Partida Rol por web

Habéis llegado hasta la villa de Cocoyashi en vuestro periplo hacia la isla de Wapukki. Sin saber la situación exacta y varados por una tormenta con poca comida, decidís abasteceros y buscar a alguien para reparar vuestro pequeño barco. La isla es bien tranquila llena de campos de cultivo y árboles frutales. La gente trabaja tranquilamente y no deparan en sentir curiosidad por vosotros al veros con la ropa hecha jirones. La tormenta fue demasiado fuerte, y con suerte sobrevivisteis a ella. La villa está a vuestro alcance donde se ven algunas tiendas, una posada, y casas de poca estatura.

Al fondo, en lo que parece una tienda de armas veis entrar a un par de gyojins.

A duras penas habíamos logrado llegar a tierra. La travesía había sido horrible pero debíamos estar cerca de la isla Wapukki, o al menos no demasiado lejos, si no me había equivocado y había tomado la dirección contraria. Durante el viaje en mar una tormenta se había cruzado en nuestro camino lo que había dejado nuestro barco destrozado y a nosotros prácticamente igual, necesitábamos descansar un rato antes de proseguir. Bajé de lo que quedaba de nuestro barco con mi ropa hecha un desastre y el pelo igual, pero con una sonrisa en la cara, y empecé a peinarme un poco como pude mientras pisaba tierra.

- ¡Te dije que íbamos a lograrlo! Tienes que empezar a confiar un poco en mi... ¡Si era solo un chaparrón de nada! - Le dije a Nanashi mientras desenredaba un mechón de mi cabello.

Eché un ligero vistazo al lugar donde habíamos atracado. Parecía un pueblecito bastante apacible y sencillo, un lugar tranquilo y sin personas petulantes y vanidosas. - ¡Vamos a buscar comida y a un artesano que repare el barco! También podemos preguntar si saben la dirección para Wapukki... ¡No es que me haya perdido ni nada por el estilo! - Respondí al instante a la pregunta que pensaba que me preguntaría Nanashi. Fue entonces cuando me fijé en los gyojins que entraban en una de las casas.

- ¡¿ESOS ERAN HOMBRES PEZ?! ¡Seguro que saben cómo llegar! Sin son peces tienen que saber mucho de agua, ¿No? - Mi objetivo era más bien curiosear sobre esos seres, en mi vida había visto uno de cerca. Terminé de arreglarme el pelo y miré a Nanashi a los ojos sin ocultar mi ilusión por hablar con ellos.

Al llegar a aquella isla, fuera donde fuese, lo primero que hice tras pisar el muelle fue comenzar a azotar la capa para tratar de sacarla. Habiamos arrivado a alguna tierra, la cual según Lux, estaba en el camino de Wapukki. Confiaba en ella, no tenía ningún problema... aunque quizás confiar en ella fuera peligroso, ya me lo ha demostrado con atravesar aquella tormenta. Tras tratar de secar bien la capa, saqué los revolveres para comprobar que estuvieran bien, fue entonces cuando Lux comentó que solo había un chaparrón.

-Pss... ¿Chaparrón? - La miré con una mirada fulminante - Más te vale que esta hojalata no se oxide o sino te enterarás. - Le advertí mostrandole sendas extremidades izquierdas. Finalmente suspiré - En fin, solo ten más cuidado la proxima vez. A todo esto... - ¿Donde estamos? - Miré lo que teniamos alrededor antes de seguir con el resto de cosas.

Casas, cesped, arboles, personas... Todo era muy normal y no muy distinto a las demás islas que había en East Blue. Pero mientras hablaba Lux sobre buscar comida y preguntar la dirección de Wapukki, cosa que sin duda saltaría sino fuera por su autorespuesta, fui mirando más lejos hacia las casas donde unos Gyojin hacían acto de aparición - Ya... claro. - Respondí ante su respuesta anticipada signo de que la estaba escuchando - ¿Gyojin? ¿En East Blue? No puede ser... ¿Estamos en Cocoyashi? Se decía que el pirata Arlong, un Gyojin peligroso, rondaba la zona. Nunca pudimos llegar a comprobar que no hubiera sembrado el caos pero... - Sí claro, iremos al artesano primero, y después a un cartografo, no nos vendría mal llevar un mapa encima. Y sí, co... - fuí interrumpido por el inmenso grito de Lux ante "los hombre pez"

Asustado, y sorprendido corrí a taparle la boca a mi compañera acercando mi boca a su oreja - Calla - Susurré ordenandole por precaución - No les llames hombre pez para empezar y no, no vamos a ir a preguntarles a los Gyojin. Al menos no en esta isla ¿Entendido? - Solo trataba de protegerla aunque mi frase habría sido un poco brusca. - Lo siento, vamos a algún lugar apartado y te lo explico todo - Busqué con la vista de mi único ojo un artesano por el muelle y agarré de la mano a Lux para avanzar hacia esa tienda para tratar de contarselo cuando el artesano estuviera un poco ocupado.

