Partida Rol por web

El trato que buscaba Jessy no distaba mucho de cómo siempre habian sido las cosas y no iba a dar su brazo a torcer. Ahora entendía a la perfección que la única razón por la que le perdonó la vida era, simple y llanamente, por que lo tenía "cogido por los huevos", con la patente de corso en su poder para chantajearle si fuese menester cuando llegase el momento. Le dolía en lo más profundo descubrir que aquel a quien había considerado su amigo por salvarle la vida en su día, había realizado aquel acto no de buena fé y para ganarse un gran aliado, si no para usarlo y chantajearle. No, las cosas no serían de igual forma y Jessen había perdido todo derecho con Payne. Si quería su lealtad, confianza y que las cosas siguiesen del mismo modo, debería acabar toda atadura y demostrarle que verdaderamente confiaba en él sin reservas , y entonces, solo entonces, Payne y Jessen volverían a ser uña y carne. ¿Que no estaba de acuerdo ni le parecía un trato favorable? ¿A caso lo había sido todo este tiempo en el que Jessen podría haberle eliminado cuando quisiese? No, si quería mantener su puesto de capitán, la nao, el secreto de su condición y mantener la confianza de su teniente, le entregaría sus documentos y dejaría que Payne fuese libre de ataduras. Si no confiaba verdaderamente en Payne y esperaba una traición por su parte, que lo dejase libre en cualquier puerto y adiós muy buenas, nunca te conocí. Si en verdad demostraba confianza plena, incluso en situación desventajosa, como hasta entonces había sido para Payne, el teniente sabría sin equívoco alguno que su capitán le valoraba por quien era como persona y amigo,  y no por lo que podía obtener chantajeándolo. 

A pesar de tenderle la mano, Payne pensaba replicarle y rehusar nuevamente aquel trato, hasta las últimas consecuencias, si no se hubiesen precipitado las cosas en el navío. Un momento había tenido a Royal de pie y a una distancia prudencial, frente a frente y analizando sus movimientos e intenciones, y al otro se veía tumbado en el suelo, con Jessy sentada encima a horcajadas en pose comprometida, y sus caras a escasos milímetros, casi rozándose los labios, incluso podía inspirar su cálido aliento y sentir cada una de sus respiraciones. Payne olvidó por completo que se trataba de su capitán, y allí solo vio a una tierna y sensual joven, de ojos verdes claros y profundos, que empezaba a ruborizarse por tal proximidad...y por primera vez intuyó el miedo que podría estar pasando en aquel momento por que todo saliese a la luz.

Joder... Me jode reconocerlo... pero si Royal se aferra a mantener mis documentos es por la simple razón de que si no lo hace, no tiene nada... No es que quiera seguir chantajeándome, es que teme por su vida y la de Ania... ¿Debería ser más flexible? 

Jessy se levantó como buenamente pudo y se dispuso a abandonar el camarote para ver qué estaba ocurriendo en cubierta. Seguro que habría una buena razón por la que hacer zozobrar así la nave o las horas del escocés sí estarían contadas. Payne levantó la vista siguiendo a su capitán, y le habló antes de que cruzará la puerta.

- Capitán Jessen, recolóquese su máscara antes de salir, o no habrá nada que podamos negociar... - y por primera vez en todo el encuentro hubo una sonrisa sincera que podía augurar algún posible entendimiento entre ambos. 

-No, no maldita sea, hay espuma estribor, tenemos que reducir del todo el paño. Quedan muchas horas de oscuridad, podemos para un momento y planear esto con calma -Rob susurra con fuerza desde la banda de estribor.

Antes de que nadie pueda decir nada a ello, suben a cubierta los cuatro que habían bajado.

-Bendita la luna que no se ve! -exclama Rob -Capitán le necesitamos, por favor díganos que hacer, estamos rodeados por bajíos, bueno, rodeados no, pero usted ya me entiende joder, es un lobo de mar. Ya sabe, de noche y eso.

