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Midnight Special

Angelo

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28/08/2019, 19:59

Justo cuando pensaba que todo podía acabar, que este enfado y ganas de golpear a Rinaldi iban a pasar, porque Angelo aparecía y conseguiría "dejarlo en su sitio" con cuatro frases bien dichas, todo dio un giro inesperado. Inesperado al menos para Leonora.

Antes de poder aliviar los dedos de sus manos cerradas en un puño, veía como aquel capullo, empujaba a su chico y caía escaleras abajo. Giró la cabeza hacia su dirección, y con los ojos como platos, vio cómo el cuerpo de su querido Angelo, rodaba por las escaleras y se golpeaba torpemente. Sentía como si todo pasase a cámara lenta, el corazón comenzó a palpitarle deprisa, y solo aflojó los dedos destensándolos de su mano, para volver a cerrarlos con furia.

Se giró sobre sus pies y dio unos pasos torpes hacia el inicio de las escaleras cuando escuchó a Angelo gritar de dolor, por algo que se habría roto. Sus cejas se arquearon, y su instinto de protección y amor por el muchacho, la obligaron a bajar apenas un par de escalones, con el corazón a mil por hora, mientras lo veía sufriendo. Pero no... sabía que no era lo mejor que podía hacer en ese momento. Debía elegir bien, y no quería preocupar a Angelo, pero su corazón tenía sed de venganza.

Movió la mandíbula hacia delante, ladeó la cabeza e infundada en ira, se giró de nuevo. Comenzó la carrera hacia Rinaldi, impulsada por su tremendo odio y esta nueva sensación que la invadía y cegaba de cordura. Esperaba que Angelo no la hubiera visto girarse y abandonarlo así, realmente ella quería estar ahí a su lado, auxiliándole y acurrucándole, pero si lo hacia el momento se disolvería y era algo que no iba a permitir.

En cuanto salió al encuentro de Rinaldi y le vio de espaldas, no sabía lo que sentiría aquel chico, pero si lo que sentía ella - ¡Eh!

Fue lo único que dijo, lo único que salió de su garganta con gravedad e ira. Cuando sus pasos lo alcanzaron, lo agarró de la mochila, o de la ropa, lo primero que estuviera a su alcance, obligándole a detenerse y girarse hacia ella y cuando lo tuviera de cara, seguidamente, sin esperar ni un solo segundo, echaría hacia atrás su brazo más ágil, y lo apuntaría a su ojo al cual le propinaría un puñetazo, impulsado por toda la fuerza de su odio hacia él, acumulada durante todo este tiempo, y sobre todo, impulsada por su amor hacia Angelo y su fuerte instinto de protección.

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01/09/2019, 18:32
Narrador

A medida que Angelo hace por levantarse, medio colegio comienza a rodearle. Amadou y Chiara corren escaleras abajo hasta llegar junto a su amigo.

 -¡Eh! ¡Cabróoon! -Grita a Damiano, bajando al trote, escalón tras escalón. -¡Tío, no, no, no, no! -Cuando llega, agarra a su amigo y le ayuda a levantarse. -Vaya hostia, macho.

 -¡Angelo...! ¿Estás bien? Menudo gilipollas. -Cuando llega abajo, se gira hacia los amigos de Rinaldi, pero se han escabullido.

Un numeroso grupo de niños empieza a congregarse alrededor de Angelo formando un círculo. Justo en ese momento, ante la preocupada visión de todos, Leo atraviesa la multitud desapareciendo, enfurecida, hasta que cruza la puerta que da a uno de los patios exteriores. Amadou no se percata hasta que Chiara le da unos golpes en el hombro, preocupada. Ella sí ha visto cómo Leo iba tras Damiano, e intenta buscarla con la mirada y sus claros ojos entrecerrados, pero la gente tapa su vista. Los tres niños se encuentran en el interior del círculo. -Voy a por Leo. -Dice a sus dos amigos. Se pone en marcha apartando al público para poder salir.

La voz de un profesor que pregunta que qué es lo que ocurre se oye por encima de las demás, se está acercando al barullo. Alguien le cuenta lo ocurrido y se interna en el círculo para asistir a Angelo. -Voy, dejadme pasar, voooyy... ¡A ver! Idos al recreo, andiamo. Dejad respirar a Paolicchi, andiamo, andiamo, andiamo. -Ordena dando palmadas. -No os amontonéis aquí. Idos al patio, al recreo, venga. -Llega hasta Angelo. Toma el brazo que parece doler al niño más que todo lo demás y lo observa. Ensombrece su rostro. -¿Puedes andar? ¿Algo más a parte de ésto? Vamos a la enfermería. Ven con él si quieres, Muzungu. -Si Angelo no opone resistencia o dice otra cosa, el señor Vitale llevará a Angelo hasta la enfermería. En tal caso, le inmovilizarán el brazo para llevarlo al hospital en la ambulancia del centro. Tiene la muñeca rota. 


Al margen de ésto, en el exterior, Leonora alcanza a Rinaldi. Antes de agarrarlo por la ropa y hacer que se detenga, el muchacho caminaba deprisa, cabizbajo y frotándose la nariz con una mano. Cuando Leo hace girar a Damiano, ella ve el rostro triste del joven, sus ojos llorosos, los rastros resecos que han dejado las lágrimas en sus mejillas y la nariz enrojecida... Pero es tarde; el puño de Leonora está en movimiento y pronto golpea sin piedad uno de los ojos del chico, haciendo que trastabille y esté a punto de caer. Cuando se recupera, sorprendido, se lleva una mano al ojo. Mira a todas partes y se cerciora de que no hay nadie observando. Mira a Leo y vuelve a enfurecerse. En un rápido movimiento da un paso hacia adelante y, con la fuerza de su cuerpo y la ayuda de sus brazos, da un fuerte empujón a la niña que la hace caer de culo sobre la hierba. 

- ¡Que te den, zorra! -Aspira los mocos. Su voz es un tanto temblorosa. -¡Y como vuelvas, te mato! -Sus palabras de odio son acompañadas de una expresión furiosa y triste. Se gira de nuevo y se aleja corriendo al trote.

Desde el suelo, Leo puede ver cómo el muchacho se pasa la manga de la chaqueta por los ojos mientras se aleja. 

- ¡Leo! -Es Chiara. Se acerca corriendo a la niña. -¡Eso, huye, gilipollas...! ¡Hijo de puta! -Grita a Damiano, y éste no responde, sólo corre. Chiara mira a Leo y le tiende una mano. -¿Qué te ha hecho ese cazzo? -Pregunta a su amiga con los ojos entrecerrados por el brillo del sol. No le ha dado tiempo a ponerse las gafas.

