Partida Rol por web

- ¡Nada de excusas! - le respondo inamovible en mi decisión - ¡Además me debes un vestido nuevo que mira lo que tuve que hacer con éste!

Resultaba evidente que no iban a impedir que fuera con ellos.

De acuerdo, yo me encargo de los vestidos de ambas . La sonrisa de Moses era contagiosa... y endiablada.

¿Partimos ya?

La idea de que Moses se encargue de los vestidos no resulta muy apasionta, más bien ligeramente aterradora, ya que lo puedo imaginar comprando los vestidos más horrososo, los que menos tela usen o cualquier otra convinación que podría pasar por su cabeza.

Los ojos de Míneas iban de un lado para otro, desde Moses hasta Lona, para volver al mediano y luego irse hasta Abyl... ya, lo habían mareado. Entre gritos, bromas, broncas y demás, el mago se paró bastón en mano y se acercó a la sacerdotisa.

-Pues, yo tendré que ir también. Me gustaría conocer las propiedades de este bonito bastón- dijo, con toda seriedad. -Pero recomiendo que desayunemos primero. Las calles de Feeport no parecen ser las más acogedoras, y menos en el mercado, por lo que, si nos vemos enzarzados en un problema -léase combate- otra vez, es conveniente tener el estómago lleno y las energías dispuestas. Sólo una sugerencia-

Nadie quiere tener calambres cuando se enfrenta a una espada...

La criada se acerca a vosotros con vuestro desayuno y os lo sirve con una cara muy alegre - Aqui teneis vuestro desayune, espero que este a vuestro gusto - dijo esta.

Egil tras poner sus manos sanadoras en las partes dañadas del cuerpo de Abyl consigue curar todas sus heridas dejandola en pefecto estado. - Muy bien Abyl creo que ya está, como te sientes mejor? - dijo este a la Barbara.

Abyl termina su mendrugo de pan, su cerveza matutina, y aunque parezca algo totalmente anti-saludable toma también carne, una jarra de leche y miel con un par de huevos fritos

~El desayuno es la comida más importante del día dicen en Lormyr~

Como un favor, la taberna le vende, aunque un poco más caro de quien les proveyó, un par de barriles de cerveza, que cargando en una carretilla de prestado junto a sus baúles, Abyl sale de la pluma del estudiante. Los compañeros han terminado ya de desayunar, la cabeza de Scarbelly reducida por un misterioso y tradicional ritual lormyriano cuelga de mi cinturón, como una señal de mi victoria y de mis orígenes, Jenkins es el único que ha quedado en la mesa, aburrido, no creo que quiera ir de compras, de cualquier forma seguro que aquello que el maestro enano busque comprar podrá hacerlo en algun buhonero del puerto, por lo que agarrando la manga del hombro me lo llevo animándolo ante las perspectivas de futuro, y mientras bajamos las calles empedradas hacia el puerto voy ya narrando una futura aventura que tal vez jamás llegue a pasear.

Figúrate Jenkins las posibilidades, ¿Donde guardaría Scarbelly su tesoro? Tal vez en un remoto islote de los archipiélagos tropicales del norte, o tal vez en las montañas heladas del continente este, en un laberinto perdido donde su poderoso mecenas espera su vuelta como el nativo que manda a cazar a la comadreja para luego comerse la carne.

Figurate las montañas de oro que un galeón pirata de tanta reputación como el Venganza ha podido conseguir

Y todo está escondido entre estas cartas náuticas...

El puerto bulle de actividad a plena mañana, un barco echa el amarre mientras varios parroquianos habituales del puerto le esperan ya para recoger los cabos y un grupo de viejos lobos de mar hablan de la patera de trabajadores que esta mañana se ha mandado a la construcción del Gran Faro de Freeport.

El atracadero del Venganza está desierto, como de costumbre, nadie pasea por su muelle, y ningún otro barco ha osado acercarse siquiera, la sombra del infame galeón resulta aterradora para cualquiera que haya oido sus historias, los cuerpos de los extripulantes ya deben estar a media profundidad, siendo comida para los tiburones que en estos momentos deben haber acudido ante la concentración de peces que seguramente mordisqueen los enormes cuerpos en estas aguas poco profundas.

Esto me hace pensar, y pasando por una tienda me aprovisiono con algunos aparejos de pesca y demás, no estaría mal echar un par de anzuelos esta mañana mientras me dedico a mi barco, tal vez pesque algo.

