Partida Rol por web

Se detuvo en seco cuando escuchó a Karl. El soldado tenía un plan,  y le pedía que no actuara aún. Val no sabía cómo enfrentarse a Sandra si estaba parasitada,  a estas alturas ya estaba convencida de ello. Iba a intentarlo a la brava, por peligroso que fuera, la alternativa era mucho peor, se les echaba el tiempo encima. 

Si el plan funcionaba por lo menos tendrían una ventaja .

- Adelante Karl. Espero. 

Sandra lloraría si fuera capaz de hacerlo. Se sentía como un espectador que viese una historia de terror sin poder intervenir. ¡Sólo que en aquella historia su vida estaba en juego! Se paró a pensar otra cosa: ¿qué sucedería si su cuerpo muriese? ¿Moriría ella? ¿O quedaría condenada por toda la eternidad en aquel limbo oscuro? De pronto descubrió que había cosas mucho peores que la muerte...

Karl asintió y, cuando comprobó que efectivamente contaban con explosivos, expuso su plan.

—Volar las dos puertas será complicado y además pondremos en peligro la integridad de la Hécate —dijo—. Pero si nos desacoplamos y maniobramos para acercar la Cira al módulo del laboratorio desde fuera, podemos destruir una de las ventanas, que será mucho menos resistente que el casco o las escotillas.

Señaló a través de la cabina a las aberturas transparentes a las que se refería.

—No será muy difícil llevar la nave hasta ahí, sólo necesitaremos un poco de impulso. Una vez que lleguemos, compensaremos y la detendremos justo delante. La sala se habrá quedado sin oxígeno... pero teniendo el traje no será un problema. Yo tendré acceso directo al laboratorio, mientras que Valerie seguirá a salvo, separada de Sandra por la puerta cerrada del laboratorio. Entraré y reduciré a Sandra para que podamos dormirla como a Doble-R y al resto de los tripulantes. Espero que baste con eso y que no me haga falta hacer nada más drástico...

La verdad es que no sabía si llegado el momento sería capaz de acabar con la técnico, pero prefirió no decirlo en voz alta. Se volvió hacia Robert.

—Por si acaso, antes de desacoplarnos dejaré preparado un explosivo en la escotilla de acoplamiento —indicó—. Si por cualquier motivo yo fracaso en reducir a Sandra, tú lo detonarás, Robert. Valerie saldrá de la estación por el agujero y podrás recogerla para ponerla a salvo. Si se da el caso, destrozad la Hécate aunque tengáis que gastar hasta el último cargador de la Cira. Especialmente los módulos de los laboratorios y la cámara de hibernación, para que esa cosa no pueda liberarse de ninguna manera. Una vez que lo hayáis hecho, aunque os lleve tiempo, seguro que podréis recuperar el control de Stocker. Olvidaos de mí y de Sandra y largaos de aquí con el programa de evacuación de la Cira. Enviad una señal de socorro para que vengan a buscaros e informad de lo que ha pasado.

Hizo una pausa.

—Si consigo reducir a Sandra, le abriré la puerta del laboratorio a Valerie desde dentro, para que pueda asegurarse de que lo que sea que planea ese parásito no tenga efecto. ¡Pero cuidado, Valerie! Antes de abrir la puerta, la golpearé tres veces con fuerza, para que estés segura de que soy yo. Sandra no nos escucha y no podrá saber esto, así que si no oyes los golpes antes de que la puerta se abra, o hago cualquier otra cosa... ¡sal corriendo sin mirar atrás y dile a Robert que detone el explosivo de la escotilla! No tendrás mucho tiempo para escapar si ese bicho se apodera de mí...

Era un plan tremendamente arriesgado, y el soldado era consciente. Pero no se le ocurría ninguna otra manera de minimizar los peligros y no estaba dispuesto a irse sin más, abandonando a Sandra a su suerte y sin hacer nada para detener a esa criatura.

El médico escuchó a Karl y, poco a poco fue abriendo los ojos hasta que estos le ocuparon más de la mitad de la cara — Estás loco. Eso... Eso es... Es... — Sin encontrar palabras para definir el plan que el militar había esbozado terminó moviendo su cabeza arriba y abajo en gesto que mezclaba la aceptación, la duda y la admiración.

