Partida Rol por web

Deja de hacer lo que estaba haciendo, para clavar sus astutos ojos en ti y prestarte atención.

-"¿Provocación? No sé a qué te refieres. Y sí, viendo tu cara cuando di el discurso, no me ha extrañado nada ver que has venido a verme."

Cuando avanzas hacia su mesa y vuelves a increparle, se recuesta la espalda en la silla y te escucha seriamente y con interés.

-"Querida sobrina. Si di ese discurso en la posada, era para que todos, repito, todos, sepan que hay unos nuevos héroes en Bree, dispuestos a ayudar a sus gentes. A la población le viene bien, ya que están bastante asustados y así se quedan más calmados. Se sentarán en sus casas tranquilos y confiados de que hay alguien que vela por ellos. Si algún bandido lo ha escuchado, puede que vaya a avisar a sus compinches y estos decidan irse a otro sitio a hacer sus fechorías. Además, lo de nombraros salvadores de Bree ante todos, fue una manera de asegurarme de que aceptaseis y no os negarais a aceptar este encargo. Suponía que ya lo habrías adivinado."

Se incorpora y apoya los brazos encima de la mesa.

-"Sé que tienes miedo y lo comprendo, pero puedes estar tranquila. No os hubiera pedido ir tras esta banda si no confiara en vosotros y tuviera un plan. He ordenado a los vigilantes de las puertas, que pregunten a cada una de las personas que salgan o entren, a dónde van o a qué vienen a Bree. De esta forma tendremos controlados a los forasteros. De todas maneras, si ves que va a ser mucha tarea para ti, o no te crees capaz de afrontar esta aventura junto a tus amigos, puedes quedarte en tu smial pintando tu preciosos cuadros."

Y se queda a su vez mirándote con la misma media sonrisa en su cara.

Con la cara ya roja como un tomate por la rabia acumulada, solo le faltaba echar humo por las orejas. Malhumorado y echando chispas y rayos por los ojos, el pequeño hobbit se bebió lo que quedaba de su bebida y se puso de pie.

-"No me gustan los elfos. No me gustan los forasteros. No me gustan los desvergonzados, aunque sean mujeres, que me insultan y me amenazan en mi ciudad, en mi posada. Y me da igual que ese soplagaitas de Holfast os haya nombrado comisario o cartero, como si os nombra rey de Moscagua. Ahora mismo voy a ir a su casa a tener unas palabras con respecto a vosotros. Adiós."

El pequeño y enojado hobbit se fue empujando a la gente en dirección a la puerta para salir de la posada. Su compañero, apesadumbrado y blanco como la leche, se queda de piedra en su asiento.

No sabiendo muy bien qué hacer, rebullendo en su asiento, escucha atento las palabras de Gallind, que parecen tranquilizadoras.

-"No ha estado bien hablarle a Arn así, es un tipo algo complicado. Bueno, a mi tampoco me ha gustado su tono señorita, Arn tiene razón en parte; aunque no comparto su mala leche. A él no le gusta hablar de aquello, le disgustó mucho perder sus cosas." Dice mirándoos seriamente.

-"Hace unos meses, mientras volvíamos de Combe, de vender nuestras cosechas en la feria que allí se celebra, fuimos asaltados por varios individuos. Bandidos, embozados con pañuelos y capas que les cubrían los rostros, ya me entiende. Nosotros saltamos de nuestro carro y salimos corriendo a toda prisa al bosquecillo que había en el lado norte del Gran Camino del Este. Allí los despistamos y seguimos corriendo casi hasta llegar destrozados a Bree. Perdimos la carreta, algunos productos que traíamos para vender aquí y a los pobres Pin y Pon, nuestro mulos."

Coge su jarra y le da un buen trago. Parece muy apenado al haber contado lo de sus mulos.

-"Nosotros habíamos oído algún chisme sobre que últimamente había habido algún asalto en los caminos, tanto en el Gran Camino del Norte, como en el del Este. No nos lo creíamos mucho, la verdad. Además, ¿quién iría a robar a unos pobres granjeros? El caso es que al volver de Combe, casi llegando a la Posada Abandonada, a un día de viaje desde aquí, fue donde sufrimos el ataque."

Vuelve a darle otro trago a la jarra de cerveza y la deja casi vacía en la mesa.