Una vez en cubierta bajo los dos barriles de cerveza a la bodega, donde grandes barriles llenos de sal esperan unas provisiones que no se llegaron a comprar. Los arcos y flechas, zapatos y pantalones viejos que ayer eché a la bodega son apilados en un montón de trastos en un rincón, para los nuevos tripulantes que lleguen.

Una vez en el camarote, dejo los cofres a un lado, y pruebo el catre del capitán, observando a mi alrededor todo cuanto el Galeón Venganza puede ofrecerme, aspirando profundo mientras mi mano pasa por una manta de piel con la que el viejo Capitán se debía acurrucar en las moviditas noches en alta mar

Algo adormilado todavía, Mazogordo Jenkins siguió como un crío a la imponente bárbara. La brisa vespertina despertó sus sentidos, y la sola mención de los tesoros del pirata encendió la imaginación del enano...

Te imaginas Abyl, la clase de cerbero que guarda un tesoro de esa calaña??!! Seguro que se trata de un gigante, o de una serpiente de siete cabezas... o... o... o quizás no hay tal tesoro (al pensar en esto se le apagó un poco el brillo en los ojos)

No sé, he conocido en mi vida a ningún pirata, excepto los desgraciados que matamos ayer, y la verdad sea dicha, a no me parecieron los dueños de ningún tesoro...

Al llegar al barco se paseó por la cubierta, y, contemplando las manchas de sangre de la cruenta batalla, pensó que sería mejor limpiar un poco... al fin y al cabo, también era la sangre de sus compañeros, y... no creía que les gustase volver a verla en aquellos tablones. Así diligentemente cogió unos harapos, y cubo con agua, y eliminó los rastros de la contienda lo mejor que pudo. Cuando terminó sintió algo de sed, así que llamó a gritos a su compañera

Abyl!!! Abyl!!! No crees que deberíamos cambiarle el nombre a este trasto?? Piensa tu en uno que te guste, anda. Que yo pienso en la forma en la que lo vamos a bautizar... Estampamos una botella de ron sobre la cubierta??

Bramó el enano haciendo tantos aspavientos que terminó por aullentar a unas gaviotas que le observaban desde la proa..

Abyl habia inspeccionado el camarote del capitán, lleno de pieles, pocos lujos pero bien equipado. Sale con un pequeño libro de apenas un palmo de grande, y en la derecha una botella de buen vino que el Capitán reservaría para alguna victoria cercana, pero que ahora era descorchado por las muelas de Abyl, dando un buen trago como si agua se tratara y brindándola a Jenkins

Se llamará Venganza, es de mal fario cambiar el nombre al barco

Este es el cuaderno de bitácora, averiguaremos el origen de su nombre

*Abyl pasa las páginas despacio, leyendo entre murmuros con dificultad a la espera de encontrar el relato y los posibles capitanes que el barco haya tenido, ansiosa ya por tener un escriba que anote en el cuaderno de bitácora las nuevas aventuras que el Venganza tomará.

Si no hay tesoro, no te preocupes, hay montones de proezas esperando

Mi padre me contaba, que en alguna torre, en un país muy muy lejano, un príncipe azul se encontraba secuestrado en la torre más alta del más alto castillo en el más alto de los volcanes de la meseta montañosa más alta que haya entre tierra y cielo. Custodiado por un enorme dragón, el príncipe deja caer su largo cabello todas las noches, esperando que una guerrera vaya a salvarle, o eso me contaban.

En cualquier caso, no dudes que este enorme cascarón nos llevará a lugares con los que jamás habríamos siquiera soñado.

Con un par de trozos de carne Abyl lanza los anzuelos por la borda dejandolos amarrados a la batayola, haría ilusión pescar algo, y sacando material de limpieza del castillo de popa, cuyo interior se encuentra lleno de hamacas para una supuesta tripulación de aproximadamente 14 personas, aunque probablemente este pequeño galeón sea bien maniobrable con tan solo 7 tripulantes.

Con el cubo de agua y un cepillo al extremo de un palo, Abyl ayuda a cepillar, mientras va haciendo pausas para leer el cuaderno de bitácora cada tanto tiempo, a la espera de la hora de comer, a la espera de limpiar bien la cubierta.

Tendremos que hacer un anuncio para buscar marineros, había pensado en buscar a un músico que nos alegre, magos no quiero, no quiero verlos ni en pintura, no sé que piensas de Mineas, pero me parece un farsante, aún no le he visto hacer nada, creo que con el botín que sacó ayer, tendrá para fugarse en dos días.