— La idea es buena — En realidad era difícil definir si se trataba de una locura o una buena idea, pero por lo menos tenía alguna posibilidad de éxito — Pero no se si podré mover la nave con tanta precisión. Quizás sea más sencillo dejar la nave aquí y cercarnos a esa ventana, con los explosivos, a través del espacio? —

Buscando en su maletín puso en sus manos una jeringa con el que el suponía era suficiente sedante como para adormecer a tres Sandras juntas — Esto la dormirá, pero ten cuidado. Sandra, si es que queda algo de ella en su propio cuerpo, también tiene puesto un traje, así que no tendrá problemas para seguir respirando... si es que lo necesita — Robert se encogió de hombros, dándose cuenta que sabía demasiado poco sobre la forma en que el virus, bacteria o lo que fuera afectaba a quienes infectaba

— En realidad, aunque tenga el traje, la despresurización debería arrojarla al espacio... o eso creo. Así que quizás intente transportarse a otro de nosotros. Si hubiera alguna forma de fortalecernos ante uno de esos ataques mentales... No lo sé. Déjame pensarlo un poco mientras te ocupas de los explosivos —

La científica no tenía nada de militar, no sabía de operaciones arriesgadas ni de coraje. Pero en esos momentos si hubiera tenido delante a Karl, y no en la pantalla holográfica, le habría dado un abrazo. Uno triste y lleno de admiración.

El plan era casi un suicidio por su parte, y no lo había esperado. Era brillante, sí, pero ponía en juego la vida del valiente soldado con el fin de salvar al resto, incluida Sandra, él lo sabía, los tres lo sabían. 

Sin embargo, ¿qué otra cosa se le ocurría? ¿qué podían hacer? 

Valerie tragó saliva, consciente de lo que representaba aceptar. Pero sí. Había que aceptar.

— Está bien. Cada uno tiene aquí su papel, ciñámonos a él, y no nos expongamos más que lo imprescindible. Sobrevivamos. Esperaré tu señal, tres toques.

Con mi arma en ristre, si es que sirve de algo... Pensó.

Karl ya había tenido en cuenta aquello, pero ese plan tenía dos problemas.

—Es arriesgado abandonar la Cira mientras Sandra pueda controlar a Stocker —dijo—. Si perdemos la nave, podemos darnos todos por muertos. Además, si no la desacoplamos primero, no podremos volar la escotilla si fallo al reducir a Sandra, y esa cosa podría alcanzar a Valerie antes de que pudiera escapar. Tranquilo, no será tan complicado si movemos la nave entre los dos. Sólo hay que darle un poco de impulso y frenarla ante el ventanal de ahí delante, no necesitaremos hacer acrobacias. Y sobre la despresurización, no debería ser demasiado problema para Sandra... siempre que aún lleve puesto el traje con suelas magnéticas. Pero no creo que se haya parado a ponerse cómoda.

El soldado terminó de preparar el explosivo y cogió la jeringa de sedante. Luego le  tendió a Robert el detonador.

— Recuerda, vuélala solo si fallo. Es fácil, solo tienes que apretar el botón. ¿Estás lista, Valerie? —se sentó en el asiento de piloto.

— Supongo que por eso lo mio es la medicina y no la estrategia de combate — reconoció Robert recibiendo el detonador a cambio de la inyección

— Intentaré ayudarte. Creo que el encendido era con estos botones... — las manos del médico se movieron a través del tablero como si realmente entendiera lo que estaba haciendo — Y debes tener cuidado que ese indicador nunca llegue a la marca roja, cuando muevas la palanca hazlo despacio. Si ves que la aguja se acerca demasiado a lo rojo, déjala libre — insistió

Finalmente, con una sonrisa que mostraba una mezcla de esperanza y desánimo aclaró — En el peor de los casos, si no calculamos bien como frenar siempre podemos entrar con nave y todo —

— Estoy lista chicos. Una última cosa. Sé que es hablar por hablar ahora mismo, pero voy a decirlo: No os la juguéis por mi, por nosotras. Sandra está parasitada, y yo estoy a este lado de la compuerta. Si veis que al hacer la maniobra de acercamiento vais a perder el control, y con ello la Cira y a vosotros, abortad. Y entonces haced lo que has dicho antes que hiciéramos nosotros si algo salía mal, Karl: Mandad a la Hécate a la mierda en pedacitos tan pequeños que de esa cosa no quede ni el recuerdo. Y largaos de aquí cagando leches con la conciencia bien tranquila. Buena suerte.

