrepentimiento.

 ¡No hay lugar para el miedo! ¡No hay lugar para las dudas! ¡Los extranjeros luchan! ¿¡Por qué no lucharán aquellos que trabajan, que viven y han de morir, en estas tierras!?

 Un grito ensordecedor ante el aviso. El pulso de los arqueros menos experimentados tiembla. Fianna Ni Chonaill y Lord Héctor aguardan...como lo hace un lobo antes de avalanzarse contra su presa junto con toda una manada. Irónico simil para el ejército de tinieblas que se precvipitaba ante ellos.

 ¡Antorchas! No todos pueden ver en la oscuridad. Llueven flechas y cuando los arietes golpean las puertas, se crea un muro de fuego. Condenados y humanos corren hacia el bosque ardiendo como antorchas, como estrellas fugaces en una noche sin luna. ¡Muerte! Así apodan a la jinete que rebana el cuello de los invasores. Se han abierto paso. Un gigantesco hombre lobo salta sobre su caballo, ruedan enzarzados y Fianna se lo quita de encima de un puntapie. Dos acertadas flechas impactan en su costado, Diego cubre sus espaldas...el Garou deja de prestarle un momento atención a la Brujah, suficiente para que salte contra él tirandolo al suelo, golpeando con sus puños su mandibula lupina, haciendo que brote la sangre y se desencaje, después, sujetando su voluminoso cuerpo tan solo con la fuerza de sus piernas, cerrandolas ante él, le ensarta su espada. ¡Aún se mueve! ¡Está vivo!

 Diego da un paso atrás, mira a los lados cubriendo su posición, desenvaina su espada y frena en seco con la empuñadura a uno de los hombres de armas de las aldeas invasoras. Fianna abandona su espada unos instantes en el interior de las fauces del licántropo, toma la daga de Lord Héctor, la misma que sirvió para reclutar un ejército, y la clava en su pecho, lo abre en canal con dificultad, aprieta los colmillos con fuerza, y la sangre baña su rostro frenético, sus ojos se enturbían en carmesí, y sólo los gritos de su fiel escudero logran calmarla. Cuando es consciente de que puede mantener a raya la bestia de su interior, ve, en su diestra, el corazón de aquella que luchaba contra ella. Y se alza, gritando, mostrandosela a su enemigo.

 El pavor apresa como una trampa para osos a amigos y enemigos, y dos vástagos se anteponen a aquel hecho con una fuerza de voluntad férrea...avanzan cabizbajos, malheridos hacia ella. Reconoce sus rostros, uno de ellos alza la diestra, y de ella brotan llamas. ¡Brujería! Gritan los pobres aldeanos a los que abrasa con su toque ígneo.

 Pero la batalla no ha terminado, el patio casi ha sido tomado por completo, es el momento decisivo. Un cainita golpea al rey, y Fianna acude para defenderlo. Diego previene que lleguen más a aquella posición.

  - Tienes suerte de que Patricia de Bollingbroke no haya venido en persona, ramera impía.

 Musita el mismo que se había transformado en lobo y les había perseguido durante su llegada. Un gangrel de los bosques, sus garras enormes son visibles, y gotean la sangre de Lord Héctor que ahora se sujeta el costado, inclinado y con expresión de dolor. Aún empuña una espada, pero no está en condiciones de luchar, no contra dos hijos de Caín.

  Diego corre evitando las llamaradas del Tremere, que se centra en él como un gato en busca de un ratón. Amenaza con matarlo, o algo peor, el escudero sube a la empalizada, y manteniendo el equilibrio trata de poner obstáculos en su aparente huída. Sólo gana tiempo...mientras busca una posición adecuada para flechearlo.

 El gangrel se lanza contra Fianna, ignorando a Lord Héctor, y ésta lo defiende con fuerza inusitada. Detiene sus garras aferrando sus brazos por las muñecas, y un reto de fuerza tiene lugar. La mujer podría conseguirlo, si había alguna que pudiese, sería ella...pero el "chucho" era demasiado robusto, sus ojos, como los de un lobo, se clavan en los de la Brujah...y es cuando aprovecha para confundirle. Una sensación extraña lo inhunda...¿Es posible que sienta compasión?

 Suficiente distracción para que haga descender sus brazos y los huesos se partan, patea su abdomen, desenvaina su espada y la cabeza rueda mientras su cuerpo se convierte en llamas y ceniza.

