Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 2: Las colinas de la muerte

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20/11/2018, 10:53
* Juglar *

Bien oculto gracias a su amplio conocimiento del terreno, manteniendo incluso la discreción de su propio aliento, el veterano Ivar pudo observar el vance de aquellos desconocidos hacia su cabaña. No parecían traer malas intenciones, o al menos no se desplegaron con cautela ni aprovecharon la sorpresa, como habría hecho él mismo si estuviera en su ánimo "cazar" al morador de la cabaña. En lugar de ello, el gigante azul no tuvo reparo en soltar una estruendosa carcajada que desvelaría su posición a gran distancia, y el hombre que portaba la armadura se acercó a llamar a su puerta sin molestarse en comprobar que no estaba realmente cerrada. Demasiada educación, ¿sería realmente un caballero de Stumlad? ¿Por qué viajaría uno de esos caballeros a pie, y en semejante compañía?

El caballero alzó la voz, y el hombre al que apodaban El Cuervo pudo oír claramente sus palabras, y un nombre entre ellas. Perdest. Aquel joven explorador había aprendido unas cuantas cosas de Ivar, aunque hacía tiempo que trabajaba y viajaba por su cuenta. No obstante, le seguía visitando regularmente, aunque esas visitas eran cada vez más esporádicas.

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20/11/2018, 18:15
Ivar el Cuervo

Aún recuerdo cuando era capaz de pasarme horas agazapado entre la maleza cual gato acechando a un ratón. Ahora rezo a los grandes espíritus para que los calambres no trepen por mis piernas. Por suerte, parece que no tardaré en ver a quienes se acercan hasta aquí...

¡Diablos! Que me despellejen vivo si alguna vez imaginé encontrar un grupo tan dispar llamando a mi puerta. Un caballero, un gigante y dos mujeres, casi parece el inicio de una de las alocadas historias que Eld el sonrisas solía contarnos. Historias que debían de hacernos llorar de la risa, pero él era el único que acababa riéndose.

Bueno, hora de trabajar, veamos qué tenemos aquí...¿Un caballero? ¿Aquí? ¿Sin caballo? Ummmm debe de ser alguien muy diestro en el combate y dotado de una gran resistencia si se atreve a caminar por tierras cubiertas de hielo y nieve, con semejante trozo de metal encima. Aunque también es posible que sea ajeno al peligro que corre al cargar con algo tan pesado en estas tierras.

Luego tenemos a un gigante de hielo...¡Maldita sea mi suerte! Si esa cosa me roza tan siquiera con sus grandes puños, astillará mis huesos...en el mejor de los casos, claro. Y para que negarlo, ya no tengo los huesos de un jovencito de veinte años. Mejor mantener las distancias con él.

Por último tenemos a dos mujeres cubiertas con sus capas y capuchas. ¡En nombre de los grandes espíritus! ¿Por qué será que las temo más a ellas que a esos dos fieros guerreros? Bueno, no es ningún secreto que las mujeres siempre han sido más pacientes que nosotros y con una capacidad de planificar y encerrar sus emociones, que ya quisiéramos los hombres. ¡Diablos! podían aguardar durante años antes de clavarte un puñal en el corazón y hacerlo con la mejor de sus sonrisas. Sí, las mujeres son peligrosas, aunque por suerte no suelen ir a la guerra. Siempre han sido más listas que nosotros y prefieren resguardarse del frío entre cuatro robustas paredes y con un buen fuego al lado, mientras los hombres pasamos frío y nos dedicamos a matarnos los unos a los otros. Debería de haber nacido mujer, así quizás tendría algo de sesera.

¡Vaya! Sí que es un caballero, hasta llama a la puerta y todo. Reafirmo lo dicho, es el grupo más dispar con el que me he cruzado, supongo que ahora toca saber si mi encuentro con ellos será para bien o para mal.

Un segundo...¿Perdest? Mala luna tenga ese mocoso y que sus flechas sean arrastradas por los dioses del viento. ¿Qué no entiende que este lugar es mi escondrijo? ¡Bah! Maldita juventud, nunca escucha...

-La posada está completa, aunque quizás pueda haceros un hueco.

Sí, mi voz proviene de entre esos matorrales. Aquí estaba yo, oculto tras la maleza y protegido bajo la sombra de un retorcido árbol que tras sufrir durante años las inclemencias del viento, se ha doblado de tal forma que casi parece estar poseído por oscuros espíritus. 

Me desprendo de la capucha con un gesto de la cabeza, a la vez que agito levemente los hombros para hacer caer la nieve que se estaba posando sobre mi capa. En mis manos tengo mi viejo y querido arco, no es una bienvenida muy cálida, pero ¡Diablos! los únicos que aparecen por estas tierras son asesinos y saqueadores, uno tiene que cuidarse. Además no les apunto a ellos y mantengo una postura relajada.

-Son tierras peligrosas y lo serán aún más cuando el frío caiga, al menos para la gran mayoría de vosotros.    -Mi mirada se vuelve hacia el gigante de hielo.     -No dispongo de mucho, pero compartiré el calor de mi hogar y la cena con vosotros. La cual quizás sea algo escasa, no contaba con tener a un gigante como invitado.

No parece que sean hostiles, así que mejor guardo el arco y lo coloco sobre mi hombro, mientras camino hacia ellos mostrando mi mejor sonrisa. Es mejor no parecer desafiante contra un gigante, uno puede ser viejo, puede ser un necio, pero desde luego no soy ningún estúpido.

