Partida Rol por web

Las felynes estaban todas en lo que era la sala, no te hacían demasiado caso estaban cada una a su tarea, pero en cuanto tomaste a la que habías escogido en brazos pudiste lo primero, comprobar de primera mano lo poco que pesaban y lo único que hizo fue maullar tan bien que si un gato lo escuchaba se giraría a hablar con ella.

-Jo jo jo, ella? Aun ni siquiera te he sacado a las que tengo para ti y la quieres a ella?- Riendo divertida antes de golpear con el bastón en el suelo y entonces la gata empezó a revolotearse en tus manos hasta que la tuviste que soltar, ella correteo hasta estar detrás de la anciana mirándote con sus grandes ojos. -Lumina, es su nombre, todas mis gatas pueden usar varios objetos, ella usa el cuerno. No es “sanar”, pero es una ayuda, ella fortalece el cuerpo pero tampoco esperes demasiado si vas a pegarte contra algo muy grande. Vale...te parece bien eh?- No fue una pregunta hacia ti, si no mas bien hacia la gata que alzo un poco la cabeza para olisquearla antes de asentir.

-La curare.- Respondió con un tono de voz meloso antes de pasar la mano por sus orejas y empezar como a limpiarse. -Muy bien, entonces serán diez de plata. -Sacando una bolsa de cuero para que depositaras el dinero.

¡Que ligera! Se sorprendió la muchacha mientras que caminaba hasta la anciana, pero la felyne no pareció cómoda entre sus brazos, o tal vez estaba demasiado bien entrenada para responder al llamado de Baba. Cuando hizo aquel comentario y golpeó el bastón, la gata comenzó a debatirse.

¡Hey, Quieta! hmpff... - Ante tal esfuerzo por liberarse, Alay tuvo que ceder y soltar a Lumina. Por un momento pensó que se golpearía al caer, pero la gata era más rápida y ágil de lo que había supuesto. Tan solo un segundo después de soltarse ya estaba detrás de la anciana.

- ¿Acaso Lumina tiene algo de malo? - Preguntó, al ver que la anciana se sorprendía. Le era dificil guardar silencio, pero procuró morderse la lengua un rato mientras que la anciana le explicaba acerca de las Felynes. Para facilitarse la tarea, ocupó una parte de su mente en frotarse la mejilla donde había recibido una arañazo accidental.

- Si, me parece muy ut... - No terminó la frase al darse cuenta que la anciana ni siquiera se dirigía a ella. Alay se acuclillo cerca de a la felyne, tanto para dejar que la huela como también para observarla de cerca. La muchacha aun tenía un aroma evidente a sudor, a bosque y a sexo tras el encuentro con las vespoids. Cuando vio a la felyne limpiandose las orejas pensó que era muy mona y estaba a punto de abrazarla y apretujarla pero, antes de que si quiera se acercase un centímetro más, oyó el precio. 

Se atragantó y por un momento tuvo que darse unos golpes en el pecho mientras tosía - Eh si... diez plateadas... Esto... No tengo tanto dinero. - Terminó explicar por fin al recuperar el aliento. Lo cierto es que ni siquiera tenía una moneda en la bolsa, pero la verdad era demasiado dolorosa como para aceptarla en voz alta. - Aunque he encontrado un ala de vespoid y mañana terminaré una misión de recolección de plantas. Si se queda por aquí hasta que regrese, podré pagarle. 

-No tienes dinero? La encargada me dijo que podías pagarme. -Parecía que por un momento ella estaba como molesta por haber hecho aquel viaje para nada, pero la encargada se acerco y mostrándote una bolsa pequeña la puso dentro de la bolsa de Baba.

-Si que tenia, pero no recordaba el venir a buscar el dinero. -Dijo con una sonrisa, Baba guardo su bolsa y su expresión volvió a ser la misma de antes.

-Entonces esta bien si, también has dicho algo de una ala, vamos enseñámela.- Pidió casi como si fuera una orden mientras sacaba un binocular de un solo ojo dispuesta a valorar el objeto que tenias.

Mientras ella se iba preparando, Lumina se acerco a ti, olfateandote un poco mas detectando esos matices de sexo que emanaba tu cuerpo, mirándote antes de sentarse en el suelo y empezar otra vez a cepillarse el cabello con su mano en forma da patita, parecía que te estaba identificando por el aroma.

