Partida Rol por web

Mareas Oscuras - Crónicas de Transilvania I

Sube la Marea: Buda-Pest, Acto I

Cargando editor
15/07/2012, 23:21
Diana Von Krauts

De nuevo asentí sin hablar.

Era posible que ese tal Vykos no supiese nada de mi, sin embargo lo dudaba. Cualquiera con un mínimo de contactos y de oidos, y sin duda no le faltaban, sabría de mi y de mis fiestas. De mi voz. Tal vez estuviese deseando escucharla...alrgué el momento hasta estar pasando justo bajo la tela, momento en el que me detuve y lo miré brevemente.

-Será un honor hablar con vos.

Dificilmente podría lograrse una voz tan seductora, y a la par tan "humilde y subordinada".

Sus ojos se han detenido en mí más que en los demás ¿simple curiosidad?

Cargando editor
16/07/2012, 15:44
Leo Firenze

Había un caballo que había llamado mi atención sin duda alguna, roconocí la procedencia del caballo. La cual podría significar varias cosas, era hermoso y esbelto, aunque no el caballo que yo hubiera elegido para viajar grandes distancias.

Caminé detrás de Vykos e Isabella hasta llegar al interior de la tienda, sin duda había cosas que hacer, en ese lugar siempre había algo que hacer. Pero sin duda alguna, estar presente ahí sería tan o más importante que seguir con nuestras tareas.

Una vez en el interior de la tienda esperé pacientemente a que todo siguiera su curso natural, por ahora estab más decidido a escuchar las palabras de Vykos que a pronunciar yo algunas. Ya que me preguntaba qué lo había traido hasta ese lugar.

¿De qué quería hablarnos? Sin duda sería algo importante, nadie viajaba tanto sólo para dar un saludo. Aunque también me preguntaba si guardaría alguna intención oculta. No lo conocía, aunque sin duda Vilhelm e Isabella no parecían contrariados por su visita, lo cual sin duda era buena señal.

Cargando editor
19/07/2012, 16:13
Myca Vykos

 Es seguro que cualquiera de mis anfitriones podía utilizar su tiempo, no siempre con la sensación de que tuviesen la eternidad, para atar los cabos sueltos que tuviesen en el comienzo de aquella plácida noche. No pertocnar debía de ser algo duro para los trabajadores de aquella torre, cual reunión de curiosas criaturas ante la luz flamélica de un campamento abandonado. Casi podía sentirse el olor a humo en todas partes, el de las hogueras por supuesto, pero también el de la torre calcinada hacía no tanto tiempo.

 Myca no tenía dudas de su seguridad. Sus hombres no fueron invitados a entrar, ignorados salvo por las atenciones de los hombres de aquel chico que se ocuparía de los caballos, y Vykos no hizo ademán de querer que estuvieran presentes. Ellos se mantendrían al margen, sin necesidad de ser vigilados pero con la experiencia de saber que lo serían. Tenía la satisfacción de conocer a dos nuevos vástagos en la interminable noche, y de adelantarme a mis propias misivas. Nada podía ir mejor entonces, aunque había muchos problemas de los que hablar, si ellos gustaban hacerlo.

 A Vykos no le importaría esperar a Vilhelm si tenía ordenes que dar, ni tampoco a los demás si deseaban establecer el control de la situación, quizás armandose, ya fuere con argumentos bien meditados o simplemente con armas de mano. Pero no comenzaría a hablar hasta que todos estuviesen allí. Lo haría con la confianza de un invitado deseado, pero también como el aliado que ofrece algo que considera es de interés de aquellos que lo escuchan.

 - He venido en cuanto he podido. - Justificó su premura y el no poder habisado con mayor antelación - Soy un hombre pragmático, como lo sois vosotros, hermanas y hermanos.

 No he podido sino escuchar vuestras proezas en esta parte del mundo conocido. Como os habeis alzado ante la adversidad de las más brillantes formas. - Mis ojos me traicionan al tratar de hacer referencia muy directa con mis palabras a las canciones de Diana y a la habilidad comercial de Isabella. No trato de dejar a un lado los logros de los varones presentes, y quizás obligado, también les concedo sinceras recompensas en forma de vitore:

 - He escuchado que teneis un excepcional herrero, y que los bandidos de la zona no se atreven a acercarse a los caminos de la frontera desde que llegasteis.

 Habeis hecho de mi tierra, de la de todos nosotros - se permitió - un lugar mejor.

