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Mareas Oscuras - Crónicas de Transilvania I

Venecia, Acto I: La Convocatoria

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21/11/2010, 01:26
Isabella di Rossi

-Gracias Padre. – Y al fin pude erguirme y estirar mis ya entumecidas piernas, sin embargo aquel hecho era insignificante con lo que había conseguido obtener aquella noche. –Vuestra confianza y apoyo significan mucho para mí... Aguardaré con entusiasmo nuestro próximo encuentro. – Hice una respetuosa reverencia mostrando una vez más mi agradecimiento y me marché lo más rápido posible pero sin mostrar signos de presura, pues a cada segundo que permanecía en aquel santuario aumentaban las posibilidades de que se pudiera arrepentir de sus generosas concesiones... No podía pedir nada más, esta vez el Señor había sido generoso con su fiel agente.

Mi responsabilidad ahora no era fácil, Narsés había exigido como última prueba que me tenía que ocupar yo misma de todos los preparativos y eso para una Cainita ya era complicado pero para mí sería imposible, pues carecía de sirvientes o mayores aliados, estaba completamente sola y tratándose de un trayecto tan largo y desconocido embarcarse a la ligera era directamente un suicidio, para mas inri solo contaba con unos pocos días si quería llegar puntual a aquella citación...
 
Pero ¿Realmente estaba tan sola? Medité detenidamente en busca de una respuesta y hallé una irrisoria oportunidad, un fino hilo de luz entre tanta oscuridad... Contemplé la posibilidad de buscar a Liseta Iluminada, pues me había dicho que en algún momento de su existencia había tenido que huir de su tierra y aunque no me había confirmado su destino, seguro que se trataba de algún lugar en aquellas inhóspitas tierras de Europa, no era tan descabellado pensarlo pues al fin y al cabo fue ella quien me hizo entrega de aquella particular nota.
 
Pero encontrarla a ella no sería fácil, ni siquiera sabía con certeza si aun seguiría por allí, era probable que tratándose de un lugar tan hostil para ella se hubiera alejado en cuanto se despidió de mí. En cualquier caso tenía que intentarlo...
 
Hice que mis sentidos se adentraran en la sombra del monasterio para examinarlo con mayor detalle, nunca lo había intentado en una superficie tan amplia y no estaba segura de hasta qué punto podía ser útil, pero aquella búsqueda merecía todo tipo de esfuerzo...
 
Si mis intentos no daban resultado probaría preguntando discretamente a la madre superiora por la hermana “recién llegada”. Sin duda ella podría saber de qué hablaba, pues Liseta la había utilizado como mediadora para contactar conmigo no hacía mucho...

Notas de juego

- 1 de sangre, lvl 1 :)

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22/11/2010, 00:56
Director

 La oscuridad se abrió ante los ojos de Isabella como un telón en las salas de teatro de Venecia, y vio a través de ellas la luz al fondo de los pasillos, bajo la puerta de madera donde seguramente descansase ahora la madre superiora. No lejos de allí, a través del patio, donde había un inmenso y profundo pozo rodeado de flores de un color amarillo mate, contemplo la marcha de una mujer que había aceptado los votos, su atuendo no era como el veneciano de aquel monasterio, y sin duda era extranjera. A pesar de todo, no pudo ver su rostro, sólo que dos novicias la acompañaban con dirección a la salida.

 Había otra luz, en lo alto, mas no era la luna. Provenía del fuego de una vela...y allí, asomado a uno de los balcones interiores pudo observar un rostro familiar.

 Su rostro era pálido y su ceño permanecía fruncido, como era de costumbre en alguien que soporta una responsabilidad o una carga como la suya. Sería arriesgado y ocioso pensar que Guillermo, la Voz del Príncipe, había sentido algo desde el primer momento por la chiquilla de su príncipe. Era ambiciosa la suposición de que se mantuviese alejado siempre y no aceptase acercarse en ninguna ocasión si no era para conceder ayuda...¿Pero cuál había sido la ayuda prestada? ¿Y para quién?

 No había dudas. Guillermo ayudaba al Arzobispo de Nod, y no sólo era su voz. Confesarle algo sería condenarse a muerte. sus ojos, sus sombras, habían visto mucho más de lo que sus labios contaban, pero eso no lo hacían un cainita al que poder recurrir, esa capacidad tan sólo estaba a disposición de Narsés.

 Se negó mirarla por mucho tiempo, pero su mirada, grave y plomiza, se cruzó un instante con la suya.

 ¿Es qué acaso emprendes el vuelo? He de reconocer que ha sido pronto...aunque no puedo decir que me haya parecido poco tiempo....

 suposiciones en su mente...y en sus gestos...Nada.

