Partida Rol por web

Mientras la Pukei estaba haciendo sus cosas, tu aprovechaste ese descuido por su parte para atacar con fiereza cosa que le hizo bastante daño. Podías sentir como tu espada se clavaba en las escamas de la Pukei haciendo que algunas se desprendieran de su piel y obligando a la criatura a que dejara de lamer con lascivia el tronco.

Cayo al suelo y en el momento en que se giro para golpearte, lo hizo con la lengua. La lengua había adquirido un tono violáceo igual que el tono de la sabia del árbol, al principio podías suponer que no pasaba nada, que era algo seguro, pero en cuanto la lengua impacto en el suelo viste como su baba hacia como una especie de humillo en la hierba, aquella lengua estaba impregnada de veneno y si te golpeaba y te heria muy probablemente tu también te envenenarías.

-Comida sabrosa...glll...- Mientras recogía su lengua y se preparaba para atacar de nuevo.

Alay acertó los dos golpes de manera veloz, pero no parecían haber sido suficientes como para dejarla fuera de combate. Aun así dió un salto hacia atrás justo a tiempo para esquivar las lengua de la pukei. ¡Veneno! Se percató alarmada al ver como el suelo comenzaba a rezumar con aquellos vapores a medida que la hierba se consumía bajo la baba.

Debería tener un cuidado, si caía sobre su armadura la terminaría de arruinar más de lo que estaba. Por no decir que una gota sobre su piel le causaría graves quemaduras. Avanzó con cautela, siempre procurando mantener una posición en la que impidiese a la Pukei atacar a Lumina.

Dio un par de pasos laterales y arrojó un tajo horizontal, pero tal vez su movimiento fue demasiado cauteloso y falló el golpe. No iba a poder ganarle si no se arriesgaba. Pero si atacaba sin cabeza probablemente terminaría dejando expuesta a la felyne. Debía trazar un plan ¿Pero que podía hacer? Su cerebro seguía negándose a recordar sus lecciones. Estaba demasiado ocupado vigilando cada movimiento de la Pukei.

No podía negar que, aunque peligrosa, aquella criatura era provocadora en muchos aspectos. Su figura estilizada y sus curvas. Aquellos senos sustanciosos, y su ano y su coñito expuestos cada vez que alzaba la cola, hacían a Alayne excitarse. Incluso aquella lengua pegajosa y húmeda tenía un matiz erótico en sus pensamientos tras haberla visto lamiendo aquel tronco. En ese instante se dio cuenta de aquello que su polla le estaba gritando desde hacía instantes: Quería follarsela. 

Parecía que el cuerpo de la Pukei estaba haciendo estragos en tu miembro que cada vez estaba mas duro, la insinuante criatura continuaba desnuda delante de ti, con cada movimiento de cola podías ver unos labios verdosos, carnosos, con un interior igual de lubricado y baboso como la lengua que estaba hora mismo estaba cubierta de esa baba violácea.

La Pukei esquivo sin problema el golpe que quería darle, de hecho lo tomo con la mano y lo desvió como si fuera algo muy fácil y después te escupió en tu cuerpo golpeándote al mismo tiempo con la lengua.

Donde golpeo, donde la saliva penetro en la herida, dolía, quemaba y te hacia sentir mareada. El veneno entro rápidamente en tu torrente sanguíneo haciendo que doliera a cada segundo que pasaba. No duraría demasiado, no había entrado demasiado veneno pero de todas maneras dolía. -Huelo...- Te miro de forma penetrante mientras sus ojos iban a tu armadura y luego un gorgoteo como si fuera una risa antes de volver a prepararse para luchar contra ti.

El combate continuaba reñido y no parecía que ninguna de las dos contendientes fuera a crear una ventaja significativa sobre la otra en cuestión de instantes. Ambas contabas con sus armas. La pukei con su baba ácida, las garras y su potente cola. La humana contaba con su espada y la ayuda de su felyne. 

