Partida Rol por web

Sobre los lomos de mi montura contemplo con mirada cansada las tierras que antaño no fueron mas que un pequeño villorrio. En mi rostro se dibujan sentimientos encontrados al observar la tierra que me vio crecer. Sentimientos que solo el amparado de la noche puede contemplar en su silencio.

Nueva Diadema, mi casa y tierra. El hogar que me vio crecer y al que una vez, sin duda, pertenecí como uno más. Tan cercana a mi pero a la vez tan...extraña y cambiante. 

Desciendo de mi cansado corcel para estirar las doloridas piernas y mirar otra vez a la ciudad. 

Encomiable el trabajo de las gentes que pueblan esta tierra. Unas murallas que actúan como el escudo de un bravo caballero y pero a la vez como la mascara de un terrible asesino, ocultando su rostro y sus intenciones ante las atentas miradas.

Acaricio el cuello del animal mientras le asió por las bridas y con voz susurrante añado:

- Ya hemos terminado el camino amigo mio... - digo palmeando suavemente pero con firmeza el cuello del equino animal. Empiezo a caminar con determinación y fuerzas renovadas hacia una de las granjas cercanas en las que aun vea luz asomar por la ventana o bajo la puerta. Guió por el sendero a mi corcel, junto a la que ha sido mi custodia inseparable durante los últimos tres años, el amparado de la noche, la oscuridad. Mi compañera.

Ahora, una vez más, da comienzo la aventura. Pero esta ciudad no es la única que ha cambiado me temo. Todos lo habrán hecho, ya sea para bien o para mal. Incluido yo.

El posadero sonríe cuando le dices que quieres una botella.

-¿Dragones? Lo que me faltaba... El posadero niega con la cabeza y continua. Si quieres ver dragones estás en el lugar equivocado, quizás si tienes suerte encuentres un dragón blanco en las montañas del norte, aunque sería de las malas. El posadero se usenta, volviendo al poco con la botella de vino élfico y dos copas de cristal de diseño élfico.

-¿Que vieron uno? Eso son solo cuentos, te lo aseguro. Comenta con la boca torcida con desagrado. ¿Desean entonces comer algo?

-Yo un estofado de batalla a la miel. Responde en común Lurina cuando le preguntas, mirando un segundo al posadero este lo apunta. No creo que ha este hombre le gusten demasiado los dragones, por si barriga creo que prefiere comer a que le coman. Te comenta tu compañera en elfo.

No te preocupes, creo que hoy le tocaba ser unos de los clérigos que vigilan los accesos. Las personas que siguen este camino son pocas, la mayoría son aldeanos y hay algún que otro comerciante con su carro. La mayoría de la gente esta tranquila.

Caminas tranquilamente hacía las puerta mientras le preguntas a Erundilmë

-Están mas que acostumbrados, realmente creo que les costaría mucho vivir sin un druida. Muchas personas intercambian lo que tienen por hierbas sanadoras en el invierno, los magos creo que tienen algún acuerdo con Sutolonte y Jared. Se toma un segundo para pensar y sacude la cabeza. Supongo que en la casa encontraras toda la información que necesitas.

Te sonríe cuando comentas lo de tu compañero animal. -Sutolonte tenía un enorme jabalí, aunque el lo dejaba en los bosques cercanos, supongo que la gente se asustará al principio, Y poniéndose mas seria. No te separes de tu familiar si te es posible.

Llegando ya a las puertas, ves como la elfa saluda a la parte superior de un torreón y un joven la saluda y desaparece por el hueco.

La casa de Sutolonte tiene un jardín en el tejado, te sorprenderá. Aparte hay Jardines en el barrio de los templos, de las mansiones y en frente del edificio gubernamental.

Un joven clérigo sale de una puerta de madera reforzada que da a la muralla y se acerca a vosotros. Ves que su túnica es muy barata y de muy baja calidad, sobre su pecho lleva el símbolo de un unicornio (Mielikki).

-Bienvenido, soy Marcel sacerdote del templo de Mielikki. Espero poder ayudaros en lo que necesitéis. Al joven se le ve muy formal, aunque algo tímido.

Póngame lo mismo que ha ella, espero que sea un buen vino.