-Aquí no hay ningún señor, al menos yo no lo soy, muchacho. Puedes llamarme Ivar. Estaremos algo apretados dentro de la cabaña, pero al menos estaremos calientes. Ahora os ruego que me deis un buen motivo para no darle una buena tunda a ese imberbe de Perdest, no os ofendáis, pero si decidí acudir a tierras de nadie a vivir, fue para no recibir precisamente, visita alguna.

Al pronunciar mi nombre, me inclino en una torpe reverencia y agito la mano es un estúpido gesto copiado de vete tu a saber quién. Creo que fue de ese bardo bocazas que acostumbraba a presentarse así a sus enemigos, hasta que un buen día, alguien le abrió el cráneo al inclinarse. Nos hizo un favor a todos.

Tras abrir la puerta de la cabaña, les invito a pasar al interior. No es precisamente un lugar muy acogedor, tampoco es especialmente grande. Por lo que si al final se quedan a pasar la noche, vamos a estar un poco apretujados. Claro eque en mi caso, he dormido en sitios peores, pero no estoy seguro de si las mujeres soportarán algo así.

En un rincón está la cama, no es muy cómodo, al menos para ellos. Pero he pasado tanto tiempo durmiendo a la intemperie que las mullidas camas me impiden descansar, es como flotar en una maldita nube que trata de devorarte. El resto se puede decir que es más bien funcional, una pequeña chimenea, una zona para trabajar las pieles de los animales, con diverso material perfectamente recogido y un par de liebres colgadas esperando a ser mi...nuestra cena. También hay una caja con algunas verduras, quizás pueda preparar algún estofado o algo así...¡Bah! ya lo pensaré después ahora lo primero es hacer el fuego.

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23/11/2018, 00:20
Luelar Tyrundlin

El gigante azul parecía creer en la posibilidad de que aquel anciano estuviera muerto, pues la vida no era nada sencilla en las montañas de Terasdur. Tyron también se pronunció acerca de aquella posibilidad, afirmando que se trataba de algo que tan sólo sabríamos si lo comprobábamos, una obviedad con la que parecía querer instarnos a continuar. Entonces, con aquel particular humor que caracterizaba a Nrog, animó al caballero a adelantarse, quien así lo hizo para acto seguido tocar a la puerta; alzando la voz para preguntar si había alguien dentro e informar al hombre de que Perdest nos había encargado llevarle un mensaje.

Aguardaba tras el caballero de Stumland agarrada a mis propios brazos, tratando así de protegerme algo más del frío, cuando escuché una voz que provenía de un lateral. Me giré de inmediato, pudiendo ver pronto cómo había alguien entre los matorrales, alguien que no tardó en quitarse la capucha y retomar la palabra. Empuñaba un arco, pero no nos apuntaba con él, y por sus palabras, parecía dispuesto a compartir el fuego y la comida con nosotros. Demasiada amabilidad. Aquel viejo debía ser muy amigo de Perdest.

Tras guardar su arco, el hombre, que no parecía ser tan mayor como había imaginado, comenzó a acercarse a nosotros con una sonrisa. Mi rostro permanecía impertérrito, atenta a cada movimiento de aquel tipo, que en seguida se presentó, dejando claro que no le gustaba que le trataran de señor. También nos hizo saber que a pesar de su hospitalidad, no le agradaba nuestra visita, pidiéndonos un motivo para no darle su merecido al explorador.

- Q-q-quizás deberías darle esa tunda. – afirmé temblando nuevamente por el frío, sin mirar a Ivar, esbozando una media sonrisa mientras atravesaba el umbral de la puerta que nos había abierto; dándonos acceso a su hogar.

Una vez dentro, eché una fugaz mirada al sitio, acercándome en seguida a la apagada chimenea.

- Mi nombre es Luelar. – le dije al hombre, girándome hacia él mientras retiraba mi capucha, dejando mi blanco cabello al descubierto. - ¿Tienes leña para alimentar el fuego? ¿O es preciso que corte algo? – le pregunté, queriendo arrimarme al fuego cuanto antes.

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23/11/2018, 12:38
Tyron Stark

Me giré rápidamente al oír una voz a nuestra espalda, aunque el tono de la misma no parecía indicar problemas. Tampoco me resultaba una voz conocida, lo que alejó de mi mente la posibilidad de que se tratase de aquellos tres desgraciados, antes incluso de que pudiera temerla. Ante nosotros, a una distancia prudencial, se encontraba un hombre que había visto muchos inviernos, pero al que se notaba que conservaba fuerza y atesoraba experiencia. El modo en que nos había estado observando allí escondido, arco en mano, daba buena cuenta de ello.

No dudó en invitarnos a entrar y ofrecernos cenar con él, aún a pesar de que a buen seguro no contaba con suficiente para alimentar a tanta gente, un gigante azul incluido. Al presentarse, como Ivar, me llevé una mano al pecho y realicé una leve reverencia, inclinándome lo escasamente que la armadura me permitía.

Tyron Stark, caballero de Stumlad. -Me presenté escuetamente, siguiendo el formalismo habitual en mi orden.

Cedí el paso a los demás para acceder el último a la cabaña, dejando especialmente que las damas accedieran las primeras. La elfa oscura estaba helada, y lo primero que hizo fue pensar en aquel fuego que estaba por encenderse. Sin embargo, no estaba seguro de que aquella fuera la mejor idea.