¡Tsk! ¡Ah! - Alay soltó un gemido de dolor cuando el golpe de la lengua le dió en el pecho y la saliva ácida comenzaba a hacer efecto. Las correas de la armadura comenzaron a aflojarse debido al ácido y el lado izquierdo cayó hasta que uno de sus senos redonditos y firmes quedó totalmente expuesto. La guerrera se tambaleó hacia atrás mareada, pero no podía detenerse, debía actuar de forma veloz y certera. 

- ¡No hueles nada! ¡Calla! ¡Calla! - Corriendo hacía adelante cargó de forma directa contra la Pukei, pero en el último instante fintó un golpe y en lugar de asestarle intentó saltar a un lado para golpearle por un flanco, pero midió mal la distancia y la punta de su espada golpeo un tronco, desviándose y permitiéndole a su rival esquivarla. Alay supo que había quedado totalmente expuesta, no solo por la ropa que se le caía, sino también por la posición. 

-Glll...dulce dulce fruto...- Relamiendose la Pukei mientras tu ibas golpeando el aire y tus movimientos se hacían cada vez mas erráticos. Tu espada se clavo en la madera y la Pukei aprovecho para golpearte, por fortuna, solo tuviste que hacer un juego de manos para esquivarla, soltar la espada para rodar y rápidamente volver a coger la espada para desclavarla del árbol así no quedarías indefensa.

Pero se notaba que la lengua de la Pukei ya no estaba igual, ahora tenia el mismo tono carne que al principio, el veneno que había lamido ahora ya no estaba pero el efecto del veneno que ya tenias dentro ese si que seguía persistiendo, dándote una buena punzada de dolor que no fue muy grande pero picaba.

Desde hacia unos segundos, Lumina estaba lista para usar de nuevo su cuerno, solo esperaba tu orden mientras analizaba como podía a la criatura, pero por el momento la Pukei estaba centrada en ti. -Devorare...tu fruto.- Casi seductora ahora que estabas semidesnuda delante de ella.

Alay forzó aquel giro y escapó del ataque de la pukei, recuperando su espada en el proceso. Ya comenzaba a agotarse y aun sentía el veneno actuando en su cuerpo, haciendo que su piel ardiera. A pesar del baño de hacía unos instantes volvía a estar sudorosa. 

En el fragor del combate Alay debía prestar atención a todo lo que le rodeaba. Era algo a lo que se había ido acostumbrando con el tiempo. Como buena cazadora, su madre le había dado aquella lección hace muchísimos años. Alayne siempre intentaba imitarla y aquella ocasión no era la excepción. Al esquivar el ultimo ataque se percató de que la lengua de la Pukei ya no conservaba aquel color violáceo, de forma que supuso que era algún tipo de reacción al beber la sabia de los árboles. ¿Acaso sería posible utilizar su baba para replicar ese veneno? A lo mejor si la derrotaba sin matarla tendría oportunidad de probarlo.

Como los ataques de Alay estaban fallando una y otra vez, la muchacha se giró para ver a Lumina. Al ver que su bastón ya estaba listole asintió. Necesitaría de la ayuda de la felyne si quería salir con vida de allí.  - ¡Lu! ¡Ahora! 

- O... ¡Oye! ¡Pukei! Podríamos llegar a un acuerdo. - Dijo de pronto Alay, retrocediendo unos pasos. Aquello no parecía ir a ningún lado. La criatura la seguía evitando y Alay tenía a Lu como ayudante. Pero con tanto escandalo le preocupaba atraer a algo peor que una Pukei. - No podrás vencernos a las dos y lo sabes...

Escuchaste un maullido detrás de ti y un golpe, Lumina había golpeado el suelo con la flauta pero esta no había recibido ningún daño, un giro, un nuevo golpe al suelo y al levantar el instrumento las perlas se abrieron de nuevo y el sonido meloso volvió a envolverte cosa que hizo que se te destensaran los músculos y te sintieras ligeramente mas cómoda.