Llegais a la tienda del herrero. Veis a un joven chico trabajar dandole golpes a una espada con un martillo. Se gira cuando escucha el timbre de la campanilla que suena al entrar vosotros. Deja lo que hacía y os pregunta: En qué os puedo ayudar? Mi padre ha salido a hacer unos recados.

Una ve metidos en la tienda solté a Lux suavemente y apoyando una mano en su espalda para llegar hasta el hombre. - Buenos días, hemos atravesado un mal temporal antes de llegar a esta isla, lo cual nos ha venido bien que esté de paso, y nuestra barca a quedado un poco dañada. Mi compañera le explicará los detalles, ya que también estoy tratando de buscar un par de armas nuevas. ¿Le importa si echo un ojo?- una pequeña mentira para poder retirarme a un lugar apartado, aprovechando que mientras Lux y el herrero hablaran, los escuchara lo más bajo posible y haciendole antes de alejarme, un gesto a la pequeña navegante para que me siguiera después de hablar con el sobre la barca.

Una vez lo hubiera hecho, y Lux estuviera a mi lado, miraría hacia el hombre para ver la distancia más o menos y reduje mi tono de voz mientras miraba las armas del lugar - ¿Te acuerdas de aquello que te pedí que nunca mencionaras de mi? - Le pregunté a Lux para que se mantuviera en situación - Pues en esa época, recibía información sobre gente peligrosa, piratas nongratos que suelen tener precio por su cabeza y que normalmente, suelen ser peligrosos. - Suspiré un poco al recordar esos malos tiempos - Se nos pasó infromación sobre un pirata Gyojin que vino a East Blue, no sabiamos exactamente su peligrosidad, pero sabiamos que estaban asentados en una isla mas concretamente en "villa Cocoyashi". Ibamos a dirigirnos hacia esta isla y justo en el camino nos destruyeron. El resto ya lo sabes.

-Lo que quiero decir es que el pirata Arlong lider de los piratas Gyojing del East Blue, está en esta isla, y es peligroso, sino no nos hubieran mandado esa misión como plan B para eliminar a mi tripulación. ¿Me entiendes? - Esperé a ver su reacción así como su respuesta - Tratemos de evitarlos inicialmente, y si ves que tenemos que entablar conversación con ellos tratalos bien, nada de hombres peces ni demasiadas preguntas. - Esperaba que no se quejara diciendo que ella no hacía demasiadas preguntas cuando lleva todo el camino con las interrogaciones en la boca - No quiero que te pase nada malo.

Entramos en la tienda y comencé a admirar las creaciones del herrero o artesano que era dueño de ese lugar. - Seguro que podría aprender mucho aquí! - Me sentía maravillada hasta de la campanilla que hicimos sonar al abrir la puerta. El hijo del dueño nos atendió y Nanashi se me adelantó, por lo que no pude hacerle ninguna pregunta. Esperé a que se marchase a mirar las armas para explicarle la situación.
- Pues verás, hemos cruzado a través de una pequeeeeña tormenta. Y nuestro barco anda un poco destrozado. - Me acerqué al joven y le hablé en susurros, tapando mi boca mientras miraba de reojo a Nanashi. - Pero qué hace mirando armas?
No tiene él ya dos pistolas? - En realidad el barco está hecho un desastre, fui yo quien dijo de ir de frente y Nanashi decía lo contrario. - Pues sí, un boquete, en la zona de popa! - No le digas nada o se enfadará conmigo. Seguro que tampoco es tan grave después de todo, verdad? - Claro, claro, habrá que ir a echar un vistazo! Ahora te acompaño si tienes tiempo. - Le guiñé un ojo y fui junto a Nanashi que parecía querer decirme algo.
- Y bien? - Escuché lo que me dijo, afirmando con la cabeza cuando me hacía alguna pregunta y callada debido a la seriedad de lo que me decía. Yo no conocía para nada a los hombres pez, solo alguna historia que mi tío me había contado sobre ellos, pero eso no era razón para desconfiar de Nanashi. Gracias a él había empezado mi viaje y había llegado hasta esa isla.
- De acuerdo. - Le respondí al final. - Prometo no meterme en problemas, pero... Por qué estás mirando las armas? Acaso quieres comprar alguna? Vamos a pelear? - Nunca me había usado un arma así que me causaban bastante interés.

