Partida Rol por web

Mientras acaba de vestirse el Dr. Novak observa la manera en la que la joven se desenvuelve con el instrumental. Parece que si bien es nueva en el Hospital, no lo era en cuanto a experiencia laboral al menos.

- No se si decir que siento que perdiera su trabajo o darle la enhorabuena por conseguir el nuevo aquí en el Stª Bárbara. Dado los tiempo que corren un asidero laboral es un bien cotizado así que incidiré más en la segunda parte. De todas formas el sector privado si bien mejor pagado habitualmente tiene los riesgos de una quiebra temprana como ha sido su caso. -

Su atención se volvió hacia el cuerpo por unos momentos mientras se ajustaba los guantes y se calaba la mascarilla. La voz que surgió tras ella ligeramente amortiguada parecía casual.

- Supongo que alguien con posibilidades de supervivencia vendría en la ambulancia, si no no se hubieran molestado en dar la sirena y demás. ¿Pudo ver cuál era su estado Enfermera Becket? -

No sabes nada, criatura, nada. Ella había trabajado en su antiguo empleo con enfermos, pero eso sólo era la punta del iceberg. ¿Privado? Ser público sería declararse tecnócrata o similar. No iba a volver a su anterior vida, una vez una descubría la magia, era una traición rehusar de ella, aunque tuviese que usarse con cuidado para que la realidad no te sacudiese con una escoba bien grande.

- Muchas gracias, doctor Novak, por el halago - realizó una breve pausa, mientras le ayudo a ponerse la bata estéril - La paciente se encuentra bien. Un poco deshidratada, un poco desnutrida, pero me parece que se recuperará físicamente. Tiene más aspecto de un shock emocional. De todas formas, los médicos son ustedes, yo puedo dar impresiones, el diagnóstico es suyo. A veces me arrepiento de no haberme hecho doctora. siempre han dicho que tengo muy buen olfato, aunque creo que me habría sido difícil, dada mi situación personal en aquel momento- Más bien imposible.

Janos/Mavet no estaba muy seguro de a que halago se refería la mujer, pero los mortales a menudo veían simplemente lo que querían ver y Mavet no iba a ahondar más en el asunto. Ya le había dicho lo que necesitaba saber. Y algo más.

- Si realmente quiere ser Médico y sus circunstancias actuales han mejorado no veo qué la retiene en su fase actual. No creo que haya muchas cosas capaces de resistir su empeño enfermera Becket, dado el resuelto espíritu que trasluce su actitud. Si realmente lo quiere hágase con ello y no se lamente, lamentarse y no aceptar los fallos de uno mismo es algo que nos deja varados, estancados en un estado del que sólo algo extraordinario nos puede arrancar. Sea extraordinaria. -

Con un par de pasos el Dr. Novak toma un pequeño paquete de un armario. Parece una caja de plástico opaco envuelta en un plástico naranja y que contiene así mismo objetos más pequeños en su interior. Con un gesto se lo tiende a la enfermera.

- Su información es más que suficiente para mi ya que quería saber si tendría otra mesa de autopsia ocupada en breve. Y como parece que no es así y que quien viniera con nuestra paciente seguramente venga del mismo sitio y puede que algo relevante se haya adherido a su cuerpo pelo o uñas, me interesa que use esto y me lo traiga de vuelta. El protocolo de ingreso en el Stª Bárbara hará que la laven destruyendo pruebas y eso sería contraproducente. Tome muestras de la paciente y busque alguna información o pista relevante con esto y tráigamelo de vuelta si es tan amable, yo empezará a hacer lo propio aquí. -
 

Aún con aquel hedor a Wyrm en mi nariz salí al exterior a ayudar al Doctor Wood, terminando por presenciar cómo aquel hombre tampoco hablaba. No sabía si le pasaría lo mismo que a la chica o no, pero tampoco me dio tiempo a averiguarlo, pues se lo llevaron a la zona de urgencias.

Regresé entonces a la habitación donde se encontraba la chica catatónica, sacando mi teléfono móvil para pedir ayuda. Quizás podría haberme ocupado yo sola de aquello, pero podría tener entre manos un asunto mucho más peligroso de lo que podía resultar a simple vista, y preferí tomar precauciones.

Vaquero, necesito tu ayuda en el hospital. Tengo una chica catatónica que apesta a Wyrm. Quiero intentar que vuelva por medio de mi Don, pero quizás sería mejor que estuvieras aquí por si reacciona, sabes mejor que nadie qué preguntas hacer. Ha aparecido otro hombre quemado que tampoco hablaba, pero no sé si será por la misma razón.

