Partida Rol por web

Al cruzar el portal que desciende de cubierta al interior del castillo de popa la oscuridad os ciega durante un instante, el olor es menos intenso que en la nao, pero aún así es evidente la peste de la humanidad hacinada. Los tablones no crujen bajo vuestros pies lo que indica una buena salud de la madera cuyas juntas están firmemente selladas.

Jessen hubo un momento, solo un atisbo de momento, en el que sus ojos miraron al hombre con intensidad. Una suerte que su tripulación estuviera de espaldas o sabrían que algo iba mal, y es que nombrar su secreto en alto era algo inaceptable, aquello  podía acarrearle serios problemas si se sabía, podía perder su barco e incluso su dignidad, pues el término pirata no era precisamente el que fuera más ligado con la idea de lealtad y servicio.

- ¡Por supuesto que acabará limpiando la cubierta!...- miró alrededor y vio algo que no le gustó nada, muchos de los allí presentes habían perdido el miedo en el rostro, eso era un principio de lucha y lo sabía, lo mejor sería poner a sus hombres a trabajar y dejarse de palabrerías, desenvainó su sable y fue a apuntar al capitán del Sueño Verde, intentando que reculase -... ¡de rodillas capitán!....¡Tripulación! ¡encadenad a todos los pasajeros!.... ¡absolutamente a todos!.....¡YA!

El cambio de actitud en Jessen Royal fue muy marcado y notable. No era posible la calma de aquel hombre en aquella situación. No era posible que muchos perdieran el miedo frente a las palabras de su capitán... Había gato encerrado y temía lo peor, no sabía de donde vendría el conflicto, pero algo sucedía.

- ¡Vigía! ¡Novedades!... - chilló hacia el hombre que estaba situado en el palo mayor de su navío, esperando que no hubiera otra embarcación aproximándose, porque si era así..., tendrían un serio problema

¡¡Encadenad a todos los pasajeros!! - exclamó el capitán Jessen

La orden fue clara y concisa... pero... ¿qué había dicho el capitán del Sueño Verde? ¿Mujer? ¿La había llamado mujer? ¿Acaso...? Bah, al carajo, que coño importa lo que tenga entre las piernas... - pensé.

Lo que no entendía era como ese tipo podía mantener la calma en tan crítica situación... y lo que era peor... sus hombres comenzaban a perder esa mirada de cordero degollado... se les veía más relajados, más erguidos, como si las palabras que ese hombre había pronunciado hubiesen activado alguna suerte de resorte en sus entrañas. Y para mayor mal, dos de nuestros mejores hombres se habían separado y ahora se encontraban en el corazón del buque... si, esto estaba tomando un cariz que no me gustaba en absoluto...

Con algo de temor por la incertidumbre que se estaba adueñando de nosotros me dispuse a cumplir las órdenes dadas por Jessen y me aproximé al que tenía más cercano, atándole fuertemente las manos a la espalda, pasando después el cabo por su cuello, doble vuelta y a los tobillos, quedando perfectamente maniatado. Si intentaba soltarse lo único que conseguiría sería asfixiarse...

Tras una rápida evaluación me dirigí al siguiente infeliz...

No entiendo una puta mierda... no de la situación, que también, sino de lo que están hablando por lo bajini, porque me he quedado como un panolo en la puerta que lleva al infier.... digooo, a la bodega, y sigo con el capullo este cogido por el pescuezo.... En fín... hay que hacer un trabajo, así que mejor que sea de la forma más eficiente posible, aunque tenga que deslomar a alguno.

Doy una colleja, y luego un empujón al desgraciado... se libra... por ahora

-Reúnete con el resto de los tuyos; parece que tu hora aún no ha llegado

... sonrío... tener el poder de decidir cuando llega el momento de la muerte de alguien... es delicioso, me hace sentir el poder de la Dama de la Guadaña en mis propias manos...

Cuando me quiero dar cuenta, el ambiente está enrarecido, hay más tensión de la que había antes; el tipo este que parece ser el capitán, con su cháchara, parece que ha hecho que cambie el viento... Mmm... no me gusta.... Pero la orden de nuestro Capitán, el único y verdadero a bordo de ambos navíos, me saca de la tontería; si hay que encadernar, se encadena, que de eso se bastante...

