Partida Rol por web

En cuanto vio como Payne y Royal se dirigían hacia el camarote Blade no tardó en seguirles, ahora si que venía la verdadera tempestad, sabía que el hombre estaba bastante molesto y conocía mejor que nadie el carácter de la capitana por lo que mejor sería estar allí por si podía evitar algo de lo que ambos colegas se arrepintieran después.

En cuanto entraron Payne comenzó a pedir explicaciones al capitán y ambos comenzaron a discutir al respecto mientras Ania les observaba atenta y asintiendo a las palabras de Jessen, realmente el escocés había quedado en evidencia y aquello finalmente había beneficiado a Payne, aunque no estaba segura de si esas eran las intenciones reales de Jessen.

Fue entonces cuando Payne paró en seco observando un mapa sobre el escritorio del capitán y solicitando le dijese de donde lo había sacado, Jessen se acercó a él demasiado para el gusto de la joven que frunció el ceño de inmediato, y le llamó ¿Amaro? ¿qué…?  Ania se acercó al escritorio y agarró el papel, era un mapa español, con anotaciones del puño y letra de Payne…. Ania miró incrédula al teniente.

- Traidor… ¿a caso pensabas vendernos? ¿has estado riéndote de nosotros todo este tiempo? – pero, ¿por qué Jessen no lo había desenmascarado antes? ¿por qué había guardado aquel secreto de esa forma? ¿tenía planes para el teniente? Eran demasiadas preguntas que solo ellos podían responderle y no estaba segura de que lo hicieran o simplemente comenzarían una pelea, la tensión estaba en el ambiente cuando se escucharon unos golpes en la puerta y la voz de Castañeda.

Miro a lo alto... no, no para ver si me va a cagar una gaviota en la frente, que no sería la primera vez, sino para asegurarme de que los vigías, allá en las cofas de sendos mástiles, miran a lo que deben, y ... vale,.... los dos mirando hacia popa.... Eso explicaría que estemos viendo lo que parece un pueblo a proa, y nadie lo haya cantado adecuadamente...

-¡Los de arriba!! ¿Podéis mirar alguno en dirección a proa y cantar lo que ve??? Que se diría que os estáis mirando el pijo en vez de lo que cojones haya en la distancia, rehostias!!

... no se hace esperar, un triste, temerioso, diríase que amedrentado..:

-Tierra! a proa! parece un poblado, a varias millas

A lo cual, desde la cubierta, le respondo educadamente:

-Bien, sigue así, sin perder detalle, y nos avisas

... intento ahogar la mala leche que llevo dentro... estoy sobreexcitado... lo mismo es por la doble raciòn de café que me ha preparado el bueno de nuestro cocinero... no se que pretende dándome tanto de ese brebaje, pues... además de despierto para dos días, estoy que no quepo en mi pecho de necesidad de hacer algo... y encima, como estamos escasos de hembras a bordo, no tengo con qué desfogar estas ganas de acción.... Dioses... necesito un puti.

Ramiro ha bajado a la cámara de oficiales; el grito del acojonao de la cofa ha sido suficiente para que hayan oido las nuevas; me preocupa más... no sabía que hubiera una ahí... o la han puesto, o la carta estaba mal, o nos hemos desviado de nuestro curso..., diría que la tercera. El timonel vira haciendo caso de la sonda... si algo ahí que estamos viendo ahora mismo... a saber qué habrá que no hayamos visto, y lo peor que podría pasarnos sería encallar en unos bajos no cartografiados.

Por fortuna, mirando hacia popa, no hay novedades de nuetros perseguidores; si viramos, con suerte, les despistaríamos y se estrellarían ellos contra algún arrecife... pero...

-¿y que cojones es el puto pueblo ese de ahí delante?

¡¡¡¿Donde diablos se han metido?!!! - pensé, con cierta congoja, pues no era normal que tanto el capitán como el segundo se ausentaran durante tanto tiempo en momentos tan críticos. Como no podía hacer otra cosa, y la urgencia ya era perentoria, me dispuse a dar las correspondientes órdenes, tratando de mantener la esencia de lo mandado por Jessen...

Timonel, 45 grados a babor, evitemos ese posible arrecife... Rob, ¿como va esa sonda? Avisa de inmediato si la profundidad es menor de 8 metros... ¡¡Marcus!! - grité, todo lo alto que me atrevía - arría un tercio del velamen, eso que vemos ahí delante no debería estar, o las cartas están mal o hemos calculado mal la posición, no me atrevo a navegar tan rápido... y que mantengan calientes los cañones de babor... creo que volverán a hablar antes del alba.

Si - pensé - ¿cómo podíamos haber calculado mal nuestra posición? Éramos 3, el capitán, el segundo y yo mismo, que se equivoque uno, puede, pero ¿los tres? No, definitivamente no podía ser, por tanto, eran las cartas las que estaban mal, y ese poblado que se vislumbraba... de acercarnos nada... al menos mientras no sepamos que puta aldea es. Y ese arrecife que acabamos de dejar a estribor, joder, que cerquita pasamos... si, no podíamos ir a todo trapo en aguas traicioneras, mejor arriesgarnos a la incertidumbre de un combate contra dos naves que obtener la certeza de un hundimiento por pura negligencia encallando la nave en los arrecifes.

Lo último que hubiese imaginado ver Payne sobre la mesa del capitán Jessen era su mapa de las Indias Occidentales, y su cara de absoluto asombro no dejó lugar a dudas, ni dejó indiferentes al capitán y a la joven Blade . ¿Cómo era posible que después de tantos años creyendo destruídos y en el fondo del mar los dos documentos que podían hacerle recuperar su identidad y regresarle a su antigua vida como corsario español a pleno derecho, otorgándole a su regreso a casa un título nobiliario ya en trámites, acabasen apareciendo por arte de magia en posesión de Jessen? Poco a poco todo fue cobrando sentido en la mente de Payne y las ideas se le fueron aclarando, con lo que no tardó en decir.

