Partida Rol por web

Nieve Carmesí III

La Mansión

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23/03/2009, 16:36
Grüber

Grüber se sintió fastidiado pero una cosa era cierta, mejor era que se movieran todos juntos porque algo no estaba bien. Le gustaba más la idea de que aquello fuera una trampa de los rusos, que de pronto saldrían de por allí muertos de risa por haberlos hecho sentir como pequeños niños y les dispararían a quemarropa pero algo en su interior no lo dejaba convencerse de eso. Siguió las órdenes del sargento Karl y entró justo detrás de los prisioneros y de Pieter, a ver si a éste no se le ocurría hacer otra de las suyas. Mantuvo el rifle en alto, sentía las manos heladas y el cuerpo le recordaba cada tanto la inseguridad que sentía sobre los pisos de aquella casona. Volvió a transportarse, allá, con su madre y su padre, Grüber era un hombre joven pero la guerra, la sangre, las heridas, los muertos, lo habían envejecido, quizás, si es que volvía, sus seres amados ni siquiera lo reconocerían. Aún recordaba aquel día en que lo habían alistado, la carta apresurada que había escrito a los suyos, por principio a sus padres pero a pesar de ya tener el rifle en las manos, se había dado tiempo para escribir unas líneas a toda la aldea. La guerra era una mierda pero más aún porque coartaba los sueños de muchos que ni siquiera estaban enterados de la realidad.

Miró al frente, aquel lugar era mucho más tétrico que la cajita musical sonando o el llanto de la mujer, por sí solo ya daba miedo y quizás era la imaginación de Grüber pero lo sentía más frío que la otra sala. Negó con la cabeza y mentalmente se llamó la atención, el cansancio, el dolor de las extremidades y las muchas cosas vividas, le estaban jugando una mala pasada. Eso era, se lo repetía a cada momento. Así como decirse que volverían pronto a casa y que ni siquiera se acordarían de aquella noche, pensó que así estaría bien. Bajó una mano un instante, a la vista tenía a Pieter y a los prisioneros, echó una mirada atrás, se suponía que todos entraran allí juntos. Pero lo mejor era buscar la cocina, si había comida, debía ser allí y no en la biblioteca, ¿pero dónde diablos estaba? Grüber empezaba a sentirse espeso, sarcástico como él nunca había sido y sin embargo, sabía bien que era él.

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23/03/2009, 18:00
Alexeva

Alexeva avanzó cojeando hacia la puerta que habían abierto lso alemanes, y apenas la hubo traspasado se detuvo casi en seco, abriendo los ojos de manera desmesurada al tiempo que si piel palidecía aún más.

"Mierda... no es posible. La Casa Pavlova es una historia para asustar a los niños." pensaba la rusa mientras veía ahora como la biblioteca de la casa estaba ante ella tal y como se describía en las historias contadas en susurros junto a la lumbre de algún fuego. De momento aguantaría, pero si encontraba otra coincidencia saldría de allí como sea.

Incluso sería preferible morir.

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23/03/2009, 18:40
Hans

Atraído por las órdenes del sargento, Hans desanduvo sus pasos y se dirigió hacia la entrada de la estancia quizás a mayor velocidad de lo normal. No me gusta este sitio...pensó mirando con nerviosismo a ambos lados mientras esperaba pacientemente a que sus compañeros y los prisioneros entrasen por la otra puerta. Si en esta casa hay gente...¿por qué no aparecen?...y si está abandonada ¿por qué hay luz? se preguntó alzando los ojos a las lámparas que colgaban del techo. Sin embargo, guardándose todas esas dudas para él se limitó a cruzar el hall de la entrada en dirección a lo que parecía una biblioteca. Al hacerlo sus ojos se desviaron hacia el cadáver del teniente. La sangre viscosa y de color rojo oscuro había comenzado a formar un charco pegajoso y denso a su alrededor, colándose entre las tablas de madera del suelo y empapando toda su superficie. A medida que el rigor mortis se instalaba sobre el cuerpo éste se petrificaba allá donde hubiese cesado la vida, las manos aún agarradas macabramente a los intestinos ahora amoratados y apestosos, los ojos meras cuencas de oscuridad, el rostro desencajado por el dolor...Y mezclado con ello un olor nauseabundo comenzaba a manar del cuerpo y se iba extendiendo poco a poco por la entrada. Desviando rápidamente la vista ahogó un gemido y en dos zancadas alcanzó el vano de la puerta.