Algo ha sucedido en el puerto, he podido ver un pilar de humo salir de allí. No sé si tendrá algo que ver con lo de estas personas, pero quizás el resto podría echar una vistazo por allí mientras, ¿cómo lo ves?

Envié el mensaje y tras guardar mi teléfono me acerqué a la chica, queriendo comprobar que todo seguía en orden.

- ¿Estás ahí? ¿Cómo te llamas? – insistí en voz baja, aguardando junto a su cama.

Esas palabras eran muy fáciles. Realmente era algo que quizás me plantease a su debido tiempo, pero dentro de años. Las cosas eran más complejas, y todo tenía su tiempo.Contarlo todo era un problema. Ni siquiera él sabía que yo no era un enfermera al uso ... aunque resultase más competente que una. Cogí la cajita que me tendía.... podía serme muy útil llegado el momento, aunque de una forma distinta a la que presuponía el médico.

- Así haré, Doctor- le indiqué mientras me quitaba un guante, con cuidado, que lancé a la papelera, bastante llena de gasas. Habría que cambiar pronto la bolsa, parecía que el turno anterior no lo había hecho. Ya lo haría cuando terminase el procedimiento encargado. Salí por la puerta.

Según salí me dirigí al baño. esa cosa se había quedado sola. Comprobé que seguía teniendo el otro guante, y sonreí. Mientras me metía en los aseos, saqué un pequeño espejo que siempre levaba, y me mordí el dedo, hasta que brotase sangre. Con el guante puesto en la otra mano, lo impregné del liquido rojizo, y froté el espejo por los bordes. Era hora de ver que hacía el señor demonio cuando se quedaba a solas. Un guante llamaba a otro, lo que me permitía un vínculo rápido y fuerte.No podía demorarme mucho, pero tenía unos minutos.

Hacía un frío que daba por culo, como siempre, pero como siempre mi intención aquella noche era seguir algunas pistas en los locales de alterne, interrogar a los sospechosos habituales, y aprovechando la coyuntura tomarme algunas birras en el proceso para entrar en calor. A veces odiaba aquellos aparatejos de la Tejedora, con que tan fácil era enviar un mensaje y joderte la noche, aunque debía concederle que era mucho más agradable e ignorable que oír la voz del dragón rugiendo en tu cabeza con palabras de un hermano.

Tras aparcar la camioneta en el escaso pero suficiente aparcamiento del hospital, corrí hasta la entrada para dejar atrás el frío exterior, sacudiendo el abrigo para desprender los copos de nieve que se habían adherido. Me pasé la mano por el pelo, desviando los mechones más largos hacia el lado de la cicatriz, planteándome si no debería dejarme crecer el pelo hasta mostrar una larga melena con que ocultar mi rostro deformado, y ajusté la funda de mi fetiche para que se viera lo menos posible.

Lo primero en que me fijé fue en sí Avery estaba por allí. No tenía ganas de verla, aún no. No tenía nada contra ella, ni estaba enfadado ni nada por el estilo. Pero habíamos charlado dos días atrás, pese a las reticencias de su hermano a que siguiera teniendo contacto conmigo. No le podía culpar. Pero precisamente por eso la conversación se volvió tan... tensa, supongo. Ella insistía en que todo tendría al final una explicación, y una solución. Y pronto tanta insistencia y su empeño en no perder el contacto conmigo negando cada uno de los motivos que le daba comenzó a volverse... incómodo. Era como si la pariente buscase algo, algo que yo no estaba en disposición de poder ofrecerle.

¿Quería poder ofrecérselo? Ni siquiera yo lo sabía...

No vi por ninguna parte su largo cabello pelirrojo, de modo que con mayor tranquilidad me dediqué a buscar el cabello rubio de mi hermana vidente, hasta que la vi por uno de los pasillos, cerca de una de las áreas de descanso.

Erika. -La llamé, agachando mi rostro ligeramente- ¿Qué tenemos?

La chica sale, no dejas de mirarla, había una especie de aura o esencia que imantaban a tus ojos, no era belleza, tampoco era interés, simplemente era la esencia divina que cubría a su alma, esencia que, a pesar de haberse alejado, pudiste sentirla, entrar a los baños y que la misma comenzaba a manifestar ese toque poderoso que solo un ente de la creación podía llevar a cabo.

La maga estaba haciendo magia, sonríes, sabias más por instinto que por sapiencia que estaba haciendo algo para ti, quizá destruirte, quizá comunicarse con Mavet o simplemente ver lo que estabas haciendo en ese preciso instante.

