Partida Rol por web

¿Doctor, piensa que los dos medallones serán para colocarlos en aquella puerta?

Eso es, eso es. Los dos soles. ¿recuerdas? las estatuas de la entrada del santuario eran… se dio cuenta de que esto no se trataba de su historia nada más, así que hizo un esfuerzo para simplificar e intentar ir al grano, una gata y una leona. ¿ves? Esta de aquí es Bastet, y la de la otra sala, la leona, Sejmet. Las dos son conocidas como hijas del Sol. Le duró poco... Pero es muy interesante, porque preceden a la época de Aton. Son hijas de Amon Ra, que era digamos que la representación del Sol entonces... La miró un momento sonriendo, como si le estuviera preguntando si quería más café calentito. Hablaba mientras guardaba el medallón del sol, junto con el otro. Emocionado - Pero cuando establecieron el culto a Aton, todas las demás divinidades digamos que desaparecieron… así que pueden pasar dos cosas… se acercó a mirar muy de cerca la talla de mujer gato. Puede que estemos en una parte moderna, una vez que enterraron todo en la dinastía XIX. Pero no. No tendría sentido que siguiera oculta dijo achinando los ojos. La otra, que Bastet y Sejmet son las guardianas del disco solar... estaba pensando en voz alto, negaba con la cabeza de incredulidad, de espaldas a Andrea. Jejeje y yo que creía que habían enterrado la pirámide bajo el Bastet para vengarse pu pu pu pu… que listos los tíos. Mantuvieron a Bastet y Sejmet como si no hubiera pasado nada… y se cepillaron al disco nada más. Que políticos, y 13 siglos años antes que los romanos… si se lo cuen… al girarse vio a Andrea tensa, cansada, esperando una respuesta y no un cuento. Se avergonzó. ¿Como podía ser tan injusto? Por primera vez se dio cuenta de lo sola que debería sentirse con él. ¿pero que te pasa hombre? ¿Estas tonto? La salida. 

Se acercó a ella, mucho más resolutivo. No esta el horno para bollos. - Son ellas. Bastet y Sejmet son las hijas del Sol. Y por lo que ponía en las estatuas, el santuario es de Sejmet. La leona, aclaró.  Es la diosa de la guerra. Estoy seguro de que con estos medallones lo podemos abrir… sacó el mapa, y lo puso en el suelo, cerca de la luz que desprendía Andrea. Hemos cubierto toda la parte antigua, la que estaba enterrada, yo creo. Pasaba la mano por toda el ala Este, mirando a Andrea para acompañarla - Aquí están esos gatos… no queda otra que volver a pasar por ahí. Porque… ahí no hay nada, se refería a la pared de enfrente, marcada con un trazo grueso en el mapa. Solo nos quedan por…. titubeó, no sabía calificar lo que estaban haciendo ¿sobrevivir a salas?…. mmm… hemos estado en toda el ala oeste, y quedan la 2, 3, 4, la 6… y el santuario. La otra subcámara tenía… cadáveres… no tenía nada. Puede que la 6 sea igual, quizá una cámara funeraria… pero no una salida. Esas dijo apuntando a la izquierda… no sé y en la X solo hay un muro ffffff... por ahora. Levantó la cabeza. En realidad todo lo que ha pasado confirma lo que te decía antes Andrea. Esto lo construyeron seguidores de Atón. Fanáticos tradujo. Lo normal es que sellaran las entradas y las salidas y que para entrar al Santuario haya que demostrar que eres fiel. Creo que eso lo hemos resuelto... se levantó una ceja con una mueca que intentaba ser una sonrisa. Hizo una pausa. Le costaba, pero ella merecía toda la verdad. No paternalismo. La salida puede estar en el templo original, creo que en el Santuario… si la hay.  Pero no quiero engañarte. El hombre del mapa y… no podía creerse lo que iba a decir; lo hizo cabeceando, rindiéndose al surrealismo igual que si estuviera diciendo “y este pequeño enano verde”… y el soldado Nazi… tuvieron que entrar por algún sitio. Puede que abrieran los pasillos PI y PJ hasta la zona prohibida y revelaran todo esto, dijo señalando la cámara del Santuario, la 7, 6, 5, 4, 3 y X, y algo saliera mal. Mientras no sepamos que pasó, no sabemos que puede se desencadenar si lo abrimos puso el índice en el medio de la sala grande.