Intentaste negociar con la criatura y por un momento notabas que dudaba, ladeo la cabeza ligeramente cuando le dijiste que podíais llegar a un acuerdo, pero a la hora de decir que no podrías con las dos, un nuevo gorgoteo a modo de risa por parte de la Pukei. -Ella no ser amenaza y tu...mi presa, piensa extraerte eso que huele tan dulce. -Su lengua volvió a salir con la saliva babeando todo el suelo pero te engaño.

Su cola impacto en uno de tus costados haciéndote no una herida pero si un buen golpe contundente mientras la Pukei reía a gorgoteos, dando pequeños saltos y abriendo bien sus alas, se estaba divirtiendo contigo.

Alay frunció el ceño cuando la pukei rechazó su oferta. Tal vez había escogido las palabras inadecuadas, pero no era momento de reparar en eso, la saliva de la criatura comenzaba a gotear nuevamente y Alay se concentró en esquivarla. Por desgracia para ella tan solo se trataba de una distracción y el golpe le llegó por el extremo apuesto. 

Apretó los dientes y notó que se mordía la lengua. El sabor de la sangre le inundó la boca conforme gruñía adolorida por el impacto. Para no pensar en el eso buscó las formas de acercarse a la criatura. Por un instante se había sentido mejor por el efecto de la cura de Lumina, pero ahora su cuerpo se notaba una vez más agarrotado. 

Alay empezó a dudar. ¿Sus habilidades acaso estaban muy por debajo de lo que en realidad creía? Pensó en el enfrentamiento con las kelbis y luego en el de las Vespoids. Se había confiado con el segundo porque eran criaturas pequeñas y débiles, pero ahora que tenía a la enorme Pukei enfrente sus ataques resultaban futiles. 

Una sombra de miedo cruzó por sus ojos, sabiendo que Baba tenía razón. No estaba preparada, no era una cazadora de verdad.

Te quedaste en blanco, tu mente se movía de un lado a otro sin poder centrarte en nada mientras la Pukei casi parecía relamerse por la victoria. -Glll...colgada de un arbol....sabia goteara....- Fue diciendo mientras se iba acercando para embestirte, pero entonces Lumina te aparto de lo que se podría decir, una llave de lucha libre, lanzándose contra ti y tirándote con ambas patas hacia un lado mientras la Pukei pasaba entre vosotras.

Aquello te salvo porque un buen golpe por parte de la Pukei podría haber acabado contigo pero Lumina estaba contigo, guardando tus espaldas, enseguida eso si notaste un zarpazo en tu mejilla y un par de gotitas de sangre empezaron a bajar por tu mejilla, Lumina te había arañado. -Combate o corre...- Te dijo la gata mientras volvía a su cuerno preparándose para el siguiente golpe o para curarte, a su manera te había intentado despertar.

Alayne se había quedado estática, consumida por las dudas, embargada por aquella sensación de derrota. Sus piernas temblaban, y notó como su entrepierna se humedecía cuando la pukei se arrojó sobre ella. Cerró los ojos y aguardó, esperando sentir el cálido y doloroso escozor de las garras, pero en lugar de eso notó una embestida por su lateral y luego el golpe contra el suelo. 

Abrió los ojos para darse cuenta de lo que había ocurrido y vio a la felyne tumbada a su lado. Ella la había salvado. Parpadeando escuchó a Lumina sorprendida, saliendo del trance en el que sola se habia metido. La sangre por el arañazo le acarició la mejilla, pero Alay apenas si la notó, tenía golpes peores que ese, pero la muchacha le había abierto los ojos. No necesitaba pensar, solo debía balancear su espada más rápido, más fuerte y con mayor precisión que su contrincante. Eso era lo suyo, era todo por lo que había estado practicando por años y nada más. 

Soltó una leve risa y tomó su espada incorporándose. - ¡Lo haré! ¡Combatiré! ¡Todo estará bien, por que estamos juntas en esto! ¡Gracias Lu! 

¡Acercate Pukei! ¡Ya no hay vuelta atrás! - Con una enorme sonrisa y su confianza restituida Alayne se detuvo frente a la Pukei, esperando que se arrojara para un nuevo ataque. Esperó hasta el último instante y justo en ese momento dio un paso laterla dejandole expuesta para hacer descender su espada contra su enemiga. 

