Partida Rol por web

Cuando llegue a mis hombres vamos hacía el bosque por los atajos para llegar a donde debería haber llegado Hollster. Asumo que se ha alejado de la base en sentido contrario al fuego y el ruido. No conoce esta zona del bosque por lo que debería avanzar lentamente. Nosotros intentamos avanzar lo más rápido posible y intentar ir hacía el mientras el avanzara hacía nosotros. Cuando uno lo viera debería hacer una señal de buho. Los caminos necesitan especial atención, deberiamos tener controlado que no llegara a ninguno que esté en su ruta de escape. 

Gustav y los hombres a los que había elegido trazaron todas las posibles rutas que podría haber tomado David y se movieron rápido por el bosque para adelantarse a cualquier tipo de movimiento. Registraron los alrededores del campamento durante horas y Gustav apostó guardias en los puntos más estratégicos. Sin embargo, para la desgracia de todos, no hubo suerte a lo hora de encontrarlo... Y debido a que había demasiado trabajo que hacer después del incendio cómo para seguir gastando gente en algo así, se vieron obligados a darlo por perdido.

Gustav apenas tuvo tiempo de pensar en las consecuencias que iba a ocasionar la huida de David Hollster para cuando nuevos problemas lo abordaron...

En primer lugar, cómo era de esperar, un grupo de Gnagerit llegó a la aldea dispuestos a ayudar si era necesario. A esas alturas el fuego estaba controlado así que mientras que algunos se encargaban de regenerar las pocas plantas salvables, Gustav se reunió con uno de ellos, que pedía explicaciones sobre lo ocurrido.

Les explico que estaba probando una espada que conseguí en un combate con la iglesia. Realmente no tenia ni la más remota de que al mover la espada con fuerza casi me haría explotar. Les enseño la espada enfundada para corroborar mi historia pero les digo que parece que ha perdido la energia que tenia. No les digo nada de Erik, pero les digo que tengo noticias importantes pero que es necesario montar una asamblea, les digo que en una semana nos reunamos. 

Cómo siempre pasaba, la espada acapara toda la atención de la conversación, pero el menudo Gnagerit parecía más desconfiado que interesado en ella. Con la típica melodiosa voz de su raza, el ser señala la funda con su fino dedo. 

- El arma. Querer verla. Quizás yo entender más que tú. 

Me quedo unos momentos pensando. - Esta arma es muy peligrosa. Creo que al tocarla absorbe la vida de quien la toca y despuès de la explosiòn que he visto creo que la proxima vez que la desenfunde será lejos del bosque. ¿Seguro que quieres verla? - Sonrio un poco cansado.- Hoy no he tenido mucha suerte, no se si es buena idea tentar al destino. -

[Si insiste la desvaino para que la vea avisando reiteradamente del peligro que conlleva]

- Muerte. - Susurra el Gnagerit y tras eso parece que medita durante unos segundos, pero no pierde de vista a Gustav en ningún momento. - Nosotros sentir vida en el bosque y sentir cuando bosque muere. - Señala el arma. - Ese arma traer muerte a este lugar, no ser bien recibida. No volver a usar aquí o nosotros tomar medidas. 

Por experiencia, Gustav sabía que el tono que estaba utilizando ese Gnagerit era tajante y que no aceptaría una negación por respuesta. También sabía que la situación era lo bastante tensa en esos momentos cómo para que se le ocurriera comentar nada sobre lo de Erik. Así pues, le prometió al menudo ser que no volvería a desenvainar el arma en el bosque (Evitando añadir "Salvo que no tenga otro remedio") y le recordó la necesidad de una futura asamblea. El Gnagerit sólo le prometió respecto a eso que hablaría con el jefe de la tribu, pero que las cosas ya estaban bastante complicadas en las negociaciones con los Zwerk cómo para añadir más problemas. Con el encuentro dado por finalizado, el Gnagerit regreso con sus compañeros y juntos volvieron por dónde habían venido. 