 Incluso los turcos se deben de estar replanteando tomar estas tierras en su inminente expansión. - parece que rió de una forma sutil y educada, tan cordial que evidenciaba su nobleza.

 Todo eran buenas palabras y gestos para ellos, y aunque a Isabella y a Vilhelm los conocía mejor, parecía que de todos ellos sabía suficiente como para poder encontrarse cómodo en aquella situación en desequilibrio. No necesitaba eclipsar la grandeza de Diana, el liderazgo de Isabella, la gallardía de Leo o la determinación de Vilhelm, el era sólo una mota en aquel océano de grandeza.

 - Sin embargo he escuchado que los problemas con las cosechas se han agravado. Y corre el rumor de que vuestras arcas están vacias en este momento.

 Espetó con tono cordial y conciliador pero no por ello evidenciando una verdad menor.

 - Habeis avanzado mucho. ¿Teneis fe en terminar a tiempo vuestro encargo? - si interesó, distanciandose de cualquier insinuación negativa, estaba ciertamente interesado, Radu también lo estaría, y no le parecía bien marcharse sin preguntarles por sus pormenores, por sus problemas, por lo mundano de su condición como amos de la noche.

Cargando editor
20/07/2012, 00:28
Isabella di Rossi

-La verdad es que nunca llegaron a permitir que las llenáramos... –Respondí con cierto humor aludiendo a su comentario monetario. En realidad aquel había sido nuestro constante y principal problema desde lo sucedido en aquel lamentable incidente cuya naturaleza era ya de sobra conocida por nuestro visitante.

-Así que podría decirse que estamos igual que al comienzo de las obras. –Sin embargo, como él mismo había observado, estas no se habían detenido y mostraban un evidente progreso, aquello daba buena muestra de nuestro acertado esfuerzo en el proyecto que ahora nos ocupaba. Aunque su futuro, por desgracia, fuera aún difuso.

-Nuestra situación, dada la magnitud de nuestra tarea, se encuentra dentro de los límites aceptables. – Hablaba como portavoz y a la vez como responsable de la mala o buena administración. Aquel que pensara que nuestros actos, nuestras decisiones, no acarreaban sus respectivos riesgos pecaba de ingenuo. Con ello daba a entender que no nos pillaba por sorpresa, pues éramos conscientes desde el principio que para tener éxito era necesario algún que otro sacrificio. Consideraba que la clave siempre era saber qué se estaba dispuesto a sacrificar.

-Pero no por ello negaremos cualquier ayuda que redunde en nuestro favor o el de estas gentes. – Indudablemente me refería al alimento, un problema que estábamos intentando solucionar y que entendía prioritario.

-Mi fe, por otra parte, goza de una salud envidiable, aunque es cierto que... – hice una leve pausa como la haría alguien que se ve sorprendido por una fugaz idea, o alguien que ante lo inesperado necesita improvisar con detalle cada una de sus siguientes palabras.

-Tempus fugit… - Había sido una mujer orgullosa en vida y su maldición no había conseguido que eso cambiara. Aunque podía parecer lo contrario, no intentaba guardar las apariencias y menos aún engañar a sus aliados, simplemente se había mostrado optimista. Su propia naturaleza le impedía dar muestra de debilidad alguna, aunque todo lo demás se conjurara para indicar lo contrario ella parecería mantener el control, pues confiaba tanto en su valía como en la omnipotente figura que la enviaba.

-Los pronósticos indican que tardaremos entre ocho y diez meses en terminar el primer piso de la torre… – Los cálculos habían sido obtenidos por propia deducción y aunque era completamente consciente de su imprecisión, lo importante en ese momento era que, en el mejor de los casos, no estaría terminado en la fecha que Radu había establecido. Ella no se lamentaba visiblemente.

-No estoy al tanto de lo necesario de esa fecha... – Intentó achacar que esa bien podía ser una de las razones de su retraso. Desde el principio no le habían aclarado la importancia, ni siquiera el motivo, de sus premuras y ella, posiblemente en una actitud inmadura o rebelde, había optado por ignorarlo. – Pero me temo que no podremos hacer mucho más por alcanzarla.

Cargando editor
23/07/2012, 16:25
Myca Vykos

- Nada me apena más que saber que a pesar de vuestros esfuerzos las circunstancias os han obligado a considerar la posibilidad de no cumplir el plazo que Radu esperaba.

