Partida Rol por web

Payne le rebanó la cabeza al capitán del Sueño Verde antes de que nadie pudiese reaccionar, Ania mantuvo su mirada fija en el hombre sin parpadear, en ocasiones podía ser muy despiadado e impulsivo y no sabía hasta que punto aquello agradaría a su capitán… pero no le dio tiempo a descubrirlo pues el caos se desató unos instantes después cuando los pisioneros se rebelaron contra sus captores luchando sin armas y con las manos incluso atadas.

Uno de los infames presos se abalanzó sobre ella, su cara mostraba una expresión de júbilo al ver una presa fácil, saboreando su victoria antes de alcanzarla. Rápidamente, Blade retrocedió unos pasos y desenvaino la cimitarra que le colgaba del cinto, con gran maestría tomó impulso y asestó un golpe fatal para su adversario, con un corte ascendente desde su cintura derecha hasta su clavícula izquierda, rasgando su camisa, carne y tendones. La expresión de la cara del desgraciado se tornó en una mueca de asombro y desesperación y para cuando se dio cuenta del erro de haberla subestimado, yacía tendido boca bajo en la tarima, impregnando el aroma de la madera con la sangre que fluía a través de su cuerpo.

La joven busca a Jessen y lo localiza unos pasos más a su izquierda luchando diestramente contra los ilusos que se atrevían a acercarse a ella.

¡Tenemos que salir de aquí! – grita y va retrocediendo hacia la nao esquivando y cortando sin miramientos a los enemigos que encontraba a su paso, abriendo el camino hasta La Fortuna Real con el resto de la tripulación. Estaban perdidos si esos 3 barcos llegaban allí, debían escapar y debían hacerlo ya.

Castañeda enarcó una ceja el ver a Balde y Payne con aquel desmejorado tono de piel. Le extrañó. Que el cocinero supiera, aún no le había dado por envenenar a la tripulación con su comida. ¿Qué habría sucedido? ¿Qué podría ser tan horrible como para atemorizar de esa forma a un hombretón como Payne?

El cocinero no comprendió el motivo por el que el teniente había degollado al capitán del Sueño Verde hasta que Payne procedió a explicar lo sucedido. Una trampa. Una maldita trampa. El Sueño Verde sólo había sido un cebo en el que ellos habían caído como idiotas. Y para colmo, eran tres los navíos que se aproximaban, lo cual sólo les dejaba una única posibilidad de supervivencia: huir mientras aún estaban a tiempo.

-¡Rápido, todos al Fortuna! -dijo Castañeda, apresurándose rápidamente hacia el navío del capitán Royal, sabiendo que poner suficiente distancia con el Sueño Verde cuanto antes.

El español no era precisamente el pirata más valiente ni el más osado, por lo que se limitó a tratar de no morir arrollado por aquella turba e intentar volver al barco. Pocas veces había visto a unos tripulantes tan convencidos en querer perecer a toda costa como los marinos del Sueño Verde y, viendo cómo algunos de ellos se arrojaban al mar, tampoco estaba muy dispuesto a impedir que siguieran lanzándose a una más que probable muerte.

Tan solo hubo un cruce de miradas entre Payne y Royal para que el capitán de la nao comprendiera que había un problema grave en aquel preciso instante y posiblemente de difícil resolución. Joseph no solía actuar movido por la ira de manera habitual, y que le cortase la cabeza sin dilación al máximo responsable del Sueño Verde subrayaba sus intuiciones.

Las palabras no tardaron en llegar, y cuando su segundo de a bordo explicó la situación, comprendieron todos de que eran un cebo para que su nao, su preciosa nao, la más grande de entre los piratas fuera pasto de los peces del fondo del mar. Aquello enojaba a Jessen, pero como siempre la máscara negra de tela evitaba que sus rasgos hablaran de sus percepciones, tan solo permaneció callado pasando la mirada de Payne a los demás miembros de su tripulación.

"Tres naves de la armada, tres posiciones distintas hacen inviable la posibilidad de huir... Pero el vigía no les vio..., no es posible a no ser de que se haya quedado ciego...."

Las explicaciones de Joseph dieron la clave a ese pensamiento fugaz, emitido en fracciones de segundo, bogaban a remo, sin velamen, cuando estuvieran lo suficientemente cerca estarían perdidos y sin posibilidad de escape. Debían marchar, pero no dejando a tanta gente viva..., y si se dedicaban a masacrarlos a todos, los tres navíos llegarían hasta su posición. Hideputas... El capitán estaba preocupado y no era para menos pero no iba a dejarlo entrever, eso desmoralizaría a los suyos y lo que necesitaban era un poco de la palabrería de quien les guiaba.

