Partida Rol por web

arrodíllate, arrodíllate…

El miedo que dominaba a Andrea, más el miedo en las palabras del Doctor, fueron suficientemente poderosos como para arrodillarse sin pestañear ni cuestionar ninguna lógica de todo lo irracional que allí ocurría.

Rápidamente flexionó su rodilla, sin inclinar la cabeza hacia abajo, ya que solo miraba al doctor, como un alumno mira a su profesor de aerobic. Se apoyó de la espada para hacer esa flexión de rodilla y tronco, ya que el dolor en el pie ante movimientos distintos le sacudía con fuerza.

La espada... Sin duda, el arma que portaba no había impresionado a aquella criatura, así que Andrea, empezaba a cuestionarse qué ridículo era seguir portándola y hasta que punto no era mejor esconderla o apartarla de allí.

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

"tu estate preparada; a una señal, dispara"

 

La primera frase fue ignorada por Andrea, pensó que era un rezo de puro nerviosismo. Por suerte la última palabra "dispara" le hizo prestar más atención para escucharla una segunda vez. Y con la tercera, entendió completamente el mensaje.

Dispara... Temblando, de rodillas, sin querer mirar a aquella bestia a los ojos ¿cómo iba a poder ser tan rápida en disparar? Eso fue motivo suficiente para soltar con delicadeza la espada junto a ella, lo más atrasada posible. Arrastrándola hasta la altura de su pie más lejano. Y ahora sí, con su mano buena por fin libre, cogió una postura de extraña reverencia protocolaria donde esa mano se colocaba sobre su espalda, rozando el mango de la pistola.

Pensó en comentarle algo al Doctor con la misma estrategia del rezo, pero no sabía de verdad si sus palabras saldrían de su boca. Estaba aterrada. Así que guardó silencio mientras notaba como el sudor le recorría la espalda y nuevamente un líquido le recorría la pantorrilla.

Andrea, tras ver la metamorfosis de aquella criatura en una persona "normal", pudo respirar profundamente, aunque aún seguía en postura de sometimiento ante todas las múltiples amenazas que se imaginaba en su cabeza.

Por ello, no reaccionó en ningún momento cuando aquella mujer se dirigió a ella.

por favor, acércate ante mi y extiende tu mano...

Andrea se acercó inclinada, como poseída, abrió su mano con aquella raja aún roja por la sangre seca y acogió aquel anillo esperando que todo aquello acabase.

Cuando la mujer se desplazó, Andrea instintivamente cerró los ojos presa del miedo de alguna represalia, pero no pasó nada.

Cuando los abrió, se reveló ante sí una salida. ¡Una escapatoria! ¡por fin! ¡ROBERT ESTARÁ FUERA ESPERANDO! Pero sus piernas no reaccionaban a sus pensamientos. ¿Y si le atacaban? ¿Cuántas más trampas habría? El doctor tendría la solución...

En ese momento pensó en el Doctor, se giró y vio a ambos, uno junto al otro.

Ah... el Sol de Ra... el intercambio justo por el trono del Faraón. Ahora te pertenece... ve a él y reclama tu poder 

Aquel tirón del colgante de aquella mujer hizo reaccionar un mecanismo en el interior del subcosciente de Andrea.

Sin premeditación ninguna, se llevó la mano a la cintura y mientras apretaba con su puño izquierdo aquel anillo, con el derecho apuntó a la mujer con la pistola.

Ni se te ocurra tocarle de nuevo o... aunque su voz titubeaba un poco, su mente, completamente lúcida, le bombardeaba los pensamientos con bastante fiereza ... o te juro por todos los dioses egipcios que ésta será tu tumba de verdad.

Doc, vámonos de aquí. Robert nos espera. Decía sin quitar la vista a aquella mujer.

Ver a Anubis transformado en las curvas de una sacerdotisa fue demasiado para Whitaker que perdió la compostura, y la sensación de urgencia. Esto iba más allá de la arqueología o reescribir la historia. Era viajar en el tiempo al corazón de otro mundo. Una regresión a su niñez, al chaval que leía libros y bebía películas históricas como si contuvieran el secreto de la inmortalidad. Se levantó relajado. Incapaz de articular palabra, miraba a esa mujer como si fuera una aparición divina y es que lo era… ¿o no?