Por suerte la sonrisa de Janos es ocultada por la máscara medica que lleva puesta. No sabe qué estará haciendo la mujer pero el latido de su poder es perfectamente palpable para los sentidos del Elhoim como si estuviera latiendo en su pecho. Tampoco sabe si la mujer está iniciando una actitud hostil, pero partiendo de la base de que su experiencia con los usuarios de la magia le dicta que suelen tomar caminos basados en la reflexión y la investigación, se atreve a suponer que la mujer meramente vigila sus movimientos.

A pesar de que la consciencia de los Magos es como la de un niño apenas en sus primeros años comparada con la de un Elhoim que la usa desde hace eones, si la mujer era suficientemente sensible podría haber sido capaz de entrever que había algo extraño en Janos/Mavet. Es por eso que se decidió a continuar su "papel" como forense.

- Si es lo que quieres, es lo que tendrás. -

Con aspecto mecánico, como de quien lo ha hecho cientos de veces, el Doctor Novak comienza a tomar muestras de cada una de las uñas así como a examinar las cavidades naturales y recientemente abiertas en el cuerpo de la muchacha en busca de patrones extraños o sustancias fuera de lugar.

Su mirada va de vez en cuando a la puerta por donde ha partido la enfermera esperando que la mujer haga un buen trabajo así mismo con la chica que había llegado con vida al Stª Bárbara. La mente humana era frágil y estaba por ve si se recuperaría de la sin duda traumática experiencia que había sufrido.

Me había propuesto no separarme de la chica, temiendo que alguien quisiera llegar hasta ella, pero me había resultado imposible. Aquella estaba siendo una noche bastante movida. Salí a asistir una urgencia y tras ello me propuse recuperar el café que había dejado en el área de descanso, el cual ya estaría frío. Sólo entonces pude volver a mirar el móvil, viendo la respuesta de Clint.

Tomé el pasillo con el teléfono en una mano y el vaso de café en la otra. Di un sorbo a este, pero ya no había forma de beber aquello, así que lo tiré en una papelera y comencé a escribir a mi hermano, momento en el que escuché la voz de este.

Y no era a través de aquel espantoso enlace totémico.

Levanté el rostro y le vi a pocos metros de mí, acelerando el paso para darle alcance.

Poco más te puedo contar, no he tenido tiempo para nada, ni siquiera he podido responder a tu mensaje, lo siento. Están entrando demasiadas urgencias hoy, espero que la cosa se calme un poco. – le dije haciéndole un gesto con la mano para que me siguiera, encaminándome hacia la habitación de la chica asiática. – Le he puesto un analgésico hace rato, pero de momento sigue igual, el doctor sólo dijo que descansara.

Abrí la puerta y le dejé pasar delante, mirando a ambos lado antes de cerrar la puerta tras de mí. Una vez dentro, me acerqué a la cama y comencé a revisar el gotero del suero.

- Tendrá entre 17 y 19 años, y entró en estado de desnutrición. Y hay otra cosa que se me olvidó mencionar y tendríamos que comprobar… Trajeron a otra chica con ella, de la misma edad y en avanzado estado de rigor mortis. Se la han llevado al Dr. Janos, se ocupa de la morgue a veces. Mi compañera Alexis está con él. – le informé, girándome tras ajustar el suero, imaginándome que ya se encontraría libreta en mano. – No sé si unos hechos estarán relacionados con otros, pero lo que está claro es que la chica ha estado demasiado cerca de algún agente del Wyrm, no sé si para atacarla o hacerle qué, no quiero ni pensarlo… - reconocí, girándome para darle la espalda a mi hermano mientras cerraba mis ojos y me agarraba los brazos, esperando que aquella chica no hubiera tenido que sufrir nada similar a lo que yo había vivido.

El empleo de Erika le proporcionaba... Nos, nos proporcionaba. Aún me costaba pensar en términos de manada, más aún cuando en el fondo de mi ser me negaba a aceptar que fuéramos una manada de verdad, dado el espíritu totémico que nos apadrinaba. Pero lo éramos, y tal vez algún día lográsemos arreglar aquel desaguisado, de un modo u otro. El caso es que el empleo de Erika nos proporcionaba útil información, pero al mismo tiempo resultaba exigente para ella. Otros habíamos tenido la fortuna o sabiduría de buscar empleos con flexibilidad horaria, que nos concediera libertad de movimiento. Pero Erika estaba restringida a horarios y limitaciones, como estaba siendo el caso. Había tenido que atender bastante trabajo, y eso la había impedido investigar más por su cuenta.