Gracias a Lumina, gracias a haber reaccionado a tiempo, tu espada ahora golpeo con fuerza el cuerpo de la Pukei. En este caso no fue un simple arañazo, fue un golpe, un muy buen golpe que hizo que la Pukei cayera al suelo por unos instantes muy adolorida. Su cola intento alcanzarte pero al levantar tu espada pudiste desviar el ataque, cosa que hizo que no te llegara a rozar y te diera un buen respiro.

El cuerpo de la pukei por unos segundos parecía expuesta hasta que se puso de nuevo en pie alzando bien sus alas y saltando de lo mas furiosa. -Te convertiré en savia!- De lo mas enfadada pero, se la notaba cansada, era posible que le quedara poco?

En otra orden de cosas, Lumina había acabado de cargar su cuerno y te miraba esperando la orden, se notaba que se podía confiar en tu compañera pues aunque tu dudaras, ella no lo hacia, parecía acostumbrada a tratar con criaturas aunque por un momento Baba había dicho que no estaba muy versada.

¡Lu, podemos hacerlo! - Tras aquel golpe que desestabilizara a la Pukei, Alay pareció crecer en confianza, de modo que hizo una seña a Lumina para que utilizara su magia curativa. Con esa energia corriendo por su cuerpo se arrojó una vez más contra su rival. Desvió con rudeza uno de los ataques que le lanzaba la Pukei e intentó darle el golpe de gracia con un finta.

Pero el salto de la Pukei le tomó por sorpresa al revelar sus alas ¿Podría volar? Ante aquella eventualidad, Alayane rodó sobre el terreno y al incorporarse arrojó un potente golpe ascendente. Enseguida notó como la espada impactaba sobre su contrincante y sonrio. Había recuperado su confianza por completo.  -¡Tal vez yo te convierta a ti! ¡Ja!

Volvió a posicionarse lo más rápido posible de forma que pudiera defender a Lu en caso de ser necesario y observó a la bestia ¿Cuanto más resistiría? Una mirada por sus heridas le decían que no estaría lejos de desfallecer, pero no estaba del todo segura.

No sabias cuanto le quedaba, no estabas segura pero si que aquel golpe había sido el ultimo que necesitabas para acabar con ella. Tu espada acabo con las fuerzas de la Pukei la cual fue lanzada varios metros hacia delante ya acabada en el suelo.

(Esto lo voy a añadir por si no quieres hacer daño letal, si has hecho daño letal simplemente ignoralo y tira por sacarle materiales)

El cuerpo de la Pukei dejo de moverse pero su respiración continuaba allí, podías rematarla en cualquier momento para aprovecharte de ella, pero estaba como agotada. Su viscosa lengua estaba fuera, sus labios vaginales por la posición estaban bien cerrados al igual que sus pechos que intentaba ocultar con sus alas. El cuerpo estaba expuesto a ti.

Lumina se te quedo mirando habia hecho su danza y te había recuperado la vida que te habían quitado, no estabas al 100% pero casi, te sonrió. -Ves...no debes dudar...estaba casi...- Dijo con confianza mientras miraba el “cadáver”

Alay estaba lista para seguir atacando o defendiendo, pero tras su ultimo golpe vio como la pukei caía finalmente incapaz de ponerse en pie. Había vencido, no podía creerlo. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro y avanzó al trote para abrazar a Lumina con energía. - ¡Lo conseguimos! No lo habría logrado sin tu ayuda.

La levantó fácilmente del suelo unos cuantos centímetros y luego volvió a depositarla sin dejar de sonreir. - Quiero ver si la pukei... está más dispuesta a hablar ahora que recibió su merecido. ¿Puede vigilar los alrededores mientras que le interrogo?

Alayne esperó a que Lumina se retirase un poco antes de acercarse a la Pukei. De tanto en tanto mirando su la felyne se giraba hacia ella. La muchacha se sentó sobre el torso de la criatura y acarició suavemente sus senos, luego llevó una mano a sus pantalones y extrajo su miembro. Aun estaba algo húmedo y ahora volvía a extasiarse poco a poco una vez más ante el toqueteo del cuerpo de la chicha-monstruo. 

