Partida Rol por web

Otro baño, otra casa, otra gente. Esto… no puede ser…. La tranquilidad y el silencio de la habitación invitan a llorar, ojalá pudiera quedarme llorando aquí para siempre. Suspiro mirando la bañera, no voy a soportarlo, esta vez no. Otra vez, no.

Abro el grifo y pongo el tapón. No sé por qué, ¿Para qué Karin? El agua hace ese sonido familiar, pero se me antoja lejano… todo es tan lejano. Nada tiene sentido. Lentamente me quito las zapatillas y los pantalones, mientras siento el contacto húmedo en mi cara. La angustia lucha por salir, por destruirme, por ganar, y a mi me da igual, ya me da igual. Los sollozos cada vez son más fuertes, más dolorosos, mi vida se va con ellos…. Esta inquietud me va matar, me voy a desgarrar, lo sé.

Con cuidado para no caerme, un instinto que se me antoja absurdo, me meto en la bañera. El agua está caliente, pero si me quemase, no me importaría. Nada va a ir peor por eso. Cierro los ojos, veo su cara, su rostro a la luz de la farola, un momento que de bonito va a partirme en dos recordarlo. Como un autómata vuelvo a abrirlos, me enjabono despacio y me quito el gel después. Las lágrimas queman mucho más que el agua….

Hace unos momentos iba con él, a luchar con él, ahora que no está no quiero hacerlo, no puedo. Otra oleada de dolor me sacude al recordar como nos separaron, como quedó. Como estamos. ¿Qué esperanza puedo tener? Ninguna. No estoy en ese mundo, en nuestro mundo. Me seco lentamente, sin ningún alivio tras el baño. Sólo hay una certeza: No tengo nada.

Tras cerrar la puerta la austriaca, todo parece quedar en silencio, el calor parece hacerse más pesado, más denso, no queda una parte de tu cuerpo sin sudar, esperas que Karin no tarde demasiado, pues allí de pie, en mitad de aquel pasillo, no te sientes especialmente a gusto.

Unos pasos te sacan un poco del ensimismamiento al que la modorra comenzaba a inducirte, la figura de Needle aparece en el otro extremo, camina con paso ligero y en sus manos trae lo que parece ropa doblada con pulcritud, te sonríe al llegar, y despliega lo que parece unas especie de pantalones de campaña, camisetas de manga corta y de tirantes, así como una especie de capas que parecen poder cerrarse por completo sobre el cuerpo, pues también tienen una capucha.

Seguramente no son demasiado elegantes comparadas con lo que usas normalmente, se queda mirando por un momento tu vestido, un poco más del tiempo que parece necesario, como si acabara de darse cuenta de ello levanta la mirada algo azorado las capas estas son por si salís al exterior, no estáis acostumbradas a este sol y podrías quemaros la piel o si se levantara la arena arañaros todo el cuerpo, dentro no son necesarias, dice con rapidez.

Necesito saber vuestro número de pie para dejaros unas botas en la habitación parece ansioso por agradarte, quizás se sienta culpable en cierta manera, ¿De donde eres? pregunta cambiando de tema bruscamente.

Solaine fue prestando atención a la explicación del joven, asintiendo con pausimonia, manteniendo la espalda apoyada en la pared que quedaba junto a la puerta...

- Una treinta y seis de pie... Soy de Francia. Pero vivía en Nueva York con mi marido... - se cruzó de brazos, encogiéndose un poco y dirigiendo la mirada al suelo con el gesto ensombrecido... - Era profesora en un jardín de infancia... - tragó saliva, desganada. Sus ojos, sin ningún tipo de pasión, se llenaban de lágrimas... Pero no alzaba la vista en ningún momento... - Gracias por tu atención... - se llevó una mano a la cara, tapándose ésta con su cabello fino...

Yo…lo siento…siento haberte recordado el joven parece dudar por un instante, pero luego deja caer la ropa y te abraza, ese olor que sentiste la primera vez vuelve a impregnarte, su contacto es algo tosco pero acogedor.