 El tremere ahora retrocede, y las flechas lo siguen con el silbido del aire partiendose a su paso, Diego no está tirando a matar, lanzas flechas para desviar la trayectoria de su carrera, da la vuelta, se intenta zafar de ellas, y Fianna se mueve a una velocidad sobrehumana.

 Aquel brujo usurpador separa los labios en una expresión de asombro, ahora el peso de su cuerpo muerto reposa sobre el hombro de Fianna, y su espada lo atraviesa de un lado al otro habiendo partido en dos su corazón. En una orgía de sangre, la hoja de desliza lentamente...y todo termina...

  Y con aquel cainita oportunista, los humanos que quedan vivos corren hacia el bosque, y las flechas en ardiente fuego los persiguen como el aliento de un dragón que desea alimentarse de su cuerpo...

  Todo termina, y Lord Héctor avanza hacia Fianna a duras penas....

  Sobrevivirá...todo Cork lo hará...aunque el suelo esté cubierto por una alfombra de cuerpos conocidos...

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22/11/2010, 03:45
Director

 La victoria fue contundente, y aunque muchos habían muerto habían quedado supervivientes, la verdadera esencia de Cork, sus gentes. Se dispuso atención para el rey Héctor, y para los héroes de aquella gran batalla. Fianna tuvo unos aposentos en Cork que pudo utilizar durante días. Las historias sobre su valía y destreza en combate se contaron en toda Inglaterra durante los siguientes cinco años, y seguro que lo seguían haciendo durante décanas. En la historia jamás se hablaría del reto real que enfrento, de los vástagos o los garou que había derrotado, sino que fueron humanos, decenas de ellos que se avalanzaban sobre ella. Y donde debería aparecer la mención de un gran hombre lobo de más de dos metros con la fuerza de más de diez hombres, se mencionaban veinte humanos con sus espadas y sus lanzas.

 Lord Héctor cuidó bien de aquella tierra, y Fianna se había ganado un aliado para la eternidad. Estaba en deuda con ella y sería bien recibida allí si buscaba refugio o simple descanso. Los aldeanos reconocerían su rostro, y aunque no terminarían las guerras, comparado con aquella batalla de una sola noche, lo demás sólo fueron escaramuzas sin importancia. Desde aquel momento los aldeanos se alzaron en armas contra el invasor, y se hizo tradición aprender a defenderse con la espada o el arco. El ejército de Cork creció, y pronto se hicieron de temer las milicias que defendían aquellas empalizadas de madera y piedra.

  En una de sus visitas mientras hacía encargos para Lord Héctor y otros señores del lugar, el rey se alegró de poder servirla en una cosa más...alguien le había pedido encarecidamente que entregase un mensaje, y Héctor, así lo hizo.

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22/11/2010, 03:58
Lord Héctor

Irlanda, Invierno de 1197 - Fortaleza de Cork

 - Resultará extraño...pero hoy hará cuatro años desde aquella vez.

 Lord Héctor se refería, sin ninguna duda a los acontecimientos que tuvieron lugar en el invierno de 1193 de Nuestro Señor. Aquel día, en aquella misma sala, quedarían grabados por mucho tiempo en la memoria del príncipe cainita. Su rostro era muy diferente al de entonces, en apariencia física no había cambiado, tampoco el de Fianna, sin embargo...aquel día mantenía siempre una sonrisa afable, una atenciones por encima de todo agradecimiento. Había más que admiración para con la figura de Ni Chonaill. Rey y Heroina volvían a encontrarse, y en esta ocasión lo hacían poco menos que como iguales.

  Se acercó a ella, la miró a los ojos y emitió un suspiro quedo, un quejido inaudible de satisfacción y melancolía.

 - Espero que sepas disculpar que variase los hechos que se habrían de contar después de tus actos. Os aseguro que son muchos los cainitas que conocen lo veraz de la historia, y muchos los que vienen a preguntarme sobre vos.

 Suelo ser discreto, y no tengo por costumbre revelar vuestra posición. Aunque reconozco que muchas veces nisiquiera se si podría saber por donde empezar a buscaros. Es una suerte que esteis aquí.

 Ésta, fue una petición diferente.

 Tengo entendido que...conoceis a Lord Nicholas. ¿No es así?

 - Oh - Se dio cuenta de que aún no le había entregado la correspondencia, sólo entonces le tendió, tras buscarlos bajo su armadura militar, dos pequeños sobres, uno de ellos evidentemente más ajado y deteriorado que el otro, pulcro y tan blanco como podría imaginarse ese color.