Andrea empezó a escuchar con entusiasmo la explicación de Whitaker, sin embargo, sus divagaciones y referencias a la historia, le empezaban a provocar una sensación de claustrofobia. El miedo le recorría el cuerpo mientras más se centraba en los detalles, los siglos... ¿Se quedarían allí para siempre?

Instintivamente, mientras el doctor hablaba, Andrea, intentando desinhibirse, volvió a fijar su vista en el muro que estaba cerrado. Ahí debería haber alguna puerta. Extrañamente le vino a la mente la idea sádica de derramar sangre ante aquellas piedras. Quizás así... Rápidamente su parte más cuerda le devolvió a la realidad. Nadie va a mutilarse más aquí

Estoy seguro de que con estos medallones lo podemos abrir…

Esas palabras le devolvieron la mente a la presencia de Cameron. Y comenzó a escucharlo con mucha atención.

La enumeración del Doctor de todas aquellas salas y pasillos visitadas, le provocaban un torbellino de experiencias en la mente. Miedo, valor, tristeza, victoria, orgullo...

Puede que la 6 sea igual, quizá una cámara funeraria… pero no una salida.

... derrota. Robert... Fue la imagen que le vino a la mente. Hay que encontrarlo. Murmulló en voz alta muy bajito, que incluso Cameron lo ignoró.

Cuando éste terminó. Andrea se levantó y con la antorcha se dirigió cojeando nuevamente a aquel muro que debería dar al pasillo PJ. Lo tocó con las yemas de los dedos que no estaban heridas, e incluso cerrando el puño golpeó con nudillos por todos lados. Mientras tanto hablaba.

Si aquí no hay salida, entonces debemos volver a pasar por la Sala 8. Golpeaba arriba y abajo para ver si sonaba igual. Creo que la sala 6 debemos ignorarla por ahora, sí. Se desplazó un poco hacia un lateral, fuera de esa posible puerta, donde la pared sí pertenecía seguro a los muros de la sala y poder comparar alguna variación en el ruido. Así que si las opciones son la sala 4, 3 y 2. Mientras pega su única oreja a la pared. Tenemos que pasar sí o sí por la sala 15. Podríamos comprobar entonces los medallones y quizás nos ahorremos más sustos. Seguía golpeando con los nudillos, sintiendo la fría roca en su mejilla.

Guardó el mapa en la bandolera y se cruzó la bolsa con cuidado de no descuajeringar el cabestrillo. Después de secarse la frente con la manga y la mano derecha, la costumbre le llevó a mesarse la barba mientras miraba como Andrea inspeccionaba la pared. Le llegó un sabor salado a la boca al que estaba muy acostumbrado. Sudaba desde que salieron del coche. El coche... ¿hace cuanto ya? ¿cuatro, diez, quince horas? Madre mía, parecen años. El regusto metálico le sobresaltó. Por un momento parecía haberse olvidado de todo, pero el sabor a hierro le recordó que llevaba la barba lleva de sangre.

Tenemos que pasar sí o sí por la sala 15.

No lo podía ver, pero Whitaker asintió con seriedad. Ya no le sorprendía pero no podía menos que respetar la resiliencia de alguien que como él, solo es aparentemente débil. Aun tensa y cansada, con los ojos hinchados de llorar y ni media hora después de que la quemaban con un hierro al rojo, Andrea conservaba la determinación intacta. No parecía inmutarse ante el peligro de abrir lo que podía ser otro nido de víboras, por la sencilla razón de que no había alternativa.