Con cierta curiosidad acercó la puntita hasta la lengua, untándola con la saliva de la bestia y probando si ardía o quemaba. Alay mantenía su espada mano todo el tiempo, por si la Pukei despertaba de improviso, pero aun así le habló. - Oye, despierta... Querías probar esto ¿Cierto? - Volvió a presionar su miembro contra la lengua con la que había visto que lamía el árbol. La sensación le gustó y avanzó un poco más, dejando que la lengua rozara sus testículos y al separarlos se encontrara con su rajita. Alay se mordió el labio inferior.

Esperó a que estuviera algo más lucida para volver a hablar. - Podríamos llegar a un acuerdo ahora que estás calmada... yo te permito tomar un poco de mi y tu a cambio me das un poco de ese veneno ¿Que te parece?

Ya lo habías notado, pero Lumina no pesaba apenas nada por lo que era muy cómoda de alzar en el aire, con una sonrisa te correspondió. -Tienes que creer mas en ti. -Aseguro cuando volvió al suelo moviendo un poco las orejitas antes de que tu señalaras a la presa. - Vas a sacarle algo?- Pregunto ella sin saber muy bien lo que querías pero de todas maneras te obedeció porque tampoco iba a hacerse la remolona en ese momento. -De acuerdo...grita...si necesitas ayuda. -Estaba algo dudosa si, pero de todas maneras saco el cuerno y fue como a vigilar el perímetro, mientras tu no quisieras ella no sabría que eras futanari.

Como suponías, seguías caliente, aquel combate con aquella criatura había sido extenuante pero muy erótico. El cuerpo de la Pukei era grande, podías sentarte y tener que estirar mucho el brazo para rodearla. Sus pechos eran suaves pero firmes, cálidos, pero lo que se llevaba el premio gordo, era la lengua. Solo con rozar su saliva sabias que no era peligrosa, pero tenia como una consistencia pegajosa, no te dejo pegada pero veías como su saliva creaba hilos que se pegaban a tu miembro y conectaban con ella, ademas de que no solo era tremendamente cálida, si no que la textura era como si estuvieras penetrando una vagina muy firme, era una lengua ciertamente muy intuitiva.

Los ojos de la Pukei te miraron cuando la obligate a despertar, con tu miembro en su lengua. Intento levantarse para poder escapar de ti con miedo de que la mataras, algo natural, pero estaba débil y con tu peso era suficiente como para someterla. Metió la lengua en su boca antes de volverla a sacar, te miro y intento revolotearse. -Quieres savia?- Dijo la criatura mientras te miraba de arriba a abajo. -Desnudate...te daré savia...- Como si aceptara tu propuesta, no parecía que mintiera.

Alay esperó a que Lu se alejara, aun no sentía segura de mostrarse ante ella. - Descuida, tu también llamame si necesitas ayuda.

Al final tras aquel pequeño instante de diversión con el cuerpo de la Pukei esta comenzó a reaccionar. Alay meditó por un instante sus palabras. La pukei parecía sincera en cuanto a su intención de darle savia, pero... ¿Era savia lo que ella necesitaba? No estaba segura de si ambas se habían referido a lo mismo. Aun así, aquella orden de la criatura excitó más a la muchacha y accedió sin mediar más palabras. Se terminó de quitar el pantalón y lo arrojó a un lado, luego se desenganchó las correas de cuero para dejar su torso desnudo. 

Sus pequeñas tetas quedaron al descubierto, eran redonditas y de pezones rozados y duritos por el libido. El resto de su cuerpo se percibía terso y tonificado. Su abdomen era firme y plano, sus piernas torneadas y musculadas al igual que sus brazos. Justo entre sus piernas se alzaba su polla y por debajo los testículos ocultaban la entrada a su coñito. 