Ah... - Alayne quedó confundida por un momento cuando apareció Felicity a sacarle del apuro y poner el dinero en la bolsa de la anciana. ¿Sería un adelanto por la misión de la plantas? Si era así tendría que esforzarse al máximo por completarla y así recompensar a la encargada por su ayuda. 

- Gracias - Titubeo, pero no tuvo demasiado tiempo para quedarse reparando en el favor prestado. Baba volvía con sus exigencias, esta vez reclamando analizar aquella ala de Vespoid. Alay no se negó y rebuscó en su morral para sacar el artículo con extremo cuidado. La expectativa por saber si tenía algún uso era más que el recelo por las exigencias de la anciana. Entregó el ala y luego miró a Lumina a su lado, dándole un par de palmaditas en la cabeza y acariciando sus orejas cuando se le acercó. Aun no había reparado en ello, pero ambas ya eran compañeras.

Volvió su atención a Baba y su monóculo, esperando que analice el ala. - ¿Es útil para algo? Creo que el bosque está lleno de esas vespoids. 

La oreja de Lumina hizo primero como una especie de azote, se quedo levantada, rápidamente se bajo como si te apartara pero conforme ibas a acariciando esta se quedaba como medio bajada y ya te dejo mimarla si querías, poniendo como carita de felicidad mientras lo hacías.

Cuando Baba tomo el ala, tuvo bastante cuidado y empezó a examinarla, sus dedos pasaban por la fina película que era el material y mientras la examinaba te fue hablando. -Y el cielo de wyverns, pero tienes que saber aprovecharte de eso...estos objetos son delicados si, un cuchillo puede malograrlo pero creo que has tenido suerte, has cortado bien...

Saco un ábaco y empezó a mover las perlitas de arriba a abajo como si estuviera calculando, con el mismo monóculo te miro un momento, podías ver su ojo de lo mas grande a través del cristal antes de mover una ultima piedrecita y por fin darte un precio. -Te daré 25 de plata por esta ala.

Alayne sonrió de lado cuando Lumina se resistió en un primer momento, pero con insistencia volvió a buscar las orejas de la felyne para acariciarlas suavemente. La sonrisa de la aventurera se extendió completamente cuando la felyne se rindió ante las caricias. No recordaba tener una mascota desde que era pequeña, pero la perspectiva comenzaba a agradarle. Definitivamente sería bueno contar con una compañera.

Tuvo que salir de su ensimismamiento para prestar atención a lo que decía Baba. - Si... je...je... tuve un poco de suerte. - De más estaba decir que de cuatro vespoids que había derrotado solo pudo conseguir un ala sin destrozar. Había sido una labor complicada y no lo había logrado hasta el último intento. 

- uhm... ¿Y si en lugar del dinero me da una poción de sanación? Me ayudaría a completar futuras misiones para Felicity - Comentó pensativa, pero fue intuyendo por el rostro de la anciana que nada de lo que dijera iba a hacerle cambiar de opinión con respecto al precio. Alay suspira resignada y ofreció su mejor sonrisa. - Vale, vale, no me mire así. Aceptaré las veinticinco monedas.

Una vez hecho el intercambio, Alayne se sintió mucho más segura con el peso metálico en su cinto. Se dirigió hacia donde estaba la encargada y le entregó las diez monedas que había pagado por Lumina. - Ten, te agradezco la ayuda, Felicity. Ya... ya sabes, por todo lo que has hecho hasta ahora - Explicó enseñándole una cálida sonrisa.

Un animo renovado invadió a la aventurera y se flexionó un brazo, marcando los biceps mientras que con la otra mano se daba palmaditas- ¡Me siento motivada! ¡Mañana regresaremos al bosque y completaremos la misión! ¿Verdad Lumina?

Cuando te levantaste Lumina se cayo como de lado, pero no de una forma que no fuera consciente, le gustaba el tacto de la madera, se había quedado relajada y después de estirarse un montón se quedo medio enroscada en el suelo como la gata que era, moviendo un poco la oreja mientras escuchaba un poco la conversación.

