Partida Rol por web

Como ya sabías, el pueblo estaba relativamente cerca así que no tuviste que cargar con la doctora durante demasiado tiempo, ya que después de un rato, comenzaste a notar que tener que llevar a alguien así hacía que tu esfuerzo fuera mucho mayor a la hora de utilizar tus poderes y se te cargaban los brazos..

La doctora te dirigió hacia una especie de pequeño hotel que tenía el pueblo y antes de entrar te dijo: -  Voy a darme una dcuha y pediré que me traigan algo de ropa y si quieres, puedo pedir que nos traigan algo para comer. No es obligatorio que vengas conmigo a la habitación, pero creo que la invitación a comer te la debo, aunque sólo hayas venido a intentar ayudarme para saciar tu curiosidad..

Tras sus palabras, casi maldices el hecho de haberla dejado leer tu mente, ahora es cuando estás totalmente seguro de que ha leído todo lo que la ha dado la gana, aunque no haya hecho ningun comentario sobre tus cosas privadas.

No tengo donde esperarte y que me cuentes algo mas, así que iré contigo. Además es cierto que tengo algo de hambre. Mientras te duchas mirare en el ordenador a ver si ha pasado algo nuevo de lo que tengamos que tener constancia – Dije mientras la seguía. - Espero que no tengas miedo de estar en la misma habitacion con hombre que ya te ha visto desnuda – trata de decir un chiste, que no es demasiado bueno.

Ah y también agradecería un termo con café, no puedo vivir sin el.

La mujer pareció volver a encontrar divertida tu forma de hablar, ya que se volvió a echar a reir y la verdad, es que no creías que se estuviera riendo así mientras caminaba por lo buno que había sido tu chiste, ya que hasta a ti te hizo más bien poca gracia, aunque estabas acostumbrado ya a no ser demasiado elocuente, lo tuyo nunca había sido el llevarte bien y parecer atento con otras personas.

Al no responderte a tus palabras, te pusiste a pensar precisamente en por qué se estaba riendo de esa manera, hasta que tú mismo te diste cuenta. Eras absolutamente incapaz de decir algo a alguien que no fuera una petición, o un mandato, o al menos, algo que sonara como tal y eso, que en esta ocasión la mujer se estaba mostrando extrañamente agradable contigo, aunque suponías que era una reacción lógica después del mal rato que había tenido que pasar.

En la pequeña recepción había un hombre anciano, sentado en una silla mirando a la lejanía, a algún punto de la estancia que no sabías identificar, aunque casi podrías jurar que era a una pared en laque no había nada. No hizo ningún gesto de miraros cuando estrasteis, parecía absorto en sus pensmientos.

De una de las puertas laterales no tardó en salir un hombre que no debía llegar a los cuarenta años y que claramente, era el hijo del primero que habías visto al entrar, sus rasgos eran inconfundibles.

Emma pidió la habitación, comida y el café como la habías dicho que querías, aunque volviendo a recordar su risa, te sentiste algo incómodo por ello. También cogió el teléfono para llamar a alguna parte, sin hablar más bajo nininguna cosa que te hiciera sospechar nada raro, sobretodo, porque escuchaste claramente como estaba pidiendo algo de ropa a alguna tienda en la que debía conocer al dependiente.

La habitación que os dieron no era demasiado grande, cubría las necesidades suficientes y tenía un baño con una ducha y agua caliente, que era lo que la mujer necsitaba en esos momentos.

Tu decepción fue bastante grande, cuando al acceder, no encontraste ningún ordenador. Lo único que había electrónico allí, era una antiquísima televisión y un teléfono.

- Voy a darme esa ducha ¿ vale? No tardo nada. Ve comiendo algo si quieres en cuanto lo traigan, yo si eso ya como algo cuando salga.

De acuerdo, aquí estaré… - Dice con una leve sonrisa. Luego coge la taza y se sirve un poco de café.

No tenia ningún interés en perder el tiempo pero no se podía evitar. Me tocaba la moral que haya profundizado tanto en mi mente la verdad pero eso ya no se podía solucionar. Bebi un poco de café, no iba a comer hasta que saliese por que no es muy cortes. Aunque sea una mujer como esta, la esperaría.

Me levante con la taza de café y me acerque a la ventana, creo que después de esto nunca dejare de mirar a mi alrededor. Aparte la cortina y me fije en la calle mientras me terminaba la taza de café. Luego me di la vuelta y me llene otra. Me recosté e la cama y me puse a pensar sobre lo que podíamos hacer ahora.

