Partida Rol por web

Tras mezclar la baraja y que las señoritas saquen dos cartas, Stein examina el resultado con el ceño fruncido.

"Hmm, creo que ha sido demasiado fácil. Sale justo aquí mismo, si interpreto bien mis propias reglas. Ha sido demasiado al azar. Necesito algo para relacionar la carta en concreto con el lobo... quizás cogemos una carta al azar, la frotamos con polvo de plata, o en su defecto con algún utensilo del susodicho metal, y la mezclamos de nuevo, las cartas que rodeen a ésta nos den su localización. ¿No dicen que la plata y los lobos tienen una relación metafórica importante?"

Tras repetir el proceso usando algo de joyería de la condesa, el buen doctor sigue sin parecer satisfecho.

"Bueno, he obtenido otra localización, pero es que el palo inicial no me parece correcto. Creo que debería haber usado una carta de corazones para representar al lobo, por eso de que los lobos son valientes, ¿no creen? No sé qué número atribuirle en cualquier caso. Un número cabalístico me parece lo más apropiado, pero no sé si usar el 4, el 7, u otro. Por Jupiter, además no he tenido en cuenta la estación del año, si uno el norte geográfico con la posición lunar estoy seguro de que la predicción puede ser más oportuna, ¿no están de acuerdo?"

Tras divagaciones y reintentos varios, el parlanchín alemán parece quedar satisfecho con las cartas, después de mezclar criterios aparentemente dispares que a cualquier loquero le encantaría estudiar tras un tratamiento de duchas frías. "Creo que debemos buscar en el epicentro de la actividad festiva, en la Theresienwiese. Parece que eso encajaría por otra parte con el apetito de nuestro sujeto..."

Escucho al señor Stein entre ensimismado y asombrado.

No logro entenderle pero parece tan rematadamente seguro de lo que dice que cualquiera le lleva la contraria por otro lado no tenemos otra pista. Con lo cual sin mas remedio este sera el clavo ardiendo al que nos agarraremos.

-Muy bien Ernest me parece una idea con la cual puede que tengamos suerte.

Me giro a las señoritas.

-¿A ustedes que les parece? Ya que sin lugar a dudas no soy el mas apropiado para tomar esta decisión.Aunque si valoran mi opinión por poco que les convenza esta idea es lo único que tenemos.

Dirijámonos pues a la Theresienwiese, o como se diga -responde Anna, pronunciando la extraña palabra con lentitud-. Debemos dar con ese monstruo lo antes posible.

Cuando está a punto de ponerse en marcha se da cuenta de que no tiene ni idea de cómo moverse por la ciudad.

Será mejor que nos guíe, doctor -exclama con determinación.

Tras poneros de acuerdo, y comprar un pequeño mapa de la ciudad (ya que en realidad el buen doctor tampoco conoce la ciudad), os preparáis para dirigiros a la Theresienwiese. Entre unas cosas y otras, como buscar alojamiento en la ciudad en plenos festejos, decidir qué hacer y hacer el ritual de adivinación, ya es por la tarde cuando llegáis en carruaje a la explanada que es la Theresienwiese. No tiene pérdida por otra parte, siempre véis a algún lugareño o viajero en dirección a dicho lugar.

Situado en las afueras de la ciudad, el enorme prado es un hervidero de grandes tiendas de tela, música popular, comida y bebida. A medida que la luz solar se hace más débil, aparecen por doquier hogueras, antorchas y lámparas de aceite para suplirla. Por todas partes escucháis risas, música y conversaciones banales ajenas al peligro que corren.

La pregunta que os planteáis ahora es, suponiendo que el ritual de adivinación haya sido exitoso, ¿cómo pretendéis encontrar al lobo entre miles de personas?

Por cierto, cuando llegáis a la explanada hay algo que os llama la atención, ¿qué tal unas tiraditas de Conocimiento de criaturas imaginarias de dificultad Buena?

Helena no pudo evitar sentir la festividad y la alegría de la gente de aquel maravillosos lugar, por un momento dejó a un lado la investigación para admirar el paisaje.

- Válgame Dios. Este lugar es maravilloso ¿no os parece, señorita y caballeros?

Sale del carruaje y se dirige al lugar dónde está la música popular No es de mi agrado pero no puedo pedir más en una festividad popular...

-Realmente fantástico, aunque estamos sin duda en la mejor época para verlo- dice observando todo cuanto puede, buscando algo que le llame la atención. -Aquí fue donde se celebró el matrimonio de Luis de Baviera.- dice entusiasmado mirando los festejos -No me extraña en absoluto que decidieran repetir los festejos todos los años en este mismo lugar. ¡Debió de ser expléndido!

