Partida Rol por web

22 de abril de 989

Celeste llegó a El rabo del cerdo y el chófer del carruaje la miró como si le advirtiera que aquel no era lugar para alguien de su clase. Los edificios eran mucho menos vistosos que en el resto de Khar, y la gente, deprimida y ojerosa, caminaba por la calle vestida con ropas desastradas y sucias. En el aire flotaba un denso aire a barro y a suciedad, quizá hasta excrementos y orina lanzados por la ventana. Después de tantos días viviendo entre la opulencia, la hechicera casi había olvidado lo que era convivir con lo más bajo.

El rabo del cerdo era una posada grasienta y que apestaba a humo y a sudor. Celeste tuvo que hacerse paso entre los curiosos y los guardias hasta llegar a una de las habitaciones, en la que tomaban declaración a su hermano. Jules levantó la vista y dijo algo al guardia, que le permitió levantarse y acercarse a ella.

-¿Estás sola? -preguntó Jules, algo sorprendido-. Bueno, es mejor. Demasiada gente hubiese llamado la atención y no podrías haber investigado igual de bien.

El burgués la condujo hacia la habitación colindante, vigilada por un guardia. Le dijo algo al oído y el guardia se apartó, dejándolos entrar. La habitación estaba pobremente iluminada aunque un par de lámparas colocadas estratégicamente hacían por evitarlo. Allá donde se posaran los ojos había sangre. Las paredes, el suelo, la cama, la silla coja, la paupérrima mesita de noche. Aquí y allá había un cristal o un trozo de madera clavado, o incluso un trozo de metal. Y en el suelo...

Un hombre anciano y consumido había sufrido cortes por todo el cuerpo. Algunos de los cristales estaban hundidos en la carne, otros sólo asomaban superficialmente. Le faltaba uno de los ojos y en el rostro exhibía una mueca de horror. No estaba mutilado, pero tantas heridas y laceraciones daban a entender que había sido torturado, tal y como Jules había dicho.

-Éste era mi informante, un antiguo doble agente de los Siete Círculos. Creo que le han preguntado por nosotros... y que ha terminado por hablar.

Inmundicia.

Excrementos, basura, desamparados, parias de la sociedad viviendo hacinados en los únicos lugares en los que se les permitía residir, o que podían costearse. Hacía tiempo que la peliazul vivía alejada de ese mundo, mucho tiempo sin recorrer calles destartaladas, demasiado tiempo sin rebuscar en cubos de basura tratando de buscar un bocado que llevarse a la boca.

Hubo un tiempo en el que la científica había sido una de ellos, una de esas almas que vagaban por la ciudad en busca de su razón de ser. Celeste había sobrevivido, había superado ese estado en gran parte gracias a su mente. Era como una antorcha en la oscuridad, luciendo sin descanso sobre el resto de desamparados.

Pero allí, entre toda esa gente no esperaba que hubiera nadie con sus capacidades, ni su don sobrenatural el cual fue muy importante en su salida de aquella situación. No sucedió en un día, ni en dos, pero dominar el arte de la mentira y el engaño puede darte muchos beneficios, aunque relativamente poca estabilidad, si no eres capaz de mantener tus mentiras.

Y después de tanto tiempo ahí estaba, tratando de solucionar un misterio que estaba asfixiando a su nueva "familia" con un propósito a medio camino entre el lucro y el altruismo. ¿Salvar el mundo? ¿Salvar la familia? o ¿Obtener la recompensa? y más exactamente...

vengaza.

Entró en la posada con un paso decidido. No se había cambiado de ropa, no le había dado tiempo, por lo que su indumentaria no era para nada apropiada en un lugar como ese. Pero la urgencia clamaba y no podía desperdiciar el tiempo.

Según cruzó el umbrál cerró los ojos y buscó con el alma, tratando de encontrar cosas que los sentidos normales no perciben. Jules le había dicho que había algo extraño en el asesinato, quería encontrarlo cuanto antes.

Jules se la llevó a una sala contigua, y vio la escena del delito, sangre, destrozos, realmente no había sido un asesinato limpio.

Aunque no estaba muy familiarizada con ello, sintió que los trozos de cristal y de madera tenían "huellas" sobrenaturales. Quizás algo psíquico. No lo sabía demasiado bien. Por lo demás, no había ni gota de magia en aquel lugar.

Celeste "paladeo" los restos de energías ocultas que se escondían en la habitación, y su "sabor" era extraño. No conocía demasiado sobre ese aspecto de la manipulación de la realidad. Algo había leído en sus interminables noches en bibliotecas, leyendo libros extraños y desentrañando su verdadero significado. Esa energía era el rastro de la psique de algún asesino. 

