Partida Rol por web

—SOY EL SILENCIO INCOMPRENSIBLE, la madre que lo parió, que diablos significa eso, no me gusta, joder, no me gusta nada, SOY EL SILENCIO INCOMPRENSIBLE... me pone los pelos de punta...

Sam empezaba a estar aterrado y eso hacía que no pudiera dejar de pensar en lo que estaba ocurriendo, necesitaba algo de lógica para soportar el miedo, cosas que entendiera, por eso se dedicaba a la mecánica, todo estaba claro, sin ambigüedades, uno podía fiarse de las máquinas, sobre todo si no tenían inteligencia artificial, eso era lo suyo, tuercas y lógica.

En algún momento se dio cuenta de que estaba pensando en voz alta y que quizás llevara haciéndolo todo este tiempo bajo el estrés.

—…la nave está infectada, eso está claro, no sabemos de qué cojones, pero está infectada de algo que está vivo y que se ha cargado a los androides, ha frito el sistema, y se está comiendo de alguna forma horrible a la tripulación…. Ahora viene a por nosotros, no deberíamos haber venido…

—…entonces, si la nave está infectada y nada la ha atacado desde fuera, que sepamos, es posible que la cosa estuviera y aquí…. Revisemos la hoja de ruta de la nave, si sabemos que ha hecho antes del incidente quizás encontremos la causa, y si encontramos la causa quizás podamos defendernos…—cada vez hablaba más acelerado— … pero si no podemos defendernos vamos a tener que salir de aquí, cagando leches, y para eso quizás necesitemos las compuertas abiertas, total, no parece que a esa cosa le impidan moverse por la nave, así y mejor que a nosotros tampoco…

La escasa luz e los pilotos de seguridad volvió a encenderse mientras los ordenadores de abordo se reiniciaban, volviendo a teñir con su color verde la estancia mientras Amy recuperaba la consciencia y Kranot y Pander despertaban histéricos, al verse en aquel estado y en compañía de unos completos desconocidos en su puente. A Ewoin le entró la risa floja viendo a los dos androides parloteando entre ellos frenéticos mientras los zarcillos verdosos de energía se disolvían en el aire, abandonando también los pitidos de escáner de la sintética de la Medellín.

No ahorraremos los cinco minutos de confusión absoluta en los que Sam volvió a ganarse la confianza de los androides heridos, haciendo referencia a sus marcas de tiempo, la incongruencia en los ordenadores de la nave y el estado general de la misma, demostrándoles que estaban averiados y tratando de convencerlos de que sus intenciones eran tratar de averiguar cómo habían terminado así.

A Ron le bastaron tres frases claves para medio devolver al presente a Amy.

Sam tenía clara su línea de acción a proceder y para ello necesitaba a su compañera operativa, sus dotes a los mandos de un teclado eran legendarias, casi tanto como su velocidad de computación con las máquinas, como si pudiese hacerse una con ellas, así que recordó su plan y movió hacia ella uno de los ordenadores de soporte telescópico fijados en el tabique de la sala de mandos.

Mientras se preparaban, escucharon un fuerte golpe en la cubierta inferior, como si algo hubiese caído de golpe sobre las planchas de enrejado que servían como suelo en la Alexis antes de avanzar corriendo por el pasillo, emitiendo un cacofónico grito primario.

La rudas palabras de Ron me devuelven a la realidad, tras recuperarme de la desconexión. Espero no volver a perder el conocimiento, pues no sé si actuaría con la normalidad que se espera de mí, o si mis protocolos de supervivencia tomarán el control.

Me centro en el teclado que me tiende Sam con el fin de obtener toda la información posible. Algo me impide centrarme en la tarea que se me exige y soy incapaz de obtener algo en claro.
Quizás se deba a que no me he recuperado del todo.

- MALDITO cacharro a ver si colaboras!
Siempre le funcionaban esas tácticas "militares" en la Medellín, pero este no sería el caso. El aparato no hizo mas que parpadear y pantalla en negro.
- Voy a ir a dar un paseo con lo que sea que ande ahí afuera (el marine le dio on a la realidad aumentada y se dispuso a alejarse de la sala de mandos, su intención era clara "darle espacio a los verdaderos técnicos y no romper mas nada") 

- A ver si puedo acabar con estos polizones ¿qué nos quieren... robar el trabajo? Ya les voy a enseñar lo difícil que es hacerlo bien.

Después de ver como fallaban sus compañeros, Sam hizo su propio intento sin ninguna convicción. Y el resultado no le sorprendió para nada, una pantalla bloqueada de la que no había manera de salir, y nada de información, tendrían que buscar alguna pista en la nave y eso no le hacía mucha gracia, como tampoco le hacía gracia seguir a Ron hacia un muerte segura.