Escucho la conversación mantenida por el doctor y la condesa sobre el paisaje:

-Disculpen pero no me parece el momento mas oportuno para distraernos con banalidades tan faltas de importancia como estas. Les recuerdo que estamos en plena persecución de un caníbal que por lo poco que sabemos de el es sumamente peligroso.

Habra se visto...

Dicho lo cual les doy la espalda y me encamino a acercarme a una tienda situada cerca nuestra donde una mujer vende baratijas.

Ernest de repente se queda callado cuando reconoce algo en la explanada.

Aunque es algo reciente, de este mismo año, por lo que él aprendió de los archivos de la Sociedad de Cuentacuentos, la enorme estatua de 18 metros de alto justo enfrente de la Theresienwiese es algo así como un foco para un poderoso imaginario; Bavarica, o Bavaria, el espíritu-diosa de la tierra de Baviera, que cual dríade ha tomado ese poderoso símbolo de bronce y piedra como residencia. Los propios sabios de la Sociedad no se ponen de acuerdo de la magnitud de dicho ser, podría ser una tercera magnitud, o incluso una cuarta. Lo que sí saben es que es como un centro neurálgico de actividad imaginaria, lo que dado su poder no es de extrañar; otros imaginarios acuden a dicha poderosa criatura para pedirle consejo y ayuda.

¿Es esa la estatua de Bavarica, o Bavaria, el espíritu-diosa de la tierra de Baviera? -pregunta Anna algo insegura-. Creo que me lo comentó alguien poco antes de partir… una triade habita la estatua. Quizá pueda informarnos de algo. Por mucha gente que haya, los seres imaginarios son capaces de “olerse” entre ellos.

De hecho, al poco de pronunciar esas palabras Anna recuerda más cosas (es posible que la historia de la poderosa criatura le llamase tanto la atención que ha recordado mucho más cosas sobre ella). La misma estatua parece ser una Ínsula, un oasis de poder imaginario en medio del mundo real, y probablemente un portal a Metáfora, el mundo original de los imaginarios. Lo que no se sabe aún es cómo acceder a dicha ínsula (sin contar conque a estas horas hay público casi por doquier). Probablemente ese sea el lugar donde Bavarica posee su corte, pues debe ser el equivalente en poder a un noble poderoso. En ese sentido piensa Anna que es posible que sepa algo del lobo por su poder o contactos con los imaginarios locales, aunque por su mismo estatus de "bisagra" entre unos u otros os pidiera un favor a cambio de cualquier información.

Helena se quedó perpleja ante la sabiduría de Anna y Ernest sobre dicha estatua.

- Siento parecer un poco desentendida en el asunto pero.... ¿De qué nos vale esta estatua? Es decir hablamos con ella y nos da información sobre lo que necesitamos saber...

En esos momentos estaba demostrando uno de sus defectos puesto que se había perdido en la explicación de Anna Smith y Ernest Stein sobre la estatua de Bavaria.

¡Claro!- dice resuelto. -No se me había ocurrido que aquí podía haber una ínsula, un portal al mundo imaginario- concluye mientras intenta pensar a la par que con un rápido movimiento nervioso saca su cuaderno de la chaqueta, y comienza a anotar cosas.

-He leído que la Sociedad no está seguro si catalogarla como una tercera o cuarta magnitud. En cualquier caso, una criatura imaginaria de tal magnitud tendría poder sobre otra menor, como es el esopiano al que buscamos. Quizás...- continúa - debo aprender más sobre ella y anotarlo todo... y seguro que al menos algo podrá decirnos, aunque no sé a qué precio... ¡quizás sea una locura!- dice ahora notablemente entusiasmado.

-Anna... ¿Alguna idea de cómo podríamos acceder a ella?- le pregunta a la chica.

Me temo que no, doctor -dice con modestia-. Quizá si la inspeccionamos más de cerca se nos ocurra algo…

Permanezco en silencio durante largo tiempo ya que una vez mas me encuentro con temas de los cuales desconozco o tengo muy limitad información.
El debate esta servido y aun sin considerarme apropiado para participar en el los ojos de mis compañeros se posan sobre mi esperando mi opinión:

-Bien, sin duda es un lugar importante para cualquier ser mágico...hago una larga pausa para ordenar mis ideas y poder explicarme con total claridad lo cual me lleva a pensar: siendo tan importante ¿creen que nuestro "amigito" acudiría a un lugar así? y...de ser así ¿por que motivo?

