Partida Rol por web

Ted dejó de rascar y se irguió, respirando agitadamente.

-Calma, Stacy, cariño, no te preocupes... Todo saldrá bien...

La miraba con expresión tranquilizadora mientras su esposa la abrazaba, y tendió el atizador a su hijo. -Busca esos puntos débiles, Alex.

Se llevó una mano a la barbilla y comenzó a andar lentamente por la habitación. De vez en cuando miraba a Dorothy, como quien mira a un punto fijo en la pared, y parecía darle vueltas a algo. -Acabo de recordar... En la universidad hice un semestre de Antropología. Entre otras asignaturas había una de... Algo así como "Rasgos esotéricos de América" o algo así; ne le hacía mucho caso, sólo asistía porque quería tirarme a una alumna -se ve que Ted había dejado de darle importancia al hecho de estar en familia. -El profesor era un negro gordo de Alabama, uno de esos tipos de Tuskegee, todo un personaje. El caso es que una día hablamos de arquitectura esotérica: cementerios indios, casas malditas, persistencias, cosa así. Y si no me equivoco, ¡casas de hueso! Esperad, tenía un libro del tipo por aquí...

Se fue corriendo del salón y se puso a buscar frenéticamente en lo alto de una de las estanterías del despacho, donde había amontonado todos sus libros de aquellos buenos y viejos tiempos.

Te apresuras hacia la robusta puerta de entrada y cuando llegas, colocas suavemente las palmas de tus manos a ambos lados de la mirilla. Acercas tu rostro y miras. Al otro lado, donde se supone que debería estar el iluminado y elegante pasillo del Dakota, con las viviendas de los vecinos y el ascensor de forja... sólo hay niebla violácea.

Mientras crees haber tenido una suerte de revelación, tu familia te mira extrañada. Como si estuvierais compitiendo en un concurso a ver quién lanza la teoría más alocada acerca de lo que está ocurriendo. Corres a tu despacho y vuelves el libro de tapa blanda acerca de la arquitectura esotérica de América. Visto ahora, es totalmente anticuado, plagado de fotos en blanco y negro con un enfoque horroroso, y la tipografía y maquetación es obsoleta. Te paras un momento en la única muestra de color de su interior, que es la marca de pintalabios de un beso que dejó Joanna cuando erais aún jóvenes.

Reaccionando, encuentras las páginas que buscabas. Las casas de hueso, según dice el libro, son estructuras sencillas contruidas con diversos huesos de animales cuyo objetivo es contener a la muerte. Entretenerla, en cierto modo. El objetivo que se persigue es alargar la esperanza de vida de algunas pequeñas aldeas. Era una costumbre afroamericana, y se utilizaba en algunos puntos geográficos definidos por el cruce de unas extrañas líneas de poder. Tu libro adjunta un pequeño mapa, pero ninguna cruza Nueva York. Los dibujos que se adjuntan no coinciden con tu apartamento, pues parecen ser pequeñas cabañas con cúpulas semiesféricas. Además, no aparece nada referente a la dichosa niebla...

Ted sale corriendo hacia su despacho mientras habla más para sí mismo que para el resto algo de... ¿casas de hueso? Mientras, Joanna se acerca a la puerta de entrada a casa, y mira por la mirilla. Pone ambas palmas sobre la madera de la puerta, y acto seguido observáis como las deja caer, apesadumbrada.

Mientras, Ted aparece, esta vez caminando, ojeando un viejo libro. Parece ser uno de esos viejos libros que aún guarda "por si acaso" en una vieja caja de cartón en su despacho.
 

Aún más sorprendido por los golpes que Papá le dió a la ventana miro como sale corriendo a buscar un libro.

¿Existen libros sobre lo que nos está pasando?

Con el atizador en la mano me acerco a la puerta y empiezo a golpear los alrededores buscando algún sonido diferente, estoy seguro que si en algún lugar hay un punto débil debería sonar bastante diferente al resto de la pared.

Perfecto, mientras tanto voy a buscar algún punto débil. Estoy seguro que debería sonar diferente que el resto de la casa.

Mientras golpeaba suavemente la pared las dudas inundaban mi mente.

¿Que estoy haciendo? Esto claramente tiene que ser un sueño.

Al otro lado no había nada para nosotros, adiós decía mi idea sobre salir de aquí y ver a otras personas, al menos no si esa niebla era peligrosa.

-Espera Alex. -Alerte a mi hijo cogiendo su mano para que se detuviera por un momento. -No se si sera buena idea, detrás de la puerta no hay mas que esa espesa niebla violeta. Igual deberíamos esperar a tu padre encuentre algo que nos diga que puede ser. -Nunca había escuchado de una niebla tal y no sabia mucho sobre posibles tóxicos violáceos. Empezaba a desmoronarme, no podía ser de ningún tipo de ayuda a mi familia y eso me comía por dentro.

Volvió al salón con el libro entre las manos, rebuscando frenéticamente.