- ¡Payne!.... ¡mejor así!....- le dio un par de golpes en la solapa de la chaqueta de su segundo a modo de alegría intensa-... Nuestro botín será reírnos en la cara de la armada cuando vean que no son capaces de capturar la nao más pesada de los mares... ¡Obviamente nos haremos un nombre del que se forjarán leyendas!... Esto va a ser divertido...

Iba a dar una orden cuando Payne dio una diatriba a aquellos hombres de mar del Sueño Verde con la clara intención de unirles a los suyos, provocando que Royal enarcase una ceja de sorpresa...¿Qué cojones estaba haciendo?... Lo que le faltaba era un motín en su propio barco, ni uno solo de esos desgraciados pisarían la cubierta.

- ¡Matadlos a todos!... - la voz de Royal se dejó oír por la potencia de su orden que contrarrestaba cualquier otra posibilidad, pero el caos ya se había desatado a bordo cuando Joseph hizo perder la cabeza literalmente, al tipo que se desangraba bajo sus pies. Su tripulación luchaba ferozmente y dos almas cayeron entre la maldita turba que les pisoteaban -... ¡recoged a nuestros caídos y retirada!... - chilló el capitán buscando con mirada ansiosa a Blade, localizándola prontamente a su derecha, fue así como Royal eliminó con presteza a uno de sus rivales para adelantarse hasta donde estaba la muchacha, cubriéndole las espaldas.

- Me encanta verte pelear, preciosa... - dijo en voz alta, estaba ya tan hecha a su mentira que a veces hasta podía llegar a creerse que era un varón en lugar de mujer -... pero me temo que esto ya no es para ti, retirada al barco..., hay dos heridos y necesito que les eches un vistazo... - tira del brazo de ella con firmeza pero sin apretar en exceso, quienes les vieran no dudarían en asegurar de que eran pareja.

Sus hombres obedecían acostumbrados a no dudar ante las palabras del capitán. Royal pasó desde la cubierta del Sueño Verde hasta la Fortuna con agilidad, tendiendo una mano a Ania, la cual nunca había precisado caballerosidad, pero con aquellos gestos marcaba ante los demás de que ella era intocable, más le valía a la muchacha seguir así si no quería encontrarse por las noches empalada por solo los dioses sabían quien.

Royal desde su capitanía observaba el navío y tuvo una idea de éstas que hacían historia. Los cañones para hundir el barco alertarían a los tres que venían en su busca y dejar vivo a uno solo de aquellos tipos le revolvía el estómago.

- Señor Castañeda, vaya a la cocina y traiga fuego y aceite...., con cuidado de no hacernos arder diantres.... - los ojos de Royal rozaban la locura -... Señor MacKinnon, traiga arcos, flechas y jirones de tela.... Señor Payne... traiga a los mejores tiradores de nuestra nao...., vamos a hacer que el sueño verde arda y se vaya literalmente al infierno... - dijo Royal sin elevar la voz, mostrando que lo peor de aquel capitán era su jodido aplomo, ni tres naves en su dirección le alteraban -... ¡Timonel vire hacia nuestra posición de llegada, es a sotavento, no despliegue el velamen hasta que hayamos animado la fiesta a los del otro navío!... ¡Vigía otee tres embarcaciones, ninguna con velamen desplegado, bogan a remo! ¡Afine la vista por la mar salada!....

Y así sería cómo los mejores hombres de su navío en puntería dispararían flechas con tela empapada en aceite con el fin de que el Sueño Verde ardiese y fuera una nave insalvable. Si perdían tiempo los de la armada en rescatar a los supervivientes lo ganarían ellos y si no lo hacían quizás no intuyesen por donde escapaban. Era un juego arriesgado, pero al fin y al cabo así se lo tomaba Royal, como un juego.

- Si escapamos y ponemos millas de por medio... ¡Ron para todos!.... - era bueno tener la moral de su tripulación elevada, ¿y cómo mejor que bebiendo tras una intensa jornada de trabajo? 

Todo se va a la mierda en un momento.... teníamos la situación controlada, y ahora... vaya jaleo!... el capitán de estos lerdos, en el otro barrio, nosotros, un par de heridos, y perdiendo el control de la presa, y además... lo que tenga que venir... En fín... pues nada, a trabajar, que para eso me pagan... Estoy en medio del fregao, así que no tengo que moverme mucho... Uno de los berzotas intenta tirarme de un empujón... ¡A MÍ! .... al puto negro que mata bueyes de un puñetazo.... no te jode...

-¡A tomar por culo!!!

Al atontao que me atacó, le agarro la cabeza, y se la bajo con fuerza, con muuucha fuerza, hacia mi rodilla, que casualidades de la vida, en ese momento subía hacia su cabeza... resultado... cara destrozada, nariz destruida, y no me paro para comprobar si está vivo o no; ahora es momento de hacer cadáveres.