 Guillermo sabía que aquella que ahora se marchaba era Liseta Iluminada, y esperaba contemplar los pasos de Isabella. No se apagó la luz de la vela a su espalda, no tenía necesidad de ocultarse. Puede que el príncipe estuviese ciego por aprecio...pero...no era el único cegado en aquel monasterio.

 Había venido a buscarle, era el momento de irse...jamás pensó que viviría para soportar la marcha de la chiquilla del príncipe. Jamás pensó que le resultaría tan fácil observar sus pasos hacia otro lugar...¿Dónde? Era algo que tendría que averiguar de los labios del príncipe. Una tarea mucho más sencilla que apartarse, en aquel momento, del balcón.

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22/11/2010, 18:37
Isabella di Rossi

Las sombras me habían revelado generosamente la situación de mi objetivo, un objetivo tan importante que definiría mi existencia en pocas palabras, algo que hacía insignificante todo lo demás. Ni siquiera aquella otra oscura presencia que se me había revelado conseguiría distraerme en la búsqueda que me ocupaba ahora.

Pero no era estúpida, no pasaría por alto a Guillermo, él siempre tan fiel y dispuesto para con su sire, como un perro guardián... No sólo era la Voz del Príncipe, también era sus ojos, otros de los tantos que poseía el tan influyente arzobispo...

Cuando nuestras miradas se cruzaron mi cabeza formó un ensayado saludo de respeto e igualdad... Ni siquiera ahora le mostraría altivez por haber conseguido el favor de nuestro mentor y tampoco le reprocharía la felicidad que ahora sentía en lo profundo de su inamovible fachada, pues sus intentos por ocultarlo no servían contra mí... era evidente que mi marcha le afectaría de una forma u otra, quizá fuera su oportunidad de ascender y reclamar la atención que ansiaba...

No me importaba, él también me ayudaría de alguna manera... todo el ruido que él pudiera hacer distraería aun más a Narsés, aunque por desgracia sabía que incluso en la distancia yo seguiría siendo el principal objetivo de sus miradas, su predilecta...

Caminé con cierta calma por la fría piedra de aquel desafortunado monasterio, mostraba indiferencia, mis pasos no delatarían intencionadamente mis intenciones, cada una de las sombras que me había servido no hacía mucho podía también ser utilizada ahora para delatarme...
 
Ya a la salida del santuario me dirigí con presura hacia Listea y aquellas dos que la escoltaban ahora:
 
-Hermanas. – Llamé su atención antes de alcanzar su posición, con total normalidad.
 
-Podéis retiraros, ya me ocupo yo... – Interpuse delicadamente mi cuerpo entre ellas, mostrando que no había nada que discutir en mis palabras...
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23/11/2010, 21:58
Liseta Iluminada

 Las que bien podían confesarse como sus hermanas asintieron sin dudar un instante en confiarle aquel privilegio, pues la acompañaban por respeto y educación, no por más motivo. Liseta no se vio impresionada por este hecho, si, no obstante, por el de que Isabella quisiera acercarse a ella y hacerlo a solas.

  - Parecería, si vuestra voz no fuera tan dulce y femenina, que querríais dar cuenta de mi de una forma muy diferente a la que deseo pensar.

Y dijo aquello con un rostro entre el entendimiento y la confusión.

 - Espero no haber dicho nada que os incomodase. - Siempre susurraba, como si no hiciera falta estar en el confesionario para hacerlo con total legitimidad. No conspiraba, ¿o sí? Daba igual.

 - ¿Puedo hacer algo por vos, hermana? Me disponía a tomar rumbo a mi destino esta misma noche. El barco espera, pero estoy más que segura de que no lo hará por mucho más tiempo, nisiquiera esperará por quien ha sido contratado me temo.

 Sed breve si no conlleva una molestia. Si fuera de otra forma...os dedicaría la eternidad.

 No decía aquello porque no le agradase Isabella, era como ver el reflejo de su propia vida, o incluso su propio reflejo, pues la chiquilla de Narsés también era hermosa, sino porque no tenía tiempo material, irónico cuando en cualquier otro momento podía disponer y gozar de todo el que desease, ser paciente y tomarse cada asunto con toda la calma que requiriese.

 Quizás pudiese acompañarla hasta la salida, o incluso hasta el puerto.

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24/11/2010, 18:56
Isabella di Rossi

Supongo que cualquier cosa que aconteciera allí dentro, podía resultar desconcertantemente sospechosa y fatal. Nunca me hubiera atrevido a culparla por esa desconfianza, ni siquiera yo estaba segura en aquel siniestro lugar...