El chico escucho vuestra conversacion atentamente y en voz baja os dice: Soys marines? Habeis venido para acabar con Arlong? Aunque parezca que la villa sea tranquila, estamos bajo su yugo.

Al poco entra un hombre grandullon y fornido con un bigote grueso a la tienda con unas barras de metal. Por la reaccion del chico, resulta ser su padre. Este exclama y le dice:

Papa, papa. Estas dos personas quieren comprar armas.

EL hombre pasa detrás del mostrador y descarga los barras de metal. Se acerca a vosotros poniendose al lado de su hijo y os pregunta: Es vuestra esa barcucha que hay varada en la playa? EN que os puedo ayudar? QUe tipo de armas necesitais? Os lo pregunta al veros la ropa mojada que llevais y lo destripada que está.

Al parecer el chico, a pesar de que habíamos hablado en voz baja, se había enterado de todo. Me sobresalté al escuchar su pregunta y miré hacia atrás lentamente. - ¿Nos ha escuchado? - Le dije en voz baja a Nanashi, aunque seguramente el joven también se enterase. - Ya te vale, Lux. Lo único que el chico te pide y lo fastidias. Solo te falta ir con un cartel por el pueblo anunciando quienes somos... - 

Me acerqué lentamente al mostrador mientras intentaba negar lo que había escuchado. - ¿Marines, nosotros? ¡Qué va, qué va! - Le dije mientras negaba con las manos.

Por suerte para nosotros, su padre, el dueño de la tienda, apareció por la puerta. - ¡¿Cómo que barcucha?! ¡Se trata de MI... NUESTRO barco. Luxashi 1.0! - Le dije poniendo mis manos en la cadera un poco molesta, inflando los mofletes. - Y solo necesita un par de reparaciones... y algo para que pueda atravesar tormentas. - Preferí dejar el tema de las armas y de Arlong para Nanashi ya que yo no tenía ni idea.

Miré, incredulo, al chico que nos había atendido, pensando solo que, o bien la gente de esta isla tiene un oido muy fino, o bien están poniendo la oreja de más, metiendose en conversaciones ajenas que no deberían. Lux, me preguntó acerca del chico y si nos había escuchado. Solté un suspiro mientras me encogía de hombres. - Me da igual, esta gente no sabe quien soy y paso de tener que hacer su trabajo sucio - Lux se acercó antes que yo negandolo todo, mientras yo más tranquilo hacia lo mismo, preparando la mano para darle un golpe leve en la cabeza a Lux para que parara de hablar - Mientes fatal, exagerada - Aunque no se lo podía decir.

Acto seguido miré al chico a los ojos, con mi único ojo, mostrando una expresión seria y dura - Niño ¿Realmente crees que un marine tendría estas pintas? - traté de poner un tono algo intimidante para hacer que se le quitara rápido esa idea - No lo somos, y por favor, no lo vuelvas a preguntar - dije mezclando el tono amenazante con un tono más suave.

Justo llegó el que decía ser el padre del metomentodo, y de nuevo Lux fue la primera en hablar, me callé ante lo de la barcucha, aunque reí cuando ella lo mencionó - No, realmente no buscamos armas, pero nunca está de más mirar algunas por ver si se encuentra algo interesante. - Entonces respiré más profundamente mostrandome amable con el padre - Solo estamos de paso, reparar nuestra embarcación, reponer suministros y partir. Nada nos retiene aquí, aunque igual deberiamos buscar un mapa también... ¿Sabe donde podriamos encontrar alguien que venda alguno? - No tenía migas para los negocios, y realmente no necesitabamos armas, y por mucho que quisiera, Lux se negaba a portar al menos un cuchillo, así que mi negativa era rotunda, además con la respuesta le respondí al chico con el tema de Arlong y de paso con un poquito de hablar bien tratar de buscar un cartografo.