Sable en mano, me dirijo a paso prieto a popa, a por los fanales de señales. Subo las escaleras del castillo popel en pasos de a tres, abro uno de ellos... bien... de aceite, es una lámpara de aceite... y no solo eso, sino que son dos, y además, como mandan las costumbres, con una caja cercana con elementos para encenderlos.

Extraigo las botellas de depósito de ambos fanales, y derramo su contenido alrededor del timón, dejando que el líquido penetre por el orificio por el que la cuerda del mecanismo viaja hacia el timón... y lo prendo. A partir de ahora, este barco es ingobernable: el timón es inalcanzable por las llamas, y además, en breve será inoperante, en cuanto se quemen las cuerdas que conforman el mecanismo de gobierno del mismo.

Tras ello, y oídas las órdenes del Capitán, le sigo a nuestro barco, destrozando caras, acuchillando, a quien se cruza en mi camino; de paso... corto las jarcias que suben hasta las poleas que sujetan el velamen. Sonrío... este barco arderá, tal vez lentamente, y sus tripulantes con él.

Mientras cruzo a nuestra nao... pienso en las palabras de Payne... algún tipo de galera... aquí, en estos mares, y en estos tiempos modernos?? he oido historias de tabernas, y esos barcos, están obsoletos, pues no resisten bien la mala mar, al tener unas aperturas laterales que pueden embarcar agua con oleaje fuerte; además, pierden espacio para las baterías... como mucho, tendrán una cubierta artillada, amén de las piezas de caza y las ligeras... no deberían ser rivales dignos... pero... tres contra uno es un problema

Inmediatamente, al llegar, trepo con toda mi agilidad al palo mayor, a observar el horizonte...

Cuando estáis cruzando de nuevo a la nao, lo cual os toma algo de tiempo debido al derribe de las pasarelas el vigía grita 

-Palo a estribor! a nuestra popa hay bruma, será imposible verlo a tiempo mi capitán, horizonte limpio a babor de momento.

Que los tripulantes del Sueño Verde les hubiesen tendido una trampa para que les diesen caza habia llenado de ira irrefrenable a Payne, y como no podía ser de otra, la crueldad innata que por lo común intentaba mantener sujeta salió a relucir. En cuanto la cabeza del traidor rodó por cubierta, una vez fue rebanada del cuerpo con un solo mandoble, aunque trató de coaccionar a la impactada tripulación para que se unieran y no fuese menester su muerte, el shock fue demasiado grande y reaccionaron tratando de embestir a sus captores. Viendo que el capitán Royal gritaba que los matasen a todos, y el resto de sus camaradas se enzarzaban directamente a cortar y mutilar, el teniente entendió que en verdad poco sería lo que obtuviesen de aquella morralla traidora. Algunos eran unos pusilánimes y débiles, por los que no obtendrían apenas beneficio ni vendiéndolos al por mayor, otros tenían demasiado odio y rencor acumulados, jamás serían buenos para la tripulación del Royal, y si hubiese alguno digno dispuesto a colaborar y ofrecer información, no estaba con ganas de comprobarlo en aquellos instantes.

La turba empujó con violencia a dos marineros del Royal que al caer fueron pisoteados reiteradas veces, pero salvo aquel par de heridos graves, fue prácticamente una masacre en cuestión de segundos. Algunos saltaron por la borda donde inexorablemente encontrarían la muerte, otros tantos fueron asesinados tanto por él como sus camaradas, y el grueso fue a esconderse en la bodega para hacerles perder tiempo, de lo cual no estaba dispuesto a pasar nuevamente por el aro Payne. Cerró la puerta con el cerrojo en cuanto el último de aquellos se internó en la oscuridad, y bloqueó el acceso depositando una viga en ambos soportes laterales. 

Jessen ordenó retirada al Royal Fortune y al ver que sus siguientes instrucciones eran quemar el Sueño Verde, sintió una enorme satisfacción al comprobar que sus acciones, sin ser premeditadas, habían sido perfectas para el momento, como dos engranajes que funcionan a la par. Comprobó que Bubba derramaba el aceite de los fanales en el timón para inutilizarlo y cortaba las jarcias, chocolate listo pensó, por lo que hizo lo propio en el otro lateral para que el velamen se desplegase del todo y fuese más fácil que impactaran los proyectiles incendiarios que en breves ordenaría disparar.

- ¡A la orden, mi capitán! ¡He encerrado un gran número de ellos en la bodega, parece que nuestros planes estaban en sintonía, como no podría ser de otra forma! - Sonrió divertido ante la situación, apoyando la mano en el hombro de Jessen un leve instante en plena refriega, demostrando complicidad y lealtad entre ambos, para de inmediato dar las instrucciones oportunas. Una vez los navíos fueron separados y retirada la pasarela, asegurando que toda la tripulación del Royal hubiese cruzado, las órdenes de lanzamiento no tardaron en ser ejecutadas. ¡Muy bien! ¡Todos a mi orden! ¡Prended! ¡Tensad! ¡DISPARAD!