-Habéis interpretado bien... era lo que quería dar a entender a todos los posibles testigos de este encuentro y os pido disculpas... mas había pensado que os habían descubierto... – Todos los esfuerzos y precauciones por maquillar mis movimientos eran pocos y valiosos.
 
-Podéis juzgarme de insensata pero necesitaba volver a hablar con vos. Y precisamente tiene algo que ver con vuestra marcha. -Intenté disculparme por no haber sido tan cautelosa como lo había sido ella en nuestro primer encuentro, el tiempo y la presura no me lo permitían.
 
De forma disimulada observaba los alrededores y nuestra retaguardia buscando siempre cualquier detalle que me revelara algún tipo de información, por mínima que esta pudiera parecer.
 
-Seré breve ya que el tiempo os apremia: Me preguntaba cuál sería vuestro destino... Puesto que casualmente debo emprender un viaje... –No entraría en más detalles, a estas alturas era evidente que ella habría entendido que yo no solo había aceptado su propuesta sino que además había conseguido ganarme el permiso de mi Sire. –y carezco de alternativas, salvo quizá que podáis llevarme con vos, siempre que vuestra generosidad y nuestros destinos así lo permitan, por supuesto... –Alisé mis prendas y volví a ocultar mi rostro tras la estilizada máscara, si me relacionaban con Liseta, seguramente ambas saldríamos muy mal paradas...
 
 
Si su destino era el mismo que el mío o cercano, estaba segura que no podría negarme esa petición, sabía que de alguna manera a ella también le interesaba que yo llegara a aquella ciudad del Este Europeo.
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25/11/2010, 02:39
Liseta Iluminada

 Liseta la observó detenidamente, pero no tardó en emprender su camino cerciorandose de que la seguía, no parecía haberse tomado a mal aquella perfecta interpretación por parte de Isabella, pero creyó oportuno explicarse, sin duda, lo que había dado a entender podía conducir a error.

 - No soy importante, y eso hace que mi presencia pase inadvertida aún cuando los responsables de venecia sepan que estoy aquí. Tan solo disponía de una noche, no soy bien recibida, pero me temo que eso es todo.

 volvió a mirarla, quizás con alivio.

 - Afortunadamente.

 Isabella había conseguido que creyese que las cosas habían salido terriblemente mal, no obstante, si lo que decía era cierto, todo había ido bien, y a ella le bastaría con saber que Isabella gozaba de algo más de libertad. No eran tan distintas después de todo, almenos no lo eran los hechos de su historia.

 - Mi destino está en el mismo lugar de donde partió la nota. - sólo dijo aquello cuando las sombras del monasterio quedaron atrás, cuando se adentraban en las callejuelas de venecia. El puerto no estaba lejos y Liseta no parecía tener necesidad de pararse en ningún otro lugar. Caminaba deprisa aunque con la suficiente elegancia como para no parecer que en verdad iba apresurada.

 - Podeis venir conmigo si lo deseais, cuando lleguemos al próximo puerto estarán esperandoos...aunque podeis acompañarme durante más tiempo si así lo deseais. Mi destino es Balgrad.

 Desconocía el de Isabella, almenos el punto concreto de su meta en aquel periplo, pero no ignoraba que sería cerca. Si Isabella no lo sabía Liseta no tendría problemas en explicarle la distancia que separaba Balgrad de otras localizaciones, era una mujer muy bien informada sobre las tierras de los cárpatos.

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25/11/2010, 20:45
Isabella di Rossi

 La seguí por aquellos estrechos y húmedos callejones hasta donde la nueva etapa de mi existencia daría comienzo, si Dios quiere, aquella misma noche. Sin duda tendría que partir de inmediato y sin mayores preparativos pero ¿qué otras opciones tenía? No me importaba aquello que dejaba atrás, no tendría tampoco nostalgia de los tiempos pasados aquí, esos sentimientos solo estaban permitidos para aquellos que gozaban aun de la vida...

-Me conformo con llegar a Buda, de veras,  no se cómo podré agradecer vuestra generosa acogida. -  Mi voz sonaría distorsionada al tener que atravesar aquella inexpresiva y fría máscara pero a pesar de eso transmitiría parte de mi dicha y reconocimiento hacia ella. 

-Lamento que la cenagosa y oscura vestimenta que nos envuelve sea capaz de cubrir todo el esplendor y la belleza de ésta Sereníssima ciudad. Y confío en que algún día podáis disfrutar de ella tanto como yo lo he hecho... – No conocía demasiado mundo pero sin duda sabía que aquella ciudad era cuanto menos especial y única, con un futuro prometedor cuando desaparezca toda esa miasma... –Evidentemente estaba hablando de la herejía y todo lo que ella conllevaba, pero no le confiaría mis intenciones.
 