 Lo cierto es que vuestra tarea ha sido magnífica... - reflexioné, era la clásica reflexión que se antepone a una notivia grave, soterrada y fría, despiadada como el corte de una daga en un puñalada a la espalda, una noticia de fracaso como "lamento decir que sois prescindibles a partir de ahora...y vuestra oportunidad os costará la no-vida, o el peso de vuestro nombre"

 - Pero impera la necesidad de que cumplais el plazo. No sé hasta que punto Radu os habrá puesto al corriente. - expuso con un tono esperanzador, no obstante y sin insinuar su fracaso, al contrario. Era consejero, no juez. Aunque también era consciente de que no tenía porqué tratar de ayudarles en la administración de la construcción, vio oportuno dedicarles unas palabras de advertencia que no era una amenaza velada sino un hálito de aire fresco y fuerzas para continuar.

 - Radu es un principe sabio y diplomático, pero es también exigente. Tengo entendido que deseaba la torre terminada para el invierno. ¿No es así? - preguntó, quizás fingiendo ignorancia.

 - Todos tenemos asuntos personales que nos conciernen en las empresas que comenzamos, en ellas depositamos nuestros esfuerzos para que la semilla plantada termine por germinar. La mayoría lo hace buscando los frutos, como una inversión en el futuro. - aquella era en verdad la política vampírica, el intercambio de favores a lo largo de vastos periodos de tiempo, océanos de tiempo - Una inversión mal realizada podría desempeñar la pérdida total de lo puesto por nuestra parte en un principio.

 El propio Radu estaba contrariado con algunos de vosotros por la pérdida desafortunada de sus recursos para la reconstrucción de la torre. No desea que sea más austera, sino que imagina la grandeza en la que invertía y confía en vosotros para llevarlo a cabo.

 Es cierto que para vosotros la torre o la fortaleza puede no representar grandes cosas, pero si es así, os diré que os equivocais. - usaba un tono paternal, calculado, no les reprendía pero trataba de espolearlos a luchar por que la torre terminase el primero de sus pisos antes del invierno, quizás incluso más.

 - Pero significará otras cosas por las que luchar.

 He oído vuestras hazañas y buenas obras, pero también he oído a quienes os desacreditan y piensan que, en efecto, no cumplireis el plazo y con él perdereis vuestra credibilidad durante años, tal vez siglos, y todo aquello por lo que luchais con este proyecto.

  Al oirlo, me negué a creerlo, y por eso he venido en cuanto he podido.

 Sonrió aunque su hermoso semblante parecía afligido por una situación más grave de lo que Isabella reconocía de una forma velada.

 Isabella era buena en su conducta, pero con él no necesitaba más que su sinceridad. A Vykos le exaltó la fe de la lasombra, pero le turbaba (no físicamente, sino el espíritu) el silencio de los demás. Era el silencio de un cadaver, y aunque todos allí estaban muertos, era un mal presagio.

 - Lo cierto es que no dispongo de todo el tiempo que desearía para disfrutar de vuestra compañía. Pero no es menos cierto que no estoy aquí para filosofar, por mucho que me gustaría.

 Estaría dispuesto a donaros el dinero que necesiteis para cumplir el plazo. - Espetó, temiendo ser rechazado.

 O malinterpretado.

 Se presentaba como un amigo y no quería que le viesen como una amenaza.

Cargando editor
24/07/2012, 17:38
Isabella di Rossi

Saber que muchas personalidades deseaban nuestro fracaso o que sin llegar a ello, simplemente se regocijaban de nuestras dificultades y retrasos, poniendo en duda nuestra credibilidad, no hizo sino incrementar mi desprecio hacia todos ellos.

-¿Conocemos sus identidades? – Pregunté con curiosidad, podía suponer que si buscaba su protección, desvelarme sus nombres sería lo último que debía hacer, pero no me ofendería en cualquier caso.

Me sentía obligada a demostrar cuan equivocados estaban. Era una cuestión de orgullo y por supuesto de fe. No podía tolerar que nuestra imagen se vapuleara de esa forma tan injusta pues eso recaería también en la del Señor. Desconocía cuál era su importancia pero si era algo tan decisivo para ellos, si era algo que pudiera evidenciar la grandeza de Dios, así sería...

Por primera vez me veía impulsada a cumplir con aquella fecha.

-Resulta curioso descubrir que tras el gran esfuerzo y sacrificio de esta gente hay alguien que aún duda o desea su fracaso... - El ardiente tacto de la ira se abría paso por mi garganta y aunque era muy capaz de contenerla, no traté de ocultarles esa recién adquirida virulencia.

-Su falta de fe resulta extremadamente molesta, lamentaran haber puesto en duda nuestras capacidades. – Con ello indicaba mi renovado interés.