Una ráfaga de saetas empezaron a incrustarse en múltiples puntos del velamen y el aceite de cubierta, no tardaría en dispersarse como la pólvora el fuego.

- ¡Capitán Royal!  ¡Sugeriría preparar los cañones, culebrinas y falconetes de babor! Aunque aún no los veamos, sabemos que eran tres navíos,... Si no nos han visto aún y lográsemos pillarles desprevenidos, disparando y rompiendo su velamen, podríamos cortar en T y encontrar un modo de salir de aquí... Siguiendo al frente terminarán abordándonos por ambos lados... Deberían ser más rápidos que la nao...

Hecha la propuesta, sería Jessen quién decidiría cual es la mejor alternativa...

Sigo en la cofa del mástil de la mayor... busco ansioso en el horizonte señales de más galeras; ya se que a Estribor hay uno; a popa, la niebla no nos deja ver si viene otro. Me centro todo lo que puedo a proa y estribor, donde de momento, no hay nada, pero ... nunca se sabe; tal vez hayan arriado también el mástil, pues no es algo imposible.

El caso... se lo que busco, y se que el Capitán necesita saberlo, así que me dejo los ojos rastreando el horizonte... o a proa o a Estribor.... o a proa o a Estribor.... (¿andeandará?), una o dos de las galeras tengo que ver, joder!!

El capitán le había ordenado atender a los heridos y Ania no dudo ni un instante en seguir sus órdenes, subió a la nao todo lo rápido que pudo, y se aproximó hacia los dos pobres grumetes que habían sido derribados por la estampida. Los habían arrastrado hasta la cubierta y los habían dejado ahí apoyados contra la borda. La joven se arrodilló junto a los dos hombres y los examinó, uno de ellos tenía una estaca clavada en su pierna y sangraba abundantemente mientras se quejaba del horrible dolor y el otro, estaba parcialmente inconsciente sangrando por la cabeza.

Ania corre hasta el camarote del capitán donde guardaba sus herramientas médicas y vuelve con los hombres arrodillándose junto al segundo que sangraba por la cabeza tenía un buen corte que la mujer se apresuró a limpiar y posteriormente coser con agilidad y gran destreza, era todo lo que podía hacer por él en aquellos momentos, solo esperaba que no tuviera daños internos.

La herida del otro hombre pintaba aún peor pero ella sabía qué tenía que hacer, Blade mira a su alrededor intentando encontrar a alguien para ayudarla pero todos andan ocupados siguiendo las órdenes del capitán y aquel hombre no podía esperar más o terminaría por desangrarse. Se quita su propio cinturón y se lo tiende.

- A ver, muerde esto ¡ya! – dice metiéndole en la boca el cinturón.

- ¡NO! Espera, espera mujer ¿qué vas a hacer?

Ania le fulmina con la mirada y le obliga a morder el cinturón.

- ¡He dicho que lo muerdas imbécil! No estás en situación de quejarte, ahora escúchame, muerde eso y no se te ocurra intentar apartarme ¿vale?

El hombre asiente con cara de pánico y ella agarra la estaca con las dos manos, el hombre al ver sus intenciones abre mucho los ojos y la mira aterrorizado.

- A la de 3 ¿ok? Uuuuno… d.. – Ania tira con todas sus fuerzas antes de terminar de contar pillando al hombre desprevenido que comienza a gritar a pleno pulmón, la joven arranca la estaca salpicando todo su pecho de sangre y la arroja hacia un lado. Después se arranca parte de su propia camisa dejando al descubierto su vientre y rodea la pierna del hombre, improvisando una venda que ata ejerciendo presión. Después la cambiaría por una venda limpia pero en aquellos momentos debía improvisar.

- Bien, no os mováis de aquí ¿de acuerdo? – les ordena, a pesar de que era obvio de que no iban a moverse de allí.

La joven se levanta y va decidida hacia donde Payne daba órdenes para disparar.

- Teniente, sabe que soy buena en esto, si me lo permite… - la joven coge uno de los arcos, se coloca tensa y dispara acertando en una de las velas del sueño verde mientras sonríe de satisfacción.

Me encontraba totalmente cegado por el frenesí al que nos habíamos abandonado... me estaba aplicando de manera metódica en arremeter salvajemente contra la ya entregada tripulación del Sueño Verde cuando una voz, alta y clara, se elevó por encima del griterío... ¿arcos y flechas...? Vi claramente el objetivo de mi capitán, y me maldije levemente por haberme entregado a tan banal festín de sangre... ¡¡¡A LA ORDEN MI CAPITÁN!!! - Grité, para confirmar a Jessen que había oído su orden y que me aprestaba a llevarla a cabo...