La encargada te miro extrañada y nego con la cabeza no cogiendo el dinero. -Me diste un cuerno te acuerdas? Lo pusiste encima del mostrador la primera noche, no se porque dormiste fuera pero...no deberías hacerlo, hace frio y si te resfriás podria ser un problema sin ningún medico. -Empezó como a medio aconsejar, medio reñirte por haber hecho una tontería como esa. -Aun tienes tiempo para hacer ese encargo aunque si ves que no vas a poder completarlo podemos cancelarlo. Ahora que tienes una compañera tal vez quieras volver al bosque mañana o iniciar una nueva misión, eso lo dejo a tu elección, lo de las plantas...me sorprende que quieras hacerlas. Lo bueno de ese encargo es que no hay fecha limite, aunque cuidado las plantas pueden malograrse.

Al escuchar su nombre Lumina hizo como un coletazo con la cola en el suelo dando como su consentimiento a esforzarse, aunque por el momento no parecía una felyne de combate ni tampoco una ayudante, seguramente tendría que cambiarse mas adelante antes de ir a una aventura pero eso lo haría por ella misma no tenias que intervenir.
 

Cuando fue a entregarle el dinero no esperaba recibir a cambio aquel sermón. Sin lugar a dudas se lo merecía por descuidad y gran parte de lo que mencionaba Felicity tenía fundamentos. Alay suspiró y se resigno a asentir en los momentos oportunos, con una mano en la nuca y un una sonrisa arrepentida. - Tendré más cuidado, lo prometo. Es solo que aun no me decidía a escoger una de las casas de los alrededores.

- Quiero completar el encargo contra los Kelbis, esos desgraciados me deben una revancha - Apretó el puño y miró por la ventana, como si desde allí pudiera ver a aquellos contra los que profesaba aquella energía vengativa. Aun así la muchacha no era sanguinaria ni amaba del todo la violencia más que lo justo, de modo que soltó una leve risa y volvió el rostro hacia Felicity y luego a Lumina.

- Tienes razón, ya no estoy sola. Seguro puedo completar los dos encargos. Solo me falta un cuerno y unas pocas plantas. Te dejaré las que he juntado hasta ahora y mañana temprano partiré de nuevo al bosque. - Su mirada se perdió por la estancia durante un momento. - Tal vez debería aprovechar el resto del día para buscar una casa en la que podamos descansar Lumina y yo.

- ¿Que dices Lu? Te llamaré Lu - Le aclaró a la felyne en voz baja a la felyne, como si fuera un nombre secreto o algo así. Se acercó a ella y levantándola por debajo de los brazos la puso en pie. - Vamos a ver esas ruinas. Con algo de suerte encontraremos un sitio que sirva.

Dicho y hecho, se despidió temporalmente de la encargada y de la anciana, y salió al exterior, para recorrer el poblado. 

-Mew?- Cuando te acercaste a la gata ella no entendió del todo porque habías acortado el nombre y menos cuando la pusiste en pie porque quisiste porque ella estaba tumbada y cómoda. Baba se rio un poco, por el momento no sabias tratar muy bien a la felyne pero de todas maneras ella se levanto y te fue siguiendo solo que cuando pasasteis cerca de la caravana dijo. -Momento...mis cosas...- Antes de entrar en ella.

Tardo cerca de unos cinco minutos, muy poco, en prepararse, salio con una mochila bastante grande, no mas que ella pero se notaba amplia, como para guardar varios objetos y no estaba cargada, en su espalda ademas, cruzandola de forma lateral, colgaba un cuerno de hueso bastante curioso, no se podía soplar pero parecía como que tenia una especie de perlas en la parte frontal que seria con lo que haría el sonido. Una vez ya preparada fuisteis en busca de un hogar decente.

Las casas estaban por lo general mal, pero no ruinosas, se necesitaba mano durante unos dias pero nada que no se pudiera hacer tanto hacerlo tu como contratar a las felynes para que lo hicieran por ti. Después de investigar un rato conseguiste encontrar una casa alejada del centro, tenia la chimenea intacta, una pequeña cocina dentro, faltaba un cristal pero era fácil de reparar, tenia una cama de paja un poco cochambrosa pero se podría cambiar y quitando el polvo, estaba bien, como mínimo tenia bien el techo y si llovia no te mojarías.