-Les mostraremos a esos fariseos su ignorancia y no tendrán más alternativa que comerse sus palabras... – Recuperando visiblemente su aplomo se deleitó imaginando su victoria, conseguiría su arrepentimiento.

La sombra de una sonrisa ladeada de satisfacción se vio respaldada por el correspondiente gesto. Si ese era el reto de sus rivales lo aceptaba con gusto.

-Agradezco personalmente vuestra constante preocupación y la información que nos regaláis. Creo que gracias a ella se me han ocurrido un par de posibles soluciones para poder cumplir con la fecha... - Era muy fácil decir aquello cuando él mismo acababa de ofrecernos una solución al problema, de eso era consciente, pero quería dar a entender que me comprometía a ello aún al margen de su oferta y que si no lo deseaba no tenía la obligación directa de ayudarnos... Encontraríamos otra solución, de hecho, nada me complacería más en esos momentos que financiar nuestra empresa con el dinero de todos esos charlatanes chismosos.

-Indudablemente vuestra colaboración sería decisiva, no obstante, solo la aceptaremos si ese es realmente vuestro deseo. – Le retiraba cualquier posibilidad de compromiso, de hecho ya había ayudado con anterioridad y aún le debíamos mucho. No me gustaba la idea de depender tanto de él, pero tampoco osaría ofenderle con nuestro rechazo.

Cargando editor
24/07/2012, 20:30
Vilhelm Kummer

Las palabras vuelan de un lado de la mesa a otro sin detenerse. Permanezco callado mientras Isabella "danza" con Vykos de esa manera tan peculiar. Intento encontrar las intenciones veladas, las suposiciones, las ironías, las palabras que están ahí pero no llegan a pronunciarse, si esque en algún momento hay algo de eso. Me resulta difícil seguir el ritmo de Isabella y apenas estoy pensando una posible respuesta cuando ella ya ha tomado las riendas de la situación.

Me sigue costando no pensar en el asunto del ejército. Por lo que parece Vykos sólo quiere ayudarnos, sin embargo el aviso de Mitru me sigue manteniendo en ascuas. ¿Pertenece a Vyko? ¿A algún amigo suyo? ¿Está al corriente de ello?, si es así ¿porqué no dice nada al respecto?. Siento el impulso de salir corriendo para enviar a alguien a que compruebe lo de ese maldito ejército y a quién pertenece. Pero simplemente no puedo hacerlo. Sólo puedo esperar a que Vykos nos deje y confiar en que el tiempo que he perdido no sea vital.

Sin embargo la nueva actitud tomada por Isabella me saca de mis pensamientos propios. Ese alarde de "prepotencia" me sorprende. Ella conoce tan bien nuestra situación como yo, y no estamos precisamente para alardear de ella. Supongo que es una estrategia para mostrar fortaleza, así que, aunque le lanzo una mirada, esta apenas dura unos segundos para no levantar su "tapadera".

- Se nos subestima muy pronto. A pesar de las apariencias estamos dispuestos a conseguir terminar la torre en el plazo acordado.- comento con voz templada para reforzar la posición de mi compañera. Sólo espero que Myca no sea capaz de leer a través de mi mente.- De hecho nuestro compromiso con ello es completo. En mi caso, por ejemplo, mi motivación personal depende exclusivamente de complacer a Radu. Si quiero conseguir lo que deseo la torre debe ser terminada. Así que para mi no hay nada más importante en este mundo que finalizar la construcción de esta.- esta vez no tengo que esforzarme pues lo que digo es absolutamente cierto. Me guardo para mi el hecho de que querer no es poder, y por mucho que deseé finalizar la construcción de esta torre la realidad es que estamos en serios apuros.

Pero como salido de la nada aparece nuestro "milagro". El ofrecimiento de Vykos podría salvarnos, literalmente, la no-vida. Por desgracia, una vez más vuelvo a pensar que hay gato encerrado. Y aunque no lo hubiera sería deberle demasiado a Myca que encima ya nos ayudó en el pasado. Aceptar este favor nos pondría directamente en sus manos. Es el típico asunto que deberíamos pensar seriamente y discutirlo entre todos. Pero por suerte o por desgracia Isabella toma la decisión y nos quedamos sin otras opciones.- Isabella habla en nombre de todos. Sois muy generoso en cualquier caso- digo para respaldarla una vez más. Aunque la situación no me agrada demasiado tampoco teníamos muchas más alternativas.

