Partida Rol por web

Nothgoth - Memento Mori

Capítulo 1: La Justicia

Cargando editor
09/09/2015, 21:01
[Gimeo Sandswaid]

Señorita Goldspark, tu osadía ha ido demasiado lejos. - Dice Gimeo sin disimular su ira, pero da un paso para atrás intimidado por Erina. Los guardias se preparan para lo que sea que esté por venir. - Podría tolerar que dudes de las palabras de un guardia, pero que insultes a un Juez de la Iglesia de Kihn es ir demasiado lejos. ¡Guardias! Llevad a la señorita Goldspark a su habitación, y procurad que no salga de allí hasta mañana.

Los guardias comienzan a avanzar hacía Erina, el Capitán y el Juez Romeo se mantienen junto a Gimeo. 

- Desde luego me arrepiento de haberte comparado con tus padres. - Añade Gimeo como si escupiera las palabras. - Seguro que no les alegrará saber que han criado a una insolente. 

Cargando editor
09/09/2015, 21:08
Erina Goldspark

-Cinco...-, sigue contando mientras él habla, sin sacarle la mirada de encima.

-Siete...-, él ordena que la retengan.

-Nueve...-, escucha lo que dice sobre compararla con sus padres y clava la mirada en Gimeo, ahora más que cabreada.

-Diez.-, y al primero que se acerque de más le intentaría desarmar y darle una hostia para dejarlo inconsciente, lanzarlo sobre el resto de sus compañeros. Y si ninguno se acerca, bueno, mejor para ellos.

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/09/2015, 21:14
[Gimeo Sandswaid]

A los guardias, que se estaban acercando desarmados a Erina, les pilla totalmente por sorpresa su acometida. En un movimiento rápido y entrenado, Erina embiste al guardia más cercano con su gran escudo y el mismo se balancea aturdido chocando contra el otro guardia. En un caos de movimientos, el ambos guardias caen. Al rato vuelven a levantarse, ahora más cabreados, y desenfundando sus armas. 

No hagas esto más difícil señorita Goldspark. - Dice Gimeo, entre sorprendido y furioso, que ha vuelto a retroceder ante la escena. - No me haga usar la fuerza o acabará en las mazmorras. 

Cargando editor
09/09/2015, 21:38
Erina Goldspark

Erina gira el cuello, haciéndolo crujir un poco. Irradia cabreo.

-Acción y reacción, Sandswaid: He contado hasta diez y aún hay más personas que usted y yo aquí. Deme unos minutos que voy a arreglar eso. Y en cuanto a usted, a usted señor Sandswaid... Usted y yo vamos a tener una conversación agradable en cuanto termine.-, ella acomoda escudo y se prepara para hacer una carga de guerra hacia el grupo de soldados, pretendiendo desestabilizarlos con una bien puesta embestida y que retrocedan hacia la puerta. Planea luchar de la forma menos letal posible (de todos modos no tiene ningún arma de filo a mano), valiéndose de su guante y escudo para parar ataques y pretendiendo basarse en desarmes y placajes con el escudo para apartar y dejar fuera de combate a los guardias.

-¡Quitad del medio buenos para nada, estas no son formas de tratar a una dama!-, brama como un orangutan enfurecido.

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/09/2015, 21:51
Director

Los guardias están ahora más preparados para la embestida, pero para su sorpresa, no son rival para ella. Esta vez el golpe del escudo le impacta a ambos y salen despedidos contra la pared. Uno de ellos se da un golpe en la cabeza que lo deja inconsciente, el otro se golpea el brazo y se le cae la espada. En resumen, están fuera de combate. 

Y cuando Erina se recupera de la embestida, tiene que girar sobre si misma rápidamente para poder parar con el escudo el espadazo del Capitán. El hombre sonríe, sin duda se había estado aguantando durante mucho rato.

Erina puede fijarse en que a Gimeo le comienza a preocupar la escena y grita "¡Guardias!" varias veces, con lo que consigue que al rato Erina pueda escuchar más pasos por el castillo. Erina puede fijarse en otra cosa, el Juez Romeo ha desaparecido de su vista. 

