Partida Rol por web

La iluminación es siniestra como todo lo que nos rodea tengo muy mala sensaciones con todo esto pero no es momento de tener dudas, guardo silencio ante el gesto de la fenix y me asomo tratando de vislumbrar que puede haber más abajo.

Al principio no sabes que es lo que estas viendo. Sabes que abajo hay agua. Pero tambien unas extrañas luminiscencias que fluctuan.

Quizas por que tenias vivo el recurdo de la imagen mental en los aledaños del templo, o puede que por que habias revivido los sueños de pesadilla de tu amado una y otra vez, te temistes los peor desde el principio.

Buscastes, con la mirada durante unos minutos algo que estuviera quizas un poco mas cercano a donde estabas para tener la certeza de que tus miedos podian ser realidad.

Al cabo de dos minutos, justo bajo el saliente en el que estabas tumbada, vistes, un risco, conmenos luminicescias. La distancia entre ella era pequeña pero pudistes comprobar que seguian algunos patrones de movimiento, no eran herraticos.
Afinastes la vista todo lo que pudistes, hasta que te dolieron los ojos.

Pero cuando localizastes lo que buscabas cerrastes los ojos de nuevo. Era uno de aquellos seres de las tinieblas que habias visto en tu mente. Y estabas segura de que te habia visto.

Afortunadamente, estabas en la misma oscuridad del centro de la tierra, y a muchos metros de distancia. Pero el susto estaba ya metido en ti. Si la vision era real, habia un ejercito de seres monstruosos bajo la puerta del mismisimo emperador.

Al principio no sabes que es lo que estas viendo. Sabes que abajo hay agua. Pero tambien unas extrañas luminiscencias que fluctuan.

Quizas por que tenias vivo el recurdo de la imagen mental en los aledaños del templo, o puede que por que habias revivido los sueños de pesadilla de tu amado una y otra vez, te temistes los peor desde el principio. Pero era solo una sensacion, como si de algun modo ya hubieras estado alli.

Sin embargo, por mas que mirabas y mirabas, y tu vista viajaba de una punta a otra, no conseguias divisar nada que te confirmara absoluntamente nada.

Hasta que de repente...

El silencio se cernia sobre vosotros, la admosfera era opresiva, quizas por la presion de las toneladadas de roca sobre vosotros, quizas por el miedo en vuetros propios corazones.

Ambos observais el vacio hueco de la cueva con interes, y con desesperanza. Durante unos minutos, sois incoscientes de la rapidez del latir de vuestro corazon, y mucho menos de como respirais, pues ambos estais atentos a vuestras vistas y vuestros pensamientos.

De repente, la joven Shiba da un respingo involuntario y vuelve a poner la cabeza por dentro de la roca. Sin mirar mas hacia abajo. El doji, que no ha visto nada, se sobresalta, y notando la incomodidad de su compañera, hace lo propio y vuelve su cuerpo para no mirar hacia abajo.

Ambos os quedais tumbados mirando hacia arriba, hacia el unico punto de luz de aquella extraña catacumba natural. Y podeis notar, como el brillo que proviene de arriba se esta extinguiendo lentamente pero sin pausa.

Habeis bajado a oscuras a un mundo de penumbras donde vuestas propias consciencias os dictan cosas al oido. La pregunta es. Que hareis ahora.

Sin media palabra agarro al grulla por el kimono y le apremio a regresar. En verdad parezco haber visto algo que no debiera existir y que es la causa de mi rápido interés por dejar el saliente y volver al mundo civilizado mientras que con la otra mano sujeto nerviosa la saya de la katana, claramente dispuesta a desenfundarla a la menor señal de peligro.

Estoy tratando de ver algo cuando la Fenix me agarra y tira de mi, enarco la ceja interrogativamente pero tiene cara de que ella si a visto algo, algo que no le ha gustado lo más mínimo. Parece nerviosa y a punto de desenvainar su katana, por su comportamiento creo que lo mejor es estar callados para tratar de pasar desapercibidos pero me la quedo mirando como esperando una explicación.