Cargando editor
24/07/2012, 21:48
Diana Von Krauts

Quizá pudiese dar la impresión de no prestar atención, o de que no me importase. Nada más lejos. Sin embargo, poco había que añadir a las palabras de Isabella...hasta el momento en que decidí hacerlo.

-Personalidades...gente importante que desea nuestra caida, pese a que no somos nadie. Quizá sea más acertado decir que pretenden la caida de radu, o de su credibilidad. Agentes en la sombra que se rien de nuesro fracaso...o al menos eso creen que han logrado. Por que, sí, tenemos problemas. Pero esos problemasn no han aparecido solos...sino instigados por...esos, no me cabe duda. Esos que ahora se ríen.

Hice una pequeña pausa en la que me aparté el pelo de la cara.

-Palabras susurradas aquí y allí, accidentes o desapariciones en los cargamentos de piedra o herramientas. Saben donde y como atacarnos pues somos visibles. Y sin embargo, permanecen en la sombra. No nos podemos defender. No es justo...y no me quejo, la vida no es justa. Y sin embargo aquí aparecéis para, digamos, equilibrar la balanza dándonos dinero. Un mero parche que podría ayudarnos, por supuesto, pero que bien podría ser arrancado. No se ofenda, Vykos, pero si aceptamos su oro, si contamos con él...y el oro no llega, estaremos incluso peor que ahora. Saldremos adelante sin necesidad de eso.

Recordé el aparente peso extra del carruaje. Quizá fuese lo que pensaba.

-No obstante, cierto es que toda ayuda es poca, si aparece aquí con dicho oro y no con una promesa del mismo, lo aceptaremos sin dudar. Bien sabe cualquiera que nos facilitaría mucho las cosas.

Sonreí.

-Y eso nos lleva al punto de que, aceptando su oro y acabando el primer piso de la torre...¿Qué pasará después? Ninguno nacimos ayer, nada es gratis. Nunca. Y tampoco creo en los milagros, sin ánimo de ofender a nadie.

Esperaba no haber sido demasiado brusca pero...el momento de las divagaciones pasó hace mucho.

Cargando editor
25/07/2012, 15:48
Leo Firenze

Lamentablemente Isabella tenía razón, la construcción del primer piso iba con mucho retraso y a pesar de nuestro esfuerzo y optimismo no podíamos cerrar los ojos a la verdad por mucho que nos gustase. Los ojos que se cierran, podían ser ojos que no volverían a abrirse pero ahí estaba Vykos...

¿Sería en verdad, tal y cómo parecía, un rayo de luz de luna en una noche sin estrellas? ¿O por el contrario nos cortaría la mano cuando la extendiéramos para tomar lo que nos ofrecía? Las palabras de Diana eran demasiado bruscas, pero tenía razón... nada, nada era gratis en el mundo que vivíamos, todo tenía su precio.

No me molestó, ni me preocupó que hubiera gente que deseara nuestra caida... mucho había vivido yo de eso -No me sorprende...- Comencé lentamente -...que haya quien desee que caigamos, siempre los hay. Y esas circunstancias más que deprimirme me dan aliento para cumplir con mi deber y cerrar aquellos labios que susurran en nuestra contra, al igual que aquellos oidos que escuchan sus palabras.

-Seamos francos, nosotros hacemos todo cuánto está en nuestra mano, no, más todavía. Mucho sudor nuestro hay en esta tierra. Hemos hecho cosas impensables, con todo en nuestra contra... no sólo dar, también hemos aprendido y hemos enseñado con tal de cumplir cuánto Radu desea. No presumo, pues de nada podemos presumir, sólo racalco lo que es verdad.

-Las palabras de Diana, parecen bruscas, pero, al igual que yo, no ha dicho si no la verdad- Ya estábamos en deuda con aquel vástago y ahora... parecía que se acrecentaba la deuda... ¿Qué haría que se implicara hasta aquel punto? -He de admitir que, esa ayuda sería un gran paso para cumplir nuestros objetivos pero...

Pero... ¿Pero qué costaría aquel generoso "donativo"?

-Me comprometí con Radu, mi honor y todo cuánto tengo está ahora ligado a esta torre- No me engañaba, me estaba jugando demasiado -Desde luego, y si vos lo ofrecéis sinceramente, aceparía vuestra ayuda.