No dice nada, sólo una infinita tristeza en sus ojos, sus labios apretados, No sé lo que os pasado, pero ahora estás a salvo Roux, no dejaré que ese Buscador te vuelva a poner la mano encima, está loco, se cree un enviado de los dioses o algo un amago de furia en su voz.

Es imposible que seas culpable de nada, y no eras profesora, sigues siéndolo dice separándose un poco para buscar tus ojos a través del cabello.

Roux se desmorona al notar el fuerte abrazo del joven, rompiendo a llorar al tiempo que respondía a la muestra de afecto abrazándolo igualmente...
Lloraba con desconsuelo, hipando en ocasiones y hundiendo el rostro en el pecho de Needle. Hubo un momento en que parecía que no iba a dejar nunca de llorar... Aquel no era ni su tiempo ni su hogar. Tampoco era su lucha, no pertenecía a aquella postguerra... Y por lo tanto, nadie allí tenía la importancia que tenía un ser querido, aquellos que ya no estaban, aquellos que no tuvieron la oportunidad de despedirse...

Recordaba a quien fue su marido con pesar... Momentos felices... La Universidad... La boda, las discusiones, el calor de la cama, los besos... La espera... Siempre lo había esperado, y cuando por fin parecía haberlo encontrado, cuando parecía que las almas estaban más unidas de lo que nunca habían estado, el destino les roba una segunda oportunidad... Era por esto, y por los errores cometidos, que la realidad se hacía aún más amarga, más pesada de llevar...

Cita:

Asintió, apartándose un poco de su contacto, tapándose la cara algo azorada - Lo... Lo siento... - negó, enjugándose las lágrimas - Déjalo, no hace falta que... te enfrentes a él... De verdad...

El joven vuelve a mirarte, sosteniendo aún una de tus manos entre las suyas, bajando de nuevo la cabeza para ponerse a tu altura, habla en un tono de voz bajo, No me gusta verte llorar, se que es inevitable, que te han sucedido cosas horribles, pero aún así… aprieta un poco más la presión sobre tu piel, pero de una forma que aún sigue siendo suave.

Nadie tiene derecho a matar a nadie, ojalá no tenga que enfrentarme a él un atisbo de temor en sus ojos, un ligero suspiro que no logra retener entre sus labios, pero, ¿qué otra cosa puedo hacer?, he visto el estado en que os traído, sé que todo os lo ha hecho él, no tiene compasión, sólo es el brazo ejecutor de los malditos Elegidos, pero si alguna vez existió un Dios, dudo mucho que fueran esos sus deseos, yergue su cuerpo de nuevo, y libera una de las manos, agachándose para recoger la ropa, unido aún a ti por ese contacto amigo, se va separando poco a poco, despacio, dedo a dedo, centímetro a centímetro, vuestras miradas se cruzan, cualquier miedo ha desaparecido, termina con la recolección de la ropa, y se levanta.

Roux, pronuncia de nuevo tu nombre, como si tuviera miedo de que olvidaras quien eres, remarcando la sílaba, con un acento inconfundiblemente americano, me enfrentaré a él, sé que creen que hicisteis cosas horribles, yo, yo nunca he hecho nada, es momento de cambiar las cosas

Aquella última frase le había dejado pensativa, contemplando cómo el joven recogía la ropa... Pero Roux negó de nuevo, más enérgica:

- En serio... Ya casi me he... acostumbrado. Sé cómo llevarlo... - se retiró un mechón tras la oreja, de forma tímida - Tú... Tendrás también cosas de las que preocuparte... - dijo, observando su alrededor... ¿Dónde se habrían metido aquellos tipos? Se frotó un poco el ojo... - ¿Sabes... cuando vendrá?

