Partida Rol por web

Miró a sus hijos y sacudió la cabeza. -Sí, es eso, tiene que ser un sueño -dijo por fin, lógico, dando la razón a Dorothy. Alex parecía creer lo mismo. Tal vez todos estaban de acuerdo, ya que, al fin y al cabo, era la única explciación lógica. ¿Lógica?

-Sí, ha de ser un sueño -repitió, como resignado, mirándolo todo alrededor como si fuera la primera vez que lo veía. -Una pesadilla, pero no tan mala como... ¿Vosotros también habéis tenido una pesadilla? -se aventuró a preguntar.

No sabía si sentirme más sorprendida por la situación absurda que vivíamos o por ver cómo mi padre me daba la razón respecto al sueño. Le miré durante unos instantes pensando que se esaba burlando de mí pero, después de negar una vez más con la cabeza para desechar esa idea, me di cuenta que mi padre estaba hablando muy en serio.

Me tensé cuando nombró las pesadillas, mirando alternativamente a cada miembro de mi familia, asombrada por no haber sido yo la única que había vivido, o más bien soñado, una experiencia tan terrible. Mis ojos se centraron con más atención en mi hermana y a mi cabeza acudieron todas las imágenes de la noche anterior. Desvié la mirada hasta centrarla en el suelo incapaz de, por una vez en esa última temporada, decir algo por muy obsceno o malsonante que fuera.

—Sí.

El monosílabo se escapó de mis labios sin yo pretenderlo, pero tan bajo y débil que no creía que el resto me hubiera escuchado. Sí, yo había tenido una pesadilla y no parecía haber sido la única, pero desde luego no tenía ninguna intención de contar en qué había consistido aquel mal sueño. ¿Cómo iba a describir las imágenes que habían pasado ante mí? ¿Cómo iba a transmitir el dolor y el sufrimiento de mi hermana o la angustia y la rabia que me habían consumido a mí?

Por un momento había quedado en silencio con la mano aferrada a la puerta de la nevera, intentando pensar de todo aquello, en como la mañana les había despertado tarde, en que la luz no funcionaba y la puerta o ventana no abría. Sin sumar la intranquilidad que su familia sentía ante aquella situación y como empezaban a superarla esperando que fuera una pesadilla, que siguieran soñando. Y por un segundo también me deje llevar por el mismo juego, abriendo el grifo de la encimera para ver si el agua tampoco corría. -¿Es un sueño colectivo entonces?

Pero eso difícilmente podía ser lo que estaba pasando, no sabia lo que era exactamente, pero no pensaba dejar a mi familia encerrada en una casa con aquellos extraños sucesos a nuestro alrededor.

-No es posible que lo sea, si no estaríamos soñando lo mismo. ¿Como es eso posible? -Comente desde la cocina, mientras me acercaba a mi habitación, donde busque en el armario rápidamente mi vieja polaroid; un regalo de las niñas en uno de mis cumpleaños mas felices. Siempre me pregunte cuanto les abría costado o si Ted les ayudo a comprarla, pero lo importante ahora era probar una vieja teoría que había leído en mi época de estudiante, durante ese pasado que intentaba alejar de mi sin lograrlo.

-Ley en un libro, que en un sueño no es posible leer o sacar imágenes con claridad, porque esa parte del cerebro permanece dormido o los sueños no son capaces de ese nivel de detalle o algo parecido. -Mire a mis tres hijos, quienes empezaban a exteriorizar el miedo en sus caras. -Niños, coger un libro, comprobar que podéis leerlo, que para todos dice lo mismo. -Les dije dándoles la espalda, mientras me acercaba a la ventana y sacaba una foto con la cámara a aquel desolador paisaje. No podía ser posible que eso fuera un sueño, nunca antes había soñado algo parecido. ¿Como mi hogar y mis seres queridos podrían ser parte de una pesadilla?