-Ése debía de ser el piano que antes estaba en la otra sala...-comentó en voz alta más para oír su voz y tranquilizarse que por aportar algún tipo de información. Llevándose la mano al bigote amarillento por el tabaco se lo acarició distraídamente mientras sus ojos resbalaban por el arpa y los libros de las estanterías. Quizás si encontrásemos una sábano o algo podríamos tapar el cuerpo...al menos le debemos éso

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24/03/2009, 13:18
Octavius

Octavius escuchó la órden del sargento. ¡No! Adentrarse en la casa no! debían salir, no adentrarse más!. Octavius se sentía un poco mareado, su cara mostró ligeramente su desagrado mientras cogía aire por la nariz. La escasez de fuerzas unida a la tensión nerviosa que recorría su cuerpo como si fuera un alambre estaba afectándole, y las imágenes y olores que le rodeaban no ayudaban en lo más mínimo.
Se quedó parado, con los brazos colgando inertes, mientras los demás, uno a uno, iban entrando por la puerta que había abierto el sargento. No, él no pensaba atravesar esa puerta, hubiera lo que hubiera detrás. Recorrió con la mirada los ventanales,advirtiendo que todos tenían barrotes por fuera, previstos para que no entrara nadie, pero que tampoco les dejarían salir. Cuando se giraba hacia la puerta vio por un instante al sargento y entonces un pensamiento atravesó su mente aclarando las cosas, al menos por ahora. Estaban en guerra. Si, estaban en guerra y desobedecer una orden como la que había dado el sargento, bueno, sería como rebelarse. Y si lo hacía, en fin, como poco le harían prisionero para llevarle ante un consejo de guerra, o, incluso,tal como estaban las cosas un soldado nervioso podía pegarle un tiro, aunque quizá eso fuera mejor que lo que les aguardaba en esa casa. Sin embargo, estiró el cuello, agachó la cabeza, y entró en la biblioteca siguiendo a los demás, con movimientos desgarbados,casi automáticos. A pesar de su pesimismo parece que no tenía ganas de morir, o al menos lo quería retrasar en lo posible. Vamos a morir de todas formas, así que da igual si es un poco más adentro de esta casa. susurraba mientras se movía por el interior de la biblioteca, alejándose un poco de los prisioneros y llevando el arma en una posición no muy militar. Sus pasos le llevaron al lado del piano, y se fijó en el papel que ahbía en él, aunque sin tocarlo.

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24/03/2009, 16:35
Grüber

Evidentemente nadie quería tocar nada, nadie quería arriesgarse más de lo necesario y era entendible pero Grüber ya estaba bastante fastidiado, los mataban los enemigos, la casa o el hambre y según él veía, lo más apremiante era lo último. Buscó con desesperación otra puerta, una que seguramente les llevaría a la cocina o a las dependencias principales, quizás la casa no tuviera mucho tiempo abandonada y por eso había luces; quizás los ruidos que habían escuchado eran meramente un reflejo de paranoia colectiva. Estuvo a punto de pararse en el centro de aquella habitación y decirlo pero se dio cuenta que aquel no era su papel, así que sólo lo mencionó en voz alta.

-Hemos superado cosas peores que estás, una casa no va a amedrentarnos, ¿o sí, compañeros?

Trato de esbozar una sonrisa y de hecho su voz parecía calma, tenía hambre, estaba cansado pero alguien tenía que animarles y mejor él que de armas prefería no hablar. Dio otro paso y observó a Octavius, no parecía ya fuera de sí y entonces se acercó a él.

-Soldado, quizás si nos dice lo que vio en lugar de gritar desesperadamente... Quizás entonces tengamos más oportunidades.

Grüber lo miró a los ojos, estaba calmado, lo lograba pensando en las manos de su madre, en la voz pastosa y sabia de su padre. Sí, así lo conseguía el médico, aunque fuera por escasos momentos.

