Partida Rol por web

¿Es prudente continuar? -pregunta de pronto Anna, mirando hacia la entrada para comprobar si aún sigue abierta-. Se dice que es más fácil encontrar el camino de ida a Metáfora que el de regreso…

Sus ojos se muestran suplicantes. Por favor, profesor, dígame que podremos regresar, qué sabe más que yo, piensa mientras continúa con el descenso.

Aunque suponéis que os encamináis sólo a una Insula, lo cierto es que no podéis por menos que recordar historias que os contaron en vuestro entrenamiento oficial en la Sociedad de Cuentacuentos acerca de mortales perdidos para siempre en dicho mundo mágico... en cualquier caso, con un golpe seco y pesado, como el de un bloque mármol encajando sobre otro, la puerta ha desaparecido a vuestras espaldas.

Helena es la primera en pasar por aquella apertura ya que el brillo le llama bastante la atención, una vez que pasan todos tras ella mira hacia atrás debido al ruido causado por un golpe seco y se atisba de que la "puerta" por dónde vinieron ha desaparecido completamente.

- ¿Qué haremos ahora? No hay más posibilidad que continuar pero.... ¿Cómo saldremos de aquí? ¿Alguna idea?

Mientras camina palpa con sus delicadas manos el mármol ya que no se siente demasiado segura caminando delante de los demás.

- ¿A alguno le apetece contar alguna historia? Lo digo para amenaizar el viaje por ésta tétrica y oscura Insula...

Después del largo viaje que estaban realizando el cuerpo de Helena comenzaba a cansarse por lo que se paró a descansar unos segundos permitiendo el paso a la Srta. Smith, al Sr. Rodríguez y al Sr. Stein.

- Pasad señorita y caballeros, enseguida os alcanzo.- se entristeció al pensar en quedarse sola.- Es que me encuentro algo cansada, pero no os preocupéis... Por favor cuerpo recupera tu forma, no podemos dejar que el lobo se salga con la suya...

El túnel recubierto de mármol pulido, iluminado de forma difusa por no sabéis qué oculta fuente de luz, se torna de roca y tierra a medida que avanzáis. Por suerte para Helena, realmente no tenéis que avanzar más que un par de centenares de pasos hasta que el camino termina en una enorme caverna.

Aquí también hay una cierta luz que no sabéis de dónde se filtra, pues el techo es de piedra. Cuelgan del techo cosas como raíces de árboles o enredaderas con puntos de luz, casi como adornos navideños modernos, lo que quizás explique esa luz, aunque no estáis seguros. De todos modos hay algo que os llama mucho más la atención en el extremo de la caverna. Sentada en un enorme trono de mármol, veis una estatua de bronce no muy diferente de la que visteis en la superficie, ¡Bavarica en persona! A su lado, un enorme (de "sólo" 6 metros de alto) león también de bronce yace sentado sobre sus cuartos traseros. Rodeando a la majestuosa inanimada, una corte de criaturas mágicas os observa con ¿curiosidad? mientras cuchichean entre sí; 10-15 seres de diversos tipos, como sprites, esopianos sin forma antropomórfica, faéricos, etc.

"Bienvenidos a mis dominios, mortales. ¿Qué trae a gente del mundo moderno a un lugar de magia como éste?" resuena la voz de la ciclópea figura. Parece una voz antigua, con un deje quizás como de campana de catedral a vuestros oidos. En cualquier caso, aún sin elevar la voz se la escucha sin problemas en toda la caverna.

 Durante un instante está a punto de responder al titánico ser, pero de pronto se da cuenta de que el lobo puede hallarse allí mismo, escondido entre la multitud. Decide buscarlo con la mirada antes de decir algo que podría resultar inconveniente. A fin de cuentas ellos solo son cuatro… cuatro humanos desprovistos de poderes.

"No tengan miedo" continúa Bavarica, con su voz hablada en alemán tan antiguo que a los no nativos os cuesta a veces entender. "Son mis invitados aquí, y su presencia lo cierto es que me intriga", termina, agitando con noble ademán un brazo grande como un mástil de barco. Veis con un cierto asombro que la estatua se mueve sin tener junturas ni partes móviles, casi como si el mismo bronce fuera flexible como carne y hueso en vez de rígido y duro.

Pedro avanza por el túnel procurando no tropezar o en un torpe movimiento hacer que alguno de sus acompañantes pierda el equilibrio.

-¿Pero que...?

Se sobresalta al sentir la puerta cerrarse tras sus pasos pero de una manera tan imperceptible que apenas el se da cuenta.

Con forme avanzan nota como la noble e inocente Helena comienza a perder las fuerza y al poco les pide que tome una posición adelantada a la suya.

-No se preocupe señorita procurare no aligerar en demasía mi carrera para no dejarla sola en un lugar así. dije mientras mira en la lejanía.

Al poco llega a un lugar en el que la estatua de afuera y otra mas acompañadas con numerosos seres mágicos les esperan.

Pedro apenas cabe en si de gozo al encontrarse en presencia de esas criaturas y se sienta afortunado de poder verlas tan de cerca.

