-Gracias Sorcha, la verdad es que es gentil y me agrada su compañía, aunque hay cosas a las que aún no me habitúo... Me alegra que vos os hayáis adaptado bien al lugar- sonrío cansada a mi sirvienta.- Todo ésto es nuevo y me siento mareada... ¿Tenéis algún remedio para mi? Siento que la cabeza se me va a partir en mil pedazos y mucho calor...

-Por supuesto, sentaos aquí. Enseguida traeré algo. -Ya el mero hecho de sentarte te alivia bastante. Al cabo de un par de minutos Sorcha aparece con algo que parece una taza de caldo- Esta es una receta de mi abuela, os sentará bien.

Aceptas el caldo sin estar muy convencida de que un caldo caliente sea lo que necesitas para solucionar el calor que tienes, y te lo bebes con escepticismo. El resultado no se hace esperar... Son sólo un sorbo notas en primera instancia un calor sofocante que casi marea en una fracción de segundo. El caldo caliente lo notas bajar al estómago y de ahí lo notas circular por tu sangre a cada poro de tu piel. Y tal como sube... baja. Lo que antes era calor se torna en un agradable frescor y notas como la tensión en tu cuerpo desaparece.

-Muchas gracias Sorcha- le sonrío agradecida, a falta de poder darle un abrazo en público.- Tomaos el resto del día libre si lo deseas, hasta mi esposo quiere que todos se unan a la celebración, vos no íbais a ser menos mi querida Sorcha. 

Me levanto.
-Voy a buscar a padre, aún no lo vi, ni pude cruzar unas palabras con él- me levanto y lo busco, para acercarme a hablar con él, antes de volver con mi esposo. Después de la boda partiremos con él, aún así no quiero que se sienta solo.
 

-No me agradan las personas que no llevan bien el perder. A veces puede resultar tedioso lo testarudo y pertinaces que llegan a ser las personas. En fin, contestando a tu pregunta; sí, lo soy. Esas historias son solo eso, historias; no hay qué temer. ¿Usted es un cruzado, por algún casual?

Guillem escucha la conversación de Asenoc...

-Os acompañaré en vuestras partidas a Constantinopla y regreso de la misma. Trabajaré junto a Narsés, aquí presente, para escoltar a vos y vuestra compañía lo mejor posible. Ya he podido comprobar la eficacia y rapidez del muchacho le instruiré algunos conocimientos adquiridos en batalla mientras, espero, él me comenta algunas de sus técnicas -Comenta el templario observando al joven que tiene a su lado y que salvó de una muerte segura a Asenoc gracias a sus reflejos y cualidades exóticas para Guillem.

-Indagaré mientras tanto en posibles revueltas en la ciudad gracias a algunos contactos que tengo en ella. Vos seréis informado -Concluye Guillem estrechando el brazo de Narsés que se presenta ante él.

-Apreciados Valahir y esposa -Dice Guillem sentándose junto a ambos.

-La ceremonia se me está haciendo algo larga. Demasiados nobles, demasiadas miradas extrañas, demasiadas amenazas detrás de cada uno de ellos. Intuyo que algo no va bien como hace tiempo no me ocurría pero... oh!! debo pediros disculpas. Serán los efectos del vino o, tal vez, la falta de este tipo de eventos en mi vida lo que me hace sentir y observar semejantes tonterías. Disfrutemos de un buen trago. Brindo por vos y vuestra esposa. Brindo por volver a vernos pronto en vuestro castillo para hablar de la familia... -Comenta el templario intentando animar un poco su solitario corazón.

- Comprendo vuestros motivos Maese Guillem, aunque no está de más un poco de diversión. Yo creo que hoy celebraré que he vuelto a nacer gracias a vos. Las puertas de mi hogar siempre estarán abiertas para vos. Termino diciendo mientras le doy un efusivo abrazo

Las horas pasan y empiezo a estar cansado de recibir felicitaciones. Cuando vuelva Carienn de su paseo sera el momento de retirarnos a nuestros aposentos.

-¿Qué tal te encuentras, hija? Creo que después de todo Asenoc es mejor persona de lo que me habían informado. Se empieza a hacer tarde, tal vez deberíais retiraros ya. Mañana por la mañana partiremos hacia Irlanda.

-¿Cruzado? Que va... Yo sólo soy un noble menor que no le cae bien a casi nadie. Pero detesto la política y paso más tiempo guerreando y cazando que en los salones de palacio.

-Estoy bien padre, un poco fatigada pero muy feliz del esposo que habéis elegido para mi. Es un gran hombre y será un fuerte aliado para vos- sonrío y me acerco a darle un beso afectuoso en la mejilla.- Me retiro ya, mañana nos veremos, estoy deseando reencontrarme con mis hermanos y presentarles a mi esposo. Que paséis buena noche padre- hago una leve inclinación de cabeza en señal de respeto y voy a buscar a Asenoc.