Salté sobre un grumete que no sabía como contener sus intestinos dentro de la tripa y pasé a nuestra imponente embarcación... bajé rápidamente a la primera bodega y subí con unos 10 arcos, los cuales apoyé contra el costado de estribor de nuestra nave, cada uno con su dotación de 3 flechas. El equipo lo completé con unas lonas inservibles que manteníamos en cubierta... 

¡Capitán! Todo listo... - dije a nuestro lider, aprestandome  a movilizar otros tantos marineros de nuestro barco para abrir fuego en cuanto nos dieran la orden. Ésta llegó sin demora, en cuanto todos habíamos saltado al Fortuna y separado ambas naves, Jessen Royal dió la orden y todos disparamos a la vez... y el infierno se desató sobre las tranquilas aguas del Atlántico...

Encomendé a uno de nuestros hombres, un tipo rubio, que carecía casi de todos sus dientes y que se apodaba "el Martillo", que devolviera todo el equipo a la bodega y se prepara para recibir nuevas órdenes y me desplacé hacia el puente de mando, donde se encontraban Jessen y Ania Blade...

Capitán, con su permiso... ¿tenemos decida ya la ruta a seguir? ¿Puedo hacer una propuesta? - dije, tomándome por segunda vez en esa jornada la libertad de dar mi opinión, y esta vez sin que me la hubiesen pedido... pero, que diablos, era nuestro pellejo lo que estaba en juego, y por nuestro señor Jesucristo, haría todo lo que estuviera en mi mano para salir airoso... - pensé

Vi como Jessen asentía mientras se intuía una sonrisa bajo el pañuelo, pues sus ojos se le achinaron levemente...

Gracias señor... bien, sabemos que nos acechan tres naves, todas se aproximan a remo, es de suponer que vendrán por diferentes flancos... hemos confirmado un navio por estribor. A popa tenemos un banco de niebla, y hacia babor limpio, que es por donde vinimos. Regresar por este camino tendríamos viento de proa y nos obligaría a avanzar en zigzag, ralentizándonos... nos acabarán cogiendo, señor. ¿Puedo proponer poner proa hacia el este y arremeter contra el navío que nos acecha? No se lo esperarán, y siempre podemos evitar cortar su trayectoria y disparar nuestra artilleria... movemos mucho más tonelaje, será un golpe violento, pero saldremos airosos, la inercia juega a nuestro favor, e iremos con mucha más velocidad relativa... - dije, haciendo un tétrico croquis sobre la cubierta del puente con mi alfanje chorreante de sangre

Y allí estaba su negro, el chocolate más útil de cuantos marineros disponía en su nao. Valía para amenazar, para romper cabezas, para inutilizar timones e incluso para otear el horizonte y ver navíos donde nadie más los estimaba... ¿Había algo para lo que Bubba no estuviera capacitado?... Jamás Jessen se alegró tanto de tenerlo a bordo, ya solo le faltaba ser su amante para que pudiera disponer del Royal a voluntad, y es que el respeto del capitán por aquel coloso oscuro comenzaba a traspasar fronteras.

Las informaciones llegaron prestas y las ideas de cómo abordar la situación eran variadas, confusas incluso... Royal quedó pensativo, ellos habían atisbado al Sueño Verde por el Este, lo ideal para escapar sería ir hacia el oeste, pero la posición de dos miembros fuertes de su tripulación se hicieron notar, por un lado la postura de su mano derecha, Payne y por otro lado la opinión de quien aspiraba a ese mismo puesto, MacKinnon.

Joseph era siempre muy razonable y útil a bordo, no le gustaba llevarle la contraria porque sus opiniones solían ser meditadas generalmente y cuando no, acertadas en la mayoría de las veces. Pero a la par debía tener cuidado con él puesto que había conocido a muchos hombres con miras puestas en su posición de capitán, y si él encabezaba un motín por los dioses que tendría conflicto porque muchos de la tripulación irían detrás, era muy convincente y tenía algo contra lo que Royal no podía competir. Tener la cara cubierta no daba seguridad a los suyos, pero si otorgaba el suficiente miedo para contenerles lo suficiente de adquirir botines para que no protestasen.

- Buen trabajo señor Payne, desde la bodega hay una puerta que les llevará de camino al infierno... - dijo Royal haciendo referencia al incendio que acababan de causar.

Joseph Payne estaba en sintonía con ella, de hecho le resultaba complicado a veces no dejarse sentir mujer estando en su presencia. Pero aquello podía ser muy peligroso, tanto como que su primero no le aceptase de capitán y fuera un conflicto que acabara con uno de los dos en el fondo del mar.