 - Ambas llegaron ayer, una con un mensajero de Lord nicholas, y la otra con un mensajero extranjero, esta esperando en la posada, dice que facilitará vuestro viaje si tomais una decisión. Nicholas sabía de la otra carta, y ha dispuesto que le presteis toda vuestra atención -  Se aclaró la voz, con confianza, no parecía guardar el protocolo expresamente ante ella, como si se tratase de su propia hija, o de una hermana en el campo de batalla.

 - Creo que...una de ellas es del mismísimo Mithras.

 algo que le causaba curiosidad, pero no tanta como para entrometerse. Le tendió los sobres y aguardó a que los tomara, leerlos allí o irse a otro lugar más intimo, quizás con su escudero, que aguardaba fuera de la sala del trono con impaciencia, era su decisión. Hacía tiempo que tenía libre capacidad de actuación por todo Cork.

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23/11/2010, 20:26
Fianna Ní Chonaill

Cork me recuerda aquella épica batalla en la que por poco perdemos todos la vida. Pero en realidad así son las guerras, uno de los bandos tiene que quedar reducido a cenizas y despojos y por suerte no fue el nuestro.
Me alegró enormemente devolverle la seguridad y la decisión tanto a su regente como a los aldeanos y me siento orgullosa cada vez que piso estas tierras del cambio que están llevando a cabo y del hecho de que ahora empiezan a ser incluso temidos y respetados. Sin duda es lo que merecían.

Saludo con una sonrisa cortés a aquellos que todavía alcanzan a reconocerme, supongo que es algo bastante fácil dado que no hay muchas mujeres que combatan y menos con tanta fiereza como yo pero no puedo evitarlo. Si mi forma de ser ya es brusca de por sí en combate puedo convertirme en bestia. Sólo espero que nunca acabe poseyéndome del todo.

Una vez en la pequeña y humilde corte de Lord Héctor le saludo con una reverencia a pesar de que insista en que no es necesario. Si se ha ganado mi respeto no me avergonzaría si quiera arrodillarme frente él.
-Me muevo como el viento, si me quedara demasiado tiempo en un sólo lugar me apagaría como una vela. Pero siempre tendré claro cuál es mi Tierra- es la única pista que puedo darle en cuanto a mi paradero más habitual aunque sin duda Irlanda es lo suficientemente amplia como para que siga siendo una tarea difícil.

-¿Lord Nicholas?- repito un tanto sorprendida ante su mención, algo que no esperaba -He compartido pocas palabras con él pero se podría decir que le conozco un poco- respondo con sinceridad antes de recibir los sobres y contemplarnos con curiosidad unos segundos mientras Héctor explica su procedencia.

-Si es cierto lo que decís debe de ser algo muy importante o grave. Os prometo que os lo haré saber si concierne en lo más mínimo a vuestras tierras- aseguro para tranquilizarle un poco aunque sin darle el placer de leerlas en esa sala.

No es que no confíe en él, se ha ganado mi lealtad, pero prefiero atender estas notas tan importantes junto a Diego en un lugar más discreto y por eso me retiro con una nueva reverencia hasta la sala del trono para encontrarme con él y buscar un lugar adecuado. Quizá la biblioteca o cualquier capilla.

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24/11/2010, 02:49
Director

 Sin ánimo de entretenerla Lord Héctor la dejó marchar no sin agradecerle su preocupación y consideración. Era un hombre ocupado y jamás tan combativo con aquellos que amenazaban su posición y sus tierras. Había habido muchas mejoras en Cork aunque la sangre, la muerte y el sufrimiento seguían siendo el pan de cada día para aquellos aldeanos guerreros que hacía no tanto habían demostrado su valor. Aquellas hazañas marcarían no sólo a aquellas generaciones, sino a las que habrían de venir. Podían defenderse, podían luchar.

  Diego se encontraba caminando de un lado para otro en la soledad bajo la atenta mirada de los guardias de la fortaleza, no porque le considerasen sospechoso sino por ser la única novedad en horas. Recibió a Fianna en silencio, y entendió raudo la situación. Encontrar un buen lugar para la intimidad no fue dificil, en la biblioteca personal de Lord héctor no había absolutamente nadie pues sólo él la visitaba y de muy de vez en cuando, la gran mayoría de personas allí desconocían el arte de leer o de escribir.

 La primera de las cartas, en efecto, tenía el sello de Lord Mithras, que conocía bien por su pasado, aunque nuevamente el destino impedía verlo en persona, como si su paranoia hubiese aumentado con los años a medida que Fianna crecía en fama y poder.