Sam se rascaba la cabeza, todo aquello debía tener alguna solución, y tenía que estar en alguna parte, pero de nada les serviría si no seguían vivos.

—Ron, podemos abrirte desde aquí las compuertas de la segunda cubierta, mientras nosotros revisamos aquí en esta tercera. Así no nos alejaremos demasiado, después, podemos cerrar estas dos y bajar todos a la primera cubierta, terminar de revisar y largarnos por donde hemos venido.

La excitación de Ron contrastaba con la planificación y mesura de Sam tras su pronto ansioso. Tal vez soltar al marine fuese lo mejor para sus cabezas mientras trataban de juntar todas las piezas de aquel puzzle.

- Eguh... Meeeeeeeeeeeeeeh.- Mascuyó Eowin, quien había aprovechado el apagón para zafarse de sus captores pero tampoco había puesto tierra de por medio. El antropólogo se acercó al agujero en el que le habían encontrado y extrajo una de las cabezas amorfas con las que convivía, comenzando a besarla y gimotear como un niño que hubiese hecho algo malo y suplicase su perdón a una madre insensible.
 

Los visitantes de la Medellín no habían tenido éxito con los ordenadores y el tener que explicarse a los androides supervivientes de la Alexis resultaba una tarea tediosa, más cuando el continuo reseteo de sus sistemas parece haber hecho mella en la capacidad de sus discos de memoria, convirtiéndolos en poco más que un duo cómico de cabezonería exasperante, pero aun así, entre todo su parloteo inservible algo terminó saliendo a la superficie, de manera completamente involuntaria.

- Taaaaaaaaaaaaaaaaaaal vz Eouuuuuuuuuuuuwin y Grizzzzzzzzzzzzzly tuv... tuv... tuv...iesen razón, no deberíamozzzzzzzzzzzz de haber mov...mov...mov...mov...mov......zzzzzzzzzzzzz...ido esa piezuuuuuuulaa del planeeeeeeeeeeeeeeeta.

Chisporroteó el androide caído, con un toque de fatalismo difícilmente detectable entre su tartamudeo y la estática de su vocoder roto.

- Somos las voces de la ciencia en este navío, Kranot. Me niego a creer en contenido viciado de antiguos tratados de mística y antropología experimental. ¿Qué será lo próximo? ¿Creer que lo leprechauns han migardo al espacio y tienen sus calderos flotando entorno a algún planeta vecino?

La imagen de una órbita de calderos cargados de riqueza no dejaba de contrastar con la realidad que ahora les tocaba vivir, formando parte de un anillo de basura espacial que antaño habían sido poderosos bajeles interestelares.

Algo volvió a trotar por la cubierta inferior, como un animal tozudo al que acabasen de liberar en el mundo y pusiese todo su empeño en embestir las paredes de la Alexis, como tratando de abrirse camino hacia las profundidades siderales sin comprender que necesitaría métodos más contundentes para lograr su objetivo. El sonido finalizó, peor aquello seguía de epaseo por la nave, puede que hubiese bajado a la primera cubierta o que estuviese comprobando algún otro escondrijo.

- Si nos separamos, debemos estar siempre comunicados. Este lugar es demasiando peligroso, pero tenemos que encontrar la forma de sacar nuestra nave de este atolladero.

Al ver como el demente besa e implora perdón al extraño artefacto, me mantengo alerta. Ya no me fio de él. Si llega a creer que esa cosa le habla es capaz de asesinar, si oye voces que se lo dicen.

Uno de los androides parece que consigue hablar mucho mejor, así que me dirige hacia él y pegándole mucho la cara a su chisporroteante cabeza le digo

—A ver, parece que tu amigo mecánico está un poco fundido y habla de unicornios espaciales, vamos a pensar que todo eso es una tontería ilógica de acuerdo…

Quería ganármelo razonando en sus propios términos.

—Pero igualmente, puedes precisar de que está hablando, ¿habéis movido algo de un planeta?

—¿qué es? ¿Algo orgánico, un artilugio, un contenedor?

—¿está aquí, en a la nave? ¿dónde está exactamente?

—¿de que planeta lo habéis cogido?

—Necesito que pienses con claridad ahora, estos pulsos electromagnéticos, que os dejan out y que parece que bloquean la nave, ¿empezaron después de recoger …eso?

No me había dado cuenta pero empezaba a ponerme histérico y estaba zarandeando al androide violentamente.