Notas de juego

Angelo, si crees que no puedes sacar mucho jugo a la escena, puedes rolear cuando estás en el hospital, en casa, o lo que se te ocurra. 

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02/09/2019, 19:18
Angelo Paolicchi

El chico contempló como su amor se alejaba furiosa con los puños cerrados y apretados, seguramente con la intención de darle a Damiano lo suyo. Él no pudo hacer nada, y pese que se lo había advertido a todos, que no hiciesen nada en contra suyo y lo cubriesen, Leonora no pudo soportarlo y su sed de venganza fue más fuerte. Quería vengar a Angelo, pero que conseguiría haciendo eso, con más violencia no se conseguía nada.

Paolicchi sabia lo que le hacía daño a Rinaldi en lo más hondo y era algo que solo se podía solucionar con ayuda profesional, llamando a los servicios sociales que investigasen las palizas que le daba su padre al crío por ponerse ropa de niña. Angelo hubiese querido hablar con Damiano para aconsejarle o apoyarle, pero no estaba en condiciones de nada ahora mismo con una muñeca fracturada que le dolía como un demonio.

Sus amigos se quedaron a su lado mientras él seguía mareado de dolor y confuso por la marabunta de niños y niñas que a los pocos segundos estaban allí formando corrillo. Chiara se fue a por Leo. -Párala porque lo va a matar. – dijo Angelo a la joven albina, por si podía hacer algo y detener a Leo, que se iba a buscar un problema, y si todo esto terminaba en el despacho del director, las consecuencias serian peores para todos.

En unos minutos llegó un profesor abriéndose paso, que ayudó a Angelo a incorporarse que en ese momento era un pobre peso muerto y no podía ni ponerse en pie. - Solo es la muñeca, aunque siento dolor por todo el cuerpo por el golpe. – sin duda el golpazo había sido contundente y los hematomas muestra de ello le saldrían por sus piernas y brazos.

Lo llevaron a la enfermería, le inmovilizaron el brazo con un cabestrillo y se lo llevaron al hospital directamente a que le hiciesen una radiografía y valorasen si el crio necesitaba una operación quirúrgica o solo con una escayola aparatosa durante unos meses sería suficiente para sellar el hueso.

-¿Mio figlio, como ha sucedido esto? ¿Has tenido tu la culpa? – la voz de la nonna sonó entrando en el box de urgencias donde Angelo esperaba que lo atendiesen, habían avisado a Virgilia que se había trasladado allí sola en bus sin Alessia y Flavio que estaban trabajando y no podían dejar la bodega sola.

El chico se había aguantado las lágrimas, pero en ese momento al ver la mujer que le había criado no soportó la presión. Le habían puesto un calmante y por suerte el dolor de la muñeca había disminuido, pero por dentro estaba hecho una mierda. No le había podido contar a nadie lo de Rinaldi y a Virgilia no podía mentirle, no podía pensando que estaba enferma del corazón. ¿Qué le iba a decir que era culpa suya o que el otro crío era un miserable matón? Eso no era del todo cierto, aunque Damiano usaba la violencia como la usaban con él, a Angelo le parecía más una víctima que un verdugo. Cuando supiese que Leo había sido agredida por el con un empujón ese pensamiento habría titubeado en él, por la rabia de que le tocasen una de las cosas que más quería en el mundo, pero aún así seguiría pensando que necesitaba que le ayudasen y no que lo tachasen como caso perdido.

–Ha sido mi culpa que lo provoqué. Tuve una visión del niño que me empujó por las escaleras, nonna. Se metió conmigo, y mis amigos, tiene una panda que le siguen las gracias y siempre nos insultan. Yo no devuelvo los insultos, pero estoy cansado de aguantarlos. Tampoco hay derecho a que nos traten así y tengamos que agachar la cabeza. – comentó mientras Leo llegaba al hospital junto a una de sus madres que también había sido avisada de lo sucedido. Llamaron al móvil de Virgilia que les contó que iban a hacerle distintas pruebas a Angelo para operarle de la muñeca.

Lo ingresaron y ya en la habitación donde pasaría la noche para ser operado al día siguiente, se reencontró con Leo y les explicó a las dos lo que había visto de Rinaldi.

-Su padre le pega porque le gusta probarse vestidos de niña. Y no son sólo bofetadas, a ese hombre le gusta usar su cinturón.

Notas de juego

He introducido a Leo también en la escena, porque creo que es interesante que se entere de la verdad y esta es la única manera, que Angelo se ve forzado a decirlo ante la única persona que no puede mentir.

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04/09/2019, 16:18

Sabía bien donde se estaba metiendo, sin embargo no pudo hacerse cargo de las situación de otra manera pues la ira se había apoderado de ella. Lo único que pasaba por su cabeza era la imagen de Angelo rodando por las escaleras y luego sufriendo por su mano, y que quizá eso le impediría hacer sus tareas, los exámenes… En realidad no recordaba si se había roto la mano derecha o la izquierda, pero ni pensarlo quería.

Cuando llegó a la altura del muchacho, sabía lo que haría. Y por supuesto que sus ojos enrojecidos le importaban poco, pues ella no tenía una expresión muy distinta, entre el disgusto y la ira. Se esperaba cualquier tipo de respuesta, desde otro puñetazo como una paliza, no le importaba si tenían piedad por ser ella una chica o no. Para suerte de Leonora, solo se llevó un empujón y un pequeño chulapo contra el césped que le dolería apenas un par de días al sentarse en el pupitre. Poca cosa, nada comparado a Angelo.

La muchacha vio como su amiga venía en su busca mientras se encontraba sentada en el suelo con las manos apoyadas hacia atrás. Sus ojos se abrieron sorprendida por las palabras de Chiara. “Gilipollas” no, pero “Hijo de puta” la descuadraron. En cuanto se preocupó por ella, le resto gravedad a la situación que realmente no tenía y se fue levantando con su ayuda, agarrando su mano - Gracias, estoy bien, solo me ha empujado, no ha tenido huevos de hacer más - Y ahora era ella la que se sorprendía de sus palabras, pero aún no se le había ido la mala leche del cuerpo. - ¿Cómo está Angelo? - Preguntó a Chiara, mientras la guiaba para ir dentro del edificio y que no sufriera por el sol, además de querer ir a ver a su chico cuanto antes.

Cuando ya salieron del cole, Leonora le pidió a una de sus madres que la llevase al hospital, tras haberse puesto en contacto con Virgilia al avisarles que se iba a operar. Su madre lo hizo con gusto, pero en el viaje le preguntó a Leo si Angelo era algo más, al percatarse de que su hija estaba especialmente enfurecida, y Leonora tuvo una reacción demasiado seca, como si no quisiera que hiciera muchas preguntas, rehuyendo responder. Así que su madre ahora estaría pendiente de Angelo y de las cosas que harían juntos. Madres… que en este caso si que hay mas de una, y podían ser el doble de pesadas.