- Todo este tiempo has tenido en tu posesión el mapa de las Indias Occidentales que los cartógrafos del Rey Felipe V de España dibujaron para mí, y no solo eso, si además conoces mi verdadero nombre, debes de tener también la patente de corso a mi nombre que me permite ejercer la piratería con la autorización del Gobierno de mi nación. Ahora empiezo a recordar y las imágenes borrosas en mi mente empiezan a adquirir nitidez... Me hallaba inconsciente y vi como me levantaban a pulso la tripulación para ingresar en el navío, pero antes de eso...¿Fuiste tú quién se acercó a mí y registró mi vestimenta? ¿Por qué no anunciaste a toda la tripulación que era un temido capitán corsario español, que probablemente habría abordado, hundido y asesinado a cientos de barcos y marinos ingleses, franceses y holandeses, puede que hasta piratas libres como vosotros? Dudo que me hubiesen dejado con vida en aquel entonces, y dudo que algunos lo hiciesen ahora sí revelas quien soy... - fue hablando sin moverse ni un centímetro de su posición, sorprendido  y aún asimilando todo, sin saber cómo reaccionar o como reaccionaria el resto. Ania observó el mapa y le acusó de traidor, era comprensible si no conocía toda la historia, y Jessen no se quedó atrás al terminar de mencionar su nombre y hablarle de lealtad y confianza. ¿Qué esperaban que hiciese por aquel entonces? 

- ¿Qué hubiéseis hecho vosotros en mi situación? Fui el primer sorprendido en ver qué me perdonábais la vida y que me permitías formar parte de vuestra tripulación, creí bien hundidos en el mar los documentos que me identifican y con ellos asumí que debía darle la espalda a mi pasado por mucho que me doliese. Me di un nuevo nombre y acepté este nuevo renacer, esta nueva oportunidad que se me brindaba. ¿Lealtad y confianza? ¿Cuándo he faltado a alguno de esos valores? Desde que me acogísteis no ha habido hombre más leal a vuestro servicio, incluso siendo más versado en la piratería que vos, jamás os falté al respeto y os aconsejé en todo momento y cuando lo necesitasteis, cuando estuvisteis a punto de tomar lamentables decisiones estuve ahí para haceros razonar y recapacitar otras opciones, y una vez tomábais una resolución, nunca la cuestioné y bien sabe Dios que siempre hice lo que estuvo en mi mano para protegeros y defenderos, salvándoos dos veces la vida en este tiempo. ¿No es eso lealtad y compromiso? ¿Plena confianza?

Las acusaciones de Ania me dolieron en lo profundo, si alguien a parte de Jessen podía conocer hasta el último recoveco de mi alma, esa era ella. La miré a los ojos fijamente y susurré entristecido.

¿Traidor dices? ¿Cuando pensaba venderos? Más de un año hace que estoy en esta tripulacion y me has visto luchar codo con codo a tu lado. Si hubiese querido venderos o traicionaros, tiempo hace que eso hubiese ocurrido y lo sabes. ¿Por qué haría algo así con aquel que salvó mi vida y ocultó mi verdadera identidad frente al resto para que no me matasen? No negaré mi yo del pasado, siempre formará parte de mí, pero ahora mismo sigo siendo Joseph Payne a todos los efectos, salvo que por alguna razón que desconozco, Jessen Royal, quién me salvó sin aparente razón en su dia de morir en el mar, haya decidido hacer lo mismo ahora y arrebatarme la vida... Mencionó el hombre con convicción, para dar un paso al frente y ponerse cara a cara como anteriormente había hecho su capitán. ¿Y bien? ¿Quieres destruir al hombre que tú creaste en su día? Puedo seguir siendo Payne, pero tambien puedo convertirme en Amaro Pargo si es lo que deseas...

Y colocó su mano en la empuñadura de su espada con tranquilidad aguardando una respuesta. Incluso dándose un dos contra uno, los tres eran conscientes de que ninguno saldría ileso si entablan combate, correría la sangre y puede que la muerte llamase a más de uno. ¿Seria así el final de tan férrea amistad hasta entonces? Payne había escuchado llegar y llamar a la puerta a Castañeda, único superviviente junto a él en aquel fatídico dia en que ambos cayeron al mar, y el que hasta entonces pensaba que era la única persona que conocía su verdadera identidad. ¿Tomaría partido de alguna forma si había escuchado gran parte de la conversación?

¡¡¡Rob!!! - dije, en otro "susurro gritado" - ¿profundidad? Vamos gandul... informa

Iba a comenzar la discusión de verdad cuando la voz del cocinero tronó fuera, trayendo café para todos los presentes, era obvio que Castañeda habría oído la conversación anterior y de que sabría qué cojones estaba pasando allí, así que miró significativamente al resto de los presentes y les hizo un además de que se cayasen.

- Más que café vamos a necesitar una jodida tisana... - rezongó Royal antes de vociferar -... ¡adelante Castañeda!... - cuando la puerta del camarote fue abierta encontraría a Jessen con el ceño fruncido, a Payne con cara de asombro y la vena de Blade a punto de reventar, y vaya que si lo hizo. La mujer chilló al teniente de traidor, acusándole de querer venderles a todos, palabras que no quedaron sin respuestas por parte de Payne, el cual comenzó a hablar, palabras que Jessen fue respondiendo con la seguridad de alguien con mando.

- Todo este tiempo has tenido en tu posesión el mapa de las Indias Occidentales que los cartógrafos del Rey Felipe V de España dibujaron para mí, y no solo eso, si además conoces mi verdadero nombre, debes de tener también la patente de corso a mi nombre que me permite ejercer la piratería con la autorización del Gobierno de mi nación. Ahora empiezo a recordar y las imágenes borrosas en mi mente empiezan a adquirir nitidez... Me hallaba inconsciente y vi como me levantaban a pulso la tripulación para ingresar en el navío, pero antes de eso...¿Fuiste tú quién se acercó a mí y registró mi vestimenta? ¿Por qué no anunciaste a toda la tripulación que era un temido capitán corsario español, que probablemente habría abordado, hundido y asesinado a cientos de barcos y marinos ingleses, franceses y holandeses, puede que hasta piratas libres como vosotros? Dudo que me hubiesen dejado con vida en aquel entonces, y dudo que algunos lo hiciesen ahora sí revelas quien soy... 