¿Qué casi te has acostumbrado? Needle abre los ojos algo confundido por las palabras de la francesa, ¿A qué te hago daño y te lleve a donde él quiera? el grado de sorpresa del hombre aumenta con cada frase que pronuncia.

Mi principal preocupación es que no os suceda nada, recuerda que soy vuestro médico nuevamente intenta sonreír, pero lo único que consigue es un suspiro perdido en un gesto inconcluso, No sé cuando vendrá, lo hace a su antojo, llega sin avisar, habla con Raiza y luego desaparece, ojalá lo supiera termina negando.

¿No tarda mucho? pregunta señalando la puerta del baño, ¿por qué no le dejas la ropa y ves si se encuentra bien mientras os traigo los zapatos? antes de darse media vuelta, vuelva a mirarte, Roux, no puedes ir de nuevo con él, su voz es suave pero enérgica, por un momento parece que se va a acercar de nuevo a ti, pero finalmente se limita a darse la vuelta para buscar el calzado.

Roux bajó la cabeza con las palabras del médico, quizás algo avergonzada... Perder a la persona más importante de su vida le había quitado las ganas de vivir...:

- Gracias... Sí, voy a ver cómo se encuentra... - ladeó una leve sonrisa, más por cordialidad que por otra cosa, y se hizo con la ropa para su compañera... Antes de abrir, observó largamente a Needle mientras éste se marchaba... Bajó la vista y, con cierta energía renovada, quizás para dedicarle a su compañera, dió un par de toquecitos - ¿...Karin? Voy a pasar... - y abrió la puerta lentamente, para adentrarse en el cuarto si la muchacha no tenía ningún inconveniente.

El ruido tras la puerta de mi nueva compañera me saca de mi ensoñación, de los oscuros pensamientos que me están asfixiando. Me devuelven a esta realidad. Me levanto del taburete con la mirada perdida, con los ojos muy rojos, evidenciando que he estado llorando todo el rato que ha durado el baño. Sí, adelante,…. Ahora tendré que salir, y vuelta a lo mismo… no puedo más, ya no...

Roux se acercó a la austríaca. Entre sus brazos parecía llevar algo de ropa para ambas... Se inclinó frente a ella, prestando atención a los ojos de ésta, pues no era difícil darse cuenta de que había estado llorando...:

- ¿...Estas bien? - preguntó, aunque la cuestión resultara claramente estúpida... Tragó saliva y le ofreció su ropa: Unos pantalones, una camiseta de tirantes y una capa... - La capa es para estar fuera... Por lo visto el sol quema y nos puede hacer daño... Y la arena también... - tragó saliva de nuevo, sin saber qué más decir... - ¿...Cómo te encuentras tras el baño?

Como una autómata cojo la ropa y empiezo a ponérmela cuando está cerrada la puerta. El agua está caliente. ¿De qué hablas Karin?... ¿Qué me ha preguntado? Ah… sí...

Sí, claro. Karin, ella está igual de mal y pendiente de ti. Cuando voy a salir me vuelvo a mirarla, respiro profundamente y sonrío con pena en mis ojos. Muchas gracias por tus atenciones Roux. Te esperaré fuera. Yo… llámame si necesitas algo y... sí, estoy mejor. Sin mucha convicción en mis palabras salgo del baño y cierro.

La mente confusa, el cuerpo refrescado, y el corazón vacío, o más bien lleno de dudas y desesperación, que, aunque ahora no te lo parezca, es mejor que no haya nada en él, pues significa que algo te importa, que esos sentimientos vienen dados por la perdida de otros muchos más hermosos, de otros que es posible que alguna vez vuelvas a sentir, pero, como una vez te dijo tu padre, justo antes de tu examen de grado medio de conservatorio, una prueba que en aquel entonces te parecía lo más importante del mundo, y de hecho, para ti lo era, si te has esforzado todo lo que has podido, si en tu interior sabes que has puesto toda tu voluntad en el camino, cualquier cosa puede pasar, no puede predecir el futuro, ¿o tal vez si?.