En cuanto pudo tener acceso a la habitación, la niña corrió hacia la cama cuando vio a Angelo y acudió rápidamente a ver su muñeca. - ¡Angelo! ¿Estás bien? Joder... - Apretó los labios y frunció el ceño, mirando atentamente a Angelo que parecía preocupado. En cuanto él le contó la historia de Rinaldi, sus ojos estaban como platos, muy sorprendida, no se esperaba una historia así. Por lo que tardó un rato en reaccionar. Lo primero que le vino a la cabeza fue preguntar como lo sabía, pero se respondió ella sola al recordar el don de Angelo.

- Pues… tenemos que hacer algo. - Dijo de forma contundente. No sabía el qué, pero al menos debían hacerse respetar. Ella aún sentía la ira de esta mañana, no podía soportar ver a Angelo así.

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06/09/2019, 17:48
Virgilia Paolicchi

Virgilia va directamente a abrazar a su nieto, que en cuanto la ve no puede evitar llorar. -¿Que lo provocaste? Ma che... ¿Y era tan grave lo que le dijiste para tirarte por las escaleras? No ha sido culpa tuya, es inconcebible ¿Cómo se llama ese niño, conozco a su familia?  -La nonna parece Vito Corleone en ese momento. La mujer había llegado al hospital antes que Leo. La única persona que está junto a Angelo desde el primero momento es Amadou, que se mantiene serio y con cara de circunstancia. Ha estado muy pocas veces en el hospital y se nota. Mira a todas partes con suma curiosidad. 

Poco después, son interrumpidos por un enfermero que lleva al niño hasta la habitación donde se alojará hasta la operación, el día siguiente. Durante el trayecto, la nonna se muestra preocupada. Angelo puede ver el trajín en los pasillos del hospital. Se encuentran en el Centro Chirurgico Toscano. Desde su posición, tumbado en la camilla, oye los ruidos de las ruedas, de la megafonía, de las zapatillas del enfermero, y huele el ambiente antiséptico. De vez en cuando, una persona tose en alguno de los boxes, pero se alejan cada vez más para internarse en un nuevo pasillo. Al final alojan a Angelo en una habitación con vistas al lago cercano. 

Un minuto después de llegar y que se marche el enfermero, Llega Leo. Virgilia se queda mirando a la niña sorprendida cuando le oye decir "joder" de repente. En ese momento, Amadou se marcha al cuarto de baño y no escucha la confesión de Angelo. A la nonna no le da tiempo de responder, pues su nieto cuenta lo que vio de Rinaldi. Virgilia frunce el ceño. -Ese niño tiene un problema, pero no puede hacer lo mismo que le hacen en casa. Esto no puede quedar así, tengo que hablar con su familia o denunciarlos. -La mujer está nerviosa y siente cierta impotencia. Está decidida a actuar. Saca su móvil y, con la torpeza que da la vejez para manejar las tecnologías de las nuevas generaciones, comienza a buscar un número. -No puede ser que tengas tú un don y que hayas visto algo que no es culpa tuya, y encima te peguen por ello. No, hombre... Alessia. A ver qué dice ella... Aquí está. -Pulsa la pantalla dos veces y se lleva el aparato a la oreja. Mientras suena, mira a Angelo y a Leo alternativamente. -Dime cómo se llama ese niño. Si no me lo dices tú, hablaré con el colegio. 

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07/09/2019, 15:54
Amadou

En ese instante se abre la puerta del cuarto de baño, el cual está en la habitación donde se encuentra Angelo, y sale Amadou con la sorpresa dibujada en su rostro. Sale poco a poco, la boca entreabierta y los ojos como platos.

-Espera... ¿Es verdad lo que acabo de oír? ¿¡Rinaldi es gay y su padre le zurra!? No me jo... -Se lleva las manos a la boca para taparla. Enseguida comienza a reírse, aún con la boca tapada. -¡Pfffff.. jjjjjj! ¡Tío, vaya bombazo... pffff....! -Agita una de sus manos.

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09/09/2019, 12:52
Angelo Paolicchi

Una sonrisa dulce apareció en los labios de Angelo al ver a Leo entrar por la puerta de la habitación. Suspiró limpiándose las lágrimas que había sacado delante de la nonna, prefería que su chica no le viese así de hecho polvo. -Si, si estoy bien… - le tranquilizó enseguida. – Siéntate Leo. – delante de la nonna no iba a hacer ningún gesto que le delatase, aunque fuese una tontería ocultar algo que se veía claramente y la distancia forzada él creyese que podía despistar a Virgilia. Quería cogerla de la mano, con la mano buena, porque la otra estaba para tirarla a la basura.

-Se llama Damiano Rinaldi, seguro que tu los conoces nonna, o ellos te conocen a ti. No hay nadie en Arezzo que no sepa quienes son los Paolicchi. – Virgilia era en ese momento una especie de "padrino", con la familia de una mamma italiana es mejor no meterse.

Él también estaba de acuerdo con Leo y la nonna. -Siento no haberlo dicho antes. – se disculpó primero con la niña. -¿Estás bien, te ha hecho algo? – por como la vio correr detrás de él, quien debia temer era Damiano, pero aunque no le vio signos de violencia a Leo en ese momento, no creía que el compañero no se hubiese defendido y simplemente se hubiese dejado pegar por una niña.

Su nonna estaba nerviosa y eso se notaba en su forma de manejar las teclas del móvil cuando llamó a Alessia, repetía que él no tenía la culpa de nada y que encima que lo había cubierto por su don, salía herido de todo esto.

-Necesita ayuda, no sé si es buena idea que lo denuncies nonna, ¿no sería mejor acudir a los servicios sociales? Vivir con un padre que te pega tiene que ser horrible. – tenía la muñeca fracturada, se podía quedar mal y no volver a dibujar como antes, que le doliese incluso escribir, al principio, cuando la operación aún estuviese tierna en su carne, pero Angelo seguía compadeciéndose de Rinaldi y su fatal destino en esa casa.

-¿Qué habría pasado conmigo si no me hubieses adoptado, nonna? Quizás no sería muy distinto de ese niño, después de todo a mi me abandonaron ¿no? No le importé a ninguno de mis padres.– de repente se sintió identificado con Damiano y pensó en su madre, en que ella debía estar ahí y le había dejado tirado siendo un bebé en el convento. Estaba furioso por eso, y a la vez entristecido.

