Partida Rol por web

-Ja, ja, tranquilo, no iba a coger ninguna sin permiso. -Responde, irónica y divertida, a la observación de Angelo.

Seguidamente, coge las uvas que éste le ofrece y las manos de los niños se tocan por un instante. Angelo nota el calor suave de la piel de ella. Luego, Leo mete un par de uvas en su boca. Si Angelo la mira, verá que los mofletes de la niña se han vuelto más coloridos. Quizás sea por calor del sol de la Toscana otoñal, por el amaretto afectando a un cuerpo casi infantil o por ambos. De hecho, sus ojos están algo más caídos, "achinados", como cuando ríe. Es como si estuviera sonriendo sin mostrar sonrisa. 

-¡Mmm...! Están muy ricas, Angelito. -Ahora sí, sonríe y da una palmada en el hombro al muchacho, extrañamente divertida. Lo mira durante unos instantes, durante los cuales pestañea de forma lenta. Luego aparta la mirada y la dirige hacia los campos, las suaves colinas salpicadas de viñedos verdes. Respira profundamente, aspirando el aire puro mientras cierra los ojos. Su cuerpo parece relajarse. 

-Ahhh... Qué bien se está aquí... No me iría nunca. Ja, ja, ja. -Ríe de nuevo, ella sola, como si no hubiera una razón para ello. Mira a Angelo y otra vez a los viñedos. Vuelve a sonrojarse mientras se mete otro par de uvas en la boca. Un mechón de pelo cae sobre su cara y lo aparta para sujetarlo tras la oreja. 

En la distancia, la música que proviene de la cabaña es lo único que se oye, junto a los pájaros y el agua corriente. Angelo nota la mano de ella, otra vez. Leo la ha rozado, como sin querer, mientras come otra uva. El joven no puede saber si ese roce es intencionado o un accidente muy propicio. El caso es que ella ríe, de nuevo.

Un momento más tarde y de repente, cuando Leo considera que Angelo está más despistado, introduce rápidamente las dos uvas que le quedan dentro de la camiseta del muchacho y sale corriendo entre las plantas y riendo a carcajadas, viñedo abajo. Angelo nota que las uvas están algo espachurradas, ya que le están manchando el pecho de fresco líquido. 

El contacto de las manos de los niños animó a Angelo a creer que lo que sentía por Leo era correspondido. Quizás fue algo accidental, o no. Observó a la niña como si se tratase de una pintura o bella escultura, sonrojada y dulce, con los ojos entrecerrados al sonreír. La imagen era preciosa y era esa delicadeza femenina lo que más le gustaba a él. Porque Leonora era femenina igual, llevase el pelo corto o más largo.

- ¿Si? ¿Te gustan? ¡Me alegro! - respondió alegre el chico dedicándole una sonrisa de felicidad. - Puedes llevarte las que quieras a casa. - sonrió con generosidad. Pensó que así se acordaría más de él cuando viera las uvas y las probase, recordando ese momento.

Se fijó en como la niña disfrutaba del entorno, relajándose y respirando hondo. Angelo hizo lo mismo manteniéndose de pie a su lado, pensando en silencio cuando tendría el valor suficiente para declararse. Cuando ella dijo que nunca se iría de los viñedos abrió los ojos sorprendido mirándola también sonrojado. - Pues no te vayas Leo... - dijo a continuación, en un arrebato de valentía. - Quiero decir que... puedes venir siempre que quieras, ¿sabes?. - sonrió de oreja a oreja.

Los roces intencionados o no de su mano con la de él eran suficientes para tomar la iniciativa, además el alcohol le había espabilado. Disfrutó de la sensación cálida de su piel suave y el movimiento inocente de Leo comiendo uvas y tocándole. Se quedó parado hasta que en uno de esos roces el niño acarició también el dorso de su mano y segundos después Leo salió corriendo por los viñedos tras colarle dentro de la camiseta dos uvas humedecidas. - ¡Espera! - gritó riendo y corriendo tras ella.

Por detrás, corriendo a la carrera Angelo se fijó en el vestido de Leo moviéndose al ritmo de sus pies. Corrió hasta que la velocidad de él superó a la de la niña, permitiéndole llegar hasta ella y cogerla por la cintura, en un gesto de puro instinto. La abrazó por la espalda colocando sus manos en su cintura. - Hueles muy bien. - le dijo susurrando bajito en su oreja, pegando sus labios a su cuello, sin que pudiera remediar el impulso de hacerlo. Besó su piel y colocó las manos en su vientre mientras el olor floral de su pelo inundaba su nariz con un dulce aroma. - Me gustas mucho Leo... - dijo finalmente, aprovechando que la niña no se había movido ni tampoco había quitado sus manos expresando un rechazo evidente al comportamiento de Angelo.

Angelo puede ver desde detrás, desde el lateral del cuello de la niña, junto a algunos cabellos rebeldes que se mecen con la suave brisa, que la sonrisa no se ha borrado aún. Nota que las manos de ella se posan sobre las suyas. Nota cómo sus pulmones se hinchan y deshinchan debido a la respiración agitada.

Leo se gira sin prisa. Primero la cabeza, después el resto del cuerpo en un gesto muy femenino. Queda frente a Angelo y sonríe. Tiene una mano de Angelo cogida con una suya. En un momento que parece eterno, detenido en el tiempo, el muchacho ve cómo los ojos de ella le miran fijamente, aún entrecerrados por la sonrisa y por el sol que le deslumbra un poco. La mirada de la niña baja de vez en cuando para mirar los labios de él y vuelve a subir a detenerse en los ojos. 

-¿De verdad? Tú a mí también... -Susurra. Angelo se da cuenta de que está nerviosa. Su respiración la delata, así como el movimiento de su pecho y su mirada nerviosa. La brisa trae de nuevo ese olor floral.  Ladea un poco el rostro y se lleva la mano libre a apartar de su cara esos cabellos, que se sueltan con frecuencia debido a que no han llegado al punto ideal de crecimiento, y los sujeta tras una oreja en un gesto que el niño empieza a conocer muy bien. 