Rob, hijo de mil padres, si el capitán no está en el puente, las órdenes del segundo se obedecen, y punto. Y si Payne tampoco está, se obedece al que esté al mando, y en este momento soy yo, escoria... - susurré en un grito no carente de desesperación. En este barco todo el mundo hacia lo que le salía de los cojones, y no se respetaba la cadena de mando, a la larga esta forma de navegar estaba condenada al fracaso... algo de lo que hablar con Jessen si salíamos vivos de esta.

Capitán, hemos logrado cierta ventaja, he mandado al intrépido Rob - dije con sorna - que use la sonda para saber la profundidad en todo momento, y tenemos a Bubba en el bauprés. He ordenado reducir parte del trapo de mesana, pero no debemos sacrificar toda la velocidad, porque nos encontraremos con naves más rápidas y de menor calado en aguas que no conocemos, seremos como un banco de sardinas en la red de un puto barco de pesca... debemos arriesgarnos, mantener velocidad, y salir en cuanto podamos de los arrecifes. Nadie tiene mejor vista que Bubba, si hay una salida... él la verá, y podemos coger desprevenido a otro de nuestros perseguidores y mandarlo a buscar cagrejos...

Lancé una mirada de auténtico odio hacia Rob... pues debería haber obedecido mis órdenes sin cuestionarlas... ya arreglaríamos cuentas... a hostias o con la desencuadernada... igual daba.

Capitán, es su nave, usted decide, me pongo a sus órdenes...

Tumbado sobre el bauprés, sigo escrutando el agua ante nosotros, temiendo ver alguna señal de arrecifes... pues... aunque lo viésemos,... a esta velocidad calculo que nos lo tragaríamos hasta la campanilla... como cuando estuve an Anna la Bocaancha... qué mujer.... qué felatio, vive Dios...

Comunico sutilmente los resultados infructuosos de mi misión al marinero más cercano, para que se la comunique con presteza al Capitán, por si le resulta de utilidad:

-No veo una puta mierda, joder, es de noche!!!; más nos valdría poner un bote con vela en el agua unas cuantas varas por delante, y que fuesen sondeando contínuamente, porque sin una puta carta, esamos jodidos!

Empiezo a sospechar que piensan que, como soy negro, tengo que ver mejor que los blancos cuando la noche es negra como mi ojete.

Royal no estaba segura de cómo iban a seguir sucediendo los acontecimientos. Por un lado entendía a Payne, él quería la seguridad de poseer sus credenciales, pero perder aquellos documentos implicaría no tener arma alguna en caso de ser extorsionada por aquellos hombres de mar. Si era cierto que la confianza era algo que actualmente no poseían los unos con los otros, ¿cómo tenerla cuando tantos secretos habían sido acallados en las conciencias de cada cual?... Era algo en lo que deberían trabajar. Seguramente cuando salieran de ese momento de crisis se sentaran los cuatro a la mesa de su camarote y bebieran ron mientras hablasen del futuro, la mejor manera de ganar confianza era buscando puntos en común, dialogando, luchando por causas donde todos estuvieran del mismo lado.

Tras haberse levantado del suelo, o mejor dicho, de Payne, la capitana se aventuró hacia la puerta del camarote, y su teniente hizo un comentario que le provocó una leve sonrisa, debía taparse el rostro, iba a seguir aquella fábula en silencio, demostrando al mundo que seguía siendo varón, mientras su cuerpo femenino seguía oculto en el interior de su propio ser. No podía imaginar Joseph lo mucho que aquello se lo iba a agradecer.

- Debemos apresurarnos, estos frenazos no son normales, solo espero que MacKinnon mantenga la situación controlada... - y es que no esperaba fervientemente aquello, a las evidencias se remitía, pero soñar era tan sencillo....

Royal volvió a colocarse el paño que le cubría el rostro y salió del camarote a cubierta tras haber cogido uno de los mapas sobre la región, no el de Payne, que podía ser comprometido, justo para escuchar el comentario de Rob, ¿todo estaba lleno de bajíos?... encallar era lo último que ahora necesitaban.