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24/03/2009, 22:21
Director

Todos entraron ante la órden del sargento a la biblioteca.

Un poco apretados, pasaron la vista por todos los rincones de la sala, pero todo parecía normal...

Nada parecía fuera de lugar...

En ese momento una melodía comenzó a sonar en toda la mansión...

Pero eso no era lo extraño... no, nada de eso...

Ya habéis pasado por lo mismo... música que suene en toda la casa...

Salvo que esta vez...

Podéis ver como la música es acompañada rítmicamente por las teclas del piano...

Nota a nota...

Siguiendo la melodía...

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25/03/2009, 01:46
Alexeva

Todos se habian "congelado" al oir la musica, por supuesto que los alemanes no sabian de que se trataba todo aquello, y a Alexeva le hubiese gustado ser tan ignorante como los germanos. Sin embargo ya casi no cabian dudas, los lamentos, la musica, le puerta cerrada, todo encajaba; era como si alguna mente retorcida hubiese plasmado alli los terrores de todos.
Y segun las historias no iba a suceder nada bueno.

En un impass de la musica Alexeva dijo -Mierda... estamos muertos. Es la Casa Pavlova- en un tono que pretendia ser bajo pero que pudo ser oido por todos los alli presentes.

Notas de juego

Otra vez estoy en el portatil, asi que vuelvo a ppedir perdon por la ausencia de acentos.

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25/03/2009, 16:30
Grüber

El médico se quedó parado allí, no había respuestas a sus palabras pero obviamente era mucho más de lo que hubiera esperado, contando que podrían haberlo maldecido por aquel intento de ánimo y en cuanto a Octavius, aún seguía esperando su respuesta pero antes que esta llegara, de nuevo la música. Una melodía conocida, una sensación conocida también pero un desagradable presentimiento al mirar hacia el piano y descubrir que las teclas se movían como si alguien las estuviera tocando. Enseguida escuchó las palabras de la prisionera, la miró fijamente como intentando entender qué era aquello que estaba diciendo, quizás después de tanto tiempo, consiguiera entender algo, sacar algo de las muchas palabras que había oído en el campo de batalla. Supuso que no era nada bueno, por el modo en que la mujer las había expresado, más bien casi escupido. Grüber empezaba a creer que después de todo, no sólo eran cuentos de las madres para asustar a los pequeños y que definitivamente, ahí había mucho más mal que el que se podía sentir en las trincheras.

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25/03/2009, 16:53
Hans

Hans era un hombre pragmático, un hombre de familia, racional, que sólo creía en aquello que podía ver, oír, tocar y por tanto, poco dado a los cuentos que las abuelas contaban a la luz del fuego las noches de invierno. Sin embargo, en cuanto sonó la música todo el vello de su cuerpo se erizó aun antes de que sus ojos se dirigiesen instintibamente hacia el piano polvoriento. Y entonces lo supo. En cuestión de segundos entendió lo que había querido decir Octavius y, congelado en mitad de la habitación, vio cómo los esquemas que cuidadosamente había levantado entorno a su vida, patrones en los que creía desde que era niño, se derrumbaban ante él como un castillo de naipes mal levantado. Incapaz de decir nada, congelado, los ojos desencajados, la mano apenas sosteniendo el rifle que colgaba de su hombro, se limitó a observar cómo unas manos invisibles desgranaban poco a poco los acordes de la novena sinfonía de Bethoven en medio de un silencio sepulcral. Se acabó...estamos muertos y esto es el infierno...pensó incoherentemente mientras luchaba por calmar los latidos acelarados de su corazón.