Cargando editor
26/07/2012, 01:31
Myca Vykos

 Uno de los brazos de Vykos había terminado sobre la mesa de madera, sus perfectas manos, acariaban con la yema de los dedos su superficie rugosa y tallada como si deseara moldearla. Podía mostrarme distraído con algunas de sus exposiciones, sus palabras eran duras, en ocasiones justas, obvias en otras y directas, dolorosas incluso, en otras. Mi semblante permanecía plácido y cómodo ante la reunión y el debate iniciado, sin envidiar en nada a los griegos que habían dado comienzo a tan placentero arte. Era el diálogo una de sus pasiones, una que nada tenía que ver con secretos en la oscuridad.

 En algún momento, mientras cada uno de ellos hablaba, me inspiro buscando sus miradas, oteando la profundidad con la que dirigen sus gestos y la rotundidad de su expresión física, corporal. No los juzgo con la mirada, ni los analizo buscando en ellos engaño o ardides escondidos. Son obras bellas de aquellas noches, pensar que me encontraba en Tihuta generaba en mi cierta sensación extraña de melancolía que me hacía rejuvenecer y sufrir una extraña regresión hacia los comienzos de un viaje que comencé hace mucho tiempo.

 - Hay nombres que no valen nada, otros que tienen el valor de un hombre esclavo de su lengua o de los grilletes impuestos por su condición y nombres que lo valen todo, que lo significan todos.

 Un nombre, como entiendo que tiene valor, es algo que no puedo ofreceros, me temo. - sabía bien de lo que hablaba, y trataba de mostrar que lo hacía no sólo con un honorable porte, sino con conocimiento y prudencia - y es posible que, si dispusiera de él, no os lo entregaría fácilmente.

 No era la proposición de una oferta, era un telón de fondo que esperaba, por su bien, ya hubiesen comenzado a atisbar en las noches que vivían como condenador o como soberanos de todo.

 - Sois el ejemplo vivo de la lealtad. - reaccioné ante las palabras de Vilhelm y las del resto, que ensalzaban sus actos desde la humildad, desde el barro de Adán, y desde la sinceridad de un Caín que acaba con Abel de un solo golpe, porque así habría de ser. - Pero no todos os subestiman, y es ahí donde un superviviente o un luchador debe estar más atento, más dispuesto a no subestirmar a aquellos que crean sombras de artificio para que apartemos nuestra atención de lo que verdaderamente es importante.

 Lo importante es aquello que tan honestamente, tan humanamente afirma mi amable anfitrión Firenze.

 Terminar la torre. ¡La defensa de mi propia tierra! - se enorgulleció, por su tierra, pero sobretodo por ellos que luchaban por ella como él no había tenido oportunidad de hacer.

 - Radu es honorable. Podeis confiar en su palabra tanto como podais confiar en aquellos que os presten su dinero y sus recursos sin pediros más que el hecho de que debeis aprovechar vuestras oportunidades.

 Coincido con vosotros, como no, con la viva imagen de lo bello - se refirió a Diana - con que uno no debe conformarse sólo con las apariencias.

 Irónico viniendo de ambos.

 - Todo tiene un precio, pero eso no es importante. - sin embargo, no sería yo quien les explicase que era en realidad lo importante, cual era el quid, en aquel quid pro quo.

 - Mis intereses son transparentes, pero no por ello disfruto menos de la intriga y la intimidad. - Dedicó una mirada complice a Isabella, como si de todos fuera la mejor representante de aquello que no por ser algo malo está mejor tras las sombras.

 - Deseo la amistad de los vástagos de esta Tierra, pertenezcan o no a ella. ¿Está en juego la región por ello? No os haré cargar con algo así. Sólo soy alguien que sin ánimo de pecar de falta de modestia, es prudente y desea asegurarse aliados en las noches venideras.

 Eso en realidad.. - realizo el inciso levantando levemente la mano que descansa sobre la madera.

 Se oye el crepirar de las llamas del hogar, de las antorchas, y los trabajos que no han cesado desde que estoy en aquel plácido pero inacabado lugar.

 Entonces mi voz surge como un hilo natural y controlado, hermoso en cierto sentido, pero no seductor, sino sincero.

 - no significa otra cosa que vuestra voluntad de ayudarme cuando sea mi persona la que se encuentre algún obstáculo que pueda requerir de vuestra excelsa participación.

 Tal vez sea pediros demasiado.

 Vykos no les subestimaba, al contrario, sopesaba la posibilidad de que no deseasen los recursos por el intercambio de...nada...de una posibilidad de necesitar su ayuda en quien sabía que o en que momento.

 - Por otra parte, también cabe la posibilidad de que jamás tengais que responder por aceptarlo.

