Partida Rol por web

El capitán Royal observaba todo el movimiento de sus hombres con ojos críticos. Payne actuaba con seguridad en sí mismo, como siempre, dirigiendo con presteza a la tripulación. MacKinnon volvió a asumir el rol de obedecer, mostrando que era un pirata sumamente habilidoso pero quizás el mando le quedaba algo grande...aún... Su negro daba muestras claras de ser una de las mejores adquisiciones entre el personal de la nao en los últimos años. Castañeda y Blade estaban en sus puestos, obedeciendo la cadena de mando y Marcus...., pero, ¿qué cojones hacía Marcus?

- ¡Marcus!....¡Obedezca las órdenes del señor Payne o le tiro por la borda!... - dijo el capitán enérgicamente mientras otros muchos vociferaban al tipo de que actuara  siguiendo las indicaciones, y a pesar de que la acción les había beneficiado, no podía permitir que el marinero hiciera lo que le viniese en gana. Más tarde tomaría medidas contra él.

Jessen estaba completamente atento al viraje que su embarcación estaba dando, consciente de que él era el más indicado en dar la orden de disparo cuando el navío enemigo estuviera a tiro. Aquello no era difícil, lo había hecho cientos de veces y si se coordinaba de buenas maneras con sus hombres y ejecutaban los tiros en el preciso instante de que él lo indicase, no habría dudas de que hundirían a los desarrapados que intentaban tenderles la emboscada.

- Aún no.... - comenzó a susurrar el capitán de la Fortuna con la mirada fija en la embarcación a la cual deseaban hundir -.... aún no.... - podía notar la tensión en el ambiente mientras aquella angulación en el viraje ponía su nao en el sitio perfecto para que su potencia de fuego hiciera el máximo daño posible - ¡Fuego!..... - bramó la mujer camuflada entre ropas de hombre cuando supo que si la artillería se disparaba presta, el enemigo no tendría nada que hacer.

Me encontraba en mi puesto, manejando mis hombres y cañones, como si de una coral se tratase, un conjunto armónico de muerte y destrucción que en breve se extendería por las aguas de los Cáribes... en esos momentos de máxima tensión, es cuando se podía diferenciar claramente a los valientes de los cobardes... las bocas secas... los gestos nerviosos... había hasta quien perdía un tanto la cabeza... e incluso, en una ocasión en aguas de Alborán, uno de mis marineros llegó a tirarse al mar incapaz de soportar la presión. En cambio, para mi, un escocés que había vivido más tiempo sobre el mar que fuera de él, acostumbrado a navegar en las traicioneras aguas de las islas que rodean la patria, eran los momentos más dulces... me relamía pensando en el pronto rugir de los cañones...  ¡¡¡¡BOOOM!!!! - tronó a estribor...

¡¿Pero que demonios....?! - pensé - Miré al costado de estribor donde constaté que el hijo de puta de Marcus había desobedecido las órdenes. Me acerqué y comprobé que el tiro había sido excelente, digno de los mejores tiradores... pero había obrado por su cuenta y riesgo, y joder que lo iba a lamentar. Haber aguantado unos minutos, como se le había ordenado, probablemente hubiera mandado el objetivo al fondo... - ¡¡eh!! Piltrafa, jodido eunuco gilipollas, ¡¡¿a qué cojones juegas?!! - le espeté, agarrándole del pescuezo con firmeza - limítate a cumplir con lo que se te ordene, la próxima vez te ataré los huevos a una bala y comprobaré cuan lejos puedes volar, escoria - finalicé la amenaza mientras volvía a mi puesto. No se podía consentir que la marinería actuase cada uno por su cuenta, la dotación tenía que funcionar como un todo, una máquina perfectamente engranada, y respetar la cadena de mando era fundamental, el caos que se podía provocar haciendo cada uno lo que le viniera en gana, solo traería consigo nuestra aniquilación.

Observé como Payne asentía con satisfacción tras mi reprimenda a Marcus. La nave que era nuestro objetivo principal estaba casi a tiro... ¿qué? ¿bajar tres grados? ¡que locura! - pensé en respuesta a las órdenes de Payne - Rápidamente me acerqué al segundo y le susurré - Payne, creo que es un error modificar tanto el ángulo de disparo, como máximo un grado... aunque yo lo dejaría tal cual. Es tu decisión... - le pregunté, a lo que él me contestó de manera un tanto brusca que era mi puesto y mi responsabilidad, con lo cual volví rápidamente a la batería de babor y no solo no bajé 3 grados la inclinación, si no que subí un grado nuestros dos cañones de 50 libras, desenvainé mi alfanje e hice la señal de la cruz de San Andrés sobre ellos, un ritual que siempre llevaba a cabo y ... ¡¡¡FUEGO!!! - grité

-Yo no desobedecí mierdas cabronazos, los únicos que pueden hablarme así son el primero y el segundo, ¿qué os habéis creído? además le he quitado la ventaja de velocidad, ahora podemos huir. -responde ofuscado Marcus

-Eso mismo desgraciados, además informó de sus actos antes de hacerlo, era un momento crítico y actuó ante el silencio, eso siempre ha sido del agrado del capitán. -añade alguien desde la cubierta artillada.