La figura de Raiza avanza firme a través del pasillo, lleva en la mano unas botas, se detiene frente a ti, dejándolas caer contra el suelo de piedra, sólo es un poco más alta que tu, pero la fuerza que desprende al clavar sus azules pupilas en las tuyas te hace creer que enfrente tienes un gigante, su rictus es serio, impasible, casi equiparable al de aquel que tanto sufrimiento te ha causado, ese al que evitas recordar para no echarte a llorar, la mujer extrae de su bolsillo una pequeña cuchilla, que blande justo delante de tu cara.

No te muevas ordena mientras acerca cada vez la cortante hoja a tu rostro, un ligero dolor al notar un pequeño tirón de la venda que te lo cubre parcialmente, el sonido de algo que se rasga, la presión que sentías empieza a desaparecer, y la oscuridad que antes tapaba tu visión, deja paso a una leve y molesta luz, como cuando has dormido mucho y el pleno sol de la mañana te baña, pero, puedes ver, puedes ver como ella sonríe, terminando con cualquier parecido con el otro hombre, Mucho mejor así, ahora debes seguirme se da media vuelta, guardando la navaja, esperando a que te calces y arrojando las vendas a un rincón del pasillo, un leve rastro de sangre en ellas, pero tu cabeza se siente ahora más liberada.

Apaga la música Needle dice a la figura invisible del hombre que hasta ahora te había cuidado cuando llegáis a la puerta exterior, luego te indica como colocarte la capa, de una manera muy parecida a la de ella, cuando cruzáis el umbral, las notas cesan y suena el silencio de la noche, hace algo de fresco en el exterior, el clima típico de los desiertos, La música los confunde de alguna manera que no llegamos a comprender la brisa sacude tu cabello recién liberado, aliviándote.

Algunas personas han cambiado después de la guerra, pero otras, lo hicieron antes, anticipándose a una evolución que ellas mismas provocarían habla con una pasión que contradice su inexpresividad, sus ojos, vuelves a mirarlos, casi iluminan la noche que se ha terminado de cerrar, sólo los rayos de la luna llena en el horizonte proporcionan visibilidad, Yo no las culpo, cada uno, tiene que tomar decisiones, no puedo juzgar si fue la adecuada o no en aquella situación que desconozco vuestros pasos os llevan a la verja de entrada, un enorme candado la cierra, la mujer pulsa un botón que hay semioculto en un lateral de la misma, haciendo que se abra con un suave chirrido metálico, usando luego sus propias manos, para que haya espacio suficiente para que paséis.

Dicen que tu tienes el poder de Regresar salís y ella cierra a sus espaldas No podremos regresar, no sin poder en peligro al resto, dice esto con tranquilidad, abre sus brazos en cruz y abre y cierra los puños varias veces, su capa deja entrever dos pistolas y dos grandes hojas curvas, una curiosa arma, un lejano murmullo comienza a escucharse, como de algo que se arrastra, como si muchas cosas se arrastrarán por la arena pedregosa que estás pisando, y entonces, Karin Salzberger, la mujer austriaca cuyo sueño era tocar el oboe en la orquesta de Viena, se da cuenta, de que las pesadillas pueden hacerse realidad, porque aquello que la luna muestra, sólo puede provenir de allí.

Docenas de figuras humanoides, de piel clara y rugosa, con las venas palpitando en su interior claramente visibles, arrastrando unas piernas demasiado cortas para lo longitud de sus brazos, elevan su más de metro y medio de estatura por encima de la oscuridad, no tienen ojos, sólo dos rendijas de color amarillo oscuro, una boca poblada de poderosos dientes que se escapan de la misma, se dirigen hacia vuestra posición, sin hacer más ruido que el que produce su roce con el suelo.