Cargando editor
10/09/2015, 15:06
Erina Goldspark

Tras despachar esos dos guardias, ella sonrió, confiada. Por suerte, sus reflejos fueron suficientes para que se percate de que le estaban atacando por la espalda y que se gire a bloquear.

-¡Bah! ¡Sabía que era usted un cobarde! ¡Atacando por la espalda y desenfundando un filo contra alguien que solo porta un escudo!-, se lo toma como un insulto, claramente. -¡Una rata como tu no se merece un combate digno! ¡Quita!-

Intenta dar un golpe de escudo hacia un lado mientras está bloqueando la espada, de modo tal que lo obligue a abrir su defensa. ¿Y después? Después darle un puñetazo seco en la entrepierna con el guantalete metálico.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/09/2015, 15:20
Director

Erina consigue desastibilizar un poco al Capitán con el golpe de escudo, pero al hombre le da tiempo de defenderse de su ataque a la entrepierna. Él intenta contraatacar, pero Erina se defiende agilmente. Parece que sus fuerzas en ese momento están muy igualadas. 

Te voy a enseñar a respetar a tus mayores, mocosa. - Dice el Capìtán, cada vez más cabreado, pero se nota que se está esforzando para resistir los ataques de Erina. 

Comienzan a aparecer más soldados por los pasillos que van a la habitación, dos por cada pasillo. Miran la escena confusos. 

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/09/2015, 15:26
Erina Goldspark

Al notar que su enemigo es más fuerte de lo que esperaba, se toma más en serio el combate. Su postura es más firme y su actitud de combate más defensiva por momentos, parando los diferentes ataques lanzados por el capitán.

-No necesito lecciones de un gorila que golpea niños.-, dice ella, rabiosa pero esforzándose por no perder su balance, -¡Es un insulto para nuestro Ejército que un cobarde como tu porte el emblema de un capitán!-, parece decidida a dejarlo fuera de combate, aún así el no tener una espada en mano hace que sus ataques no posean demasiado rango. Sabe bien que si consigue atravesar la defensa del soldado podrá neutralizarlo con facilidad, el problema es que sin armadura y sin espada le resulta más difícil de lo que normalmente sería.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/09/2015, 17:48
Director

La furia del Capitán es la principal ventaja de Erina. Sus ataques son cada vez más poderosos, y Erina se ve obligada a retroceder a pesar de que los aguanta con su escudo. Por su parte, Gimeo parece horrorizado y esta claro porque... Al fin y al cabo matar a la hija de alguien tan importante no entraba dentro de sus planes, pero sin duda ni siquiera Gimeo era capaz de parar al Capitán en ese momento. 

Cuando la ira del Capìtán llega a su cenit y, agotado como estaba, da un fuerte espadazo que provoca que la espada se clave en el suelo, Erina ve por fin su oportunidad. Sosteniendo el escudo con las fuerzas que le quedaban, le propina un golpe en la nuca que deja inconsciente en el acto al capitán.

Erina respira orgullosa. Si su padre la viera... Vestida como estaba y derrotando a un hombre como ese... Pero aún hacía falta asegurarse de volver a ver su padre. Los soldados que habían ido llegando a la sala habían observado la batalla sorprendidos ya que no había habido oportunidad de introducirse en ella.

Gimeo, cuyos ojos se le iban a salir de las órbitas, sin duda no tenía ni idea de que hacer. Pero todas las miradas se centraban en él, incluso la mirada de Johnny cuya expresión de horror no se podía describir con palabras. Al final Gimeo parece tranquilizarse, y frunce el ceño. 

¿¡A que esperáis!? ¡Atrapadla! - Le grita nervioso a los soldados. 

Y los soldados, como si hubieran escapado de un sueño se comienzan a mover. Erina no tenía tiempo para pensar y aquello había ido demasiado lejos. Si quería salir de allí... Y si quería hacerlo con Johnny, tendría que hacerlo luchando. Llegar hasta Gimeo no era una posibilidad, el mismo ya se había procurado una posición en la que haría falta derribar a todos los solados para alcanzarlo. 