El agua cae con normalidad en la encimera. Joanna deja el chorro unos segundos en marcha, esperando... que suceda algo revelador, pero parece que sí funciona sin problemas. Se muestra dudosa, pero su extresión vacilante muta en lucidez y corre hasta la habitación de matrimonio, donde tras descolgar algunas perchas y abrir unos cuantos cajones llenos de los más diversos objetos ya olvidados por todos, encuentra una cámara Polaroid. Mientras la prepara, cuenta su extraño plan: hacer una foto con la cámara porque al parecer, en los sueños no se aprecian las fotos con la nitidez habitual. El plan os suena a locura, pero... ¿acaso no es de locos que todos os estéis planteando el estar viviendo un sueño lúcido compartido? ¿Son posibles esas cosas?

Joanna se acerca la ventana. La neblina violácea parece imperturbable, ajena a las intenciones de averiguar su procedencia. El flash de la cámara saltó y una lámina salió por la ranura del aparato con un sonido mecánico.

Todos rodeáis a Joanna mientras agita la foto esperando una respuesta. Saber si era un sueño aquella pesadilla.

Y no lo era.

-¿Pero qué esta pasando? ¡Oh, Dios! ¿Qué ocurre?-pregunto sabiendo que ninguno tiene respuestas para mi.

Miro a Dorothy, ahora mismo iría y la abrazaría o la pediría que me abrazara para poder llorar mi miedo en unos brazos reconfortantes y, todo el mundo sabe, que los brazos que siempre más me había reconfortado eran los de mi hermana.

En lugar de eso, me acerco a Alex y le abrazo asustada.

-¿Qué podemos hacer? ¿Qué está ocurriendo?-vuelvo a preguntar como si al repetir mil veces las mismas preguntas las respuestas fueran a llegar por arte de magia.

El monosílabo de Dorothy dejó a Ted de una pieza, como petrificado. Sin embargo, la rápida reacicón de Joanna le sacó de aquello. Por aquella viveza se había casado con ella. Sacó un par de libros de la estantería, obediente, y le pasó uno a Alez, que era el que estaba más cerca. Se quedó con Legal Imperialism, un reciente éxito de Gardner.

Sin embargo, estaba más atento a la fotografía de Joanna... La sofisticada máquina enseguida escupió una imagen... que reproducía perfectamente lo que había fuera. La maldita niebla púrpura. Estúpidamente, la canción de Hendrix se presentó de pronto en sus labios.

Purple haze, all in my brain
Lately things they don't seem the same...

Recordaba perfectamente aquellos versos. Los oían sin cesar en el tocadiscos de unos vecinos melenudos en unas vacaciones en el lago Tahoe a las que fueron cuando las gemelas apenas tenían cuatro años. Pero no sabría decir por qué lo había recordado ahora, ni siquiera le gustaba, aparte de por la alusión niebla en sí. Quizás era un tiempo de placidez que añoraba y contrastaba con el momento de tensión presente, quizá por el contenido de los propios versos... Todo em mi cabeza. Nada parece igual. Absurdo. Tenía que ser un sueño.

-Tiene que ser un sueño -afirmó, testarudamente.

Y de los sueños, uno se despierta. A veces con un gesto inesperado. Rompiendo algo, por ejemplo. Miró alrededor, cogió una silla, la sopesó y la lanzó con fuerza y algo de rabia contra la ventana más cercana.

Junto a toda la familia espere impaciente a que la foto revelara la imagen y al ver unicamente esa estúpida niebla purpura, perdí parte de mis fuerzas. Si ni siquiera eso funcionaba, entonces no sabia a que aferrarme pero no podía mostrarme débil delante de los niños, así que sin esperar la respuesta por parte de Alex o mi marido busque el libro que estuve leyendo ayer, creía haberlo dejado en la sala así que fui a buscarlo y ojear sus paginas, algo debíamos hacer y se nos acababan las opciones. -¿Tal vez lo mejor sea intentar abrir la puerta por la fuerza? -Pensaba mientras ojeaba las paginas, instantes antes de que viera una silla volar peligrosamente hacia la ventana.

-¡¡TED!! ¡NO! -Alargue la mano en vano, asustada por lo que aquello pudiera provocar.