No se si tenemos tiempo para eso, Luelar. -Comenté desprendiéndome momentáneamente de los guanteletes, que deposité sobre la mesa- Si tenemos que estar de vuelta en la posada antes del anochecer... No creo que el descanso pueda ser demasiado largo. Quizás Ivar pueda aclarárnoslo, en cualquier caso. -Añadí, dirigiéndome ya directamente a nuestro anfitrión- Estábamos todos en la posada... -Dudé un instante, frunciendo el ceño, y miré a mis acompañantes- ¿Alguien sabe cómo se llama la posada? Bueno, creo que es la única de por aquí... -Me encogí de hombros- Un hombre llegó balbuceando incoherencias sobre un peligro que bajaba de las montañas, y un tal Craugan nos pidió que acudiéramos al campamento de leñadores de Malere, del que es capataz. Sólo comprobar que todo estuviera bien, darles el aviso para que extremen precauciones, y regresar. Perdest rechazó el encargo y nos indicó cómo llegar, incluso dibujó un plano. Nos dijo que pasásemos por aquí y te dijéramos de su parte que se disponía a viajar hacia Shalanest. También dijo que quizás podrías ayudarnos, ya que conoces estas tierras...

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23/11/2018, 13:01
* Juglar *

El interior de aquella cabaña era, como no cabía esperar otra cosa, realmente humilde. La chimenea estaba apagada, a buen seguro para ahorrar una escasa leña que poder emplear cuando la noche se adueñase de las colinas de Terasdur, pero por su configuración daba la impresión de que aquel fuego caldearía bastante bien aquel espacio reducido.

Nadie recordaba que la posada de aquellas tierras tuviera un nombre. En su entrada no figuraba rótulo legible alguno, ni falta que le hacía. Sólo era un antro, pero era EL antro de aquellas colinas, el único lugar al que poder ir. Muchos lo conocían sólo como el negocio de Irdon, e Ivar era uno de ellos. También conocía, por supuesto, el campamento de Malere, y todos los caminos que podían unir ambos lugares. De hecho, un rápido cálculo le indicó rápidamente que aquel grupo de aventureros ya andaba justo de tiempo, si debían regresar al antro de Irdon antes de que la noche les alcanzase.

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24/11/2018, 13:43
Ivar el Cuervo

¡Diablos! ¿¡Una elfa oscura!? Maldita sea mi instinto, ya sabía yo que las mujeres de este grupo serían peligrosas, pero no imaginé que tanto. Supongo que la otra también será otra elfa oscura...Ummm no, parece que esa es humana, al menos su piel no es oscura como el abismo ¿Qué diantres se traen entre manos un caballero, una elfa oscura, una dama vestido de oscuro y un gigante? Tendría que haberme quedado oculto en mi escondrijo. Maldito sea Perdest, ahora sí que se ha ganado esa tunda.

¡Mierda! seguro que todos se han fijado en mi expresión al ver a la elfa. No me gustan los elfos oscuros, son como un susurro en medio de una tormenta, si tienes suerte, sentirás como se te eriza el bello de la nuca antes de que atraviesen el corazón con una espada.

-Y yo que pensé que mi antiguo grupo era de lo más...dispar. je.

Supongo que ya no hay mucha más opción que mantener el tipo y ocultar mi incomodidad. Como si fuese tan fácil...al menos espero que el caballero sea lo que dice ser, bueno, si quisieran matarme ya me habrían apuñalado. Los espíritus tienen un extraño sentido del humor, no podían enviarme una buena mujer para soportar el frío de las noches, no, tenían que enviarme a este extraño grupo.

-¿Un peligro de las montañas? ¿Orcos quizás? Son tierras peligrosas plagas de bestias y los enemigos nunca faltan por aquí. Ummm vais a tener que hacer vuestro mejor esfuerzo para llegar hasta el campamento y poder regresar a la taberna. Hay un par de rutas que se podrían seguir, una de ellas cruza por un pequeño bosque que suele estar plagado de lobos. Normalmente el olor de los hombres los ahuyenta, pero si los gigantes han estado por la zona cazando, es probable que tengan hambre y deseen convertirnos en su cena.    -Me encojo de hombros y sonríe al recordar la marca que aún poseo sobre uno de mis antebrazos, el maldito lobo logró atravesar el cuero y la herida aún  me pica en ocasiones.    -Hay otra ruta, podríamos ganar algo de tiempo pero si todos logramos mantener un buen ritmo. Es un camino estrecho entre las rocas con un acceso algo difícil, después podemos tratar de cruzar un pequeño lago que en estas fechas suele estar congelado. Aunque con esa armadura y vuestro amigo, el gigante, quizás tengamos algún problema. Si los espíritus son sonríen, podremos pasar con cuidado, en caso de que la capa de hielo no sea lo suficientemente fuerte, hay un desvío que podemos tomar. Claro que eso nos haría acercarnos demasiado a un territorio un tanto...hostil.

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29/11/2018, 01:06
Luelar Tyrundlin

Aguardaba la respuesta de Ivar cuando el caballero intervino, arrebatándome toda esperanza de calentarme a la vera de un buen fuego, pues no creía que fuéramos a tener tiempo suficiente como para eso. Tras ello puso a nuestro anfitrión al corriente de la situación, terminando por dejarle caer la posibilidad de que nos ayudara. Cuando Tyron hizo mención al nombre de la posada, preguntándonos por ella, me encogí de hombros; pues desconocía por completo si esta siquiera tenía nombre, no me había parecido ver cartel alguno a mi llegada.