Seguidamente, cierra los ojos de forma lenta demostrando una confianza plena por quien tiene delante y junta los labios en posición de dar un beso. Si Angelo mira esos labios, notará que una chispa momentánea se enciende en su interior. Algo despierta dentro de sí. Pasión. Leo se acerca lentamente y, tras un instante inapreciable, los labios cálidos y suaves tocan a los de Angelo. El niño siente la respiración, algo agitada y caliente, que sale por la nariz de Leo. En un primer momento, la boca de ella permanece quieta en contacto con la de él, pero seguidamente comienza a mover los labios, buscando jugar con los de Angelo, cogerlos entre los suyos. El de arriba, el de abajo, probando, sin prisa... Ríe sin querer, nerviosa, posa su mano sobre el hombro de él y continúa. Ahora el cuerpo de ella se pega más al de él, como si quisiera más contacto físico...

Angelo está recibiendo su primer beso. Ambos perdidos en un campo de viñedos.

Cada uno de los gestos encadenados y femeninos de Leo captaron la atención de Angelo sumiéndolo en un dulce trance donde ella se convertía en una delicada ninfa que le hechizaba con sus movimientos gráciles, su olor, suavidad, mirada o su agitada respiración.

Tuvo la sensación de que el momento era eterno y tremendamente especial. Como artista que era bullía inquieto por dentro, queriendo inmortalizar cada uno de los gestos de Leo y preservarlos para él. Gestos maravillosos desde su sonrisa a la forma en que le miraba cuando se puso frente a él, observando con sus ojos castaños sus labios, que en ese instante deseaban fundirse con los suyos y dejarse llevar probándolos. Angelo la miró concentrado y fascinado a partes iguales, grabando cada uno de esos segundos en su compañía y después en su memoria, deseando que no desapareciesen nunca.

Sonrió con cara de tonto cuando ella le dijo que también sentía lo mismo. No pudo decir nada, pero su sonrisa feliz lo expresaba todo. Se sentía lleno de felicidad en ese momento solo con saber que a ella también le gustaba y no le había rechazado. Angelo era un romántico.

- Leo... eres la única chica que me gusta. - susurró bajito muy cerca de sus labios cuando ella se acercó hacia él cerrando los ojos dispuesta a besarle. Angelo respiró del mismo aire que la niña tan próximo a su boca. Sus manos rodearon su rostro y le acarició con los pulgares las mejillas algo sonrojadas. Entrecerró los ojos un poco mareado por el alcohol y la intensidad de lo que estaba sintiendo y se acercó a ella sin abrirlos. Los dos se buscaron y sus labios se unieron en un primer beso de pasión inocente y curiosa, sin que el chico pudiera dejar de respirar también acelerado.

Finalmente dejándose hacer, sintiendo una electricidad en su cuerpo por como Leo jugaba con sus labios, volvió a bajar sus manos hacia su cintura cuando ella se pegó más a él. El calor que Angelo sentía adentro le empujaba a acariciarla más allá y su mano derecha buscó el borde de la falda de su vestido, con temor y nerviosismo pero con la decisión firme de hacerlo. Metió la mano y acarició sus muslos desnudos y suaves con las yemas de sus dedos, con tanta delicadeza que apenas se atrevía a rozarla y lo hacía lentamente, temblando.

Notó como la piel de Leo se erizaba y se atrevió a tocarla con más decisión, jugando también con sus labios y.. buscando algo más, su lengua.

Angelo nota un leve gemido, bajito e involuntario, mientras ambos se besan, producido al acariciar los muslos de ella. -Hmm... -Al principio se pone nerviosa, cuando siente que Angelo parece propasarse metiendo la mano ahí abajo, pero se tranquiliza cuando la caricia es tan suave, sensual y placentera que la confianza que siente por su amigo no se tambalea ni lo más mínimo. 

Su respiración aumenta en profundidad y cadencia. Cuando la lengua de Angelo roza sus labios buscando la de Leo, ésta sonríe sin apartarse ni un milímetro y saca la suya provocando un encuentro húmedo y cálido. Un nuevo elemento con el que jugar. Las sensaciones son tan... Intensas, nuevas, agradables, que no existe nada más a su alrededor. 

Rodea el cuello de Angelo con las manos, posándolas suavemente en la nuca del niño y siente la necesidad de mirarlo. Despega su boca de la de él, unos centímetros y lo mira fijamente a los ojos. Sonríe de nuevo, como una tonta y baja la mirada a los carnosos labios del muchacho. Vuelve a mirar sus ojos oscuros. -Uff... No sabía que ésto fuera tan guay. ¿Lo habías hecho alguna vez? ¡No me mientas, ja, ja, ja!

Suelta una de las manos y, mirando los labios de nuevo, pasa un dedo por ellos, en una suave caricia. Luego lleva la mano hasta una de las de Angelo y entrelaza sus dedos con los de el. Vuelve a pegarse e iniciar un nuevo beso. La brisa de la mañana entrega al niño ese aroma floral de Leo que jamás olvidaría. 

Cuando Angelo se encuentra más confiado, excitado y agusto, en el interior de su mente se proyecta una cegadora luz blanca que da paso a una imagen, a una de sus "visiones". Demasiado contacto físico...

Los besos y caricias junto a Leo eran tan agradables que el chico no podía imaginarse un mundo donde ella no estuviese, y mucho menos dejar de verla, no tenerla más. El amor inocente les había unido, y Angelo no quería dejar de sentirla ni vivir sin su compañía a su lado.

Sus dedos continuaron acariciando la piel suave de ella mientras la niña mostraba su confianza y se dejaba tocar por él. Angelo no se atrevió a ascender por sus muslos, entre otras cosas porque no sabía del todo como debía de tocarle, y quizás a ella le asustase. También era cierto que estaban en un lugar que no permitía tener mucha intimidad. Aunque esa parte femenina le diera curiosidad y disfrutase escuchando a Leo gemir bajito, se controló y mantuvo sus dedos a raya.

Intercambió una mirada con ella cuando se separó unos centímetros de su boca y miró como sonrió y bajó sus ojos a sus labios, reavivando las ganas de Angelo por besarla. Los labios de Leo eran suaves y dulces y su sabor era lo mejor que había probado. - ¡Nunca lo había hecho! ¡Te lo prometo!- contestó riendo con una sonrisa boba mientras ella le cogia del cuello. Después de eso, sus manos abandonaron el bajo de su falda y volvieron a colocarse rodeando su cintura, abrazándola con amor.