Lo único que no se quitó fueron los guantes, ya que no tenía tiempo para tanto, pero si se recogió el pelo mirando hacia abajo, a los atributos femeninos de la pukei, con cierta envidia. 

Finalmente, aunque con cierta duda dejó de ejercer su peso sobre la Pukei, para que pudiera moverse. - Dame la savia y te dejaré ir  - Murmuró mordiendose el labio inferior.

Los ojos bífidos de la Pukei no se perdieron ni un solo detalle de lo que estabas haciendo, con cada pieza de armadura que te quitabas parecia que la lengua de la wyvern empezaba a salivar de mas y no fue hasta que le diste ese espacio que la Pukei empezó como a deslizarse para quedarse delante de ti.

El tamaño, una vez mas, era muy diferente y ahora no estabas muy segura de lo que habías hecho porque, estabas desnuda, indefensa por muy espada que tuvieras y aunque ella estaba herida, seguía siendo una criatura a tener en cuenta. Se te quedo mirando antes de que su lengua empezara a moverse por el suelo como a su orden y sin decir nada, empezó a enroscarse en tu pierna.

Era una sensación muy extraña, como si una serpiente cálida subiera por tu pierna derecha pasando por tu muslo pero sin llegar a tu vagina, rodeo tu cintura, rodeo tu torso como si se tratara de eso, una serpiente o una liana enorme antes de cruzar por entre tus pechos, atrapar tu miembro y con la punta de la lengua rozar tu vagina.

El tamaño de aquella lengua, era increíblemente larga y se movía a voluntad, la Pukei soltó un gorgoteo y se tiro contra ti haciendo que cayeras hacia atrás, pero su lengua amortiguo tu caída sin hacerte nada de daño, seguías armada, podías matarla en cualquier momento pero ella se te quedo mirando fijamente. Con la lengua apunto tu miembro a su entrada vaginal, pero no se sentó ni te cabalgo, empezó a mover la lengua haciendo que tuvieras la misma sensación que estar penetrando a alguien mientras que la punta tocaba tus labios vaginales. La saliva empezó a bañarte, te sentías pegajosa, cálida y pervertida porque por alguna razon esa saliva hacia que te encendieras rápidamente, toda tu estaba en un baño de salvia perversa y con una lengua moviéndose por toda ella.

Cuando la Pukei se liberó una sombra de duda cruzó el rostro de Alayne por un instante, pero enseguida la lengua comenzó a lamer su cuerpo, dejando aquel rastro entre pegajoso, húmedo y cálido. Notaba como sus pechos se separaban un poco cuando la lengua forzó el avance por entre medio de ellos para llegar nuevamente hasta su polla. 

Con una pierna y la mitad de su torso atrapados por la lengua de la Pukei, Alyane no pudo hacer nada para evitar ser derribada. Llevó los brazos hacia atrás para frenar el impacto, y entre la lengua de la pukei y la mata de pasto en la zona amortiguaron el impacto. 

Nnh!! Mmngh... - Los gemidos comenzaron a escaparse de la boca de la muchacha por mucho que se esforzara en contenerlos. Aquella lengua precisa y placentera le había atrapado el miembro de manera firme estimulándolo en cuestión de instantes hasta que comenzó a dolerle de tan erecto y duro que estaba. - Ahh!

Tuvo que morderse el labio inferior, para silenciar sus gemidos de placer cuando no conforme con masturbar su miembro la lengua comenzó a indagar entre sus testículos y su coñito. Alay estaba derritiendo de placer y de pronto se dió cuenta de que había quedado completamente a merced de la pukei, su mente estaba a la deriva y al alzar la vista vio que la pukei le observaba dominante de a situación. 

No podía dejar que aquella criatura la tratara como su juguete. Observó de reojo su espada, podría acabar con la vida de la Pukei de un rápido movimiento, ya que estaba bastante expuesta, o al menos eso creía. Pero hacerlo significaría dejar de sentir aquella sensación increíble en su cuerpo siendo recorrido por aquella poderosa lengua y sobre todo en su sexo que se hacía agua ante las atenciones de la wyvern. "Solo un poco más" se dijo. Solo disfrutaría un poco más de aquello, sería un desperdicio hacer lo contrario.