Saque mi móvil y entre en internet para mirar si pasaba algo extraño que me pudiera ser útil mientras estaba acostado ahí con la taza en una mano y el móvil en la otra.

Parecía que al menos tu móvil si tenía cobertura y pudiste echar una ojeada a ver qué es lo que encontrabas por internet, mientras tomabas uno de los mejores cafés que habías tomado en muchísimo tiempo.

Lógicamente ya comenzaste a mirar las portadas de los periódicos, esperando encontrar alguna noticia sobre alguna cosa relacionada con lo que estaba sucediendo. En una de las ediciones digital de uno de los periódicos más rigurosos en cuanto a información, había una última hora. Parecía ser que la D.C.M. aún no había dado con el culpable de los asesinatos y que el número de víctimas se había doblado desde hacía tan sólo una semana. Si eso seguía a ese ritmo, con esa exponencialidad en dos meses como mucho no iba a quedar ni un mutante sobre la faz de La Tierra.

La única noticia que llamó un poco tu atención es que parecían haberse vuelto activos tres de los volcanes más importantes del mundo a la vez, que se creían apagados y que no iban a volver a entrar en erupción.

Por lo demás no escontraste nada más útil y tu correo estaba absolutamente vacío.

La doctora no tardó en salir de la ducha. Parecía que la había sentado bastante bien ya que salió luciendo una sonrisa agradecida. A pesar de que ya la habías visto sin ropa, se colocó una toalla, sujetándola en su pecho metiendo una de las esquinas hacia dentro, para no tener que sujetarla todo el rato con la mano. Su ropa no había llegado y siempre era mejor una toalla que nada.

Emma no era una mujer que llamara mucho la atención por su físico, más bien era una mujer normal, aunque en su mirada se podía adivinar que su inteligencia era una de sus mejores cualidades.

- Espero no haber tardado demasiado. - Dijo la mujer con la misma sonrisa con la que había salido. - Creo que hacía tiempo que no me sentaba tan bien una ducha. ¿ No ha llegado aún mi ropa ¿no?

Absorto en mi búsqueda tarde unos segundos en responderle poniendo una sonrisita.

Llego, pero dije que se equivocaron. Ya sabes sin ropa estas mejor – dice con tono burlón. Luego se incorpora sobre la cama y se bebe otro par de tragos del café. – Tengo cierto interés en saber por que me llego un correo con tu foto y además, quien es el que los manda. Resulta que antes de empezar los asesinatos, me mandaron este símbolo – Le enseño la imagen en el móvil. – No se si tu sabrás algo al respeto.

Se levanta y se acerca la ventana para vigilar a ver si había alguien mientras se acaba su café.

La mujer hizo una mueca ante tu broma, aunque esta vez sí, parecía haberla hecho gracia y luego observó lo que la enseñabas sin sorprenderse lo más mínimo.

- Había visto ya ese símbolo en las noticias y lo del mail, en tu cabeza.. - Luego al darse cuenta de lo mal que sonaba eso, trató de disculparse. - Perdona, pero que conste que sólo lo hice cuando me diste tu permiso..

Se sentó en la cama y ahora sí se agarró la toalla con la mano para evitar perderla y luego continuó hablando.

- No sé por qué han venido a por mí, pero sé que era el mismísimo infierno el que me llamaba. Si no llega a ser por mi regeneración ahora mismo estaría saliendo en las noticias de algún canal. - Su expresión había pasado a ponerse seria, pero sabías que lo que te estaba diciendo era la verdad. - Si quieres, puedo mostrarte lo que vi antes de que pasara, pero te provocaría que sintieras las sensaciones como si te hubiera pasado a ti..

Como ya sabes, sufrí dos veces ese infierno o al menos algo similar supongo. De acuerdo muéstramelo. – Se acerca a ti con una sonrisa, pero por se acaso toma asiento en la cama, por si le pasara como cuando toco aquel picaporte. No estaba seguro, pero tenia que saberlo.

Veámoslo a ver, seguramente saque algunas pistas de ello. No suelo ser partidario de compañerismo, pero creo que deberíamos cuidarnos un tiempo hasta al menos saber que pasa exactamente. – Saliendo de sus labios aprecia lo mas cariñoso que podría decirle a una mujer. Eso lo sabias por haberle leído la mente.