No obstante, empiezo a pensar que hay gato encerrado; veremos que nos cuentan quienes están en las tripas de este cascarón, aunque tendré que echarle un vistazo en sus entrañas cuando pueda... para eso soy del equipo de reparaciones...

-¡Capitán!, si me lo permite.... Cuando vuelvan de revisar la cabina, tenemos que echar un vistazo a la sentina y la bodega, para ver que este cascarón está en condiciones en sus bajos

... y es que la sentina, donde está el lastre que hace que esto no vuelque, es un sitio que no se puede olvidar jamás de revisar...

A Castañeda le extrañaba la serenidad que mostraba aquel capitán, pese a que, tanto él como su tripulación, eran quienes se hallaban en una difícil situación. Allí había gato encerrado, y el cocinero estaba seguro de que todo se solucionaría más rápido si el capitán Royal dejase a Bubba divertirse un rato con aquel capitán emplumado.

Ramiro se guardó a Zalamero en uno de los bolsillos de su chaqueta y se llevó la mano a su sable, preparado para desenvainarlo en caso de que los pasajeros del Sueño Verde intentaran atacarles. Había algo que no terminaba de cuadrarle en lo que sucedía y, lo más extraño de todo, ¿había llamado "mujer" aquel capitán a Jessen Royal? ¿Acaso era una forma de provocar a nuestro capitán?

-Capitán Jessen, creo que tal vez fuera hora de tirar a ese hombrecillo -señalé con la cabeza al capitán del Sueño Verde- por la borda. ¡Parece que está muy tranquilito!

Con forme iban bajando los escalones el olor a humanidad se iba haciendo cada vez más fuerte, Blade continuó sin inmutarse, a esas alturas aquello no le sorprendía ni le hacia torcer el gesto siguiera no como en tiempos pasados... al llevar abajo tanto ella como Payne van directos al camarote del capitán, si la bitácora está en algún sitio será allí. Ania se acerca hasta la mesa y abre los cajones buscando y localiza el cuaderno en uno de ellos. Lo abre de inmediato y pasa sus páginas.

- Lo tengo Payne - le dice para que vaya junto a ella y vea que hay escrito: el barco es un cebo para piratas, van a llegar 3 barcos más, cada uno desde un punto. A Ania le tiembla levemente la mano con la que sujeta la bitácora, su capitán está arriba... mira significativamente a Joseph - Será mejor que se lo mostremos al capitán cuanto antes. - Dice mientras le da el cuaderno al Teniente.

-Nada en el horizonte mi capitán, solo agua -grita el vijía.

Cuando estáis a punto de empezar a atar a la tripulación el capitán dice

-Quietos! 

Evidentemente la tripulación del Fortuna no hace caso a otro que no sea Jessen.

De repente varios de los que estaban atados se levantan e inician una pequeña trifulca.

Si ya de por si eran contundentes las amenazas de Jessen Royal a toda la tripulación respecto a que Ania Blade era su protegida y que nadie podía ponerle un dedo encima, a eso había que añadir que el teniente Payne le tenía un gran apego a la joven y muchísima estima por sus quehaceres diarios, siendo todos conscientes que si se alguien se metía con ella, Payne podía dejarlo muy mal parado. Quizá fuese su ángel de la guarda. Era innegable que Ania tenía un temperamento volátil, presto para airarse con relativa facilidad, pero era indiscutible que trabajaba en cubierta como la que más, que era muy perceptiva, extremadamente eficiente en su labor como cirujana del grupo, y por qué no dejar constancia, tenia una bella figura que lucía al andar y un hermoso semblante digno de admirar, que provocaba en Payne hasta cierta resignación de que fuese amante del capitán y no suya. A menudo suspiraba por ello.

Cuando Blade se ofreció para bajar a registrar el navío, el teniente hizo lo propio y decidió acompañarle. Estaba convencido que si obtenían el cuaderno de bitácora sabrían identificar los verdaderos propósitos del capitán del Sueño Verde y sus hombres, de lo que con toda seguridad sacarían provecho. Payne estaba convencido de que algo turbio estaba ocurriendo, desde el lugar donde habían encontrado el navío, la poca resistencia ofrecida para ser abordado, la mirada hostil que profesaban los marineros pese a haberse dejado capturar tan fácilmente sin derramar ni una gota de sangre... No, algo no iba bien. Eso no era lo normal.