No mejoró la situación escuchar que Amadou se riese de Rinaldi al salir del baño. Quizás no había escuchado toda la conversación, y solo se había enterado de que al crio le gustaba vestirse de chica, pero Angelo le miró muy serio, frunciendo el ceño, sin creer la actitud estúpida que estaba teniendo. -¿Te hace gracia Amadou? – negó con la cabeza, decepcionado con él. Angelo estaba especialmente sensible, tenía presente a su madre, ausente en los momentos difíciles de su vida, recordaba que era un huérfano, un bicho raro y encima estaba en el hospital. ¿Podía ser peor? -Lo que hay que hacer es apoyarle para que le ayuden, no reírnos de él.

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12/09/2019, 16:38

Los nervios de saber si Angelo estaba bien podían con Leonora. Aunque no quisiera llamar la atención ante ninguna persona adulta de la sala, verlo ahí en la cama del hospital, con el brazo escayolado, no la ayudaba a apaciguar su malestar con toda la situación, y su preocupación era evidente. Más cuando vio el rostro de Angelo enrojecido.

Sus cejas se fruncieron al comentarle que se sentara, no podía, estaba agitada. Sin embargo le hizo caso, al cabo de unos largos segundos donde no podía mediar palabra, le impactó verlo así, no sabía explicarlo.

Giró su cabeza para mirar a Virgilia cuando Angelo le explicaba quien era el matón, culpable de todo lo ocurrido. Torció los labio, no le gustaba ese chico, y esto, había sido el colmo.

Su atención volvió a Angelo al disculparse - No pasa nada, es algo fuerte… - Dijo asumiendo la situación, ella no tenía la madurez suficiente para entender eso. Sus madres eran gays, y se querían, y acepta sin prejuicios la condición sexual de su propia hija, y de cualquier persona. Leonora no podía entender como un padre podía hacerle daño a su hijo por gustarle vestir como una niña. Ella vestía a veces como un chico, y se sentía mucho mas afortunada, feliz y sana, que el pobre Rinaldi.

Cuando Angelo le preguntó si se encontraba bien, ella asintió con media sonrisa, con la intención de calmarle - Sí, estoy bien, no te preocupes - Sí, la empujó, y le duele el trasero de la caída, pero Leo se lo había ganado, y eso no era nada en comparación a la rotura con la que Angelo tenía que cargar, por lo que decidió no preocuparle contándole lo que pasó. Si acaso, en otro momento.

A lo siguiente que dijo Angelo, Leo se dedicó a escucharle, entendiendo su forma de pensar y la situación. Y ante todo aquel razonamiento, Leo se sentía cada vez mas afortunada de tener la familia que tenía. De igual manera, miraba a Angelo con preocupación, sin darse cuenta, arqueaba las cejas, pensando en si nadie lo hubiera querido, y que al igual que ella, Angelo había tenido mucha suerte. No supo que decir ante eso, lo único que le salió hacer fue, subir una mano a la cama, y con disimulo, estirar el dedo indice para acariciar su brazo, al menos un trozo de la piel que tuviera al descubierto, y si Angelo se encontraba con su mirada, transmitirle su ternura sin decir nada.

Al poco, Amadou aparecía en la sala riéndose, a lo que Leonora levantó las cejas, estaba demasiado intranquila como para reírse. Luego miró a Angelo, escuchándole recriminarle a su amigo la burla hacia Rinaldi.

Hasta que por fin, abrió la boca. - ¿Y qué podemos hacer? Rinaldi nos odia… Yo… yo… - Titubeó. Frunció el ceño mirando hacia abajo, avergonzada de contarle a Angelo lo que hizo - Yo le pegué. No soy mejor que él pero me pareció injusto que te tirase por las escaleras. Somos el enemigo para él - Miró a Angelo - Su padre es su padre, y nosotros somos… los que lo odian ¿Cómo podemos apoyarlo? ¿Qué hacemos? Nos trata mal, no sabe que te importa tanto, o no quiere reconocerlo.

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15/09/2019, 12:19
Virgilia Paolicchi

-¿Rinaldi? -La nonna frunce el ceño con el móvil en la oreja. -"Ciao, dime nonna, ¿cómo está Angelo?" -Se oye al otro lado del teléfono. Es Alessia. -Ciao, Alessia, va bene, ¿Te acuerdas de Rinaldi? Házme el favor, pásame el teléfono de Fiore. -"¿Qué pasa con los Rinaldi, por qué quieres a Fiore? Nonna, déjanos a nosotros..." -Ale, pásame el teléfono de Fiorella, per favore, haz lo que te digo. -Interrumpe Virgilia, seria y cortante. Al otro lado se intuye el silencio. Segundos después, Alessia responde. -"Lo metí en tu agenda, pero te lo paso enseguida, ¿tienes para apuntar?" -La joven sabe que es inútil discutir. Virgilia Paolicchi es como el agua. Suave y cálida en ocasiones y un torrente imparable que llegará hasta el final de su camino en otras. La anciana, concentrada, apunta el teléfono en un papel. -Grazie, Alessia. Os daré noticias. -"Ciao, nonna, dale un beso a Angelo de mi parte". -Cuelga el teléfono.

-Lorenzo Rinaldi es dueño de medio Arezzo, mio figlio. Pero eso no me importa. Estará dispuesto a solucionar lo que ha hecho su hijo, no creo que haga falta denunciar. Lo que decís me da mucha pena, pero no tenemos forma de demostrarlo. Además, lo que pasa en su familia, es cosa de su familia. -Virgilia mira a los niños y hace una pausa, pensando. -Podéis intentar hablar con el bambino. No sé mucho de eso, pero creo que él debe estar dispuesto a tomar partido. Hablaré del tema con nuestra abogada de confianza, ¿de acuerdo? Ella sabrá. -La mujer ignora todo comentario de Amadou y se dirige a la puerta para salir de sala y llamar por teléfono a Fiorella Conte. 

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15/09/2019, 13:30
Amadou

-Joder, vale... -Amadou borra sonrisa. -Pero tenéis que reconocer que es un bombazo. -Después habla la nonna y se marcha. -Esperad, ¿cómo? ¿Hablar con ese cazzo? Estáis mal de la cabeza. Todos tenemos problemas, ¿qué se supone que podemos hacer nosotros? Nos vamos a meter en un lío. -Se dirige al sillón y se desploma en él. Se pone a actuar imitando una voz aguda. -Hoola Damiaaano, sabemos que eres gay y que te pones vestidos de niña y tu padre te pega por eso y queremos ayudaaarte... ¿Véis cómo suena eso? Chiara va a flipar. 

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16/09/2019, 19:55
Angelo Paolicchi

Leo le aseguró que estaba bien y no le pasaba nada pero Angelo no las tenia todas consigo. Igual que él mentía cuando no quería preocupar a los demás, su chica hacia lo mismo. Miró su mano cuando le tocó el brazo y se tensó sonriendo un poco, no estaba acostumbrado a las demostraciones afectivas delante de la nonna. Si se quedaban solos en algún momento Angelo volvería a su estado de novio plasta. – Nos odia y encima su padre es dueño de medio Arezzo. – dijo cuando Virgilia les dio la información del mafioso que maltrataba a Damiano. Frunció los labios al saber del todo cierto que Leo le había pegado.