Tan cansado cómo estaba, Gustav se pasó el resto del día en la tienda principal del campamento (En la que había hablado con Hector esa mañana) y desde allí recibió varias visitas. En primer lugar la visita de Alan, que ya había hablado con Hector sobre su nuevo encargo de viajar hasta las montañas de Grensya. Pesé a lo que había ocurrido, el viaje de Alan no podía retrasarse, cuando antes estuviera allí antes podría reconocer el terreno y mejor sería la estrategia que pudiera idear. No había mucho que poder planear a esas alturas, así pues Gustav sólo le explicó su idea general y le dio un par de recomendaciones sobre el uso de las bolas Gnagerit (Ya que Alan y su escuadrón se iban a llevar un buen cargamento). A parte, le mencionó que seguramente tendría que negociar con los bandidos de las montañas (Los Bastardos de Kihn), en el peor de los casos sería necesario plantear una alianza improvisada con ellos a cambio del poder de las bolas Gnagerit (Su mejor arma de negociación). 

La segunda visita de aquel día fue algo más tranquila. Uno de los mensajeros de Zack traía un mensaje desde Gloryhill. Zack se había alegrado al conocer las noticias de los logros de Gustav, y se había puesto en camino el mismo día que había recibido el mensaje. Con esta información, Gustav calculó aproxidamente cuanto tardaría en llegar y mandó a Deborah a informar al representante del Jarad en Gloryhill sobre el día en el que se iban a reunir las tres facciones. 

Antes de que Gustav se diera cuenta la hora de la cena había llegado, y sólo la tercera visita le sirvió de aviso, pues se trataba de Hector trayendo su ración. Si Hector parecía cansado esa mañana, en aquel momento parecía a punto de desvanecerse en cualquier instante. 

- Y pensaba que hoy iba a ser un día tranquilo. - Dice mientras que le acerca un plato con sopa y una cucharada. - Apenas había acabado de organizar a los hombres para cuando Kayden me ha dicho lo de la fuga. - Se sienta pesadamente. - He puesto a los hombres más descansados a buscar por los alrededores pero... Lord Hollster ha tenido tiempo de sobra para haber salido incluso del bosque. - Suspira. - ¿Crees que podría delatarnos? No es un hombre con muchos amigos actualmente... 

Erik apenas sabía cuantas horas había pasado en silencio cuando le trajeron su ración para la cena. Era escasa y mediocre, pero le serviría para saciar un poco el hambre. Al menos le daban de comer, no se podía quejar... En el pasado él había tratado mucho peor a sus prisioneros bandidos. 

Estaba saboreando la sopa más sosa que había probado durante años, digna de hacer decapitar al cocinero, cuando de pronto un sonido perturbó el silencio de la tienda. Era cómo el repicar de dos metales. A intervalos más o menos constantes, cómo un goteo, y en un tono muy débil. El sonido provenía de la parte de atrás de la tienda. 

Me encojo de hombros. - Hollster si intenta volver a su casa, volverá de incognito para no ser apresado por la iglesia. En ese caso, su hermana le hará desaparecer. Solo nos podría delatar a la iglesia y en ese caso estaría condenando a muerte a la marioneta. Que sorprendentemente parece algo que quiere evitar. Estoy preocupado por demasiadas cosas. ¿Como esta el animo en la base?

- Intranquilos, cómo es evidente, y algo molestos. - Pone una mueca al decir lo segundo, y un tono más cansado añade. - Pero algunos parecen algo... Asustados. Nos estamos escondiendo de un enemigo al que dificilmente podemos enfrentar y ahora les estamos mandando señales de humo para indicar nuestra posición. - Suspira. - A parte... Algunos han comentado que los Gnagerit no parecían estar especialmente contentos. Sería muy ridículo que algo así pudiera poner en peligro nuestra relación con ellos pero... Ya saben cómo son esas criaturas. Valoran más la vida de un árbol que la de un humano. 

Me giro hacia la parte de atrás de la tienda, de donde viene el sonido, y digo claramente: "¿Hay alguien ahí?" Con un cierto temor en el cuerpo. Desde que estaba en esta situación siento miedo por casi todo lo que me rodea.

Suspiro. - Se nos acumulan los problemas. Veremos como se desenvuelve mañana, pero como mantengamos esta suerte lo mejor será que movamos a la marioneta a otro sitio y yo "aparezca" brevemente para despistar a los informadores de Kihn. - Doy la conversación con concluida y le digo a Hector. - Ve a dormir, descansa un poco, yo estaré atento esta noche a lo que pueda pasar.

El sonido se detiene de forma abrupta y el silencio se extiende durante un tiempo que resulta asfixiante. De pronto, la voz de un muerto suena al otro lado de la tela de la tienda, amortiguada por la misma. 