 Vykos consideraba esa posibilidad, si el no requería de sus capacidades o servicios nunca, aquello no necesitaría muchas más palabras. El no regresaría exigiendo su oro.

 - El oro se encuentra en el carruaje.

 Son dos cofres de bastante tamaño. Hay monedas acuñadas en el interior - el otro occidente - romanas. El resto ha sido fundido.

 Era una respuesta directa a la cuestión de Diana, Myca no le dedicó una sonrisa, pero si fue lo más preciso que pudo para satisfacer su curiosidad.

 - He considerado que será suficiente para levantar la torre y pagar por cualquier necesidad que conlleve. Es muy probable que también sirva para financiar parte de la fortaleza, por lo que la construcción no deberá detenerse una vez logreis alzar los ojos de Tihuta nuevamente. - No dudo de que lo consigan...parece que jamás lo haría.

 Casi me sorprendo inspirandome en ellos, en la fe de Isabella y su voluntad férrea, en los objetivos y determinación de Vilhelm, en la resolución y astucia de Diana, y la caballerosidad y honestidad de Leo Firenze. Si respirase, tal vez estaría inspirando profundmente mientras echo hacia atrás mi cabeza y cierro los ojos para sumirme en el goce de su presencia.

 Pero no lo hago, me pongo en pie, con la mano sobre la mesa para ayudarme a hacerlo. No soy torpe, pero me levanto lentamente para ser lo menos sorpresivo posible.

 - He de suponer que aceptais a pesar de la condición. - adelantó, sin prisas pero sin pausa alguna, pero no se retiró.

 Separó su siniestra de la mesa y la sumergió en su atuendo de noble o de guerrero, o de ambas cosas, y sacó un pequeño sobre bien cuidado, muy parecido al que había recibido Isabella justo aquella noche.

 - Si requiriese pediros un favor, sólo tendré una forma de pediroslo. - les explicó, restando importancia a la tarea que deberían llevar a cabo si realmente aceptaban, ni yo sabía que podría ser, por eso lo consideraba un favor. Igual que la inversión de oro era otro favor...ni más, ni menos.

 Colocó el sobre encima de la mesa, a la altura de cualquiera de sus manos. Tal vez porque podría poner en práctica lo que muchos no dudarían en hacer, cortarselo al primero que extendiese su mano y comenzar así con su caída.

 - Es la mitad de un anillo.

 Yo poseo la otra mitad.

 Quiero que prometais solemnemente que si llegaseis a recibir la mitad que poseo, hareis lo que esté en vuestras manos para ayudarme...

 No debería importar lo que pida, siempre que esté dentro de vuestras capacidades.

 Os observó, sin volver a tomar asiento.

 Tal vez fuese poco importante la palabra de alguien, la palabra podía darse en vano...sin embargo, para Vykos la palabra, como los nombres, eran algo que significaba mucho, que lo era todo en ocasiones. Aquella, parecía una ocasión en la que prometer en falso sólo podría acarrear problemas futuros.

Cargando editor
26/07/2012, 14:22
Isabella di Rossi

Sobraban las palabras o simplemente entendía que mi rostro era capaz de reflejar todo aquello que debía transmitirle sin necesidad de más asistencia.

Entendía que mi ayuda era incondicional hacia los que consideraba amigos, al margen de su donación le ayudaría en todo lo que pusiese, pero ahora formaba parte de un grupo y también debía contar con sus opiniones. Era eso lo que él solicitaba al fin y al cabo...

Guarde silencio cediéndoles la oportunidad de expresarse sin ataduras. Podían entender sin error que por mi parte no había ningún problema...

Aunque con estas eran ya dos las deudas de gratitud que aquella construcción nos reservaba para el futuro, al menos habíamos conseguido forjarnos uno y no solo para nosotros sino también para todas las gentes del lugar. Dadas las dificultades era algo de lo que estar orgullosos.

Cargando editor
31/07/2012, 16:27
Diana Von Krauts

Dos deudas, para el mismo fin. Y sin garantías aún de poder llevarlo acabo.

Esperaba equivocarme pero me temía que las cosas se pondrían peor antes de mejorar...si mejoraban.

-Siempre y cuando no suponga peligro para nosotros o nuestra empresa, claro.- Acepté su oferta como sabía que harían los demás de una forma u otra. No había por que esperar las palabras de nadie más. Tampoco es que tuviesemos uan verdadera elección que hacer.

Al decir peligro quise dar a entender "Mucho peligro", ya que para seres como nosotros la amenaza es siempre constante.