- Blade, ¿no te parece demasiado extraña toda esta situación? ¿Por qué se dejarían capturar tan fácilmente sin oponer resistencia? ¿Que puede estar haciendo un barco de pasajeros en un lugar como este, zona de piratería por todos sabido, sin mercancías, sin botín de oro o joyas, con una tripulación... como decirlo, a la expectativa? Algo no me gusta nada de todo esto, me da mala espina.

Aún no había terminado de hablar cuando ambos entraron en el camarote del capitán, después de recorrer toda la zona donde con toda probabilidad descansaría la tripulación sobre los coys allí dispersos, que apestaba a mil demonios. Mientras Payne ponía atención a los mapas tendidos sobre la mesa y trataba de determinar los trazados, la joven Ania encontró en uno de los cajones el cuaderno de bitácora, a lo que Payne respondió.

- Enorme trabajo, señorita. Cada día te haces más digna de mi confianza... - susurró con una sonrisa cómplice mientras le arrebataba de las manos el cuaderno y se ponía a leerlo allí mismo. ...pero no te confíes,  no voy a dejar de exigirte más que al resto. Tengo los ojos puestos es tí...

...y  joder....estás demasiado buena para ser verdad... No me lo pones nada fácil...

A medida que Payne leyó algunas de las páginas, su rostro se ensombreció, y la joven sabía que cuando el hombre ponía esa mirada, se avecinaba tormenta.

- Subamos a cubierta de inmediato. Debemos ponernos en marcha ya.

Sonrío... hay gato encerrado, lo presiento, pero sonrío.... Están atados y montan jaleo... eso en mi pueblo se llama "distracción". o "riña entre niños"... Sigámosles el juego, qué narices... Ya me está doliendo la cara de tanto sonreir, ¡joder! es momento de soltar unos cuantos soplamocos....

Me dirijo hacia los escandalosos, y con toda la potencia de mi vos, les espeto un sereno:

-¡QUIETO TODO EL MUNDO!!! 

Y al que se mueva, le suelto una hostia, que una de dos, o sale despedido por la borda, o sale rodando bodega abajo, según le atice del derecho, o de un revés.

-¡A VER! ¡Qué cojones pasa aquí! ¡U os estáis quietos y me contáis que hostias pasa, o empiezo a tirar gente por la borda!

Estoy en medio de cubierta, bien pantado sobre mis patorras, y ya no sonrío... tengo las fosas nasales dilatadas, y podéis ver, prisioneros inclusive, que estoy cabreado hasta el exceso, y que o esto se normaliza un poco, o me voy a quedar a gusto a base de redecorar el suelo de cubierta con trozos de diente y manchas de sangre... o a pillar a cualquiera y tirarle por la borda, sin complejos, que la vida de estos me importa una mierda.

... en mi interior.... rezo... sí.,... Bubba reza...

"-Diosito, que no dejen de armar jaleo... solo dame eso, para que pueda tirar a alguno por la borda, que hace mucho que no oigo un chapuzón de esos"

- Eso me temo teniente… me parece que esto no va a… buen puerto. – le contesta a Payne mientras iban bajando en busca del bitácora, “espero que podamos descubrir lo que ocurre en esta pocilga antes de que sea demasiado tarde” piensa.

Ania le miraba de reojo mientras buscaba el bitácora en los cajones, sin levantar la cabeza, pues él estaba justo al lado, mirando en los papeles y mapas de la mesa, sabía que la observaba, que la estaba devorando con la mirada, que llevaba haciéndolo desde que puso su bota en el primer escalón de la escalera que bajaba al interior del castillo de popa, claro, cuando el capitán no podía percatarse, era listo, muy listo, cuidadoso y calculador, pero cuando estaban solos parecía olvidarlo o simplemente le daba igual, Ania lo desconocía, pero le encantaba, sabía que la miraba, no hasta que punto pero se sentía deseada y eso le fascinaba, ni siquiera Jessen la miraba así delante de los hombres.