El marine comenzó hacer puntería en la sala de mando, odiaba a esas cucarachas y ademas, le devolvían siniestros recuerdos de su tiempo de entrenamiento. 
- Afirmativo Jefe, iré a la segunda cubierta a extermbuscar si hay algun sobreviviente más. Cosa que imagino imposible.
- Y no se preocupe tanto señorita Amy, el canal de comunicación de radio permanecerá conectado todo el tiempo. Al menos mientras permanezca en una sola pieza. En caso de que la cosa se ponga difícil serán los primeros en saberlo. Nos vemos en un rato y mientras estamos en contacto.
- ¡Adiós!
Nunca le gustó mucho despedirse al grandote, pero por algún motivo en esta ocasión lo hizo. Sabía que se estaba metiendo en problemas, pero prefería mantener a "esas cosas" alejadas de sus compañeros. Había entrado en el ejercito por la camaradería y nunca había dado con ella ahí.
Sin embargo, esos dos eran sus cercanos mas queridos y haría todo lo posible por darles una oportunidad y terminar con esta misión.
Acto seguido, colocó un cargador nuevo en su metralleta y guardo esas tres rondas para la suerte o para un ultimo recurso. Puso en ese mismo bolsillo un cigarro para mas tarde. Deseaba que todo esto termine para volver a la Medellín con sus cosas, su café y una buena ducha caliente. Soñaba con una siesta placentera fruto del cansancio del trabajo y del bajón del Stim. 

Ron, el temerario, esperó a que Amy le indicase que había abierto las compuertas de la planta inferior mientras Sam hablaba con el androide menos corroído. 

La bajada por la escalerilla a la planta inferior era corta físicamente, pero el aplomo necesario para abordarla era extremado, incluso para una persona entrenada para ello como aquel armario, de oficio marine. El disparar mentalmente a las cucarcahas de pixel gordo ayudaba a no pensar demasiado. El torrente de drogas en sangre también, pero cuando las voces de sus compañeros pasaron a ser solo un eco cacofónico dentro de su traje supo que la suerte estaba echada y sabía a puro ensalivado con adrenalina prestada.

Una vez que sus pies tocaron el enrejado de la segunda planta, Ron fue consciente de que ciertamente ya no había tanto silencio como cuando lo habían recorrido hacía 20 minutos. Los micrófonos exteriores de su traje registraban mordísqueos, arañazos y sonidos líquidos cuyo origen nadie querría imaginar. Provenían de las distintas puertas que ahora se abrían hacia el jardín de los tormentos que había florecido en la Alexis.

Entonces el perforador grito de aquella bestia, que hacía retumbar las paredes de la nave volvió a sonar, parecía provenir de un cuarto a dos puertas de distancia del punto donde terminaban las escaleras.

Tanto Amy (Con el primario auricular con micrófono que Pander le había indicado dónde encontrar) como Sam fueron capaces de escuchar aquel horrible sonido proveniente del micrófono de Ron mientras la primera seguía comprobando los controles de la puerta y el segundo trataba de ponerse al nivel del androide bocazas.

- La corporación nos había mandado a investigar un planeta no muy lejano, Silles. Debe de estar a un salto de una semana de aquí. Anteriores expediciones habían encontrado un yacimiento de restos pertenecientes a alguna forma de vida alienígena inteligente. Cuando llegamos allí, los arqueólogos se tomaron una semana para desenterrar una peculiar escultura, de unas dimensiones aproximadas de 1 metro por metro y medio, de lo que creemos debía de ser una forma de vida nativa del planeta o una representación de sus dotes artísticas. Yo no soy quien para juzgar el arte, pero a todos los miembros de la tripulación que no eran ni antropólogos ni arqueólogos les producía gran repugnancia y desasosiego. Nosotros ayudamos a depositarla en la bodega de carga, en la primera cubierta, y a no ser que le hayan salido piernas, allí debería seguir.

Atendiendo a la información que tenían, no era difícil deducir que la bodega de carga era la sala más grande de la primera planta. Aquella en la que el escáner había detectado movimiento de... ¿De formas de vida?... cuando habían sufrido los efectos del primer pulso electromagnético abordo de la Alexis.

- ¿Pulso electromagnético? Entonces debe de ser eso... Entiendo... ¿Ves, Kranot? Tenía que haber una explicación científica para nuestro estado.- Seguro que el pulso electromagnético no les había arrancado la carne sintética del cuerpo, pero si aquella mentira les ayudaba a aguantar un poco más... El androide devolvió su atención a Sam. - No, navegamos al menos durante una semana, antes de saltar, con eso en la bodega y sin que notásemos ningún efecto físico. Algunos miembros de la tripulación, como el aquí presente Eowin, comenzaron a quejarse de pesadillas y se volcaron en la creación artística de imágenes horribles para desahogarse, peor nada de pulsos electromagnéticos. ¿Creen que habrá terminado eso de los pulsos? ¿Estaremos ya a salvo?- Pander parecía empezar a comprender lo jodido que estaba por culpa de su exposición a aquello, no quería pensar que aquello pudiese continuar carcomiendo sus capacidades tras cada reseteo.

Al oír como Ron se aproxima a una criatura desconocida apenas le presto atención a las palabras del androide, pues temo por su seguridad y la nuestra. Por un instante estoy a punto de pedirle que vuelva.