Cargando editor
05/09/2012, 14:16
Director

 Era pedir mucho a aquellas almas condenadas, almas, si algo quedaba de aquello en sus eternamente conservados cuerpos, libres de marchitarse, de la imposibilidad de curar unas cicatrices que sin duda conservarían de por vida en sus mentes, ante el peso de un fracaso o de una persecución. Vykos era amable con ellos, y les trataba como iguales, era algo extraño en un noble, incluso en un vástago, cuando lo hacía también con las mujeres, pero Diana e Isabella sólo le inspiraban devoción por su causa y muestra de ser tan capaces o más que cualquier otro.

 Myca era un vampiro ocupado, un señor de la noche errante, sin un refugio claro, definido, como una sombra que viaja en la noche moviendo centenares de hilos, o ninguno, sólo observando. no desaprovecharía la oportunidad de hablar con ellos, acompañados o a solas, si le buscaban en la comodidad de su carruaje, en el que, bienrecibido fuera, estaba gran parte del dinero necesario para mover aquella monumental empresa. Se había adelantado a todo, pero lo había hecho humildemente, invirtiendo en ellos, es decir, confiando en que lo harían bien, en que eran gente con facultades excepcionales.

  El dinero abría muchas puertas, incluso bien administrado para que noocurriese una desgracia de nuevo, tenían suficiente como para permitirse caprichos. La comida fue abundante al día siguiente, y los trabajadores ahora estaban tan motivados que avanzaron trabajo, hicieron en días lo que les había llevado semanas.

 La base de la torre estaba casi terminada, y ya se vislumbraba la forma del primer piso. Era una realidad que sería factible terminar con lo acordado con Radu. Era casi un milagro.

  La próxima reunión a la que hicieron frente, fue para acordar los preparativos de sus nuevos invitados. Zelios regresó para comprobar en las obras iban bien, y no pidió nada a cambio, ahora que teniais dinero, seguía bastante desinteresado, independientemente de la cifra que ofrecieseis por sus servicios. El pago ya había sido acordado y se parecía mucho al que había pedido Vykos, sin embargo, no parecía tan bien atado. Zelios era incluso más ocioso que Myca, y le volverían a ver, al tzimisce, en cambio, no le sobraba el tiepo, y no guardaba ninguna clase de comunicación con el grupo, lo que, por otra parte, eran muy buenas noticias.

  En menos de un par de horas, recién comenzada la noche, aparecerían los invitados de cada uno de ellos, como una comitiva conjunta, seguramente porque habían hecho una amistosa reunión en budapest antes.

 La torre no estaba terminada, faltaba mucho trabajo, pero sí el primer piso, o lo estaría antes del invierno, para el que faltaba menos de un mes. El tiempo no era muy agradable, era frío y húmedo, pero la fuerza de la costumbre había acostumbrado a todos, sin embargo, los vástagos no siempre se adaptan con esa facilidad a los cambios...anclados de por vida a una época, a un lugar, a unos ideales.

Notas de juego

Estais reunidos de nuevo, os visitarán en breve vuestros sires o representantes, y habeis preparado una comitiva de bienvenida. Es importante que si no quereis dejarlo al azar, me especifiqueis como quereis recibirlos, que habeis preparado si es algo concreto. No faltará de nada si no especificais, siempre y cuando, sea algo sencillo de conseguir (pero lo dejais de mi mano).

 Podeis, en paralelo, conversar con Vykos o Zelios, en sus visitas, aunque en este punto temporal se supone que no están ya, os doy la opción de conversar con ellos (y cualquier otro npc) si quereis informaros o quereis ordenarles algo.

 La torre se construirá con éxito (almenos el primer piso, que es lo que se pedía) a menos que haya algún problema inesperado. Se podría decir, que habeis hecho bien vuestro trabajo, enhorabuena:

  10 px para cada uno.

Si no teneis nada que decir, lo de siempre, post en el FDI y continuo :)

Cargando editor
06/09/2012, 11:20
Diana Von Krauts

El dinero no nos sobraba, y aunque fuera así, se me ocurrió una buena idea...no me esmeraría en imitar lo que estábamos acostumbradas sino que le mostraría el lugar en toda su crudeza rústica, pequeños detalles aparte.

Creo que le gustará el cambio, si es que es ella quién viene claro.

Y así de paso, ahorraría dinero.

Cargando editor
10/11/2012, 15:33
Director
Sólo para el director

preparación de la continuación de la partida