-¿Hiciste eso por mi? – sonrió con un brillo de orgullo en los ojos, no lo pudo controlar. -No debiste, pero creo que yo habría hecho lo mismo, no es justo que otro maltrate a la gente que quieres.

Cuando la nonna y Alessia terminaron de hablar, Angelo pensó que sería buena idea buscar a Rinaldi y hablar con él, aunque las risas de Amadou seguían sonando por detrás y su voz le estaba empezando a molestar. Bufó intentando mantener la paciencia. A veces no sabía quien era más crío de todos. -Es un bombazo, si, pero no hay nada de sorprendente, o no debería de haberlo porque si él es así, pues hay que aceptarlo. No digo que vaya vestido de niña al colegio, pero tampoco es para que le peguen. – le dijo a Amadou. Miró a la nonna y Leo.

-Entonces esperaremos a que la abogada te diga que se puede hacer.

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18/09/2019, 23:43
Narrador

Han pasado dos días desde lo ocurrido en el colegio. Angelo está en casa con una férula de escayola. La operación fue rutinaria y se llevó a cabo sin problemas.

DING, DONG

Por lo que le contaron sus amigos, tampoco se ha vuelto a ver a Damiano Rinaldi. Corrían rumores por el colegio, pero es imposible saber si son verdad. Tan sólo los amigos del matón lo sabrán. 

DING, DONG

Angelo se encuentra recostado en el sofá de la sala de estar, viendo la tele y whatsappeando con Leonora. Encima de la mesa reposan algunos dibujos que ha intentado hacer. Si la nonna lo ve sin el pañuelo que hace las veces de cabestrillo, le echará una bronca. 

DING, DONG

 -¡Ya vooy, un momento! -Virgilia cruza por donde está el niño para dirigirse a la puerta principal. Alguien toca el timbre. Al pasar junto a Angelo, lo fulmina con la mirada por haberse quitado el pañuelo de sujeción de su antebrazo. Llega hasta la puerta y da acceso al visitante. El joven no puede ver quién es desde donde se encuentra, solamente oye la voz de un hombre, una voz que conoce perfectamente...

"Adelante, señor Rinaldi" Se oye a Virgilia. "Buona sera, señora Paolicchi. Se conserva estupendamente" Los pasos de la abuela y el hombre se dirigen hacia donde se encuentra Angelo. "¿Cómo está el chico? Sepa que lo siento mucho, de verdad..." -Angelo, tienes visita. -Dice la nonna. Entran en la sala Lorenzo Rinaldi, su hijo Damiano y Virgilia. Lorenzo lleva a su hijo cogido por la nuca. Damiano tiene cara de pocos amigos, de ser éste el último sitio en el que quiere estar y de haber llorado no hace mucho. 

-Angelo, soy el padre de Damiano, ¿cómo estás? -Dice Lorenzo suavemente, con una expresión de disculpa. -No podemos hacer nada para cambiar lo que ha ocurrido, pero siento mucho lo que ha hecho Damiano. -El niño tiene delante, a corta distancia, al hombre agresivo y homófobo que maltrató a su hijo en la intimidad de su hogar. -Mis más sinceras disculpas por la parte que me toca y por las de Damiano. -Lorenzo da un ligero empujón a Damiano, que da un paso hacia adelante de forma brusca. -Andiamo. Discúlpate. -Dice a su hijo. Pero éste no responde. Su rostro comienza a enrojecerse por la impotencia y la rabia. -¡Discúlpate he dicho! -El padre alza la voz. -¡Cazzo di... 

-Lorenzo... Vamos, ¿me acompaña? Tengo un reserva de 2012 que me gustaría que probara, le va a gustar. -Le interrumpe Virgilia antes de que la agresividad vaya a más. El hombre respira hondo, mira a la nonna y asiente con la cabeza. 

-Estoy seguro de ello. Es muy amable. -Responde. Después de fulminar a su hijo con la mirada, Lorenzo desaparece de la sala junto a Virgilia, dejando solos a los niños. Damiano se queda mirando a su padre, pero no se mueve del sitio. Después, mira los dibujos que hay sobre la mesa, luego a Angelo. Su rostro es una mezcla entre enfado y tristeza. 

-¿Qué coño sabes de mi? -Susurra. -Nadie sabe nada, ¿quién te ha contado eso? ¡Es todo mentira! -El rostro del niño se suaviza y mira a los ojos de Angelo fugazmente, después mira el brazo escayolado, y Angelo puede notar un ápice de pena o arrepentimiento en la mirada de Damiano. Aunque el muchacho conserva una postura rígida con los puños cerrados. 

Notas de juego

¿Qué dibujos hay sobre la mesa?

Añado a Leo por si en tu post la metes para hablar con ella por whatsapp. Aunque, si lo véis más cómodo, podéis usar la escena de Medios Digitales para escribiros mensajitos ñoños hasta el infinito y más allá. 

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21/09/2019, 18:24
Angelo Paolicchi

La frustración por no poder hacer nada le estaba pasando factura. Necesitaba ayuda para casi todo. No podía dibujar bien, tenia que comer con la izquierda y depender de los demás para cortar la carne… vestirse y bañarse era una odisea, tenia que meterse en la ducha con una bolsa de plástico rodeando su brazo para no mojar la escayola. Y todo esto por culpa de Damiano.

Nada le hacia presagiar a Angelo que su compañero matón del cole se presentaría en su casa junto a su padre, el mafioso del pueblo. Llamaron varias veces a la puerta y él imaginó que sería alguien que venía a verle, Leo o cualquiera de sus amigos, pero no que fuese Rinaldi.

Cuando vio al sujeto que acompañaba al chico bufó entrecerrando los ojos. Venían a ofrecer sus respetos y ofrecer una disculpa, pero nada de respetable tenía ese señor sabiendo él lo que hacia por detrás. Le preguntó como estaba y Angelo tuvo que responder, desganado pero movido por la educación que le habían dado los Paolicchi, entendía que la situación merecía dar su brazo a torcer y no gritarle a ese tipo la basura que era. -Estoy bien, gracias señor Rinaldi. Agradezco la visita. – miró con tensión como cogía a Damiano de la nuca obligándole a disculparse. No dijo nada, mantuvo el silencio esperando.