Su voz sonó resuelta, y su mirada era fría. Una cosa era hacer una heroicidad para llevarse a la técnico y a ella misma, y obtener respuestas acerca del alienígena, y otra muy distinta era acabar mártires, todos ellos, muertos para nada. 

La Cira comenzó su maniobra de desacoplaje con Karl sentado a los mandos. El doctor recordaba las nociones básicas de pilotaje de emergencia que les habían dado para maniobrar con naves más pequeñas. Era evidente que no podrían pilotar algo como la Cira sin IA ni un piloto especialmente entrenado, pero los movimientos básicos entraban dentro de lo posible. Aplicando esas clases básicas intentaba guiar a Karl para situarse en la posición correcta... y parecían ir bien encaminados.

Todos sabían lo que se jugaban. Y ninguno iba a dudar en sacrificarse en caso necesario para impedir que lo que fuese que había en esa estación llegase a un sistema habitado¹.

Sandra veía ahora, desesperada, como lo que fuera que llevaba el control de su cuerpo contemplaba el panel de la cápsula. El bloqueo había sido anulado y estaba tecleando rápidamente para reactivar el sistema.

En ese momento, sin embargo, se oyó un ruido brusco. La mirada del huésped se desvió hacia el ventanal lateral del laboratorio. ¡La Cira se acababa de desacoplar del puente de conexión y empezaba a moverse! Durante unos segundos la mirada siguió el movimiento de la nave, como si pretendiese saber que sucedía allí. Luego se dirigió desesperada hacia la tablet que tenía en el traje, donde comenzaba a teclear órdenes a gran velocidad. ¡El alien estaba intentando acceder al control de la Cira a través de la IA de Stocker!

Sandra contemplaba todo aquello como un espectador pasivo, sin poder hacer nada, pero analizando la situación. Intentó repasar si era posible hacer aquello que el huésped intentaba y se dio cuenta de que no lo sabía. Su conocimiento de IAs era amplio pero una situación como aquella - intentar romper el control manual a través de la IA en modo marioneta - nunca lo había estado en sus conocimientos. Con cierta satisfacción intuyó una oleada de nerviosismo que no le pertenecía a ella. ¡Pertenecía al huésped! ¡Aquella cosa, por primera vez desde que había tomado posesión de su cuerpo, no tenía la situación bajo control! Los segundos pasaban y la cápsula, aunque sin bloqueo, seguía todavía apagada. La Cira se estaba moviendo y el resultado de aquella situación era del todo incierto.

Pero ¿qué pretendían sus compañeros? ¿Marcharse en la nave de rescate? ¿Y Valerie? ¿No seguía en la nave? El huésped sólo estaba pendiente de su lucha por retomar el control de la nave.

Sentía los nervios de aquella cosa mezclada entre su propio yo. Era una sensación rara, pero sabía exactamente que los nervios no eran de ella y sí lo era la emoción de ver que algo sucedía, algo que, intuía, aquel ser no tenía controlado y lo que era muchísimo mejor, con un poco de suerte no podría controlar. Porque ella misma no sabía como recuperar el control de la Cira en esos momentos.

Hubiera gritado y saltado de alegría solo por sentir esa urgencia ajena, pero su mente estaba trabajando en imaginar que se proponían Robert y Karl.

-Summer, ¿has visto eso? ¡Se han desacoplado! Están manejando a la Cira fuera del alcance de esa cosa.

Su mente buscaba llegar a una conclusión. Buscaba todas las posibilidades, todas las cosas que podían pasar por la cabeza de sus compañeros para llevar a cabo aquel movimiento. Veía pasar ante sus ojos todos los comandos que su cuerpo estaba introduciendo en la tableta con el fin de volver a hacerse con el control de la Cira. Y uno tras otro, fallaban.

Se sintió sonreir y deseó que, aquella cosa que ahora habitaba su cuerpo, fuera capaz de sentirla como ella estaba sintiendo su desesperación por recuperar el control de la situación.