El siguiente beso no tardó en dejar en shock a Angelo, pero por una razón que no tenía nada que ver con el juego excitante que habían iniciado rozando sus labios con los de ella. La luz que acostumbraba a ver cuando una visión le sobrevenía le sorprendió de golpe haciendo que sus manos se soltasen de Leo, y su boca quedase quieta, sin que pudiera sentir el beso de la niña.

La visión le mostró una acalorada discusión entre Leo y Rinaldi, el matón de la clase que atemorizaba a los más débiles, y en su casa, era maltratado por su padre por mostrar actitudes homosexuales probándose vestidos de niña. El chico recriminaba a Leo y se metía con su aspecto, lo más sorprendente era que se burlaba de su relación con Angelo. Después de su acercamiento en los viñedos, los niños iban juntos todo el rato, se cogían de la mano o se abrazaban y los compañeros de escuela se enteraban de que eran novios. Rinaldi discutía con Leo y llegaban a las manos. Unos segundos después, la niña caía rodando por las escaleras de la escuela empujada por él. El desenlace no se veía, pero el cuerpo de Leo quedaba tendido en el suelo en una mala postura.

Angelo reaccionó saliendo del flash y cuando lo hizo, estaba de rodillas sobre la tierra, agarrándose a las manos de Leo, que intentaba que se levantase después de ese lapsus. Respiró agitado y miró preocupado a la niña. - Estoy bien, estoy bien. - dijo rápido para no ponerla más nerviosa. Se levantó con su ayuda y la abrazó. - He tenido otra visión, pero no es nada, te lo juro.

No dejaré que te haga daño. - Angelo sabía que si la visión no se cumplía al 100% algo muy parecido iba a suceder, como cuando su abuela tuvo un infarto.

En el momento en que Angelo suelta las manos de Leo y sus labios se detienen en seco dejando de jugar con los de ella, Leo abre los ojos instintivamente y también detiene el beso, separándose un poco. Se queda mirando a Angelo, preocupada ¿Qué le sucede? Es como la última vez: Parece que tiene una pesadilla estando despierto, pero con los ojos cerrados. Además, nota cómo el niño sufre durante el trance. 

Angelo se agita, murmulla cosas que no se entienden, frente a ella, luego cae de rodillas sobre la tierra y Leo no sabe qué hacer. Llama a Angelo por su nombre una y otra vez mientras agarra sus manos. 

La niña mira a su alrededor, pero no hay nadie que pueda ayudarla. Grita, pide ayuda. Los únicos sonidos en el ambiente son los pájaros y la música, en la lejanía, proveniente de la improvisada cabaña. 

 -¡Eeeehh! ¡Ayudaaaa! ¡Amadouuu! -Angelo no la oye, hasta que, de repente, despierta y ve la cara de susto que tiene Leonora. Luego él la abraza y le dice que todo está bien, pero ella no lo cree. No puede después de lo que ha visto. La niña está visiblemente nerviosa. -¿Seguro que estás bien? Me has asustado, se te veía que lo pasabas muy mal y decías cosas que no se entendían. -Acaricia una mejilla del niño, aún con gesto preocupado. -No sé, Angelo, si no era nada, ¿por qué te has puesto así?

Angelo oye que alguien se acerca corriendo. Las ramas de los viñedos cercanos se agitan. Se oye la voz de Amadou dando indicaciones a alguien.

 -¡Creo que están por aquí! Ten cuidado. -Aparecen entre dos plantas, Amadou y Chiara. Van llenos de polvo de haber levantado tierra al correr. El niño se detiene en seco cuando ve que Leo y Angelo están abrazados. Su expresión se vuelve seria y fulmina a su amigo con al mirada. 

 -Oh, joder. -Chiara llega preocupada, respirando con intensidad y con los ojos guiñados porque le molesta el sol. Lleva sus gafas oscuras en una mano y se las pone deprisa, adquiriendo instantáneamente ese aire rebelde. -¿Qué ha pasado, Leo, estáis bien?

Independientemente de lo que haga Angelo, cuando pregunte Chiara, Leo dejará de abrazarlo dejando caer sus brazos -Angelo ha tenido otra de sus visiones -Responde mirando de reojo al niño. -Qué susto, tía, fue peor que la otra vez, estaba muy alterado. -Continúa y se dirige a Angelo. -No puedes seguir así, es que lo pasas muy mal.

-No lo ha pasado tan mal... -Susurra Amadou, pero Angelo le oye perfectamente. Si Angelo mira a Amadou en ese momento, notará la expresión triste de Chiara bajo las gafas de sol al oír las palabras de Amadou, ya que ella también lo está mirando. 

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El móvil de Angelo vibra. 

 Ale

 

 

Cómo vais ahí fuera? Tranquilo, que no saldré a molestar :P

Ya he llegado a casa, Flavio se ha quedado con la nonna. Ella está bien, descansando. 

escribiendo...

Por cierto, un niño extranjero ha escrito un mensaje privado en el Facebook de la bodega, que quiere ser tu amigo :D, qué simpático. Ya me dirás algo. Si necesitáis alguna cosa, aquí estoy. Muack.

Angelo queria ocultar a toda costa lo que había visto. ¿Cómo le iba a decir a Leo que había visto en su visión que caia por una escalera por el empujón de Rinaldi?

- Ehmmm... - balbuceó nervioso. - Estoy confuso. - se tocó la frente y le temblaron los dedos. - No sé que ha pasado, he visto algo pero no recuerdo muy bien que ha sido...

Para la niña el comportamiento de él podía ser confuso y no pensar que le estaba engañando. No obstante Angelo se sentía mal por no saber que hacer. - ¿Qué es mejor que no te diga nada o que te cuente la verdad para evitar que te pelees con Rinaldi? - pensó unos segundos. Finalmente se decidió.

- Creo que... - dijo lentamente. - Ya recuerdo lo que era, mas o menos, discutias con Rinaldi y te caías porque te empujaba. Prometeme que no discutirás con él Leo. Por favor. - le suplicó con los ojos. - Pasa de él, diga lo que diga vale? y si se mete contigo dímelo.