- Eres un puto español amigo de la corona... - reafirmó el capitán -... yo os saqué del agua, bien como sabéis y os registré, cual era mi obligación, y si no os entregué entonces al resto de la tripulación para que os desollasen fue porque en caso de tener problemas contra una embarcación española vos sois un seguro de vida... - Si el hombre pensaba que Royal era piadoso, estaba completamente equivocado -.... luego no negaré de que habéis servido bien a nuestra causa, sois hábil como pirata y navegante.... pero siempre me queda la duda de qué diablos es lo que vos pretendéis con tanta perfección... ¿reunir una nueva tripulación donde me excluyáis?..., ¿vender a tus compañeros en el puerto más cercano donde hayan autoridades para poder recuperar vuestra posición?.... La confianza es caprichosa, a veces se tiene y otras no, pero algo si tengo seguro..., habéis tenido un año para decir la verdad y nunca lo habéis hecho..., por ende, no confiáis en mi, y os insulta que yo desconfía de voz....

 - ¿Qué hubiéseis hecho vosotros en mi situación? Fui el primer sorprendido en ver qué me perdonábais la vida y que me permitías formar parte de vuestra tripulación, creí bien hundidos en el mar los documentos que me identifican y con ellos asumí que debía darle la espalda a mi pasado por mucho que me doliese. Me di un nuevo nombre y acepté este nuevo renacer, esta nueva oportunidad que se me brindaba. ¿Lealtad y confianza? ¿Cuándo he faltado a alguno de esos valores? Desde que me acogísteis no ha habido hombre más leal a vuestro servicio, incluso siendo más versado en la piratería que vos, jamás os falté al respeto y os aconsejé en todo momento y cuando lo necesitasteis, cuando estuvisteis a punto de tomar lamentables decisiones estuve ahí para haceros razonar y recapacitar otras opciones, y una vez tomábais una resolución, nunca la cuestioné y bien sabe Dios que siempre hice lo que estuvo en mi mano para protegeros y defenderos, salvándoos dos veces la vida en este tiempo. ¿No es eso lealtad y compromiso? ¿Plena confianza?

- Vos lo habéis dicho..., si no hay documentos deberíais adoptar un nombre nuevo, pero os duele no seguir siendo Amaro Pargo..., y faltáis a la lealtad y la confianza que os hemos dado no habiendo sido sincero conmigo y con ella... - señala a Blade, la princesa de la nao -...y si bien es cierto que habéis salvado mi vida, recordad que yo sigo salvando la vuestra, existe vuestra patente de corso y la tengo a buen recaudo..., no penséis que si me matáis vais a eliminar el problema puesto que dispongo de un fideicomiso al cuál no conocéis, y que seguirá instrucciones en el caso de que mi muerte sea inminente, pudiendo ser también la vuestra... - mira a Castañeda -...vos sabéis de esto pues del mismo naufragio fuiste rescatado, atento pues, que si a Blade o a mi nos pasa algo,  rodarán más cabezas de lo que inicialmente hayáis calculado...

Jessen Royal si tenía algo claro es que antes de a ella misma defendería a Blade, anteponiéndola a su propia salud. Payne por su parte comenzó a darle las explicaciones pertinentes a Ania

¿Traidor dices? ¿Cuando pensaba venderos? Más de un año hace que estoy en esta tripulacion y me has visto luchar codo con codo a tu lado. Si hubiese querido venderos o traicionaros, tiempo hace que eso hubiese ocurrido y lo sabes. ¿Por qué haría algo así con aquel que salvó mi vida y ocultó mi verdadera identidad frente al resto para que no me matasen? No negaré mi yo del pasado, siempre formará parte de mí, pero ahora mismo sigo siendo Joseph Payne a todos los efectos, salvo que por alguna razón que desconozco, Jessen Royal, quién me salvó sin aparente razón en su dia de morir en el mar, haya decidido hacer lo mismo ahora y arrebatarme la vida... Mencionó el hombre con convicción, para dar un paso al frente y ponerse cara a cara como anteriormente había hecho su capitán. ¿Y bien? ¿Quieres destruir al hombre que tú creaste en su día? Puedo seguir siendo Payne, pero tambien puedo convertirme en Amaro Pargo si es lo que deseas...

Royal dio un paso adelante encarándose con el hombre. Nadie le hacía frente de esa manera sin encontrar su mirada cargada de furia como contra, siendo el resto de sus facciones inaccesibles por tener el rostro oculto. En ese instante el teniente llevaba la mano a la empuñadura de su espada y encontró unas palabras de Jessen bastante suaves.

- La pregunta no es quien deseo que seáis, sino quien demonios sois... ¿Amaro Pargo disfrazado? ¿O Payne luchando contra su pasado ya olvidado?.... - dicho esto y sin esperar un instante, Royal le dio un puñetazo a su mano derecha, no iba a tolerar la amenaza de la empuñadura en la espada, aunque como detalle, la capitana no desenvainó la suya, siendo muy ágil en su manejo -.... ¡dime quien coño eres!... - exigió con furia y es que de alguna manera, le cabreaba la situación entre ambos

Al ver como Jess le propinaba un fuerte puñetazo a Payne instintivamente Ania dio un paso hacia adelante.

- Jessen… - le dijo con su característica mirada fría y serena intentando que su amiga se relajara, si aquello seguía por ese camino terminarían dándose de ostias y la joven no quería que su capitán entrara en peleas innecesarias, y ¿Por qué no admitirlo? tampoco Joseph, o Amaro…. o como coño se llamara. Aquello había sido como un jarro de agua fría para la mujer, el teniente siempre la había tratado con respeto, se había portado bien, la había ayudado a mejorar sus habilidades con la espada, le había enseñado mucho y había conseguido ganarse el respeto de la soberbia joven y descubrir que era otra persona en realidad… se sentía dolida y estafada, ¿sería verdad que no iba a traicionarles? Ciertamente había tenido tiempo de hacerlo como él bien había dicho, pero… ¿y si era un espía? ¿sería capaz de eso? ya Ania no sabía que pensar.