Summer no le había respondido a varias de sus preguntas y temió que ya no estuviera allí. Eso significaría que había muerto de una u otra forma. Que ella se quedaba sola. Pero realmente aquello no era importante ahora, lo procesaba en un segundo plano. Tener tres frentes abiertos a la misma vez era complicado, pero estaba descubriendo que su mente era capaz de mucho más de lo que ella pensaba.

Y una idea se estaba formando en su mente.

-Summer... Doble-R está despierto, esta llevando a la Cira...-temía dar forma a su idea, pero ahora solo podía pensar en ella-...contra la Hécate. Van a estrellarla contra el ventanal. Quieren matar a esa cosa, por el golpe o lanzándola al vacio...Saben que...

Y dejó de hablar.

¿Moriría ella junto a su cuerpo?

Era curioso, no sentía desesperación al pensar que quizás estaba a punto de asistir a su propia muerte. Quizás desde el principio había sabido que ya no regresaría jamás a su cuerpo. Solo sentía pena. Por no poderles decir que estaba allí, que les estaba viendo, que no se había ido, que quizás había alguna forma de hacerla volver. Pero sabía que la prioridad era Val y acabar con aquella cosa lo antes posible. Y no se le ocurría ninguna otra forma de matarla que no fuera matar a Sandra.

-Vaya, pienso en ella como si no fuera yo. Pero... con el otro, caed en la cuenta de que hay dos...

Y sintió miedo de que, después de todo, ellos no se percataran de aquel punto y aunque consiguieran matar al que ahora manejaba su cuerpo, se llevaran al que hibernaba en el cuerpo de Summer. Y entonces todo sería en vano.

Karl se esforzaba por traer a su mente hasta el más mínimo conocimiento que pudiera serle útil en aquella situación. Su formación militar había incluído adiestramiento básico de pilotaje de naves, pero estaba por ver si sería suficiente para no acabar estampados contra la Hécate, o saliéndose de la órbita de la estación de forma irrecuperable.

Respiró hondo un par de veces y tomó los mandos.

—Bien, vamos allá.

Se habían desacoplado limpiamente.

Los motores laterales empujaban a la Cira con mesura hacia su izquierda, realizando el recorrido circular que debía situarla en su nueva posición. Por un momento Karl temió que fueran a impactar de forma directa con el módulo lateral pero gracias a las correcciones de Robert lograron alejarse lo suficiente como para que esto no sucediera.

Valerie contemplaba aquel movimiento a través de los amplios ventanales del pasillo con la respiración contenida.

¿Y Sandra? Tanto Karl como Robert la vieron junto a la cápsula principal. Parecía estar manipulándola a través del teclado pero el repentino movimiento de la Cira la alarmó, alejándola de aquel dispositivo para mirar incrédula por la ventana norte. Sin embargo pronto apartó la mirada para empezar a teclear frenéticamente en su tablet.

- Conexión con la Cira a través de Stocker en modo marioneta denegado. Cira funcionando actualmente en modo manual. Cualquier modo remoto está deshabilitado o requiere al menos de dos órdenes superiores para ser intervenido. Autorización para Sandra Hicks denegada.

¡Había intentado manipular la Cira desde su tablet! Pero al parecer no era posible mientras la nave estuviera en modo manual. Karl y Robert se situaron delante del módulo. Sandra miró la tablet durante un momento como intentando intepretar la negativa de los sistemas. Luego, viendo que la nave estaba ante ella, dudó unos segundos.

Los segundos que Karl utilizó para apretar los gatillos del láser frontal de la nave.

La cristalera del laboratorio principal estalló en mil pedazos. Los lásers la atraversaron sin problemas impactando también en la propia Hécate.

Valerie se vio tumbada al suelo cuando la estación recibió el brutal golpe. Sin embargo su zona estaba presurizada, por lo que aunque aturdida se pudo incorporar. El laboratorio secundario, sin embargo, se convirtió en un caos en el mismo momento en que la despresurización entró en juego. Lo primero que sucedió fue que parte del cableado de la cápsula principal, junto con su maquinaria experimental, salió disparado en dirección a la Cira, golpeando el frontal de la nave. Aquello no era nada para un transbordador de rescate acostumbrado a cruzar por zonas peligrosas, pero parte de la cápsula secundaria se perdió volando en el espacio hacia la gravedad del planeta 505.