-ESO se escucha un eco -El negro se cree aquí el capataz de todos, no saben vivir en libertad, no me extraña que los esclavicen, son unos tiranos, seguro que su rey negro es peor que un esclavista.

Las balas calentadas son muy inestables, si no se tiene cuidado al municionarlas se puede detonar el paquete de pólvora. Por fortuna no ocurre tal cosa y los disparos ordenados por el capitán impactan varios. Pero ahora estáis a distancia de sus piezas y se recibe una andanada terriblemente certera. Por fortuna ninguna impacta en cubierta o en las troneras. 

-Tenemos una vía.

La distancia es demasiada para que las piezas menores acierten.

La cazadora parece tener problemas, al ser menos robusta la andanada del Fortuna le ha provocado daños serios, es pronto para saberlo pero parece que no está en disposición de acosaros en velocidad.

Por otro lado la nave de tres palos sigue recortando distancia, pero debe luchar contra el viento, por lo que ahora se cuenta con una gran ventaja en velocidad.

-¡QUIEN TENGA QUE DECIRME ALGO, QUE TENGA LOS COJONES DE DECÍRMELO A LA PUTA CARA; SI NO LO NACE, LOS DEMÁS SABRÁN QUE ES UN MARICÓN DE MIERDA, Y COMO TAL, LE ENCANTARÁ QUE LE ABRAN EL OJALDRE ESTA NOCHE, SI VIVIMOS PARA CONTARLO!!

Manda huevos, que nos salen repondones las ratas... puta chusma... no tienen ni una mínima disciplina de fuego; en fín, pa qué, si probablemente acabemos acompañando a los peces si no hacemos algo y rápido....

Al oir el aviso de una vía, las cosas cambian....

-Capitán!! si hay vía, tengo que ir a verla, que para eso soy el carpintero!! que alguien venga a ayudar en las piezas de popa y bajo a taparlas, aunque tenga que ser con el nardo!!!

... y es que sí, soy carpintero, uno de los vicios raros que tengo -entre otros-. Una vía de agua no es un gran problema en un barco de estos, pues embarca agua a un ritmo lento, al ser un boquete del tamaño poco más grande que el de una bala de cañón. En estos casos, procede meter entrollado un rollo de alto tipo tela, a poder ser, embreada; luego, se apuntala. En otras ocasiones, se puede clavar un parche, que después, igualmente, se apuntala. El problema es cuando una de las traviesas se rompe, o una cuaderna, o... o si da en la Santabárbara, en cuyo caso, a la mierda el barco y su gente, nada que hacer salvo rezar.

... pero, si no reparamos esto y queremos ganar velocidad, mal, pues el agua embarcada, irá ralentizándonos, ya que es lastre añadido. Seguiríamos flotando, pero... seríamos un corcho y nos darían de tortas a dos manos.

La situación en el navío se habia vuelto más tensa y no era para menos, el mínimo error podía marcar la diferencia entre que todos sobreviviesen o acabasen muertos, pero a pesar de que quizá la acción de Marcus había sido un tanto impulsiva y movida por la presión de verse rodeados, también era justo resaltar que su disparo había sido bastante certero, incapacitando bastante la cazadora enemiga.

Dos opciones de abrían ante ellos en aquel instante y era menester elegir sabiamente. La primera era la más temeraria, forzar la situación e intentar volver a encontrar un buen ángulo de disparo para tratar de  terminar de hundir al enemigo tocado, pero exponiéndose a ser masacrados por el navío de línea y permitir la llegada del tercer barco en discordia, que hasta la fecha seguía bastante rezagado pero como pendiente de todo. La segunda opción era la más sensata y la que habían logrado conseguir todos juntos a base de esfuerzo, un posible vía de escape, con suficiente viento a favor para lograr una clara ventaja, lograr el inestimable tiempo del que precisaban y acercarse paulatinamente a tierra, a la isla y aledaños que les conferiría la ventaja estratégica para encauzar el combate de a uno, y en dónde Payne veía al Royal Fortune muy superior al resto.