El padre regaña a su hijo sobre que les habia dicho marines. El hijo baja la cabeza asintiendo y se marcha hacia la parte trasera de la tienda a traves de una puerta. Una vez sin el hijo os dice en voz baja:

Será mejor que os vayais de la isla. Estamos asediados por el pirata Arlong y bajo su normativa. Como todos los aldeanos, esperamos que llegue la marina y lo arresten, aunque hace mucho que no los vemos. Si quereis reparar vuestro barco, hablar con Nouse Tornillo, vive en una cabaña al este, situada cerca de la costa. Quizás os pida algún favor, pero es un viejo carpintero algo gruñon. Para reponeros de viveres, hay varias tiendas de comestibles dos calles atrás. Tambien le podreis comprar a cualquier agricultor en los campos.

No esperaba meter en un lío al joven diciendo eso, pero no tuve ocasión de disculparme ya que pronto su padre le había hecho irse al otro lado de la tienda. El tema de Arlong, el hombre pez, parecía bastante peor de lo que imaginaba. El pueblo estaba bajo su control y no parecía que fuesen a recibir ayuda. - Pensaba que los marines eran personas al servicio de los ciudadanos, mi padre siempre me ha dicho que protegen a los comerciantes en su viaje... - También era cierto que mi tío Yarven criticaba mucho a los marines pero no le hacía demasiado caso. Yarven solía quejarse de los marines, de los burgueses, de los historiadores,... Nadie se salvaba de sus quejas.

- ¡Muchas gracias! - Le dije al hombre sintiendo que no era capaz de ayudarle. - ¿Debería decirle algo a Nanashi? Él ya no es marine y tampoco tiene por qué hacerse cargo de estas cosas. - Esos temas no eran para mi. ¿Nadie tenía una caldera que necesitase reparación o algo más sencillo? - Nanashi, quizás podríamos dividirnos el trabajo. Yo podría ir a buscar a Tornillo y tú comprar algo de comida. ¡La última vez que compré te quejaste de que había demasiadas chuches! -

El hombre por lo visto, se había enterado de lo que nos llamó el niño, aunque fue antes de que entrara este. Será por algo que dijismos, no le di importancia, eso sí, había que reconocer que el chico tenía velocidad. El hombre de la tienda nos habló de la situación y donde encontrar lo que buscabamos. Lux se adelantó dandole las gracias, pero no pude evitar tener que decirlo. - Los marines no vendrán, gastais esfuerzos en una esperanza que os ha abandonado primero a vosotros. La única tripulación que venía aquí, fue destruida por un barco pirata, por lo que estaba claro, los enviaron a una muerte segura. Lo siento por vosotros. - Fui frio y directo. No quería dar vanas esperanzas cuando ni siquiera yo pensaba quedarme allí más de lo necesario.

Al salir de la tienda de nuevo Lux mencionó de separarnos. Sonreí y le di un pequeño golpecito con el dedo, sin hacer daño, en la frente - Lux, no te voy a dejar sola en esta isla ni en broma. Iremos juntos, te guste o no. Prefiero poder protegerte antes que llevarme un disgusto. A cambio, compraremos algunas chuches, pero no muchas. - Pese a que no iba a meterme, Lux era de momento lo más importante que debía proteger... no por su posición ni nada parecido, sino... por lo que sea, simplemente tenía que protegerla, y Arlong... no quería que ocurriera nada malo con el.

El padre asiente y dice unas ultimas palabras: Arlong es lo suficientemente peligroso como para que la marina le tema. Entiendo que tengamos que seguir sufriendo, pero como a mi hijo, esperamos que un día llegue un salvador y volvamos a ser el pueblo libre de antaño. Lo mejor es que sigais vuestro camino y no entableis contacto con él.

Dejais la tienda y vais a comprar viveres junto a unas pocas chuches para calmar las ansias por algo dulce. En una tienda de ropa os comprais nueva y la que llevais encima la tirais por lo deteriorada que está. De esta forma tambien podeis pasar mas desapercibidos. Os encaminais por un sendero que sigue el bosque y luego bordea la costa por una zona de acantilados. Al cabo de algo mas de una hora de andar veis una cabaña solitaria y un hombre de mediana edad aserrando madera. Ese hombre era vuestra llave para salir de la isla.

- Arlong.. - Me dije mientras caminábamos tras salir de las tiendas y me llevaba una chuche a la boca. - No paran de hablar de él, parece como un demonio o algo. Y yo que tenía ganas de saludar a un hombre pez de estos. - No tardamos mucho en llegar a donde el herrero nos había indicado y ya teníamos la comida y la ropa que nos hacía falta. Hora de arreglar el barco.