“Jessen… piensa en Jessen” – se repetía una y otra vez mentalmente cuando estaba a solas con Payne a riesgo de caer en la tentación o de dejarse llevar por la situación, y es que desde que empezó ese juego con el capitán, la capitana… la joven Ania no había estado con nadie más, si alguien la descubriera en brazos de “otro hombre”… estarían perdidas, y ella ante todo, no quería traicionar a su capitana, a la que quería más de lo que jamás admitiría. Pero desde que llegara ese maldito español al navío, con ese acento tan marcado, esa mirada penetrante que ella sentía que traspasaba hasta sus ropas y… maldita sea…

La tensión sexual entre ambos era más que palpable, podrían cortarla con un cuchillo, y a la chica, le encantaba jugar con aquello, dedicándole en ocasiones miradas cómplices al hombre, hablándole con descaro cuando no estaba la tripulación delante (jamás le dejaría mal delante del resto), y paseando su bonita figura ante él más de lo que sus obligaciones requerían. Cuando encontró el cuaderno y el hombre se lo entregó no sin rozar intencionadamente la mano del español, él lo cogió rápidamente, seguro pensaría que era él quien se lo había arrebatado, le gustaba quedar por encima de ella, Ania era orgullosa, pero en ocasiones le dejaba disfrutar del triunfo y, con algo así entre manos, le cedería la gloria, pues no le vendría nada mal para ganar puntos extra ante el nuevo que parecía querer aspirar a su puesto…

“…tengo los ojos puestos en ti…”.

- Lo se, no espero menos de usted “teniente” – le dijo con retintín y una mirada maliciosa sin duda sus palabras estaban cargadas de doble sentido.

Al leer las paginas la cara de ambos cambió, como se imaginaban era una trampa y ambos subieron a cubierta apresuradamente, esta vez ella detrás de él pero preocupada y presurosa por salir de allí, solo podía pensar en que Jess estaba arriba, expuesta.

Es de sobra conocido que un hombre nervioso comete errores, acentúa sus miedos, sus defectos, y provoca hechos que se podrían interpretar como accidentes... todo ello debido a un estado de poca tranquilidad...

En este estado me encontraba yo, un escocés templado, curtido en ya múltiples batallas, pero que la incertidumbre y la actitud tan extrañamente confiada del capitán del Sueño Verde habían menoscabado en parte mi calma para afrontar situaciones tensas.

Había atado al marinero que tenía más cerca y me disponía a atar al segundo cuando la voz de nuestro capitán retumbó sobre la cubierta del buque... ¡¡¡Quietos!!! - Dijo - Cuando de pronto, varios de nuestros prisioneros comenzaron a levantarse y montar jaleo... observé como Bubba mantenía la compostura, pegando gritos tratando de amedrentar a la muchedumbre... yo en cambio, reaccioné de manera un tanto visceral, desenvainé rápidamente el alfanje y golpeé de manera violenta con el gavilán de mi espada en la sien del desdichado, haciendo un ruido sordo y seco, derrumbándose después sobre la cubierta... Si lo he matado o tan solo lo he dejado aturdido no es algo que me provoque el menor sentimiento... tan solo separo las piernas, empuño firmemente mi espada, y aguardo a mi capitán a que de órdenes... y el que se pase de los que me rodean, por dios todopoderoso, lo mandaré al infierno...

Payne y Blade suben como un huracán a cubierta la cara cenicienta ante la información que poseen, y más aún al ver el percal. Se aproximan a toda prisa al capitán Jessen.

Las órdenes de encadenar a los prisioneros no se demoró entre sus hombres, pobre del que lo hiciera... Siendo MacKinnon abanderado de sus deseos, usando un amarre con maestría sobre uno de aquellos infelices "carne de esclavitud". Bubba por su parte obedece también, no sin antes dar algún soplamocos al desgraciado que más a tiro tenía y al cual despreciaba, dirigiéndose a su capitán en un determinado momento para hacer una sugerencia, y es que su negro sabía como trabajar.

- Bien pensado Bubba..., cuando suban Payne y Blade y nos den novedades tendremos que inspeccionar la zona... - responde su señor de a bordo, mientras el sable del capitán Jessen Royal se mantenía señalando el gaznate de su homólogo en el navío capturado, quedando en una posición física de poder inalterable por el momento.

Su cocinero, Castañeda había dicho algo que probablemente muchos de allí pensasen. Tirar por la borda al capitán del Sueño Verde, y si aún no lo había hecho era por motivos económicos, por supuesto, y es que la codicia de Jessen era bien conocida entre los suyos, por eso su tripulación le seguían sin dudar, Royal veía reales a leguas de distancia.