Al entrar, Lumina se sentó cerca de la entrada y te dejo inspeccionar el interior mientras ella bostezaba, no parecía de muchas palabras pero como mínimo te seguía.

Alay iba saliendo cuando cuando oyó la voz de Lumina. Al girarse vio como la felyne volvía al interior del gremio. Bajó la vista y contó con los dedos. Si, eso habían sido tres palabras y suponía que era lo máximo que le oiría decir a la muchacha. Tal vez fuese muy tímida meditó mientras aguardaba.

Finalmente la vió regresar. Curiosidad examinó el nuevo equipo que traía consigo Lumina, girando alrededor de ella. Al quedar a su espalda apoyó las manos en los hombros y la empujó para guiarla. - Veo que estás lista ¡Vamos!

No tardaron en hallar una casa que parecía mucho más resistente que el resto, al menos la chimenea y el techo se habían mantenido en buen estado y no se habían desmoronado. Estaba abandonada y faltaban muebles y mucha limpieza, además de varias reparaciones, pero era habitable.

La cazadora recorrió la sala analizando todo lo que estuviera a la vista y luego se volvió hacia la felyne. - ¿Que me dices? ¿Es acogedora cierto? - Alay se había resignado a no esperar respuestas de su parte, pero al menos se divertía viendo sus expresiones.

- Está decidido. Pasaremos la noche aquí. - La cazadora dejó sus pocas pertenencias y se dispuso a verificar la cama. La paja no era lo más cómodo del mundo, pero la noche anterior había dormido en el suelo y las semanas anteriores en el bosque. Aquello parecía un palacio en comparación. Alay se tumbó boca arriba y observó de reojo a la felyne. Pensó que en la puerta moriría de frío, de modo que le hizo señas para que se acerque. - ¿Duermes conmigo?

Mientras tu te ibas acomodando en tu nueva cama y casa, que mas o menos ya estaba adjudicada, Lumina te fue mirando el como te ibas poniendo. Bostezaba y cuando le dijiste de dormir con ella, aunque era una chica que no parecía ser muy solitaria precisamente, seguía sin conocerte y después de olfatearte no tenia todas con ella de dormir abrazada a ti. Cogió la mochila, la puso cerca de la chimenea y poniéndose a cuatro patas, aunque parecía increíble, se hizo un ovillo dentro de la mochila mientras sacabas los brazos a modo de almohada, haciéndose una especie de saco de dormir con ella. Si fuera alta seria incomodo pero ignorabas las comodidades que necesitaba una felyne, parecía feliz de estar allí por lo que no deberías preocuparte demasiado.

-Noches....buenas...- Dijo suavemente antes de mover un poco mas sus orejitas y acabar por sumirse en un buen descanso al igual que tu. Habías tenido un día con muchas experiencias, habías sobrevivido a un buen encuentro con las vespoid y habías conocido a Baba, ahora tenias una tienda, una compañera y mas fuerza con la que seguramente conseguirías sobrepasar desafíos futuros.

La noche paso sin ningún problema, y a la mañana te despertó el maullido de pereza de Lumina la cual se levantaba de la mochila poniendo la cintura muy arriba y la espalda muy abajo, estirando todo su cuerpo mientras se iba frotando los ojos. La luz se filtraba por la ventana rota y parecía que era un buen día, no habían muchas nubes en el cielo y tampoco parecía que tuviera pinta de llover.

Alay observó con curiosidad y admiración como la Lumina se enroscaba para caber dentro de la mochila. Aun no conocía sus destrezas en combate, pero si algo le sobraba a esas criaturas sin duda era aquella flexibilidad. A Alay le era dificil imaginarse a si misma metida ahí dentro, pero la felyna parecía cómoda y seguramente más a gusto y protegida del frío que en la entrada.

- Uhm... - Eso fueron otras dos palabras - Si, que descanses, Lumina. Ha sido agradable conocerte - La guerrera bostezó y cerró los ojos, reacomodándose en la cama hasta encontrar la posición perfecta.

- Mañana será un gran día. - Musitó. El día había sido largo y agotador de modo que el cansancio no tardó en vencerla.

Despertó lo que supuso que eran horas más tarde, con los rayos del sol matutino y los maullidos de Lumina. La muchacha realizó el proceso inverso al que había utilizado al dormirse. Primero se acomodó en la cama, abrió los ojos y la boca en un enorme bostezo, y se puso de pie. 