Royal estudiaba la opinión de Payne en silencio, hacer una T provocaría que ciertamente pudieran escapar, atacar al navío que se aproximaba, serían lentos si seguían con su navegación a remos. Destrozarían el velamen y se marcharían por donde no esperaban los otros barcos de la armada que iban a dar apoyo al Sueño Verde. No estaba mal la idea, nunca estaban mal las ideas de Payne.

Pero en ese instante MacKinnon llegó al puesto de mando y tras solicitar ser escuchado, el capitán le observó con una sonrisa tras su pañuelo negro. Jamás lo reconocería públicamente, pero le gustaba que su tripulación tuviera iniciativa, la mejor manera de evaluar a tus propios hombres es saber que hacen lo que hacen por amor a la vida, al botín, a su barco, a ellos mismos y por supuesto a su capitán. Que tuvieran opinión les hacía fuertes como tripulación, aunque también era peligroso para Jessen, el cual debía permitirse pocos errores.

El escocés dijo algo que estaba bien orientado, el viento de proa les relentizaría, lo que esperarían los de las otras embarcaciones era que pusieran el viento a favor, pero si lo hacían de costado podrían dirigirse hacia el navío que los acechase, algo que les pillaría por sorpresa, reventarían uno de tres, pero claro, ¿Y si les pillaban las otras dos embarcaciones?... Tendrían el viento de lado deberían volver a virar, eso les comería tiempo... y seguro que de las tres embarcaciones una de ellas tendría potencia de fuego, al menos una seguro, las otras servirían para cortar el paso.... La nao no era una embarcación precisamente ligera, y su potencia era de fuego pero por todos los demonios, contra una nave, dos a lo sumo, tres era una locura... Y lo peor... Si disparaban artillería ya no tendrían por donde escapar, el sonido advertiría a sus otros enemigos... ¿Qué hacer?

Payne opinaba huir, MacKinnon embestir... Y en ambos casos estaban jodidos... 

- Si vamos a morir hoy no será con la idea de que la tripulación del Royal es cobarde, sino temeraria y taimada... No tenemos una goleta, escapar no es nuestro fuerte... Los cañones sí lo son... - miró a Payne -... sé el riesgo pero tengo completa confianza en este barco y su tripulación... - miró a MacKinnon -... ¡Prepare la nao!... Seguimos su plan señor MacKinnon, y que Dios nos pille confesados si se equivoca... Señor Payne, supervise que las indicaciones de MacKinnon se desarrollan con normalidad..

Royal tenía otra cosa en mente. Y es que el escocés quería sobresalir, si salían vivos de esta era interesante que Payne no se viera con tanto poder. Los hombres bajo presión trabajaban mejor y se esforzaban más. Había que darles oportunidades a todos para que se viera su potencialidad. Eso se le daba bien a Jessen, dirigir almas y darle a cada uno lo suyo.

Payne no encajó nada bien que el capitán Jessen desestimara su propuesta en favor de la Mackinnon y lo pusiese al mando de la acción, poniendo en tela de juicio el buen criterio e inteligentes deciciones que siempre había manifestado y tomado el teniente desde que entró a formar parte del Royal. ¿De veras pretendía que la tripulación cuestionase su autoridad como segundo? La cadena de mando siempre había sido clara e incuestionable hasta la fecha, pero si el mismo Jessen había abierto la veda para usurpar puestos, él también trabajaría a las sombras para relevarle del puesto de capitán. 

Estaba convencido que Jessen no sabía quién era en realidad y que en todo este tiempo había estado usando un nombre falso. ¿Joseph Payne?  El nombre había sido inventado e improvisado al momento de ser rescatado en alta mar. "Joseph" venía del primer barco inglés que capturó como corsario español en aguas del Caribe, el "Saint Joseph", y Payne era el apellido del último capitán pirata al que asesinó antes de recibir un desafortunado golpe en la cabeza y caer de su fragata, para pasar días y días a la deriva hasta que fue recogido por Jessen Royal.

Con aplomo, y sin evidenciar en demasía lo mal que le había sentado que el capitán le relevara en la acción, simplemente se limitó a decir.

- Como ordene, mi capitán. Supervisaré en silencio las acciones del señor Mackinnon si esa es su voluntad... 

...aunque no pienso hacerme responsable de este despropósito. ¿A caso no ve que justo pretenden atacarnos de frente, haciendo uso de su espolón para perforar nuestro navío por debajo de la línea de flotación? Y que incluso si logramos evitar serios daños, como mínimo nos harán perder toda inercia y el resto de embarcaciones, que no vemos aún pero sabemos que están ahí por la información obtenida del bitácora, nos darán alcance y nos abordarán? ¿No ve que hay bruma cerca de nuestra posición, lo que implica que casi no hay viento, y que nos esperaban justo aquí, en este lugar, porque saben que en este sitio tendrían toda la ventaja a su favor? Si justo propuse preparar las baterías de babor era porque intuyo que en breves veremos otro navío, con toda la ventaja de estar situado a barlovento, desplegar su velamen para darnos caza. Este navío de estribor iba a ser el mejor de nuestros problemas... En fin...