El ascenso es tedioso, mucho mas abrupto que la bajada. La Fenix apremia mucho mas el paso, perseguida por imagenes que quiere borrar irremediablemente.

El silencio solo es roto por la agitacion de vuestras respiraciones y el sonido de vuestros pies. Despues de un rato, temeis, que en algun punto los fantasmas hayan cambiado a vuestro compañero por un ser de ultra tumba. La oscuridad es total. A pesar de que vais casi pegados, no sois capaces de veros.

El tiempo deja de tener sentido, o sencillamente se multiplica. No sois capaces de calcular cuanto tiempo os a costado subir, pero a sido mas del que hubierais querido.

Cuando el viento vuelve a soplar vuestras encendidas mejillas y notais cierta claridad. Llegais a la entrada con el puzle en la piedra. Aun no habeis salido de la sonria del Oni, pero estais mas cerca de conseguirlo.

La noche a caido. Habeis perdido todo un dia. Y parais alli uno minutos a recuperar fuerzas. Agotados, vuestros cuerpos, alejados de la presion de la gruta y las impresiones que llevais en vuestras almas, parecen dejarse caer presas del cansancio.

Aunque la travesia no ha sido tal como para cansaros tanto. El estres sufrido parece haber mermado todo vuestro animo y las fuerzas de vuestros cuerpos. Sentis frio, hambre, cansancio. Y no necesariamente en ese orden.

Aun queda otro tramo por subir, pero estais casi en el exterior. Detras dejais un lugar de locura.

Ya junto a la puerta de piedra me permito un momento para recuperar el aliento mientras levanto la mirada al cielo, incapaz de creer que había pasado tanto tiempo cómo para que la estrellas aparecieran en el cielo. Mi mano continúa agarrando la saya de la katana, dispuesta a desenfundarla como si el peligro no hubiera pasado.

- Debemos... debemos hablar... con Ichidori-sama... inmediatamente.

Indico como buenamente puedo a Yoshi, pero resulta evidente que la subida ha sido demasiado rápida para no estar agotados, aunque ello no es excusa para detenernos en exceso y tras anunciar mis intenciones empiezo a recorrer el último tramo antes de llegar a la civilación.

- Son reales Yoshi-san.

Sigo hablando mientras ando, como si no tubiéramos tiempo que perder.

- Los he visto... y puede que ellos a nosotros. Tenemos que informar de esto y vigilar a Ochiai-sama, quizás decidan venir a por ella.

Continuo pese a que mis pensamientos se dirigen hacia Nashodori más que a la fenix, lo que provoca que se encoja mi corazón dividido entre el deber y el amor.

Veo a la Fenix muy alterada quizá demasiado para pensar con claridad.

¿Estas segura de eso? Le pregunto ya que no puedo creer que esas visiones sean ciertas y menos en la misma capital del imperio. Lo primero que debemos hacer es cerrar esta puerta o buscar quien la custodie... y más si lo que dices es cierto. Digo tratando de mantener la calma.  Veo el cielo con preocupación ya que si ya cerraron las puertas se supone que no deberíamos estar dentro de las murallas. Vete a buscar a algun guardia yo te esperare aqui. Si podía evitaría las reprimendas por estar donde no debía.

- No nos creerán y nos tacharán de locos.

Le advierto sobre la reacción más plausible de los guardias, aún así continúo dándole vueltas a la cabeza cómo conseguir que algún guardia vigile la entrada del viento.

- Podemos ser sinceros, decirles que encontramos esta entrada y que estubimos explorándola. Cómo no sabrán nada de ella posiblemente destinen a alguien para custodiarla, por seguridad. Pero daríamos mucho que hablar... sobretodo si alguien nos reconoce a ambos estando juntos, y puede que ese sea el menor de nuestros problemas.