- Pues no hay más que hablar. Si estas dispuesta, vamos a ver “el Ho-Gar de Sej Met” dijo parafraseando la inscripción del Santuario con lentitud, y una actitud entre burlona y desafiante. 

Al ver como Andrea golpeaba la pared para ver si estaba hueca se le ocurrió ayudar utilizar el bastón. Se acercó poniéndose a su lado. Con la parte final del bastón, dio in par de toques. - Toc, Toc… Supongo que, con estas armas podríamos intentar echar abajo la pared aquí o la de la X. Quizá luego… algo va a pasar aquí…  ¿Se vendrán abajo al abrir la cámara funeraria? ¿Quién vi-ve en el Santuario…?

¿Qué demonios querrá decir esto? dijo al muro

Tras comprobar por desgracia que el muro que separaba la sala actual con el pasillo no reaccionaba ni mostraba estar hueca, tan solo os quedó aceptar que debíais atravesar de nuevo aquella sala que cobijaba esos misteriosos felinos.

Cuando lo lograsteis la primera vez no se os pasó por la cabeza que tendríais que volver a repetir aquella experiencia, lo curioso es que desde la última vez que lo atravesasteis parecía que había pasado una eternidad, por lo menos vuestros cuerpos así lo reflejaban.

A pesar del esfuerzo de Whitaker y Andrea, no consiguieron percibir ningún sonido diferente en aquellos muros, así que decidieron volver por aquella sala.

Andrea permanecía en silencio. Esos gatos... Con el amor que tenía por aquellos animales y sin embargo el miedo que le había provocado verlos en aquella sala.

Mientras avanzaba cojeando y con dolores por todos lados, prefirió hablar de algo en aquellos pasillos claustrofóbicos. Doctor, ¿cual es su comida favorita? Cuando salgamos de aquí, le vamos a invitar al mejor restaurante que desee. Sus pensamientos negativos se iban disipando. Yo reconozco que no soy de carnes pesadas o guisos, pero a Robert le encantan. Aunque usted será quien decida. Incoscientemente bajó un poco la espada mientras avanzaba. Hablando de comida, parece que los peligros de la pirámide cesaban.

Finalmente llegaron a la sala. Una visión desde otro ángulo, pero igual de inquietante.

Déjeme a mi primero, antes de que se me enfríe el pie. Había hecho los últimos metros del pasillo a la pata coja, en previsión a esta situación. Se notaba bastante ágil y no quería presenciar más aquella escena, antes de que le perturbase.

Con la antorcha en una mano y la espada en la otra, en cruz, y a la pata coja, pareciendo una funambulista, cruzó ágilmente como si fuera un juego aquel grupo de simples estatuillas decorativas de la sala.

Cuando llegó al otro lado, se giró, cansada pero sonriente y mirando al doctor. Ahora le toca a usted. Y en una posición bastante atlética, estiró su mano con la antorcha para alumbrar la sala todo lo posible.

Whitaker seguía el rastro de un hilo de luz tras de Andrea. Se apoyaba en el bastón. - Toc, toc... Volvía a estar lleno de energía. Intentaba repasar todo lo que habían visto, y ajustar las ultimas piezas del rompecabezas. Después de la experiencia en el altar, todo parecía lejano, irreal. Y ahora, descubrir de repente que Sejmet y Bastet eran en realidad deidades supervivientes en la era del Disco Solar le resultaba, bueno, inaudito. De repente recordó su portfolio de cuero, donde había dejado todo explicado ¿todo? Esos papeles olvidados en la sala 7, eran lo único que quedaría de su historia si desaparecían. Debería recoger el cuaderno… y explicar lo de Sejmet y de Bastet… ¡y avisar de que no entre nadie en la sala 14 !… aunque… bueno, es igual. Los medallones ya no estarán ahí, y si nos pasa algo… bueno, quedarán destruidos o por el suelo en algún lugar… ja, aquí no hay nadie que los vaya recolocando je je je... j … … … je. Se sacudió una sensación extraña de la cabeza. Pensar en algún enemigo vivo emergiendo de la ultratumba era una broma de mal gusto. El tipo de chalanería que se escucha de los fraudes, esos autodenominados egiptólogos de la Universidad de Chiniguini Tennesse hablando de aliens y otras sandeces en Misterios de la Civilización en “Fox News”. Y aun así… había visto con sus propios ojos un soldado nazi, un rayo carbonizar a una persona, cadáveres recientes, una trampa de cajón persa, y otra de plataforma con una polea invertida actuada ¡con sangre!… y por todos los demonios, hasta una especie de gatos que no se sabe ni como están vivos. Si la leyenda de los guardianes del templo de Seth es verdad, pues entonces, oye, cualquier cosa puede aparec…