- ¡Bubba! ¿Puedes describirme lo mejor que puedas cómo es el navío y que bandera llevan izada? ¿Con qué fuerza y en qué dirección sopla el viento exactamente?

Payne no pudo evitar mirar a la señorita Blade con cierta tristeza. Tenía respeto por Jessen, pero su decisión está vez era una cagada y aunque saliesen de allí con vida, los costes serían muy altos. Esperaba que lo entendiese. A veces ella era la mejor para interceder y hacer entrar en razón al capitán. Pero fuese como fuese, le apoyaría si esa había sido su decisión final.

Tomé la orden del capitán Jessen con satisfacción, asumiendo la ventura de la maniobra... me iba el cuello en ella.

Grité alto y claro un ¡¡a la orden!! y me encaminé hacia el señor Payne, pues por escalafón sería el encargado de realizar dicha maniobra y, por otro lado, no quería enemistarme con él... si, es cierto que estaba capacitado para ser segundo oficial, pero no entraba dentro de mis aspiraciones a corto plazo... - pensé

Me coloqué al lado del Segundo y le dije - Payne, ya ha oído al capitán, viramos a estribor y proa al navío que nos acecha... su táctica era excelente, pero creo sinceramente que no hubiera dado resultado, y no somos un barco concebido para huir. Eran sabias palabras con las que ilustró su propuesta, pero al final, la decisión recae sobre Jessen, y él ha creido conveniente seguir mi plan en lugar del suyo... - carraspeé y le ofrecí la mano en señal de respeto - Espero que no me lo tenga en cuenta, en cualquier caso, si no da resultado mi plan, estamos jodidos... 

Por último quise añadir... - no obstante, debemos prepararnos para dos posibles escenarios... uno, embestir de frente si tratan de evitarnos. No olvide que, a diferencia del Sueño Verde que eran carne de cañón, peones sacrificables para atraparnos, la dotación de nuestro cazador son hombres libres, ingleses muy probablemente, con gran aprecio por su vida, y dejarse arremeter proa contra proa con un navío que desplaza más del doble de toneladas y, si el viento no cambia, iremos con el triple de inercia... es una locura, los haríamos pedazos, por muy reforzado que tuviesen su espolón.

Y dos, lo más probable, que cuando vean nuestra maniobra traten de evitarnos, y en ese caso, cuando estemos a distancia de tiro, lanzar una triple andanada... en este caso solo perderemos parte de la velocidad por el retroceso de los cañones, y la recuperaremos pronto, pues llevaremos el viento de popa... 

En ese momento entrará usted, que tiene acceso a las cartas de navegación, para buscar una ruta de escape pues en cuestión de 36 horas a lo sumo nos habrán alcanzado los otros dos navíos.

Dicho esto, espero sus órdenes, si me necesita a su lado o bien regreso a mi puesto en las piezas de artilleria de babor, señor - finalicé, envainando mi alfanje, pues no me había dado cuenta que aun lo empuñaba con fuerza.

-¡A la orden, capitán! -asintió Castañeda a la petición de Jessen.

El cocinero acudió presto a las cocinas, indicando a varios de los piratas que le acompañasen, para regresar llevando varios barriles de aceite y preparado para prender fuego al Sueño Verde. Sería la despedida que aquella estúpida tripulación, que había sido tratada como cebo, se merecían.

Acto seguido, permaneció en la cubierta, aguardando nuevas órdenes por parte del capitán. No le molestaba el hecho de que tuvieran que retirarse al estar siendo perseguidos, pues al fin y al cabo el riesgo y el frenesí eran lo que caracterizaba la vida del un pirata, pero no podía evitar lamentar que tuvieran que retirarse sin haber podido capturar a los idiotas del Sueño Verde y haberlos vendido en el mercado de esclavos.

Ania acude hacia donde está el capitán, le toma del brazo y le aparta un poco para susurrarle algo, los más cercanos pueden ver como la joven le habla algo incrédula y molesta.

- ¿Qué coño haces Jess? ¿pretendes que nos maten? O mejor, ¿quieres un motín y que te maten a ti o nos violen a las 2 uno por uno? Tenemos que salir de aquí ya y sabes que el plan de Payne es bueno, ¿por qué le das “autoridad” al escocés? Muchos siguen a Payne, si él se amotina, estamos perdidos, todos. Además, si no salimos ya de aquí mientras nos cargamos una nave las otras dos nos van a follar a cañonazos. Piénsalo bien, se que quieres luchar, se que jamás abogarías por huir pero piénsalo fríamente porque tienes muchas vidas en tus manos, y la tuya está entre ellas, nada me destrozaría más que verte sufrir.