La mente tiene mucho poder, más allá de las energías mágicas hay otras vías, pero estas Celeste no las conocía y no pudo más que limitarse a sentirlas, y a no poder decir nada más sobre ellas. Pero aún quedaba toda la habitación por registrar, Echó un vistazo alrededor y preguntó a Jules:

-¿Tengo permiso para investigar?

-Haz lo que quieras -contestó Jules.

Y como respuesta, cerró la puerta a sus espaldas.

-Jules, agárrame. No quiero caer al suelo y puede que me desequilibre.

La chica confió en su hermanastro, pues en cuanto dijo estas palabras, empezó a realizar su ritual. Sus manos se movían  en torno a ella, mientras de su voz surgían palabras olvidadas, el poder de la magia estaba siendo desencadenado, la luz en su forma más pura estaba penetrando en el alma de Celeste. Esa energía iba a abrir sus ojos, despejar su mente y agudizar sus sentidos.

De pronto, se paró en seco, con las palmas de las manos hacia el cielo. En el centro de cada una había una pequeña bolita de luz que tintineaba tratando de escapar. Pero Celeste no les permitió la libertad, subiendo las manos rápidamente y tapándo sus ojos. Al retirar las manos, estaban cerrados y las esferas luminosas habían desaparecido. 

La peliazul se desequilibró, pero los fuertes brazos de Jules sujetaron a su hermanastra para evitar que cayera al suelo. Realizar hechizos poderosos le era complicado, y tenía que volcar toda su energía para no caer desmayada. Eso siempre hacía que su aliento se viera afectado.

Abrió los ojos poco a poco, y la luz mágica salió de ellos, las pequeñas esferas luminosas estaban ahí, sustiyendo los ojos de Celeste, ayudándola a buscar.

Con un pequeño gesto, Celeste buscó en su cuello el colgante de oro que siempre le acompañaba y abrió la portezuela. Llenando de luz la habitación, las tímidas luminarias que había en las paredes se volvieron innecesarias por la luz cegadora que surgió de su colgante.

-Pongámonos a buscar pistas. Huellas, trozos de ropa arrancados, piel... quizá algún elemento distintivo... un botón, un gemelo... algo que nos ayude a encontrar al asesino. No existe el crimen perfecto...

...o eso espero...

Jules cogió a Celeste antes de que se cayera. La hechicera acababa de localizar varias pistas en la escena, pero había perdido el aliento y parte de su energía en el proceso.

Descubrió un trozo de tela negra enganchado en un saliente de la mesita, huellas en la sangre de un par de pies de aproximadamente un cuarenta, algunas huellas de manos (el cuerpo tenía las manos ensangrentadas, también). La ventana estaba rota y reconstruyendo los pedazos de madera del suelo, alguien había hecho trizas un armarito o algo parecido. El asesino había sido meticuloso. No había huellas que indicaran una salida por la puerta, pero en la ventana había un par de marcas como si alguien la hubiese usado para salir.

El resto no era reseñable.

Una vez realizada la búsqueda, Celeste anuló el hechizo. Había encontrado algunas pistas que podrían identificar a al asesino.

-Jules... ¿Te has fijado? Huellas, y el pie es grande, podemos suponer que el asesino era un hombre alto. Y un trozo de tela, es directo inferir que era del asesino, podemos recogerlo para llevarlo a casa. Quizá podamos hacer algo con él. No espero mucho, pero si hay la suerte de que el tipo de tela es algo extraño, importado o algo así... puede que sea algo por donde tirar. 

En otro orden de cosas, el asesino saltó por la ventana, está claro por esas marcas que se alejan de la puerta y llevan hasta el ventanal. ¿trepó? ¿Se dejó caer?

Celeste se acercó a la ventana para judgar la caída, y la posibilidad de que símplemente hubiera saltado o hubiera hecho algo más... mágico.

¿Ha habido algún testigo? ¿Alguien que escuchara gritos? ¿Alguien vio a un hombre de negro salir por la ventana? Y lo que me parece también importante...

¿Por qué pensabas que tenía un tinte sobrenatural?

La caída era considerable. Podría haberse descolgado por la ventana... pero no había manchas de sangre en los ladrillos de la fachada exterior. Abajo no había nada que amortiguase la caída. ¿Cómo había podido bajar?

-No, nadie ha visto nada -dijo Jules-. Y creo que está muy claro por qué pienso que esto es algo sobrenatural.