- No tan pronto señor Castañeda, pues el hombre que aquí tenemos es poderoso e influyente, no hay más que ver su porte seguro para saberlo, y este tipo de personas suelen tener familiares o amigos tan acaudalados como para pagar una pequeña fortuna para que les sea devuelto..., ya sea entero o sin algún trozo... Así que... - señala con la cabeza al tipo -... átenlo junto a los demás, pero bien sujeto..., y no le pierdan de vista.... - indicó en general a sus hombres, alguno le haría el trabajo sucio.

El vigía había recibido la orden de otear el horizonte, y tras dedicar una mirada a las gran extensión de mar determinó que no había nada a la vista. Fue entonces cuando varios de los atados comenzaron a realizar una trifulca sobre la cubierta del Sueño Verde, a pesar de la orden de su capitán, aquella indisciplina mostraba algo extra, no controlaba tanto a su personal aquel hombre como intentaba hacer creer.

El grito de Bubba se hizo oír sobre la multitud, amenazando con tirar al personal por la borda, lo cual mermarían los posibles ingresos por aquellas almas cándidas. MacKinnon por su parte fue más práctico, sacó su alfanje y le dio un fuerte golpe a uno de los tripulantes díscolos en la sien para provocar su sumisión. Royal estaba comenzando a cabrearse, y como le tocaran mucho los ovarios, que no cojones, podría hacer una masacre y tirar la mina de oro que tenía delante por donde Bubba sugería.

Los tripulantes del Sueño Verde comenzaban a luchar, la trifulca de entrada parecía no parar, así que Royal decidió dar una orden global a sus hombres, quizás así relajara los ánimos, a golpe  de sien.

- ¡Noqueadles!... - Yendo él mismo hacia el capitán rival y dio su última advertencia -... O mandáis a los vuestros que se sientan y obedezcan o provoco un baño de sangre... -y aquello ya era la última amenaza, el siguiente que diera por culo moriría, ya estaba bien de comprensión, total, por menos de 100 reales no iba a aguantar niñerías, con dos o tres degollados los demás comprenderían que se la jugaban.

Y en medio de aquel percal Blade y Payne subieron con un color de piel muy poco saludable, como si hubieran visto al mismísimo diablo. Jessen entrecerró los ojos escrutando a los miembros de su tripulación de mayor confianza, intuyendo que sus temores no eran infundados, algo sucedía y desde luego, no era anda bueno.

- ¿Qué diablos sucede?.... - esperaba las prontas explicaciones porque de ellas dependerían sus próximos movimientos.

Si la información que revelaban los mapas y el cuaderno de bitácora encontrados en el camarote del capitán era cierta, a penas tenían tiempo de movilizarse y escapar de allí, si querían evitar el combate y sobrevivir. Quizá enfrentar a un navío era factible, pero el teniente era consciente de las limitaciones que tenían, y sabía a ciencia cierta que no lo contarían si los cercaban tres navíos a la vez. Ahora todo cobraba sentido en la mente de Payne, y entendía las actitudes y el proceder de la tripulación del Sueño Verde, dejándose apresar sin oponer resistencia, pero haciéndoles perder el máximo tiempo posible desde que los abordaran en cada una de sus acciones. Solo estaban allí como meros títeres, cumpliendo una misión, un vil cometido. No eran más que un maldito cebo para entretenerlos y permitir así que los cazadores de piratas, probablemente de la armada imperial, pudiesen abordarles y eliminarles sin darles tiempo a reaccionar. 

Payne y Blade subieron las escaleras hasta regresar a la cubierta, y la sola mirada del teniente le hizo entender al capitan Jessen Royal que estaban en graves problemas y que iba a tomarse una licencia. Sin dilación, el teniente se acercó hasta el capitán del Sueño Verde, y desenvainando la espada, le cortó el cuello de cuajo sin ninguna piedad, para después escupirle al cuerpo inerte, una vez yacia en el suelo.

- ¡Nos la han jugado bien, capitán! ¡No son más que un jodido cebo para hacernos perder el tiempo y que la armada se nos eche encima y nos capture... ¡Vienen ya mismo tres navíos, de forma simultánea, desde tres frentes distintos a la vez! ¡Debemos virar por redondo y regresar por donde hemos venido de inmediato, bogan a remo y sin el velamen desplegado para que nuestro vigía no los alcance a ver! ¡Tenemos muy poco tiempo! - le indicó lo más detalladamente posible lo que ocurría, tras depositar en las manos de Jessen Royal el cuaderno de bitácora y las cartas de navegación con los trazados, para proseguir con su explicación. Les han prometido pagarles como beneficiarios de una considerable suma a sus allegados, tanto si viven como si mueren, si esa operación para capturarnos sale bien. ¡Por eso están actuando así ahora mismo! ¡Qué hideputas, quieren hacernos perder el tiempo! ¿Los lanzamos a todos por la borda?

