Partida Rol por web

Comienza el juego

Tras vuestro encontronazo con el lobo en las calles de Munich, os veis obligados a reagruparos y decidir vuestro siguiente paso. Para vuestra desgracia, habéis llegado a primeros de octubre, y Munich está en mitad de las fiestas de la Oktoberfest, por lo que hay un gran número de visitantes lo que dificultará y mucho la búsqueda de una única criatura, aunque sea mágica.

A pesar de que la ciudad está llena de visitantes, dado que al menos dos de vosotros pertenecéis a una clase social apropiada (y poseéis suficiente dinero) no os cuesta encontrar un hotel digno de la categoría de aquellos dos donde podéis guareceros mientras planeáis cómo encontrar al lobo.

 El olor de las salchichas y la carne asada evocan en Anna la repugnante visión de los destrozados huesos de las pobres víctimas asadas y devoradas por el esopiano.

Si él estuviera por aquí ya habría arrasado con todo esto -Escupe las palabras, cargándolas de rencor-. Lo cierto es que no sé si sentirme aliviada o decepcionada. Todo se encuentra demasiado… Tranquilo no es la palabra. ¡Festivo! Todo es demasiado festivo. Parece mentira que un caníbal ande suelto -susurra.

Después del infructuoso encuentro con el esopiano y con aun recuerdos para mi fortuna ya leves de los restos de personas que encontramos en la cabaña llegamos a Munich pero una vez mas la suerte no nos acompaña. Hemos llegado en una época en la cual la ciudad esta repleta de visitante ya que es una fiesta local.
Por lo que tengo entendido la fiesta se basa simplemente en beber cerveza y comer hasta decir basta.
El olor a carne asada me embarga de tal modo que incluso resulta molesto. Eso sumado a la mas que aglomeración de gente me resulto de lo mas incomodo.

-¿Y bien? ¿que hacemos?

Pero lo que digo queda apagado por el ruido y el jaleo que nos envuelve.

Asiento a lo comentado por Anna. La gente disfruta y se divierte sin tener la menor idea del peligro que corren.

Vuelvo a hablar pero esta ver procurando alzar la voz de modo que mis compañeros me oigan.

-¿por donde creen que deberíamos empezar? Hasta ahora en mayor o menor medida hemos tenido pistas pero una vez aquí no creo que nos resulte tan fácil localizar a nuestra presa.

Espero que no acabemos siendo nosotros su presa...

Aunque os parece un choque importante la gran aglomeracion de personas en una gran ciudad tras los días invertidos por caminos de campo y pueblecitos bucólicos, la verdad es que os lleváis una sorpresa cuando os enteráis que en realidad el grueso de los festejos se lleva a cabo en una explanada conocida como la Theresienwiese (y de hecho el climax de los festejos diarios empieza al caer el sol). Lo que os agobiaba inicialmente son apenas unos pocos tenderetes de comida ambulante y el ambiente que acompaña a las festividades.

Puff -Al salir del grueso de la aglomeración de clientes entre un puesto de carne ahumada y otro de empanadas, Anna comienza a sentirse mucho menos agobiada.

Veamos -musita a sus compañeros una vez se han alejado un poco más del gentío-, si yo fuera una criatura sobrenatural, hambrienta y homicida, incapaz de controlar mis más salvajes instintos, ¿a dónde iría? ¿Escaparía de los tentadores aromas de la carne caliente ó bien trataría de seguir devorando al modo humano?

Carne a cambio de dinero -explica al ver la expresión de incomprensión de sus camaradas.

Ernest se había vuelto a dejar la mente en otro sitio. Aún con el recuerdo de los huesos desenterrados y las terribles ideas que su imaginación le había evocado al ver que algunos eran de niños, su mente pasó a pensar en sólo chucrut. Desde que lo probó, aún siendo un niño, el sauerkraut se había convertido en su plato favorito. 

-Sabéis, - dice en tono interesante, mirando el puesto de chucrut que dejaban atrás - hace años algunos navegantes lo llevaban en barriles en su bodega. Aguantaba tiempo... y bueno, tenía algún beneficio médico, para prevenir el escorbuto... y además - hacía el intento de seguir, pero cuando se fijó en la cara de algunos compañeros entendió lo que pasaba.

-Oh, lo siento- murmura en tono de disculpa -estaba en otro lado... el espíritu alemán... imagino que me he dejado llevar por la fiesta, y es nuestro principal problema. Ese... esa bestia puede hacer cualquier cosa y ni nos enteraríamos, con tanto jaleo y gente por todos lados... oh, maldición, ¿Qué podríamos hacer que no sea esperar? No podemos dar palos de ciego...-

Condesa, ¿por casualidad no conocerá un ritual para localizar el paradero del esopiano? -pregunta Anna tras meditar unos instantes-. La Sociedad de Cuentacuentos aún no me ha ilustrado en semejantes artes, pero quizá a usted se le ocurra algo.