Quizá para rogar asilo -responde la joven encogiéndose de hombros, mientras camina alrededor de la colosal estatua-. O puede que se trate de un lugar más amplio de lo que somos capaces de imaginar. Puede que el lobito pueda entrar y salir a su antojo. Muchos imaginarios son capaces de encontrar el camino al mundo que nosotros conocemos como Metáfora, a trabes de estos “lugares de poder”.

Camina un rato más contemplado el pedestal de Bavaria con atención.

Quizá la puerta sea una pequeña grieta en la piedra de la base -sugiere-, o puede que si tocamos algún relieve se nos abra un pasadizo secreto bajo nuestros pies. Puede incluso que para abrir el portal sea necesario entonar una canción antigua.

Para demostrar que sus sugerencias no son ninguna broma, Anna comienza a inspeccionar cada palmo de la base. O al menos todo lo que le permite su altura.

«En Baviera conocí a una joven. Su cabello olía a flores. A flores -comienza a cantar, casi en un susurro, para no parecer demasiado extraña o, peor aún, estúpida-: Hasta el sol lloraba por sus favores. Pero ella soñaba otros amores…»

Mientras examináis la base de la estatua, rodeada por los muros del hall de personajes ilustres, algún que otro turista o lugareño medio beodo os mira con curiosidad y sonrisa alelada. La presencia de tantos "mundanos" os coarta un poco a la hora de realizar ninguna actividad demasiado sospechosa. No obstante, a medida que cae la tarde y la oscuridad se acentúa os quedáis por suerte solos (quizás demasiado fácilmente, pensáis...).

Anna empieza a entonar su melodía intentando descubrir la forma de abrir esa supuesta ínsula, y al terminar su recorrido a su alrededor, parpadeáis levemente, creyendo ver una línea de luz vertical que cruza la alta base de mármol en su parte trasera. Anna toca levemente la línea, pero no queda claro si es una fisura en el liso mármol u otra cosa; no parece tampoco reaccionar a su toque, excepto que... de repente la luz parece intensificarse, mientras se dibujan líneas perpendiculares a la primera definiendo una especie de rectángulo o puerta. Os dais cuenta de que ese "portal" se detalla o abre más rápidamente a medida que Helena se acerca más a la misma. Quizás sea algo especial en ella, pero parece que su mera presencia parece una llave...

Al final la puerta dibujada en el mármol se abre suavemente hacia dentro, mostrándoos una escalera de mármol que se adentra en las profundidades de la tierra, claramente en un ángulo imposible con respecto al paisaje circundante...

Increíble. Increíble, increíble, increíble.

Anna no consigue salir de su asombro. Su cara está más blanca que nunca, pero tiene un cierto brillo, producido sin duda por su inmensa sonrisa de admiración.

Vamos… -consigue musitar, después de un rato.

Con una majestuosidad impropia de una chica de su clase, comienza a descender por la escalinata.

Al acercarse el grupo a la estatua Pedro va sintiéndose mas y mas inquieto a cada paso que da sin saber muy bien por que.
Es como si hubiese algo en el aire que le resultara extraño pero por alguna razón era algo que le gustaba y le atraía.

Anna comenzó a cantar esa canción tan de repente que me sorprendió.
Comenzó a inspeccionar la estatua posando sus manos sobre ella y deslizándola delicadamente mientras continuaba cantando.
Permanecí en silencio deleitándome con la canción y esperando que aquello tuviese éxito.

De pronto encontraron algo y para sorpresa de Helena la extraña y misteriosa entrada que se habría mas y mas, conforme ella se iba acercando, hasta que formo lo que podrían llamar puerta.

Sorprendio de lo que acababa de ver mire con asombro a mis compañeros.

-Ha...¿ha aparecido una puerta de la nada? que me aspen!

Cedo el paso a las señoritas y me giro hacia Ernest:

-Si no le importa me gustaría entrar el siguiente debido a que usted parece ser conoce mas de estos temas que yo...

Me detengo y miro a mi alrededor.

-Y puede que necesitemos sus habilidades para una posible huida.

Sin esperar a que conteste me adentro.

-Esto no me gusta nada...demasiado fácil...masculla entre dientes.

A medida que descendéis, las paredes de mármol se tornan de roca y el suelo pasa a ser de tierra arcillosa. Por el eco de vuestros pasos, y la sonoridad del subterráneo, creéis dirigiros hacia una enorme caverna en la tierra de nadie que son las ínsulas.