Doctor, ¿cual es su comida favorita?... Aunque usted será quien decida.

¡Uy! Claro, claro. Por supuesto... a ver… a ver… la naturalidad de Andrea le sacó de su preocupación. Le gustaba ver que estaba animada, y en realidad agradecía la conversación. Le sacaba de un bucle  - pues ¿sabe? la entiendo, solía ser prácticamente vegetariano cuando era chico, pero en Massachusetts me he aficionado a toda esa comida mala, una Sloppy Joe por ejemplo. Pero no, no… mejor dulce. Soy muy goloso, así que apple crumble o un Shoo-fly pie… hmmmm si, si. Siempre que íbamos de visita a Pittsburgh… mis primos y yo nos dábamos un atracón… Eso es. Ustedes elijen la comida y yo preparo Shoo-flye pies, ¿Qué me dice?

Al llegar a la sala, fue visto y no visto. Andrea se lanzó hacia adelante dando saltos cortos y precisos, como si ejecutara una rutina en la barra de equilibrio. Casi sin tiempo para responder. Whitaker vio la cabeza de Andrea asomar al otro lado y hacerle un gesto mientras alumbraba el pasillo. 

Ahora le toca a usted

Sin pensarlo dos veces avanzó dejando una hilera de madrigueras felinas a su derecha. La estampa era un poco deslucida. Con los hombros levantados como si esperara un golpe, y los codos abiertos de par en par, caminaba con el cabestrillo en alto y meneando el bastón a diestro y siniestro sin darse cuenta. La imagen parecía tener que ir seguida necesariamente de un estruendo al descalabrar la vajilla, pero parecía que le hubieran quitado el volumen. Gracias al señor, no le dio a nada y llego junto a Andrea risueño como un colegial. Al ver su cara, susurró, - oye, ¡que fácil!  le guiño un ojo y dijo - cada vez se nos da mejor, eh

Después de cruzar pasillos que ya conocíais con anterioridad, decidisteis de nuevo visitar la entrada a la sala céntrica según el mapa. Ahí estaba la puerta que ejecutó a vuestro guía, ¿qué es lo que podrá ocurrir ahora? Realmente las experiencias que habíais vivido desde la primera vez que pisasteis este lugar os habían marcado tanto para bien como para mal. ¿Estará cerca el final de esta pesadilla?

Allí permanecían las estatuas, cada una de ellas con forma de gato y la otra con forma de leona respectivamente. En el centro de cada una de ellas había un hueco circular, del tamallo de los medallones que portabais.

Eran las mismas paredes, pero todo era distinto. La camisa por fuera, hecha trizas, con 3 botones desabrochados, hasta arriba de polvo y marrón. La parte baja llena de sangre y las mangas remangadas. Aunque Cameron llevaba una mano en cabestrillo, parecía casi simbólico porque movía ese brazo arriba y abajo sin dejar que la cinta de cuero sostuviera nada. La barba plagada de arena, y parcheada con costras de sangre seca. Las sienes llenas de tierra resaltaban lo limpia que estaba su calva, y los ojos claros detrás del cristal. Una especie de vikingo famélico apoyándose en un hacha de 1.90m. El bigote se le levantaba como si fuera sonriendo. En realidad, era un gesto de pura concentración. Es el momento de la verdad. Sin darse cuenta, golpeaba el hacha contra el suelo con un poco más fuerte a cada paso.