-"Tal vez si preguntan en esa posada, puede que sepan más cosas. Yo nunca he entrado, ya que dicen que no es un lugar adecuado para un viajero cansado, ya me entiende. La comida es mala y escasa. Los colchones están llenos de pulgas y dicen que es mejor que duermas con una oveja para atraerlas. El salón público está tan lleno de gente terrible que es mejor que te quedes toda la noche de guardia. Dicen que un grupo de enanos que pasó por allí, acampó en la espesura del sur del camino, ya que un pariente suyo, que se había hospedado en la posada, había desaparecido sin dejar rastro."

Vuelve a beber del espeso brebaje. Parece que le gusta contar historias y está disfrutando con estas últimas, incluso poniendo vocezillas.

-"Eso es todo lo que puedo decirles, no tengo más información me temo. Espero que les sirva de ayuda y atrapen a esos malnacidos, ya me entiende."

Me temo que ya nada podremos hacer por él. - Dice mirando en dirección hacia donde los recientes pasos de Arn resonaban contra el suelo. Y volviéndose sobre si mismo para ver a Stef - Lo siento mucho. Me apena no haber podido calmar los ánimos adecuadamente. - El hobbit empezó a relatar lo que sabía mientras Gallind se rascaba la barbilla pensativo. - Valla, eso último que cuentas parece más leyenda que verdad. ¿Enserio existe esa posada? - Y con una leve sonrisa del calor propio que da una buena historia. - No debo negar que ha sido una historia interesante. Usted tiene madera de cuentacuentos. - Aunque la pesadumbre de la primera parte de su discurso regresa a su mente. - Sin embargo, ha sido una pena por lo que han pasado en el camino. Espero poder dar con esos bandidos y hacer justicia. De mi parte le agradezco que halla sido tan amable de relatarnos lo sucedido. - Y volviendo a rascar su mentón. - Me temo que ahora nos toca a nosotros poner todo nuestro ingenio y astucia para resolver estos misterios. - Cerró su frase con un guiño de ojo. - Entonces qué, Rilwen. ¿Partimos?

- Bueno perdonad a su compañero, creo que ha tenido que tener más respeto por los salvadores de Bree. De todas formas me ha venido bien. - Dijo esta vez con una sonrisa - que se haya enfadado del todo, si se hubiera quedado aquí, seguro que le hubiera interrumpido, y no hubiera dicho ni la mitad de lo que quería decir. Le aconsejo o invito a que venga con nosotros, Stef, estoy segura de que será una buena forma de ayudarnos, y de recuperar su mercancía. ¿Qué opina?

Después miró a su compañero con una sonrisa. - Tranquilo Gallind todo está controlado, solo quería ver hasta donde llegaba el temperamento de Arn, creo que fue buena idea enfadarlo para que Stef pudiera hablar. El semblante desafiante de Rilwen cambió para mostrar un rostro dulce, casi pueril, y con la fragilidad de una tez suave y de una complexión delgada.

- Yo no dudaría de las palabras de nuestro amigo. Le comentó a Gallind, y esta vez acercándose más le comunicó en susurro aunque Stef lo podía escuchar. - Estoy segura que esa posada existe, y es el nido de bandidos, asesinos y maleantes que quieren invadir Bree y los terrenos circundantes. Es temible saber que han encontrado un líder que los aglutine, y aquí todo esto se complica, pues necesitaríamos muchos aliados para poner fin a este foco de pillaje. Comentaba ahora preocupada para después mirar de refilón a Stef. - Pero no te preocupes mi amigo mediano, aunque creo que haría bien viniendo con nosotros. De todas formas Gallind - volvió a mirar a su compañero nuevamente - hay que mantener la identidad de ellos oculta. No está bien que sepan que pueden dar ese tipo de información, y más ahora que pueden tener espías por toda la aldea. Le dijo esta vez con aire cómplice a su compañero.

Ante la petición de que os acompañe en busca de los forajidos, el hobbit pone los ojos desorbitados. Deja su jarra vacía en la mesa y se levanta de la silla.

-"Creo que no ha escuchado bien cuando le he contado que somos granjeros, no aventureros. Y no me ha gustado nada cómo ha tratado a mi amigo, como ya le dije. Y menos aún que me diga que lo ha hecho a propósito. Así que, buenos días."