-Por vuestras palabras puedo suponer que sin duda estáis al tanto de muchas de las cosas que pasan en aquellas tierras... yo, por el contrario, soy totalmente ajena a ellas, decidme, ¿debería tener algo en consideración una vez llegue a mi destino? –Nunca me gustó la vulnerabilidad que provocaba la desinformación y menos ahora que estaba al tanto de que eso podía arruinar mis objetivos.
 
Era la primera vez en mi no vida que abandonaba la protección de Venecia y su señor, sabía que en un terreno desconocido era demasiado insignificante comparada con los ya establecidos señores del lugar. Hasta ahora nunca había dejado de ser precavida pero era consciente de que a cada noche que pasaba necesitaría serlo aun más.
 
Sabía que si quisiera confiarme algo más, seguramente no lo haría en ese mismo lugar ni momento, pero el viaje sería largo y tendríamos ocasión de conversar largo y tendido, ella quizá para combatir su aburrimiento y yo para además intentar asegurarme un futuro lo menos incierto posible.
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26/11/2010, 22:33
Liseta Iluminada

 Pudieron llegar al barco, afortunadamente, a tiempo. Liseta estaba mucho menos tensa con Isabella y eso despejaría las dudas de que pasaba por sumente, simplemente temía no llegar a su medio de transporte a tiempo, quien sabe que amenazas la habrían hecho si continuaba allí por mucho más tiempo, ya no decir que excusas habría puesto Iluminada para que aquello hubiese sido posible. Liseta le explicó a su acompañante que ella pertenecía al clan, a los lasombra, y lo hizo con todo lujo de detalles, tal fue así que acabó hablandole de su tierra, Iberia, y de la corona de Aragón. Pronto, en sus conversaciones, nombres como el de Lucita se hicieron algo común, y aunque jamás habló en particular de aquellos nombres, si que le mostraron a la chiquilla de Narsés cuales podían ser sus potenciales rivales allá donde se dirigía.

  Aún no había alzado el ancla, y tardaron mucho más de lo que sería prudente, mas la noche era joven, y Liseta no le impediría despedirse de su tierra natal por una conversación que podían tener en cualquier otro momento.

 Liseta trató de darle la bienvenida como una acompañante deseable, y le hablaría de aquellas tierras en el trayecto para que Isabella, almenos, tuviese algo sobre seguro y no sintiese que estaba empezando de cero sin ninguna ayuda. Si había alguien que supiese como se sentía, sin duda, era ella.

  El barco se dispuso a zarpar, era un navio pequeño pero con todas las necesidades que pudiesen obstaculizar su existencia, parecía como si Liseta ya hubiese pensado en la posibilidad de tener compañía en aquel trayecto. Arriando las velas, Isabella pudo comprobar que todos en la tripulación eran hombres, aunque no parecían tener demasiado interés en las dos mujeres de Dios.

  - Si quereis os dejaré sola para que os despidais en paz de vuestro hogar. Estaré en mi camarote, id a verme más tarde y compartiré la información que crea oportuna para facilitaros la llegada a tan lejanas tierras.

 No temais por la tripulación. Ninguno os hará daño.

 Y a menos que se lo impidiese, se iría a allá donde había dicho.

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27/11/2010, 01:37
Isabella di Rossi

Desde la embarcación, cada golpe de las olas en las maderas, cada golpe de viento en las velas me alejaba de la ciudad, su corrupto y oscuro corazón pasaría desapercibido para cualquier mirada ignorante y lejana. Aquella era una despedida a la ciudad que me había visto nacer y morir, que me había dado todo lo que era y tenía...

Ante mi soledad, en esa oscura y larga noche de invierno, su lejano recuerdo me vino a buscar, quizás pidiendo clemencia en un intento de evitar aquella despedida y de preservarme entre sus pantanosos brazos... ¿Me echaría de menos...?
 
 
Que callada quietud, que distinta era Venecia desde que comenzó mí condena. Que tristeza hay en ella, no parece la misma, es otra Venecia, más fría y más gris. El sereno canal de romántica luz ya no posee el encanto que hacía soñar y ni la luna al pasar tiene ahora el mismo fulgor. Solo queda un adiós que no podré olvidar, resiste bequia Signora, algún día volveré y te devolveré tu serenissima esencia, la magia que una noche te fue arrebatada...
 