- Lord Erik, ¿Es usted? - Era David Hollster y por su tono era evidente que intentaba no levantar mucho la voz. 

Con voz igualmente baja, y caminando con cuidado hacia el lugar de donde viene la voz, digo:

- Por todos los dioses. ¿David? ¡Sigues vivo!

- Si, lo estoy... - Dice en tono triste, cómo si rememoraba algo. - No se lo que le ha contado a usted exactamente ese hombre, ni se cuánto tiempo tengo, así que intentaré ser breve. No me fío de ellos... Me he escapado aprovechando la confusión del incendio. Pienso sacarlo de aquí pero ahora no creo poder hacerlo... Tendrá que esperar. Buscaré ayuda. - Se queda en silencio, tan profundo que Erik llega a pensar que se había ido ya, pero de pronto añade. - Aún no vuelve el guardia... Quizás tengamos unos minutos más... ¿Cómo está usted, Lord Erik? ¿Cómo lo tratan? ¿Hay algo que quiera decirme o preguntarme antes de que me vaya?

Quizá... no. Quizá no. Seguramente Gustav no es nadie de fiar. Si su objetivo es el que realmente dice es realmente admirable, pero eso no quita que me vaya a matar en cuanto no me necesite.

La pregunta... es clara.

- Me tratan... aceptablemente. Tengo algo que preguntarte David. ¿Estábamos haciendo lo correcto?

- Lord Erik... - Responde David, algo aturdido. Pasan unos segundos antes de que vuelva a hablar. - No creo que sea justo que yo decida lo que es o era correcto... Sólo se que yo creía hacer lo único que podía hacer. O lo único que me dejaban hacer... - Vuelve a quedarse en silencio. - Debo reconocer que me ha planteado si debía venir aquí, después de lo que descubrí en la reunión... Pero por una vez he tomado una decisión. He decidido confiar en usted, Lord Erik. No porque crea que lo que hizo sea lo correcto... Si no porque creo que ya no tiene nada más que ocultar. - Pequeña pausa. - Sea cuál sea su decisión, la seguiré... Pero no puedo quedarme aquí. Aquí no encontraré las respuestas que busco ahora mismo. 

- Está bien... David. No te decepcionaré. Márchate, y que no te vean. Es posible que en Gortress y Vado Verde reciban una carta mía haciendo una llamada a las armas. Si puedes, intenta retrasarlo hasta que yo llegue. Te deseo lo mejor, David.

- Gracias... - Se puede escuchar al otro lado de la tela, débil cómo un suspiro. Y tras eso, pasos que se alejaban deprisa. 

Erik se queda unos minutos paralizado, sin saber bien que hacer o decir. Una cosa estaba clara, pese a que parecía que estaban colaborando, Gustav le estaba ocultando mucha información a Erik, eso era evidente. Pero de ahí a no querer revelar que David seguía con vida... Al final, Erik se había convertido en aquello que todo el mundo lo llamaba. 

Erik no tarda en volver a sentir pasos, pero está vez en la entrada. Seguramente el guardia había regresado ya y por eso David había salido corriendo tan apresurado. Erik corre a su posición y tantea el suelo para recuperar su plato y apurarse la sopa antes de que se la retiraran. 

Aunque no parecía reticente a hacerlo, Hector asiente y se marcha lentamente de la tienda. De nuevo a solas, Gustav suelta un gran suspiro. Medita en silencio, sobre lo que realmente podía hacer a partir de ahora, más que esperar que los eventos llegaran poco a poco a él. Y de pronto, la tranquilidad se la noche se ve interrumpida por un sonido inesperado... El ulular de un búho. Gustav se gira en la dirección del sonido, alertado, pero no hay nada. Él también necesita descansar un poco. 

Por una vez quería hacer las cosas bien... debo agradecer a Gustav que infundiera eso en mi, aunque sea mediante un secuestro.

Pero Gustav no era el medio. Voy a hacer las cosas bien... sin él. En cuanto David me saque, planearemos todo. Ahora sé bastante acerca de los planes de Gustav como para poder adelantarnos a alguno de sus movimientos. Pero sus intenciones no son malas, así que quizá ni sea necesario.

Depende de como avance todo decidiremos qué hacer. Pero una cosa tengo clara: esta vez, haré las cosas bien.