Un breve instante fue suficiente para reafirmar su decisión, y siendo que el capitán le había puesto al mando, no dudó en dar las órdenes oportunas a su tripulación.

- Bubba, llévate a dos hombres a tu elección y subsanad el problema de la vía de agua, achicad con las bombas y taponad el boquete, no podemos permitirnos perder ni un nudo de velocidad, hazte cargo de inmediato. - le indicó al negrazo de dos metros que acababa de gritar en cubierta y achantar a un par de mentes inquietas. Mackinnon, prepara nuevamente toda la batería de estribor por si fuese necesario, dudo mucho que el navío de linea vaya a darse por vencido tan fácilmente. Aunque con viento en contra tardarán bastante en sernos un problema y para entonces quizá ya estemos próximos a la isla.

Marcus se veia dolido y apesadumbrado, y Payne tampoco iba a permitir que se le faltase al respeto. Toda la tripulación del Fortuna era competente y capaz, debía permanecer unida pese a que alguna vez alguien cometiese algún error, lo que era inevitable, por lo que no tardó en ordenarle hacerse cargo y preparar al completo la batería de babor para que recobrarse la confianza. Estaba convencido que la pasividad de la tercera nave, la del posible líder de aquel señuelo, no se mantendría así y que pronto se pondría en movimiento.

- Marcus, vuelva a preparar la batería de babor y coloque dos hombres en las cofias para que me describan al detalle el tercer navío. ¿Mantienen el curso? ¿Qué artillería presentan? ¿Se ve algún líder observando nuestros movimientos? Hazte cargo.

El resto deberían ayudar en la medida de lo posible, recuperar fuerzas para cuando las cosas se torciesen de nuevo, y en el caso de Castañeda, era importante que se encargase de repartir comida para todos. Lo dicho anteriormente era cierto, se trataba de una carrera de resistencia y no de velocidad, y todos debían estar con fuerzas llegado el momento y no agotados.

- Castañeda, prepare una buena comida y alimenta bien a esta banda de cretinos, establece turnos y asegúrate de que todos coman sin excepciones. Si alguien se queja o se niega a comer, que sepa que no comerá en una semana.... Quiero a todos listos y en perfectas condiciones para cuando nos aproximemos a la isla. Golpearemos duro cuando más agotado esté el enemigo...

Finalmente miró al capitán y a Ania, y acercándose a Jessen le susurró.

- ¿Podemos hablar en privado unos minutos? Es importante...

Para el capitán Royal el mayor problema en aquel momento no eran los tres navíos al acecho, sino que sus propios hombres eran incapaces de comportarse en un momento tan delicado como el que estaban pasando, discutiendo abiertamente cuando lo normal era centrarse en la contienda externa.

- ¡Silencio todo el mundo!... ¡Al próximo que se enfrente con otro miembro de la tripulación mientras estamos en un puto combate naval lo tiro por la borda!.... - y si le conocían lo suficient sabían que lo haría, primero lanzaría su cuchillo, el capitán era jodidamente bueno acertando en blancos móviles y alejados, y así malheridos caerían al mar atraendo sus cuerpos sangrantes a los tiburones. Jessen no era una persona benevolente en ese aspecto.

Royal se dirigió hacia su mano derecha, Payne, y le dio las órdenes oportunas mientras miraba por la borda y evaluaba la situación, controlando la dirección del viento y estimando la pérdida de velocidad como consecuencia de los cañones enemigos.

- Señor Payne, ordene a los hombres que se dispongan en sus puestos, primordial que el carpintero tape la entrada de agua..., esperemos que sea de fácil arreglo, y quiero a todos los artilleros dispuestos... - comenta con la mirada verde puesta en el mar de color más o menos similar. -... Si alguien protesta señor Castañeda, dígamelo directamente que acabará en el fondo del mar... - fue la única corrección que le hizo a Joseph, pero alguien en aquella nao debía actuar con frialdad si quería mantener el orden, no tanto con actitud paternalista como lo hacía su primero, lo cual generalmente era bueno, no tanto en ese instante.

Payne se acercó en ese instante al capitán y le dijo algo en voz baja. Royal firmó con su cabeza no sin antes añadir algo.

- Señor MacKinnon, mientras estemos abajo usted será mis ojos aquí, no quiero una pelea, discusión, desazón o malestar... Hay mucho que hacer y nos estamos jugando el pellejo... - mantiene la capitana mientras bajaba por la escalerilla de la cubierta donde estaba situado el timón para meterse en su cámara personal, seguida a sus espaldas por su mano derecha, el cual tenía pintas de querer estrangularle en ese preciso instante, y es que no había nada como llevarle la contraria a un varón para que éste se revolviera.