Y con la cara seria, se marcha también de la sala común para salir de la posada. Ahora, os habéis quedado los dos mirándoos uno al otro. Parece ser que la semielfa no ha tenido mucho tacto con los medianos. Al daros la vuelta, para volver a vuestra mesa, veis que Tolman sigue plantado como una estatua en el mismo sitio, sin ni siquiera pestañear, como hipnotizado. Al fondo, en una salida que lleva a otras dependencias de la posada, han aparecido Gláin y Tatharina, que avanzan hacia la mesa donde está Tolman. Parece que volvéis a juntaros, después de un breve lapso de tiempo.

Tatharina gira a través del pasillo y echa una ojeada al salón para localizar dónde se encuentran sus compañeros. Entrecierra los ojos debido a la molestia que le supone el humo, aquél ambiente aun que agradable por la gente dejaba de serlo por lo cargado que estaba.

- Vaya… así que al final han ido juntos – piensa para sí misma sorprendida al ver a Gallind y Rilwen hablando con los dos hobbits. Seguidamente vuelve a echar un segundo vistazo alrededor de la sala esta vez fijándose si hay alguien que tenga los ojos clavados en ellos dos mientras intercambian palabras con los dos parroquianos mientras avanza por el salón hasta la mesa para encontrarse con Tolman.

De esta manera decide esperar a que sus compañeros terminen la charla para poner toda la información en común e iniciar la marcha lo antes posible.

- ¿Perdido en tus pensamientos eh? - Sonríe a Tolman mientras toma asiento.

-¿Qué me quede en mi smial pintando cuadros?... Brrr le tiraría el té encima si lo hubiese traído conmigo. ¿Cómo puede ser tan soberbio después de que le hemos salvado el culo jugándonos el pellejo?-

Seguramente se me note a leguas que el comentario me ha sentado muy, muy mal...

-Así que tienes un plan... -

Bien, pues si así es. Soy todo oídos Tio Holfast. 

Y No. No pienso quedarme en mi smial pintando cuadros. Lo que no tengo tan claro es que tú no te vayas a quedar en tu oficina fumando hierba y comiendo rosquillas.

¿Sabes qué es lo que pienso en realidad? Que tu misterioso plan de hecho no existe. Tu misterioso plan consiste simplemente en que mis amigos y yo resolvamos este lío y que tú lo único que has planeado es la forma de que no pudiéramos negarnos a hacerlo. 

Y la verdad. No sé qué es peor. Si que tengas un plan y no lo compartas con quienes vamos a jugarnos el pellejo por esta ciudad, o que hayas decidido que prefieres correr el riesgo de que algún espía de Imladir le informe a cambio de que no pudiéramos rechazar esta misión. 

Bien. ¿Cuál es ese plan Tío Holfast?

El bullicio a su alrededor no parecía surtir efecto en cuanto a conseguir que su atención se fijase en algo en concreto, con la mente en blanco siguió allí sentado sin moverse demasiado hasta que la voz de Tatharina le espabiló por fin.- ¿Eh? Ah si perdona.- Sacudió la cabeza varias veces para terminar de concentrarse.- Me he quedado verdaderamente absorto durante un buen rato, esa sensación de adormecimiento sin venir a cuento y con la mente completamente en blanco ¿La conoces? No se que me habrá pasado pero ya está, todos habéis estado haciendo algo y yo aquí como un autentico muñeco esperando la nada.- Se dio palmadas en la cara con ambas manos.- Veo que están hablando así que no tiene ningún sentido interrumpirles ahora y ya que estás aquí supongo que deberíamos esperar al resto ¿No crees? Para ver que han averiguado o que paso seguimos ahora.

Devolvió la sonrisa a su compañera para bajar la vista a sus pies durante un segundo.- Menudo idiota estás hecho, lo primero que haces después del encargo es hacer el tonto en lugar de ayudar a tus compañeros. Idiota, idiota y mil veces idiota. ¡Que eres de aquí, la gente espera algo más y aún con más razón después de ese título de comisario! Que no te vuelva a pasar Tolman Pulgaverde.

Volviéndose a sentar, esta vez se pone algo serio ante tus exigencias.

-"Creo que acabo de explicártelo sobrina y no voy a repetirlo dos veces. Si no piensas quedarte en tu smial pintando cuadros, creo que ya es hora de que vayas a ayudar a tus compañeros en este asunto; en vez de venir aquí de morros a desahogarte conmigo. Tienes el mismo genio que tu madre, de eso no hay duda. Tengo bastantes cosas que hacer ahora mismo, así que te pido que regreses junto a tus amigos. Recuerda de pasaros por la tienda de Henry Pipadecaña y coger lo que necesitéis; os dejé allí la comida que habíamos preparado los que hemos colaborado. Y no des un portazo al salir, que te conozco."