Raiza se coloca delante de ti, frente a ellas, Mi don, lo adquirí después desenvaina las armas, las criaturas se mueven mucho más rápido de lo que aparentan, y el mundo empieza a girar demasiado rápido una vez más, sangre, gruñidos y desgarradores gemidos, las hojas silbando al viento, rojas explosiones y trozos de carne que caen con la frecuencia de gotas de lluvia, no sabes el tiempo que pasa, sólo la imagen de Raiza en la misma posición pero cubierta de sangre, la boca entreabierta en un gesto de cansancio, la mismísima encarnación de la muerte, un círculo de cadáveres a vuestro alrededor, pero los murmullos no cesan, Needle, Roux, la habitación, aquello que desees, llévanos de vuelta Karin había una fe en ellas que sólo había sentido en una persona.

Roux comenzó a desvestirse en cuanto la puerta se cerró tras dedicarle una sonrisa a la austríaca.

"Gracias"... No tienes por qué dármelas...

Dejó la ropa sobre el taburete, metiéndose, ya desnuda, en la bañera, llenándola de agua... Se tumbó, dejando únicamente afuera la cara y hundiéndose en ocasiones, conteniendo la respiración bajo el agua. No iba a llorar... Aquello la relajaba...

Respiro profundamente, preparándome y temiendo lo que me voy a encontrar. Cansada y abatida, sin saber discernir cual de los dos estados prima sobre el otro. Cuando aparece la mujer, mi mirada refleja miedo y me pongo más derecha, en señal de alerta. Abro más los ojos cuando veo esa fuerza en los suyos, estoy segura de que sabe que me ha ganado, no habrá encontrado nada en los míos.

El comienzo de una mejora me sorprende, me alivia notar cada vuelta de menos de las vendas, ver su sonrisa con mi ojo dormido me da algo parecido a una alegría, todavía queda mucho para sonreír, pero me relaja sentir que hay una carga menos en mi corazón.

Órdenes que cumplir y pánico a desobedecerlas, estoy viendo el calzado con mis dos ojos, por dios… por fin… Miro el oscuro rincón, como cae ahí un pedazo de mi, como si ahora ya estuviese bien, como si desapareciera lo acontecido antes, ahí se queda. Paso una mano suavemente por mi cabello, para notar el tacto de mi pelo, sin hacer presión.

Es cierto, hay una música repetitiva, mis oídos ya no la escuchaban, en apenas un rato la había asimilado. No quiero salir a ese desierto, pero sé que lo haré, haré todo lo que diga sin discutir. Con el rictus serio camino con ella hacia la puerta, hacia esa oscuridad iluminada por estrellas, al desierto del que me han hablado hace un rato pero que está desde que desperté.

No entiendo su conversación, pero absorbo cada una de sus palabras, es información útil, lo sé. ¿Útil, Karin?... Dejo de mirarla al escuchar las aproximaciones, ¿Qué… QUE SON? …personas, silenciosas como si fuesen volando sobre la arena… aprieto los puños, asustada, ciertamente los monstruos de una película de miedo, todo lo que ocurre después es parte del desenlace. Esta mujer matándolos, con su don, de una forma que nunca hubiese podido imaginar, en mitad de un remolino de sensaciones asisto hipnotizada a una escabechina tan reveladora que me entran ganas de gritar.

Su esperanza me traspasa, me contagia desde antes de terminar su frase, si Karin, no te olvides de ella, mira lo que dice la mujer, lo que ha ocurrido hace apenas un segundo, imagina que puedes, imagínate la alegría y lo que significaría. LO QUE SUPONE. Por fin deseo algo. La miro fijamente, por fin hay algo en mis ojos, hace un rato que no escucho a las figuras, ahora sé que creo, que quiero vivir y hacer frente a lo que venga, quiero resolver las preguntas que tengo en el corazón, quiero hacerlo por mi, por ellos, POR NOSOTROS. Vamos a volver a la casa y mi miedo se va a quedar aquí, no voy a dudar, no voy a pensar en suplicarlo, VOY A HACERLO. Todo vuelve a tener sentido, me he despertado. Esto me ha encontrado y me va a llevar de regreso. Sigo mirándola, sin parpadear, me lo creí y ahora voy a comprobar que es verdad, lo sé, lo veo en su rostro. Si es mi destino, ahora estoy preparada para recibirlo. Cuando ya no tenía nada. Puede que sea por eso. Una imagen en mi mente. ¡QUIERO IR A LA CASA!...¡YA!