(Thalion pone cara de decepcionado, pensaba que el posadero habría escuchado algún rumor...)

Me pongo a oler el perfume del vino y antes de beberlo agito el vaso moviéndolo poco a poco y después lo saboreo. Una vez cato el vino lo bebo poco a poco disfrutando de su sabor, una vez terminado la copa de vino, le digo a Lurina que me espere en la mesa.

Me dirijo al hombre encapuchado:

Señor, perdone por molestarle ¿podría hacerle una pregunta si es tan amable? Es por sí vos ha escuchado algún rumor sobre un dragón que vieron en estas tierras. Gracias.

Mientras te acercas a la única granja con luz, unos perros empiezan a ladrar a lo lejos. Tranquilos chicos. La puerta de la granja se abre, iluminando con su luz la mitad de la distancia entre la casa y la valla. En la puerta se perfila la silueta de un hombre con una ballesta en una mano y en la otra sujeta la correa de tres enormes perros que no paran de ladrar agresivos. ¿Quién es a estas horas tan intempestivas? Pregunta levantando la voz.

Ves dos figuras en sombras aparecer en un granero apartado de la granja. Una de ellas se va corriendo a la valla trasera saltando y desapareciendo, la otra sube por unos rosales laterales entrando por una ventana del segundo piso.

La persona a la que le preguntas empieza a reírse a carcajadas, dándote cuenta que es una mujer.

-¿señor? Pregunta divertida. Me temo que no habéis estado con muchas humanas elfo.

Ves a Lurina sonreír divertida aguantandose la risa y al mismo tiempo el mago y el bárbaro se levantan dejando unas monedas de cobre en la mesa y se van de la posada.

-¿Un dragón verdad? La información aquí vale dinero, ¿cuanto estás dispuesto a pagar? Coge la jarra y le da un sorbo, mientras tus ojos te observan evaluadores.

Aunque soy azulado, me pongo colorado por tal cual metedura de pata y sonrío

Le pido disculpas señorita, si entra en el trato puedo invitarla a tomar una ó varias copas de nuestra botella de vino Élfico y si no, ¿serían suficientes 5 monedas de oro? Ya que la información vale oro.

La miro a los ojos, observando su expresión y esperando su respuesta 

La mujer sonríe ante tu educación y cuando le dices las 5 monedas de oro sus labios hacen una mueca de disgusto. -¿Intentas pagarme con vino?, sabes muy bien que la copa de vino élfico son 5 monedas de oro. Te daré la información por 50 monedas de oro y una copa de vino élfico. Sonríe mientras te observa.Si aceptas te regalaré un consejo que te vendrá bien.

- Solo un viajero que viene desde el vecino reino de Damara y busca un poco de agua para su cansado corcel. - contesto al hombre, elevando mi voz por encima de los ladridos - El arma de mi cinto es solo para protegerme de los asaltadores de caminos. - añado al tiempo que con un lento movimiento aparto la capa para enseñar dicha arma. 

Perros de guardia y una ballesta en las manos de un granjero. Si la gente se a tornado así de precavida por algo sera. - pienso mientras espero la respuesta del granjero al tiempo que contemplo unas sombras humanoides escapar.

¿Ladrones? No creo, lo único que un granjero puede tener de valor es el grano que cultive en sus campos. Tal vez jovenes amantes que se ocultan de los ojos de un padre sobreprotector.

- ¿Tendréis a bien ofrecerme un poco de la hospitalidad de Nueva Diadema a mi y a mi compañero de fatiga? - digo acariciando a mi montura - Tengo algo de dinero que de seguro aprovechareis mejor que un tabernero de la ciudad. - añado esperando una respuesta por parte del hombre. 

De acuerdo, te pagaré 50 monedas de oro y te pagaré la copa de vino señorita.

Por cierto, mi nombre es Thalion y vos es...?

El granjero os escucha y cuando terminas de hablar, engancha la correa de los perros en un gancho al lado de la puerta y entra en la casa para salir al minuto con una cantimplora.