Su mirada firme, no admitía réplica. Cogió de nuevo la pluma, la mojó en el tintero y cuando iba a escribir en la hoja que tenía delante, te volvió a mirar una última vez para ver cómo te ibas de allí.

La mesa donde estaban Rilwen y Gallind, poco a poco se fue quedando vacía. Primero un hobbit bastante malhumorado y luego el otro un poco después, se fueron levantando de la mesa y largándose del establecimiento. Los dos elfos se dieron la vuelta y se dirigieron hacia la mesa donde el restablecido Tolman dialogaba con la beórnida, que acababa de llegar hasta él. Gláin, unos pasos atrás, se afanaba en empujar a la gente que no le dejaba avanzar. Al cabo de unos instantes, volvíais a estar todos de nuevo sentados en la mesa, menos la desaparecida Lily. Cada uno había ido a recabar algo de información y no sabíais qué nuevas traían cada uno. Alrededor vuestra, voces, gritos y risas se entremezclaban en el ambiente con los olores a bebida, comida y tabaco para pipa.

Y eso hago. Me marcho de allí y voy a buscar a mis compañeros. 

Rilwen asintió a su compañero Gallind y volvió a la mesa común después de hablar con los dos medianos. Uno de ellos se había levantado como ofendido y se marchó de la taberna. Después de unos segundos lo siguió su compañero que con cara ofendida también abandonó la posada.

Rilwen se sentó en la mesa con Tolman viendo que se incorporaban a ella Tatharina y Glàin que venían de haber estado en otras dependencias. Escuchó a Tatharina darle un toque de atención a Tolman por haberse quedado perdido en sus pensamientos.

Rilwen un tanto confusa resopló como un caballo, y se llevó una mano a su frente como angustiada. - Qué desagradable eran esos dos medianos, no obstante he sacado algo en conclusión y vosotros. Comentó a Tatharina y Glàin.

Antes de que pudieran abrir la boca soltó su retahíla de palabras en susurro: - hace unos dos meses aquellos dos medianos que se han ido fueron asaltados, mientras volvían de Combe, de vender sus cosechas en la feria que allí se celebra. Me dijo Stef porque el otro además que no dio ningún tipo de información era muy desagradable. Stef me dijo que fueron asaltados por varios individuos. Bandidos, embozados con pañuelos y capas que les cubrían sus rostros, ellos salieron corriendo y se refugiaron en un bosquecillo que hay en el lado norte del Gran Camino del Este. Perdieron su carreta y a sus mulos.

Ellos habían escuchado rumores de asaltantes de caminos tanto en el Gran Camino del Norte, como en el Este. Pero no se lo habían creído. Y ahora lo más importante es que al volver de Combe dijo que había una posada que se llamaba la Posada Abandonada, a un día de viaje desde aquí, y es donde sufrieron el ataque en el camino. Stef dice que nunca entró, pero se comenta que la comida es mala y escasa, y que los colchones están llenos de pulgas. Además también nos contó que un grupo de enanos que pasó por allí, y acampó en la espesura del sur del camino buscando a un pariente suyo, que se había hospedado en la posada y había desaparecido sin dejar rastro. Después guardó silencio, y tomó un trago de su vaso que había dejado en la mesa comunal antes de dirigirse a la mesa donde momentos antes estaban discutiendo acaloradamente aquellos medianos.

Me acerco al grupo con cara de circunstancias. 

-Si, si... ya sé que tenía que haberos dicho a donde iba- 

Pateo algún guijarro mientras miro al suelo

-Supongo que ya habréis elaborado algún plan para dar con el Imlair ese...

-Vengo de hablar con mi tío Holfast. No sé, a lo mejor es que me estoy volviendo un poco paranoica, pero sigo sin entender por qué nos ha señalado delante de todo Bree como los "cazadores de bandidos". Francamente. No se me ocurre peor forma de sorprender a un bandido que hacer lo que mi tío ha hecho. De hecho, lo que ha hecho es exactamente lo que yo hubiese hecho si quisiese provocar algún movimiento en mi enemigo...Pero el dice que no. Que todo ha sido simplemente una forma de hacernos imposible rechazar el encargo... en fin. Admito que me toca soberanamente los ovarios su prepotencia y que me dan ganas de mandarle a la mierda a ver si así mueve su culo gordo de su silla de alguacil. Pero en todo caso tenemos que acabar con ese bandido si queremos que esta ciudad vuelva a vivir tranquila. Aunque eso le sirva a mi tío para apuntarse alguna otra medallita que no merece. 