… haberos mostrado dignos ante los ojos de las hijas del Sol 

¿las hijas del Sol? ¡Madre mía! llevaba razón, ella es una guardiana, ella era la… cuando le miró directamente a los ojos, se hundió en esa sonrisa blanca perdiendo el hilo, hechizado. Podría escucharla toda la vida. Siguió sus movimientos al acercarse a Andrea como si estuviera viendo una garza atravesar el Nilo. Casi podía ver los juncos. Ni siquiera escuchaba lo que decía... y de repente ¡se abrió una salida! ¡SI!  ¡Estamos salvados, SI! - ¡Andrea! con un hilo de voz le lanzó una mirada sonriendo…

…todos salvo el elegido... quien no podrá abandonar este lugar. No habrá preguntas, no habrá dilaciones... no habrá segundas oportunidades

elegido... al decir eso, los ojos negros se clavaron en él, escudriñando su alma, se quedó perplejo ¿elegido? ese ángel le miraba a él... a él, Cameron J Whitaker. Su completo foco de atención, ¿yo? la sacerdotisa se acercaba y no le quitaba los ojos de encima. Whitaker no sabia que sentir. Anticipación, por un lado miedo... pero por otro, ninguno. El epitome de la femme fatal, amenazante y seductora. La hija de Sol podría hacer lo que quisiera... ¿la hija del…

En cuanto a ti... llevo esperando este momento décadas... 

Al sentir su voz y el tacto de su mano, un escalofrío le recorrió la espalda. La miraba sin creerlo. No tenía ojos para nada más. 

- Ah… el Sol de Ra... 

...le dijo sonriendo con la mano sobre su amuleto. Cameron, desarmado, sonrió e intentó articular palabra, - Si, cof… es… es… mi familia, no... iba a referirse a ella como nomen Aton-ha, hijda de Atón, pero se dio cuenta a tiempo… no, no, guardiana, un soldado de los dioses, madoi heka-ha… madoi heka-ha. El traspiés se volvió una sensación incomoda que empezaba a reptar por su nuca. Mientras la sacerdotisa apoyaba sus manos en su pecho y admiraba el ojo de Ra, los pensamientos de Cameron se arremolinaban. En una nebulosa, como drogado, luchaban el deseo de dejarse ir en el olor de la mujer y el de prestar atención a ese zumbido molesto detrás de la oreja. A duras penas recordó las palabras a Andrea. ”…este santuario desde 1941…”  ¿1941? pero… una mal presentimiento tomaba cuerpo. La sensación que tienes cuando te están timando; tu subconsciente ya lo sabe pero tu todavía no te has enterado y sigues sonriendo como un idiota. ¿Ra? ¿RAA? ¿pero que clase de guardián del templo de Aton eres… al mirarla otra vez, volvió a quedarse pasmado… tu?

… el intercambio justo por el trono del Faraón. Ahora te pertenece...

Intranquilo, oía el ofrecimiento tan cerca de él, como si fuera un secreto. ”mis días aquí han acabado…” … “…el elegido ha llegado a su lugar…”… ¡convertirse el guardián! Una parte de Whitaker no lo dudo. Al contrario, se abalanzó sobre esa idea con tanta voracidad que se asustó. Era tentador: bucear en las respuestas, en la sabiduría. Todo lo que siempre había querido. ¿Quien mejor que él? El erudito de Atón, el único que había creído en su padre… … pero … … eso es lo que esta mal ¿No? Atón, ATON… no Ra ¿que esta pasando aquí? ¿quién eres tú?... al pensar en el viejo Prof .Whitaker… le vinieron a la cabeza las imágenes de la sala del sacrificio… recordó otra vez las pruebas y ¿la trampa del puente levadizo? como entonces, volvió a recordar… “quien empuja la rueda... tiene que quedarse al otro lado…”… y miro a ese animal tan bello… 