¿Agua? Hay tenéis una cantimplora. Si después de beber estáis bien, puedo dejaros dormir en el granero y daros comida si la necesitas. El granjero vuelve a coger las correas y la ballesta sube apunta a media distancia sin llegar a apuntaros directamente. Si vienes de Damara no sabrás nada de los sucesos que ocurren, así que debemos ser precavidos. Si el agua bendita no os hace nada seréis bienvenido, también podéis marcharos sin consecuencias de mi parte. Ves al hombre nervioso y atento.

No me adelanto mucho para coger la cantimplora que el cauto hombre sujeta. La destapo y doy un trago, disfrutando del cristalino liquido.

- Como bien habéis indicado no tengo ni idea de lo que se cierne sobre estas tierras. - hago una leve pausa, pensando en mis siguientes palabras - ¿Acaso quien gobierna estas tierras no ofrece la suficiente protección a sus gentes? Allá parecen bastante seguros. - concluyo mirando en dirección a las nuevas murallas de la ciudad.

- Acepto vuestra generosidad y gustoso aceptare la comida que me ofrecéis,  aun que no pasare la noche aquí me temo. - digo mientras rebusco entre mis ropas y saco un pergamino sellado - Soy un mensajero fatigado que a de entregar un mensaje. - concluyo guardando  de nuevo el escrito y encogiendo mis hombros. 

- Y bien. Contadme, si la guardia no patrulla las tierras ¿como hacéis para proteger a vuestras familias de los males que parecen cernirse en este reino? - pregunto al hombre al tiempo que le sigo. - ¿Y que sucesos son los que ocurren? 

-Me llamo Mithelia. La mujer estira los brazos inclinando la silla al tiempo que empuja con el pie en la mesa, y vuelve a colocarse como estaba. Bien el dinero primero. Te aseguro que no te quedaras con mal sabor de boca por pagarme.

El posadero se asoma por la cocina y grita. -Mas te vale no hacerme perder clientes, no me traes mas que problemas. Al posadero se le ve enfadado y con la cara roja.

-No te preocupes que solo quieren información, no creo que los pierdas como clientes. Responde la mujer con una sonrisa permanente en los labios. Te mira directamente y te dice. Bueno,¿donde está mi dinero?

Aquí tienes las 50 monedas de oro más 10 monedas por la copa de vino, total 60 monedas de oro, y ahora hablemos dime lo que sabes del dragón y el consejo jeje.

Posadero, tranquilo, no me está molestando, gracias por su amabilidad.

Miro a Lurina para que esté antenta a la conversación, haciéndole un gesto con la cabeza.

El granjero pone mala cara. Allí esta el oro y lo valioso, aquí los campos y el ganado. Cuando la gente no tiene hambre, piensa en los objetos que son de valor y codicia. El día que tengan hambre porque no hay suficientes alimentos, será el día en que se acuerden de las granjas. Por el resto, hay patrullas, de día por supuesto, no vayan a pasar frío los guardias. De noche tenemos otro sistema, los guardias y vigías somos los que no tenemos mas remedio que quedarnos aquí. El granjero escupe en dirección a la muralla y vuelve a mirarte.

-Sin problemas. Dice cuando le muestras el pergamino sellado. Ir al granero, allí hay agua y paja para el caballo, yo iré ahora con algo de comida. Te dice mientras te indica con la cabeza el granero. Cosas demasiado oscuras para hablar de ellas al acecho de la oscuridad, no suelo beber normalmente, pero llevaré vino. No creo poder deciros lo que se sin algo que me de fuerzas.

El hombre se dirige a la casa a por la comida, llevándose los perros que al menos ya no ladran, solo gruñen.

Mi rostro permanece inalterable e inexpresivo ante las palabras del hombre. Pero en mi mirada se advierte una fugaz punzada de odio y desaprobación. 

Comienzo ha andar hacia el granero junto con mi caballo. A mitad camino me detengo y miro hacia la casa, esperando confirmar que como yo pienso,  las sombras que vi antes eran dos simples amantes y no ladrones. Si los perros no ladran, continuo mi camino hacia el granero donde preparo un poco de paja y agua para mi caballo mientras espero que vuelva el granjero. 

Dales poder para que se vuelvan arrogantes y descuidados. Entonces ve y róbaselo todo. 