El grito de Amadou buscándoles junto a Chiara le sobresaltó de repente y Leo reaccionó en un acto reflejo separándose de él. Angelo lo entendió, aunque por su parte no la habría soltado, había dado el paso adelante de decirle lo que sentía, y solo quedaba que los demás se enterasen. La mirada de su amigo denotaba que estaba enfadado con él por lo que habia visto y lamentó que no se alegrase por él. - Si, ha sido una visión donde Leo se peleaba con Rinaldi y él la empujaba. Puede que no ocurra de esa manera, también vi a mi abuela... - tragó saliva en una breve pausa. - ...desmayándose en los viñedos y ocurrió en el salón. Le he dicho que por si acaso no le siga la corriente si se mete con ella. - tal vez Leo tuviese un percance, independientemente de Rinaldi. Si era cosa del destino nadie lo podría evitar.

Angelo no respondió al comentario de Amadou, solo le miró con tristeza. El movíl vibró en su bolsillo y leyó atentamente el mensaje de Ale. Su sorpresa se reflejó en sus ojos y miró a los demás con el mismo gesto de asombro. -  No sé si mi imaginación está fuera de control... - su mirada estaba un poco descolocada. - Tengo que irme. Perdonadme. - se disculpó con ellos. - Necesito estar solo. Estáis en vuestra casa. - se fue sin despedirse cariñosamente de Leo porque ella le había soltado y no sabía si prefería que no se acercase delante de los demás. Entró en la casa y fue directo a pedirle a Ale que se conectasen a Facebook para ver que niño le había escrito queriendo ser su amigo.

 -Venga, macho, ¿dónde vas ahora? -Oye Angelo decir a Amadou mientras corre hacia la casa. 

-¡Angelo...! -Se oye también a Leo. Pero el niño abandona los viñedos aprisa para buscar a su hermanastra e ir a conectarse a Facebook. 

 Alessia, que se encuentra en la planta superior, en su habitación, se sorprende cuando oye al niño subir las escaleras rápido, dando zapatazos en los escalones como un caballo. Se asoma a la puerta y ve que Angelo se dirige hacia ella. -¿Dónde vas tan rápido? ja, ja. Espera que me vista. -Tiene el cuerpo cubierto con una toalla, y dado que su pelo está seco, el muchacho intuye que su hermana iba a darse una ducha, antes de ser interrumpida. Cierra la puerta, dejando a Angelo al otro lado. -No te escribí para que vinieras ahora, no quería interrumpir tu fiesta. -Si Angelo le cuenta lo del niño extranjero: -Mannaggia, tampoco sabía que fuera tan importante para ti. Ve conectando el PC, enseguida salgo. -Comenta desde el interior. 

Cuando Alessia está vestida y Angelo se encuentra frente al ordenador, la joven entra en el Facebook de la Bodega Paulicchi. Angelo puede admirar el mimo con el que Alessia cuida las cuentas de la empresa familiar en las redes sociales. Fotos muy bellas, elegantes tipologías de letras, agradables palabras para los potenciales clientes, promociones... 

La muchacha accede a una de las conversaciones de chat.

-Angelo... -Dice Alessia mirando al niño. -No quería alarmarte por WhatsApp, pero ésto puede ser peligroso, eres consciente, ¿no? De repente, alguien que ha visto tu foto quiere comunicarse contigo. Me parece muy raro. Cuando era pequeña, le escribí cartas a una niña de Escocia para aprender inglés, es normal, pero con las redes sociales es distinto... ¿Sabes por dónde voy? -Lo mira de hito en hito. 

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El móvil del niño vibra.

  Leo

 

 

 

¿Estás bien? ¿Te has ido por tu abuela? Espero que esté bien. 

escribiendo...

...

escribiendo...

¿Vas a venir luego? :*

Dejar a sus amigos con la palabra en la boca no estuvo bien, pero Angelo se asombró tanto del mensaje de Ale que pensó que el momento de concentración llamando a los niños de los dibujos podría haber resultado.

Corrió escaleras arriba después de llamar a su hermanastra y buscarla insatisfactoriamente en todos los rincones de la planta baja, la cocina, el salón… - ¡Ale, Ale! ¿Dónde estás? – finalmente irrumpió en su habitación sin llamar a la puerta y la encontró al otro lado a punto de darse una ducha. Angelo se sonrojó y bajó la mirada ante la imagen de ella solo tapada con una toalla. Esperó como le dijo y asintió avergonzado pidiendo disculpas. – Perdona… es que me ha sorprendido que un chico me escriba queriendo ser mi amigo. Es un poco raro, no le caigo bien a mucha gente. – se encogió de hombros.

Mientras tanto enchufó el PC y jugueteó nervioso con el ratón antes de meterse en una página de videojuegos. En un rato Alessia entró en la pagina de facebook de la bodega a la cual Angelo no tenía acceso via contraseña y usuario, y leyeron los mensajes de una chica que escribía de parte de otro chico llamado Joss.

Sorprendido y curioso, se preguntó que aspecto tendría el niño canadiense. Sin embargo cuando Alessia intervino advirtiéndole del peligro de las redes sociales y lo extraño que era que le hubiesen contactado así, la alegría que sintió en principio se esfumó y pasó a preocupación. – Si, lo entiendo. No sabemos quien está detrás de la pantalla, pero… podría, no sé. Escribirle por aquí y ya está, no le contaría nada de nuestra familia o la empresa. Vive tan lejos que no creo que nos veamos nunca. ¿Qué peligro tendría eso? – miró a su hermanastra como esperando su aprobación. - ¿Puedes entrar a la página de Kate? A lo mejor tiene fotos con Joss. – Angelo quería averiguar como era físicamente y pensó que viendo su entorno podría tranquilizarla.

En ese momento vibró su móvil y leyó con cara de idiota los mensajes de Leo.

Angelo

Escribiendo...

No, no es por mi abuela. Tranquila que ella está bien, sigue en el hospital y Fabio la está cuidando. Ha sido por otra cosa que… te contaré.

Escribiendo...

Si, perdona por haberme ido así :* estoy con Alessia pero ahora vuelvo. ¿Estáis en la cabaña?

Después de las palabras de Angelo a su hermana, ésta lo mira durante unos segundos con la duda reflejada en el rostro. 

-...Vale. Parece divertido, vamos a investigar. -Responde Alessia, finalmente, con una sonrisa. Gira su cuerpo, que se encuentra ligeramente encorvado frente a la pantalla y pulsa sobre la cuenta de la niña pelirroja. Seguidamente accede a las fotos. 