Antes de que Ivar se pronunciara, me acerqué al caballero, susurrándole al oído antes de desprenderme de la capa que aún reposaba sobre mis hombros.

- Si me privas del fuego, tuya es la responsabilidad de hacerme entrar en calor… - le dije cerca de aquellos dorados rizos, sonriéndole con malicia cuando me mirara.

Esperaba ponerle nervioso con aquel comentario, ya fuera porque la idea le resultara apetecible o del todo desagradable.

Finalmente, Ivar respondió, pero no a mis preguntas; las cuales seguramente fueron obviadas por resultar alguien non grato para aquel hombre. Aquello era algo que había notado en su cara. No sabía si lo había expresado de forma consciente o inconsciente, pero me había quedado claro que mi presencia no era de su agrado.

El amigo de Perdest nos habló de las diferentes rutas y sus respectivos peligros, terminando por mencionar la posibilidad de acabar atravesando un territorio que definió como hostil.

- ¿Qué quieres decir con que es hostil? ¿Te refiere a sus habitantes o a la orografía del lugar? – pregunté en seguida.

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09/12/2018, 15:27
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

Descendí de mi montura cuando aquel hombre salió de entre los matorrales. La verdad era que desconfiaba él tanto de nosotros como yo de él. Y no era para menos. Si había vivido durante tanto tiempo había sido por no confiar en nadie a la ligera y esta ocasión era una más de aquellas. Mantuve mi mano sobre la empuñadura de una de mis dagas, mientras que aquel hombre sostenía su arco con su flecha en él. Debería de ser realmente bueno para lograr herirnos sin morir en el intento.

Dejé a Thor acomodado en el lateral de la casa, donde el frío parecía afectar menos y entré cautelosa en aquella pequeña cabaña de madera. La única diferencia que había con el exterior era que la nieve no reinaba en el lugar y que el frío era más soportable en el interior de aquel lugar. Por el resto, poco invitaba a permanecer demasiado tiempo allí dentro. No hablé nada en absoluto. No tenía demasiado que decir o añadir a las palabras de mis compañeros.

- Olvida esa ruta. No permitiré que Thor, mi fiel caballo, acabe ahogándose en un lago helado. - Dije seria al hombre. Si Nrog y la armadura de Stark eran un problema para ese camino, mi montura no sería menos. - Y no voy a dejarlo atrás. No temo a los lobos. Es más, ellos deberían temerme a mí, puesto que no sería el primero que utilizo de cena.

- Voto por el camino del bosque. - Dije a todos. - No seguiré otro que no sea ese.

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11/12/2018, 10:04
[Abandono] Nrog

La mujer oscura parecía tener problemas para soportar la agradable temperatura de mi tierra, y el del pelo dorado insistía en proteger su cuerpo con metal y eso le volvía lento y torpe. El que conocía el camino era viejo, y eso le haría lento también. Cada vez estaba más convencido de que no estaban ni mucho preparados para lo que se habían propuesto hacer. Sin embargo, aquello no era mi problema.

El viejo planteaba dos caminos, cada cual con sus posibles problemas. En uno podía haber lobos, y en otro un lago que en esa época debía estar helado pero que quizás no aguantase mi peso o el del caballo de la mujer. De hecho, ella prefería enfrentarse a los lobos que al agua fría, lo que me hizo estallar en carcajadas.

JAJAJAJAJAJA... -Reí, golpeándome los muslos con las manos- Nrog tampoco temer a los lobos, esas bestias no ser verdadero reto. Demasiado pequeños, y asustarse con facilidad cuando aplastar al alfa. Osos, tigres de nieves, serpientes de escarcha o nagas blancas, eso sí ser reto de verdad. -Expliqué, recordando antiguos encuentros en las altas montañas, allá donde la nieve ocultaba a verdaderos depredadores temibles- Nrog aburrirse, necesitar retos. Nrog ir por camino del lago. Si hielo no soportar peso de Nrog... ¡Nrog nadar! JAJAJA. Ver entonces quien llegar antes, si Nrog o pequeños debiluchos con demasiado frío, demasiado metal, demasiados años y demasiada preocupación por caballo.

Estaba totalmente decidido, daba igual lo que ellos pudieran decir u opinar al respecto. Necesitaba un poco de emoción y ponerme a prueba, y llegar al destino antes que ellos, una pequeña carrera, me ayudaría a estirar los músculos.

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11/12/2018, 10:30
Tyron Stark

Un simple comentario por parte de Ivar fue suficiente para hacerme dar la vuelta y mirar brevemente al variopinto grupo que conformábamos. No cabía duda que debía resultar chocante el mero hecho de vernos juntos. Demasiado dispares, y algunos tradicionalmente enemigos debido a las costumbres de nuestros pueblos. Sin embargo, y aunque existía el riesgo de pecar de una ingenuidad propia de mi juventud, ninguno de ellos había dado muestras a mi parecer de ser dignos de desconfianza.