Mientras me ponía al día, me guió a la habitación de la víctima. De una de las víctimas, puesto que ya me había hablado de un quemado y ahora me informaba de una chica muerta.

Una noche movidita, sí... -Renegué mientras me acercaba a la cama, sin pasar por alto el modo en que mi compañera... mi hermana, comprobaba la puerta- ¿La han identificado? -Pregunté, inclinándome sobre la paciente para mirarla a la cara con el ceño fruncido- Tendrás que relevar a esa compañera y estar cerca del doctor ese, todo lo que se pueda averiguar del "fiambre" será útil. ¿Dices que la chica apesta a Wyrm? ¿También los otros? El quemado y la muerta, me refiero. -Le pregunté, alzando la mirada hacia Erika, que por alguna extraña razón que se me escapaba, me daba la espalda y parecía cruzarse de brazos- Eh, ¿pasa algo? -La interrogué, con mi habitual falta de tacto, esa que sólo desaparecía cuando me esforzaba en un objetivo concreto- Ven aquí, necesitaré tu ayuda para examinar el cuerpo. Hay que saber qué le ha sucedido, si se puede. -Le pedí, comenzando a examinar a la chica por sus manos, en busca de señales de haberse resistido, algo entre las uñas, marcas en la piel, como heridas o moratones... Lo que fuera. Un análisis exhaustivo por todo el cuerpo tal vez nos contase algo.

Con aspecto mecánico, como de quien lo ha hecho cientos de veces, el Doctor Novak comienza a tomar muestras de cada una de las uñas así como a examinar las cavidades naturales y recientemente abiertas en el cuerpo de la muchacha en busca de patrones extraños o sustancias fuera de lugar.

Su mirada va de vez en cuando a la puerta por donde ha partido la enfermera esperando que la mujer haga un buen trabajo así mismo con la chica que había llegado con vida al Stª Bárbara. La mente humana era frágil y estaba por ve si se recuperaría de la sin duda traumática experiencia que había sufrido.

De momento no parecía haber nada raro. Dicho esto, si era algo sutil sería difícil saberlo con el hechizo, que en breve se disiparía. Un minuto y me iría. Pero el conocimiento es poder, como diría el propio Janos. Solo esperaba que no me detectase.

Como era habitual en Clint cuando trabajaba, en seguida empezó a hacer una pregunta tras otra y a buscar la manera de obtener más información, comentando que debería relevar a Alexis para poder descubrir algo sobre aquel cadáver.

Aún me encontraba con el corazón en un puño, encogida, tratando de controlar aquellos terribles recuerdos que habían asaltado mi mente. Sólo al escucharle preguntarme si me pasaba algo me giré hacia él, tratando de aparentar normalidad.

- ¿Cuándo no pasa algo? – le respondí con una media sonrisa llena de resignación, pues desde que Dragón Verde había aparecido en nuestras vidas todo se había vuelto aún más caótico. – No he percibido nada en los otros dos. A la chica muerta se la llevaron en seguida, no tuve la oportunidad de hacer ninguna comprobación, y lo mismo con el hombre. - comencé a responder a sus preguntas, tratando de recordar si había algún dato más que pudiera servirle. - La chica no está identificada. Esta noche está siendo especialmente problemática y ni siquiera ha podido pasar el doctor a verla… 

Me pidió que me acercara para ayudarle a examinar el cuerpo de la chica, cosa que él ya había comenzado a hacer, pero entonces recordé que debíamos avisar a Garra.

- Voy a avisar a Garra… - advertí a mi hermano antes de empelar nuestro enlace totémico, pues había cogido aquella costumbre al resultarme tan desagradable el sentir cómo aquel ser unía nuestras mentes.

~ Garra, estoy en el hospital con Clint. Estamos con una chica que ni siquiera habla, una víctima de algún agente del Wyrm, y necesitamos que te pases por el puerto. He podido ver una columna de humo que salía de allí, y un hombre que ha llegado con graves quemaduras tampoco era capaz de decir ni una sola palabra, así que puede que encuentres algo en ese lugar. Mantennos informados, por favor. ~

Tras ello me acerqué a la chica, ayudando a Buen-Ojo a revisar sus brazos, sus manos y aquellas zonas de su cuerpo que tenía descubiertas. Sin embargo, cuando eran sus zonas más íntimas lo que quedaba por examinar, le pedí a mi hermano con un gesto que se diera la vuelta. Cuando Clint se giró comencé a descubrirla, con cuidado.