- Paramos la nao... - dijo Jessen contundente -... prefiero asegurarme la huida que encallar, no se usted MacKinnon, pero lo mío no es precisamente nadar... - observó a su teniente -... si no me equivoco estamos en esta zona... - señala una posición en el mapa -... es una región complicada, demasiados arrecifes, convendría salir del cnturón submarino que forma o estaremos atrapados... ¿alguna sugerencia?.... Pararnos completamente no debe ser opción, avanzar tampoco..., quizás recular....unos metros y bordear en paralelo la zona arrecifal..., ¿lo ves?... 

-El escocés lo ha hecho de lujo capitán -dice Rob -Joder, el cabronazo nos ha sacado de varias, eso seguro, es solo la presión, como dice Bubba no se ve una mierda, a veces una sombra que no está ahí, ya sabe pura... como era el palabros ese,,, sugestión, eso, pura sugestión. Yo creo que ahora vamos bien, pero me alegra verle en cubierta mi capitán.

La nao apenas se mueve pero lo hace con firmeza, Mac no ha soltado el timón y mantiene el gobierno.

Tras ser consciente de que vamos a parar... hacer el menflo sentado a horcajadas en el palo deja de tener sentido, salco que parece que estoy pidiendo a voces que me peten el cacas, pues estoy en una postura que, reconozco, puede ser provocativa, y llevamos demasiado sin tocar tierra ni pelo coño, y es pobable que algún suicida quiera probar fortuna con mi culito respingón, cosa que va a ser que mañana, o sea, no.

A paso prieto, me dirijo al capitán, y me permito hacer una sugerencia, o dos, que no se me da bien contar, pero hay confianza, cojones.

-Capitán, el problema que tenemos nosotros, deben tenerlo ellos; si estamos calladitos y con los cañones prestos, podremos oirles los gritos de sus vigías y sonderos cantando lo que encuentran, o influso si se dan una hostia contra un escollo...

-... por otra parte, me atrevo a sugerir echar un par de botes al agua, y sondear alrededor, y que busquen un camino para salir de aquí; si la marea está alta, cuando baje tendremos un problema, pues no sabemos si justo debajo hay calado suficiente para no quedarnos atrapados, y hay que hacerlo as soon as posible, como dicen los hijos de la Gran Bretaña

... y ahí me quedo, todo feliz, esperando órdenes; suelo tener pocas ideas..., de ellas, pocas son buenas,... y de estas, aún menos son como para estar orgulloso de ellas, pero sospecho que esta puede ser una de estas últimas.

Al abandonar el camarote del capitán Royal y salir a cubierta, Payne se sorprendió de que ya fuese noche cerrada y que a penas se pudiese ver en los alrededores por la densa oscuridad. ¿Cuanto tiempo habían permanecido discutiendo allí abajo? Rápidamente empezó a observar el entorno y tratar de barajar la mejor de las opciones. Estaban atravesando una zona de arrecifes, era fácil de saber porque se escuchaba de vez en cuando el romper de las olas en las rocas y blanca espuma a lo lejos, y mirase como lo mirase, eso era un jodido problema. Puede que aún estuviesen tratando de darles alcance, pero con aquella oscuridad, sin ser a penas visible la luna, dudaba que terminasen enfrentándose contra el enemigo, y lo que le preocupaba era que en cualquier momento quedasen encallados, o peor aún, les fuese imposible maniobrar a tiempo y terminasen arremetiendo contra las rocas y hundiendo el barco.

En cuanto Royal indicó que detuviesen la nao, asintió dándole la razón, aunque siendo sabedor de que era una solución temporal. Solo con otear el horizonte y ver las negras nubes, cualquiera podía entre ver que se estaba gestando una enorme tormenta, y permanecer allí varados no iba a ser una opción. Además Bubba tenía razón, era altamente probable que la marea estuviese alta y que por ello evitaban quedar encallados pero ¿Y si está descendía? No, había que buscar una solución.