Lo que puede verse son fotos hechas a una pequeña araña sobre una superficie de madera, a un río visto desde la orilla nevada, al cielo a través de altas ramas de árboles, a un jardín descuidado con chatarra por doquier, a lo que parecen las uñas de sus pies y manos en varias fotos mostrando distintos colores de esmalte de uñas... De la niña hay una o dos fotos desencuadradas. En otra de las carpetas se pueden ver unas fotos de gran calidad, con encuadres bastante artísticos. En muchas de esas fotos aparece Kate desprevenida, como si alguien se las hubiera hecho sin que ella lo supiera. En otras está posando. Los entornos son naturales, casi siempre. Dos de las más recientes, están hechas en la orilla de un río que parece el anterior y, el cabello rizado y naranja de la niña, fue capturado en movimiento a contraluz de un pequeño y brillante sol. 

Alessia abre otra de las carpetas de fotos y parece que todas están hechas en el colegio. Una foto muestra a una rana diseccionada en un aula de ciencias, otra, un patio de colegio con unas mesas de madera en el exterior, con bancos y cubiertas por pérgolas, también hechas de madera. El suelo está cubierto de hierba verde, pero parece salvaje, como si creciera de forma natural. Al fondo se ven altos árboles con las hojas en varios colores; amarillas, naranjas, rojas y verdes, y el cielo casi siempre es de un blanco grisáceo. Hay varias fotos que muestran ese patio como fondo de selfies en los que aparece Kate acompañada de algunas amigas. 

-Hum... Parece una niña bastante normal y no tiene fotos con niños ¿Has visto qué sitio más bonito en el que vive? En Canadá debe de hacer frío ahora. Bueno, vamos a ver éstas últimas. -La hermanastra de Angelo sigue buceando entre las fotos de la carpeta del colegio, la cual contiene muchas fotos repetidas, hasta que llega a las dos últimas. Pertenecen a una especie de orla del colegio, son fotos grupales en los que aparecen un montón de niños posando en el interior de una pista de hockey sobre hielo. Todos los niños sonríen a la cámara y tras ellos se encuentran varios adultos que podrían ser los profesores. Una de las dos fotos es más antigua que la otra, que parece bastante reciente a juzgar por el aspecto de Kate, bastante parecido al que se muestra en la foto de su perfil. 

-Puff... Mamma mía. Podría ser alguno de éstos, pero es imposible saber cuál. -Comenta Alessia, sin muchas esperanzas. La joven desliza el cursor del ratón por las caras de todos los alumnos y sólo algunos de ellos están etiquetados en la foto. El resto no parece tener cuenta en Facebook. Aunque, si Angelo mira con atención las fotos grupales, podrá volver a ver el rostro que vió en su sueño. Los mismos ojos, la misma sonrisa. Es él; el niño que se convirtió en Angelo en aquella azotea. 

Si Alessia deja el cursor sobre la cara de ese niño, Angelo verá que no está etiquetado y que no es usuario de la red social.

-Pero... Angelo... Ma che cosa dici? ¿Desde cuando te comunicas en sueños? No sabía que eras capaz de hacer eso. -Alessia, habla al muchacho sorprendida sin levantarse de la silla, con la boca entreabierta al mirar el dibujo de Joss y ver que, efectivamente, coincide con la foto del anuario. Se dispone a contestar, pero le interrumpen las palabras emocionadas de su hermano adoptivo contándole todo, incluido el misterioso sueño. Cuando el niño termina de hablar, ella se queda pensativa, mirando al vacío por unos instantes. Gira la cabeza para mirar el dibujo de la misteriosa mujer colgado en el armario.

-...Y ha conseguido ponerse en contacto contigo después de eso. Impresionante, estoy flipando... ¿Y qué crees que hacía esa mujer con el bebé? ¿Quién se supone que es? -Mira a Angelo y pone una de sus manos sobre el hombro de él. -Ese sueño tiene que significar algo, por eso has visto a esos niños ¿Puedes acordarte de lo que viste desde la azotea? ¿Algún edificio o paisaje concreto? 

Después de que Angelo responda: -En cuanto a ir a Canadá, entiendo que es muy importante para ti, así que haré lo que pueda, pero tiene que ser en vacaciones. De Navidad, por ejemplo, que no falta mucho. Ahora que la nonna está débil, no podemos irnos. No puedo dejar sólo a Flavio con la bodega. Y tú tienes colegio, aunque no te haga mucha falta. -Sonríe y coge una de las manos del niño entre las suyas. -Hagamos una cosa, ¿vale? Intenta recabar toda la información que puedas de ese sueño. Habla con... ¿Joss, era? A ver qué sabe él y ya veremos, ¿de acuerdo? -Se queda en silencio, sin dejar de mirar a Angelo. Pasa una mano por la cabeza del joven y la acaricia con dulzura, sus ojos brillan de orgullo y cariño. -Desde pequeño has sido muy especial, me alegro de que por fin encuentres alguna respuesta ¿Quieres que se lo cuente a la nonna Virgilia?

En ese momento, vibra el móvil de Angelo.

 

  Leo

 

 

Si, estamos aquí. Amadou está un poco raro y Chiara también. Creo que nos vamos a ir pronto.

escribiendo...

Dentro de un rato van a venir a buscar a Chiara y yo me iré con ella. Estaremos aquí un poco más ¡Vente! ;)

Alessia, al ver que Angelo está ocupado, se levanta de la silla. -Ten cuidado con el Facebook, ¿vale? Sé que eres listo y responsable, pero no está de más recordártelo. Voy abajo y preparo la comida ¿Les dices a tus amigos si quieren comer y me avisas para preparar más? -Se dirige hacia la puerta, pero antes de salir, vuelve a hablar. -Ah, me dijo la nonna que mañana tienes cita con el padre Gennaro. No creo que ella pueda acompañarte, pero tal vez pueda llevarte yo. Hablaré con Flavio. Lo que no sé es si podré quedarme a acompañarte o sólo llevarte. Ya te lo diré. -Sonríe, de nuevo, y se marcha después de que Angelo le responda. 

- ¡Yo tampoco tenía ni idea! - replicó Angelo sorprendido por lo asombroso que le parecía todo aquello. Su vida estaba evolucionando por momentos y no perdía la esperanza de estar cada vez más cerca de la verdad. Alucinaba también con el hecho de que su truco hubiese funcionado y Joss le contactara.