Dejaron la sala de Robert y de sus cuadernos a la izquierda.… ahí quedan las explicaciones… pensó con lejanía. Le sorprendió mucho su propia mentalidad. Escribió esos papeles cuando era presa del pánico, como alguien sin el control de su destino. Un cobarde, que convencido de su muerte intentaba salvar lo que tenía de valor. Un hombre asustado, incapaz. Alguien que se agarraba a la esperanza de que otros más fuertes que él lo encontraran y acabaran el trabajo de su padre. Es cierto. Intentaba defender el conocimiento, y la Historia; cosas mas grandes que él. Eso lo entendía, claro. Whitaker lo entendía. Pero esa persona le resultaba ahora completamente ajena. Un extraño. ¿Como que otros? ¿OTROS?… No. No eran otros, más guapos y más listos. No. ERA EL quien iba a revelar el secreto de Atón al mundo, salvar su trabajo y su vida. No “otros”. Los otros pueden usar esos papeles o lo que quieran… de la HISTORIA nos encargamos NOSOTROS DOS pensó al levantar la mirada y ver a contraluz a esa gimnasta que lo guiaba sin ninguna señal de miedo, dejando un pequeño surco en la arena cada vez que arrastraba el pie. Encorajinado, orgulloso de si mismo, ni se inmutó al ver pasar la sala de la Justicia. Si fuera por él, habrían muerto todos ahí, pero ese era otro, un imbécil. Andrea se encaminó sin un atisbo de duda al santuario cruzando el pequeño pasillo que les llevaba a la explanada. Recordó como le había impresionado el olor de la carne de Yusuf abrasándose. Sin embargo, al entrar y ver sus restos carbonizados en un rincón, solo sintió pena. Pobre hombre. Un incauto. Entendió que su humanidad y su empatía no estaba reñidas con la fortaleza, y ¿por qué no decirlo? la frialdad necesaria para sobrevivir. Lo sentía por Yusuf. Pero era el pasado.

Podía ser un recuerdo complicado para Andrea, así que no mencionó el cadáver. La dejó estar, y se separó a la derecha a prepararse. Volteando su bandolera, recuperó primero una espada corta, que apartó a un lado. Luego dos medallones, uno sobre otro. El azul con grandes manchas resecas de sangre, y otro de cobre, con la imagen del Sol. Se giró hacia Andrea, apoyando ambos discos contra su cintura con el brazo en jarra. Su sombra serpenteaba en un hacha ceremonial, apoyada en la pared a su espalda. La atmósfera de tensión era palpable. Picante y viscosa.

- ¿Estás lista? Su bigote se alzaba de nuevo, con los ojos achinados. La expectación del peligro, la aventura  y la adrenalina le hacían sonreír ¿Quién se lo hubiera dicho?

Cameron sorteó magistralmente aquellas extrañas figuras en el suelo.

cada vez se nos da mejor, eh

Andrea le sonrío ampliamente. A pesar de su estado tan lamentable, aquel hombre era un completo héroe. Le dejó avanzar delante suya, en señal de respeto. Quería apreciar al arqueólogo por un momento, de arriba a abajo y viceversa, como quien observa a una celebrity de la MTV.

Con cierta agilidad, consiguió volver a ponerse a su altura. Podía avanzar con destreza rápidamente a pesar de su herida en el pie, sin embargo, necesitaba parar cada poco para recuperar fuerzas.

Finalmente llegaron a aquellas puertas. Andrea sabía que la figura de Yusuf debía estar ahí. Notó como el propio Whitaker intentó evitarle el mal trago, sin embargo, ella confiaba en que se había hecho mucho más fuerte durante esta aventura. El hormigueo en la parte izquierda de su cabeza, donde debería estar su oreja, así se lo recordaba constantemente.