- Así es capitán. Si nuestros cálculos no son erróneos, y teniendo en cuenta el rumbo constante que ha seguido la nao en dirección sureste desde que tuvimos el encontronazo con el Sueño Verde y nuestros captores, justo en esta zona del canal de las Bahamas,... ahora mismo debemos estar muy cerca del archipiélago de las Rocas de Sal. - fue determinando en el mapa que sostenía Jessen, a la vez que levantaba la vista oteando el horizonte en dirección a la sombra que tenían en babor. Todo parecía indicar que habían dejado atrás muchos arrecifes y escollos, y que probablemente estaban bastante cerca de la isla. ¿Habría alguna bahía cercana donde fondear y esconderse de sus perseguidores? ¿A cuánta profundidad nos encontramos, Verde? La verdad es que no veo mala opción lo que propone Bubba. Bajar los botes y que unos pocos se acerquen a lo que intuímos es la isla, sondeando la zona. Si estamos en lo cierto y estamos acercándonos a la isla de mayor tamaño de este archipiélago, creo recordar que había una pequeña bahía, y más al interior un pequeño poblado, colonia española. Es arriesgado, pero seguir adelante esquivando arrecifes puede terminar hundiéndonos, y no quiero ser pájaro de mal agüero, pero se avecina en pocas horas una tormenta descomunal, y si permanecemos quietos, las olas nos arrastrarán hasta impactar con roca dura. La mejor opción sería buscar un lugar seguro en tierra firme.

Seria Jessen quién decidiría, pero dar la vuelta no era una opción viable. Seguir de frente esquivando arrecifes podía resultar una locura, y en cualquier momento terminar colisionando. Si lograban sondear la zona con botes, daban con la bahía y lograban alcanzar tierra firme, desde luego era la mejor de las opciones.

Las palabras de Rob me causaron una profunda satisfacción, no me las esperaba. Que él precisamente loara mi actuación al mando del Fortuna... - Gracias Rob - dije.

Bien capitán, la decisión es suya. Nuevamente tiene dos alternativas propuestas, por un lado, continuar con la mía, bastante arriesgada, lo reconozco, continuar con buena velocidad arriesgándonos con los arrecifes pero con la posibilidad de acabar con la amenaza de una vez por todas... y por otra, hacer caso a la prudencia del señor Payne, detener la nave, bajar un esquife, y buscar esa bahía de la que habla. Si su orientación es correcta, y no tengo razones por que dudarlo, es sin duda una excelente táctica.

Añadí. Y estaba siendo sincero. No veía ningún pero a la propuesta de nuestro segundo. Aunque también es cierto que le tenía por alguien más osado. En cualquier caso, daba igual que estuviese o no de acuerdo con él, estaba por encima de mi en la cadena de mando, y ya habían dejado claro que pensaban mantenerlo, pese a haberse ausentado en un momento crítico del puente a hacer sabe dios que ahí abajo.

Solo quisiera aportar algo de información, con su permiso y el del segundo. Repito, si nos encontramos donde el segundo dice, la siguiente bajamar será alrededor de las 5 de la madrugada, es decir, en un par de horas. A partir de ahí, tendríamos hasta cerca de las 12 del mediodía de subida de la marea, hasta la siguiente pleamar. Por tanto, solo nos quedarían ese par de horas críticas de encallar en los arrecifes... y llevamos ventaja a nuestros perseguidores... téngalo en cuenta, capitán.

Ahora, con su permiso y si lo estima conveniente, regresaré a mi puesto...

Añadí, ligeramente contrariado por haber sido menospreciado, en cierto modo, pues en ausencia de Jessen y Payne, había gobernado la nave con pulso firme...

Royal había ordenado detener la Nao y se encontraba mirando el mapa con el teniente, calculaban donde estaban y que estrategia seguir, parecían seguros de encontrarse en las Rocas de Sal, Ania observaba y escuchaba atenta pero sin participar, nunca se le había dado bien la orientación en la mar a pesar de que ponía empeño en aprender de ellos, sin embargo algo si había aprendido durante aquel tiempo con la tripulación era que ellos no solían equivocarse, por lo que no dudo de sus afirmaciones.

Bubba sugirió permanecer en silencio para escuchar a sus perseguidores si es que seguían allí pues era prácticamente imposible saberlo con la oscuridad que reinaba aquella noche nublada, y propuso sondear en los botes para buscar una salida para la enorme Nao. Ania miró al negro y asintió, le parecía algo bastante inteligente, no podían seguir poniendo en peligro la embarcación o terminarían hundiéndose y tampoco sabían si aun los perseguían, mejor sería no arriesgarse. Al parecer, Payne también la consideraba buena idea puesto que, según parecía, allí cerca había una isla con un pequeño poblado donde podrían buscar refugio antes de que la tormenta desplegase su ira sobre ellos.