Sin embargo tú eres valiente, incluso temerario, espero que, cuando hayamos encontrado a Lucius, quieras seguirme allá donde me lleve el viento, esta tarde iremos al templo, espero allí nos den una pista más clara.

Con tanto entretenimiento, veis como llega la hora de comer, debeis ir de nuevo a la pluma del estudiante para reuniros con vuestros compañeros, y continuar así con la investigación de Lucius.

Mientras hablais (Abyl, Jenkins, Mineas y Egil, veis entrar a los que faltan de vuestro grupo, son las 15:00 horas, la hora de comer. La taberna ahora parece estar mas llenas, debido a que mucha gente esta comiendo hoy en la posada.

Al entrar y ver la multitud de clientes reunidos, miró a todos lados buscando a sus compañeros.

- Espero que hayan cogido un buen sitio, Necesito una buena cerveza!

El ruido le pisaba los talones a Míneas cuando entró a la PLuma, en soledad. Se acercó a la mesa donde parte del grupo aguardaba, con el bastón en mano y una media sonrisa de satisfacción, apenas visible debajo de las sombras que su capucha le proveía.

-Tenemos aquí algo muy útil- dijo, retirándose la cobertura de su cabeza. -Un bastón de poder, famoso  en todo el planeta y más allá- afirmó. -Creo que soy el más adecuado para hacer uso de su magia, si es que el resto está de acuerdo. Después de todo, he pagado su costosa identificación de mi bolsillo, pero todo sea por el grupo-

- Aún así no nos has contado para que sirve

Advierto al mago mientras me desplomo agotada por la sesión de compras y no voy a negarle a Rurik ese pequeño asunto de la cerveza acompañada de algo para comer si es posible.

- Abyl, ya miraras si te gusta tu nuevo juguete - le indico a la bárbara señalando el espadón - Y Moses tiene vuestro dinero - cambio la mirada a Jenkins antes de añadir - O al menos una parte, pero yo preferiría comer algo antes que nada.

Pfff... pero tú sabes hacer magia aaaaathó athó - Carraspea Abyl disimulada a un murmullo de burla para después sonreír falsamente al renombrado Mago Mineas Lauren y preguntarle con algo de sorna y curiosidad- ¿Entonces podrás hacer magia con este bastón? ¿Y qué se supone que podrás hacer de ahora en adelante?

El resto, ¿Qué habeis comprado?

Doy un fuerte apretón a los hombros de Jenkins quien ya está abriendo la boca para saborear el primer bocado de un suculento filete para anunciar- Jenkins y yo hemos estado haciendo limpieza en el barco, tiene todo lo necesario para zarpar, solo me hará falta una buena tripulación y ... jé, estuve ojeando con detenimiento el cuaderno de bitácora junto a las cartas de navegación - Digo levantando ambas en las manos antes de guardarlas en su mochila bandolera que reposa en el banco junto a ella- Estos no eran los piratas de los cuentos que escondían tesoros para ir tras ellos en un futuro no lejano, aunque parece que los mares están plagados de prácticas como esta, y Scarbelly conocía la ubicación de un gran tesoro que él y su verde tripulación se disponía en ir a buscar... pronto será mía.

Me llevo un puñado de acelgas y carne troceada a la boca con mis propias manos y comienzo ya a soñar

Abyl, Capitana del Venganza y Princesa de Lormyr volviendo a su pueblo con el gran tesoro de la isla de las veintidós calaveras, habría que leer con más detenimiento el cuaderno de bitácora, pero el nombre asegura un sinfín de violentos desafíos que Abyl ya sudaba de emoción por afrontar.

Egil avanzaba hacia nuestra mesa entre el gentío, por lo que recordé mi actual cometido, encontrar a Lucius, sin embargo me habia dejado de estimular, parecía más trabajo para Mineas, Lona, o tal vez hasta Moses, me sentía como una vulgar mujer buscando a alguien que se ha perdido. En Lormyr si alguien se pierde debe encontrar el camino de vuelta por él mismo, pues si no es capaz de ello, no merece volver. - Supongo que esta tarde nos acercaremos al templo de Lucius... ¿Nos acompañarás esta vez Egil?

Egil mira a Abyl con cabeza gacha, - No, mi querida Abyl, eso es vuestro trabajo, el tiempo apremia, creo que deberíais poneros en marcha a la mayor breveda posible, no sabemos como puede esta Lucius - dice este, mientras una cara de tristeza se refleja en su cara.