- No lo sé. - dijo pensativo llevándose una mano a la barbilla. No era la primera vez que veía a la misma morena empujando un carrito con un bebé adentro. - Creo que esa mujer es mi madre. Puedo estar equivocado, pero si lo es, el resto de niños que he visto serían mis hermanos. - confesó emocionado con la idea de no estar solo en el mundo. - No sé porque siento esta conexión con ella, quizás solo es mi imaginación... tengo la necesidad de saber quien es mi madre. Lo que no entiendo es porque me abandonó.

Su hermanastra le preguntó si recordaba algún detalle más que fuese de ayuda y Angelo hizo memoria. - Recuerdo que ví una especie de estación abandonada con mucha basura y carteles en inglés. Y... luego estaba dentro de un avión, viendo desde el aire una isla. - se encogió de hombros y al instante reaccionó abriendo la página de google. - ¡Voy a buscarla! - tras un buen rato Angelo identificó la isla de Jamaica como la que habia visto en el sueño.

- ¿Pero que tienen que ver Canadá y Jamaica? - le preguntó extrañado a Alessia. - Hablaré con Joss en cuanto pueda y tendré cuidado, te lo prometo. Si viajamos más adelante será perfecto. - sonrió y asintió contento a continuación. Estaba conforme con que la nonna estuviese al tanto de todo. - Si, cuéntaselo, se alegrará de estos progresos. No sé si Dios es quien me ha hecho así, ella siempre me ha dicho que mi don era divino, espero que no esté equivocada. - la naturaleza de aquel poder sobrenatural daba miedo ya que desconocían de donde provenía. - Tengo muchas ganas de hablar con el padre Gennaro, si no puedes quedarte no pasa nada. Es muy amable y me siento bien contándole lo que me pasa.

Quería que sus amigos se quedasen a comer y pasar más rato con ellos pero no sabía si se tendrían que ir a casa. Amadou seguro que podía quedarse aunque Angelo lo habia notado enfadado con él. - Voy a la cabaña y te mando un mensaje. - le dió un beso a Alessia en la mejilla. - ¿Que harás para comer, pasta o pizza? - preguntó sonriente, en la cara se le notaba que eran su platos favoritos.

Angelo

Escribiendo...

Mi hermana me ha preguntado si queréis quedaros a comer... :) si no es hoy, venid otro día.

Escribiendo...

Creo que Amadou se ha enfadado conmigo por... habernos visto abrazados. ¿Te importa que te abrace delante de los demás? Ahora voy a la cabaña :*

Alessia se queda pensativa tras lo que menciona Angelo sobre sus "posibles hermanos". -¿Tu crees? Podría ser. Eso explicaría por qué tienes esa conexión especial con ellos. Ojalá tuviera yo algo así para comunicarme con Flavio, ¿te imaginas? Ja, ja, ja... -Ríe, Alessia. Al ver al pequeño emocionado, se contagia de la felicidad momentánea.

-Qué raro. Una estación abandonada con basura y carteles en inglés ¿De qué, de tren, autobús...? Podemos investigar cuántas estaciones abandonadas hay en el Reino Unido y en Estados Unidos, que es donde hablan inglés. Bueno... En algunas islas y en Canadá, Irlanda y Escocia, también, ja, ja. -Después mira cómo Angelo busca en internet a la velocidad del rayo y, rápidamente, encuentra un resultado satisfactorio. Piensa por un momento que ojalá ella hubiera tenido tal acceso a toda la información mundial cuando tenía la edad del muchacho. 

-Jamaica no tiene mucho que ver con Canadá, son sitios opuestos. Y ese bebé... Me dijo la nonna que habías tenido visiones con un bebé, ¿es el mismo? También viste carteles en inglés en aquella visión. Era un aeropuerto, ¿no? Un aeropuerto y un avión, pero bebés distintos ¡Buscaremos el aeropuerto de Jamaica a ver si se asemeja al que viste en tu visión! -Alessia sonríe, de oreja a oreja, contenta por sacar conclusiones tan lógicas. Por ayudar al joven en algo tan importante y a la vez divertido. 

-La nonna tiene un ragú de liebre, congelado, listo para preparar parppadelle. Además le añadiré setas. -Sonríe, de nuevo. -Vale, avísame enseguida.

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  Leo

    

   

 

 

escribiendo...

:D estoy en una nube ahora mismo

escribiendo...

Si, ¿por qué no voy a querer que me abraces en público? Mientras no sea delante de mis padres... Lo de Amadou me ha pillado por sorpresa. Ir a comer no creo, Chiara se viene conmigo y a ella no le dejan, jo...

escribiendo...

Ven ya, por fa... :*

La broma de Alessia sacó una risa sana al chico. - No me lo imagino, a veces es tan serio que parece que tenga un corazón de piedra. - dijo sin sentir pena, sino aceptando como era su hermanastro y que la relación entre ellos nunca sería idílica.

Volvió a poner un índice sobre su barbilla pensativo, siguiendo el hilo de la conversación. - Alessia podrían ser muchas estaciones... pero alomejor con el google maps reconozco la que vi. - si, por qué no? no era imposible pero sería costoso y tal vez desistieran antes de encontrarla. - Creo que hay algo detrás de esto, una fuerza mayor que no sabemos que es y puede que nos arrastre a conocer a otras personas. - a continuación ella le refresco la memoria. Hacía ya un tiempo que Angelo había soñado con su supuesta madre en un aeropuerto empujando el carro de otro bebé.

- Wow. - abrió la boca sorprendido. - No recordaba eso y la conexión que tiene con lo otro, es como si los dos sueños estuviesen hilados. - se propuso ver el aeropuerto de Jamaica por dentro pero Leo y sus amigos le estaban esperando en la cabaña. - Luego lo miramos. - su móvil vibró y leyó los mensajes de ésta.

Solo escuchar el plato que iba a preparar Alessia le abrió el apetito. - Vaya, no pueden quedarse, pero le diré a Amadou que se quede, está enfadado conmigo porque me ha visto... - se mordió el labio nervioso. - ...abrazar a Leo y a el le gustaba ella o al menos eso me dijo. ¡Pero tambien me dijo que le gustaba Chiara! - al decirlo se notó su desconcierto y la lógica indignación porque a él solo le gustaba Leo y parecía que Amadou se conformaría con besar a alguna de ellas.