- Cierre la puerta, señor Payne, deberíamos trazar la ruta que vamos a seguir y recalcular la posición en detalle para salir de la zona de acierto de los demás navíos... Deberíamos aprovechar el viento a favor para alejarnos de esta posición y trazar la nueva trayectoria.... - Jessen se gira y mira de frente a su primero -...¿o desea hablar de otra cosa?.... - El capitán estaba tranquilo, a la espera de una tormenta superior a la que hacía zozobrar las embarcaciones, ¿eran imaginaciones suyas o la vena del cuello de Payne comenzaba a hincharse? 

En este barco, por fortuna, no hay que pedir voluntarios para las tareas; el que sabe hacer algo, y en ese momento está mínimamente disponible, se lanza a ello, máxime cuando la vida de todos, y la suya propia, están en juego; de este modo, no le es necesario señalar a un par de hombres para que vengan a ayudar en las entrañas del barco; directamente dos de ellos corren hacia Bubba para seguirle hacia donde esté la vía de agua. Los escaqueados duran poco aquí.

Al oir la orden del Capitán de dejarse de discusiones, simplemente, el gran negro asiente con un gruñido... ya arreglaría cuentas con Marcus como es debido, partiéndose la cara mútuamente sin que se enteren los oficiales, y luego emborrachándose los dos para cerrar las heridas; así se ha hecho siempre, ¡y así se hará, redios! ... en cuanto a los que hablaron de esclavitud.... esos han pinchado donde no debían... deben ser de los nuevos y no saben como arreglamos las cosas entre los veteranos, ¡recojones! ...habrá que enseñarles, y sospecho que el propio Marcus, en persona, que es a quien supuestamente apoyaban sus palabras, será partícipe de la lección, pues ese comentario que hicieron, podría haber empezado algo peor que un fuego en la SantaBárbara.

En tromba, seguido por lo dos acólitos, la gran sombra se lanza a las profundidades del navío, camino de la sentina, la parte más profunda del barco, justo donde está el lastre, bajo la línea de flotación, aquello que hace que esto no se voltee y se quede con la panza mirando al sol como una ballena muerta. Mierda, sí,... hay agua... hay que localizar la puta vía, evaluarla rápido, sellarla como se pueda con un remiendo o metiendo la polla, da igual, y luego, a las bombas de achique como si nos fuese la vida en ello, porque literalente nos va la vida en ello, y rezar para que los siguientes agujeros sean más arriba.

Tirando de puro músculo... porque no hay otra, hace uso de uno de los tablones que ya tienen clavos preparados, para parchear el agujero... luchando contra la fuerza del chorro de agua que está invadiendo el barco. Es un asunto más de fuerza bruta que de maña, pues hay que mantenerlo sujeto con toda la fuerza posible hasta que los compañeros lo apuntalan, y luego clavan el parche contra el propio casco. Algo de agua se seguirá filtrando, pero el daño queda muy minimizado...

-Bien, muchachos, ahora, a dejarse los güevos en las bombas!!!

Corremos hacia las bombas de achique, pues ahora hay que eliminar el peso adicional del agua embarcada; los otros dos en una bomba, y yo solo contra la otra, expulsando galones y galones de agua salada; es una tarea agotadora, de locos, pero hay que hacerla y se hace. Punto pelota.

Parecía que ya llovía menos... aunque probablemente solo fuera la calma que antecede a la tempestad... y estaba claro que ésta se iba a derramar sobre las cubiertas de los 4 navíos que nos encontrábamos en la zona... ¿quién saldría flotando de aquí? Era pronto para decirlo, pero al menos, a uno ya lo teníamos inutilizado, con suficientes daños estructurales como para verse obligados a fondear en alguna cala y proceder a reparaciones mayores. Eso lo tendría al menos 2 días fuera de combate. 

Bien por Marcus, el hijo puta, hay que reconocer su destreza en la artillería, y una andanada de dos pares de cojones, precisa y letal, pese a la dificultad de la maniobra. Si no hubiese sido por hacer lo que salió de sus santos cojones, era una acción digna de emborracharse celebrándolo... En fin, pero si el capitán daba el ok, ¿quién era yo para contradecirlo? - pensé

Ahora teníamos otros problemas. Tomar otro derrotero, aprovechar la ventaja del viento, que ahora teníamos soplando de popa y acercarnos a la isla. La vía de agua pronto quedaría arreglada, el negro Bubba era uno de los tipos más capaces que conocía, si él no podía arreglarlo, nadie podría... y entonces estaríamos jodidos.