Solo faltaba que Jessen decidiera cuando Mackinnon aportó cierta información relevante sobre las mareas antes de volver a su puesto.

- Si se me permite opinar capitán, estoy de acuerdo con lo que propone Bubba y creo que deberíamos hacerlo lo más rápido posible antes de que encallemos en los arrecifes como inteligentemente apunta el señor Mackinnon. – dice haciéndole un gesto con la cabeza al escocés al notar que el hombre se notaba un poco disgustado, nunca era bueno tener descontenta a la tripulación, lo había aprendido bien, y menos aún si habían podido escapar de sus perseguidores cuando ellos cuatro estaban abajo discutiendo en lugar de estar en sus puestos. – Bien capitán, si es lo que decide, me ofrezco voluntaria para bajar en uso de esos botes señor. – Le dice a Jess con voz firme y segura, sentía que a bordo poco podía hacer y allí sería de ayuda, quería demostrar que era útil y sabía que Royal conocía lo importante que eso era para ella.

-Bubba y yo podemos tirar de los remos a una velocidad suficiente, Ania es ligera como la hermosa señorita que es, y bueno Bubba y yo no somos ligeros, pero que demonios pesamos por los músculos, ¿Qué me dices tizón, esquife al agua? el barco tiene cinco brazas, con la sonde de seis será suficiente, voy a prepararlo todo mientras deciden. -antes de irse añade -Mac nos ha sacado bien del paso hasta ahora, ¿oís eso?... nada, salvo el romper del mar contra el casco, si conseguimos llegar a la bahía estamos a salvo joder, ya sabía yo que me había enrolado en el mejor barco.

Castañeda había salido en silencio del camarote del capitán, dándole vueltas a la conversación que habían mantenido los cuatro. Su pasado continuaba siendo un misterio, y se alegraba de ello. Los oportunos gritos de la tripulación pidiendo al capitán Royal que acudiera habían sido suficientes para poner fin a la íntimida conversación y evitar quél dijera nada sobre su juventud y los motivos por los que había terminado convirtiéndose en pirata.

-Yo también me ofrezco voluntario para acompañar a Bubba y la doctora Blade en uno de los botes -dijo el cocinero, harto de permanecer ocioso por más tiempo. No creía que en aquellas circunstancias fuera a ser de mucha utilidad en cubierta, por lo que quizá pudiera ayudar en uno de los botes-. Pero debemos hacerlo rápido o pronto encallaremos.

Recién había dado la orden de parar la nao vino Rob a hablar por Mackinnon, favoreciéndole como si de una dama se tratase, ¿qué demonios había ocurrido arriba en su ausencia?..., ¿había encontrado el pirata en el escocés un buen amante como para nombrar sus dotes como marinero?... iba a hacer un comentario al respecto cuando su Bubba se le acercó e hizo un par de disquisiciones, ambas útiles y necesarias.

- Bien veamos... - el capitán sonríe a su negro, que tenía más cerebro que varios de aquellos holgazanes puestos a su servicio -...coged esos botes para comprobar el calado de la zona, lo mejor será que usted señor Bubba sea uno de los que bajen a la chalupa para comprobar que el trabajo se realiza correctamente, elija personalmente sus hombres y disponga..., pero Ania bajará con usted, y no hace falta que le diga lo valiosa que ella es para mi..., vos tenéis el conocimiento del mar, ella de cómo yo pensaría en cada situación..., trabajen en equipo...- le comentó al negro con cierto grado de preocupación en el rostro, Ania era quien más le importaba de la nave, pero era consciente de que no podía retenerla, ella era libre, así se lo prometió cuando la puso bajo su manto de protección, amándola de especial manera por sus silencios y gestos. No podía ponerla al mando porque nada sabía de mar, pero sí debían tenerla en cuenta porque era lista como una ardilla y sabría elegir sabiamente las opciones si se las exponían con claridad... La sorpresa era que el cocinero se prestara voluntario, pero no iba a negárselo, aquel hombre deseaba estar en todas pares menos entre cazuelas, tenía sus secretos, y seguramente éstos fueran útiles ahora que se jugaban la vida -... lleve también al señor Castañeda.... y a esos dos si así lo quieren... - señaló al tipo que no dejaba de hablar y su compañero, si molestaba a Bubba quizás cayera por la borda.