Ania se vuelve hacia Castañeda y mira a uno y a otro.

- Mis felicitaciones, habéis actuado de maravilla por vuestra conveniencia caballeros, ahora ya habéis escuchado al capitán, hablad, ¿Quiénes sois? – mira fijamente a Payne y tuerce la cabeza a la espera de una respuesta mientras lentamente va poniéndose al lado de Jessen para apoyar a su capitán.

Haciendo gala de sus virtudes, el teniente se mantuvo sereno e impasible en su lugar, sin moverse un ápice, cuando su capitán realizó su movimiento para propinarle un puñetazo en la cara. Perfectamente podría haber reaccionado instintivamente y bloquear la acción, pero no, lo recibió sin oponer resistencia y sin mover un solo músculo, e incluso después de haber recibido el golpe por parte del capitán, se mantuvo allí erguido sin responder. A penas ladeó levemente la cabeza ante aquella mierda de golpe y simplemente escupió al suelo y se secó con la manga la boca, un tanto decepcionado, no pudiendo evitar sonreír ante aquella extraña y tensa situación. ¿A caso se estaba conteniendo Jeseen o es que en verdad pegaba como una mujer? Si, Jessen Royal era muy diestro con las armas de filo, lo habia visto pelear innombrables veces y era consciente del hecho pero... ¿en verdad era tan lamentable con los puños? Sinceramente, nunca lo había visto pelear cuerpo a cuerpo...

- ¿Eso es todo? ¿Pegas como una jodida mujer? Apuesto a que Ania es capaz de golpearme con más fuerza... - le provocó tras aquello endeble golpe y le mantuvo la mirada, conteniéndose de iniciar una escaramuza que haría saltar por los aires la mesa, sillas y utensilios a la vista. Puede que Jessen fuese rápido, muchísimo, pero desde aquella distancia tan corta y en ese espacio tan reducido, la fuerza física y el combate cuerpo a cuerpo eran ventaja crítica, y la destreza con las armas pasaba a un segundo lugar. Payne no permitiría que desenfundase a tiempo, ni que sacase a relucir sus cuchillos,  todo debería resolverse con los puños si pretendía combatir. ¿Era eso lo que deseaba?

Las amenazas no cesaron y pese a sus explicaciones ofrecidas, más que suficientes, su capitán se empeñaba en inquirir quién era, si Amaro Pargo el corsario español, o Joseph Payne el teniente del Royal Fortune. ¿Qué coño importaba? ¿A caso debían ser excluyentes ambas cosas? Ni él mismo sabía quién cojones era en esos instantes, después de haber tenido dos identidades ligadas a sí mismo, que sacaban a relucir todo lo que él era en verdad, desde lo más profundo de su alma...

Toda su vida se había esforzado y luchado por tener un nombre de renombre, Amaro Pargo era de sobras conocido en las Indias Occidentales, incluso siendo sabido que se había enfrentado al mismísimo Barbanegra de igual a igual, tanto en estrategia naval como en combate singular, y haber sobrevivido para contarlo.¿Cuántos podían enorgullecerse de ello? Había gozado de disponer, no solo de su propio navío ejerciendo como capitán, "El clavel", si no de comandar una importante y temible flota con base en el Puerto de San Cristóbal en la bahía de La Habana, isla de Cuba, que azotaba indefectiblemente tanto las rutas marítimas de vuelta a la civilización de los ingleses, holandeses y franceses, para tomar botín de sus presas y venderlos como esclavos, como eliminando paulatina y sistemáticamente los barcos corsarios que querían abordar y/o hundir los galeones españoles. 

Pero por otro lado, también era desde hacía un tiempo Joseph Payne, teniente del Royal Fortune, un hombre libre y sin ataduras de ningún tipo, feliz de servir al mando de quién en su día le salvó la vida y haberle permitido ser parte de su tripulación, Jessen Royal. También estaba allí Ramiro Castañeda, el hombre en quien más confiaba y el único que conocía su secreto, únicos supervivientes aquel fatídico día en que su flota logró una increíble victoria hundiendo a sus enemigos, pero en la que ambos cayeron al mar tras lel abordaje a la desesperada del enemigo y posterior explosión de la Santa Bárbara del "Clavel". Les dieron por muertos y era comprensible, allí les abandonaron a su suerte, no les culpaba. También estaba la joven Blade, a quién tenía en alto aprecio y de la que inevitablemente estaba empezando a enamorarse, pese a ser consciente de que era un amor imposible. Sabía que era la amante de Jessen Royal y nunca se lo cuestionaría, no era de esos. Y en definitiva, Bubba, Rob, Markus, incluso el jodido escocés, a todos les había cogido mucho cariño. Eran su familia y eso era un hecho.

Joseph Payne o Amaro Pargo. No quería arrancar ninguno de los dos pedazos de su ser. ¿Por qué lo ponían ante tal lúgubre tesitura? Maldita sea, Jessen. ¿Qué pretendes? Y sin saber que hacer, y ante los gritos insistentes, solo hizo lo que estuvo en su mano hacer, tirar de la prenda que siempre cubría el rostro de su capitán. Si debía tomar una decisión, la tomaría viéndole cara a cara, sin tapujos.

- ¡No sé quién soy, joder! Soy ambos, no puedo partirme en dos mitades... ¿Quién coño eres tú? Yo tampoco te he visto si quiera la puta ca... - y al girar del pañuelo, la máscara que ocultaba su identidad. ¡Oh sorpresa! ¿Pero que...? ¡No me jodas! Eres...

Shock total. Se apartó instintivamente ante tal proximidad frente a una mujer, y se quedó allí pasmado sin decir nada. Ahora sí que no entendía una mierda y se lo podía tragar el mismo Poseidón. Ya lo había visto todo en esta vida.