Pero justo cuando Erina estaba lista para seguir luchando, le fallan las piernas. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo agotada que estaba. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tira por Fuerza/Resistencia Física. 

Cargando editor
10/09/2015, 20:45
Erina Goldspark

La fuerza del Capitán, la ira con la que le ataca, es una ventaja. Sí, un enemigo enfurecido es uno que abre sus defensas con más frecuencia y que ataca sin pensar, sin embargo también tiene su lado malo: Ella va sin armadura, el escudo absorbe mucho del impacto pero le falta algo de soporte en el brazo para que el resto de la fuerza del golpe no se distribuya por sus músculos, los cuales ya estaban cansados por tanto viaje.

Afortunadamente el Capitán termina cansado, parece que él también ha tenido un largo día (¡tanto golpear niños debe haberle cansado!). Erina decide ayudarle a dormir y, tras un bonito golpe en la nuca, lo deja al suelo. Se rueda los hombros, le tiemblan las piernas y tiene sueño: Le gustaría descansar un poco de una vez, que lleva varios días montando, ¡esa posición resiente los muslos!

-¡Al diablo, estoy arta de todos ustedes!-, la adrenalina le llena el cuerpo cuando avanzan, -¡Es que no tenéis cerebro!-, y avanza disponiéndose a darse de hostias con los guardias, gritando como una condenada barbara en el proceso.

- Tiradas (2)
Cargando editor
10/09/2015, 21:02
Director

Erina está cansada, sí, pero desde luego eso no la va a detener. Esa situación tenía que acabarse ahora. 

Estaba rodeada, pero los soldados no parecían muy seguros de atacar ahora que la habían visto tan determinada. Algunos hacían intentos sueltos de dar espadazos, pero Erina los rechazaba fácilmente. Esa gente no estaba organizada... Aquello no era un ejército entrenado, sólo era un grupo de guardias (Y posiblemente torturadores). Y desde luego la moral no estaba en su favor. 

A pesar de todo seguían siendo muchos, y Erina estaba sola... El circulo en el que se movía no hacía más que hacerse más pequeño. Pronto sería fácil para ellos agarrarla e inmovilizarla... Pronto su lucha se acabaría. 

Pero de pronto se escuchan pasos rápidos, y no sonaban a armaduras. Por el pasillo por el que había venido Erina bajan Ron, Cormac y Mister Salzinni, seguidos de cerca por Samantha y Ginny. Todos estaban armados, y Erina puede ver como Samantha tiene su espada. 

¡Bajad las armas! - Ordena Ron, dando peso al hecho de que sea el líder de la patrulla. - ¡No queremos convertir esto en un baño de sangre! 

La confianza de Gimeo se evaporó por completo, como una presa encerrada en una agujero. Sin pronunciar palabra apartó a empujones a varios de los soldados que lo protegían y salió corriendo por una de las puertas que daban al exterior. 

Los soldados no podían estar más confusos, habían perdido a su capitán, y ahora incluso su señor había huido. Desde luego la batalla había perdido todo el sentido, así que obedecen sin rechistar a Ron y bajan las armas. Por tal de respetar la paz establecida, el grupo de Ron hace lo mismo y comienza a avanzar entre los soldados que, mirando al suelo arrepentidos, se apartan. 

¿Está bien, señorita Goldspark? - Dice Ron con tono preocupado. 

Y antes de que a Erina le de tiempo a responder, Ginny corre a socorrer a Johnny. Ambos parecen alegrarse de poder reencontrarse. El resto del grupo se acerca a Erina, todos bastante preocupados, aunque alegrados al comprobar que no presenta heridas salvo algunos moratones leves. 

Samantha y Ginny nos han puesto al corriente de todo, y sin duda la reacción del sacerdote al vernos venir deja bastante claro que algo tiene que ocultar. - Suelta una risita. 

Mientras que el grupo conversa, Cormac se encarga de poner en fila a los soldados, desarmarlos y vigilarlos. 

Cargando editor
10/09/2015, 21:20
Erina Goldspark

Ella empezaba a encontrarse en una mala posición. Sí, quizás de uno en uno podría con todas, pero estando rodeada así la obligaban a ir a la defensiva. Ya llevaba un buen rato sin golpear a nadie y empezaba a sentir su cuerpo resentido de tanto parar golpes con el escudo o desviarlos con el guantalete.

