Partida Rol por web

No pasa demasiado antes de que un coche aparezca a conveniente velocidad por la calle frente a las escaleras, las luces de la calle iluminan el automotor mientras el ronroneo suave del elegante motor inunda los oídos de los vástagos presentes que, aun allí, son vigilados por el cuerpo de seguridad dispuesto alrededor del museo. Son observados con detenimiento, y más cuando pesa sobre ellos la ira de Amanda Kingsley. La noche parece más oscura y las perspectiva de una eternidad peligrando frente a un abismo, solo podría plantear bastantes interrogantes, incluso la vida de los vástagos parecía frágil frente a los pequeños matices de las tinieblas, mientras algunos cainitas de pie resistían eras, y se hacían ancianos e intocables, otros caían con tal facilidad y aseguraban el ascenso de los otros.

Un recuento rápido de lo acaecido dejaba a estos cuatro vampiros cavilando sobre los pasos a seguir, Lauren Rienne parecía haber atraído la atención sobre sí misma, usando su encanto propio, mientras los otros acordaban que un punto de reunión sería importante. Pero si en algo convenían, era en que sus no-vidas podrían estar en el filo, sobre la cuerda floja y con un pequeño empujón, se harían pulpa por efectos de la carismática Toreador del museo.

Todos esperan que las cosas ya no puedan empeorar... más...

Un Ford Town car negro se detuvo justo frente al cuarteto de vástagos, y un hombre bajó de este con premura, rubio y de cabello corto, delgado, sus ojos eran de un color claro, se detuvo frente a los cuatro, y sonrío a Lauren Rienne, mientras intervenía.

-:Espero no haberte hecho esperar demasiado- dijo con amabilidad.

El efecto se desvanece, de repente cosas importantes regresan a ti, como tu querida motocicleta, y que quizás la idea de estar bajo un mismo techo no se vea tan atractiva... o tal vez si? puedes ser suspicaz, pero como has dicho anteriormente... la muerte es una perspectiva tan válida, como cualquier otra, y parece cernirse sobre los cuatro...

El efecto se desvanece, de repente cosas importantes regresan a ti, como la misión que se te había encomendado, y que quizás la idea de estar bajo un mismo techo no se vea tan atractiva... o tal vez si? en cualquier caso, todo se había jodido y ahora habían más problemas que antes de entrar a la maldita recepción...

El efecto se desvanece, y de repente puedes pensar con más libertad, aunque los puntos son válidos, quizás deberías meditar un poco más la amable invitación de Lauren Rienne...

Negó con la cabeza - Llegas justo a tiempo... - replicó empezando a caminar hacia el vehiculo - Sácanos de aquí. - ordenó con cierto aire de enfado - Vamos a casa. - terminó entrando en el habitaculo del coche cuando este le abre la puerta. 

Una vez llegemos a su residencia, señora Rienne, me gustaria hacer una llamada a mis socios. Me gustaria ponerlos al tanto de lo ocurrido y mi actual situacion. - digo una vez sentado frente a la ventrue en el auto -

Por supuesto. - sonrió asintiendo - Y llamenme Lauren por favor. - sentenció con gesto amable mientras se acomodaba en el asiento del vehiculo - Erik, estate atento, es posible que nos sigan. - ordenó al ver a este tomar asiento en el puesto de conductor.

-Yo los seguiré de cerca... en mi nave.- Dijo Danton como habiendo recordado algo de repente. Al decirlo salió corriendo como desesperado hacia el estacionamiento donde había dejado su motocicleta. Luego de unos minutos regresó por donde se había ido, haciendo gran estruendo con las breves aceleradas que le daba a aquella máquina.

- ¡En marcha!...- Exclamó complacido como niño con juguete nuevo mientras aceleraba su Harley más a fondo esta vez.

Observó boquiabierto el auto, si algo se le podía admitir, era que Lauren Rienne debía tener bastante dinero, y estar acostumbrada a la comodidad, como esperaría de una clásica Ventrue, altiva, orgullosa y bastante poco dispuesta a dejarse humillar.

-: Lindo Coche...- dijo mientras subía, él había llegado en taxi, y ahora volvía como invitado... no obstante, la situación le era bizarra y un poco incómoda, llevaba bastante sin darse esos lujillos.

La comitiva partió apenas hiciste presencia, recoger tu moto no causó mayor problema, el parqueadero fue gratis, aunque el tener que soportar la mirada de seguridad fue bastante para comenzar, una vez viste el carro negro, esperándote, aceleraste un poco y pusiste a rugir el motor de tu dulce, dulce máquina, la Harley ronroneaba con potencia, como si estuviera feliz de verte. Los vástagos adentro te dedicaron una mirada y avanzaron por la vía, tu, solo les seguiste, al ser nuevo en la ciudad, no sabías exactamente que camino tomar o por donde dirigirte, y te estarías perdiendo lo que comentaran adentro... y eso podría ser una terrible desventaja, podrías confiar en estos recién conocidos? podrías confiar en Lauren Rienne que ya había demostrado tener esas dotes... tan extrañas... esa sobrenatural presencia? sería acaso suficiente el que el peligro mortal se cerniera sobre los cuatro para que acordaran no hundirse entre sí?