Sin embargo, la elfa oscura hizo un comentario al situarse a mi lado que logró hacerme sentir intensamente incómodo y avergonzado. ¿Estaba diciendo...? Su maliciosa sonrisa parecía indicar que sí, que no era una simple malinterpretación de sus palabras, y aunque a buen seguro no lo decía en serio sino como una simple chanza, logró que mis mejillas ardieran cuando brevemente aquella imagen se cruzó por mi mente.

Carraspeé, parpadeando intensamente y tratando de ignorar aquello para centrarme en cuanto Ivar comentaba acerca de las posibles rutas para alcanzar nuestro destino. Una de ellas era escarpada y terminaba por llevar a un lago que debía estar cubierto por una capa de hielo, mientras que la otra cruzaba un bosque. Ambos caminos albergaban sus riesgos, ya que el hielo podía no soportar el peso del caballo de Sombra ni el de nuestro compañero gigante azul; pero a su vez en aquel bosque podían morar lobos descendidos de tierras más altas en busca de comida. Era una complicada disyuntiva, a la que rápidamente dio respuesta Sombra, negándose de forma rotunda a encarar el riesgo de que su caballo sucumbiese ahogado en aquellas aguas. Me disponía a concederle la razón, cuando Nrog estalló en estruendosas carcajadas, retándonos a seguir caminos diferentes en una especie de alocada carrera.

Yo... no creo que eso sea... -Comencé a decir, enarcando una ceja con cara de circunstancias. No, desde luego que no era una buena idea, pero la expresión de la cara del gigante azul me disuadió de insistir. Con lo poco que le conocía ya, estaba más que claro que nada de lo que dijera le haría cambiar de opinión- De acuerdo... -Claudiqué, suspirando- Tampoco yo tengo la menor gana de cruzar ese lago helado. Si cayera al agua, me temo que mi armadura me arrastraría hasta el fondo sin remisión antes de poder reaccionar, y ese camino estrecho sería todo un reto para mí y ralentizaría la marcha. Personalmente, también prefiero arriesgarme con los lobos...

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11/12/2018, 13:16
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

- Entonces, si ya no hay nada más que decidir, sigamos nuestros caminos. -Dije animando al resto a continuar. - Pues la noche no esperará a que decidamos movernos o a que entremos en calor. - Me refería a la elfa oscura, la más reacia quizás a moverse sobre aquel manto blanco.

Que Nrog decidiese partir por otro camino, no hizo más que alegrarme, puesto que así sus amenazas de comerse a mi fiel montura quedarían en nada en cuanto acabase helado en el fondo del lago. -  Thor tiene más valor para mí que tu propia existencia. - Le dije al gigante. - Recuerda que si viajas a mi lado y si Thor no se quedó en la posada, ha sido por tus amenazas de comerte a mi fiel caballo si no te saco de las montañas. - La verdad es que no le temía. Al contrario. Un ser tan grande y tan desesperado por salir de sus propias tierras me decía que era débil y cobarde. Y su fanfarronería y su afán de compararse con nosotros, demostraban que lo que realmente deseaba era sentirse superior.

- Pero, oye, acepto tu reto. Veamos quien llega antes a ese campamento. Seguramente de aquí hasta que nos volvamos a ver, encuentre algún otro reto interesante que proponerte. - Cada vez tenía más claro que prefería que se ahogase en el agua del lago, tras que sus músculos quedasen agarrotados por el frío, a tener que rebanarle el cuello con una de mis dagas cuando estuviese completamente dormido.

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13/12/2018, 09:22
Ivar el Cuervo

No importa el tiempo que pase, no importa los miembros que formen un grupo ni los lazos que los unan, al final todos tratan de imponerse sobre el resto y el derramamiento de sangre termina por ser algo casi imposible de evitar. Sin duda son un grupo de lo más extraño, pero no tienen fuertes lazos entre ellos, de hecho me pregunto qué es lo que les ha impulsado a viajar juntos.

En días como hoy me alegra no tener nada de valor, eso evitará que la mujer del caballo me apuñale en el corazón para robarme. ¡Diablos! Si hasta la elfa oscura parece más de fiar que ella. Maldita sea, Ivar, en menudos jaleos te metes tú solo...¿Para qué diantres te has ofrecido a guiarlos?

-Aquí todo lo que nos rodea es hostil, muchacha. -Mierda, es una jodida elfa que quizás haya vivido durante siglos y la acabas de llamar muchacha. Espero que no se ofenda, no me apetece tener más problemas de los necesarios con los de su pueblo. -Los recursos son limitados en estas tierras y son muchos los grupos que luchan por ellos. Lo más sensato es tratar de pasar desapercibidos, pero siendo tantos será complicado.

Bueno, parece que el grupo se separa y dejan al gigante viajar solo. En cierto modo es de agradecer perder de vista a una bestia de su tamaño, pero por otro, si las cosas se complican y tenemos que luchar, sin duda echaremos de menos la fuerza de sus brazos.

-Sea entonces el bosque, será mejor moverse deprisa antes de que el cielo se oscurezca más. No es muy frondoso, pero las rocas, el barro y las hojas caídas de los árboles hacen que el camino pueda ser algo difícil. Mejor ver por donde pisamos. Respecto a los lobos, matar a uno o a dos es sencillo...Pero ellos a diferencia de este grupo, trabajan como uno solo. Son una verdadera manada y si algo he aprendido en mis largos años, es que no se debe de subestimar al enemigo y mucho menos, cuando te paseas por su territorio.