- ¡eeek! - Tan solo era un acto... Tan solo estaba pretendiendo someterse ante la bestia, aunque su miembro masculino había llegado a un orgasmo, lanzando chorritos de un líquido blanco que competía en calidez y viscosidad con la saliva. 

Tu miembro como era natural, estallo en un orgasmo bañando parte de la boca y la lengua de la criatura dejándola mas pegajosa de lo que ya era. La Pukei se aseguro de exprimir bien tu miembro mientras su lengua acababa por apretarlo con relativa fuerza antes de empezar a retirarla. Te dejo empapada en su saliva, en el suelo y la verdad era que indefensa aunque tenias la espada.

Viste como se llevaba el semen directamente a la boca y lo tragaba con avidez, un par de gotas de esa lujuria bajaba por su barbilla antes de saltar con fuerza hacia uno de los troncos, lejos de ti. Viste como movía la cola ansiosa mientras por la perspectiva no podías ver lo que estaba haciendo en el tronco pero estaba mas eufórica que la ultima vez, podías ver como sus labios vaginales estaban empapados conforme movía la cola e incluso podías ver una segunda cavidad que podías suponer que era su ano.

Una vez acabo te miro con la boca llena y escupió cerca de ti una baba violácea que suponías que era el veneno, pero la Pukei no bajo, no era tonta. -Humana...extraña...vivirá...poco...- Fue lo que escuchaste antes de que la Pukei empezara a perderse por entre las ramas dejándote allí relativamente sola porque Lumina no se encontraba tampoco muy lejos.

La baba era venenosa, no podías tocarla a no ser que quisieras volverte a envenenar, tampoco tenias nada para transportarla. Pero tu espada, podías quizás bañar tu espada en ese veneno haber que efecto daba, pero no sabias por cuanto tiempo surtiría efecto ni tampoco si se conservaría bien pero tampoco tenias muchas mas opciones.

Alayne se quedó tumbada allí un buen rato hasta que la Pukei dejó de hacer con ella lo que quería. Se sentía pegajosa y exhausta por el combate, por lo que tardó un instante en percatarse de que la chica monstruo se alejaba. Por un momento se sintió como una tonta. Había desperdiciado la posibilidad de conseguir algún material útil a cambio de un momento de placer. Y lo peor de todo es que aun observaba el culo de la criatura con deseo. Su miembro seguía erecto y con ansias de más, pero tendría que aguantarse.

El único alivio fue ver a la pukei girarse y escupir aquella sustancia violácea. Su parte del pacto, pensó. ¿Pero cómo la recogería? No tenía ni frascos ni cuencos consigo, a no ser que Lumina trajese en la bolsa, pero por el humito que salía de la tierra ante el contacto con aquel veneno, supo que debía darse prisa. Cogió su espada y la untó de lado a lado con el veneno de la pukei y luego la observó extasiada. Una espada venenosa, no estaba mal. De lo que no estaba enterada es del poco tiempo que haría efecto, pero la muchacha se fue de allí alegre.

Ni siquiera las palabras finales de la wyvern lograron opacar su entusiasmo mientras que cambiaba. Aunque al llegar a abrocharse el pantalón por sobre la erección si que le incomodó. Tuvo que resignarse y tratar de pensar en otra cosa mientras que volvía hacia donde se fue Lumina. - Lu, ya tengo lo que deseaba.

Le enseñó la espada y sonrió con autosuficiencia, aunque para la felyne podría resultarle llamativa la desprolijidad de la muchacha, tenía el cabello suelto y alborotado, cayéndole por la espalda. Además la ropa no estaba del todo bien puesta  su piel se veía brillante. De tocarla incluso se percataría de que estaba pegajosa. 

¡Vamos Lu, esas hierbas caerán ante nosotras como lo hizo la Pukei! - Animada con su reciente victoria, olvidando los malos ratos, Alay agitó la espada frente a si misma. Con emoción desbordante reanudó la búsqueda de hierbas.