Ante las preguntas de Bavarica Pedro no sabe muy bien que responder y mira con recelo a sus compañeros esperando que alguno de ellos sepa como hablar con tamaña autoridad mágica.

No obstante educadamente saluda a los presentes.

-Saludos...le pido mis disculpas si hemos interrumpido alguno reunión y mas si en ella se mantenía alguna conversación de suma importancia...si saber que decir termina bien...nos hallamos aquí inmersos en una misión.

Segura de la ausencia del esopiano, Anna se aproxima al trono de la colosal mujer.

Mi señora -dice forzando su mediocre alemán-, nos hemos atrevido a traspasar los límites de nuestros mundos, por una misión, como le mencionaba el señor Pedro.

La joven busca en la mirada de sus compañeros un poco de aprobación para continuar con sus explicaciones.

Un esopiano lobo está quebrantando las leyes de nuestro mundo, aterrorizando a sus habitantes y poniendo en peligro el secreto de vuestra existencia…

"Fascinante" replica la majestuosa estatua. "Pocos hay ya que recuerden la antigua magia y a los seres este mundo. No obstante, he de preguntar. ¿Qué buscáis? ¿Un esoqué?" termina, con una expresión dubitativa en su rostro de facciones clásicas.

Mi señora, buscamos un lobo -responde Anna complaciente-. Un lobo de los que caminan a dos patas. Un lobo antropomorfo. A menos en nuestro mundo…

La joven se aproxima un paso más hacia donde se encuentra Bavarica.

Es una criatura peligrosa, con un hambre voraz. Necesitamos que nos ayudéis a encontrarlo, o todos estaremos en peligro.

"Ah, ahora entiendo" asiente Bavarica. "Creo que sé a quién os referís, más debo preguntaros, ¿quién os ha encomendado esa misión? Y, ¿qué peligros se supone que trae ese ser consigo, que nos amenacen a todos?"

Tras una breve pausa, añade: "De todos modos, las leyes de los mortales nos son extrañas y antinaturales. ¿Qué sentido tienen para seres mágicos como nosotros?"

Mientras Bavarica habla os dais cuenta que los puntitos de luz del techo, en realidad no eran estáticos sino algún tipo de faéricos diminutos. De ellos, unos pocos han revoloteado hasta situarse cerca de Helena, como polillas atraídas por la luz, volando a su alrededor y a veces posándose de forma traviesa en su pelo, mientras alguno de los miembros del séquito de Bavarica observan con (teóricamente) sonrisas en sus rostros inhumanos.

Helena agradece el acto de Pedro de caminar más despacio para no dejarla sola pero por suerte no debía andar mucho más ya que en frente de ellos se encontraba Bavarica, cuando ésta hubo pronunciado palabras el rostro de Helena refleja sorpresa. Se aproximó unos pasos para hablar con ella pero fue adelantada por Anna así que no dijo nada.

Cuando miró al techo vio algo que le resultaba bastante familiar... unos seres que iban a de pequeña la visitaban con frecuencia y el motivo por el que conoció a la Sociedad de Cuentacuentos.

- Hola amiguitos.- dijo a los que se posaban y revoleteaban por su pelo.

Pues… -musita desconcertada-. Yo creí que… Vos sois una gran dama. Un ser muy importante en estos paramos. Hasta los simples mortales lo sabemos -Anna no esperaba una reacción así por parte de la descomunal estatua viviente, y ese hecho se refleja claramente tanto en su voz como en el rubor de su piel-. ¿Es posible que para vos la muerte de unos niños no signifique nada? -pregunta angustiada e indignada. «Pero el unicornio salvo mi miserable vida», no puede evitar recordar.

Durante unos angustiosos segundos la estatua permanece en silencio, quieta como la estatua que es. Un chispazo de inspiración cruza a Anna mientras recuerda a su unicornio, trayendo consigo la intuición de que después de todo, están en una corte noble y sería prudente actuar con el decoro y la diplomacia apropiada a las mismas. Quizás con esa pregunta ha cometido ya un faux pas, como dicen los franceses...

La misma corte de Bavarica parece también molesta con la pregunta de Anna, aunque no es una sensación uniforme; unas pocas de las criaturas parece más escandalizada por lo que describen las palabras de Anna que por la forma de decirlas.

"¿Importaría acaso, muchacha?" responde por fin Bavarica. "Mis hijos son muchos, por todo el reino y más allá de sus límites. Muchos me valoran de una forma u otra, otros más me ignoran envueltos en sus mortales quehaceres. Yo los amo a todos, de una forma especial. No obstante, no es mi labor cuidarlos o protegerlos, sino inspirarlos."

Durante un segundo el semblante de la estatua se vuelve serio, aunque en seguida sus facciones parecen relajarse. "Según se deducen de tus palabras, Udo, pues ese es el nombre del lobo que buscáis, ha matado a unos niños, ¿correcto? Deberéis revisar vuestras fuentes de información, porque Udo es incapaz de dañar a los pequeños. Va en contra de su naturaleza".