Se armó de valor y miró con determinación al cadáver. Allí estaba Yusuf. Sintió un lígero alivio, ya que en realidad su mayor miedo era que no estuviese allí donde le dejaron. Sin embargo, no se había fortalecido tanto como pensaba, y rápidamente le sacudió un golpe de pánico y ansiedad interior. El recuerdo del sonido de aquel ataque fulminante al guía que le provocó la muerte, le recorrió los huesos.

¿Estás lista?

No... Iba a decir instintivamente cuando Cameron le sacó de su nebulosa. Sin embargo, al observar nuevamente a ese hombre junto a ella, los miedos se disiparon. Sí. Fueron sus palabras sin un atisbo de duda.

Soltó la espada junto a la pared más próxima a las estatuas, dejándola apoyada de pie, sobre su punta. Tocó con su mano la pistola en su cintura, comprobando que seguía en su sitio y se acercó a Whitaker, cogiendo el medallón de la luna. ¿Éste donde iría? Y fue en ese momento cuando se fijó en aquellas dos estatuas. Una mezcla de miedo y de curiosidad le azotaba. Lo hacemos a la vez Doc.

¿Éste donde iría? 

- Creo que ahí… en la gata... le dijo señalando a la estatua de Bastet que asomaba tras su espalda. - Y el otro aquí, en Sejmet. Whitaker se acercó a la pared opuesta. Suspiró en dirección al bastón, mientras se rascaba la nuca. Sacó el brazo, y estuvo probando a agarrar el hacha con la mano izquierda. Podía hacer algo de fuerza con el índice, contra el hueco que quedaba entre su palma y la mitad de los dedos anular y corazón. Aun así, se le resbalaba. Lo arregló utilizando la cinta que le servía de cabestrillo. Mordiendo un extremo y con dos lazadas, consiguió atar la mano a la parte alta del arma. Así, apoyo aquí… y la fuerza en realidad se hace al cogerlo por aquí… con el bastón horizontal recostado en la mano mala, apretó su puño derecho en el asidero y tiró su peso con fuerza hacia adelante lanzando el arma como si fuera una pica contra la pared. - Clasrrrrrrrrrrps sonó al deslizarse sobre la piedra. Miró de lado a Andrea con mezcla de sorpresa y satisfacción. Levantaba una ceja como diciendo medio... va-ya... no esta mal. Se rio quitándole hierro - jejeje visto lo visto, esta vez nos van a pillar preparados.

Andrea parecía lista. Más que una persona real, parecía una versión de si misma de paseo por un sueño, o en la promoción de su nueva película. Una versión sacada de “La Joya del Nilo”, rubia al estilo de Kathleen Tuner, sin remilgos ni miedo a mancharse las manos. Levemente vulnerable y con la incertidumbre de no saber que va a pasar, pero al fin y al cabo sin miedo:  somos los buenos de la película, y todo va a salir bien. Whitaker respiraba la misma seguridad. Recogió su medallón ¿a la vez… empezó como si lo preguntara, pero acabó afirmando. Intentaba visualizarlo. - Los ponemos… y mejor nos retirarnos un poco… ¿no? por allí… señalo hacia atrás, a la entrada de la explanada a unos 4 o 5 metros. - A ver que pasa.. confesó mirando a Andrea a los ojos, y levantando los hombros en un gesto que lo decía todo… Y bueno… si sale algo de ahí… pues... pensaba en voz alta... en fin... era consciente de lo peliculero que sonaba pero sin duda, era jodidamente apropiado… - Tenemos esto, dijo levantando el bastón y mirándolo como un elemento extraño - Toc. Se giró hacia el pasillo unos segundos - Pero si por lo que sea… ermm… hay que salir de aquí… rápido… recuerda el foso. Es solo un salto, y quizá al otro lado se esté más seguro.

De repente se quedó callado. Padre habría sido increíblemente feliz aquí... Sonrió, moviendo la cabeza de lado a lado, intentando deshacerse de una contractura en el cuello. Se fue hacia Sejmet, sosteniendo el medallón… las hijas del Disco... jejeje... que locura… Sin mirar su compañera, con los ojos fijos en la estatua de Sejmet, le dijo  - Confió en ti, Andrea… ... ... que curioso… reflexionó conn un hilo de voz, casi para si mismo.. pero bueno, venga, se sorbió los mocos y pasándose la mano por la nariz… Es la hora. - Vamos a por ello eh ¿a la de tres?