La mujer soltó la toalla para acercar las manos de nuevo a tus sienes, con tan mala suerte que ésta cayó sobre la cama deslizándose por su ahora húmedo cuerpo. Ella pareció no darse cuenta ya que estaba totalmente concentrada con lo que iba a hacer, pero a ti, el detalle no te pasó desapercibido. Lo último que te pasó por la cabeza fue el ponerte a pensar cuánto tiempo hacía que no habías estado con una mujer, aunque las manos de Emma sobre tus sienes borraron todo rastro de pensamiento.

"... Estabas en el salón de una casa, todo estaba en su sitio pero una extraña oscuridad comenzó a llenarlo todo. Te estaba ahogando, te impedía respirar, te impedía moverte. Llevaste tus manos a tu cuello, aire, no teníais aire. Frente a ti comenzaron a brillar las llamas, llamas ardientes y muy vivas que comenzaban a abrasarte la piel mientras no podías hacer nada para evitarlo. Dolor, un dolor como nunca habías sentido.
De entre aquellas llamas una sombra, negra, una oscuridad infinita que te helaba la sangre a pesar de estar ariendo por fuera y uno ojos, rojos como la sangre que te miraban. A pesar de que tenías ganas de gritar no podías hacerlo, no podías derramar ni una lágrima, y notabas como tus poderes te abandonaban, como si te estuvieran robando todo lo que habías sido hasta ahora. La sensación de importencia, de desesperación, invadía cada poro de tu piel y no, no tenías forma de defenderte. De la oscuridad sonaron voces, voces que pedían que te reunieras con ellas, voces que te advertían de que estabas condenado eternamente, pero otra voz las hizo callar. - Ahora todo lo que eres pasará a formar parte de mi ejército. El mismo ejército que destruirá este mundo y me dará la libertad..
A partir de esas palabras todo fue dolor. El mismo dolor que debía sentir alguien al que le están absorviendo gota a gota todo lo que es. El mismo dolor que se puede sentir cuando sabe un preso cuando sabe que su condena a sido a muerte. Sólo que en este caso, el único delito que se había cometido era haber nacido con las habilidades que lo habías hecho.. "

Cuando volviste a abrir los ojos estabas llorando, las lágrimas recorrían tu cara y tan sólo podías ver aquellos ojos rojos que te habían provocado tanto miendo. La mano de la doctora se posó en tu hombro y poco a poco de fuiste calmando, seguramente, fuera ella misma la que estaba haciendo que recuperaras la compostura.

Si no fue la primera vez, al menos era la que recordaría siempre que perdí el control y los estribos. Fue una experiencia terrorífica, yo tuve mala suerte de tocar aquel picaporte pero esto era muy diferente. No me había imaginado tal dolor, ahora la comprendía, pero era peor. Lo sentía yo mismo. Sin darme cuenta la abrace, creo que ese acto jamás lo habría hecho sin estar así. No me controlaba y al poco me di cuenta que estaba ella desnuda. Yo seguía llorando pero ya no estaban en aquel estado de shock. Pero no la solté, algo de ella no me dejaba hacerlo. Simplemente dije: Lo siento.

La mujer te devolvió el abrazo, rodeándote con sus brazos y esperando a que poco a poco te fueras calmando. Ella ya conocía lo que acababas de ver, lo había sentido y sabía que ahora era cuando necesitabas apoyo, como antes lo había necesitado ella.

- No tienes nada que sentir.. - Susurró esperando a que estuvieras bien. - Si yo he podido ver esas cosas en tu mente, era justo que tu pudieras ver las que he visto yo..

Emma permaneció quieta, ignorando el hecho de estar desnuda ante un hombre que no conocía. Notabas su consuelo, y notabas que no estabas solo, que en ese momento, era lo que más necesitabas saber. Ahora era cuando comprendiste la reacción de la mujer en la casa, y aunque muchas veces no pudieras comprender las reacciones lógicas de las personas, esta sí que la habías comprendido perfectamente.

No comprendía esto, ahora mismo no era yo el que controlaba mi cuerpo y mucho menos mi mente. Estaba todo nublado y parece que la parte de instintos tomaba lugar. Separe mi cabeza un poco y busque sus labios para un beso, no trataba de forzarla a ello, pero era algo que me urgía y lo que necesitaba.

Emma se sorprendió un poco, lo pudiste ver reflejado en sus ojos y que durante lo que no sería más de un par de segundos, viste como su primer gesto fue echar la cabeza hacia atrás. No te dio tiempo ni a pensar en qué es lo que estabas haciendo, cuando la doctora volvió a acercarse a ti y recibió ese beso que la dabas como si ella misma también lo necesitara.

No hizo ningún movimiento más y sus manos, permanecían quietas sobre su regazo, pero tenía los labios suaves y calientes y por qué no, besaba de forma bastante dulce.