- Tranquila, sólo voy a comprobar que todo está bien. – le expliqué, a pesar de que lo más probable era que no me escuchara, terminando de apartar la sábana y comenzando a retirar la parte superior del camisón que le habíamos puesto.

Comprobé su torso y estómago, viendo que todo estaba en orden, y tras volver a cubrirle la parte superior descubrí la inferior.

- No te debería doler, pero si es así, házmelo saber. – añadí mientras doblaba sus rodillas con cuidado, separando sus piernas ligeramente.

Saqué una linterna de bolsillo y comencé a examinar los genitales de la chica. No era médico, pero no era la primera vez que veía algo así. La vagina de la chica se encontraba desgarrada, y examiné después su ano, viendo que también tenía desgarros. Guardé la linterna y coloqué las piernas de la muchacha sobre la cama, mientras comenzaba a sentir náuseas, terminando por volver a taparla.

- Puedes darte la vuelta… - le dije a mi hermano, sintiendo cómo mi pulso se aceleraba. – H-ha sido violada, no cabe duda… Algo la ha violado.

La respuesta de Erika no me gustó. Era "deformación profesional", no cabía duda, pero las respuestas ambiguas siempre me incomodaban, era algo que no podía evitar. Pero estaba demasiado enfrascado en aquel asunto como para dedicar mi tiempo a interrogar a mi hermana. Explicó cómo no había tenido ocasión de examinar el aroma espiritual de las otras dos víctimas, y nuevamente lamenté ser consciente de que la Theurge iba a estar hasta arriba de trabajo con todo aquello.

Pues va a ser una noche movidita. -Afirmé sin dejar de examinar a la chica, continuando con los brazos para subir al cuello, por si tenía mordiscos. Si encontraba un par de incisiones, ya habría jodido la noche del todo. Estaba de muy mal humor para tratar con vampiros- En algún momento vas a tener que ir a examinarlos.

Mi hermana dio aviso de lo sucedido a nuestro hermano Ahroun, instándole a acudir al puerto a seguir aquella otra pista. Tras ello, continuamos con el examen entre los dos, al menos hasta que tocó el turno de comprobar las partes íntimas de la joven, momento en que me pidió que me girase y la dejase a ella encargarse. Así lo hice, volviéndome hacia la ventana y cruzándome de brazos mientras observaba, no el exterior, sino mi propio reflejo en el cristal, aquel rostro que por un lado era hermoso, y por el otro estaba desfigurado como un monstruo. Tal vez nuestra manada era también así. Éramos servidores de una Gaia que parecía haber apartado sus ojos de nosotros, y monstruos que eran guiados por un Dragón Verde alimentado por los fuegos de la corrupción.

Mis ojos se cerraron un instante, al recibir la noticia. La rabia se agolpó en mi pecho, sintiendo el ardor de la abrasadora llama que ardía en nuestro interior desde que el gran verde nos tomase como sus bastardos. Violación. Odiaba profundamente a los violadores. Había renunciado a alguna recompensa por dar una mayor justicia a ese tipo de gente, cuyos cuerpos jamás serían encontrados en lo profundo del bosque, bajo nieve y tierra. Y ahora teníamos uno entre manos, y lo que era peor, no era un simple humano.

¿Sabemos dónde la encontraron? -Pregunté al abrir los ojos, con una fiera mirada clavada en aquel reflejo del cristal. Una mirada que sólo se desvió al oír en mi cabeza la voz rugiente del dragón, con palabras que enviaba nuestro hermano lupus. ¿Un hombre con hedor a Wyrm, camino del hospital? Miré a Erika, y seguidamente a la chica sobre la camilla- Podría ser el responsable, tratando de borrar su rastro, eliminar cabos sueltos. -Especulé, con preocupación, tratando de pensar rápidamente- Deberías acudir junto al otro superviviente, el quemado. Comprueba si ha estado en contacto con el Wyrm, y si lo ha estado quédate con él. Yo me quedaré aquí. Si ese tipo trata de eliminar testigos, irá a por uno de los dos. ¿Te parece bien?

Sientes como una extraña sensación invade tu cuerpo, no era una sensación común, ya habías percibido cainitas, demonios e incluso magos, sin mencionar de las miles de criaturas de la noche que alguna vez se te cruzaron enfrente.

Pero esta sensación era del todo extraña, como si una nueva especie de criatura de las sombras había cruzado las puertas del hospital en ese preciso instante, estaba débil, había visto la oscuridad casi recién e iba directamente a la sala de urgencias.