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25/03/2009, 20:41
Octavius

En cuanto penetró unos pasos en la biblioteca Octavius se arrepintió de haberlo hecho. Le faltaba el aire,aquello estaba demasiado atestado, y la opresión que sentía en su interior desde que había entrado en la casa aumentó todavía más. Seguía mareado, y se mantenía en pie por pura inercia. De su garganta empezó a surgir, con cada respiración un gemido ronco fruto de su estado.
En la bruma de su conciencia vio a Grüber acercarse y hablarle.
- Ja - respondió de primeras a la cuestión del médico con una risa que no tenía nada de alegre. - ¿Se piensa que he tenido una aparición?, naa, nada de eso. - contestó con desgana y, poniéndose serio, continuó - No es cuestión de ver cosas, lo que hay en esta casa no se vé,está muy por encima de los sentidos, es algo, algo que se te cuela hasta los huesos, hasta aquí - dijo señalándose la sien - haciéndote sentir el mal, Sí, el mal, un mal que te ahoga, que te quita toda esperanza que no salga de alejarte de él lo más rápido posible. Pero cuando la única salida a este mal es la nieve, la sangre, la lluvia de bombas... pues, entonces ya todo da igual. - y, cerrando la boca, y volviendo a agachar la cabeza, dio un par de pasos titubeantes por la sala, sin cambiar prácticamente de sitio.
Se volvió hacia la puerta por donde había entrado, y entonces, justo al lado suyo,el piano cobró vida, y la música volvió a escucharse. Sin embargo ninguna reacción visible pudo observarse en Octavius, como no fuera un parpadeo un poco más largo de lo normal.
Hasta sus oídos llegaron los murmullos de la prisionera, de los cuales sólo comprendió dos palabras: mierda y muertos, y no pudo estar más de acuerdo con ella.

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25/03/2009, 21:07
Pieter

No...no puede ser, esto es una pesadilla mayor que la guerra.- pensaba Pieter cuando empezó a escucharse la música nuevamente.

Pieter se dio la vuelta para observar las expresiones del resto de soldados y de repente, vio las teclas del piano moviéndose. Ya no sólo sonaba la música, sino que era producida por un piano sin pianista.

Sus manos sudaban, resbalándose el fusil, el cuerpo se le iba cansando cada vez más. Estaba derrotado físca y emocionalmente, todo se estaba saliendo demasiado de la realidad...

Quizás deberíamos hacerle caso a Octavius, esto no tiene ninguna buena pinta...-pensaba mirando a su compañero.

 

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26/03/2009, 17:11
Grüber

El médico miró a Octavius, parecía decir la verdad y en el fondo aquello lo consolaba porque significaba que no había nada de eso, todo era histeria colectiva. Pero no, el piano seguía atormentándolo a cada compás y la cara grave de la rusa lo hacía también. Grüber estaba empezando a dudar de su misma sombra, de las enseñanzas en la universidad, estaba empezando a dudar de todo el mundo.

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26/03/2009, 18:22
Grigori
Sólo para el director

Notas de juego

Estuve ocupado estos últimos días, por eso es que no he posteado.

Lo de la casa Pavlova que menciona Alexeva, ¿yo también la conozco por ser ruso o no?

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26/03/2009, 18:22
Director

Hans echó un nuevo vistazo a la entrada. De pronto se quedó boquiabierto. En la entrada había un niño. Un niño pequeño, de unos seis años. Vestía una ropa de domingo: un traje negro, con adornos dorados en sus mangas. Parecía un pequeño uniforme. Luego se fijó mejor: no parecía un uniforme. Parecía un traje de luto. Un niño vestido de luto en una mansión abandonada. Aquello era ridículo. Los ojos del crío, enormes y verdes, lo miraban carentes de toda curiosidad. Su rostro era pálido. Abrió la boca como si fuera a decir algo, pero en ese momento un montón de gusandos salieron serpenteando de la oscuridad de su mandíbula. Hans contuvo la respiración y se frotó los ojos. Repentinamente el muchacho salió corriendo hacia el salón de baile. Por un momento el soldado solo sintió el latido desacompasado de su corazón. ¿Había visto aquello de verdad? ¿Qué podía hacer un niño en aquel lugar? Había algo en la zona donde se había encontrado el niño: gusanos. Una bola de gusanos que ahora se esparcían por la madera podrida...

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26/03/2009, 18:27
Director

 

Todos quedaron estupefactos al sentir la música y al ver las teclas del piano moverse solas al compás de la música. Pero cuando la música que sonó en toda la casa acabó, las teclas también han dejado de sonar.
 
El reloj comenzó a sonar otra vez… doce campanadas… ¿Han pasado ya dos horas desde que todos entraron a la mansión? Sólo se han movido un par de metros dentro de la casa… ¿Dos horas?
 