Estaba a punto de lanzarse cual perro acorralado sobre uno y que sea lo que la diosa quiera pero entonces llegó el grupo de Ron.

-Uff... Ufff...-, ella tomó aire, iba a responder pero entre que necesita recuperar el aliento y que Ron siga rápido, no hace a tiempo.

-Nada, nada, hacen falta más que diez guardias y un capitán para sacarle sangre a Erina Goldspark.-, dio dos golpes en su escudo con el guante, haciéndolo resonar. La verdad es que solo lo dice para darle ánimos a los demás y que no se preocupen, en realidad está consciente de que estuvo muy cerca de haber acabado muy mal y se siente muy agradecida.

-Venía a investigar porque escuché un tumulto, pero...-, hace un gesto circular hacia los guardias inconscientes, -No se me dan bien las situaciones estas.-, se gira hacia la salida, -... ¿Deberíamos perseguirle...? Él y el juez han desaparecido...-, pero está claro que no está en condiciones físicas de dar caza. Normalmente su grupo tendría que insistirle dos o tres veces que no haga tonterías antes de que ella ceda, pero cansada como está seguramente con una es suficiente.

Apoya su escudo de torre en el suelo y lo usa de pseudo-bastón.

Cargando editor
10/09/2015, 21:31
Director

No llegará muy lejos. - Dice Ron, con una sonrisa. - No se quien los habrá instigado pero mientras que veníamos aquí hemos visto como una comitiva de personas se acercaba a la mansión. Todo parece indicar que los soldados del exterior de la mansión se han aliado con el pueblo para atacar. - Frunce el ceño. - No se porque ahora, quizás sólo han esperado al momento que han visto más oportuno. - Se encoge de hombros. - En todo caso, esta claro por el testimonio de Ginny que el sacerdote Gimeo no era muy querido por aquí. Siempre fue un hombre muy avaricioso y desde que llegó el Juez las cosas fueron a peor. Gimeo tenía la libertad de obrar toda clase de atrocidades y... El Juez se las absolvía todas. 

- ¿Que extraño, no? - Dice Mister Salzinni, con su habitual sonrisa que siempre conseguía ocultar sus pensamientos. - Cualquier persona con dos dedos de frente se habría dado cuenta de que el pueblo se terminaría rebelando, quizás por eso aumentó la presencia de guardias... - Se toca el mentón con el dedo, pensativo. - Pero alguien verdaderamente inteligente hubiera comprado también a los soldados del exterior de la mansión... Parece un punto débil en su plan demasiado evidente, ¿No? 

Agh, déjate de teorías Salzinni. - Dice Samantha asqueada. - Ese hombre es un cabrón que merece ser castigado, y cualquier creyente se hubiera puesto en su contra después de saber lo que hacía. - Samantha mira preocupada a Ginny, pero la misma parece distraída hablando con Johnny en voz baja. 

Cargando editor
11/09/2015, 00:36
Erina Goldspark

-... Tampoco creo que sea correcto dejar que lo linchen...-, parece algo preocupada, cruzándose de brazos, -Eso quizás sería justicia desde el punto de vista de los ciudadanos, pero... Mister Salzinni tiene razón, es muy raro todo esto, tiene que haber algo más de fondo, ¿Verdad?

-Ese Juez, este Sacerdote... Es todo demasiado raro y parece tan improvisado...

Se fija en Ron. -¿No sería lo correcto que los jueces de la Capital se encargen?

Cargando editor
11/09/2015, 00:44
Director

Ron está de acuerdo con el comentario de Erina. 

Mientras que Mister Salzinni, Cormac y Samantha se quedan de guardía, Ron y Erina salen al exterior por tal de frenar lo que sea que la muchedumbre de gente este por hacer. Una vez fuera de la mansión, lo que pueden escuchar son sonidos provenientes de la Iglesia, por lo que se encaminan hacía allí. 