¿Quizás algo de adivinación?

"Lo cierto es que no me viene nada a la mente, señorita Smith. No consigo quitarme de la cabeza las imágenes de lo que descubrimos en esa casa maldita...". La condesa aún parecía bastante aturdida por dicha terrible experiencia, no habiendo dormido bien desde entonces.

"Creo que el buen doctor podría intentar un ritual de ese tipo tan bien como yo en mejores circunstancias, por lo que recuerdo de la charla de herr Lang él también entiende bastante de estos temas".

Escucho en silencio la conversación que mantienen mis acompañantes en esta aventura que apenas hemos empezado.

Permanezco en silencio y nervioso al ser poco conocedor del tema que están tratando. Algo que siempre me ha molestado: no saber lo suficiente como para participar en un conversación importante.

Pero pronto me animo a mi mismo mi misión no es esa, seamos sinceros. Unos son el cerebro y otros somos el musculo y no pueden trabajar unos son los otros.

-Mientras deciden...les propongo que prosigamos nuestra caminata. Sin duda no tenemos tiempo que perder y puede que mas adelante encontremos un hilo del que poder tira hayan una nueva pista.

Comienzo ha andar.

-Ademas, que me zurzan! tengo un apetito enorme y el olor de estos exquisitos alimentos no hace si no aumentarlo.

Tenéis razón, señor Rodríguez. Deberíamos comer algo. No debemos permitir que nos flaqueen las fuerzas -Aunque Anna sigue conmocionada por lo visto en la casa campera, sabe que es más importante detener al agresor que llorar por las víctimas.

Si ahora no se ve capaz de realizar ningún ritual, condesa, quizá lo sea después de descansar un rato -propone. Sabe que es primordial encontrar al esopiano, pero no podrán hacerlo en las condiciones en las que se encuentran ahora: agotados y sin pistas-. Llevamos mucho tiempo cabalgando. Creo que todos necesitamos un poco de comida caliente y una cama blanda sobre la que descansar.

-Me temo que no estoy capacitado para eso, señorita- dice cortésmente refiriendose a la condesa. - He tenido el placer de leer mucho sobre el tema, porque además de conocer muchas leyes físicas y naturales que escaparían al entendimiento de gente común, estoy formado en conocimiento que atañe a todo lo que escapa de las leyes mundanas... - dice mientras acaricia su barba de forma pensativa -... teorías sobre rituales, criaturas imaginarias, datos sobre misticismo... incluso datos, ya sean matemáticos, físicos o de otra indole relacionados con magia, pero a pesar de toda la teoría, no tengo experiencia alguna en esos temas.-

-Lo único que se me ocurriría en el caso de tener que hacer algún ritual que ninguno de nosotros conozcamos, sería pedir ayuda a la sociedad, pero creo que no deberíamos hacerlo a no ser que tengamos alguna otra alternativa o intentar algo, pero ya he comentado que no lo he realizado nunca, y tendríamos que pensar la forma de hacerlo-

-Está bien, alguna vez ha de ser la primera- susurra dejando caer un poco de respeto en lo que va a hacer. -No garantizo nada, y puede que nos equivoquemos, pero no tenemos opción alguna- dice ahora mientras busca en los bolsillos de la chaqueta.

-¡Ajá! ¡Aquí está!- exclama mientras saca una pequeña baraja de póker y comienza a barajar, decidido en lo que hace. -Al ser un juego relativamente reciente, es posible que vosotros aún no sepáis esto. Hace poco que un viejo amigo me la ha regalado- dice refiriendose a la pequeña baraja de cartas mientras continúa barajando - traída desde las americas, de Nueva Orleans para ser exactos. Veréis, hay cuatro palos: Picas, Tréboles, Diamantes y Corazones. Asignaremos cada punto cardinal: Norte, Sur, Este y Oeste a un palo. Además cada palo contiene 13 cartas, 9 numerales y 4 nominales. Estas cartas nos indicarán la magnitud, es decir, la distancia en dicho punto cardinal a la que estará nuestro objetivo. ¡Sacando dos cartas, calcularemos hacia donde se encuentra y dónde aproximadamente!- dice haciendo un ultimo movimiento para barajar y ofrecer sacar una, primero a la Condesa, y después a Anna Smith.

Al ver la cara de sorpresa de los demás, entiende que hay algo en lo que se han perdido. -Disculpen, lo olvidaba. He leído bastante sobre matemáticas, y con esas dos cartas obtendremos dos direcciones, y dos magnitudes. Con eso puedo extrapolar la ciudad al espacio euclídeo, y combinando las 2 direcciones con sendas magnitudes, podré saber hacia donde ir-

-Señoritas, saquen sus cartas, por favor-