 La segunda tenía el sello de un dragón bastante extraño y sobretodo exótico, era la carta del aliado de Mithras y en ella se refería al sire de Fianna como un aliado en el pasado:

 Diego permanecía espectante para saber de que se trataba pero manteniendose timidamente al margen, en realidad le daba igual a donde tuviesen que ir o lo que debiesen hacer, fuera lo que fuera, y donde fuera...él seguiría a Fianna.

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24/11/2010, 20:27
Fianna Ní Chonaill

-Debe ser rematadamente importante para ser de Mithras y la verdad es que no creo que eso sea bueno. No suele ponerse en contacto con nadie a menos que necesite favores o encargos "delicados"- espero que con eso baste para hacerle recordar a Diego lo sucedido en Galtre, algo de lo que hemos hablado en contadas ocasiones ya que ninguno de los dos disfrutó demasiado de ello.

Tras abrir el primer sobre leo ceñuda la carta y tras finalizar se la resumo a mi leal acompañante tendiéndosela por si la quiere leer él mismo. La verdad es que yo soy algo lenta con esa tarea pero me siento orgullosa de poder llevarla a cabo sea de la manera que sea.

Después leo la segunda carta y me quedo todavía más intrigada e inquieta. ¿Aliado e incluso amigo de Aidan? Quizá incluso le conocía, aunque fuera sólo de vista, pero comprendía que ambos fueran precavidos en sus letras y decidieran no escribir nombres, lo cual no restaba peligrosidad al día y lugar del encuentro.

-Probablemente el mensajero pueda decirnos algo más al respecto, será mejor que hablemos con él, está en la posada- explico a Diego algo impaciente. Él tiene una lejana idea de lo importante que fue mi Sire para mí y supongo que puede entenderlo porque también sentía una férrea admiración por Gabriel. Aunque sin duda es un sentimiento que no puede compararse con el amor pero aún así...

Le tiendo la segunda carta por si quiere echarle un vistazo y tomo la iniciativa de abandonar la torre y sus murallas a paso ligero para llegar hasta la posada pero en realidad ya sé que aceptaré incluso sin hablar con nuestro guía pero no obligaré a Diego a acompañarme. Ya es mayor y ha aprendido mucho, es el momento de que tome sus propias decisiones.

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25/11/2010, 20:32
Director

 La posada se había vuelto un lugar mucho más animado y Diego, que solía esperar allí, podía dar fe de ello. Había trobadores allí, música y cerveza...el mensajero se tomaba una, y aunque el escudero de Fianna había estado en silencio desde que leyó las misivas recibidas no se negó la oportunidad de compartir un trago con aquel hombre del extranjero. Tenía un acento raro, y una cara de pocos amigos propia de los hombres que han vivido muchos años de guerra y pocos con el cuidado de una buena mujer. Tenía bigote, y en la barba se deslizaban algunas gotas de aquel néctar tan apreciado.

  Cuando Fianna le informase de quien era y le mostrase la carta su rostro variaría y sería mucho más afable. Podía costar entenderle incluso cuando hablaba inglés.

 - ¡Perro que alivio! - Hablaba de forma ruidosa a pesar de que se esforzaba por no llamar la atención de los ciudadanos que bebían allí, si no fuera por él, sería por Fianna, pronto hubo un brindis en su nombre.

 - He de suponerr que tu prresencia aquí son buenas noticias parra mi.

 No le permitiría hablar...aunque no parecía tan maleducado.

 - Tengo prreparrado el carruaje, y mis hombrres esperran a menos de una milla de nuestrra posición. Un barrco nos llevarrá al continente y allí emprrenderremos el verdaderro viaje.

 Tenemos que aprresurrarnos si quiere llegar a tiempo.

 y puede que si no fuera así a él le cortasen la cabeza, quizás por eso estaba tan sumamente motivado como para no dejar que preguntase o dijese nada. Cuando terminó de decirlo todo, alzó la cerveza y sonrió mostrandole dientes completamente separados pero bastante limpios.

 - ¡Ningún prrrrrrooblema!

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27/11/2010, 13:18
Fianna Ní Chonaill

Tras sentarnos frente al extranjero, mensajero y supuesto guía éste empieza a hablar con un marcado acento de Europa del este que consigue que arquee ambas cejas y tenga que esforzarme en no dejar escapar alguna risa.