¡Bah! No sé ni para qué me molesto, seguramente crean que solo soy un viejo loco. ¡Diablos! Puede que tengan razón, pero es mejor no subestimar jamás a ningún enemigo, solo así lograremos regresar a casa de una pieza.

-No tengo la cena lista y no tenemos tiempo para ello, pero ese pequeño saco que hay colgado de la pared hay algunos frutos secos. Nos vendrán bien para coger algo de energía, ahora adelante. será mejor ponerse en movimiento. Me adelantaré para indicaros el camino y comprobar que todo está bien.

No hay mucho más que discutir, así que será mejor que empiece a caminar a buen paso esperando que el caballero sea capaz de mantener el ritmo. En caso contrario, él tendrá que marcar el ritmo del grupo.

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13/12/2018, 13:13
* Juglar *

A estas alturas, mis buenos oyentes, este humilde juglar está dispuesto a jugarse una ronda a que muchos de vosotros os habéis olvidado ya de nuestra montaraz élfica, ¿no es así? Vamos, vamos, alcen la mano quienes la habían descartado ya para esta aventura...

¡Pues no! Shiral de Lidtnast es, como os había contado, una de las protagonistas de esta historia. Se había quedado atrás para tratar a aquel hombre cuyo cuerpo había sido dañado por el frío y las heridas, y su mente por aquello que parecía haber vivido. Fuera lo que fuera. No obstante, aquel hombre no había tardado mucho en entrar en calor, una vez la improvisada Compañía había abandonado la taberna. Tras limpiarle adecuadamente, comprobando la escasa gravedad de la herida que presentaba en su frente, la montaraz decidió que dejarle dormir sería lo mejor, una vez que logró tomar algo de sopa que le ofreció Irdon. Llegado ese punto, Shiral se convenció de que poco más podía hacer, y se decidió a salir y seguir el camino que los demás habían seguido, para unirse a ellos.

No cabe duda que la nieve no es el ambiente predilecto para los elfos del bosque. No hay cumbres nevadas en Lidtanast, y si las hubiera desde luego los habitantes de ese reino apenas las piarían. No, son los bosques el entorno en que se sienten ellos mismos. Sin embargo, una avezada montaraz como ella no tuvo demasiada dificultad en moverse en terreno salvaje a gran velocidad y, sin saberlo, acortar la distancia que la separaba de aquellos a los que seguía. Guiándose por el recuerdo del plano que había dibujado el explorador Perdest, así como por su experta experiencia para orientarse, no tardó más de hora y media en divisar una espesa arboleda, muy diferente a la presencia de árboles dispersos que había tenido alrededor hasta ese momento.

Sin duda, recordando el plano dibujado por el explorador, debía de tratarse del lugar donde descansaba la morada del anciano al que se había referido. Podía resultar una buena excusa para hacer una parada y descansar, con suerte disfrutando brevemente de un poco de calor si había un fuego al que acercarse. Al menos, esa esperanza tuvo al descubrir a lo lejos una desvencijada cabaña. Se encontraba al amparo de una pequeña colina, un desnivel del terreno que protegía un poco de los vientos helados de las montañas. Aún así, aquella edificación tenía su techumbre cubierta de nieve y, a pesar de contar con robustos muros de troncos, precisaba bastante mantenimiento. No era más que una sencilla cabaña de planta cuadrada, que a primera vista no contaría más que con una sencilla estancia que abarcaría todo el lugar. No se veía humo saliendo de la casa, y la puerta estaba cerrada, al menos en un principio, puesto que en seguida se abrió y un hombre entrado en años se asomó al exterior.

Notas de juego

Hazme una tirada de Atención (CD 10) y, si la pasas, otra de Saber Naturaleza (CD 10).

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13/12/2018, 13:24
* Juglar *

El plan a seguir parecía definido. Nuestros aventureros, nuestros grandes héroes que aún no se reconocían como tales, habían decidido la ruta a seguir. Rutas, en realidad. Sin embargo, antes de recorrerlas habría tiempo para una sorpresa más. Al abrir la puerta de su hogar, Ivar descubrió que había alguien en el exterior. A lo lejos, vio una figura plantada en mitad de la nieve. Era... ¿una elfa de los bosques? Vestía como una, y no como una cualquiera, sino con la indumentaria típica de una montaraz de Lidtanast. ¿Qué diantres pintaba allí?

Por supuesto, a sus nuevos compañeros les bastaría asomarse a echar un sencillo vistazo para reconocer a aquella mujer. Se trataba de Shiral, la exploradora que se había quedado atrás en la taberna para atender a aquel hombre. Finalmente, había ido tras ellos y los había alcanzado.

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16/12/2018, 17:05
Luelar Tyrundlin

Al parecer había logrado mi propósito con el rizos dorados, y es que no sólo se encendieron aquellas blancas mejillas suyas, sino que hizo varias muecas y evitó decir nada al respecto. La verdad era que no sabía muy bien qué pensar de aquel hombre, pues no era para nada como me habían descrito a los Caballeros de Stumland, pero sus reacciones ante quienes no éramos como él resultaban de lo más divertidas.

Tras la exposición de Ivar, pregunté a este por el mencionado terreno hostil, queriendo tener la mayor información posible antes de tomar decisión alguna; sin embargo, antes de que el hombre pudiera responderme, los demás ya parecían haber tomado una decisión.