…ve a él y reclama tu poder…

al otro lado... ¿eres tú? ¿tú te quedaste atrás en 1941? todo cobró sentido, el hombre del mapa, la expedición Nazi que no salió de aquí, el descubrimiento del que nunca se supo… alguien se quedó atrás... La miraba con una genuina mezcla de amor, compasión, devoción, lujuria y envidia. No eres un Dios ¿verdad?… pero sabes tanto… La duda estaba rompiendo en dos. Todo lo que había buscado en bibliotecas oscuras y frías, delante suyo: en sangre y hueso. Pero algo dentro de él, una minúscula nuez de orgullo, de aventurero, de vencedor y de macarra que no existía hace solo 20h, se reveló. Había llegado hasta aquí para descubrir el secreto de la pirámide y enseñarlo al mundo… lo había conseguido, y quería Sobrevivir. Cuando sintió como tiraba del medallón, en un acto reflejo, siguiendo lo que nunca pensó que tuviera: instinto, pasó lo impensable. Cameron se echó la mano buena al pecho con delicadeza, pero firme, apoyándola sobre las de la mujer. Sentía la suavidad de su piel, y con pura admiración el la cara le dijo mirándola - Que todos los espíritus del aire te obedezcan Modei heka-ha. 

Al mismo tiempo Andrea reaccionaba rápidamente, defendiéndole...

Ni se te ocurra tocarle … ésta será tu tumba de verdad. Doc, vámonos ...

- Sal, Andrea, sal de aquí, le dijo Cameron al oírla, volvió la mirada hacia ella con angustia en los ojos. ¡SAL! Con la cabeza mucho más clara, ahora temía por su vida. No había llegado hasta aquí para que ella muriera también. Ella tiene que salir. Como sea. Buscaba otra solución. Miró al ser de otro mundo con ternura, explicando su gesto - Un sacrificio, un teneku, ha de viajar al inframundo por propia voluntad… vencido por la fascinación que le causaba, preguntó en voz baja - ¿quién eres tú? una parte de si mismo quería decirle:  te salvaremos, otra parte sabía que quizá la única forma sería…  No, no tienes por que morir modei heka-ha…

De pronto, como si se tratase todo de una película de terror, los supervivientes comprobaron que aquella hermosa mujer con ropajes egipcios comenzó de nuevo a transformarse en aquella grotesca criatura sacada de las pesadillas.

Sus dientes afilados y su rostro monstruoso encogía los corazones. Su mano, suave antaño, ahora se tornaba de nuevo áspera y ésta sujetaba el colgante del Doctor, el cual no cedió.

Andrea estaba apuntando con la pistola, tenía a tiro a aquella criatura ¿pero debía apretar el gatillo? ¿Serviría de algo el intento de Whitaker por dialogar con aquella guardiana?

No... habrá... prr... prrreguntas....

vocalizó de forma entrecortada, gorgoteante y escalofriante. Parecía que aún podía comunicarse en un idioma claro para todos, pero no por mucho tiempo.

Notasteis algo más, algo horrible: todo el subterráneo comenzó a temblar. Notasteis como la arena empezaba a caer, como preámbulo de que algo peor iba a suceder. Si la pirámide se venía abajo era quizás cuestión de tiempo.

Pero la salida está tan al alcance...

Andrea, con firmeza, apuntaba a la mujer. Se había llenado de valentía. Sin embargo, le empezaron a aflorar dudas cuando vio que la reacción de Cameron no era para nada temerosa sino todo lo contrario, se mostraba bastante cómodo.

Ella estaba en un estado fuera de razón, actuaba por instinto. Quería actuar por instinto. Si tenía que disparar a aquella mujer, necesitaba hacerlo de la manera menos consciente posible. Necesitaba que el raciocionio siguiera manteniéndose al margen de la situación. Pero aquellas formas de Whitaker... ¿y si disparo a una víctima? ¿y si quiere ayudarnos?

De repente, nuevamente los acontecimientos se sucedieron tan rápido que el instinto volvió a tomar el control de Andrea. Aquella mujer se volvió a transformar en esa criatura del infienro. Por ello, al igual que apareció el instinto, lo volvió a hacer el miedo.

No... habrá... prr... prrreguntas...