El lugar está abarrotado de gente, y parece que los pueblerinos y los guardias del exterior se han dado prisa para realizar los preparativos de un juicio improvisado. En el lugar donde normalmente estaría el sacerdote durante sus discursos hay ahora lo que parece un pueblerino cualquiera. Por la forma en lo que lo mira la gente es evidente de que se trata de un especie de líder para el pueblo, quizás fuera él el agitador de la revuelta. A los pies de una gran estatua de Kihn está Gimeo Sandswaid, atado de manos y pies. Parece aterrorizado. 

¡... Y ante los ojos de Kihn digo que esté hombre debe recibir su justo castigo! - Sentenciaba el portavoz cuando Erina y Ron entraron por la puerta, aunque nadie parecía reparar en ellos. - ¡Pero la muerte es algo demasiado piadoso para él, antes de hacerlo desaparecer yo digo que tenemos que hacerle sufrir lo que nosotros hemos sufrido! 

El público animaba al portavoz, y entre los vitores se podían oír ideas perversas consistentes en todo tipo de formas de tortura. El solo hecho de escuchar aquel tipo de palabras en una Iglesia horrorizaba a Erina. Bien era cierto que el pueblo estaba cabreado, pero para ella y para Ron, que también se estaba poniendo nervioso, había unos límites que no se debían sobrepasar. 

- ¡Pueblo de Sandswaid! - Dice de pronto la voz de Ron, y entonces los sonidos se van apagando y todos miran hacía ellos, que se acercan hasta el portavoz mientras que hablan. - Conozco en parte los pecados que este hombre ha cometido, pero nosotros no tenemos el derecho de juzgarlo, sólo un Juez de la Iglesia puede dar su sentencia final. 

El portavoz frunce el ceño, poco convencido. 

Ya teníamos un Juez en este pueblo, ¿Y de que sirvió? ¡Era tan corrupto cómo este hombre! No nos podemos volver a arriesgar, no, este hombre debe ser castigado a toda costa. - El público apoyó las palabras del portavoz, incluso Erina pudo escuchar muy a su pesar comentarios en contra de la Iglesia. Lo que había sucedido en ese pueblo sin duda iba a despertar un malestar en otros lugares. 

Ron se mantiene pensativo, y ahora Gimeo lo mira a él cómo su única esperanza. El pueblo, por su lado, no parece propenso a cambiar de opinión. 

Cargando editor
11/09/2015, 01:06
Erina Goldspark

Erina acompañó a Ron hasta la iglesia. Una vez allí pudo presenciar la magnitud que puede tomar la ira de un pueblo oprimido. ¡Increible! Nunca pensó que semejante ira podría estar canalizada de esa manera... Las profanidades sugeridas y los insultos hacia la iglesia la ofendieron a un nivel muy personal, sin embargo eran simples civiles que habían sido torturados, pobres personas que necesitan ser guiadas.

El pueblo renunció a las palabras de Ron, ¿Qué quedaba, pues? Quizás debía hablar.

-¡Pueblo de Sandswaid!-, imitó a Ron mientras improvisaba una manera de comunicarse con tanta gente, -Este hombre ha venido aquí a sembrar la semilla de la corrupción y la herejía. ¡Junto a ese juez han demostrado lo terrible que es apartarse del camino de la Diosa!-, ella grita. Afortunadamente, entiende el lenguaje de la muchedumbre enfadada: Ella es una persona muy religiosa, una paladina; si le propusiesen ser una inquisidora, aceptaría gustosa.

-¡Sus pecados han traído terribles males a este pueblo, pero hay uno que es el más terrible de todos! ¡La semilla de la corrupción late en este pueblo!-, se repite a falta de costumbre y al estar improvisando tanto, -Si os apartais el camino de la diosa en esta sed de venganza, ¡Acabareis tan pecaminosos y condenados como este hombre, condenados y malditos! ¡Dad el paso adelante, si quereis! ¡Quemadle vivo, torturadle, matadle! ¡Pero sabed bien que os volvereis tan oscuros como él y llegará el día en el que la ira de la Diosa caerá sobre todos vosotros! ¡Confiad en la retribución divina y en el juicio justo que un verdadero Juez puede dar! ¡Este hombre no es un Sacerdote al igual que el otro no es un Juez! ¡Son pecadores y corruptos y como tales han de ser llevados a la justicia! ¡La justicia de las Tierras de Kihn, la justicia que la Diosa confirió sobre nuestros más altos sacerdotes!