Primero Sombra, esa mujer que bien podría pasar por una elfa oscura de no ser por el color de su piel, se negó en rotundo a ir por otro camino que no fuera el del bosque; para después proponer Nrog una especie de estúpida competición que no ayudaba en nada a nuestro objetivo. Sorprendentemente, el caballero accedió a tal cosa sin tan siquiera tratar de convencer al gigante de lo contrario, compartiendo después que también se decantaba por el camino del bosque.

Ivar terminó por responder a mi pregunta, aunque sin señalar nada que no pudiera imaginar ya dado el entorno en el que nos encontrábamos, tras lo que escuché a Sombra sentenciar que ya todo estaba decidido. Claro que lo estaba, lo había decidido ella desde el primer momento negándose a tomar otro camino, ¿cómo íbamos a dejarla ir sola?

Tras volver a demostrar Sombra su osadía con aquellas palabras que dedicó al gigante, Ivar nos instó a darnos prisa y nos dio algunos consejos, señalando entre ellos que había que tener cuidado con los lobos; puesto que actuaban en grupo, como uno solo, no como nosotros.

- Ni siquiera sé si a esto se le puede llamar grupo… - comenté antes de que el amigo de Perdest continuara.

Nos ofreció algunos frutos secos para tomar energía y se ofreció a ir delante. Volví a abrigarme, envolviéndome bien en la capa y calándome la capucha, dispuesta a volver a salir al exterior. Cuando Ivar abrió la puerta, encontramos a alguien allí fuera. En seguida me di cuenta de quién se trataba, y mi rostro se agrió por completo.

¿Y esta qué hace aquí? Está visto que la palabra de un elfo del bosque es tan débil como ellos.

- ¿Puedo ir con el gigante? – pregunté con sarcasmo.

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08/01/2019, 22:56
[Abandono] Nrog

Al abrirse la puerta, el viciado ambiente del interior de aquella cueva de madera se llenó del frescor del aire de la montaña. Aquello me hizo enderezarme como buenamente pude, dado lo bajo que era el techo de aquel lugar hecho para seres pequeños. Inspiré profundamente y me dispuse a comenzar aquella carrera de resistencia que me había propuesto como reto. Sin embargo, al asomarse al exterior, la mujer oscura se detuvo haciendo un comentario extraño. ¿Por qué iba a querer venir conmigo, aquella debilucha que no paraba de temblar? ¿Y por qué iba yo a quererla conmigo, retrasándome?

Entonces me asomé yo también por aquella puerta, para lo que tuve que agacharme, y descubrí lo que pasaba. La otra hembra, la arquera que había salvado al hombre de metal y se había quedado atrás para atender al viejo loco, estaba allí. ¿Se había muerto ya el moribundo, o se había recuperado lo bastante para que ella no hiciera falta? Aquello, realmente, me importaba muy poco.

Hahaha. -Estallé en una sonora risotada, antes de apartar de un suave, al menos para mí, empujón a la mujer de piel negra, para poder salir yo al exterior- Igual tener suerte, y lograr ganar a Nrog con ayuda de mujer de orejas picudas. Nrog irse ya, ¡y esperar a piernas cortas en campamento! HAHAHA...

Tras decirles aquello, alcé una de mis manos a modo de saludo a aquella mujer, que aún no se había acercado, y comencé a alejarme para seguir el camino que me había trazado. Apretaría el paso mientras pudiera, pues no tenía la menor intención de perder aquel desafío.

Notas de juego

A partir de aquí, Nrog deja de estar con el grupo.

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12/01/2019, 22:48
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

- Si quieres ir con él, deberás apresurarte. No parece que tenga intención de esperar a nadie. - Dije a la elfa oscura con la voz seria y salí en busca de mi montura, tras saludar con mi mano a la elfa de los bosques.

No tardé en regresar con mi montura a mi lado. - Quizás el orgullo se os impida, pero creo que no sería mala idea que usase mi montura para seguir avanzando, caballero. - Le dije al hombre con total sinceridad.  - Su paso se hará lento y pesado y el frío atravesará en breve el metal. Le necesitamos descansado y fresco si es que debemos entrar en combate. - Esperaba que aceptase, puesto que realmente, al llegar el mometo, podría estar tan entumecido que en lugar de ser un beneficio tenerle de nuestro lado, podría ser una carga.

- Deberíamos ponernos en marcha ya. - Añádí a continuación. - La noche es nuestra peor enemiga en estas tierras y no esperará por nosotros. Podemos ponernos al día con la elfa de los bosques mientras avanzamos.
 

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13/01/2019, 17:28
[Abandono] Shiral de Litdanast

Finalmente me decido a abandonar al humano en la posada, dejándolo descansar, pues era lo único que necesitaba, haciendo mi presencia irrelevante. Mis compañeros, por otra parte, ¿Estarían bien? Tengo sospechas que me hacen temer por ellos, hasta me alegraba de que Tyron no pudiera recordar dónde ni con qué estaba cuando lo encontré, y ahora que corre de vuelta al peligro. 

Normalmente prefiero viajar sola, pero normalmente no viajo por la nieve, ni temiendo por mi seguridad ni por la de otros, así que aunque no puedo ser tan veloz como me gustaría, no dejo que eso me desanime y continúo la búsqueda del grupo lo más rápido que puedo. 