Miro al grupo encogiéndome de hombros y digo. 

Bien... ¿Cuál es entonces el plan?

Rilwen le repitió ahora a Lily en susurro:

- Hace unos dos meses aquellos dos medianos que se han ido fueron asaltados, mientras volvían de Combe, de vender sus cosechas en la feria que allí se celebra. Me dijo Stef porque el otro además que no dio ningún tipo de información era muy desagradable. Stef me dijo que fueron asaltados por varios individuos. Bandidos, embozados con pañuelos y capas que les cubrían sus rostros, ellos salieron corriendo y se refugiaron en un bosquecillo que hay en el lado norte del Gran Camino del Este. Perdieron su carreta y a sus mulos.

Ellos habían escuchado rumores de asaltantes de caminos tanto en el Gran Camino del Norte, como en el Este. Pero no se lo habían creído. Y ahora lo más importante es que al volver de Combe dijo que había una posada que se llamaba la Posada Abandonada, a un día de viaje desde aquí, y es donde sufrieron el ataque en el camino. Stef dice que nunca entró, pero se comenta que la comida es mala y escasa, y que los colchones están llenos de pulgas. Además también nos contó que un grupo de enanos que pasó por allí, y acampó en la espesura del sur del camino buscando a un pariente suyo, que se había hospedado en la posada y había desaparecido sin dejar rastro.

Como en un sueño febril y delirante, la elfa repitió todo lo que acababa de decir sin saltarse ni una coma. Palabra por palabra. La memoria de la muchacha era prodigiosa. Y desapacible, también... Gláin sacudió la cabeza intentando liberarse de la inquietante sensación de déjà vu.

—Tatharina y yo hemos conocido a ese montaraz: Trancos —dijo al fin—. Un tipo peculiar... Él también nos ha hablado de rumores sobre asaltantes en el Camino del Este, sin embargo hablaba de oídas y no pudo darnos muchos detalles. Le hablamos de los bandidos que atacaban el Camino del Norte, pero nada sabía de ellos.

El enano se rascó los oscuros rincones que se ocultaban bajo su frondosa barba, pensativo.

—Si queréis que os diga la verdad, yo creo que se trata de los mismos bandidos. Los dos tipejos que atrapamos en la cueva de los trols dijeron que el campamento de sus secuaces se encontraba en alguna parte al sureste de la Colina de Storch. Eso situaría su base en un punto intermedio entre el Camino del Este y la parte meridional del Camino del Norte. Les costaría el mismo trabajo atacar al este que al sur de Bree, ¿no creéis?

Gláin miró a izquierda y derecha, estudiando las posibles reacciones en los rostros de sus compañeros. Sabía que como teoría tampoco era una maravilla, pero no por eso carecía de cierta lógica.

—Le preguntamos al montaraz por las tierras salvajes al sureste de la Colina de Storch, pero no pudo decirnos mucho. Lo que sí sabía es que de la cara sur de la colina nace una senda que se dirige al sureste. Parece ser que no tiene muy buena reputación... Trancos dijo que era fácil perderse en esa zona y que se cuentan historias poco halagüeñas sobre ese sendero.

- Bueno al menos la información se contrasta, tienen su campamento en la colina y atacan a distancia de su campamento para que no se sepa su lugar exacto. En este caso carretas, carros, caravanas que vienen de Combe un mercado o feria y que por tanto vendrán cargados. Estoy segura de que tienen que tener chivatos en Combe, pero hay mucha distancia hasta el campamento. Creo que quedan en un punto medio en la posada Abandonada, allí estoy segura de que intercambian información y después se lo comunican al caudillo que está en la colina. Podríamos observar la posada desde un lugar que nos ocultara y conseguir algo de información. La gente que va a allí creo que son todos ladrones. Comentó Rilwen que no le hacía mucha gracia ser la voz cantante, pero le impacientaba tener que estar allí perdiendo el tiempo cuando tenían tanto que hacer.