Aunque no lo necesito hago el ademán de aguantar la respiración, mientras espero el desenlace del encuentro.

En esta maldita nave se va a desatar el infierno.

Johner es un tipo muy duro! 
Vaya uno a saber que clase de atrocidades cometió en su pasado. Presto servicio en el cuerpo de marines (de reputación siniestra) y este hecho siempre lo hizo verse sospechoso. Sobre todo, porque le habían dado de baja. Se rumoreaba que había perdido la cabeza en varias ocasiones. Ron, se movía con desparpajo y temeridad. Una sonrisa maníaca se dibujaba en esos torcidos dientes amarillos y marrones. 
- "Cosa"!!!! Ven, seas lo que seas. Aquí está Papi... (sentenció con autoridad, elevando la voz para hacerla audible fuera del traje) a continuación susurro de manara casi inaudible, como una letanía personal...
- Papiii... nuestros caminos vuelven a cruzarse y ya no soy mas aquel pequeño niño.
Su traje y sus armas refulgían ante las estroboscópicas luces monocromáticas. 
- Esta linea de pesca todavía tiene plomo en su extremo, además de esta suculenta carnada. Espero tener suerte y enganchar algo.
- Amy, Sam... apresúrense por favor. Abran y liberen a la bestia...  

—Ron, las compuertas están abiertas, ten cuidado…

Sam le daba vueltas en su cabeza a lo que decía el androide, y estaba seguro de que aquella estatua o lo que fuese que recogieron tenía que ver con la infestación de la nave, pero le costaba más encajar que tenía que ver con los pulsos, y el resto de naves varadas.

Eso parecía estar relacionado con el planeta en torno al cual vagaban, y era lo que mas le obsesionaba, recuperar su capacidad de salto para poder sacar su nave de aquel vertedero.

De todos modos, no pensaba con claridad, los ruidos eran escalofriantes, y sonaban por todas partes, tendrían que revisar rápido esa cubierta, y bajar cuanto antes, contarle a Ron, y cuando estuvieran seguros meterse de lleno en esa jodida bodega de carga.

Miró al desgraciado de Eowin, no parecía más que un pelele, pero no podían dejar nada al azar, así que antes de explorar esa cubierta le dio un culatazo con el fusil de arpones sin pensarlo para dejarlo inconsciente sobre el panel de mando.

—Es mejor para él, puede hacerse daño. Estará bien…

—Vamos a revisar por aquí, si podéi, intentad aveeriguar porque no funciona el motor de salto de la nave. No os preocupéis ya estáis a salvo.

Todos hemos visto alguna vez a un sintético perder los circuitos, era algo muy peligroso, así que mantenerles ocupados y engañados parecía la mejor opción, aunque no esperaba que averiguasen nada. Y tampoco tenía ninguna intención de salvar a nadie más que a los suyos y sobre todo a su amado motor de salto.

Las palabras de Ron indican que el marine no es estable psicológicamente, que está más allá de su demencia habitual. Al menos está de nuestro lado, espero que la locura no domine por completo sus actos y nos considere enemigos a todos. También espero que la criatura caiga ante sus balas.

El golpe de Sam al único tripulante vivo me indica que las cosas ya se han puesto muy serias.
- Te sigo -digo preparando el soldador para cualquier imprevisto que nos pueda surgir.

Noto un parámetro oculto de mi programación...

Eown dejó caer la macabra esculturilla que sostenía para seguirla en un breve y contundente descenso.

Pander y Kranot volvierona  sumirse en sus infructuosas investigaciones informáticas y su cacareo de zumbidos y quejas intrascendentes, puede que ahora un poco más confiados que antes, al tomarse en serio ls palabras de Sam. Puede... Puede que aqeullo no volviese a pasar, ¿Verdad? ¿VERDAD?

Amy abrió la otra única puerta de la cubierta 3, la que daba a la computadora encargada de la navegación. Samy ella procedieron a recorrer el pasillo que les separaba de su nuevo destino, pudiendo notar cómo este parecía estirarse a cada paso, como si la pesadumbre y el estrés de la situación hiciese mella en ellos haciéndoles caminar más lento ante la incertidumbre de qué les podía esperar allí.

Mientras caminaban escucharon ruidos provenientes del cuarto hacia el que se dirigían. Aun estando algo oscuro pudieron apreciar algún tipo de movimiento dentro. En otras circusntancias habrían pensado que podrían ser ratas o algún otro tipo de alimaña, peor tras su primer encuentro en la nave, ya no podían saber el tipo de criaturas que por allí pululaban. Puede que roedores en esteroides fuesen un feliz encuentro teniendo en cuenta hacia qué destino parecía encaminarse su compañero Ron en la planta inferior.