Ania le observa intentando guardar la calma, sabía que la mujer era tozuda y orgullosa, pero temía por ellas dos, más por Jess que por ella misma, y debían salir de allí si no querían acabar bajo el mar o en manos de la tripulación amotinada días después.

Payne no evidenciaba físicamente que sus determinaciones le habían sentado mal, pero no había que ser un genio para intuirlo. La convivencia en el barco hacía que a veces las miradas evidenciasen opiniones silenciosas y la carencia de éstas indicaban que no había mucho más que decir, sino obedecer. Su mano derecha había sido desoído a favor de un escocés que estaba deseando hacerse con la posición de su superior. Aquello no debería pasar mucho más a menudo, pero Royal tenía claro algo, las naos no eran para huir, eran para reventar, y si sobrevivían que no fuera como ratones escondiéndose, sino como tiburones al acecho. El orgullo del capitán podía ser su perdición.

Por otro lado MacKinnon parecía haber encontrado el estímulo de su vida. Su idea había sido la elegida, pero no era estúpido, a buena fe tuvo el acercarse a Payne para suavizar la tensión que hubiera podido crearse entre ambos, hablando sobre la estrategia a seguir en aquel escenario donde habían demasiadas suposiciones y pocos hechos en los que poder basar sus actuaciones. Jessen esperaba no haber errado, según Payne, esa no era la estrategia, y no ayudaba demasiado que Blade viniera hasta su posición para hablar de asuntos que solo a ambos concernían.

En aquel instante Castañeda estaba cerca y ocioso, lo mejor era que todos andasen ocupados en la navegación y con las armas preparadas. En cualquier momento podrían haber redobles de artillería.

- ¡Todos preparados, con las armas a punto y en sus puestos!.... - no había silencio entre aquellos lobos de mar en ese preciso instante, buen momento para que el capitán cogiese del brazo a la muchacha, la llevara aparte y le hablase casi en un susurro

- ¿Cómo que qué coño hago?.... Buscar alternativas convincentes para afrontar este problema... Huir con una nao es como decirle a una ballena que se cuele por el estrecho orificio de un ojo de buey... ¿tú crees que entraría?.... - le mira con seriedad, manteniendo el porte, seguro que muchos marineros los estaban observando -...El plan de Payne es mediocre, el plan del escocés si funciona nos dará más renombre..., ninguno de los dos planes aseguran que sobrevivamos... Y además, no conviene que Payne se considere en exceso indispensable en el navío, de lo contrario sí que podríamos esperar en cualquier momento un motín, saber que tiene un competidor hará que se centre más en él y se moleste en dar más opciones para la siguiente encrucijada.

Las palabras de Ania le conmovían. Jess confiaba en ella, y qué diablos, también confiaba en Payne..., pero su orgullo le llevaba en parte a elegir el enfrentamiento, no la huida.

- A estas alturas no puedo recular, mi decisión está tomada y no daré muestras de debilidad frente a los hombres... Con respecto a Payne..., confío en él, no hará tonterías ni motines..., porque si lo hiciera..., si se le ocurriera podría destruirle... Él aún no lo sabe..., pero créeme preciosa, nadie te abrirá las piernas si tú no lo deseas... - dicho esto la cogió de la cintura y le dio un suave beso en los labios, en parte como calma moral, y por otro lado, para que no siguiera hablando y dándole inseguridades, esperaba no haberse equivocado anteponiendo la idea de MacKinnon

Ania intenta estabilizar a los heridos, pero pronto descubre que su recuperación está más allá de cualquier medicina, a lo sumo podrá salvar a uno y a cambio de su pierna izquierda y su antebrazo derecho. Tiene las costillas rotas y un pulmón perforado, pero con cuidados y atención sobrevivirá.

El vigía y Bubba ven ahora que se despliegan las velas, quizás el humo que se eleva del fuego sea señal suficiente, lo que les permite ver un segundo juego de velas a babor, por la envergadura de estas no son galeras, aún es pronto para saber que son, pero parecen de dos o tres palos.

El viento os sopla de popa al igual que al perseguidor, el que os interceptaría inicia un viraje en la lejanía, ahora perfectamente visible, aunque dificilmente distinguible.

El Sueño Verde arde, pero se ha perdido un tiempo en ello, y han habido varias heridos leves.

Del banco de bruma veis surgir a una distancia menor de lo esperado pero aún lejos el tercer barco, que inmediatamente iza velas y busca vuestra popa conociendo que no debe precipitarse.

La isla más cercana con ese viento está a unas diez horas al ritmo actual, según las cartas, al sureste.