Mientras que recogía sus pocas pertenencias y se colocaba la armadura lo mejor posible miraba de reojo a la gata. No pudo ocultar cierto rubor en el rostro cuando Lumina se estiró completamente, dejando totalmente expuesta su parte trasera. La vergüenza era grande, pero la curiosidad aun más, de modo que se acercó a la chica por detrás para y estiró un dedo para presionar sus nalgas.

 - Esto... Buen día ¿Estas listas para partir? Parece que nos espera un bonito día por delante - Sonrió a la muchacha. Le dio unas palmaditas en el la cabeza y luego se giró hacia la salida.

Al llegar al exterior observó a su alrededor y finalmente decidió encarar en primera instancia hacia el bosque. El cuerno de los kelbis podría esperar pero las plantas se echarían a perder si no le entregaba todo a tiempo. 

Comenzó a avanzar hacia el camino principal y se adentró en el bosque. De tanto en tanto miraba hacia atrás, viendo si Lumina le seguía. - Estemos atentas, dos ojos son mejores que nada. Aun me faltan algunas plantas. Unos lirios y hongos azules. 

La nalga de Lumina era blandita y en cuanto lo hiciste su cola se tenso mucho y ella también sentándose en el suelo mirándote con las mejillas infladas mientras la acariciabas. -No...- Como si no le hubiera gustado o no tuvierais aun la confianza como para eso pero no te dijo nada mas. Le explicaste tu plan maestro para aquel día, así que después de asearse ella misma, que fue lamerse las orejas y poco mas, se puso de pie y preparada se llevo el cuerno junto con la mochila dispuesta a pasar ese desafió contigo.

No pasaste por el gremio, podrías haber pedido otra misión pero parecías bastante entusiasmada con acabar ese trabajo, quizás por el favor que te había hecho Felicity. La mañana era clara, no había nubes en el cielo y durante el camino, Lumina no te dio mucha conversación pero si le hablabas ella te escuchaba que ya era algo, ademas era diferente ir caminando en compañía que no sola.

Una vez en el linde del bosque, Lumina se te quedo mirando. -Yo...no rastrear...- Te dijo ya que ella era soporte, saco su cuerno y se lo apoyo en el hombro dispuesta a hacerlo sonar en cualquier momento. -Bosque...bonito...

- No te preocupes, tengo buen olfato para estas cosas. Tu solo sígueme, lo haremos bien. - Dijo con confianza a Lumina y comenzó a andar por el camino del bosque, tratando de buscar las hierbas por los sitios donde el día anterior no había buscado. Pese a sus palabras cada vez se iban internando más en el bosque y no parecían estar más cerca de hallar los dichosos hongos y las fragantes flores.

Cada tanto daba un vistazo por sobre el hombro, para cerciorarse de que tan bien le sentaba a Lumina la caminata. Se preguntó que tan resistente serían aquellas muchachas de apoyo a diferencia de sus primas las felynes de combate. Como no tenía forma de saberlo se limitó a hablar de tonterías. El clima, el estado de la villa, su temor y respeto por la anciana Baba.

- ¿Te gusta pasear por el bosque? A mi me encanta, salvo por los monstruos, pero si tienes cuidado no hay nada que temer y se ven cosas maravillosas. - Parloteaba aprovechandose del silencio de su nueva compañera.

Finalmente algo agotada decidiría hacer un alto cuando cruzaron un riachuelo. Las hierbas volvían a resultarle invisibles a los ojos, pero el aroma era otra cosa. Todavía sentía el cuerpo sucio desde el día anterior, de modo que decidió lavar su cuerpo en el arroyo. No era lo mismo como tomar un baño, ya que no quería quitarse la armadura por temor a algún ataque, pero mojó una tela y se fue frotando todo el cuerpo. 

- laila la... mi corazón... Lalala.. - La guerrera tarareaba por lo bajo mientras que realizaba la tarea. De pronto pareció recordar la presencia que le acompañaba esta vez. Se giró hacia Lumina y le observó con cierto recelo. Era una chica callada, pero no sabía hasta que punto mantendría la boca cerrada si descubría su pequeño secreto. 