Gallind abandonó la mesa de los dos hobbits, donde ya no estaban y solo se había quedado, para regresar con el grupo. Sonrió, tomó asiento y escuchó como los demás acordaban un plan de acción. - Me sentaré por aquí.- Dijo y ya luego se quedó callado viendo como las palabras iban de unos a otros y los planes caían por doquier. - Rilwen está muy animada hoy. Eso me da gusto. Aunque parece que cada dos palabras está a un palmo de perder la paciencia. - Suspiró suavemente y dijo al grupo, aunque ya no esperaba le hiciesen demasiado caso. - Con toda esta información, lo suyo sería partir cuanto antes. ¿O me equivoco?

Tolman ya despierto dejó que sus compañeros, ya que se habían molestado en buscar la información, hablasen sin interrumpirles ni intervenir hasta que hubieran terminado.- Parece que habéis dado en el clavo Rilwen, desde luego parece que son a quiénes buscamos. La posada resulta un tanto interesante e inquietante, no es casualidad que esté allí. Quizá no sea la base como tal pero está claro que juega algún papel, lo mismo aprovechan para observar que viajeros se mueven por los caminos y se pasan esa información para saber cuantos son, los bultos que llevan y quizá si pudieran ser peligrosos. Aunque parece que han atacado a grupos pequeños y nosotros no lo somos. Tampoco parecemos, o casi ninguno parece mejor dicho, un simple viajero. Puede que si nos descubren antes que nosotros a ellos nos ataquen en más número, al fin y al cabo no sabemos cuantos son, solo la posición aproximada. Ni tampoco el equipo con el que cuentan.- El mediano hizo entonces una pausa mientras meditaba.- Lo que dice Lily también me preocupa, está claro que mi tío quiere seguir animando el pueblo y demostrar que se preocupa por ellos a viva voz pero aún así hubiera preferido que no lo hiciera. Además habéis conseguido esa información de manera muy sencilla, parece que es algo sabido lo que ocurre por aquella zona, no parece que el escondite de esos bandidos esté ya muy escondido y aún así nadie ha hecho nada antes. En fin no quiero quitaros la ilusión ni crear paranoia entre nosotros pero hay algo que no me termina de convencer en todo esto. Pero tampoco creo que podamos hacer mucho más, solo tener especial precaución cuando salgamos. Y si todo sale bien podemos darle en los morros a mi tío, con suerte nos dejará tranquilos una temporada.

El ánimo con el que comenzó esta aventura Tolman había desaparecido un poco, realmente había algo que le preocupaba de todo esto aunque no tenía del todo claro que podría ser. Solo confiaba en que fuese una simple mala espina y que, aún difícil, pudieran con este encargo.

Rilwen empezó a estar un poco más relajada al ver a Tolman que también asentía a la información recogida y unida de manera lógica. - Los dos que están en la cárcel dijeron que la información la recogían aquí, en Bree y luego se lo notificaban. Además según ellos Imledair está asentado en los bajíos del sudeste, más allá de la Colina de Storch. Es correcto que los dos medianos salieron a salvo de aquel atraco, pero solo ellos dos de los atracos que se han producido. El motivo de que sigan vivos puede ser por no alertar más a la aldea. Si trajeran los asesinatos hasta aquí se destaparía sus planes. Por ahora lo de los atracos no se tomó en serio igual que con los trolls a partir de ahora todo esto cambiará.

- Creo Lily que Holfast lo habrá hecho para mantener a los aldeanos tranquilos, y que no cunda el pánico en la aldea. Estoy segura de que no tiene soldados suficientes para enviar, y aunque los tuviera, ¿a dónde irían? Esta misión tiene más de exploración y de seguimiento. Pero estoy convencida de que no hay una fuerza lo bastante consistente para hacer frente a los bandidos. Y estos creo que no atacan para no provocar el pánico y que la aldea se vea en la necesidad de tener que pedir ayuda al exterior.

- Si ese explorador lo pudiéramos contratar nos sería de gran ayuda. De todas formas creo que es hora de recoger los enseres que nos ha provisto el alguacil, y visitar a Heather Groundsel. Según los rumores que he escuchado el incendio se produjo porque era demasiado pobre para permitirse limpiar la chimenea. Hay que visitarlo y dejarle algo de dinero para que pueda reconstruirla, estoy segura de que la aldea se alegrara de ello.

Dicho esto Rilwen se levantó, - ¿y bien nos ponemos a la tarea? Comentó de mejor humor que antes.