Negó con la cabeza abriéndose a Alessia. - No es justo que se enfade conmigo y se lo voy a decir. - hasta sus doce años Angelo había pasado de puntillas por su propia vida pero eso estaba empezando a cambiar. - Si no vengo con él es porque es un cabezota. - se despidió de Alessia y fue hacia la cabaña.

Por el camino los mensajes de Leonora le sacaron una sonrisa boba. Había malinterpretado lo del abrazo. Llegando al sitio se paró un momento antes de entrar y cogió aire. - Ey! ya he vuelto, perdonad por haberme ido. - en el interior sorprendió a los tres bastante raros, las chicas hablaban bajito sobre algo y Amadou tenía cara de no estar feliz.

Miró a Leo y Chiara y avanzó hacia la primera para sentarse a su lado. - Podéis quedaros a comer si queréis pero me ha dicho Leo que tu no puedes Chiara. - tragó saliva y entonces miró a su amigo sin poder aguantarle la mirada, sintiendo una punzada de culpabilidad en el pecho. - ¿Amadou por qué no te quedas?. - tenía muchas ganas de cogerle la mano a Leo y acariciarla pero se contuvo por no disgustar a su amigo. ¿Le perdonaría lo que había hecho?

Las palabras de Angelo en referencia a sus "romances" levantaron las cejas de Alessia y le arrancaron una risa sorda. -¡Pero bueno! ¿Ya has empezado? -Comentó, divertida, antes de bajar al piso inferior. -Ya me contarás... -Se oyó desde la lejanía. 

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 -Ehmm... ¿Qué tienes para comer? -Pregunta, serio, después de aguardar unos segundos en silencio para dar tensión. Angelo le conoce demasiado bien. Sus enfados nunca duran demasiado y si ha preguntado por la comida, es que está abierto a negociar. Las niñas no dicen nada. Angelo no puede saber si son conscientes de lo que él cree que ocurre con Amadou, pero lo que está claro es que la fiesta ha terminado. 

 -¿Qué tal, Angelo? ¿Todo bien? -Pregunta Chiara. El niño nota que su expresión es serena y no arrugada por el molesto sol. Ha debido acostumbrarse un poco. -Nosotras nos iremos pronto, mi padre está de camino. 

 -Si, eso, ¿qué ha pasado? Pareces contento. -Al mirar a Leo cuando ésta le habla, observa la intensa mirada que ella le ofrece. Directa a los ojos y cargada de una especie de tensión o intensidad a la que no está acostumbrado. Al mismo tiempo, sonríe levemente. También se da cuenta cómo su amigo se pasa la palma de la mano por la nariz y hace como si aspirara mocos inexistentes; un gesto que suele hacer cuando está nervioso o molesto. Amadou no dice nada, mira a Chiara y luego a Leo, después al suelo. Seguidamente lanza otra mirada a Chiara, de reojo. Su cabeza procesa decenas de pensamientos. Aspira mocos inexistentes de nuevo y mira a Angelo fugazmente, luego al suelo.

Si Angelo comenta a Amadou lo que hay para comer, éste asentirá con la cabeza haciéndose el receloso, pero por dentro estará bullendo de ganas. La comida es su perdición y, por supuesto, aceptará la invitación. Más tarde, después de un rato en la cabaña, Chiara será avisada mediante su móvil y las niñas se marcharán. Angelo y Amadou podrán acompañarlas, ya que la casa se encuentra de camino. Una vez en la puerta de la verja exterior, Leo volverá a mirar a Angelo de aquella manera y, después de dudarlo un momento, le dará un abrazo para volver a sentir su cuerpo, aunque lo que realmente le apetezca es darle un beso. Angelo oirá un suspiro en su oído durante el abrazo, la niña se despegará de él y le dirá "hasta mañana" con una sonrisa. En esa guisa no verá la despedida entre Amadou y Chiara.

Una vez que todos se despidan y Amadou y Angelo se dirijan hacia la casa para comer, Amadou dará un codazo a Angelo. Si éste le mira, verá que su amigo sonríe de medio lado. Después otro codazo. Y otro, divertido. 

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La diferencia horaria entre Canadá e Italia debida a la enrome distancia que separa ambos países dificulta la comunicación entre Angelo y Joss. Apenas coinciden unas cinco horas al día en las que ambos estén despiertos. Cuando son las ocho de la mañana en Whitehorse, el sol está a la altura de las 5 de la tarde en Toscana. Por lo tanto, hasta la tarde no recibe Angelo ningún mensaje por parte de su nuevo amigo canadiense. 

Que su amigo preguntase por la comida de Alessia era buena señal, significaba que estaba abierto a firmar la paz y olvidar lo que había pasado. –Pues no sé Amadou, tendrás que venir conmigo a la cocina a ver que ha preparado mi hermana… – dijo un poco pícaro para engatusarle y que fuesen juntos a meter la nariz y oler lo que se cocinaba.

-Hola Chiara, si, todo está bien pero ha pasado algo extraordinario y por eso me he ido corriendo. No os asustéis. –el niño elevó un poco las manos como pidiéndoles calma. -Es una pena que os tengáis que ir tan pronto, pero venid otro día vale?

Después de eso Leo tomó la palabra y le miró con unos ojos que provocaron que Angelo sonriese de medio lado albergando una felicidad contenida en su interior y que todavía no podía mostrar abiertamente. – Creo que un niño con poderes especiales se ha puesto en contacto conmigo. Es canadiense y lo vi en un sueño, lo dibujé y le hablé al dibujo dándole datos personales. ¡Como me llamo, donde vivo… y me ha encontrado! ¡Es como si tuviese telepatia o algo así! Mandó un mensaje a través de facebook a la bodega y eso es lo que me ha enseñado mi hermana. ¿Entendéis ahora porque me han podido las ganas de descubrir quien era ese niño? Siento si he fastidiado la fiesta… - comentó algo cabizbajo. Angelo también les contó que se había abierto una cuenta de facebook para hablar con Joss. – Tíos, imaginaos que hay algo más allá y hay niños alrededor del mundo con poderes especiales como Joss y yo. ¿De dónde hemos salido y que seríamos capaces de hacer todos juntos?