El hombre no tardó en alzar la voz, y Angelo bufó de nuevo enarcando las cejas. Por suerte la nonna intervino suavizando la situación, ofreciéndole vino de reserva. Los dos chicos se quedaron solos, Angelo no temía a Damiano, aunque su cara era de rabia, los ojos estaban encharcados en tristeza y no era para menos viviendo el infierno en que vivía.

-Ahora estás en mi casa ¿sabes? – le dijo Angelo bajando la voz. -Así que espero que te comportes. Porque si no lo haces te patearé el culo. – le advirtió muy serio. -Me han tenido que operar de la muñeca y no voy a dejar que me vuelvas a romper algo. ¿Capisci? – usó la famosa expresión para marcar territorio.

-¿Qué se de ti? – se quedó pensativo mirando a Rinaldi. -Yo también tengo un secreto como tu, veo cosas de la gente, y vi lo que pasa en tu casa. Lo que no es normal es que tu padre te pegue. No deberías consentirlo. – no le iba a contar a Damiano más detalles de su poder especial, simplemente lo dejaría ahí, en que veía cosas como una especie de vidente.

-Escucha, siento si lo que dije te asustó o pensaste que lo iba a contar en el colegio. Solo intenté que reaccionaras bien y te calmases. Empujaste a Leonora y eso me enfadó mucho, pero aquí sigo sentado sin darte un empujón de vuelta. ¿No comprendes que actúas igual que tu padre?

Notas de juego

Los dibujos que tiene Angelo a mano son de Trenty, intenta establecer conexión con él/ella, xD.

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25/09/2019, 23:04
Narrador

Damiano se queda mirando pensativo a Angelo. Pensativo y con cierta cara de desprecio. Mira la escayola cuando Angelo hace referencia a ella. 

-¿Cómo merda sabes eso, eh? ¿Cómo que ves cosas, tu te crees que soy gilipollas? Es que sabía que eras un friki, pero no tenía ni idea de que lo eras tanto. Allí no hay nadie, sólo yo. -Contesta con desprecio, pero da la impresión de que en este momento es más perro ladrador que mordedor. -Mi padre me ha traído obligado, que lo sepas. Ni en sueños iba a venir a disculparme. Pero cuando vuelva ya le puedes decir que hemos hecho las paces. -Echa un vistazo a su alrededor. Mira los dibujos otra vez, pero no dice nada. Mira el televisor, la alfombra, el sofá, la boca de Angelo, sin dejar de fruncir el ceño. Observa con rapidez. Mira hacia la puerta de salida, como esperando a que aparezca su padre.

Es como un gato encerrado. Siente la rabia de los que no tienen razón. Sabe que sus palabras son mentiras y exageraciones, pero a él siempre le han funcionado. Cualquier cosa antes que enfrentar a la verdad. Sus circunstancias son solo suyas, íntimas, no tiene por qué compartirlas con nadie, y menos con Angelo, aunque le guste en cierta manera y esté deseoso de probar sus labios gruesos.

-¡Y no, mi padre no me pega! -Al decir eso, Angelo observa cómo Damiano se calla de repente. Algo le viene a la mente, no puede contener la rabia y sus ojos se humedecen. Gira la cabeza bruscamente para que Angelo no le vea. Se cruza de brazos. -Me han expulsado del colegio por tu culpa, pero me da igual, que lo sepas. -Dice, mirando a otra parte. Sabe que la culpa ha sido suya, no es estúpido, pero ¿cómo reconocerlo? -Joder, ¿cuándo va a volver ese cazzo? -Refiriéndose a su padre. Está incómodo y vulnerable y esta situación no le gusta para nada. 

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27/09/2019, 16:42
Angelo Paolicchi

La actitud esquiva de Damiano empezaba a pesar a Angelo, que solo era un crío igual que él intentando ayudarle. Escuchó cada una de las cosas que dijo, cada cual más estúpida y reflexionó que alguien que no se deja ayudar no puede salir solo del hoyo en que está metido.

-Si, si te pega. – dijo finalmente, después de aguantar estoicamente sus desprecios. -Y da igual lo mucho que intentes ocultarlo, o hacer que no nada pasa, porque tu sabes la verdad y yo también la sé. Llámame friki si quieres pero no estoy mintiendo. Yo también he huido de las cosas que veo, pero es inútil girar la vista, porque me acompaña todo el tiempo, igual que tu padre contigo. – Angelo se levantó de donde estaba y recogió sus garabatos de Trenty con la mano izquierda.

-Si te decides, pide ayuda a los servicios sociales o habla con alguien de confianza. Puedes venir a esta casa si lo necesitas. – se despidió así de Damiano. No iba a insistir más en el tema, Angelo tenía sus propios problemas. Recientemente había sabido que Joss había sido rastreado por Facebook. Angelo tenia su cabeza puesta en el viaje a Roma, y no tenía fuerzas para abarcar más cosas.

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08/10/2019, 21:55
Narrador

Damiano Rinaldi se vuelve para mirar a Angelo y escuchar sus palabras. El hecho de que el niño friki muestre esa serenidad y seguridad en sí mismo hace que reclame su atención. En el fondo, Damiano sabe que necesita ayuda. Que se siente un bicho raro y que está sólo. Odia tanto esa situación que se mete con los que cree que son como él. No le gusta nada ser así, vivir ese infierno. Él está por encima de esa mierda. Tiene narices que sea precisamente con Angelo con quien tenga que tratar ese tema. 

Se queda pensativo mientras ve a Angelo recoger sus cosas. Tiene delante de él una oportunidad, pero el orgullo no le deja decidir. Traga saliva. 

-Ya le digo, Virgilia, siempre lo diré. Tiene el mejor vino de toda la Toscana. -Virgilia ríe a carcajadas. Rinaldi padre y la nonna están acercándose a la salita donde se encuentran los niños. Damiano baja la mirada y suspira. Ha perdido la oportunidad. -No lo digo por cumplir, usted lo sabe. Incluso creo que es mejor que el siciliano, de verdad, no está suficientemente reconocido. -Ambos ríen. 

​​​​​​-No me haga la pelota, Lorenzo. -Los adultos aparecen por la puerta, Virgilia mira a Angelo. 

-Ya habéis hecho las paces como hombres? -Pregunta Lorenzo. Damiano no dice nada, simplemente se dirige a la puerta, cabizbajo y en silencio. -Es un chico orgulloso, como su padre, ja, ja. -Comenta el hombre. Apoya su mano poblada con un enorme anillo de oro sobre el hombro de su hijo y se dirigen a la puerta. 

-Espere, les acompaño. -Se ofrece la nonna con una sonrisa.

Justo antes de desaparecer por la puerta, Damiano se detiene y mira a Angelo a los ojos. -Eh. Lo siento por tu brazo. -Quizás sea en respuesta rebelde a las últimas palabras que pronunció su padre. Quizás sean las ganas de no ser como él. Sea lo que fuere, lo que ve Angelo en la mirada de Damiano es sinceridad. Fue tarde para tragarse el orgullo de aceptar la ayuda, pero no lo es para pedir disculparse. Como un hombre. 

