Partida Rol por web

Muy bien muchacha. Por aquí -te indica donde ir y añade -Enseguida lo preparan, puedes tumbarte en el chinchorro de allí mientras, ahí corre una brisa agradable.

Después de esperar un poco empiezan a traer cubos con agua humeante. Cuando acaban una mujer desnuda te dice -Muy bien encanto, la tina está lista, antes de nada que sepas que si quieres algo tendrás que pagarlo a parte.

-Muy bien caballero, mañana por la mañana en la casa común mi amo le buscará a usted. 

Al ver que a pesar de educado es tajante te retiras de los alrededores antes de resultar amenazante. 

Enseguida empiezas a apostar con seguridad, pero la suerte no te acompaña y tras perder cuatro piezas decides jugar una más y consigues ganar dos, animado por la pequeña recuperación arriesgas una más y ganas seis, en total has sacado a la mesa cuatro piezas de plata. La última mano no gusta a la gente, es una victoria absoluta, por lo que uno llega a acusarte pero sin mucho convencimiento, casi por costumbre

-Has hecho trampa... seguro, nadie tiene tanta suerte.

-Cállate pedazo de mierda, mi amigo puede ser muchas cosas, es una sabandija saqueadora y un asesino, pero no un tramposo, tiene una especie de honor bárbaro por la que estas cosas para él son medio sagradas, así que retira eso o te arranco la lengua. A esto se le llama juego por algo. Paga y calla. -Red Dog se pone rojo cuando escucha la acusación, es algo grave y puede acabar en algo muy malo si no se ataja rápido, y a pesar de haber bebido ha sido muy diligente al ocuparse del asunto, diligente y eficaz, pues el hombre se queda callado y quieto, y cuando te mira a los ojos del color de las aguas bajas de una playa blanca en un día soleado solo ve seguridad y la amenaza de que si sigue por ese camino nada bueno le espera.

-Lo siento, supongo que he bebido de más y ya no pienso con claridad -arroja las monedas y añade -Pedid una ronda, os invito yo por las molestias

-¿Es usted el capitán del navío fondeado en la bahía? debo pedirle que eleven anclas y lo fondeen si así lo desean en otro punto de la bahía, hay necesidad de usar ese paso, se aproxima un barco de mayor calado. -dice un viejo hobre negro cuya corona de pelo blanco le da un aspecto majestuoso. 

-Oh Pluto, ¿Una cerveza? -dice la mujer que te había estado atendiendo

-Ahora no, estamos ocupados. Señor, como ha oído mi nombre es Plutarco, si lo considera sería apropiado conocer el suyo para poder referirme a usted.

No hacen falta nombres, iré al barco, si no importa en cuanto acabe la cerveza y lo moveré para no entorpecer al navío que viene. ¿Le parece bien?

El agua estaba lista, se frotaba las manos gustosa por saber que tendría su anhelado baño, pero cuando la mujer desnuda le habla, Charlie puso cara de incomodidad y miró hacia otro lado. Siempre era lo mismo, ufff si había dicho que no quería mujeres.

— nada nada... gracias, solo que se retire, con eso esta bien... pedí que vigilaran de que nadie entrara, pagué por eso, así que que si usted se llevara esas monedas, bien, pero salga señorita — solo cuando estuviera sola, comenzaría a desnudarse y poder aflojar la venda que apretaba sus pechos, ya se sentía sin aire y muy incomoda, la venda comenzaba a lastimar su clara piel, pero debía seguir usándola por desgracia. 

-Muy bien señor... Roger, esperaré a que se tome la cerveza tranquilo. Pero le ruego no olvide hacerlo. -dicho eso se retira.

-¿Roger Eh? vaya nombre te han puesto, tu tienes más cara de Lucio, o de Fausto. -después de desistir de obtener información de ti dice -La simpatía no es cara ¿sabes? y puede traer muchos beneficios.

Como quieras chico, veo que no te gustan las mujeres, a lo mejor prefieres los hombres, ¿sabes¿ aquí no tenemos de esos, pero si eres un sodomita, yo me dejo, por una monedas más. -al ver tu cara de horror, se tapa con una bata y se retira. 

Rodó los ojos, y quedó mirando a la mujer.

— no me gustan las muertes de paga y estoy enamorado de una chica, — le responde, era mentira, por lo menos la parte en que dijo que estaba enamorado, porque efectivamente no le gustaban las mujeres. Ya una vez sola, pudo desnudarse por completo y meterse en el agua, soltando su cabello y disfrutando del agua tibia y de su desnudez. Esos momentos eran los únicos en que podía volver a ser Charlotte.

Una vez terminado el baño, dejaría la taberna e iría a comprarse algo de ropa nueva para volver al barco, no era seguro para ella andar en tierra porque podría ser descubierta por los hombres enviados o pagados por su prometido. 

El día que no sea simpático lo sabrás porque estarás en el suelo desangrándote amigo... Digo a Pluto sentándome en la butaca de un lado de la taberna.

Mi mirada tranquila, divertida y entusiasmada por la mano que he ganado, mezclada con una sonrisa euforica, desaparece en el acto con sonrisa incluida ante el hecho de decir que he hecho trampas. Fria, calculadora y mas asesina que otra cosa se queda fija en el comevergas que acaba de insultar mi honor, mas antes de poder siquiera pronunciar palabra es Red Dog quien salta a defenderme. Odin quiero sacar el puto cuchillo del queso y rebanarle puto pescueco a ese mamon para luego mearme en su calavera, pero el capitan dijo que nada de liarla.