Mis órdenes estaban claras, mantener a la dotación de artillería lista para abrir fuego en cuanto fuese necesario, la batería de estribor preparada, mantener los cañones en la temperatura idónea y organizar bien los descansos... mal asunto llegar al momento crítico con la tripulación extenuada. Había que aprovechar los momentos de tregua que teníamos por delante...

El capitán Jessen me ordenó hacerme cargo del buque en ausencia suya y del segundo... una orden que me llenaba de orgullo y satisfacción... por dios que no pensaba defraudarlo. ¡A la orden, capitán! - grité

La tensión que se había apoderado de la nave se va reduciendo conforme aumenta la distancia que os separa de las naves enemigas. La vía se ha contenido y aunque serán necesarias reparaciones en seco con prontitud, solo es necesario un hombre achicando para mantener la sentina "seca".

Al caer la luz del sol os preocupa la perspectiva de la calma, pues sabéis que los perseguidores llevan remos. Según el rumbo y las cartas debería haber tierra a no muy lejos en la dirección actual, pero con la luz es difícil discernir si son nubes en el horizonte o montañas lo que se ve. Sea como sea es peligroso navegar a ciegas, y si sacáis suficiente ventaja podréis ocultar el rastro en la oscuridad.

Satisfecho por el buen trabajo realizado, Bubba deja a los dos marineros con el achique de agua, y pendientes de que el parche resiste la presión del agua. Será preciso, pienso, cuando se encuentre el lugar y momento adecuado, varar la nao en una playa arenosa en marea baja, conseguir escorarla, dejar al aire la banda afectada, pero sin pasarse, apuntarlarla, y aprovechar para limpiar los bajos y hacer mantenimiento, y, por supuesto, reparar en condiciones el agujero y darle pez para que aguante como si nada. Por fortuna las cuadernas parecen estar en buen estado, y es que, quien construyese esta nao, lo hizo bien. Pero un maldito tiro de fortuna, puede mandar la mejor nave a jugar al teto con los cangrejos...

Mojado tras haber luchado contra la inundación, Bubba vuelve a las cubiertas superiores, para reincorporarse a la acción... acción que parece se ha tornado en una persecución, pues no resuenan los cañonazos. Parece que somos más rápidos que ellos, y que tenemos mejor viento. Un rápido vistazo, muestra a nuestros tres enemigos siguiendo nuestra estela, pero lejos del alcance de sus piezas proeles de caza. Si bien se les identificó como galeras por lo que dijo el prisionero aquel, que Belcebú le tenga mirando a Cayo Gordo, también es cierto que no debe llevar esclavos como galeotes, pues si no, habrían seguido al remo todo el tiempo... deben ser tripulantes libres, lo cual... explica que ahora mismo no estén dando al remo, pues tendrán que descansar tras esta última refriega, y deberán también economizar encuentros, pues cambiar los puestos en los remos por los cañones, estando agotado, y con quizá un abordaje en ciernes... mal capitán sería quien no economizase esfuerzos.

Me encuentro con que algunos marineros están comiendo en cubierta; tras preguntar a uno de ellos, me dice que el Primero ordenó que se repartiese comida, para estar listos para la acción cuando fuese menester, una sabia decisión, así que me encamino a donde está Castañeda, nuestro rey entre fogones... a ver si hay suerte y cazo algo de tocino entre el rancho... De camino, echo un vistazo, y no veo ni al Capitán, ni al Primero, ni a Blade, la médico de a bordo... me pareció oir algo de que iban a conferenciar en la cámara del capitán... supongo que para planear qué hacer. También veo que, en el puente, está el escocés, atento a lo que suceda... bien, sonrío... la cadena de mando está clara; eso nos hace la vida más fácil a todos, y la labor del resto, es cuidar que no se rompa.

Va oscureciendo; la noche puede ser nuestra aliada, si la luna no nos quiere dar por culo. Sería un buen momento para cambiar el rumbo y zafarnos de nuestros perseguirores. Asumo que es de lo que pueden estar hablando en la cabina en petit comité.

Los hombres están tensos, no obstante, esperando las órdenes y con un ojo puesto en las tres sombras que tenemos a nuestra popa, como tres cachos de mierda pegados a los pelos del culo. Malditos sean...

-¡A sus órdenes, teniente! -asintió Castañeda, tras escuchar las palabras de Payne.

El español se dirigió entonces a las cocinas para preparar una nutritiva comida para toda la tripulación. Estaba siendo un día duro y necesitaban proteínas, por lo que Castañeda decidió cocinar las raciones de carne salada que se conservaban en la bodega del navío. Mientras las preparaba, Castañeda pensó en incluir una doble ración para Bubba, añadiendo un pedazo de tocino, dado que el buen negro tenía siempre un hambre voraz y necesitaba el doble de carne para mantenerse fuerte y robusto.