Señaló los tiempos con la cabeza…  - uno… suspiró cerrando los ojos… dos… se mordió el labio inferior… VAMOS  ¡TRES! . Nada más meter el medallón, encajó de pie en el hueco circular en el pecho de Sejmet Cameron se retiró de un respingo, dando varias zancadas rápidas hacia atrás, mientras hacia gestos con la mano a Andrea para que le siguiera… ven, ven...

Andrea se dirigió a la estatua que le correspondía.

Con el medallón en la mano se acercaba con cautela a aquella figura. Aquella postura y ese nerviosismo en el estómago, le recordaba a sus primeros Halloween cuando salía con sus hermanas mayores a recolectar dulces con el famoso "truco o trato" y siempre le dejaban a ella el "honor" o el apuro de tocar a cualquier casa desconocida.

Miraba de reojo a su compañero. No quería dar ningún paso en falso. También miraba de reojo a su espada. ¿Sería capaz de usarla? En su mente miles de películas, donde el monstruo está tras la puerta. Pero también otras tantas donde estaba la salvación. Sabía que su pistola estaba en la cintura. Con eso sí que no tendría miramientos. Cameron se forma un arma espectacular. Tiene seguramente las mismas sensaciones de peligro.

Finalmente el doctor se acerca a su estatua. Observa como se dispone a poner su medallón y allá va ella también a hacer lo propio.

uno... dos... TRES!

Andrea lo hace prácticamente al unísono. Y mientras el doctor se aleja hacia atrás, ella lo hace hacia un lado donde está su espada. La coge con su mano buena al tiempo que se va llevando la mano al cinto. No pierde de vista la puerta, hasta el punto que no sabe ni donde está el doctor. El corazón le va a estallar...

Tras haber colocado los dos medallones correctamente la puerta de piedra se deslizó hacia el interior como por arte de magia. El santuario os estaba invitando a entrar ¿significaba que erais dignos de conocer el mayor de sus secretos? Parecía que la respuesta era sí.

Avanzasteis con lentitud, sobre un pasillo más ancho que de costumbre y ornamentado con columnas que hacían de soporte para aquella especie de templo oculto subterráneo.

El olor era rancio, pero la curiosidad hacía no deteneros hasta que un sonido os obligó a ello.

Se trataban de pisadas, pisadas que a simple vista parecían ser de un animal, o al menos que pesaba tanto como uno de ellos pero lo sorprendente es que era… ¿bípedo?

En pocos segundo se reveló una imagen que jamás se borraría de vuestra mente: una criatura mitad humana, mitad animal se acercaba entre gruñidos.

El miedo os hizo estar paralizados hasta que la criatura se detuvo a escasos dos metros.

Con cuidado, aquella aberración empezó a acercarse más al Doctor Cameron, a olisquearle como animal que parecía ser. El sudor corría por su frente.

Tras hacer aquello, la criatura se giró para dirigirse a un lujoso trono hecho de oro y se sentó en él. El acceso al asiento estaba varios peldaños más arriba haciendo que aquella criatura obtuviese la perspectiva de todo un emperador.

En un acto que parecía premeditado, la criatura alzó la voz y con un tono gutural empezó a decir algo en un idioma que podía ser egipcio arcaico.

Como no eras una entendida en la materia no podías distinguir ni una palabra.

Arro...di...lláooos

Al abrirse las puertas avanzaron cautelosamente. Aquel ruido provocó que Andrea alzara la espada con cierta solemnidad, mientras su mano izquierda se iba hacia la cadera.

Sin embargo, cuando la visión eclipsó al ruido... Andrea se quedó paralizada. Ni en sus peores pesadillas podía prever una imagen así. La garganta se le secó y tampoco pudo gritar, ni siquiera cuando aquello se acercó a Cameron.