Su nombre musitado en los labios de Blade no tenían el efecto deseado. Jessen pocas veces entraba en cólera, pero en aquella ocasión, quizás fuera el estrés de lo que en cubierta se cocía, la sensación de no saber a dónde diablos llevaba su nao o el hecho de que el propio Payne no sabía ni quién coño era, provocaron en la muchacha de ojos verdes un malestar tal que tuvo que desahogarse a golpes, concretamente uno, y que no fue valorado lo suficientemente como para ser considerado de hombre.

- ¿Qué pego como una mujer?.... ¡¿qué pego como una mujer?!... - gritó el capitán mostrando con evidencia su cabreo, tal fue así que volvió a darle un puñetazo al teniente, con más rabia, con más fuerza, definitivamente mejor. Tan bien le fue que se hizo daño en los propios nudillos.... ¡Cojones cómo dolía!.... -...¿y ahora?....¿es suficientemente masculino, Amaro?....

Dijo su nombre casi con asco, escupiendo en el suelo de su propio camarote, una costumbre muy pirata que servía para mostrar desprecio, y que Ania le había enseñado a no hacer en público cuando fuera por las colonias vestida como una fémina, pues no era un detalle muy elegante en una mujer, pero Jessica, la capitana de la Fortuna, reía ante todos esos convencionalismos sociales y a pesar de hacerle caso a su amiga a veces se le escapaban aquellos gestos tan arraigados en su ser.

Lo que nadie esperaba era lo que iba a avecinarse. Joseph cogió la prenda que cubría el rostro de Royal y tiró de ella dejando al descubierto sus facciones, el semblante hermoso y lozano de una muchacha joven se mostró, haciendo que la memoria de Payne trabajara a contra reloj para traer a su mente un recuerdo...

A ella ya la había visto antes... Podría recordar que un día en el puerto de una de las ciudades libres se encontró con una bonita pelirroja de pelo rizado y ojos verdes, la cual cruzó por un breve lapso de tiempo la mirada con él, y luego, como si avergonzada se encontrara, salió corriendo entre las calles, perdiéndose entre la muchedumbre, en aquel instante apareció Blade y le tomó del brazo para que le acompañara a una de las tabernas.... Quizás ahora el teniente pudiera entender ese hecho, la muchacha era Royal y Ania lo sabía, le interceptó para cubrirla... Si al final la vida pirata estaba llena de mentiras....

Jessen Royal, o mejor dicho, la recién descubierta Jessy, quedó durante unos segundos petrificada, como si no supiera qué hacer. No hubiera esperado por parte de su tripulación un gesto así, siempre salvaba distancias y controlaba los puños, no esperaba que fueran a quitarle la venda del rostro. Ahora tendría problemas, si su tripulación sabía del engaño podía ser violada por cualquiera en la cubierta y Ania con ella. La mirada verde se posó en su amiga, no habían palabras suficientes para disculparse con ella por llevarles a esa situación, y ahora quizás debiera hacer algo que no deseaba....

- Ania, la puerta, impide que salgan.... - sacó su pistola del cinturón y miró a Joseph con cierto deje de tristeza, apuntándole. No quería matarle, no deseaba matar a ninguno de ellos, pero su seguridad no podía verse mermada -...Siéntate Payne... - le dijo la muchacha con voz apagada, dubitativa y quizás hasta temerosa, una actitud nada común en el capitán Royal -... Comprenderéis que no puedo dejar que mi tripulación sepa quién soy en verdad..., la integridad física de Ania y mía se verían en tela de juicio..., y podría perder la capitanía y la nao.... No puedo permitir que este secreto salga del camarote... - indica ella suspirando profundamente -... Castañeda... tome asiento al lado del teniente....

La mirada de la muchacha intentaba controlar a ambos varones mientras esperaba que Ania bloqueara la puerta. Pero..., ¿ahora qué haría?... Disparar a uno y luchar contra el otro era lo lógico y cuando ambos estuvieran muertos...¿cómo explicaría eso al resto de la tripulación?.... ¿tendría agallas para matar a ambos hombres tras haber luchado con ellos codo con codo?... Odiaba admitirlo, pero no, no estaba justificado..., quizás Blade pudiese pero ella tenía escrúpulos..., los miembros de su nao eran como sus propios hermanos, no podía dañarlos y así lo hizo ver cuando bajó su arma y se apoyó en la mesa.

- Payne... Castañeda...., vuestro silencio por el mío.... Yo no digo vuestra procedencia, vosotros no decís mi condición.... - mira al cocinero -... ¿cuál es vuestro verdadero nombre?.... ¿también sois corsario o solo miembro de su antigua tripulación?.... - preguntó curiosa la mujer, atenta a que ninguno de los dos decidiera atacarla por sorpresa

-Vamos bien, más de once brazas, pero creo que debemos de reducir, la falta de brillo hace difícil discernir si las sombras son olas o rocas. 

La situación había cambiado, ahora todo se centraba en mantener la nave gobernada y a salvo de encallar.

se oyen golpes bajo cubierta, incluso algún grito.

-Se avista a un acosador -escucháis el susurro desde popa. -Van errados, les hemos hecho perder el rastro, si mantenemos el rumbo, al amanecer estaremos a salvo.

Pero ¿Qué rumbo maldita sea? vais a ciegas en aguas someras, tendréis suerte de no encallar.

Miro a Mac... lo que nos han dicho desde la popa...; rápidamente, pillo por banda a uno de los marineros que anda por cubierta, y le encomiendo que avise a los vigías que moderen su voz, que no es plan de que nuestros perseguidores nos ubiquen por sus gritos, y después...

-Escocés, parece que nuestras moscas cojoneras piensan que vamos rectos hacia el poblado que se vé a lo lejos... si seguimos a babor, como vamos ahora, podremos despistarlos, y lo que es mejor, si van a lo loco sin sondear delante suyo, tal vez escollen y se vayan al infierno. Viejo lobo de mar..., virar 45 a babor ha estado muy bien; si los tres se estampan, podrmos hacer coss muy divertidas con tres barcos encallados

... tras una pausa, le comento algo que creo que todos estamos pensando en este momento, máxime tras sentir que hay jaleo en la Cámara del Capitán, donde debía estarse celebrando una reunión de toma de decisiones... aunque a saber quien está tomando que de quien...