Observó también el frasco de veneno que guardaba entre los estantes, a priori para emplearlo contra las ratas del barco, si bien Castañeda no descartaba tener que usarlo en algún momento si veía que alguno de los tripulantes daba muestras de intentar amotinarse contra Jessen y Payne. Después de la acción de Marcus ese día, no estaba muy seguro de si debería emplear el veneno contra el veterano artillero, pero Marcus había demostrado ser un tipo eficiente, pese a no haber aguardado las órdenes de Payne y tomarse su silencio como una afirmación, por lo que el cocinero decidió que no haría nada. Marcus era un miembro útil de la tripulación, con iniciativa propia, por lo que para bien o mal convenía tenerlo en el barco.

Una vez que terminó de elaborar la comida, Castañeda entregó las raciones a cada uno de los tripulantes de La Fortuna, asegurándose de que todos ellos comían como le había pedido el teniente. Después, alimentó a su hurón con un pequeño trozo de queso de las provisiones.

Al descender al camarote del capitán Jessen, después de solicitar hablar a expensas de la tripulación y una vez la situación en cubierta estuvo más o menos controlada, Payne meditaba en su mente como abordar el tema del liderazgo en el Royal Fortune sin faltar al respeto, ni resultar demasiado brusco o cortante en sus palabras, pero dejando bien clara su postura desde el inicio. No podía comprender como en el momento más crítico, cuando la tripulación debía permanecer fuerte y unida al verse emboscada, no por uno ni dos, si no hasta tres navíos enemigos, había decidido menoscabar su autoridad y poner al mando al nuevo escocés. ¿No había sido siempre intachable en su proceder, habiéndoles sacado de más de un aprieto, incluso salvándole a la vida en situaciones donde otros hubiesen bajado los brazos y no hubiesen visto ningún resquicio de luz en el horizonte? Sí, Jessen Royal le había rescatado y acogido en su tripulación después de que cayese al mar en una refriega, habiendo estado a la deriva varios días sobre aquel triste madero, y evitando su muerte por deshidratación un año atrás. Es jamás lo olvidaría y le debería eterna gratitud por ello, pero la deuda había sido saldada posteriormente salvándole la vida en un abordaje, y desde entonces, ambos habían prometido apoyarse como hermanos de sangre, pasase lo que pasase. ¿Por qué justo ahora cuestionaba su autoridad frente al resto, sin venir a cuento? ¿Qué había cambiado?

Ania les acompañó, como no podía ser de otra forma, y al entrar los tres y cerrar la puerta del camarote, no tardó en hablar.

- ¡Joder Jessen! Creo que me debes una jodida explicación de lo que ha pasado hoy ahí arriba... ¿Por qué has cuestionado mi autoridad como segundo al mando ante toda la tripulación, y puesto en tela de juicio mi criterio al abordar el problema que nos atañía sin si quiera consultarme? ¿Que pretendías lograr? De estar cometiendo una insensatez o ser absurda mi propuesta planteada, hubiese entendido que hablases conmigo a solas para hacer cambiar mi parecer y hacerme ver el error, ambos siempre nos hemos apoyado en eso. ¿Pero relevarme y poner al jodido escocés sin más? ¿Es una puta broma? Creia que había lealtad y confianza entre ambos...

Le dolía sentirse menoscabado en autoridad frente al resto y verse, en cierta medida, traicionado por alguien a quien respetaba. Nada hubiese transcurrido de igual forma aquel día, con inseguridad y malos rollos, mala toma de decisiones y constantes desacatos a la autoridad, y Jessen era consciente de que era así. 

Miró los mapas sobre la mesa, con los trazados preestablecidos para capturar a sus presas, y se sorprendió sobremanera al ver entre tantos un mapa en concreto, uno que no esperaba encontrar allí y al que le tenía especial aprecio, dado que el mismo rey Felipe V se lo había entregado en mano y llevaba anotaciones de su puño y letra. ¿Cómo era posible que lo tuviese Jessen?

- ¿Cómo puede ser que tengas ese mapa? ¿Qué brujería es ésta?

En cubierta todo parece estar bajo control. La noche os obliga a navegar con extremo cuidado, por fortuna una tormenta lejana ha traído nubarrones que ocultan las estrellas y a vosotros, por desgracia estáis navegando cerca de tierra y encallar o naufragar sería fatal.

-No se ve un carajo. Y eso es bueno.

-No grites idiota -dice Marcus -Ahora es buen momento para navegar en sigilo, intentemos desaparecer.