Nunca antes me había sentido tan sola como en aquellos momentos. Veía al resto de mi familia apoyarse unos en otros, aunque sólo fuera de palabra, en cambio yo seguía manteniéndome al margen de todo y de todos. Un abrazo, unas palabras de arropamiento, no sabía qué quería exactamente, quizás sólo un poco de cariño. Pero ¿acaso podía esperar otra reacción después de mi comportamiento desde hacía tiempo? No, no podía esperar nada de nadie porque yo ya no merecía la atención que tanto necesitaba por parte de mi familia.

En silencio, ya que poco era lo que podía decir en aquellas circunstancias, escuché a mi madre y sus locas teorías. Fotos, libros… ¿Cómo podía estar ella segura de que aquello podía funcionar? No era algo que se pudiera constatar con hechos precisamente y sólo eran teorías sin rigor alguno. Sin embargo me mantuve expectante ante lo que pudiera ocurrir, como un vano intento de darle una explicación a la absurda y terrible experiencia que estaban viviendo.

Quería escuchar que en verdad todo era un mal sueño pero la fotografía que sacó mi madre parecía indicar todo lo contrario. Ahogué un grito de sorpresa y miedo, sintiéndome perdida por completo. Lo único que me apetecía en esos momentos era volver corriendo a mi habitación, meterme en la cama cubriéndome entera con la manta para esconderme, igual que cuando era pequeña, porque en mi refugio ningún monstruo me podía coger.

Pero ya no era pequeña y los monstruos eran de otro tipo mucho más temibles.

Aparté de un golpe todos esos pensamientos cuando vi la silla que lanzó mi padre golpear con fuerza contra la ventana. Reteniendo el aliento, expresé con mi cara el mismo temor que mi madre había mostrado con su voz.

Estaba totalmente desconcertado, no entendía que estaba pasando y a pesar de que intentara mirar por la ventana afuera de la casa no había más que esa niebla violacia. A lo lejos escuchaba las conversaciones de mis familiares pero hubo algo que me sorprendió y me volvió a traer a la realidad. Stacy me abraza asustada e instintivamente le devuelvo el abrazo.

Esto tiene que ser un sueño, ¿no?

En ese momento Papá hace algo totalmente inesperado y golpea la ventana con una de las sillas.

¿Pero que mierda...?

Sorprendido por la reacción de mi padre abrazo con más fuerza a Stacy también asustado. Están pasando demasiadas cosas raras y tenemos que calmarnos.

Ted Krammer siempre había sido un hombre entregado a su trabajo, un abogado afilado, donde ejecía desplegando una gran dialéctica. Sin embargo, en casa, se mostraba apático ante los quehaceres diarios. A veces pensaba que su mujer y él vivían en la misma vivienda por coincidencia. También, de manera silenciosa, había ido desvinculándose de la educación de sus hijos. En cierta manera, en casa era todo lo contrario a la figura de un líder, por eso dejó a todos sin palabras cuando agarró una silla y la lanzó contra el ventanal que da acceso al balcón. La silla golpea contra el borde del vidrio y el marco de madera, al mismo tiempo que os protegéis para la correspondiente lluvia de esquirlas de vidrio, pero sorprendentemente, la silla se parte por un par de lados y vuelve a caer al suelo, dejando al vidrio intacto.

¿Qué demonios ocurría en casa? Ted, el cabeza de familia, había lanzado una silla de madera maciza de la sala de estar contra un vidrio y éste ni se había inmutado. Fuera, la neblina fluctuaba burlonamente. La silla, a su vez, había golpeado el marco de madera, y sí había hecho saltar algo de madera, para dejar a la vista una pared interna de color blanco. Ted, seguido por el resto de la familia, se acerca y palpa con su mano, temeroso, aquella superficie. Bajo la madera había oculta una superficie blanquecina y lisa, y con cierta cualidad que intuís como orgánica, parecida a un hueso pulido.