Los adultos y Damiano desaparecen tras el umbral. Angelo se queda sólo, con los dibujos de Trenty en la mano, y oye cómo sus invitados se marchan en silencio de la casa, acompañados por Virgilia.

Notas de juego

Con el móvil.

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09/10/2019, 12:58
Angelo Paolicchi

Al final Damiano se disculpó. Angelo frenó sus pasos cuando el señor Rinaldi y la nonna volvieron a la casa en ese momento, sujetando entre sus manos los dibujos de Trenty. Asintió a su compañero de clase dibujando una tenue sonrisa en sus labios cuando escuchó que sentía lo de su brazo. Tenía un grave problema y él se había ofrecido a ayudar, pero no se puede hacer nada con quien no quiere recibir ayuda. Era muy difícil demostrar el maltrato y denunciarlo sin el consentimiento de Damiano.

-Al menos se ha disculpado conmigo y no porque su padre le haya obligado. – le dijo a la nonna. -He hablado con él sobre lo que vi, sin contarle mi don, y se niega a aceptarlo. – se encogió de hombros y suspiró. -Supongo que tendremos que esperar a que Damiano reaccione y nos pida ayuda o mandar a alguien que pueda hablar con el y hacerle entrar en razón. – un psicólogo o abogado quizás. Lo dejaba en manos de Virgilia que era la única que podía gestionar el asunto.

-Voy a mi habitación, quizás salga un rato, estoy cansado de no hacer nada. - miró su escayola rodando los ojos y luego a Virgilia que puso gesto de preocupación. - Tranquila, no cogeré la bici. – era cierto que no podía, pero quería ver a Leo y hacer algo divertido con ella. También hablarle sobre el viaje a Roma en navidades, ya faltaba poco para la fecha.

Se tiró como un peso muerto sobre la cama soltando los dibujos de Trenty que quedaron desparramados a sus pies. Tenia pendiente contestar a los mensajes de Facebook pero necesitaba que su chica los escribiese por él. No, solo quiero ser un chico normal hoy. Basta de problemas. quería pasar una tarde agradable con Leo, sentir que era como cualquier otra persona, libre de la carga que le preocupaba día a día. Cogió el móvil y la llamó. Siempre se ponía algo nervioso escuchando los tonos de la llamada antes de que ella lo cogiese, pero luego al escuchar su voz regresaba su seguridad.

Notas de juego

1/2

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09/10/2019, 13:36
Angelo Paolicchi

               

 

-Hola Leo, ¿qué tal? ¿estás ocupada esta tarde? porque me gustaría verte. En mi casa no, salgamos al parque de atracciones del pueblo, aunque esté inválido de un brazo puedo subirme a la noria y donde sea. -bromeó. -¿Vas a venir con bicicleta y me monto detrás o alguna de tus madres puede llevarnos en coche?

Leo le respondió que pasaría a recogerle en coche y la decisión tenía un motivo especial. Esa tarde su chica se arregló más de lo esperado dejando a Angelo en un estado de atontamiento continuo. Cuando la vio al subirse al coche se dio cuenta de que su falda era más corta de lo que nunca hubiese visto antes y dejaba sus bonitas piernas al descubierto.

Angelo tragó saliva ante la imagen, sus ojos se deslizaron por la piel suave de ella y se puso rojo cuando elevó la vista y miró a Leonora a los ojos. -Estás muy guapa Leo. - susuró bajito. Llevaba el pelo algo despeinado y voluminoso, de forma salvaje con sus mechones brillantes enrollados en bucle*.

Puso su chaqueta al lado de Leo y acercó su mano a la suya por debajo de la prenda, acariciando sus dedos con lentitud, e intentando que su madre no se diese cuenta de nada a través del espejo retrovisor. Se sentía un poco ridículo por actuar así, pero aún eran unos críos y no se atrevían a hablar abiertamente con los mayores sobre su relación.

Al llegar al parque de atracciones Angelo cogió de la mano a Leo y la arrastró hacia una parada de chucherías. Olía realmente bien, a manzanas de caramelo, algodón de azúcar, y otros dulces típicos de la zona de la toscana. -¿Qué te apetece comer? Invito yo. – sonrió feliz esperando a que Leo se decidiera.

Minutos más tarde se sentaron y Leo empezó a comer su algodón de azúcar rosado y esponjoso. Angelo sonrió viendo como sus dedos se quedaban pringados del azúcar que contenía y acercó su taburete al de ella, poniendo una mano sobre su rodilla. Mientras jugaba a acariciar su piel con las yemas de sus dedos los ojos de ambos se recreaban mirándose en un cruce de deseo eléctrico. La timidez y los nervios propios de la edad e inexperiencia estaban presentes, pero también la confianza que ya tenían.

A Angelo le daba vergüenza abrirse y decirle te quiero, pero estaba deseando pasar de la gente y besarla delante de todos.  Su mano subió un poco por la pierna de Leo y notó como su corazón se aceleró, sintiendo además un calor creciente en su pecho que se extendía a otras partes del cuerpo. Su instinto le empujó a acercarse y pegar su frente a la de su chica, se mantuvo así unos segundos hasta que todo desapareció a su alrededor, y sus labios besaron los de Leo probando el algodón de azúcar de su boca.

Notas de juego

2/2

*El resto de la descripción te la dejo a tu gusto ^^ me he guiado por la imagen de los dos juntos.

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15/10/2019, 09:59

A Leo Rinaldi ni le iba ni le venía, si no fuera porque Angelo está interviniendo, por su don, que gracias a él vio lo que vio... a Leo no le interesaría ese chico en lo absoluto. Pero claro, ya no solo es que Angelo quiera ayudar, es que le hizo tanto daño que lo mandó al hospital, y la niña no estaba nada contenta con eso. Al menos tuvo el valor de contárselo a Angelo y que no se enfadara con ella. No iba a sentir más empatía hacia el chico porque tuviera un problema y ayudaría a Angelo si se propusiese echar un cable al chaval, pero Leonora no le perdona a Rinaldi su actitud hacia ellos. Y si tuviera que pegarle de nuevo, lo volvería a hacer, al menos eso es lo que ella piensa.

Ahora les tocaba un tiempo de mas relax, o eso esperaba. La llamada de Angelo aquella tarde la alegró para mucho tiempo. Se puso nerviosa al oír esa melodía especial que había programado para Angelo -como todo, con los mensajes, etc- y atendió con entusiasmo.