El viejo artillero se acerca a Bubba

-Lamento que antes las cosas se hayan puesto así, y si te he ofendido te pido disculpas, pero ten muy claro esto, solo el primero o el segundo están por encima de mí. Y si se te vuelve a olvidar quizás tenga que darte una paliza -eso último lo dice casi descojonándose, consciente de lo irrisorio que es amenazar a una mole de músculos, pero en su mirada no hay vacilación.

Después dice a al escocés -Lo mismo al resto, ahora estoy bao tus instrucciones, pero si se vuelve a dar el caso y no hay determinación, para confirmar o denegar, volveré a hacer lo que crea oportuno. Dicho eso, espero instrucciones, y si no las hay, espero que esa rata inteligente de Castañeda tenga algo para mantenernos en vigía.

Mientras hay conferencia en la càmara del capitán, tenemos unos momentos de calma, que aprovechamos para recuperar fuerzas. Mientras esperamos la nueva estrategia a seguir, el cocinero, el escocés, el gruñón de Marcus, y yo mismo intentamos romper la oscuridad en busca de inicios de lo que haya, pues la noche es oscura como mi negro culo.

-Jajaja, Marcus.., relájate. Seguimos vivos, es lo que importa, y a flote, que no es poco. Nos hemos insultado y atizado más veces de las que puedo recordar, así que dejémoslo hasta la siguiente, pues tendremos otras, creo que eso no lo dudamos ninguno.

Saco un trozo de tabaco de mascar, y lo hago circular... una costumbre de cuando vivía en los manglares, que tiene el efecto de tranquilizarnos y poder así pensar con frialdad. Como de costumbre, el trozo para Castañeda es un poco mayor... "si tu me cuidas, yo te cuido", es una vieja forma de vivir a bordo... él me da algo adicional en las raciones, y a cambio, si tengo ocasión, le favorezco. Casi todos tenemos tratos de este tipo con mucha gente de a bordo, por lo que a nadie le extraña en absoluto.

Miro al cielo,... visto que las nubes niegan la luz de las estrellas... y que hace un rato muy largo había tierra a distancia, sería conveniente...

-Me voy a la cofa un momento, a ver como están los vigías; un par de ojos adicionales no vendrán mal. Tenemos cegados los fanales de popa, así que seremos menos visibles, pero hay que saber la distancia a los que nos pisan el culo, y a las islas que había a proa. Mac... a tí que te hacen caso, si vés gente que no está haciendo nada, mándales a dormir, que no podemos estar todos en vela.

Ya en lo alto, intento escudriñar, pero no veo una mierda, por faltar la luz de las estrellas... vaya mierda... vamos a ciegas! . los demás vigías están también atentos, pero... nada por nuestra parte.

Observo con satisfacción como Marcus se ha mantenido firme, pese a su pequeña indisciplina, y pese a las voces que clamaron en su contra. Cuando se dirige a mi no puedo evitar sonreir, pero acabo asintiendo en gesto de complicidad - como dice Bubba, no será la primera vez que nos peleemos, ni será la última. La falta de disciplina se puede “perdonar” - añadí haciendo un gesto con las manos para dar a entender que perdonar no era la palabra - lo intolerable es la falta de diligencia, que no ha sido tu caso, Marcus.

En cuanto a ti Bubba, gracias por el apunte, pero ya organicé los turnos de descanso y se los pasé a Trinquete, el encargado de guardias. Hemos establecidos turnos de 2 horas, rotando la dotación por tercios, y con el turno de comida inmediatamente después del turno de guardia. No quiero que nadie se me duerma en las jarcias, pero tampoco quiero mucha gente aquí arriba, redios, necesitamos silencio máximo.

Inmediatamente después vi como el negro se subió a la cofa... tener a ese hombre a bordo era una bendición...

Observé al timonel mantener el rumbo, con el pulso firme, sin ningún tipo de duda en su mirada, aceptando las órdenes y demostrando una confianza plena en mi orientación. ¿cuando regresarán el capitán y el segundo? Nos estamos aproximando a aguas poco profundas, les doy unos minutos, en caso de que no suban, tendré que decidir yo el curso del Fortuna... - pensé.

¡Rob, acércate! - dije, subiendo la voz lo mínimo para que éste me oyese - ve y prepara el escandallo, necesito que me indiques constantemente la profundidad a la que navegamos, para darle la información al capitán cuando regrese al puente... arreando - concluí, mandando al marinero a sondear el fondo...