Así que todo estaba claro, seguirían la sugerencia de Payne, obviando la acción suicida del escocés -... no podemos arriesgarnos a dañar la nave, pero un sondeo exitoso nos puede dar cobijo ante la tormenta y permitir que el peligro del enemigo pase de lado....  Así pues decidido, no nos moveremos sin información, y reclamo a partir de ahora máximo silencio..., si el vigía enemigo confiere información a su capitán, sabremos dónde se encuentran situados....

Joseph estaba muy próximo a Jessen, ambos mirando las cartas náuticas con suma concentración. Royal suspiró aliviada al saber de que entre ambos iban a colaborar, si la situación se volvía violenta como hacía unos momentos, podía ser el fin del entendimiento entre ambos piratas, y por supuesto, el indiscutible término de su tripulación.

- El archipiélago de las Rocas de sal..., es bueno porque nos puede permitir jugar al gato y al ratón, pensarán que la nao no puede sortear los grandes arrecifes, pero si nos movemos con sigilo, podemos escondernos y esperar que no nos encuentren... - era un atisbo de esperanza, aquel plan no podía fallar, los ojos verdes del capitán se encuentran con los de su teniente -...si salimos de esta...., beberemos doble ración de ron.... - le promete al varón, y es que la vida siempre se debía festejar.

- Tengo en cuenta su comentario MacKinnon... - dio Jessen al hombre que acababa de perder la situación de poder que se le había otorgado, y al final todo era eso..., búsqueda de poder, aquella sensación de ser intocable hacía que las personas vendieran hasta su alma con tal de destacar, era consciente el capitán que el equilibrio de los navíos era tenue, y que el más mínimo cambio podía dar lugar a motines y guerras internas -... pero ahora le necesito en su puesto, asegurando que los artilleros estén en silencio mientras buscamos ruta complementaria... - de alguna manera quería hacerle entender de que era importante, pero no sobre Payne, su idea en aquel momento era la mejor de sus opciones.

- Señor Payne... - dijo Royal con voz suave cuando la pequeña barca descedía hacia la superficie del agua -...os agradezco vuestra lealtad, espero no perderla... - no era una exigencia como otras veces podía solicitar, casi un ruego porque la situación finalmente para ella, era desesperada.

Payne trataba de refrescar la memoria y recordar más detalles del lugar en el que supuestamente se encontraban, pero poco era capaz de rescatar de su mente, salvo que el lugar era descrito en los mapas y cartas de navegación como un archipiélago pequeño en el borde del enorme banco de las Bahamas o como denominaban los ingleses, Cay Salt Bank. Este singular emplazamiento, muy cercano a la isla de Cuba, se suponía estaba prácticamente deshabitado, y que sólo alguna pequeña dotación de soldados españoles solía ser relevada cada cierto tiempo desde La Havana. Teóricamente, las luces que habían visto a lo lejos desde el Royal Fortune serian de alguna pequeña fortificación en lo alto de la colina, pero dudaba que les hubiesen detectado ya, por lo que contaban con el factor sorpresa si terminaban alcanzando la pequeña bahía. Por todos era conocido, que el lugar en el que estaban en aquellos momentos era frecuentemente final inexorable de muchísimas embarcaciones, generalmente inglesas y holandesas, que se aventuraban a aproximarse y habían terminando encallando o arremetiendo duramente contra los arrecifes y escollos. Esperaba que el Royal Fortune no corriesen la misma suerte.