Quédate quieta. No hagas nada. El miedo se había apoderado de ella y eran los únicos pensamientos que venían a la mente. Ves, no está haciendo nada. Ya está pasando. Mientras aquella figura retrocedía y se sentaba. No es real, esto no es real.

Y aquella cosa empezó a hablar. Andrea no entendió nada. Pero su voz había desaparecido, y no le era posible ni preguntar a Whitaker qué había dicho aquella criatura. Permaneció en silencio, temblando.

Mientras se adentraban en el santuario, a Whitaker le envolvía una sensación  de anticipación, pero nada podría haberlo preparado para ver a sus pesadillas hacerse carne: una figura monstruosa, sacada de los delirios de un moribundo se acercaba. Cameron se quedó petrificado. No de miedo, que también, si de pura estupefacción. No… no… es posible. De pura impresión, relajó los músculos y dejó reposar el bastón que hasta entonces echaba hacia adelante de forma defensiva, contra el suelo. Se quedó literalmente con la boca abierta. Me he vuelto loco. Loco. Y sin embargo, pudo oler el sabor amargo en aliento del cánido cuando se acercó a pocos centímetros de su cara, olisqueándole. ssssss reeeeeeeeAAAAAL ¡¡REEEEEEEEEAAAAL!! CRISTO REY, bendito sea el reino de los cielos. 

Contuvo la respiración, tratando de mirar a los ojos de la bestia, hasta que esta se dio media vuelta yendo a ¿su trono? … un canido, un… un perro…. mierda… ¿el maldito anuBIS? joder, ¡eso es imposible!... eh… eh… un, un engendro… un guardián, una mezcla, los guardianes, es algo que criaron con, con… ¡¿PERO NO LO VES SUBNORMAL?!!  ¡¡ANDA COMO UN HOMBRE!! joderjoderjdoer… la madre que me pario, joder… pero, pero… esto, esto, esto es sobrenatural…. un demonio, joder Cameron, un demonio… ¿QUE HEMOS HECHO?... en este punto no podía más que rezar, antes de lanzarse hacia la bestia como un loco… SAN MIGUEL ARCANGEL, LA IRA DE DIOS, PROTEGE A LOS SIERVOS DEL SENOR, COMANDA AL EJERCITO DE YAHVE Y ORDENA A ESTE DEMO…

Shee....tpu... khaa

MOni... o… habría pensado que era imposible, pero alcanzó un nuevo estadio de estupor más allá del miedo.  Los ojos casi se le salen de las órbitas ¿ha… ha… HABLA? el cerebro de Cameron intentaba resetearse… tenía que pensar rápido… ¿de verdad? ¿un... un... Dios?... es un… un guardian del templo. REACCIONA, joder… vale, vale… es de carne y hueso, es de carne y hueso… ¡arrodíllate!  Whitaker decidió ganar tiempo… Había que responder. Miro rápido a Andrea a su lado y casi susurrándola le dijo - arrodíllate, arrodíllate… le hablaba mientras bajaba la cabeza e hincaba a rodilla izquierda… - lo… lo... lo ordena... Se apoyaba en la rodilla izquierda y se cuido de agarrar el bastón-hacha con los dos brazos, en caso de que a la mínima tuviera que lanzarse hacia adelante e intentar atravesar a esa ¿bestia?... nueva mirada fugaz a Andrea, antes de bajar la cabeza y empezar a susurrar como si estuviera rezando. Suspirando, lo repitió tres veces de forma cantarina, sonaba como una letanía budista que repetía para si mismo, pero en realidad decía:

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

Buscó a la bestia con la mirada, hizo un gesto solemne de reverencia mientras intentaba ordenar las expresiones fonéticas de los jeroglíficos en su cabeza. Bajo la frente y mirando al suelo, gritó con fuerza 

¡¡ ANKH  po AKHET !!  …   NOMEN  HEKA - HA