Y la mente de Solaine se vació de realidad, el agua era un bálsamo ante el dolor y la crudeza de la situación, proporcionándole un ilusorio pero necesario alivio, aunque sólo durara el tiempo suficiente para que volviera a soñar, para que abriera la otra visión que le había sido concedida sin pedirla, que no deseaba y sin embargo la atormentaba.

Había muchos árboles, plantas desconocidas te rodeaban, sentías la humedad que desprendían, una llovizna casi imperceptible flotaba en el ambiente, el sabor a tierra llenaba tu boca, tumbada en el suelo mirando al cielo oculto por la vegetación, y una mano te es tendida, grande y de piel oscura, y un rostro entre preocupado y sonriente tras ella, al tomarla te levantas con facilidad, aquel hombre te mira a los ojos, los suyos son oscuros, duros pero bondadosos, tiene la mirada de quien lo ha perdido todo, pero un rayo de esperanza parece abrirse camino en ellos.

Detrás de él se alzan lo que parecen unas ruinas, ocultas casi completamente por las plantas, la imagen parecía sacada de unos de esos viejos comics de Tarzán que lía tu primo cuando iba a visitaros a casa y tu sólo eras una niña, no tienes miedo, el tacto de aquel hombre es áspero y acogedor, la otra mano se cierra en torno a algo que no puedes identificar, te pide que extiendas tu palma, y cuando lo haces, deposita sobre ella algo parecido a una esmeralda en estado natural, es muy hermosa, del tamaño de un pequeño dado, con preciosos reflejos de color verde ondeando en su interior.

Gracias susurra en un mal francés Eres una buena persona, esto te protegerá contra los malos espíritus y al tocarla percibes una estraña y agradable sensación de tranquilidad...

ROUX, ROUX, DESPIERTA POR FAVOR otro tacto en tu piel, sobre tu brazo, este más fuerte, casi desesperado, abres los ojos y el rostro de Needle, angustiado, te mira, Tenemos que prepararnos, Raiza se ha vuelto loca, los ha atraído, cuando por fin pareces reaccionar el joven te suelta y aparta la mirada, aún estás en aquella bañera, sumergida casi por completo en el agua, la espuma de jabón que se ha formado sobre la tibia superficie del agua oculta tu cuerpo casi en su totalidad.

Lo siento, no quería entrar, pero no contestabas, y cuando entré… estabas inmóvil, se da la vuelta interponiendo la cortina entre vosotros, toalla esta en el taburete junto a la bañera, Todo va a ir bien, temí que te hubiera pasado algo su tono es de disculpa, todo pasa muy rápido, tu mano, la observas, cerrada, aferrando algo, lo sientes clavándose en tu piel, la abres, la esmeralda, allí está, refulgiendo con la misma intensidad.

Qué agradable... Ojalá pudiera quedarme aquí... Con él... ¿...Quién eres?

Pensaba Roux, sumergida casi por completo bajo el agua, cuando empezó a ser consciente de la realidad... - Needle... - murmuraba al caer en la cuenta de que aquel chico intentaba despertarla. ¿Por qué razón? Probablemente había caído de nuevo en esa especie de sueño profundo... - ¿Atraído, el qué...? - preguntaba al tiempo que se incorporaba, mientras el joven volvía a tapar la bañera. Actualmente, el pudor no era algo por lo que valiera la pena preocuparse...