¿Y Sandra? Sandra se había logrado aferrar en el último momento a uno de los paneles anclados de la Hécate e intentaba, de forma desesperada, no ser arrastrada por la descompresión de la sala¹.

En su interior, mientras rodaba por el suelo zarandeada brutalmente por el impacto del láser de la Cira en la superficie del ventanal del laboratorio, y en la propia Hécate, Val dio gracias a los dioses. 

¡Lo habían logrado!

El bueno de Karl, junto con la ayuda de Robert, había conseguido realizar la difícil maniobra. Y seguían todos vivos. Ahora... venía la segunda parte.

Se incorporó a trompicones, y se preparó.

Robert observó el revoltijo de cables y equipo que se movía a través del laboratorio, sorprendido de que, contra cualquier pronóstico, el plan había dado resultado

Por un momento, al ver como parte de la cápsula golpeaba el vidrio temió que la misma Cira corriese el riesgo de quedar dañada, pero al ver que los paneles transparentes aguantaban un profundo suspiro broto de su labios, cuando dejó escapar el aire que inconscientemente había contenido

— Vamos por ella! — exclamo mientras e ponía en pie y daba un par de pasos hacia la escotilla — Supongo que en cuanto se equilibre la presión deberíamos poder ingresar sin problemas — añadió se sorprendía a su mismo por solo pensar en la posibilidad de hacer lo que estaba planteando.

Sin embargo, repentinamente se detuvo — Aunque... si dejamos a la Cira en modo manual supongo que deberé quedarme, no? No me gustaría que Sandra, o quien sea que sea ella, intente tomar el control nuevamente si la ponemos en automático — completó sorprendiéndose ante el poco entusiasmo que le provocaba la idea de mantenerse en un lugar seguro

En cuanto fue capaz de situar la nave enfrente del ventanal, Karl lo destruyó con cuidado de no causar un daño excesivo. Se trataba de tener acceso al laboratorio, no de reventarlo todo. Afortunadamente, no había apuntado mal. Se levantó de un salto del asiento del piloto, tan rápido que las suelas magnéticas apenas le mantuvieron unido al suelo de la Cira.

—¡Voy a ello! —dijo—. Robert, tienes razón. Será mejor que te encargues de la nave. Bastará con que evites que se mueva de aquí.

Fue tan rápido como pudo hasta la escotilla de salida de la Cira, y comprobó su carabina. Después, se amarró a la nave con un cable de seguridad. Lo último que quería era que algo fuese mal y acabara convertido en otro satélite del planeta rocoso. Una vez que el cable estuvo asegurado, se preparó para salir y abordar la Hécate en cuanto el chorro de gas que salía del laboratorio se lo permitiera. Sandra estaba allí. Y esa cosa también. Era a todo o nada...

Cuando la descompresión cesó Karl ya estaba preparado para el abordaje. Había sido entrenado para ello y no tenía ninguna dificultad irrumpir en el laboratorio pese a la gravedad cero. Sandra se había soltado de su agarradero y ahora flotaba a poca velocidad, con cuidado. En cuanto vio al marine apuntándole con el arma su mirada se centró en él. Una mirada en la que las pupilas se dilataron totalmente para ocupar el espacio del globo ocular.

Karl notó como algo intentaba agarrar su propia mente, como si unos zarcillos invisibles se clavasen en su cerebro. Pero repentinamente el ataque perdió intensidad. El rostro de Sandra reflejó sorpresa, luego todo su cuerpo se contorsionó de forma violenta hacia atrás para, finalmente, quedar flotando ingrávida e inconsciente sin que el soldado pudiera llegar a hacer nada.
 

En su propio mundo de oscuridad Sandra sintió un vértigo inenarrable al mismo tiempo que el huésped intentaba saltar de su cuerpo, de su mente, hacia el de Karl. Pero algo fue mal. Algo falló y de pronto la técnico se vio arrastrada ¡de vuelta a su cuerpo! En un momento confuso vio a través de su cuerpo pero ¡realmente! ¡estaba allí! Sin embargo la tensión del viaje fue excesiva y se sumió en la negrura.

Al menos por unos instantes.

Mientras cambiaba.

Había vuelto. Estaba a punto de recuperar la consciencia y sentía su cuerpo, sus manos, su vida... ¡había vuelto!