Andrea no dijo nada. Seguía apuntando. Se mordía el labio para evitar los nervios. Quería llorar y huir muy lejos. El dedo del gatillo le temblaba. El instinto lo sacudía, el raciocinio lo frenaba. Aquella criatura podría moverse en cualquier momento.

¡Doc! Fue la única palabra que dijo Andrea, en un tono de desesperación y pánico. Esperaba que fuese lo suficiente para que Whitaker entendiera que ella iba a actuar pero necesitaba escuchar de la voz del arqueólogo para saber qué hacer. Los oídos puestos en su compañero, pero la mirada, completamente llena de terror, no se quitaba de la figura de aquel monstruo

Antes que nada, lo notó en los ojos, los mismos ojos negros que antes lo fascinaron al ser capaces de hablarle sin hablarle. En lo profundo de esas pupilas algo cambio. Un negro brillante, hermoso, del color del azabache se desvaneció tornándose en la nada, no en negro, si no en un vacío gélido, en la ausencia de todo. La ausencia de vida. Tal y como la vida salió de la mirada de esa mujer, su carne empezó a corromperse y Whitaker salió del embrujo de la guardiana de las Hijas del Sol.

No... habrá... prr... prrreguntas....

Se estremeció al ver ese rostro angelical desfigurarse grotescamente a un palmo suyo. Como había temido… no había salvación posible. No para ella, quien sabe si una doctora del siglo XX que ahora, conocía el otro mundo. Un sentimiento de pena terrible le invadía. Tenía que morir: y los secretos de Egipto morirían con ella… Pero no los míos. No los míos... 

¡Doc!

Miro a Andrea. CORRE, por favor…  ¡¡ SAL DE AQUÍ !!  CUENTA LA HISTORIA…

La miró a los ojos tomando una pequeña pausa... pidiendo perdón. La tentación de saber, de saberlo todo; la había puesto en peligro a ella. NO. NOOOOOOO. La rabia, y ese se núcleo frío de Whitaker que antes se había revelado a aceptar el trono tomó definitivamente el control. Demasiado tarde. ¡Piensa!  El no podía alcanzar la salida sin luchar, pero podía evitar que la guardiana la alcanzara. Es ella o tu. Andrea tiene que salir. No hay tiempo. CORRE. CORREEEEEEEEEEEE. Inspiró fuerte una vez. Padre misericordioso. Acógeme en tu seno. Dame fuerza y vela por mi alma. ¡deum fortem!. Abrió los ojos y lanzó toda la fuerza que le quedaba en un ataque a ese demonio. Por primera vez, Cameron, un chaval religioso de Scoffield, Utah, desató toda su rabia y una violencia desenfrenada luchado por salvar ¿la vida? AAAAAAAAAARRRRGGHHHHHHHHHHHHHH, tiró de su cuello hacia atrás para ganar la iniciativa, y soltó la mano derecha de su amuleto lanzándola adelante intentando separar la cabeza del chacal de la suya y alzar su mandíbula exponiendo el cuello. Con toda la brutalidad de la que fue capaz, arrastró el brazo izquierdo que agarraba el hacha girando hacia dentro y empujando con fuerza para degollar a la bestia.

El único músculo de su cuerpo que sentía era el que rozaba el gatillo. El resto estaba completamente paralizado por la situación de terror. En un tiempo que pareció una eternidad, al final escuchó

CORRE, por favor…  ¡¡ SAL DE AQUÍ !!  CUENTA LA HISTORIA…

Si había algún rastro de valor en el cuerpo de Andrea, esas últimas palabras lo consiguieron hacer desaparecer. Al tiempo que aflojó aquel músculo del gatillo, parece que todos los demás músculos recobraron vida y la apremiaban a huir.

Se giró rápidamente buscando aquella salida. Con bastante más velocidad de lo que su condición física en una situación normal le permitiría. Tiene un plan. Pensó o intentó autoconvencerse. Tiene un plan. Siempre tiene un plan. Seguía pensando mientras avanzaba.

No habría avanzado más de tres saltos cuando escuchó nuevamente tras de sí

AAAAAAAAAARRRRGGHHHHHHHHHHHHHH

No mires. Tiene un plan. Dio un paso más. Pero de repente se paró. Se giró. Levantó su arma. Y apuntó.