El burgués se inclinó sobre el cuerpo.

-¿Ves estos cristales? Son demasiado pequeños como para que alguien los clave sin cortarse. ¿Cómo podría haberlo hecho alguien con tanto cuidado y tanta precisión? Nadie ha visto nada y Jeff era mi informante. Los Siete Círculos están metidos en esto, estoy seguro. ¿No te parece que es sobrenatural?

-Supongo que nuestras mentes funcionan de manera distinta, aunque eso parece que no es necesariamente un problema. Supongo que alguien con mucha habilidad, podría haber sometido a... ¿Jeff? a la tortura que dices, sin cortarse. O símplemente se puede haber cortado, pero la sangre de la víctima confunde al mezclarse con ella.

Pero no juzgues mal mis palabras, también creo que halla sido alguien con algún tipo de "poder". Es lógico que los siete círculos están en el ajo, pero la cuestión es si habían contratado a un sicario... "normal" para ejecutar la tarea, o ellos mismos en persona son los que han realizado el asesinato.

Celeste se acercó de nuevo al cuerpo, quería recordar su cara, sus facciones. Puede que en algún momento esa imagen le fuera realmente útil. Nunca es plato de buen gusto ver un fantasma...

Es cierto lo que dices, son trozos pequeños, y me consta que el mentalismo es capaz de hacer cosas así, de hecho supongo que con algo de imaginación y estudio, con mi magia podría conseguir algo parecido... pero lo que más me escama es esta ventana. Parece lógico a la vista de la situación que tuvo que escapar por la ventana... pero... ¿Como lo hizo? no hay rastros de sangre fuera, y dentro tenemos las huellas del asesino...

Se giró hacia Jules.

O bien salió volando... que solo es posible si la calle estaba despejada, pues sería muy evidente un hombre sobrevolando la zona. O bien no ha salido aún... y sigue en esta habitación y por la posada.

Dejó un segundo de silencio, mientras miraba a Jules a los ojos.

O bien se ha quitado los zapatos y ha huido sin dejar rastro... ¿Quién sabe?

-¿Crees que puede seguir aquí? -preguntó Jules, preocupado. Miró a izquierda y a derecha, como buscando al asesino-. Hum. Esto no va a ser nada fácil. ¿Y si están viendo y escuchando todo esto? ¿Crees que podemos estar en peligro? Si han averiguado cosas...

-Claro que podemos estar en peligro. ¿Acaso no lo pensabas antes? Si Mateo luchó contra ellos, solo tenían que atar cabos para llegar a la familia. El propio Tristán luchó contra el último guardián junto a nosotros. No era muy complicado. 

Supongo que Jeff solo les habrá confirmado sospechas, y claro, su muerte nos deja a nosotros sin un canal de información.

En cuanto a lo de si creo que sigue aquí... dame un momento. Y... Jules, de nuevo te pido que me sujetes cuando termine... no debería usar tanto mis poderes, pero al menos este nos dará "ventaja" de ahora en adelante.

Era la primera vez que lo usaba, y Celeste esperaba que funcionara, había conseguido llevar el hechizo que había usado con anterioridad a la cima de su poder. No iba a permitirle ver mejor la realidad, iba a permitirle ver a través de ella. Ver lo que nadie ve, los secretos del mundo.

Los ojos de Celeste serían la verdad en un mundo de mentiras.

Su cuerpo empezó a moverse con suavidad, casi como si de un baile se tratara, sus manos se movían libres así como su figura se contorneaba mientras realizaba su arcano ritual. Sus cabellos danzando al viento parecían levantarse gracias a la energía que despedía su cuerpo. Y, su colgante, aún abierto iluminaba la habitación dando saltos con los movimientos de Celeste.

O... quizá no era el colgante, quizá la propia habitación estaba palpitando con los poderes arcanos de Celeste. Círculos blancos aparecieron en el suelo. Círculos concéntricos que rodeaban a la peliazul y que giraban en torno a ella, mientras la chica seguía "bailando" en su interior. Poco a poco, los círculos se trasformaron en espirales, dos caracoles con el mismo centro. Eran como serpientes enroscadas en el suelo.

Y se movían, se movían hacia ella, subiendo por su cuerpo, y repasando sus curvas. Las dos finas lineas luminosas crecían por la chica mientras esta se había quedado quieta, y solo sentía por su cuerpo crecer el poder sobrenatural. Acariciaron sus piernas, su cintura, treparon sin control por sus senos y llegando a su cuello que fue rodeado por las dos serpientes en su travesía ascendente.