Ninguno de los presentes pueden dar crédito a todo lo que está sucediendo en la casa… es todo tan extraño…
 
Tal vez el soldado tenía razón… tal vez tenían que haber salido de la casa cuando hubo oportunidad…
 
Tal vez los obuses y el gas mostaza eran el paraíso comparado con lo que están pasando…
 
Pero en ese momento, todos escucharon un grito desgarrador…
 
Todos, soldados y campesinos se giraron para ver de donde provino ese grito, ya que sonó muy cerca… a pocos metros de donde se encontraban.
 
Y allí lo vieron…
 
Era Dieter.
 
Dieter gritó como nunca mientras se llevo ambas manos a la garganta. Sus ojos se salieron de sus orbitas cuando los abrió como platos mientras sus manos intentaron quitarse algo de encima, algo que le presionaba la garganta…
 
Todos pudieron ver las marcas de los dedos que se formaron en la garganta de Dieter. Sus ojos se pusieron rojos… desde cualquier posición se podía ver como sus labios se tornaban azulados mientras que su boca se abrió y cerró varias veces, cual pez fuera del agua.
 
Después el cuerpo de Dieter se elevó. Sus piernas flotaron en el aire y se sacudieron de un lado a otro, mientras que sus manos intentaban deshacerse de lo que presionaba su cuello con fuerza.
 
Entonces se hizo el silencio…
 
Y en ese silencio todos escucharon como el cuello de Dieter se rompió.
 
*Crack*
 
Y como esas manos invisibles que lo presionaban lo sacudieron por última vez en el aire, para arrojarlo sobre una de las ventanas, haciendo que los cristales se rompan y que su cuerpo quede colgado boca abajo de las rejas que impiden que los del exterior puedan entrar…
 
O los del interior puedan escapar…
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26/03/2009, 18:29
Director

Notas de juego

Conoces la historia de una casa encantada llamada con ese nombre, pero nada más.

 

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26/03/2009, 20:06
Karl

-¿Pero qué diablos es todo ésto? -murmuró sin dar crédito a lo que sus ojos veían.

El escepticismo de Karl ya no tenía razón de ser, lo que estaba viendo era demasiado real como para dudar. Instintivamente apuntó con su arma en dirección a lo que sea sujetaba a Dieter, pero no había nada... absolutamente nada.

Había conseguido entender algunas de las palabras de la rusa, algo acerca de muerte y la palabra Pavlova. De lo segundo no tuvo dudas que se referia a un nombre. ¿Sería acaso el nombre de la mansión?.

Comprendió que los miedos de Octavius, a los que en principio restó importancia, no eran infundados. Aquello escapaba a cualquier razonamiento de su parte, nunca había creído en esa clase de cosas y sin embargo lo que acababa de suceder frente a sus ojos echaba por tierra todo.

Tenía que encontrar el modo de proteger a sus hombres, el modo de salir con vida de ese lugar. La muerte los rodeaba, estaban en guerra, pero aunque morir fuera lo único que se vislumbrara en su futuro estaba decidido a que sería con honor.

-¡REUNANSE TODOS! -ordenó- Y NO SE DESCUIDEN -miró a su alrededor- Tenemos que buscar el modo de salir de aquí -se acercó a Alexeva y la miró directo a los ojos, serio- ¿Entiendes lo que te digo? -preguntó- Pavlova, mencionaste ese nombre -le hablaba pausado intentando que ella lo entendiera, el modo en que la mujer se había expresado y lo que en sus ojos se había reflejado le hacían entender que ella sabía algo y necesitaba averigüar qué-... ¿Qué es lo que sabes?

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27/03/2009, 00:57
Alexeva


Cita:

-... ¿Qué es lo que sabes?