No duró mucho tiempo la recepción, cruzando el oscuro rio, silencioso y apenas iluminado por las luces que provenían de las carreteras aledañas, algo llamó tu atención e hizo detenerse al auto donde iban los otros. Un Renault 18, de color amarillo o crema, estaba atravesado de tal forma que no permitía el tránsito de carros en la dirección en la que iban (aunque si de motos), las luces estaban encendidas, pero no había nadie cerca o al interior del carro, este solo estaba allí, detenido y silencioso, en medio de la noche, en la carretera...

No le tomó mucho a William Danton volver en su motocicleta y Erik esperó con paciencia. El vehículo es cómodo, y adentro se acomodan los otros tres vástagos, Lauren Rienne, luego Edward y finalmente el elegante Bernard Jones. Erik puso en marcha el motor y el auto empezó a moverse, tomando la Calle Spring Garden, seguido muy de cerca por William Danton desde su rugiente motocicleta, el vástago al parecer le tenía bastante aprecio a su vehículo

-: Debo decirte Lauren, el asunto de tu amigo...- dijo mirando a Lauren por el retrovisor seriamente -... lo pude resolver, al menos me libré de un seguro interrogatorio, estuve cerca de tener que apañármelas con la ley... no se si deba decirte esto Lauren, pero en una próxima oportunidad, deberías tratar de ser más amable con los invitados...- dijo volviéndose a fijar en el camino. El silencio se apoderó por breves instantes del interior del vehículo, sin llevar mucho, y cruzando el puente sobre el rio Schuylkill, el automotor se detuvo.

-vaya con los conductores a estas horas...- dijo mientras esperaba que se fijaran en el camino, y allí estaba, atravesado por la vía, un Renault 18, de un color claro, quizás amarillo o crema, las luces prendidas, pero no parecía que nadie estuviese al volante o en el interior del carro, aunque de alguna forma tenía que haber llegado allí. -Lauren, tomamos otra vía quizás?- preguntó mirándo a la mujer por el retrovisor.

- Si, da marcha atras; rápido. - ordenó sin más explicaciones - Esto no me dá buena espina. - terminó alegando mientras miraba por la ventanilla hacia ambos lados.

Esto no pinta nada bien...- digo mientras miro por la ventana en busca de algun otro indicio de peligro -

- ¿Y ahora que?.- Se dijo a si mismo mientras iba desacelerando su máquina hasta deternese  a cierta distancia del obstáculo como lo había hecho el auto al cual seguía.

- ¡Malditos yonquis, fuera de mi camino!- Gritó enfurecido por tantos impedimentos mientras deslizaba su mano derecha por su chaqueta, tomando su revolver y preparandose para usarlo cuanto menos de disuasivo..

Edward abre los ojos al ver el miedo de sus dos compañeros -: Pero... hey! ahora que sucede?- estaba más perdido -Que se supone que es esto?- comentó con sorpresa y confusión, estando en medio no tenía la visión. -Lauren... sucede algo???- exclama alertado por el giro de la situación.

- Un coche nos bloquea el camino... - explicó - Pero no es algo de lo que debais preocuparos. - replicó con voz calmada - El coche está preparado para situaciones tensas... - terminó esperando a que Erik diese marcha atras.

No bastó que lo repitieras, el cambio brusco hizo tronar la caja con intensidad, en un ruido de queja por parte del carro, Erik acomodó el retrovisor y el auto empezó a alejarse en reversa sin mediar mayor conversación. -: Sucede algo que no sepa Lauren? porque de repente siento que estás asustada?- Erik no entendía nada aparentemente, y a buen trecho, el carro fue quedando a una distancia prudencial, estaban casi que recorriendo el camino desde la entrada del museo.

-¿Hasta donde Lauren?¿ tendrías la amabilidad de explicarme a que viene este arrebato?- dijo mientras frenaba considerando ya estar a buena distancia, y girándose -Que fue todo eso?- cuestionó Erik. Y en el lugar, como tomado de sorpresa, se había quedado William Danton cerca al Renault abandonado. 

Al observar a ambos lados no detallas alguien más, el río, oscuro, fluye silenciosamente, no hay autos tampoco en la cercanía y no se ve ni una sombra transitando a esas horas. Mientras el carro se aleja, la situación no cambia demasiado, el vehículo se queda en su sitio, y no hay nada que te llame la atención, un silencio de muerte, apenas interrumpido por dos cosas, el ruido de tu auto, y el del motor de la Harley del buen William Danton.

Al observar a ambos lados no detallas alguien más, el río, oscuro, fluye silenciosamente, no hay autos tampoco en la cercanía y no se ve ni una sombra transitando a esas horas. Mientras el carro se aleja, la situación no cambia demasiado, el vehículo se queda en su sitio, y no hay nada que te llame la atención, un silencio de muerte, apenas interrumpido por dos cosas, el ruido del auto, y el del motor de la Harley del buen William Danton.

Pero antes de poder pensar con claridad, un ruido lejanamente familiar, los pensamientos eran más lentos que los acontecimientos, el rostro de Lauren Rienne firme y mirando a ambos lados, luego el del Esnob estirado de Jones igualmente alarmado y finalmente el vehículo de tus acompañantes con un rumor de reversa, se alejó a prudente velocidad del lugar, no era una retirada cautelosa, o una desviación, era apresurada... una huída.

Que ibas a hacer ahora? que significaba todo eso? las preguntas y las reflexiones se amontonaban en tu cabeza. Había razones para temer? que sentido tendría aquello...

Pero no te podías quitar la idea de que ese auto te era familiar, lo habías visto en alguna parte antes... pero en donde?