- Estoy bien ¿Y tu? ¿Estás mejor? - Fue respondiendo a medida que él le hablaba - Al parque de atracciones... ¡Que buena idea! Está bien, nada de subirse a atracciones fuertes. Me acerco a tu casa con mi madre, mejor que en bici, por si acaso.

Cuando colgó, sonrió apretando el teléfono móvil contra su pecho ¡aquello era una cita! Aunque Angelo no lo supiera. Corriendo bajó por las escaleras a pedirle a su madre -alguna de las dos que estuviera disponible- que la acercara al parque de atracciones con Angelo. Y de paso, preguntarle si aquella falda que no suele ponerse, estaba planchada y disponible para el día.

Se arregló de esa forma en que las mujeres fingen apenas haberse arreglado. El pelo despeinado estaba pensado previamente, e incluso se maquilló un poco, además de ponerse la falda, de forma discreta añadió una camisa y unos calcetines con su calzado, para no preocupar a sus madres pero para parecerle muy guapa a su novio. En el coche, lo saludó con una sonrisa entusiasmada, juntando sus rodillas desnudas por los nervios. Cuando le dijo que estaba guapa, sus ojos brillaron y le sonrió con timidez, retirando su cabello tras las orejas - Gracias... tu también - Le susurró tras echarle un vistazo, pasando sus ojos rápidamente por su brazo escayolado.

Tenía su chaqueta en el asiento del medio del coche. Angelo puso la suya encima y entonces, por debajo de las prendas, sintió el calor de los dedos de él. Ella sonrió divertida y se mordió el labio un instante, para luego mirarle con esa sonrisa tan característica suya. Esperaba que su madre no se diera cuenta, aunque ellas se fijaban en todo y mas desde que la pequeña tonteaba con Angelo.

Al llegar al parque, su madre le dijo a Leonora a la hora en la que se pasaría por allí, que estuviera pendiente del móvil, que se pusiera la chaqueta y que tuviera cuidado. A lo que ella le dijo que si a todo. Luego le dio dinero y un beso de despedida. Cuando se terminó de despedir de su madre, Angelo la agarró de la mano y corrieron hacia el puesto de chuches, donde ya el olor a caramelo, las potentes luces y la música además de los gritos, inundaban el ambiente. Cuando Angelo le dijo que invitaba él, lo miró dando un par de saltitos apoyada en el mostrador - ¿En serio? Pues... - Miró las chuches - ¡Un algodón de azúcar! - Ella nunca podía comerse entero aquellos enormes y empalagosos dulces, pero lo compartiría con Angelo gustosamente.

Tomaron asiento y ella se dispuso a comerse el algodón cogiendo los trozos con los dedos. Rió al ver como se le pringaban y el azúcar se desinflaba en su boca al masticar. Era divertido. Pero la tensión subió lentamente cuando Angelo se acercó a ella y posó su mano en la rodilla de ella. Tensó las piernas y su sonrisa era algo mas tierna, menos enérgica. Cogió otro trozo de algodón y se lo metió en la boca con lentitud, mirándole mientras masticaba, sentía esa electricidad, esa magia que había cuando ambos se miraban y se tocaban de esa forma tan inocente pero llena de intenciones. Los nervios la hicieron reírse un poco mientras se humedecía los labios, ella no podía tocarlo sin pringarle de azúcar, pero si mirarle con la misma intensidad con la que él lo hacía hacia ella.

Angelo se fue acercando, y su sonrisa se fue tensando hasta ponerse mas seria, al notar como la mano del chico subía por su piel, produciendo que se le erizara, y le hiciera sentir como esa electricidad aumentaba y su cuerpo entraba en calor. Al posar su frente sobre la de ella, cerró los ojos y percibió su olor, sintiendo un amasijo de nervios y emoción, mientras el algodón se le iba cayendo a un lado sujetando el palo del mismo vagamente. Cuando sus labios tocaron los de ella en un beso suave, arqueó su espalda y sintió un nudo en el estómago, apenas oyendo el ruido de fondo de las máquinas, solo existían ella y Angelo en ese momento.

Aquella sensación no era nueva para Leo, ya la sintió la primera vez que se besaban pero si era distinto, pues el amor entre ellos estaba mas consolidado, de alguna manera. Y a cada momento que pasaban juntos, era un paso más entre ellos, sintiendo que quería mas momentos así, saber mas de él, experimentar más a su lado.

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17/10/2019, 12:25
Angelo Paolicchi

Mientras Angelo le besaba y Leo le devolvía el beso, la ternura que sentía él se mezclaba con la calidez de ese gesto peligroso tocando su pierna. Las caricias de sus dedos se deslizaban por la piel de ella como seda fina. En ese beso Angelo seguía con todos los sentidos alerta percibiendo sabores y olores, desde los labios de Leo al algodón de azúcar o su perfume.

La mano que estaba en su pierna subió a su mejilla, dejando la zona cálida tras su paso. Acarició la cara de Leo y se separó un poco sonriendo con cara de bobo por el beso. Si había algo en el mundo que le hacia sentir normal era esa relación y Angelo estaba a punto de dar un paso más allá invitándola a ir con él a Roma.

-Quería pedirte algo Leo…– con el pulgar acariciaba su mejilla en círculos usando un movimiento suave. -Me gustaría que vinieras conmigo a Roma esta navidad. Tengo que ir para que unas personas del Vaticano me ayuden con mi… - tragó saliva y la miró nervioso. – mi don, ya sabes. El tiempo ha pasado muy rápido desde que nos pusimos en contacto con el padre Gennaro. Me tienen que hacer algunas pruebas médicas, supongo que en la cabeza. – deslizó los dedos por la mejilla de Leo hasta su barbilla. Luego levantó el índice y le tocó la punta de la nariz. Sonrió travieso. -Pero no quiero que te preocupes, me dijeron que no me va a doler… Solo quiero que no me dejes solo, cuando estoy contigo me parece que soy alguien normal y puedo tener una vida como los demás ¿sabes?

Jugueteó con la mano de su chica entrelazando los dedos con los suyos y miró su escayola, sabía que estaba enfadada con Rinaldi y que no le parecía justo que hubiese recibido la peor parte, pero él no podía cambiar, para aislarse de la gente y sus problemas debería aislarse del mundo completamente y no era lo que quería. -Algún día cuando sea mayor usaré este poder para hacer el bien, si puedo. – el dibujo era una parte muy importante para él pero no sentía que pudiese ser de utilidad solo dibujando. -Quizás estudie criminología. ¿Te imaginas lo que pasaría si pudiese ver donde está alguien desaparecido o como llegar hasta el asesino de un crimen, descubrirlo?

¿Y Leo? ¿Qué pasaría con ellos dos de mayores? ¿Le abandonaría por ser como es?

Notas de juego

Vamos al lío que sino no adelantamos, xD