Partida Rol por web

Veis como Milos saca un fragmento pequeño y recto lo levanta con una mano y pronuncias una palabras en una lengua de que desconoceis, - INMOVILIZARUMMMM - Seguidamente sus ojos se fijan en la barbara.

La criatura queda dormida tras el conjuro lanzado por Mineas.

El Hombre serpiente que esta despierto lanza un certero flechazo a la parte inferior izquierda de la barriga del monje, donde la flecha queda incrustada y la punta de esta aparece asomada por detras, quizas un poco mas al centro el impacto podría haber sido mortal. - ZHHHEEEEEE!!!! - El sonido de la lengua viperina de la criatura es denotacion de alegría tras el acierto.

El enano veía la escena y no podía más que pensar en detener a Milos, pues parecía que era el que controlaba toda la situación, con su hacha preparada el enano se lanzo lo más rápido que pudo para intentar ensartar su hacha entre las costillas, pero su presipitación le hizo ser poco hábil en ese momento y Milos pudo esquivar el ataque sin más...

Abyl tomó un calentón como no habia sentido nunca, movió un pie y sintió como los músculos se le desgarraban por el esfuerzo, Milos sonreía mientras su mano me seguía señalando, di un paso más casi rompiendo mi cuerpo y él pareció asustarse por la terquedad de la bárbara a resistirse al conjuro. Cuando Mineas lanza sus propios hechizos durmiendo a uno de los hombres serpiente, la atención de Milos disminuye, y como si una prisión de cera se rompiera Abyl hinca una rodilla en el suelo dejando que su espadón caiga en las baldosas produciendo mucho ruido.

Resoplando vuelve a ponerse en pie, y no sin cierto esfuerzo señala a Milos con la punta de su arma

¿Eso es lo que tienes?...... Adoro pelear contra magos..... Me toca

Y sujetando el espadón con ambas manos comienza a respirar agitadamente mientras se prepara para lanzar un ataque con el que arrasaría la sala..... preparándose para despertar la habilidad de los guerreros de Lormyr

 empiezo a correr en pos del enemigo mas cercano, y voy calentando los nudillos a la carrera, mientras pienso para mis adentros si no sera mejor aplicar el golpe definitivo que aprendi de mi maestro, la mortifera patada giratoria, luego recuerdo que soy enano y que no parecera para nada muy espectacular

bueno, pues cargare man k me lleve ataque de oportunidad

 Rurik sale al hacecho de la endeble lagartija con un rugido atronador, mas lo mas atronador qeu consigue crear es una carga que se le va de las manos i que casi lo estampa contra una pared 

Moses mira a Lona atentamente "Vamonos ya, nos estan esperando y nos necesitan" Viendo como Míneas ha salido corriendo en dirección a la puerta que Abyl acababa de abrir, intenta perseguirle...

Los oidos de Moses se saturan, no hacen más que escuchar voces de gente haciendo conjuros, mientras va corriendo hacia la puerta, intentando coger la ballesta que tenía al hombro... el aire empieza a faltarle cuando llega al lado de Abyl, y para dejarla un mayor espacio se situa a la derecha.

Los ojos de Moses se abrend e par en par al ver a Milos en un duelo contra todos, y dos secuaces más, aunque uno está en el suelo no quita que sea peligroso...

"Bien hecho Míneas, imagino que eso es cosa tuya, ahora me toca a mí"

Moses apuntó con su ballesta, pero Rurik le impedía una buena visibilidad, asique la munición de Moses se perdió en el olvido de la pared, pasando afortunadamente sin tocar a Rurik y por desgracia sin hacer ni el menos soplo de viento en el hombre serpiente

"¡Maldita sea mi puntería ultimamente!" gruñe Moses dándose un pequeño golpecito en la frente

- Esperad...

No me sorprende que vuelvan a dejarse llevar por sus instintos y se lancen como locos contra el de seguro era Milos, o alguien cuya voz era muy similar ya que no podía verlo en un principio, pero las amenazas de este hacen que mis compañeros se lancen contra el y dos hombres serpientes tal y como puedo comprobar cuando atravieso la puerta dispuesta a no dejalos morir.
Pero cuando llego me encuentro a Jenkis y Rurik ya en mitad del cuerpo a cuerpo, por lo que me veo obligada a correr rauda hasta ellos dejando a una paralizada Abyl, un enojado Moses y un exultante Mineas por ver por fín funcionado uno de sus hechizos.