- ¡Eeeeeeeeeeeeeey! - Saludé con la mano desde lejos a un hombre que parecía ser quien buscábamos. - ¡Hola, hola! ¿Es usted Tornillo? ¡Tiene un nombre muy gracioso! - No, Lux, eso no, el barco. - ¡Ah, sí! Mi nombre es Lux y este es Nanashi. - Le dije mientras señalaba con la mano a mi amigo, presentándonos ahora correctamente. - Nuestro barco anda un poco roto y nos gustaría saber si podría arreglarlo. -

Mientras ibamos de camino a la casa de ese restaurador de barcos, no podía evitar ver como Lux no paraba de comer y comer - Lux, te advierto que son las últimas chuches que compramos hasta llegar a Wanpukki, yo que tu la racionaría. - le dije mientras estabamos ya casi a punto de llegar. El lugar estaba apartado como dijo el herrero efectivamente.

Lux de nuevo fue la que habló, aunque cuando se equivocó no pude evitar llevarme una mano a la frente haciendo un leve Facepalm. - Tu nombre significia Luz, no digas eso de los nombres de la gente si no quieres que te lo digan del tuyo - Le mencioné susurrando a Lux cerca de su oreja para que no lo pudiera oir el señor. Ya luego si me dirigí a el normalmente - Buenos días señor, le seré franco, tenemos prisa, debemos llegar a otra isla en seguida, aunque sé que un buen trabajo requiere su tiempo.

El hombre se gira hacia vosotros dejando el serrucho encima de la madera que cortaba al momento que cae el trozo que había cortado.

Ahh, siempre con prisas! Siempre con prisas! Exclama al veros agitando los brazos hacia arriba. Seguro que os ha enviado ese Arlong de nuevo. Ya dije que no quiero saber nada. No pienso trabajar para crear su barco. Ya hace algunos años dejé de construir y ahora solo me dedico a hacer muebles.

Se gira ajustando las gafas y os ve mejor. No os conozco, así que debeis ser forasteros. No pareceis ser esbirros de se pez narizudo. Pero odio las prisas, si no teneis barco propio, desde luego que no os puedo ayudar como así.

La primera impresión del hombre me hizo bastante gracia, su gesto alterado como respuesta a las prisas de Nanashi me pareció divertido y me sacó una sonrisa, pero esa se desvaneció al instante al escucharle mencionar a ese tal Arlong. El pobre chico de la tienda parecía muy asustado, su padre apenas quería hablar del tema y este hombre había dejado de hacer barcos por culpa de ese pez. ¡Barcos! Ellos eran lo que más me gustaba del mundo.

- ¡Tenemos barco propio! - Le respondí con decisión subiendo el pecho orgullosa. - Bueno, es un poco pequeño pero es un barco. Así que le ofrecemos un trato a cambio de que repare a nuestro Luxashi. - Continué mencionando ya el nombre que le había atribuido al barco que llevábamos.

- Nanashi y yo nos encargaremos de que ese pez vuelva al mar y os deje tranquilos y tú nos ayudas con el barco, ¿Qué te parece? - Yo ya estaba metiendo a Nanashi en el jaleo, y eso que realmente dependía de él para combatir ya que yo no tenía idea alguna al respecto. - Estoy harto de escuchar ese nombre, y no pienso aceptar que dejes de hacer barcos por su culpa. ¡Los barcos son la mayor obra del hombre! - Si me tocaban los barcos yo no me iba a quedar callada.

Dejé que Lux hablara, que las prisas al parecer podrían ser malas consejeras, pero era un error dejar que ella hablara más que nada a sabiendas de que el trato que decía, sería imposible por una de las dos partes - Eh eh eh eh - interrumpí a Lux - Si quieres realizar ese trato, tendrás que encargarte tu sola de mandar a Arlong al agua. Ya te he dicho lo peligroso que podría ser, y lo más seguro es que ni una flota de marines bien preparada pudiera derrotarle. ¿Que te hace pensar que nosotros tendremos suerte? - pregunté porque realmente tenía curiosidad en que se había pensado que era yo. Era bueno con las pistolas, pero no era una maquina de matar... bueno también era en parte maquina, pero no de matar.

-Podrías ofrecerle dinero por arreglar nuestra barcucha. ¿Por qué quieres ponernos en riesgo a ambos? - Si por casualidad tuvieramos que enfrentarnos a Arlong, prefería que fuera por mala suerte, y escapando del mismo, ya que algo me decía que no tenía oportunidad alguna contra el