-... estaba pensando ir a decírselo al Capitán, pero lo mismo tienen fiesta ahí abajo, y no es plan de meterse de por medio, pues creo que ya son cuatro, y si somos cinco, seríamos multitud, y como bien sabes,... uno se lía y no sabe lo que puede llegar a pasar...

Se lo digo mientras sonrío de oreja a oreja y guiño un ojo... pues... a saber qué tipo de juerga tienen montada ahí abajo; lo mismo... les corto el rollo, o en la confusión, aguien me te algo a alguien donde no debe, y la cosa se puede desmadrar un poco.. nada, nada, que me quedo en cubierta, a la espera de que Castañeda nos cuente algún rumor jugoso de lo que pasa en la cámara.

... Demonios, soy prudente...

Desde el momento que escuchó las primeras palabras de Payne hasta que el capitán Jessen le indicó que podía pasar, Castañeda tuvo la seguridad de que había elegido un mal momento para llevar los cafés al capitán, teniente y médico de a bordo. Había llegado en un momento de gran intensidad, en plena discusión entre "Payne" y sus dos interlocutoras. En un principio, tentado estuvo de depositar los cafés y marcharse mientras aún estaba a tiempo, quizá silbando alguna cancioncilla y sin tomar partido en la discusión que tenía lugar entre capitán y teniente.

Sin embargo, el español cruzó los brazos sobre el pecho y permaneció apoyado en la pared, escuchando cómo se desenvolvía el enzarzamiento entre la capitana y su segundo al mando. La historia sobre la verdadera identidad de Payne no le resultaba desconocida, dado que había sido probablemente el único superviviente junto al teniente del fatídico día en que habían caído al mar durante el abordaje y la posterior explosión del navío del hombre que ahora se hacía llamar Payne.

No obstante, lo que, a ojos de Castañeda, iba a quedar en una pelea que poco a poco iría mitigándose entre el capitán Royal y Payne, pronto subió en intensidad cuando Payne tomó la prenda que cubría el rostro del capitán y dejó su rostro al descubierto, revelando que se trataba de una mujer joven. La sorpresa del español fue mayúscula, si bien esos instantes su mente sólo pudo formular un pensamiento acerca del destino que iba a correr Payne al haber averiguado el secreto de Jessen.

"Murió. Descanse en paz, Amaro" se dijo para sus adentros, imaginándose que la capitana no toleraría semejante falta de respeto por parte del teniente y lo ensartaría con su espada para que la realidad sobre su género no saliera a la luz. "Es momento de jugar bien nuestras cartas, tú también eres testigo, Ramiro" se dijo el cocinero para sus adentros.

-Sepa vuestra merced que el hecho de que sea mujer me deja mucho más tranquilo, pues en más de una ocasión he temido por mi hombría al observar demasiado tiempo vuestras posaderas -aseguró el cocinero, tomando asiento, sin oponer resistencia. Si quisiera revelar el secreto de Royal a la tripulación, no le habría costado mucho salir corriendo antes de que Ania bloqueara la puerta pero Castañeda consideraba que Royal había demostrado ser un válido capitán, y poco le importaba que hubiera resultado ser una fémina-. La soledad de la mar alberga horrores. -"Al menos no le miré a Bubba su negro culo" agradeció Castañeda-. Descuidad, mi capitán, no saldrá palabra de mi boca sobre vuestra verdadera identidad. Con respecto a la conversación que he oído antes -se volvió hacia el teniente, con una sonrisa en los labios-, es de entender que Payne quisiera ser un nuevo hombre. Amaro Pargo es un nombre muy feo. En cuanto a mí, capitán Royal, no encontraréis en mí a un famoso corsario español ni a un conquistador camuflado, pues sólo soy un humilde cocinero de las Españas.

Cuando el teniente se acercó de nuevo a Jessen para terminar arrebatándole el pañuelo y dejar al descubierto el secreto de su amiga Ania palideció por segundos, ya estaba hecho, ya sabían que era una mujer, estaban perdidas.

Payne retrocedió unos pasos en shock y Blade temió por la vida de ambas, Jess era diestra con la espada, al igual que ella misma, pero Payne también, y Castañeda también estaba allí, ¿y si se lo contaban a todos? Las manos de Ania comenzaron a sudar, era una mujer valiente, pero el hecho de imaginar a las dos en manos de toda la tripulación hacía que su tensión subiera por momentos.

Entonces Royal le ordenó que fuese a atrancar la puerta y Ania volvió en sí al instante.

- No… Jess… - le dijo sin poder evitar temer por la vida de los dos hombres al escuchar como les decía que se sentasen mientras les apuntaba con la pistola. Seguro podían dialogar, tenían que poder llegar a un acuerdo, el simple hecho de ver a uno de los tres en el suelo con la cabeza abierta le hacía temblar de puro terror puesto que, a pesar de haber endurecido al máximo su corazón y su ser tras aquel año a bordo de la Fortuna, Ania notó como en el fondo seguía siento la misma joven sensible por mucho que intentara “disfrazarse”.

La joven acudió a la puerta rápidamente cerrándola con pestillo y atrancándola lo mejor que pudo como la capitana le había pedido y acudió lo más rápido que pudo junto a ella comprobando para su tranquilidad que había bajado el arma e intentaba llegar a un acuerdo con los dos hombres.

- Gracias señor Castañeda. – Agradeció al cocinero sinceramente, siempre le había considerado que era más inteligente de lo que aparentaba y leal, había quedado claro que lo era.

Ahora era el turno de Payne. Ania lo miró con intensidad y suplicante.

– Por favor… Joseph- le dijo refiriéndose a el por el nombre por el que lo conocía y dejándole claro quien era para ella, “no quiero ver tu cuerpo inerte en el suelo capullo”.