Joanna corre en busca del libro que estuvo ojeando ayer, y ya no está donde lo dejó ayer. Empieza a pensar que se estaba volviendo loca, pero finalmente lo encontró a los pies de la cama de Stacy. Era normal, Stacy encontraba el sueño de la mano de algún libro de manera habitual. Con un suspiro que no sabía muy bien qué significaba, lo coge y mientras regresa junto a su familia, busca el comienzo del mismo y comienza a leer: "Ya no quedaban primaveras. En la linde del bosque, donde el terreno se abría y descendía hasta una vieja valla y una zanja llena de zarzas, sólo unos pocos pálidos retazos amarillentos asomaban aquí y allá entre el mercurial perenne y las hojas de los robles." Sí, era el mismo libro que estuvo ojeando ayer mismo.

Dorothy se sintió vulnerable. Llevaba un tiempo queriendo ser dura como una roca. Intentando aparentar estar preparada para la vida, no como el resto de niñas de papá, pero ahora se sentía impotente. No sabía cómo reaccionar ni cómo aplacar su desconcierto. No podía hacer nada. Todo lo que pensaba que sabía de más respecto a su hermana no le servía de nada ahora.

Stacy optó por acercarse a su hermano, que la protege con un abrazo a la vez que lanza sus dudas al aire.

¿Era ésa vuestra celda? ¿Una pared blanca y vidrio irrompible? ¿Había escapatoria en algún lado?

Crispado, Ted se acercó despacio hasta la ventana que había resistido el impacto de la silla sin un rasguño. La silla, sin embargo, se había hecho trozos. La miró de forma extraña, alternando la mirada al objeto inerte y destrozado con vistazos intensos a los ojos de sus hijos (su esposa había ido a por un libro y leía en voz alta). Parecía totalmente desconcertado. Por un lado, aquello no había salido como esperaba, pero por otro, aquel hecho contra natura (y otros, como Joanna la voz de Joanna leyendo una novela en aquel momento) no dejaba de probar que estaban en un sueño. ¿O no? Empezaba a dolerle la cabeza.

Rascó lentamente el trozo de madera desconchada. Qué extraño. Parecía... hueso. Repentinamente, Ted se envaró:

-¿Qué es esto? ¿Qué es esto blanco bajo la madera? No tendría que estar ahí. ¡Esto debería de ser madera maciza! ¡El administrador del edificio no me informó de nada de esto! !Se va a enterar!

La voz de Ted sonaba más aguda de lo que le hubiera gustado mientras se ponía a rascar frenéticamente la madera, primero con una uña, luego con las manos, y al ver que avanzaba poco, rascando y golpeando con el atizador que había dejado a un lado.

El marco de madera salta emitiendo crujidos cuando Ted, a veces a golpes, a veces a modo de palanca, va arrancando todo el marco de madera. Lo hace insistentemente, como si por un momento buscase la respuesta a todo escrita en aquella superficie blanca y anómala, pero lo único que encuentra son más preguntas. A excepción del ventanal, el resto está recubierto de dicho material. Las paredes de la casa son de ladrillo, y es imposible averiguar qué hay tras ellas con un simple atizador. Lo que sí prueba Ted es a golpear la superficie blanca, que permanece imperturbable a las acometidas violentas del pater familias.

Miré con envidia cómo mis hermanos se abrazaban y, por unos instantes incapaz de soportar el dolor que se había instalado en mi pecho, aparté la mirada justo a tiempo de ver cómo la silla que había lanzado mi padre contra la ventana se hacía añicos. Me había encogido sobre mí misma esperando la lluvia de cristales que debería haberse desprendido pero, al contrario de lo que esperaba, había sido la silla la que se había llevado la peor parte. Aquello no era normal, el cristal no había sufrido ningún daño cuando tendría que haberse roto.

Nos estábamos volviendo locos, de eso estaba convencida ya que mi madre se había puesto a leer en voz alta un libro que, algo que a mí, en esos momentos, me parecía fuera de lugar. Y por otra parte mi padre se había puesto a rascar con desesperación la pared, ¿acaso pensaba abrir un boquete en ella? ¿Para qué?

Pero, para mi sorpresa, en lugar de la madera de buena calidad y los ladrillos que deberían haber aparecido, lo que mi padre dejaba al descubierto era una superficie blanca y lisa. ¿Qué material era aquel? Con curiosidad, me acerqué junto a mi padre y extendí la mano para tocar aquello que se escondía debajo de la pared.