Intenta tomar algo de aire. Ya no se acuerda ni de la mitad de las cosas que dijo, siente el corazón a mil y tiene la cara roja de la vergüenza de estar gritando a los cuatro vientos lo primero que le viene a la cabeza. -Confiad en la justicia y regresad al camino de la Diosa. No dejéis que vuestras almas se tiñan de pecado, ¿Vale esta venganza los mil años en el infierno?

- Tiradas (1)
Cargando editor
11/09/2015, 01:26
Director

El pueblo parece confuso durante un momento, pero no tarda en volver a revolucionarse. Los más inseguros son reforzados rápidamente por las palabras de otros, sobretodo por el portavoz. 

¡Fue Kihn que en su lecho de muerte nos pidió que erradicaramos a los espíritus malignos de la tierra! - Dice el portavoz en su defensa. - ¡Y esté hombre ha demostrado estar poseído desde el mismo día que piso este lugar!

De nuevo el pueblo lo apoyaba. Y cada vez más, parecían recelar de la presencia de Erina y Ron en aquel lugar. Entre las voces, de pronto, se escucharon algunas ideas más. Entre ellas hubo una mujer, que era una de las que más se había conmovido con las palabras de Erina, propuso:

¡Llevemoslo afuera! Pues un espíritu maligno no debe pisar una Iglesia. 

A este comentario le siguieron otras ideas, pero al final se decantaron por hacer lo que la mujer les decía. Dos guardias se encargaron de desatar a Gimeo, y entre patadas y empujones, lo consiguieron sacar casi a rastras de la Iglesia. Mientras que Gimeo pasaba por su lado, Erina casi podía sentir como murmuraba algo y sonreía. ¿Acaso se estaba volviendo loco? 

Ataron a Gimeo a un palo a la interperie y entonces un grupo de gente nueva se acercó trayendo noticias para el portavoz. Habían registrado toda la ciudad y la mansión, pero el Juez Romeo había desaparecido sin dejar rastro. 

- ¡Gimeo! - Dijo el portavoz, dirigiendose a un Gimeo que estaba camino de la inconsciencia. - ¡Si quieres que tu muerte sea rápida más vale que nos digas donde se esconde el canalla de tu compinche! 

Gimeo entonces abre los ojos sorprendido, cómo si se hubiera dado cuenta de algo, y entonces sonríe. 

- ¿Mi compinche? ¿El Juez...? ¡El Juez! - Dice como si se convenciera de algo, y entonces se ríe. - Claro, cómo he sido tan estúpido... - Mira al portavoz, en sus ojos se captaba ahora un deje de locura. - ¡Fue culpa del Juez! ¡NO! ¡No fue culpa del Juez! - Se ríe. - ¡El ni siquiera es el Juez Romeo! Claro que no... Él me lo dijo... Él... ¡El me dijo que hiciera lo que hice! ¡SI! ¡Fue él! ¡Él es el culpable! - Dice Gimeo, cada vez delirando más. - Pero vosotros lo habéis dejado escapar, y ahora es demasiado tarde para alcanzarlo... ¡Y igualmente estáis condenados! ¡SI! - Se ríe más fuerte. - ¡La Iglesia no tiene poder para frenarlos! ¡¡Ellos la destruirán antes siquiera de que lleguen!! ¡Y cuando estén aquí recuperaran lo que una vez les perteneció! ¡Ellos...! 

Y de pronto, salida de la nada, una flecha perfora la cabeza de Gimeo, el cuál parece morir en el acto por como se queda colgando. Erina mira rápidamente en la dirección de la flecha y puede ver a una figura subida en un tejado perfilada únicamente por el brillo de las antorchas. La figura va encapuchada, y lleva una máscara, y antes siquiera de que a Erina le de tiempo de parpadear, puede ver como la misma desaparece en las sombras de la noche. 

[FIN DEL CAPITULO 1]