-Aquí está! -declaró triunfal. "...estructuras sencillas contruidas con diversos huesos de animales cuyo objetivo es contener a la muerte..." -empezó a recitar, -"...alargar la esperanza de vida... _{costumbre afroamericana...}"

Sus palabras se perdieron en un murmullo, y al poco tiempo añadió, ceñudo: -No, no tiene nada que ver con todo esto... Son cabañas redondas, nada que ver con Nueva York, y no habla de ninguna niebla...

Parecía realmente decepcionado.

Los músculos de Alex se tensan cuando comienza a aporrear frenéticamente el marco alrededor de la puerta. Con cada golpe saltan pequeños trozos de madera. Cuando todo aquello terminase, iban a tener que avisar a un carpintero y hacer algunos arreglos en el apartamento, pero ahora eso no era tan importante. Necesitaban sentirse liberados.

Joanna se acerca a su hijo y le coge la mano, y éste, agachando la cabeza y respirando profundamente, retira el atizador y lo deja caer al suelo. No podéis evitar llevar la mirada allí donde Alex ha estado golpeando. Entre la madera quebrada ya asomaba el extraño material blanquecino.

Intento relajarme pues seguro que papá y mamá pueden solucionar esto. Alex se vuelve medio loco a dar golpes con el atizador hasta que mamá lo frena. Cuando todos vuelven a hablar me acerco a los "agujeros" que ha hecho Alex y veo esa cosa blanquecina debajo.

"Parece un esqueleto... es como si la casa tuviera esqueleto" pienso mientras me acerco al otro "agujero" que ha hecho papá para ver si se trata del mismo material.

Lo toco con los dedos, teniendo cuidado de no clavarme una astilla.

Escucho a papá leer cosas de ese libro. Y vuelvo mi mirada a la cosa blanquecina que asoma. Siempre me han apasionado las aventuras en las que alguien investiga e investiga y al final consigue descifrar el gran secreto. Igual... yo era capaz de hacerlo... o de ayudar.

Miré con desprecio a mi padre cuando habló de su época en la Universidad. Me parecía increíble que hablara de tirarse a una alumna estando nosotros delante, en especial mi madre, pero simplemente apreté los puños ya que había cosas más importantes en esos momentos que la estupidez de mi padre.

Estábamos encerrados, de eso no había duda alguna, algo o alguien no quería que saliéramos de la casa y la lectura que había ido a buscar mi padre no servía para nada. Me sentía tan inútil... Me daba cuenta lo poco que sabía del mundo, de la vida, de todo... y eso sólo conseguía frustrarme más y más. Veía cómo todos reaccionaban haciendo algo, ya fuera buscando un libro, golpeando la madera o simplemente observando, en cambio yo me quedaba ahí parada, ya fuera mirando estúpidamente a la ventana para ver la niebla violeta o lo desviando la vista hacia el material blanco que había bajo las paredes.

De repente, una absurda preocupación me asaltó. No tenía nada que ver con el material, como si de hueso se tratara, que recubría nuestra casa, ni con la niebla que ocultaba la ciudad, ni con la falta de electricidad o que las puertas estuvieran cerradas, era algo mucho más práctico, más mundano.

—Si esto se alarga... ¿Tenemos bastante comida para aguantar durante días?

A mi cabeza habían acudido cantidad de imágenes de los cómics que leía sobre apocalípsis e invasiones, sobre historias de miedo y casas encantadas. Imágenes que no me ayudaban precisamente a tranquilizarme lo suficiente para ser de alguna ayuda en esos instantes.

No es hueso. Lo parece a simple vista, al ser un material blanquecino y estar en el interior, oculto, pero tras examinarlo de cerca, definitivamente no se trata de hueso. Su pulido es demasiado perfecto, y los huesos, sabes muy bien, tienen una textura porosa.

Dejé las cosas en el suelo cuando sentí las manos de Mamá en los hombros.

Esto tiene que tener una salida, no podemos estar encerrados aquí. ¿Dijiste contener la muerte?

Miré a Papá esperando que me aclararla la frase.

El problema es que nosotros somos los que estamos contenidos aquí... 

Miré a mis padres con preocupación y luego a mis hermanas. Cuando Dorothy comentó sobre la comida la señalé poniendo mucho énfasis.

¡Exacto, tenemos que encontrar una forma de salir, si no salimos nos podríamos llegar a quedar sin comida!

-Lo que lee papá no se refiere para nada nuestra casa. Ese material no es hueso. No sé qué es pero hueso no, así que lo de encerrar a la muerte queda descartado... ¿verdad?-pregunto casi con voz ahogada pues esa pesadilla sigue latente en mi cabeza. 

Me quedo allí quieta esperando encontrar la solución a este problema tan extraño.

-¿Y si nos han encerrado porque esa cosa que parece niebla es peligrosa? ¿Y si es cosa de esa niebla? Tal vez... si conseguimos salir muramos al respirarla ¿no?-digo tratando de encontrar algo de lógica a algo.