—No se rompe. —Acababa de decir una obviedad, ya que todos podíamos ver los inútiles esfuerzos de mi padre por hacer mella en esa extraña superficie—. Y es tan blanco... —Me sentía atraída por aquel material que nunca antes había visto.

Yo seguía abrazando mi hermana cuando el marco de madera se desprendió y pude ver el blanco material que se encontraba debajo.

¿Que es eso?

Soltando a Stacy inclino mi cuerpo para ver más de cerca el extraño material. Cuando mi familia se aleja extiendo mi mano y lo toco para sentir su textura. Es en ese momento que me doy cuenta que Papá está empezando a sacar más madera del resto del marco.

Espera, espera. Papá! Las ventanas no se rompen y hay algo blanco abajo de la madera pero no tenemos que terminar de romper la casa. Seguro el resto de los marcos es igual.

En ese momento me acorde de que las puertas no se abrían.

¿Los marcos de las puertas serán igual? En algún lugar se tienen que unir a la pared, capaz ahí hay un punto débil...

Papá trata de romper la ventana, pero ésta no cede. En su lugar rompe el marco de la ventana que parece tener un interior blanco que parece hueso. Nunca he sabido especialmente nada de arquitectura y tal vez eso sea normal, pero da la sensación de que la casa tenga esqueleto.

-¿Alguno de vosotros sabe algo de arquitectura?-pregunto algo nerviosa.

Estoy asustada. Muy asustada. Me siento encerrada, la pesadilla me ha dejado mal cuerpo y todos parecemos nerviosos. La idea de pasar los días en familia no me desagrada, pero es que estamos literalmente encerrados y con una niebla violeta fuera que es de todo menos tranquilizadora.

-¿Qué podemos hacer? ¿Estamos encerrados de verdad? ¿No tenemos corriente? ¿Por qué? ¿Qué está pasando?-pregunto sin esperar realmente respuesta pues sé que nadie sabe las respuestas a mis preguntas.

Cruzo mis ojos con los de Dorothy. Me gustaría poder estar con ella como antes, poder estar juntas, apoyarnos la una a la otra. 

No sé muy bien qué hacer, qué mirar, qué pensar. Así que me quedo allí parada con los brazos cruzados esperando que mi padre o Alex o mi madre den con alguna solución. Igual Alex tiene razón y hay algún punto débil.

La silla había perdido frente a la ventana, algo inaudito para la física, normal, yo misma recordaba las palabras de quien coloco esas ventanas, eran ventanas reforzadas, anti-ruidos, pero desde luego no eran capaces de soportar un golpe tal y el libro...

Aquel texto... era el mismo, aquella foto... era lo mismo. Todo aquello era real. Pero es imposible, como. ¿Como? -Aun me estaba preguntando todo aquello cuando Ted pareció perder la cabeza y golpear a aquella pared blanca que parecía rodear la ventana, yo aun estaba paraliza. Las niñas estaban asustadas, su padre había perdido la cabeza y yo misma empezaba a perder la cabeza ante aquella situación, por suerte Alex fue a tranquilizar a su padre y eso me dio tiempo para poder observar mejor la situación.

Me acerque a Stacy para abrazarla e intentar que entre las dos nos tranquilizáramos, y poder pensar así en algo también ofrecí mi mano a Dorothy, quien parecía mas interesada en aquel material.

-No pasa nada, estamos juntos, solo tenemos que buscar una solución, vuestro hermano tiene razón, las ventanas están cerradas, pero tal vez sea hasta mejor, no sabemos que es esa niebla, en cambio la puerta... Da al pasillo del edificio. Creo que nuestra prioridad seria intentar salir de aquí y saber a quien mas le esta pasando esto. Deberíamos vestirnos y... -En ese momento recordé la mirilla de la entrada, la misma puerta tenia una pequeña ventana que daba al pasillo, puede que no ayudara mucho pero ver mas de lo que nos rodeaba era esencial, así pensaba en esos momentos.

-Stacy cariño, ve con tu hermana. Ahora vuelve mama. -Dicho eso me dirigí a la entrada una vez mas a mirar por la mirilla.