Respiro hondo y la mano que habia puesto sobre la mesa se detiene para ccolocarse sobre el pecho de Red Dog. Le miro y niego con la cabeza, para luego volver a mirarle completamente serio al puto idiota, que no sabe la suerte que tiene por las ordenes que nos han dado.

Nuestras miradas se encuentran y se retira "caballerosamente", para luego invitarnos a una ronda. Mi sonrisa vuelve tan rapido como se desvanece. - ¿A quien no le ha pasado alguna vez? - Miro a Red Dog. - Sientate maldito Jottun, el juego ha terminado y toca celebrarlo con nuestros nuevos amigos. - Me giro para mirar a la camarera. - ¡Una ronda aqui!

Vuelvo a la mesa. - La segunda corre a mi cuenta. - Una amplia sonrisa que no tiene nada de amenazante. - Y bueno, ¿que tal le va a la isla? ¿Algun cotilleo que merezca la pena?

Cuando venga la bebida brindare con ella con todos los presentes. - Hemos oido algo de una navio que se dirige a Florida. Menuda mierda, parece que se ha escampado el rumor por toda la puta isla y todo comevergas ira a por ella... - Niego con vehemencia mientras hago un brindis. - Ya hay poco en el mar estos dias como para ademas matarnos entre nosotros por ese pedazo de mierda, que ademas esta escoltado. Ni que llevara puto oro... - Veamos que teneis para mi marineros de agua dulce.

Después de tomarme la cerveza me acerco a la señorita que no me ha creido antes. ¿Acaso creías qué te iba a decir quien soy? Siento decírtelo pero no eres tan irresistible cielo, yo no pierdo la cabeza por un chocho comola mayoría de estúpidos con los que suelas tratar, si quieres saber mi nombre o el de mi barco te lo tendrás que ganar. Salgo de la taberna antes de oír su contestación ya que tengo que volver a mi barco para que entre otro más grande. Sin duda una interesante información.

Vuelve a donde estaba la barra, ya limpia y bañada, con la venda que cubre su busto nuevamente ajustada y observó lo que estaba pasando en el lugar.

Morgan permanece en la barra como si no tuviese ninguna prisa en mover su navío, una vez se aburre de la mujer que intenta ser demasiado lista se levanta para marcharse, pero justo entonces sale Charlie por la puerta de donde se había metido pesando casi un kilo menos de mierda, el muchacho tiene un pelo precioso, cosas de la higiene supongo. 

Morgan le dice a su navegante que mueva el barco, no es que lo necesite para ello, pero el capitán nunca hace nada, así nadie sabe cuales son sus capacidades, nadie sabe si él sabe navegar, o si sabe luchar, lo único que está claro es que sabe mandar.

Tras levantar el fondeo y realizar con agilidad una maniobra que de haber sido otro barco habría tomado horas veis entrar la nao, un gran y pesado barco que parece cargado hasta arriba.

-Por fin llega joder, nos íbamos a tener que empezar a comer cualquier puta alimaña rara de las de aquí a este paso

-Deberías de probar la sopa de iguana, es una exquisitez.

-Cállate puto loco, antes me como los dedos de los pies de otro que esos bichos rastreros.

Las conversaciones del pantalán dejan claro que el barco es lo que abastece la pequeña aldea de bandidos que se ha establecido.

Antes de que os dé tiempo a volver a tierra veis que entran en la bahía dos naves más, una pequeña fragata y una goleta, una sin bandera y otra con pabellón español y una bandera holandesa a medio hasta y quemada por la mitad.

Ambas fondean a escasos cincuenta metros de vosotros.

Charlie vamos, hemos de mover nuestro barco, al parecer tiene que entrar un barco enorme que no puede esperar a mañana por la mañana. Sonrío a la vez que agarro a mi contramaestre por el hombro. El paseo en barca es reconfortante, el frío de la noche no es ni por asomo plácido, me gustaría volver a sentir el frío de verdad, en este puto sitio siempre hace un calor que te sudan los huevos. Al llegar al barco y moverlo veo pasar la Nao y otros dos barcos, uno de ellos bastante jodido.

Observa Charlie, ¿Qué ves? Digo mientras pasan y echan el ancla los grandes navíos. Yo te diré lo que veo, una gran ballena blanca herida, eso es lo que veo.

y... ¿Qué somos nosotros Charlie?

Somos tiburones siguiendo la sangre. Que se prepare todo el mundo.

El agarre del capitán zarandea a la delgada Charlie que debe sujetarse para no caer al suelo y mirar mal por unos segundos al capitán, apartándose de él rápidamente, no era mucho del contacto físico, más allá de golpear a Nikholás, además, si la abrazaban mucho podrían darse cuenta de sus curvas y eso sería peligroso para la chica. 

— sólo tiene la bandera quemada, no es que sea una herida de temer, capi — le responde la chica-chico, acercándose a la borda para ver mejor ambos barcos que se acercaban, preguntándose que tan difícil sería navegar aquellas naves, la Nao por ejemplo, que con su peso debía ser complicada  —  bueno bueno... pelafustanes ¿esta noche irán a coger putas como locos o se quedaran en el barco? — les pregunta al resto de los tripulantes, ella sólo quería ir a su hamaca para descansar, el baño le   había sentado de maravillas más cuando pudo soltar la maldita faja que debía usar. 

Ahora que lo pensaba, eso de volver a la taberna y pedir una cama no se hacía tan mala idea, ahí podría dormir tranquila, sin sentir que se le corta el aire.