- Marcel, es un placer conocerte. digo mientras me acerco y le extiendo la mano. Me gustaría poder llegar cuanto antes a la mansión para empezar cuanto antes.
Miro a Erundilmë, me acerco a ella y, mirando a sus ojos y con toda la simpatía que soy capaz de mostrar le digo:
Erundilmë, gracias por haberme acompañado. Aquí y ahora juro por mi honor que llegaré al fondo de este asunto porque la posibilidad de que algo así vuelva a suceder trastornaría al más sereno de los sabios. Pronto volvere al claro y te avisaré para ir comunicandote mis hallazgos y para que me comentes las novedades.
Dicho esto me giro de nuevo hacia Marcel y, haciendole un gesto de afirmación con la cabeza le digo: - Adelante amigo, por cierto me llamo Easar. Espero que nos llevemos bien.

Mithelia suelta una carcajada divertida cuando le dices eso al posadero.

-Bien, hace unos años varias personas vieron un dragón azul, unos dices que aterrizo, otros que paso de largo y otros que se quedo aleteando sus alas encima de una calle. Sonríe divertida y continua. Desde ese día esa calle se llama, La calle del Dragón azul y en esa misma calle hay una posada con el mismo nombre. La joven niega con la cabeza. Si quieres saber que paso ese día te lo contaran, una y otra vez, hasta que te hartes y cuando lo hallas hechos, te lo volverán a contar una docena de veces más. La joven quita los pies de la mesa y los planta en el suelo. Por cierto, esa posada es la segunda que se dedica a alojar aventureros, por eso este Te dice señalando a la cocina con el pulgar enguantado. Temía que al contároslo, os fuerais a la otra posada y siendo buena, te diré que el cuerno del unicornio es mejor que la del dragón azul.

Mithelia va cogiendo las monedas y las va metiendo en una bola con una mano y bastante habilidad. -Ah, el consejo. Si llegas nuevo a una ciudad, no pidas lo mas caro. Los maleantes como el mago y el bárbaro, pueden volver para robarte, así que ves con ojo. Cuando termina de meter todas las monedas en la bolsa, deja que esta se deslice por su capa y desaparezca por aún bolsillo interior oculto. La posada esta a tres calles al este de aquí, ha sido un placer hacer negocios con vosotros. Dice mientras se dirige a la puerta.

Te parece ver una silueta en la ventana del segundo piso que desaparece cuando la miras, ves sombras que producen la luz de la habitación de abajo, donde el granjero se mueve preparando las cosas.

Cuando llegas al amplio granero, hay bastante paja, tanto en fardos como suelta. Una vaca y un buey te observan un segundo y vuelven a dormir tranquilamente, hay un segundo piso que esta abierto por el medio, haciendo como un balcón interior. Al final del piso donde estas, hay una especie de caldera de leña, separado y casi del todo aislado de la paja, unas tenues ascuas brillan débilmente.

El granjero llega después de varios minutos, con un plato de carne, patatas, pan de centeno y vino. Deja a los perros atados a la entrada, aunque ya no lleva la ballesta, sino un cuchillo de trinchar la carne al cinto. Deja la comida y saca dos vasos de barro cocido, llenando ambos con el vino. Después de beber un tercio de vino el granjero empieza a hablar.

-Me preguntaste por los últimos sucesos. Comienza diciendo el granjero. Por donde empezar. Cosechas que se marchitan, incendios en los campos a pleno día, árboles frutales que se mueren. Pero imagino que estarás más interesado en la criatura. Dice haciendo una larga pausa, que aprovecha para dar otro trago al vino y limpiarse la boca con la manga. Hace cosa de un mes una criatura del mal atacó a un grupo de druidas en el puente, al parecer pudieron acabar con ella sin problemas. Después de eso empezó la gente a preocuparse, empezaron a entrar y salir de la ciudad druidas, clérigos y paladines, junto con cientos de curiosos. Los que permanecemos fuera de las murallas hicimos una reunión con Laurana, la sacerdotisa del templo. Intentó tranquilizarnos, pero después de todas las cosas que han pasado en estás tierras en los últimos años, cualquiera se fía.

-¿Como están las cosas por Damara? ¿Ha aprendido ya ese tonto a comportarse como un Rey? ¿O sigue como siempre, partiendo el mismo a caballo cuando hay un problema? Se acaria la barba, con la mirada perdida mientras sonríe.