Tras cruzar unas palabras con mi padre, vuelvo a buscar a mi esposo.

-Ya me encuentro mejor...- le tomo de la mano y le sonrío.- Disculpadme por marcharme antes, no era mi intención dejaros solo. Mi padre dice que deberíamos descansar, quiere salir cuanto antes mañana hacia Waterford... Es un viaje largo y no quiere demorarse.

Me acerco a Sebastien con Carienn y le digo:

Sebastien. Anuncia que nos retiramos a nuestros aposentos. Que se queden aqui todo el tiempo que quieran y disfruten de la celebracion.

A continuacion llevo a mi esposa de la mano por los pasillos hacia el lecho nupcial.

Quizas lo apropiado sea que nosotros mismos anunciemos nuestra ausencia para consumar el matrimonio. Pero Carienn es muy timida y temo que se ponga todavia mas nerviosa. Seguro que los invitados, borrachos como estan, sabran disculpar que la impaciencia de dos jovenes impulsivos les empuje a marcharse cuanto antes.

La habitacion esta tenuemente iluminada por unas pocas velas. El dosel de la cama esta listo para dar un ambiente aun mas intimo. Un perfume a jazmin y a rosas se percibe en el aire. Todo esta preparado para que Carienn se sienta comoda y tranquila. Junto a la cama, unas copas y una botella fria de una bebida espumosa importada descansan junto a una bandeja de frutos de todas partes del mundo. Otra cesta esta llena de pequeños alimentos exoticos... petalos de flores cubiertos de azucar entre otras cosas de aspecto suculento.

Cierro la puerta tras nosotros y me giro para estar frente a Carienn. Levanto su rostro situando mi mano sobre su barbilla y a continuacion le acaricio suavemente la mejilla.

Eres increiblemente bella. Me siento muy afortunado de estar aqui contigo. Eres una mujer muy especial.

Le regalo un beso muy despacio. Suave. Acariciando sus labios con los mios sin apartar mi mano de su rostro mientras con la otra mano voy abrazandola lentamente por la cintura.

Tras el beso. La acompaño hasta el borde de la cama.

Tranquila. Todo ira bien. No tengas miedo. Simplemente relajate e intenta disfrutar de las sensaciones que vayas experimentando.

Me quito la parte superior de mi atuendo y despues empiezo a desabrochar su vestido. Muy despacio. Hasta llegar a la ropa interior (nota: que supongo que muy sexy no sera. Haha)

La beso nuevamente dejandola caer sobre la cama con delicadeza y voy tanteando como responde a los besos y las caricias. Ire avanzando pasos segun ella vaya relajandose.

Segun vamos disfrutando de besos y caricias voy quitando el resto de nuestras ropas. Acariciando mas zonas de su cuerpo y llevando sus manos al mio instandola a participar y satisfacer sus deseos y necesidades.

Cuando parezca preparada... estimulo sus zonas mas erogenas. Como es su primera vez (supuestamente) le dedico mucho tiempo a hacerla disfrutar para pasar a la penetracion solo cuando este muy cerca del orgasmo. De ese modo no sentira apenas dolor. Siempre atento a sus necesidades y pendiente de bajar el ritmo si veo que se avergüenza de algo.

Tras la primera vez. Le sirvo un poco de la bebida espumosa que tenemos fresquita y le ofrezco las frutas ya cortadas.

¿Como estas cariño? ¿Ha sido como esperabas?

Si tenemos mas relaciones sexuales. Pasamos la noche hablando o simplemente nos vamos a dormir dependera de Carienn. Segun como este y la necesidad que tenga de experimentar mas cosas, charlar o dormir.

Miro a mi esposo por su pronta intención de retirarnos directamente, no añado nada a ello, pues mi padre ha dicho que es lo que debiéramos hacer. Pese a todo no me encuentro ya nada fatigada por el caldo que me ofreció Sorcha.

Me dejo llevar por Asenoc por los pasillos del castillo, de forma silenciosa y mirando todo, aún me deslumbran todas las cosas que tiene aquí, pese a los días que llevo paseándome entre sus muros. Mi curiosidad se torna en nerviosismo al ver todo lo que hay en la alcoba y volviendo a la realidad. De inmediato me ruborizo.

No sabía que hubieran falta tantas cosas para... para... - trago saliva en mis nervios y noto el calor de mi cara roja de vergüenza.

Cuando mi esposo cierra la puerta tras nosotros evito mirarle, algo inútil pues toma mi cara entre sus manos y me besa tras unas dulces palabras. Correspondo al beso, aún perdida y me dejo llevar al lado de la cama. Las piernas me tiemblan, como si no pudieran sostenerme. En lo que él se desviste vuelvo a mirar al suelo de forma nerviosa, solo para ver cómo se deshace de mi vestido con pasmosa facilidad. Entre Sorcha y dos sirvientas más han tardado en ponérmelo media mañana, y a él le bastan unos minutos para dejarme sin él. Vuelvo a tragar saliva.