Y ya en la cara, se enroscaron en sendos ojos, haciendo una pequeña impronta en la cara de Celeste. Dos espirales luminosas surgían de cada uno de los pardos ojos de la peliazul, que pronto se fundieron en su piel, permitiendo a ésta ver lo invisible, incluso a mayor profundidad que lo que ya eran capaces antes.

Celeste, con sus nuevos ojos oteó la habitación, la ventana el exterior, quería reconocer el terreno de nuevo.

Lo que Celeste vio a continuación fue muy curioso. En alguna parte, durante sus estudios, había leido un extracto de filosofía que hablaba de "cordones que tiran de las personas y anuncian sus acciones futuras", como huellas futuras que permitían a un supuesto observador adivinar lo que estaba por venir. Celeste sabía que había algunos sobrenaturales que eran capaz de ver algo parecido con poderes diversos. Ella, por otro lado, estaba viendo una impronta pasada en forma de matrices psíquicas.

El atacante había subido por la ventana levitando y ésta había explotado gracias a sus poderes. Después había dejado de levitar, pero las matrices sugerían que destrozado la silla y utilizado los cristales para que volaran y se clavasen en Jeff. No podía saber lo que se había dicho, pero el mapa psíquico era bastante elocuente. El origen de las matrices se habían mantenido quieto todo el tiempo hasta que se había marchado levitando de nuevo... aunque esta vez se perdía en el tejado colindante.

Jules, esto ha sido obra de un mentalista. No sé si serás capaz de entender bien la diferencia entre ese tipo de poderes sobrenaturales y los míos, pero al menos diré que no son iguales. No los comprendo muy bien, nunca he investigado sobre ellos. Sólo sé que existen, y ahora, que nos tendremos que enfrentar a ellos.

Y... no, no está por aquí, vino volando y se fue volando, lo que nos deja muy pocos rastros que seguir. Creo que lo mejor será coger ese trozo de tela, y como dije antes rezar porque nos lleve a algún sitio.

Te comento exáctamente lo que sucedió, por si te sirve para algo. Quizá en un interrogatorio futuro... o vete tu a saber cuando, la información es siempre valiosa.

Celeste se situó al lado de la ventana, y empezó a relatarle el resto de matrices que podía ver gracias a sus "nuevos ojos". Como había llegado levitando por la ventana, como la rompió, la manera en que usó los cristales, y la posterior huída, así como que el atacante estuvo en todo momento quieto en la misma posición.

-¿Crees que podemos hacer algo más?

-Ya has hecho más de lo que podría hacer yo -contestó Jules. Le sostuvo la mirada y sonrió-. Muchas gracias. ¿Nos vamos?

¿Quién se encarga de la tela?

-Puedo preguntar a alguno de mis socios, de los que se encargan de las textiles -contestó Jules tomando el trozo de tela de sus dedos.

Abrió la puerta y bajaron atravesando la masa de curiosos y guardias que se agolpaban en la posada. Sin decir nada a nadie ni dar explicaciones; no en vano era uno de los hombres más poderosos del país.

Afuera les aguardaba el carruaje.

-Yo he sido más discreto para venir -murmuró Jules con media sonrisa-. Pero supongo que mi presencia aquí será conocida muy pronto, así que da lo mismo. ¿A dónde quieres ir? Me gustaría ir de inmediato a ver a mi socio, pero puedo dejarte en casa de camino.

Para el resto estoy en los Jardines Funerarios, realizando algún tipo de investigación extraña para obtener alguna pista, como te fuiste con la excusa del trabajo no quise decir dónde venía.

Déjame en casa si quieres, será perfecto para mantener mi "cohartada". Y una última cosa, ¿de camino podemos pasar cerca del edificio aquel donde perdía el rastro que veía desde la ventana? Quizá desde más cerca encuentre algo. No aseguro nada pero si hay suerte...

Celeste miró a Jules pensativa. Por su mente pasaba la idea de delatar a Elías y a Fiona, así ganaría una confianza extra con Jules, pero sería elegir bando muy rápido. Podía obligarle a prometer que no tomara represalias, o que se comportara de igual manera con ellos, pero no se atrevió. 

Mejor en otro momento.

-De acuerdo -dijo Jules.

El carruaje inició su marcha y Jules le indicó que diese la vuelta para que Celeste pudiese observar las huellas psíquicas. Después de atravesar dos tejados, la matriz levitaba hasta entrar en la ventana de un edificio cochambroso y de aspecto abandonado.