-Dios Todopoderoso que te revelas amorosamente con hechos y palabras te pido por intercesión del evangelista San Marcos, cuyos restos descansan ahora en esta ciudad, que pueda cumplir tu Obra en este viaje que ahora, gracias a tu generosidad, emprendo...
-Amen.
 
Me santigüé y esperaría unos instantes antes de acudir al camarote, lo haría cuando mi vista ya no distinguiera la silueta de la ciudad y su característico olor se desvaneciera antes de poder llegar hasta mí. Y a pesar de todo, no era nostalgia...
 
Ese sería todo el descanso que me podría permitir, aquel mismo viaje no era sino otro periodo de estudio y preparación a lo que estaba por venir... Liseta poseía un conocimiento digno de consideración y yo sin duda sabría aprovecharlo. Escucharía todo lo que quisiera confiarme, su trayectoria, sus orígenes y su nuevo hogar, pues quizá en algún momento tuviera que volver a encontrarme con ella... Intenté recordar todos los nombres que nacieran de sus labios, quizá muy pronto tuviera que lidiar con muchos de ellos personalmente, aunque sin duda los que más me interesaban eran aquellos que pertenecían a nuestro clan y aquellos que pudieran ser aliados de mi Sire, como aquel que me había citado en aquella lejana ciudad...
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27/11/2010, 01:46
Director

 Aquel era sin duda, no su final, sino el comienzo de un largo y complicado camino que Dios había dispuesto para Isabella, ¿quién sino? ¿acaso había mayores títeres que su sire? ¿Títeres más hábiles que él como para arrebatarle a su chiquilla? Obraba por su elección, era aquel el libre albedrio, mas...si el Altísimo era providente, tenían cainitas o humanos libertad de elección ¿En verdad podían decidir o sólo era el deseo de un ente que hacia tanto los había abandonado?

 Tormentas en el mar, el navio nunca se aleja de la costa, los truenos braman en el horizonte iluminado tras una cortilla de lluvia grisacea y desalentadora, visitan pocos puertos, pero eso no importa. Liseta siempre está ahí, y siempre tiene un salmo del que hablar con Isabella, una experiencia, un consejo...pareciera que la preparaba para llegar al mismisimo infierno. La chiquilla de Narsés no tardaría en comprender que Liseta Iluminada tenía un gran poder en Esztergom, al oeste de Hungría, y era la principal oponente de un príncipe cainita llamado Geza de la línea de los sangre azul, en el este del país los lasombra no son muy fuertes pero a pesar de ello parece que Liseta es una gran estratega y una rival política que se ha ganado un renombre entre la sociedad vampirica.

 Pronto comprendería que estaba completamente sola, que pocos de su clan se habían atrevido a ir tan lejos, casi a los límites del mundo conocido, salvo quizás Liseta y Lucita, ambas de procedencia ibérica. Le habló de Geza Arpaz como un enloquecido ocultista que gobierna desde las tierras en las que descansa Iluminada explotando a la iglesia para sus fines, como no de Vencel Rikard, el príncipe de Buda-Pest, y más ventrue, como Nova Arpad que fue en su día líder del Consejo de las Cenizas, la cuadrilla de príncipes transilvanos.

 Un nuevo clan había nacido hace no demasiadas noches, no almenos para alguien inmortal que ha vivido muchos más años que Isabella, los usurpadores los llamaban, magos antaño, conocidos así ellos se dan el nombre de Tremere, su fundador. Existe una guerra abierta allá donde la neonata se encamina, los tzmisce, demonios en cuerpo, tienen rencillas por su propia tierra en la que Liseta asegura existe un poder que escapa incluso de su comprensión. Declarará que no tiene intención de investigar sobre él, y que Isabella debería cuidarse de hacer pactos con cualquiera antes de conocer a quien le es leal y lo que supondrá serlo también. Hay decenas de bandos enfrentados...

  Sería un viaje largo, en ocasiones parecería que no iban a llegar a tiempo o quizás nisiquiera a llegar y en otras en las que la luna parecía sonreirles. Llegarían a Transilvania por tierra, y no mucho antes dispondrían de la escolta de aquel patrón que tanto deseaba encontrarse con Isabella. Había pensado en cada detalle, en el transporte, en su comodidad, en su seguridad...

   Y el viaje continuó, hasta que se hizo más que evidente que habían dejado el relieve al que la lasombra estaba acostumbrada, la tierra era rojiza allí, como el horizonte cuando desaparecía el sol, y escondía un extraño misticismo. Era una tierra salvaje, lejos de la civilización...y parecía un desierto demasiado frío como para parecer inofensivo.

Notas de juego

-Continuamos en Buda-Pest-