- Tu vigila, Lumina, no mires hacía aquí - Le advirtió a la felyne cuando se disponía a bajarse un poco los pantalones para pasar el trapo por sus zonas intimas. Si bien Alay mantenía un ojo y los oídos atentos a los alrededores no estaba mal tener mayor precaución. 

Tu compañera te seguía, de hecho le era mucho mas fácil caminar a ella que a ti, ya que tu no estabas precisamente caminando del todo bien por el bosque y te perdiste fácilmente haciendo que si en algún caso llegabas a encontrar rastro de hierbas, la perdieras de inmediato.

Lumina se quedo callada ante tus comentarios, parecía atenta a todo lo que la rodeaba como si no se fiara y en el momento en que decidiste bañarte sin pudor alguno, la gata se te quedo mirando hasta que decidiste que el espectáculo no debía continuar y tenia que girarse. -Lu vigilara...- Respondió ella girándose mientras tu acababas de limpiarte los genitales, tuviste tiempo para sentirte mas fresca y vigorizada, ella mantuvo su palabra y no miro en ningún momento pero...entonces escuchaste como un sonido de flauta. Lumina empuño su bastón mientras se le erizaba toda la cola y miraba cerca de uno de los arboles, subida podías ver como una figura que se mimetizaba muy bien con la corteza y las hojas.

Lo primero era bastante grande, mas que tu pero no en exceso, mediría unos dos metros y medio fácilmente, tenia una larga cola con la que se mantenía agarrada en una de las ramas. Un frondoso cabello parecido a la hierba fresca y unos ojos grandes y rasgados como una gata. Iba desnuda, se podía apreciar perfectamente su cuerpo desnudo, sus nalgas, sus blandos pechos y una vagina que se ocultaba entre sus piernas, parecía blanda pero sus escamas seguramente eran resistentes.

-Que bien huele....- Su voz era dulce, melosa y al hablar podías ver una larga lengua saliendo de sus labios mientras empezaba a bajar por el árbol mirándote detenidamente. -Dulce dulce...miá...

Alay estaba terminando de lavarse cuando escuchó el silbido y se percató de que Lumina se ponía en tensión. Había algo por allí pero tardó un momento en divisar a la criatura que descendía por el árbol. Una gota de sudor corrió por frente al percatarse de que se trataba de una pukei-pukei. De no haber sido por Lumina aquella bestia le habría caído encima sin que la notase siquiera. Era enorme, más alta que Alay, y no se le pasaban por alto las garras y la potente cola. 

- ¡Detrás de mí Lu! ¡Yo me encargo! - Rápidamente se dirigió hacia la posición de la felyne y se colocó entre ella y la criatura hostil, a modo de escudo. Tenía la armadura algo desarreglada por las prisas, pero posicionó su espada de forma vertical, lista para un ataque.

- ¡Atrás Pukei! ¡No queremos problemas! - Exclamó en dirección a la criatura.- Tengo una espada y no dudaré en usarla si nos quieres molestar. Solo queremos plantas.

Mientras que ganaba algo de tiempo hablando intentaba recordar las enseñanzas de su madre. ¿Que clase de animal era aquella Pukei? ¿Sería muy peligroso? Rememoró años de adiestramiento practico, paseos por la montaña y entrenamiento físico, pero poco o nada era lo que le acudía a la cabeza acerca de las lecciones teóricas y empezaba a ponerse nerviosa.

-Y yo quiero comer...plantas plantas...- Continuo su descenso hasta que toco el suelo y sin ponerse de pie empezó como a rodearte, dando vueltas a tu alrededor con el cuerpo mientras te observaba con una sonrisa en sus bífidos labios. Su lengua iba saliendo y entrando en su boca, parecía viscosa y se movía a voluntad de la criatura así que probablemente tenia músculos o vete tu a saber que, ademas de que enseguida parecía empezar a salivar de mas, una saliva babosa y viscosa que caía pesadamente al suelo.

Al levantar tu la espada se la quedo mirando antes de reir con bastante fuerza y moverse de tal manera que su cola, como si fuera una potente maza golpeara tu torso apartándote de ella entre risas extrañas. -Espada débil...- Dijo la Pukei la cual te había hecho un buen golpe contundente, no te había tirado al suelo ni mucho menos pero el dolor persistía.