Ahora ya no era Gabriel, o al menos no en el sentido estricto de la palabra ser alguien. No era ni mi comportamiento habitual, ni mi sentido común. Era el instinto animal heredado de los monos. Puse mis manos alrededor suyo y le acaricie mientras la besaba, no sabia muy bien hacerlo pero lo intentaba mejor que podía. No era virgen claro esta, pero tampoco era Don Juan, mas bien algo muy lejano a ello. Luego le bese el cuello lentamente, pasándole la lengua a veces por el. Me sorprendía yo mismo de lo que había, pero resultaba agradable, el no tener que contenerse. Ser un animal parecía que tampoco era tan malo, hasta resultaba divertido.

Luego me quite de encima y me recosté sobre la cama. Ahora que mi instinto había satisfecho sus necesidades empezaba a volver a razonar con calma, y frialdad para que negarlo. La mire con una sonrisa.

Creo que es la primera vez que pierdo el control de esta manera.. – Decía aun sonriendo su voz era casi un susurro y parecía que hablaba solo para si. Me fije en ella de nuevo y trate de leer sus reacciones, a ver si ella, ante lo que dijo admitía que le paso lo mismo que a mi

- Creo que en eso no puedo estar más de acuerdo contigo.. - Respondió Emma con una sonrisa dibujada en sus labios. - De todas formas, gracias, me lo he pasado muy bien.

Emma pasó su mano por su cara en una suave caricia agradeciendo el buen rato, aunque en este punto de las relaciones sociales ya te has perdido totalmente.

No tuvisteis demasiado tiempo más para poder estar tranquilos, ya que en seguida llamaron a la puerta para traer la ropa que había pedido la doctora, quién tras una visita rápida al baño comenzó a vestirse y en seguida estuvisteis ambos listos.

- ¿ Qué es lo que tienes pensando hacer ahora? Sigo ceyendo que deberíamos ir al D.C.M.

Le sonríe ligeramente, cuando se fue a duchar. Luego cuando acabo fui yo. Mientras me ponía el agua casi ardiendo me puse a pensar en que podría hacer ahora. No quería ir a la D.C.M. por que me menospreciaban. Si querían algo debían ofrecérmelo con todas las de la ley. No quería trabajar simplemente por un sueldo…

No tarde demasiado y cuando salí me seque con una toalla. – No me gustaría ir a la D.C.M. además que no se si querrán que yo vuelva. Así que deberíamos pensar en algunas otras opciones. Podríamos tratar de localizar a la persona que me envía esas imágenes. Parecen claramente pistas. Pero mi dominio de informática no es tan bueno, conoces a alguien que sepa de ello?

La mujer no parecía demasiado convencida con eso de ir por vuestra cuenta, pero parecía que no iba a lograr que fueras a la maldita agencia gubernamental, así que antes de tomar su propia decisión sobre el tema, accedió a ayudarte.

- Con un buen equipo con una buena conexión yo misma podría tratar de averiguarlo, pero prométeme que si no nos ayuda para nada lo que descifremos vendrás conmigo..

Esta mujer era mejor negociadora de lo que esperabas, ya que si ella hacía esperaba recibir algo a cambio. También parecía tener la mala cualidad de saber exactamente como decir las cosas y cuándo decirlas. Estas negociaciones ya te resultaban bastante más cómodas y conocidas.

Bueno, supongo que no quedara opción si no encuentras tu nada y no ocurre hasta que eso pase. De acuerdo iré contigo. Pero si hay un mínimo indicio de poder seguir por nuestra cuenta, preferiría que fuera así. – Decía mientras pensaba que lo mas seguro en el laboratorio de universidad habría equipos que le servirían. Ahora venia el problema de cómo ir hasta ahí, por que volando no podría yo. Así que tocaba ver si tenia coche.

En la universidad habrá ordenador, tengo acceso a todos lados. El problema como ir ahí, alguna sugerencia?

- Pues existe la forma tradicional, ya sabes, esa de ir en coche como es habitual o yo tengo otra siempre y cuando te guste la velocidad.. - Dijo la mujer con una sonrisa divertida.

No te sorprendiste demasiado cuando te desveló que aún tenía algún as en la manga, pero no sabías demasiado bien a qué se refería y tu cara así lo reflejaba.

Emma se acercó a ti y te tendió la mano para que la cogieras. La habitación ya está a mi cuenta y la ropa también así que si no me tienes miedo, en unos minutos estaremos en la universidad..