La noche era cerrada, la visibilidad mínima, el viento recio era frío y molesto, el cielo encapotado dejaba a la vista unos densos nubarrones negros que amenazaban tormenta, y en ocasiones, se veía relampaguear en el horizonte y el resonar posterior de los truenos en la lejanía. Iba a llover de inmediato, no le quedaba duda, de seguro una tormenta tropical de dimensiones considerables.

Entonces, la voz del capitán Royal le hizo reaccionar de su meditación y no tardó en hablarle casi al oído para hacerse escuchar a causa del viento y de las primeras gotas de lluvia que empezaban a precipitar.

- Por supuesto que aceptaré esa ración doble de ron si logramos salir de esta... - le sonrió divertido ante el comentario, mientras veía como bajaban los esquifes y empezaban a ir sondeando la zona en dirección a la pequeña isla que iba cobrando forma a medida que se acercaban. Parece que la tormenta va a llegar antes de lo esperado, por lo que poco importa que nos sigan. Apuesto a que nuestros perseguidores no tuvieron huevos de atravesar la zona de arrecifes, y si los pobres desgraciados lo hicieron, irán a pique. ¿Cree que lograremos fondear a tiempo, capitán Royal?

 Durante largos minutos, que se hicieron eternos al arreciar cada vez más y más la lluvia, el grupo del esquife fue avanzando en dirección a la costa y cantando intermitentemente la profundidad, y desde la nao, fueron ajustando el rumbo cuando se acercaban a zonas poco profundas para no quedar encallados. Estaba siendo un desafío para todos, en el que se jugaban la vida, pero se veían rostros de satisfacción cada vez que se acercaban, y la voz de Bubba indicando que habían logrado acceder a la bahía fue la más agradable de las noticias.

¡Si señor, joder! ¡Cómo adoro a ese negro! 

Las palabras que mencionó entonces Jessen le alegraron profundamente, dejando honda huella en el hombre, el cual apoyó su mano en el hombro del capitán como gesto de confianza y lealtad.

- Señor Payne... ...os agradezco vuestra lealtad, espero no perderla...

- No hay por qué perderla...siempre y cuando me devolváis... - empezó a susurrar mostrando una seriedad fingida, para acabar sonriendo y apretar levemente dos veces el hombro de Jessen. Al cuerno, se que en vuestras manos esos documentos nunca saldrán a la luz para mal, podéis conservarlos. Yo confío en vos.

Y tras aquellas palabras, empezó a asegurar la embarcación echando los ferros o anclas, y aferrando el velamen para soportar bien la tormenta que se avecinaba. Después descendieron del barco y procedieron a explorar la zona, buscando un lugar donde refugiarse. 

Volví a mi puesto con cierta resignación, pero a la vez con orgullo, pues había pilotado la nave en unas condiciones extremadamente difíciles con exito, sin sufrir el más ligero daño, escapando de nuestros perseguidores con una táctica especialmente arriesgada, convirtiendo el peligro de los arrecifes en nuestra mejor baza para con ellos. En cierto modo me alegré de que regresaran al puente el capitán y el segundo, pues si hubiésemos seguido mi plan, con la tormenta en ciernes, igual hubiésemos acabado en el fondo del mar. Si, está claro, el señor Payne actuó con prudencia, como mandaba la situación...

La tormenta ya estaba sobre nosotros... y yo de pronto me sentí como en casa. Era escocés, joder, la lluvia era mi elemento natural, y pazguatos se asustaban en cuanto caían cuatro gotas. Me hubiese gustado ver a estos marineros cruzar las escasas 40 millas que separaban la isla de Sula Sgeir de Stornoway, para cazar las codiciadas gugas, en los meses de invierno... ahí si que se temían las fuerzas de los elementos, olas como montañas, vientos terribles, y lluvia que cortaba como cristal...

Preparé todos los cañones de la cubierta de la que era responsable, manteniendolos calientes, con los hombres alerta y descansados. Al llegar las buenas nuevas de que habían hallado la bahía, el capitán dirigión el Fortuna Royal hacía la misma, con pulso firme, fondeando la nave a resguardo de la tormenta que ya teníamos encima... pobres diablos los que venían a popa... dudo mucho que el mar tan agitado hayan podido seguirnos... o dieron media vuelta volviendo a mar abierto, o ahora mismo se encuentran buscando cangrejos en el fondo del mar.