Abrió su mano, arrugada por el tiempo que llevaba metida en el agua, y contempló atónita como, de la nada, de aquel sueño, se había materializado aquella joya... Se la acercó a la cara, con ambas manos, pasando suavemente las llemas de sus dedos por las caras de la piedra...

Cita:

- ...Me pregunto si también los atrae... - comentaba para sí, abstraída en aquel suceso tan poco corriente, hasta que finalmente se puso en pie, alargando el brazo entre las cortinas para alcanzar la toalla y secarse. Se vistió sin salir de donde estaba, pues había dejado que la bañera se vaciase... Antes de retirar la cortina, se metió la joya en el bolsillo - ¿...Qué ha atraído? - preguntó al chico, pisando ya el suelo.

A ellos contesta el chico con gravedad mirándote a los ojos, un ligero rastro de temor allí, simplemente los llamamos así, están por todas partes, y atacan a las personas, empezaron a aparecer durante los primeros días de la guerra, no sabemos mucho, sólo que comen carne y no están de parte de ningún bando intenta hablar con calma, ser coherente, pero es complicado explicar algo que para él es tan natural como para ti sería hablar de manzanas, por ejemplo.

Vamos te apremia para que salgáis del baño Raiza se llevo a Karin con ella, no sé adonde fueron, pero me ordenó apagar la música, de alguna forma que no conocemos, la melodía los confunden, por eso no nos encuentran, pero, ella quería que vinieran por algún motivo llegáis a la gran cocina donde ya has estado antes, por la ventana no se ve nada, sólo la oscuridad en el exterior y el reflejo de las vallas metálicas a la luz de la luna, no oyes nada anormal, sólo el silencio.

Needle abre un par de armario que deberían haber contenido alimentos en el pasado, pero ahora sólo hay armas, extrae una escopeta y tres pistolas, las deja sobre la mesa, y vuelve a mirarte, de manera pausada, sonríe, Toma, usa estas te tiende las dos pistolas más pequeñas, Espero que no logren entrar, pero por si acaso, más vale estar preparados las empuja en tu dirección.

El comprueba un par de cosas en el arma, No tengas miedo, a veces nos encuentran, pero la valla aguanta bien, y entre Truck y Raiza se las apañan bien con los que puedan pasar, así que todo irá bien habla algo más tranquilo, como si la situación fuera algo habitual, espera a que estés lista.

Ojalá Raiza estuviera aquí, ¿Dónde te has metido?

Todo desaparece, todo a tu alrededor se vuelve oscuridad, sientes tu cuerpo desgarrase, miles de pequeños cortes en cada parte de piel, un dolor insoportable, Raiza, la ves, sus ojos clavados en los tuyos, te tiende las manos, las tomas, su expresión cambia, una explosión de energía, de vida, como si el deseo fuera el responsable de ese tremenda fuerza, oyes tu propio grito y sientes la presión de las manos de la mujer, el tacto viscoso de la sangre, y luego unos segundo más de oscuridad…

La habitación, las camas, el techo, nada te duele, nada oyes, tus piernas te pesan, no te responden, se doblan, te sientes caer, pero los brazos de Raiza te sostienen, y su rostro muestra una sonrisa amplia, sincera, aunque también hay preocupación, al verte tan débil, porque te sientes como si fueras un saco, sin apenas posibilidad de moverte.

Lo has hecho el olor a sangre, la ves en sus ropas, es roja, muy brillante, más que la de una persona, ¡VENGA!, levántate, tus ojos luchan unos instantes por no cerrarse, pero poco a poco, sientes las fuerzas regresar, sientes como vuelves a llenarte de esa energía que parece que habías perdido.

Con esfuerzo logras mantenerte en pie y mirar a la mujer, Sabía que lo harías, aún tenemos muchas cosas por hacer, pero ahora, debemos vigilar que ninguno de ellos cruce la valla, me necesitan ahí fuera, ves los cuchillos en el suelo, ensangrentados, aún te sientes algo cansada, pero, has regresado, has regresado al lugar al que deseabas, VAMOS