¿Y si el enfado del teniente acababa por hacer que se “vengase” hablando a la tripulación de aquello? Si las descubría… No, seguro que no lo haría, él era mejor que todo eso, Ania estaba segura, pero si lo hiciera, la joven estaba dispuesta a arrebatarse la vida antes de acabar en manos de la tripulación, o de que descubrieran su identidad y tener que volver con el imbécil de su padre y aquel pomposo interesado al que habían elegido como marido, pero, ¿dejaría a Jess sola? Eso nunca.

Me cago en la puta Mac, ordena tirar el ancla por popa, tenemos delante una pared, al ritmo actual encallamos. -dice un pálido Rob mientras corre hacía el escocés y el negro. -Puta oscuridad, quizás perdamos el ancla, pero creo que es un mal menor. 

Ante esas palabras los dos que estaban despiertos miran al escoces a la espera de que de la orden y salir como alma que lleva el demonio a por el ancla, que está en proa.

El silencio fue realmente incómodo entre los presentes mientras aguardaban una respuesta del teniente. Jessen podría decir lo que quisiera y  amenazarle ante la tripulación de traidor, mentiroso, hipócrita y lo que le viniese en gana, pero el único, error, la única que había mentido a todo el mundo por propio interés y beneficio, desde el inicio, había sido ella. Por momentos sentía que se había quebrado todo el respeto y confianza forjado entre ambos con el paso del tiemoo, y ahora mismo, estaba ante una completa desconocida. ¿Por qué si había sabido la verdad sobre él desde el inicio, lo sacaba a relucir en aquel momento? Era evidente, lo veía como una amenaza al estar ganándose poco a poco el respeto de la tripulación. Había querido menoscabarle en autoridad en favor de MacKinnon, pero justo le había salido el tiro por la culata y se había demostrado que estaba muy verde para ser un segundo al mando.

Ahora debía tomar una decisión crucial que le molestaba sobremanera. Jessen buscaba negociar guardar el secreto de uno por el otro, pero aquello distaba mucho de ser un trato justo. ¿Por qué mierdas debía hacerlo? Sabía que explicándoles al resto de la tripulación sus razones, algunos se le opondrían y se negarían a que permaneciese a su lado por su cruento pasado, pero muchos otros le defenderían y lo apoyarían incondicionalmente. ¿Debería revelar todo y ver como afrontaba el resto de la tripulación aquella jodida crisis? No podía imaginar ver las reacciones de la inmensa mayoría si descubrían que Jessen era en verdad una mujer, y desde luego, la capitanía y la nao sería el último de sus problemas si nadie intervenía para evitar que quisieran usar sus cuerpos para otros menesteres más carnales. Si algo detenía a algunos miembros de la tripulación de follarse a Ania a parte del respeto que infundía Jessen con la cara cubierta y sus órdenes como capitán, era la labor a las sombras de Payne conteniendo y protegiendo a la joven, y de eso era consciente Royal. ¿Le daría igual?

Siendo racionales, la única forma que tenía Jessen de salvaguardar su integridad y la de Ania frente al resto era matándolos, si es que lo lograban, y encontrar alguna excusa creíble para justificar aquel acto, y ni con esas estaba claro que lograse apaciaguarles, dado que querrían respuestas y la desconfianza subiría hasta cotas inusitadas. ¿Una rebelión? ¿Algún miembro que quisiera vengarse? ¿Otro absurdo movimiento que dejase entre ver la condición de mujer de Royal y que hiciese que la tripulación entendiera la razón por la que les silenció en su momento? No, tampoco era una posibilidad con visos a ser ni medio decente. ¿Qué le quedaba? Lo que estaba haciendo, intentar razonar de alguna forma para que el secreto nunca saliese a la luz y todo pudiese permanecer como hasta ahora. Pero para eso era necesario que hubiese confianza, respeto y lealtad. ¿Aún la había? Lo comprobaría...

Castañeda era un tipo inteligente y aceptó el trato, Jessen había ejercido bien como capitán pese a ser una mujer y les había dado la oportunidad de formar parte de la tripulación. ¿Por qué jugarse la vida ahora que estaba cómodo como cocinero del Royal si solo debía mantener la boca cerrada como como hasta ahora? Pero con Payne el asunto cobraba una mayor exigencia y si quería un trato, debería ceder en parte.

- Tenéis mi palabra de que jamás revelaré vuestra condición y que todo esté asunto nunca saldrá a la luz... - afirmó con rotundidad y determinación Payne, para alivio de la mayoría de los presentes que lograron respirar ante tanta tensión que podía ser cortada con un cuchillo, pero ahí no concluyó la frase y se acercaba la condición, por lo que los rostros se tensaron nuevamente pese a la broma de Castañeda de que el nombre de Amaro era feo. - ...solo en el caso de que, al igual que hice yo en el pasado con vos, hagáis ahora lo propio y deis un salto de fe para confiar en mí plenamente. Me devolveréis en este mismo instante el mapa español de las Antillas de mi puño y letra, y la patente de corso que me firmó el rey Felipe V, al cual aún respeto por el trato magnánimo y justo que me ofreció en su día. Nada cambiará y seguiréis ejerciendo vos como capitán y yo como segundo, solo así mantendréis mi respeto, lealtad y confianza como hasta el día de hoy aunque sepa que es una mujer quién nos dirige, ¿y bien?

Payne había tensado la cuerda y no iba a ceder más allá de eso. En verdad deseaba que el acuerdo pudiese sellarse con un buen trago de ron y un apretón de manos, pero todo quedaba a decisión de Jessen Royal, o siendo honestos, Jessy Royal.

Tras las acciones acontecidas Castañeda tomó la palabra y empeoró la situación al hacer mención a su trasero, ¿cómo se atrevía aquel tipo a decir aquellas obscenidades sobre su persona?... Casi podía olerse la insurrección en el aire, y Royal se planteó como justificar dos posibles cadáveres en su camarote y precisamente que además fueran los de los marineros más valorados en la nao, uno por sus decisiones y actuaciones, y el otro por su conquista estomacal diaria sobre la tripulación. Nadie tenía cagaleras desde que había embarcado a su servicio, perderle podía ser un trauma.