Puesto que la amenaza de estas dos naves parecía haber sido neutralizada temporalmente, reordené a mis hombres, mandándolos a dejar todo el equipo a cubierto, engrasar nuevamente los cañones, cubriéndolos con espesas lonas impregnadas de brea para que no pasara nada de humedad hacía las ánimas de los mismos. Una vez todo listo, organicé las guardias, un hombre a babor y otro a estribor, con cambio de turno cada 2 horas. Así mismo, mandé uno de mis artilleros armado con una ballesta a lo alto del palo mayor, si avistaba algo, debía alertar al personal de tierra mediante una saeta que impactara en una hoguera puesta a propósito en la playa. Elegí a Gualterio "el gris". No tenía ni puta idea de el porqué de su apodo, pero si sabía que ese tipo medio español medio italiano tenía una puntería digna de un díos, si él no conseguía acertar, nadie lo haría.

Con todo en orden crucé al alcazar hacia popa subiendo al puente, donde seguía nuestro capitán, y dije: señor, todo en orden en la primera cubierta. Toda nuestra artillería preparada para soportar la tormenta y, si fuese necesario, preparada para hacer fuego en el mínimo tiempo. Dotación organizada y enviado un vigia a la cofa del palo mayor. Si me lo permite, me gustaría bajar a tierra con mis compañeros a explorar la zona.

Contengo una sonrisa de oreja a oreja... tener una idea, bien, tener una Buena Idea, mejor,... que te lo reconozcan... bueno, esto ya es la rehostia... pero me contengo, que no vean que me vengo arriba, y menos aún creérmelo.

- Venga, culo gordo -(a Rob, el de Blade tiene buena pinta)-, dos botes, ya a ver quien rema mejor de los dos, nenaza de secano; Capitán, esté usted tranquilo, que cuidaré de Blade, que es difícil encontrar a alquien que cosa tan bien y recomponga como hace ella los huesos rotos... -y es que el médico de a bordo es más importante que la mitad de la tripulación junta, amén que como se le fastidie "la novia" al capitán, pues los rumores a bordo siempre corren que se las pelan... a saber como puede afectarle..., como mínimo, negativamente, y eso no es bueno, no zeñó-

Bajamos los dos botes con las poleas y cabestrantes, de modo que en uno remará Bob, con Ramiro a la sonda, y en el otro remaré yo, con Blade midiendo y, lo que es más importante... anotando los sondeadores las profundidades medidas... pues es imporante avanzar, pero también saber qué otras vías puede haber, y si no lo anotamos, podemos perder referencias y fostiarnos contra un afloramiento rocoso invisible, o un pedazo de coral que nos desfonde... con suerte, eso les pasará a nuestros perseguidores.

Trabajando bien, a oscuras, en silencio... encontramos una ruta hacia las aguas abiertas más allá de la línea del arrecife; de hecho, llegamos hasta tocar playa, pues necesitamos saber que hay allí. Nuestra posición... tiene muy buena pinta: hay una línea de arrecifes, que sólo puedes atravesar con seguridad si tienes cartografiada como hemos hecho, luego, aguas someras, de suficiente produndidad para acogernos, protegidas.... si sitúas allí el barco, y nos descubriesen... sería gracioso verles venir a darnos de hostias, y encontrarse ellos encallando en los arrecifes... luego sería merienda de Bubbas (de negros) batirles cómodamente al cañón, desde nuestra posición.

... Pero antes, convendrá hacer pie a tierra, y asegurarnos de que no hay una batería cubriendo la bahía... ya sería mala suerte.

-Blade... no te alejes mucho del bote... voy a echar un ojo a ver que hay por los alrededores ... le digo en voz contenida a la joven pirata... pues tampoco quiero que vaya tierra a dentro, la capturen y que me cuelguen a mí por los nibelungos de la cofa del palo mayor... Hago una seña a los del otro bote... las dos R´s, Rob y Ramiro; ambos son también perros viejos y sabrán hacer una buena descubierta a ver qué hay por aquí cerca.