La idea asustaba un poco. – Voy a averiguar todo lo que pueda, además hay otra persona que... puede ayudarme a entender lo que veo, porque ocurre y como controlarlo o usarlo para hacer cosas buenas. – se refería al padre Gennaro pero ese secreto era suyo y de su familia. Esperando a que sus amigos procesasen la noticia se fueron despidiendo, las niñas tenían que irse y Amadou se quedó con Angelo. El abrazo cálido de Leo y su sonrisa fue la mejor manera de terminar la velada. El chico le devolvió el abrazo y aspiró su olor a perfume floral antes de que se marchase en el coche del padre de Chiara. Vio como el vehiculo se alejaba y entonces se dio la vuelta y miró a Amadou preocupado. - ¿Estás enfadado conmigo? Yo… me… - no sabia como decirselo pero debía ser sincero. – Me gusta Leo. Mucho, y… creo que yo a ella también. – estaba feliz, decir eso en alto sonaba muy bien pero por otro lado sentia como si le hubiese dado una puñalada trapera a su amigo. Por suerte parecia que las cosas se arreglarian, los dos caminaron hacia la casa dándose codazos en broma.

Esa tarde Angelo aprovechó para responder a Joss mientras terminaba de hacer sus deberes de clase.

Mensaje Facebook:

¡Hola Joss! No pensé que me responderias tan pronto. ¡Estoy muy sorprendido de que me encontraras, yo también te ví en un sueño! ¿Crees que fue real? ¿En tu sueño también salia otro niño rubio y una especie de isla? Estoy bastante perdido pero lo que ha pasado me da que pensar que somos especiales. La isla que vi es Jamaica, lo busqué en google. ¡Claro que en Italia se juega a jockey!

Cuando Angelo contó todo lo ocurrido con Joss, su extraño sueño y demás, los niños le miraron boquiabiertos. Amadou giró su cabeza para observar la reacción de las niñas y, efectivamente, fue igual a la suya. 

-Halaa, ¿también puedes hablar en sueños con la gente? -Preguntó, maravillada, Chiara. 

-¡Es increíble, cada vez tienes más poderes, cómo mola! ¿No estás nervioso? Yo estaría fatal. N-no te preocupes por la fiesta... -Contestó Leo. Con su última frase, miró de soslayo a Amadou. Este no dijo nada, parecía que por puro orgullo, ya que su rostro reflejaba mucha curiosidad y excitación. 

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La máquina de café vibra de forma sonora mientras expulsa líquido espumoso a través de sus dos pitorros y llena poco a poco dos tazas de café. Cuando éstas están hasta arriba, dos manos a penas cubiertas por las mangas de una sotana blanca las recogen y se las llevan a la pequeña mesa. 

 -Cuéntanos, Angelo, ¿cómo estás? Alessia me habló de tu abuela Virgilia. Es un duro revés lo que le ha pasado y una lástima que no haya podido venir. He rezado mucho por ella, me alegro de que se encuentre mejor. -El padre Gennaro se santigua al mismo tiempo que toma asiento tras dejar las tazas sobre la pequeña mesa. Frente a él se encuentra sentado Angelo y a su derecha el padre Enrico Luci, redentorista, investigador y experto en parapsicología, fronteras de la ciencia y discípulo del conocido padre Andreas Resch. Es un hombre de baja estatura, peso medio, cabeza cuadrada, voluminosa y poblada de pelo corto y negro, gafas gruesas y su tez es pálida y perfectamente afeitada. 

Alessia había llevado a Angelo hasta la iglesia de Santa María della Pieve prometiéndole que le recogería más tarde. Ella tenía que trabajar. El muchacho no tuvo que esperar para ver a Gennaro, ya que éste le recibió cordialmente y le llevó hasta la sacristía donde esperaba el padre Enrico. Ahora es la tarde del lunes y antes de que Angelo viniera, Alessia recibió instrucciones del párroco para que el muchacho trajera todos los dibujos y todo lo referente a las novedades en su caso para que fueran revisadas por Enrico.

La mañana de ese mismo día había transcurrido con normalidad en el colegio sin que ocurriera nada reseñable. La situación con Damiano Rinaldi y compañía seguía como el viernes pasado: Pasaron de Angelo y sus amigos. Tal vez fuera porque no vieron las muestras de cariño entre Leo y Angelo en el pequeño patio donde se reúnen en el recreo.

-Gracias, Gennaro. -Responde Enrico Luci agarrando una de las tazas y dando un sorbo mientras observa con atención los dibujos de Angelo. -Angelo, en el informe que me envió Gennaro decía que no eras capaz de controlar tu... Don ¿Ha cambiado algo? ¿Crees que podrías hacernos una muestra? Ayudaría mucho que pudiera ver tus reacciones y lo que puedes hacer. -El hombre había saludado a Angelo al entrar en la sacristía. No es muy hablador, se muestra serio, sereno y aparentemente concentrado. Poco después de que los tres se sentaran en torno a la pequeña mesa, Angelo había observado cómo se miraban los sacerdotes entre sí, como si tuvieran información que no le habían dado al muchacho, como si ocultaran algo. -Puedo ver que, no solo eres capaz de ver los sentimientos de las personas a través de los objetos, también el pasado, incluso sin necesidad de un catalizador. Y... El futuro inmediato, es increíble ¿Tienes algo más, nuevo, que haya ocurrido y que quieras compartir con nosotros? -Enrico mira a Angelo, serio. Se lleva la taza a los labios. Según tenía entendido Angelo por lo que se había hablado informalmente cuando éste llegó, Enrico estaba de paso por Toscana para investigar el pueblo fantasma de Toiano y aprovechó para visitar a su amigo y conocer a Angelo de primera mano. Su caso no tiene prioridad, pero ésta es una oportunidad perfecta para conocer más sobre el tema. -Dime también qué sientes cuando sucede o sucedió cada uno de esos episodios. Durante el proceso, ya sabes. Conozco casos de episodios como los que te suceden, pero no todos al mismo tiempo. Es como si evolucionara ¿Has ido a algún médico? Es muy probable que tengas algo en el cerebro, ¿entiendes? Eres superdotado y puede que hayas nacido con... Algo físico que otras personas no tienen. -Los hombres se miran, de nuevo.