Con el temblor de piernas siento que voy a caerme, pero Asenoc me besa y me tumba sobre el lecho. Correspondo a sus besos con inexperiencia y timidez, muy perdida por la novedad de la situación. Solo me aventuro a acariciarle levemente el cuello cuando me insta a participar, tocar el resto de su cuerpo desnudo es demasiado para mi, incluso evito mirar mucho. El temblor de piernas pasa a todo el cuerpo cuando se deshace de toda mi ropa. Ahogo un gritito de sorpresa volviendo a tragar saliva, al darme cuenta que estoy completamente desnuda.

Me fijo que las experimentadas manos de mi esposo recorren mi cuerpo sin ningún pudor, ahora que no hay nada sobre mi piel que pueda evitarlo, y cierro los ojos. Él sigue con sus caricias suaves y acertadas, pero yo no abro los ojos. Noto que mi cuerpo deja poco a poco de temblar respondiendo solo al tacto de sus manos y sus besos, acelerándose mi respiración. 

Me avergüenza sumamente la reacción espontánea de mi cuerpo, por lo que no abro los ojos en ningún momento. Me muerdo el labio para evitar soltar gemido alguno, cosa que mi esposo parece tomarse como una señal para pasar a algo más. Me separa con suavidad las piernas, lo que hace que al mismo tiempo abra los ojos con sorpresa y le mire. Él procede a penetrarme, escapándoseme a mi un gritito que me es imposible ahogar por la sorpresa. Noto dolor, que acaba tornándose en una ligera molestia cuando retoma sus gentiles caricias. Le doy un beso tímido, instándole a que siga, apoyando mis manos en su espalda.

Mi cuerpo acaba respondiendo solo ante tanto estímulo, procurándome una sensación totalmente nueva y agradable. Como si de un escalofrío se tratara, me recorre todo el cuerpo, dejándome los pelos de punta y no pudiendo ahogar esta vez el gemido resultante. Clavo mis dedos en su espalda de forma involuntaria.

Cuando todo acaba y me doy cuenta de nuevo de mi desnudez, me tapo de inmediato con las sábanas avergonzada. Miro a otro lado en lo que mi esposo sirve el espumoso, aún tumbada y sin moverme. Me incorporo un poco para aceptar la copa, fijando la mirada en ella y asegurándome que sigo tapada con la sábana.

_{-B... B... Bien... En realidad no esperaba nada... No sabía...}- doy un largo trago a mi copa nerviosa.

Si que está versado en las artes amatorias como insinuó Sebastien. Para él debe haber sido decepcionante por mi parte...- vuelvo a mirar el vaso, evitando contacto visual con mi esposo.

La noche avanza y los nobles empiezan a marcharse. Asenoc y Carienn se retiran a sus aposentos, y tras esto los sirvientes empiezan a recoger. Valahir tampoco está, hace rato que se marcho.

Abrazo a Carienn y le acaricio el pelo hasta que se duerma.

-Espero trabajar codo con codo Guillem, aprenderé rápido - miro a Asenoc-debería conocer a todo su entorno mi señor para garantizárle su seguridad, pronto estará hecho lo que vos me pidio.-

-Entonces sois algo así como un indeseado. Pues sois como de mi gremio- suelto una afable risa-. Bueno, si no le importa, estaré encantado en compartir con usted otra jarra de vino; no admitiré un "no" por respuesta. ¡Estamos de celebración!- levanto los brazos mientras exclamo esta última frase para hacer hincapié en la festividad del acontecimiento. 

Me dirijo a pos unas jarras de vino mientras pienso: "A ver si así consigo sonsacar algo, aunque parece que con este tampoco es que haya acertado mucho. En fin, intentaré terminar la conversación, a ver si le saco alguna nueva, no sé muy bien como, pero algo se me ocurrirá. Tengo el vino con aguardiente, eso es un punto a mi favor, y que yo le dirija la palabra parece ser otro, así que..." . Vuelvo a la mesa con las jarras.

Quedo acurrucada sobre mi esposo, pues parece que desea dormir.

No quiere hablar... No fue de su agrado... Lo entiendo, yo no se nada de la vida ni de los asuntos de cama y quizás esperaba alguien que pudiera satisfacerle completamente, alguien más experimentada quizás...- agacho la cabeza escondiéndola en su pecho.- Quizás acabe buscando lo que no puedo darle en otras mujeres, como ya supe que hicieron mis hermanos con mis cuñadas. Aunque a ellas parece darles igual, yo no se si lo soportaría... Creo que prefiero no saberlo, porque si ocurriera... Si llegara a buscar a otra mujer... En ese caso supongo que no podré hacer nada- comienzo a apenarme, mientras acaricia suavemente mi cabello.- Es tan agradable el tacto de sus manos y sus calurosas caricias... 

Acabo durmiéndome en sus brazos, a la par que una lágrima cae solitaria por mi mejilla.