Me alegra encontrarlos en una cabaña, junto a alguien que me es desconocido, aunque no todos se alegran de verme a mí. No espero muchas explicaciones del gigante, pero está claro que la seguidora de Izz no está contenta por mi regreso. No disimula ocultarlo, y pronto quiere volver a alejarse de mí, junto con Nrog, que se marcha corriendo. Ni siquiera sé por qué me sorprende. A mí tampoco me gusta tenerla cerca, pero puesto que yo no decido por el grupo no me queda más remedio que aceptarlo. Mientras me deje en paz, que haga lo que quiera. 

- Gracias. Será lo mejor. - Contesto a Sombra, que es la primera que parece tener en cuenta mi presencia y contarme qué está pasando, y además sin perder tiempo alguno. Tiene toda la razón, no podemos esperar a que la noche se cierna sobre nosotros, por que si llega a pasar, algo me dice que no será lo único que se nos echará encima. 

- Tiradas (2)
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14/01/2019, 09:12
Tyron Stark

No capté las verdaderas intenciones de la elfa oscura hasta que me asomé por la puerta para ver aquello que ella, en primer lugar, había atisbado en el exterior. Y fue algo que no logré hacer hasta que Nrog, quien prácticamente la había empujado para asomarse él, salió al exterior dispuesto a marcharse ya para recorrer en solitario aquel camino que se había marcado.

Vaya, que grata sorpresa... -Comenté al ver allí a lo lejos a Shiral, logrando esbozar una cansada pero optimista sonrisa. Sin duda, y a pesar de las reticencias que Luelar mostraba, fruto de las desavenencias históricas entre sus razas, la ayuda de la montaraz sería inestimable en la tarea que teníamos por delante.

A pesar de que enfilé el trayecto para acercarme a la posición de Shiral y darle la bienvenida, la distancia entre ambos se acortó mucho más gracias a sus ligeros pasos, que parecían no hundirse en la nieve sino deslizarse sobre ella con naturalidad. Antes de reunirnos, me desprendí brevemente del guantelete de mi armadura y le ofrecí mi mano, agradecido de tenerla de nuevo cerca.

Bienvenida, Shiral. Confieso que tenerte con nosotros me llena de optimismo. -Reconocí con una comedida sonrisa, aunque entonces me puse un poco más serio- Supongo que el hecho de que hayas decidido venir a buscarnos se debe a que tus cuidados ya no son necesarios para el hombre de la posada. Espero que se deba a que se ha recuperado lo suficiente, y no a que... nos haya abandonado. -Tuve que detenerme un instante para medir mis palabras, pues nadie quería en aquella situación escuchar la palabra "muerto"- En cualquier caso, te presentaré. Éste es Ivar, el hombre del que nos habló Perdest. -Indiqué, señalando al veterano hombre que tenía a mi espalda- Se ha ofrecido a acompañarnos a ese campamento, a través de la ruta del bosque. Creemos que es más segura, aunque existe el riesgo de encontrar lobos. Nrog ha decidido ir por otra ruta, a través de un lago helado. Parece que... pretende convertir ésto en una especie de competición. -Le expliqué con incomodidad. Lo cierto era que no me hacía mucha gracia la idea de separarnos, mucho menos por una cuestión tan superficial- Ivar, ésta es Shiral de Lidtanast, montaraz experta y persona de total confianza, a quien debo mi vida.

Al ver que Sombra regresaba con su majestuoso corcel, dejé a los dos exploradores que se presentasen debidamente, pues parecía que la mujer quería decirme algo. Así resultó ser, y es que pretendía que aceptase viajar a caballo mientras todos los demás caminaban. Si bien aquel aguijonazo al mencionar mi orgullo resultó doloroso, no tardé en mirar al rostro equino de aquella montura, suspirando.

Es un extraordinario ejemplar. -Reconocí, alzando mi mano desnuda para acariciar su morro, algo ante lo que se agitó ligeramente al principio, pero que terminó aceptando- Gustoso aceptaría la oferta si la hicieras extensiva a todos. No sería capaz de realizar todo el trayecto descansando a lomos de este corcel mientras los demás os agotáis caminando sobre la nieve, mi señora. -Afirmé, volviendo a ponerme el guantelete- Turnándonos a lomos del caballo todos llegaremos con menos cansancio. No temáis, no retrasaré la marcha. La armadura es pesada, pero la formación de un caballero de Stumlad es intensa, y desde escudero se centra en el uso constante de tan pesadas protecciones. Creedme, estoy bastante acostumbrado, y aunque el metal deja pasar el frío, el interior de piel y cuero resguarda bastante. -Me giré un instante, observando a los demás, de entre los cuales quien peor parecía llevar aquel demencial clima era la elfa oscura- Si aceptáis la idea de los turnos a caballo, quizás debería comenzar ella. Parece la más agotada... Bien, ¿vamos?

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14/01/2019, 09:39
* Juglar *

Cuando Shiral alzó un instante la mirada a lo lejos, tratando de determinar el tiempo de luz que al día le quedaba, descubrió algo que hasta el momento le había pasado desapercibido. Y es que, muy a lo lejos, varias millas más allá de la propia arboleda donde se encontraban, el cielo estaba teñido por una nube oscura e irregular que se movía. Bastó fijarse un poco para darse cuenta de que no era un fenómeno atmosférico, sino que se trataba de... otra cosa. Aves. Un gran número de aves volando en círculos sobre algún lugar. Demasiados como para ser algo... normal.