-Estamos dispuestos a acompañarle y dejar que nos guíe hasta la ciudad, pero esperábamos que por el camino pudiera contarnos algo más acerca de su Señor y el lugar al que vamos... Seguro que tendremos mucho tiempo para ello- arqueo una ceja y le miro entonces de manera inquisitiva para que comprenda que aunque se lo haya pedido con amabilidad es poco probable que acepte un no por respuesta, aunque no necesite que nos lo explique todo ahora mismo.

Dejo que los hombres terminen sus cervezas y disfruten un poco de un tiempo de esparcimiento que yo también aprovecho para distraerme hasta que el momento llega y los tres nos levantamos de la mesa dejando unas monedas sobre la misma para seguidamente abandonar la taberna, su calor y sus risas.

Nuestro guía va en busca de los caballos en la cuadra y aprovecho ese margen de tiempo para girarme hacia Diego.
-Ha llegado el momento de que tomes tu propia decisión. Ya te has convertido en uno de los mejores guerreros que se podría esperar y no puedes seguir siendo un escudero, debes escoger tu propio camino. A partir de este momento no tienes porque seguirme pero puedes hacerlo hasta que lleguemos al embarcadero para pensarlo bien durante ese trayecto- lo propongo con pesar dado que sé que le echaré de menos pero tengo que ser justa y lo cierto es que ya ha llegado el momento de que acabe de madurar y se independice si así lo desea.

Éste momento tenía que llegar, ya lo habíamos comentado alguna vez, por desgracia no esperaba que tuviera que ser algo tan precipitado pero Budapest está muy lejos y una misión de Mithras es una misión altamente peligrosa.

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27/11/2010, 17:39
Diego

 Diego no podía sino tomarselo con una sonrisa, aunque seguía manteniendo una compostura que sin duda había adquirido del poco carismático y siempre racional Gabriel, afortunadamente también había adquirido otras virtudes de Fianna y en conjunción acababa tratandose de mucho más que un escudero, pero no tenía el miedo que sentía al principio de su camino, aquello había quedado atrás en la torre de Galtre, hace años atrás...

 - Caballero de Mithras. Ese es vuestro título, y el mio, aunque no siempre, el de escudero. Hubo un tiempo, mucho antes de que te conociera, en el que...

 Llevó su diestra hasta la sien y sonrió ampliamente como percatandose de lo mucho que había cambiado.

 - Pensaba que sólo podía estar satisfecho cuando tomase el lugar de aquellos a los que sigo. En los que me reconociesen como un valeroso guerrero y las fuerzas ocultas de este mundo me considerasen como un igual, o incluso un superior.

 Sigo siendo ambicioso, pero ahora sé que eso es lo de menos.

 Lo que de verdad importa es la lealtad. En esta vida sólo tengo mi palabra, y no voy a deshonrarme rompiendola.

 Puede que haya caminos que me conduzcan a la riqueza y el reconocimiento con un título como el de caballero, o noble de unas tierras perdidas en los confines de Irlanda o Inglaterra, pero...¿Crees que después de conoceros estaría dispuesto a sentarme en un trono o ir entre los campesinos con el mentón en alza creyendome más que ellos?

 Vos, mi señora, me habeis inspirado otro modo de ser igualmente grandes, o quizás más. Quiero luchar, y quiero ver mundo, quiero aprender y quiero que cuando llegue mi hora no deba arrepentirme de ninguna de mis decisiones.

 Asique...lo siento, pero no os librareis de mi tan facilmente.

 Asintió convencido mientras bromeaba sobre las verdaderas intenciones de Fianna, la miraba de una forma como la que nadie podría imitar, concentraba sentimientos muy humanos, y como humanos eran confusos y quizás caerentes de cierta coerencia.

 - Si no me ordenais otro cometido os seguiré como escudero. Y si me liberais de mi cargo, entonces espero poder hacerlo como amigo.

 Mi espada estará siempre a vuestro servicio mi señora Ní Chonaill.

 ni una sola parte de Diego deseaba tomar otra decisión, no había dudas en sus palabras y mientras Fienna conservase sus principios y valores allá donde fuera, Diego seguiría siendo leal. Entre ellos ahora existía un vínculo fuerte, mucho más incluso del que existió entre Diegpo y su antiguo caballero. Habían vivido muchas cosas, y el peligro sólo era una razón de más para acompañarla, puede que se las arreglase bien sola, pero siempre era mejor contar con algo de ayuda.

 - Esa es mi decisión.

 La miró a los ojos y esperó, con el corazón en un puño a que Fianna negase o asintiese.