Jessen sabía que la bajada al camarote conllevaría una profunda discusión con su primero. Normalmente no peleaban, formaban un buen binomio adaptándose el uno al otro y tomando decisiones conjuntas, pero...¿qué le había llevado a decidir no hacerle caso y enfrentarse de manera abierta?... Quizás el momento del mes en el que se encontraba, hormonalmente activa, puede que sintiera la necesidad de comprobar las dotes de los demás marineros, e incluso reforzar la posición de Payne entre los hombres al ser MacKinnon incapaz de gestionar en situación de emergencia. No lo sabía, no tenía ni idea Royal de porqué había actuado así, probablemente por miedo a ser relegada en el mando. Aunque en cualquier caso aún estaban vivos, tan mal no habían ejecutado las órdenes en la nao. Pero ahora venía lo complicado, limar asperezas...

- Ahí arriba no ha pasado nada que deba alterarte... Tu posición frente a los hombres se ha visto reforzada gracias a mi ayuda.... MacKinnon no sabe desenvolverse como teniente, ha quedado claro y evidente delante de todos... - responde Royal acercándose a su primero, con el rostro en alto, siempre tapado, y la mirada segura de sí misma, solo así podía imponer respeto -...la situación entre nosotros no cambia... sois mi mano derecha y tras comprobar que el escocés no ha estado a la altura exigida, no habrá nadie que os quite ese poder....

El capitán del navío observa cómo Joseph mira con expresión de extrañeza el mapa que sobre la mesa se encontraba. Lo había estado escondiendo durante todo este tiempo, pero en alguna ocasión había tenido que consultarlo para trazar trayectorias, y había sido por su parte un descuido dejarlo ahí encima, pero el ataque a la embarcación esclavista le pilló por sorpresa, no pensó precisamente en recoger el escritorio.

La identidad del teniente era uno de los secretos mejor guardados por Royal, no había sido revelada en ningún momento al resto de la tripulación, y en parte le parecía injusto que Payne se vanagloriase de ser el abanderado de la lealtad y la confianza...¿de verdad?... Pues a ver lo que decía en aquel preciso instante... Jessen se acercó a Joseph lo suficiente como para que apenas hubiera una separación entre ellos, si supiese que era una mujer a lo mejor habría interpretado aquel gesto como una clara proposición, pero nada más lejos de la realidad, el capitán tenía algo interesante que decirle.

- Sé vuestro secreto Amaro... - se separa de él despacio, con clara intención de evaluar si su siguiente paso iba a ser hablar o atacarle, quizás un mal momento para eso, en medio de una posible guerra naval, pero ¿qué diablos?..., no podía irse al infierno sin antes gritar al mundo de que conocía su secreto -... ¿hablamos ahora de lealtad y confianza?.... o...¿es un malentendido?.... o quizás podríamos acudir al mítico... "iba a decírtelo en el momento adecuado".... No sé las posibilidades de respuesta son tan amplias y variadas... 

Y ahí quedó plantado Royal, esperando que Payne, o mejor dicho Pargo, Amaro Pargo, tomara determinaciones, en cualquier caso la muchacha de ojos verdes estaba atenta a una posible represalia, y es que a veces los amigos eran peores que un lago lleno de pirañas.

A la lejanía se ve en a costa luces, un poblado. Pero en las cartas no sale, eso o el navegante se ha confundido.

Rob no da la voz debido a que tiene la atención vista a diez metros buscando signos de bajíos.

No hay señales de los acosadores, pero eso no significa que no estén ahí.

-Espuma a estribor Richard, vira a babor, pueden que sean rocas.

Los hombres necesitaban mantenerse despiertos todo el tiempo posible mientras hacían guardia, al menos mientras tuvieran la certeza de que podían estar siendo perseguidos por quienes habían pagado a la tripulación del Sueño Verde para ofrecerse como cebo. Castañeda sabía que debía de proveer a la tripulación con el suficiente café y cacao para mantenerlos bien despiertos, así que se dirigió a la cocina para preparar café.

Una vez que hubo terminado, decidió entregar un vaso de café a cada uno de los integrantes de la tripulación que se hallaban aún despiertos: Richard, Marcus, Rob, y doble ración de café negro para el negro Bubba. El hombretón era un tipo de gran tamaño, por lo que precisaría de más café para sentir su cuerpo despejado.

Después, mientras escuchaba las palabras del vigía, el cocinero se dirigió al camarote del capitán, llevando tres vasos para Jessen, su segundo al mando y la médico de la tripulación.

-Capitán Royal, ¿me permite? Traigo café para usted, el teniente Payne y la doctora -"Y no lleva veneno" pensó añadir, para sus adentros, aunque prefirió no agregar nada. Golpeó la puerta con los nudillos, llamando antes que nada para saber si podía pasar o no al camarote.

Castañeda era precavido y sabía que nunca se abría la puerta del camarote del capitán sin preguntar antes.