Durante unos breves instantes quedó pensativo, y viendo que el capitán le daba permiso para proseguir su retahíla con la mirada, no tardó en manifestarles al resto de la tripulación del Sueño Verde su perspectiva a futuro inmediato.

- Voy a matar rápidamente al resto de vuestros oficiales, como acabo de hacer con el estúpido de vuestro capitán, y os dejaremos aquí a vuestra suerte hasta que os vuelvan a capturar los de la armada. ¿Creéis que os recompensarán por vuestro cometido? ¡Ilusos! ¡Solo os están utilizando para sus fines, pero no dejarán de veros como viles piratas, os harán colgar en las plazas sobre un cadalso, y probablemente vuestras familias nunca vean un mísero penique! ¡Escuchad nuestras palabras y decidid de inmediato, será vuestra única oportunidad de cambiar vuestro destino! ¡Jurad lealtad al capitán Jessen Royal, subid al Fortune Royal sin dilación y permaneced tranquilos, y quizá tengáis la posibilidad de servir en esta tripulación y sobrevivir. Si os quedáis aquí, creo que ya sabéis cuál es vuestro destino...

Y dicho todo, esperó a que el capitán diese órdenes para regresar al barco y largarse de allí cuanto antes. 

La muerte del capitán desata el caos. Incluso atados, se lanzan de cabeza contra los piratas, derribando a algunos, y muchos de ellos consiguen lanzarse contra las pértigas que unen los barcos partiendo o derribando la pasarela.

Otros alcanzan la bordan y caen al mar. Aunque los piratas empiezan a usar la fuerza letal los otros son más y por turba consiguen objetivos, a un precio muy alto, pero los consiguen.

La mayoría resultan heridos de gravedad sino muertos, pero otros consiguen el mar, y unos pocos llegan a las bodegas. Dos hombres del fortuna han sido pisoteados por la turba y están en un estado lamentable.

Todo se precipitó de una manera violenta y rápida. Payne y Blade subieron como alma que lleva el diablo desde la bodega del navío... y por su semblante resultaba obvio que lo que habían descubierto no era para nada bueno. Cuando éste habló, no hizo sino confirmar las sospechas... de ahí que el capitán del Sueño Verde, muy hijo de puta él, estuviese tan tranquilo... sabía que tan solo tenía que retenernos cierto tiempo hasta que llegará la ayuda...

Lo que no esperaba fue que Payne decidiera separar la cabeza del tronco del capitán... ¡¡¡dios!!! - pensé, viendo como el Segundo decapitaba con un brutal y certero golpe con su espada al pobre diablo - ¡¡¡¡PELEA!!!! - grité con toda mi alma... y entonces los siete infiernos se desataron sobre la cubierta del Sueño Verde.

Me dejé llevar por el frenesí del momento... los hombres del buque inglés se lanzaron contra nosotros... en ausencia de armas, usaron sus propios cuerpos como tal, sus cabezas como arietes, en una brutal y suicida danza sobre las tablas de la nao. Un tipo se lanzó contra mi, embistiéndome con su hombro... afortunadamente, al tener sus manos atadas a la espalda no pudo ejercer todo el empuje y apenas si hizo que me trastabillara... fue el momento de hacer que mi terrorífico alfanje volviera a probar la sangre... ¡¡chaff!! ¡¡chaff!! Dos precisos golpes le cruzaron el pecho desde la base del cuello, muriendo el tipo antes de caer al suelo en un charco de sangre.

Me tomé un instante de respiro observando mi arma... un arma preciosa, tomada de la mano muerta de un corsario otómano en plena campaña por las aguas del Egeo...

Vi como varios de mis compañeros estaban en dificultades pero que más o menos capeaban el temporal... así pues, dejé que la ira me cegase de nuevo y me volviese a convertir en un embajador febril de lo grotesco y me encaminé al siguiente inglés... mientras mi alfanje goteaba la sangre de mi anterior victima...