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27/11/2010, 20:38
Fianna Ní Chonaill

En cuanto Diego empieza a razonar y explicar sus motivos para tomar una decisión está más que claro cuál será, pero aún así guardo silencio y le escucho con orgullo e incluso admiración.
Me llena de satisfacción comprobar los factores en los que he llegado a influirle y me alegra que a pesar de ello tenga sus propios principios y manera de ser, mostrándose tan decidido que sería complicado negarle algo en este momento.

-Ciertamente me veo obligada a relevarte del cargo, no quiero que nadie más te denomine como escudero a pesar de que no sea un término inferior a cualquier otro, pero has demostrado ser más noble que la mayoría de los que ostentan ese título y será un placer tenerte a mi lado como amigo y aliado- le dedico una sonrisa afable y entonces me acerco un poco más a él hasta sostenerle ambas manos entre las mías.

-Me alegra mucho tu decisión, la verdad es que te hubiera echado mucho de menos- dicho lo cuál beso su mejilla afectuosamente justo cuando nuestro guía extranjero aparece con las tres monturas.
Suelto entonces las manos de Diego y me pregunto si no me habré precipitado mostrándole parte de mi afecto pero después de tantos años batallando y viajando juntos me temo que era irremediable que tarde o temprano pasara. De hecho si lo pienso fríamente es más extraño que no haya sucedido algo similar antes.

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27/11/2010, 21:12
Director

  Diego jamás podría acostumbrarse a eso, o almenos...eso pensaba, le hizo bajar la guardia, tanto que cuando apareció el extranjero se sonrojó notablemente, y tuvo que sacudir la cabeza como alejando ese sentimiento de ensoñación...podía achacarse a la cercanía de un ser sobrenatural como Fianna, a su misticismo, a lo seductora que resultaba la idea de ir más allá que el contrato que unía a algunos humanos con ellos...pero esque Fianna jamás trató de hacerle sentir diferente, destacaba, pero sólo por ser como era, jamás lo trató como a un simple recipiente.

  Alzó las cejas un par de veces mientras se aclaraba la voz y se alejaba con el caballo unos metros, preparado. Lo Bueno de Fianna es que a pesar de sus riquezas siempre tenía una movilidad francamente buena incluso en las distancias largas, no tenía muchas cosas que llevar y sin embargo siempre sabía transportar lo necesario.

 El mensajero asintió mucho más serio, desviaría su viaje para organizar el equipaje que necesitasen, sería un viaje muy largo y posiblemente se quedasen allí durante un tiempo.

  En el trayecto se convertiría en un confidente poco útil, apenas si conocía a su patrón, decía que era un importante príncipe de Transilvania, y que si iban a verle a Buda-Pest posiblemente fuera por los asuntos que allí acaecían. Había guerra, sino una guerra entre ejércitos, si guerras de influencia. Aquel mensajero resultó ser un antiguo ghoul del patrón, del que nunca reveló su nombre, como si le fuera desconocido. Confesó que Fianna no era la única que acudiría a su llamada, que había contado con otros para lo que quisiera Dios que tenía en mente su Patrón.

 Para él Transilvania era poco menos que un infierno, aunque también, y por otro lado, una tierra de nuevas oportunidades.

 Reconocerá a lo largo del trayecto que es raro que los Brujah sirvan a fines relacionados con los ventrue después de lo sucedido en cartago y le anunció que tuviese cuidado con sus alianzas allí, si lograba forjar alguna, pues la rivalidad entre sendos clanes era titánica y sin posibilidad para el perdón y la paz, o eso parecía pensar.

 Muy pocas veces decía el nombre de alguien, sin embargo relató con cierta delicadeza el conflicto entre un nuevo clan que había surgido hace no demasiadas noches (almenos desde la percepción de un ser eterno como su Patrón), los Tremere, a los que allí llamaban despectivamente los "Usurpadores" y debían su nombre a su máximo representante. Por lo visto decía la sabiduría popular que en la tierra de Transilvania, en su barro, en su arcilla, dormitaba un poder que era desconocido para todos y motivo de culto entre muchos pueblos, les recomendó tanto a fianna como a Diego que no perturbasen la tierra con ningún ritual de sangre, y mientras residiesen allí tratasen aquellas tierras con respeto.

  No hubo problemas durante el viaje, los mares incluso estuvieron, contra todo pronóstico...en calma, y sin embargo, parecería que no iban a llegar a tiempo. Sin duda, tras casi un año de viaje, sin descanso, no podía sino parecer la calma antes de la peor de las tempestades que tendrían que vivir.

Notas de juego

-Continuamos en Buda-Pest-