- Ningún simple cocinero utiliza el término humilde cuando habla de su persona.... - mira con seriedad a Ramiro, no iba a venderle su poca estofa a esas alturas de la vida, y es que si de algo carecía Jessen, era de estupidez, Castañeda valía más por lo que se callaba que por lo que aparentaba -... pero si queréis me sigo diciendo a mi misma cada mañana que sois de confianza, cuando está claro que de los aquí presentes ahora mismo sois el que más secretos tiene y del que menos sabemos... Ania y yo por supuesto, vuestro amigo Pargo seguro que podría dar una descripción detallada sobre vuestra propia persona, cosa que estimo, no hará... Y así seguiréis hasta el momento adecuado para la traición.... ¿verdad?....

Ania por su parte hizo lo que esperaba de ella. Se interpuso en la puerta y aunque quiso evitarlo, su tono de voz suplicante diciéndole de que no lo hiciera se le había quedado clavado en el fondo del alma. Quería a Bade, mucho más de lo que a veces demostraba, mucho más de lo que incluso Royal creía, y solo una petición suya serviría para ablandarle el corazón. Los ojos verdes de la capitana se fijaron en los de su amiga e hizo un gesto leve de cabeza hacia ella, era una muestra de respeto, si estaba en su mano no les mataría, aunque en parte, sabía que no hacerlo sería un error, el mayor que iba a cometer en sus años de piratería.

Las palabras de Payne sin embargo eran mucho más exigentes. El teniente de la Fortuna Real comenzó su discurso haciendo la promesa de que aquello no saldría a la luz, pero claro, existía un "pero"..., ¿cómo no haberlo entre piratas?.. Por más corsario que se llamase, no distaba en nada de aquellos hombres que estaban en cubierta buscando la manera de huir de los navíos de su majestad, los mismos que buscaban tesoros para optar por una vida mejor, que normalmente ello se simplificaba en dos tipos de acciones, follar y beber.

- Vuestras exigencias no son aceptables... - dijo la capitana con voz autoritaria -... siempre he sabido de vuestra condición de corsario, traidor a la causa pirata y tirano del hombre libre, y aún así he guardado vuestro secreto, a pesar de que tengo las evidencias para haceros caer... Si os doy vuestros asuntos escrito en papel, vos tenéis la evidencia de que realmente no soy un varón, como todos creen, sino una mujer, tan solo si abren mi camisa lo sabrán, y será inevitable lo que a continuación suceda... Vos tenéis mi evidencia, yo tengo la vuestra, el trato es más que justo en el estado actual, daros vuestra patente de corso me dejaría en clara desventaja, y si lo que queréis es confianza de verdad, en igualdad de condiciones debiéramos vernos.

Los rasgos femeninos de Jess eran delicados, con el rostro descubierto jamás hubiera podido pasar como varón. La opción de usar la máscara que cubrían sus rasgos era acertado, pero, ¿qué hacía llevar a una muchacha a vivir de aquella manera? ¿Por qué no se había buscado un benefactor como otras muchas harían?... ¿quién era en realidad Jessen Royal?

- Respeto, lealtad y confianza... Todo eso es posible si dejamos la situación como ahora mismo está... ¿Aceptáis señor Pargo?.... - le tiende la mano al teniente y avanza hacia él cuando nota que hay un frenazo en su nao, cayendo irremediablemente en brazos del teniente, sujetándose a él y cayendo ambos al suelo, era lo que tenía el factor sorpresa... 

Jessen pensó rápido qué había sucedido desde aquella incómoda posición encima de Payne, el cual tendría una visión de la capitana mucho más... "cercana"....  Según razonaba algún idiota había decidido tirar el ancla y eso solo podía significar una cosa, había algo de frente terrorífico, de lo contrario nadie sería tan estúpido como para arriesgarse a perder la cadena con su áncora.

Royal miró por un breve instante a los ojos de Joseph y no pudo evitar sentir cierta sensación de rubor y es que la posición era lo suficientemente sugerente como para que los nervios le invadieran. No obstante intentó mantener la calma, respiró profundamente y le habló.

- Disculpad.... - se levantó lentamente y con cuidado, no fuera a ser que hubiera un nuevo balanceo que la lanzara despedida de nuevo.

¿estás loco? - dije, más para mi que para Rob, lanzar ancla a la velocidad que íbamos y la inercia de una nave tan pesada, como mal menor la perderíamos sin reducir velocidad, eso si no arrancábamos cabrestante arrastrando todo lo que pillara en cubierta. No, no era una opción.

Teníamos que virar, este tipo de islas creaban una configuración de arrecifes en círculos concéntricos, estaba casi seguro de que así sería... 

Timonel, 20 grados a estribor - ordené - reducid un cuarto el trapo de mesana. Bubba, te necesito en el bauprés, avisa cuando veas pasillo suficiente para virar a babor y salir del pasillo...

Si mi corazonada era correcta, podríamos girar 180 grados y encañonar a nuestro perseguidor, que se vería atrapado entre nuestros cañones y los arrecifes...

Marcus - grité - prepara cañones del costado de babor, a quince grados de inclinación, en cuanto de la orden dispara...

Sin rechistar, corro hacia la proa, al bauprés; dudo mucho que en la oscuridad de la noche pueda llegar a ver algo, pero con que pueda ver incluso un mínimo rompiente... algo es algo, y en esta situación, puede marcar la diferencia entre la vida y convertirse en paso de cangrejos...

Entre dientes, sin embargo, gruño...

-El capitán debería subir a cubierta... esto se nos va a ir de las manos

Ya en proa, sentado a horcajadas sobre el bauprés... bueno, cualquiera que me viese pensaría, o que me estoy follando al barco, o que el citado palo es una extensión de mi cuerpo, pero ahorremos detalles....

-Joder, se ve una puta mierda en esta oscuridad!!... ¿que esperas? ¿que vea sirenas pidiendo que me las folle????