-Muy poco...- respondió Alexeva en un alemán bastante aceptale, ante el asombro de unos cuantos -... hasta ahora creía que la "Casa Pavlova" era un cuento para asustar a los niños, pero es evidente que algo de verdad hay tras esa historia. Esta es la casa, después de lo visto no me caben dudas, por lo anto va a ser imposible que salgamos de ella.- en este punto se detuvo unos segundos y miró a todos uno a uno a los ojos y siguió con n tono grave y monocorde -La casa Pavlova es una mansión de la época zarista, propiedad originalmente de Igor Kruchvesky. Algo pasó aquí, algo atroz, y desde ese momento "los espíritus" invadieron la casa. Estos "espíritus" se alimentan del miedo, y por eso la casa suele aparecerse como una tabla de salvación en medio de una situación desesperada. Funciona como una trampa, una vez que las presas entran ya no pueden salir.-
Aquí Alexeva miró de refilón las ventanas y la puerta principal cerrada, que podía verse desde la posición donde ella estaba parada.
-Los "espíritus" de la casa actúan de manera indirecta, hasta que por algún motivo el miedo general les da la fuerza suficiente para materializrse o lo que sea y hacer lo que hicieron con ese.- dice señalando a Dieter y continúa sin detenerse más de lo necesario -Probablemente la casa tratará de confundirnos, amedrentarnos y ponernos unos contra otros. Va a haber que ir con cuidado, sobre todo...- y dice esto mirando con fiereza a Pieter -...los que se apresuran a usar las armas, antes hay que mirar bien y mantener la cabeza fria.-Alexeva vuelve a mirar a todos y agrega, como una ironía final -Claro que eso son cuentos de niños de la vieja Madre Rusia.-

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27/03/2009, 04:24
Grigori

Para no enojar a los alemanes, Grigori los siguió fueran donde fueran, contando en que ellos lo protegerían de cualquier peligro. Entraron a lo que parecía una biblioteca, habían libros, un piano y un arpa. Sus acompañantes intercambiaron algunas palabras, todos estaban tensos y nerviosos, pero el campesino intentaba por todos los medios calmarse, pero no eran muy suficientes. Fue cuando el piano empezó a sonar, pensó en un principio de que uno de los alemanes había empezado a tocar, pero después de mirar bien, se dio cuenta de que no era así. Se quedó paralizado, no sabía qué hacer, eso ya iba fuera de todo lo cuerdo y cotidiano. Reconoció algunas palabras de la campesina, -¿La casa Pavlova? ¿No es ese cuento de la mansión embrujada o algo así?-, pero el grito ahogó sus pensamientos.

Todos podían ver como el pobre hombre se retorcía en el aire, todos aterrados por no poder creer qué es lo que estaba ocurriendo ahí. Finalmente, el cuerpo fue arrojado, y grigori, angustiado, no pudo aguantar el llanto. Su sentido de lo común había sido desafiado y había perdido, solo quedaba la desesperada locura. Pero negándose a caer en ella todavía, se dirigió al grupo, donde la campesina le hablaba a los alemanes en su idioma, de lo cual pocas palabras pudo captar. Esperó a que terminase y se le acercó, -Hey... hey... Al parecer tu conoces este lugar... ¿qué es la casa Pavlova? He oído hablar de ella... pero solo eso.-, hablaba con voz temblorosa y baja, como si tuviera miedo de que alguien lo escuchara. Y lo tenía.

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27/03/2009, 11:16
Hans

Mientras el piano continuaba sonando Hans desvió la mirada hacia la entrada y súbitamente su rostro empalideció al tiempo que abría sus ojos desmesuradamente. Jadeando y visiblemente impresionado avanzó unos pasos hacia lo que quiera que estuviese viendo pero de repente se detuvo. Sus nudillos se pusieron blancos cuando sus manos se cerraron convulsibamente sobre el rifle.

-¿Qué...?-comenzó a articular cuando un grito desgarrador le interrumpió. Congelado en su sitio por la impresión, contempló sin moverse cómo el cuerpo de Dieter, amoratado y desencajado se elevaba junto a él en el aire y algo, invisible y aterrador, le rompía el cuello.

No...no...esto no está pasando...ahora cerraré los ojos y cuando los abra estaré en las trincheras, tumbado sobre el suelo húmedo y frío pensó intentando mantener a raya el miedo. Pero no logró. Sin hacer caso de los gritos del sargento ni de la tranquila explicación de la rusa se llevó las manos a la cara y comenzó a gritar sus ojos prendidos del cadáver desmadejado que colgaba de la ventana.

-¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUIIII!-exclamó al tiempo que cruzaba el hall y sus manos se cerraban sobre el picaporte de la puerta.