Se fue preparando para otro ataque, desplegando sus manos y viéndose así una especie de membrana que funcionaba como unas alas, su cola golpeaba el suelo y su lengua la rozaba, el combate parecía que había empezado.

Alay se quedó paralizada por un instante al oir a la Pukei. ¿Acaso había sido ella quien devorara todas las plantas de la zona? Eso explicaría el porque no había hallado nada en esa zona. Debía derrotarla para que futuras búsquedas no fueran infructuosas. 

La muchacha estaba familiarizando y aceptando aquella idea, pero la Pukei no parecía tener intenciones de tomarlo de forma diplomática. Agitó su pesada cola e impacto con ella a Alay en el hombro, arrojándola hacia a atrás. dio dos pasos para no perder el equilibrio y chocó contra Lumina de espaldas, pero sin demasiada fuerza. 

- ¡Kyah! ¡Que nosotras no somos plantas! - Alayne agitó su espada enfadada de lado a lado como un movimiento reflejo, intentando devolverle el favor a la criatura, pero el empujón la había dejado totalmente fuera de rango, tendrían que danzar a otro ritmo. 

Alay bufó adolorida y volvió a acomodarse en posición marcial. Sus ojos ahora solo estaban fijos en su rival y no perdían detalle. Se fijó en aquellas membranas y previó un ataque por arriba, pero también debía cuidarse de su boca y más aun de esa cola que era un látigo - ¡Cuídame la espalda Lu! Si a esta Pukei le gusta comer plantas, veremos que tal digiere la hoja de mi espada ¡Ja! 

Esperaba que Lumina hubiese captado sus intenciones y comenzara a hacer sonar ese cuerno.

Escuchaste un largo maullido mientras Lumina sacaba el bastón que llevaba en la mano agitándolo en el aire. Al principio solo escuchabas un sonido como lastimero de flauta pero, en cuanto tomo fuerza, las perlas que tenia en el bastón se abrieron y un sonido dulce empezó a bañarte. Notabas como tu malestar empezaba como a desaparecer conforme la gata movía el bastón y la música sonaba a tu alrededor, cuando acabo el efecto, no sentías dolor en ti lo único que Lumina hizo caer el bastón y empezó como a prepararlo para una nueva carga, era muy efectivo pero tenia un tiempo de uso y de reutilizacion.

Dicho eso, intentaste golpearla aunque no sirvió de demasiado porque se inclino lo suficiente como para que la espada pasara cerca de su cabello pero sin hacerle nada, entonces a la hora de golpearte lo que hizo fue, con un movimiento como ondulante, se levanto justo delante de ti golpeándote con sus garras y cabeza arañándote bastante antes de colgarse de uno de los arboles.

-Digiere...arma....plantas....mhnnnn...- La lengua de la Pukei empezó a lamer uno de los arboles recogiendo una especie de savia violácea que empezó a bañar la lengua mientras ella tragaba, lo bueno era que se estaba quedando de lo mas expuesta. El movimiento de su lengua, era de lo mas insinuante pasando por el tronco era como si lamiera la “savia” de un miembro.

Sus movimientos eran más torpes que los de la Pukei. Mientras que la muchacha se movía con patosidad entre las raíces y rocas, en aquel bosque su rival se encontraba en su elemento. Pero eso parecía darle una confianza desbordante y se había puesto a ¿Comer sabia? sin preocuparse por Alayne. 

La muchacha pensó que tal vez sería el mejor momento de huir, pero entre la magia de Lumina y aquella escena que se presentaba frente a sus ojos empezó a sentirse bien con aquella pelea. Incluso aunque aun le dolían los rasguños que había recibido un momento atrás. Pero no podía dejar que la Pukei continuara con aquel espectáculo. 

Empezaba a notar una erección creciente presionando contra sus pantalones a medida que la Pukei lamía aquel árbol. Debía detenerla o Lumina se percataría de ello. Alay dió un vistazo por sobre el hombro para descubrir que la felyne se encontraba distraida recargando un artefacto. Era su oportunidad.

¡Ahora o nunca! - Pensó arrojándose hacia el árbol y buscando encajar dos golpes de espada consecutivos a su distraída contrincante. El primero fue un tajo vertical ascendente y luego giró sobre si misma en usando la inercia para golpear una segunda vez de lado a lado.