Definitivamente, si era el menor de nuestros problemas, ya que podrían encerrarnos e interrogarnos sobre como acabamos en este sitio y el Doji practicamente no tenía excusa al respecto, mientras que la mía estaba cogida con alfileres. Debía arriesgarme.

- Sal de aquí, regresa con Ochiai-sama y protégela hasta que yo llegue.

Esta claro que la Fenix aun no se dio cuenta de nuestra situación.

Salir no sera tan sencillo si ya cerrarón la puerta de la muralla sera dificil explicar el retraso al salir de esta zona... creo que la única posibilidad es que vayas a hablar con tu amigo Kitsu Nashodori-sama y sea él el que se encargue de todo ya que sabe a que hemos venido.

Dudas. No podía meter en ese aprieto a Nashodori-san y desgraciadamente las palabras del grulla golpeaban con la fuerte realidad de la situación.

Tenemos que encontrar otra solución.

Pienso mientras el peso de mi daisho parece aumentar como si fuera una carga muy dificil de llevar, y en el fondo así lo era, pero de repente el símbolo del samurai se mostró como otra solución a mis ojos.

- Entonces no se lo explicaremos, se lo mostraremos.

Le indico a Yoshi mientras le entrego mi katana en su saya.

- Rómpeme la pierna. Diremos que estabamos contemplando la sonrisa del oni y me resvalé. La fractura hablará por nosotros.

Mi mirada se muestra firme, dejando claro que no molestare al Kitsu con más problemas si hay la más mínima oportunidad de evitarlo.

El horror marca la cara del Grulla ante la propuesta.

La historia se estaba complicando. Estaban encerrados dentro de el distrito sin posibilidad de salir.
La verdad era una historia demasiado complicada para explicarse. Y tenian miedo de que aquellos seres quisieran subir por el mismo camino que llos habian seguido.

No habian visto manera de bajar hasta ellos, y a pesar de ser 30 o 40 metros de distancia, sentian pavor a que pudieran subir hasta la superficie.

Estaban cansados y asustados. Sucios y necesitaban un buen baño. El dia habia sido complicado. Pero necesitaban organizar sus mentes.
Sin embargo Nashiko estaba convencida de salir sobre la marcha, aunque fuera cojeando.

La propuesta de la Fenix no me gusta lo más minimo pues aun dejaba demasiadas incongnitas y demasiadas preguntas sin contestar, demasiadas preguntas que sin duda nos harían. Me quedo pensativo.

Lo primero es tratar de cerrar la puerta... Digo empezando a buscar alguna forma de volver la piedra a su lugar ya que dejarla tal como estaba me ponía nervioso. Tu propuesta no me acaba de convencer... quizá lo mejor, si damos cerrado la puerta, sea quedarnos aquí hasta el amanecer y luego si aducir la caida por la mañana para explicar nuestro desarreglado aspecto. Aunque con una caida en la sonrisa del oni es más probable la muerte que una pierna rota me temo... Digo pensativo.

Pasar la noche en este lugar sería sin lugar a dudas muy incomodo pero era preferible a tener que salir al paso de vete a saber cuantos rumores que podían acabar con mi carrera politica.

Debía estar escuchando mal, porque el grulla parecía querer evitar por todos los medios el regresar hoy mismo con Ochiai-sama. Si seguro que no le había entendido bien, porque su deber al igual que el mío era cuidar de su prometida y mientras que yo estaba dispuesta a sacrificar mi pierna era incomprensible que el no se atreviera a hacer lo único que se le pedía por el bienestar de la Isawa.

- Quizás sea mejor tu pierna que la mía.

Le dejo claro que no estoy bromeando mientras le sigo ofrenciendo mi katana para la tarea que debe desempeñar. Además, era más convincente si yo era quien sufría el percance, porque de lo contrario podía haber ido a buscar ayuda, mientras que él... en fín, era un cortesano.

La fenix parece ponerse algo violenta con mis palabras y yo niego rápidamente algo asustado.

No, no, no ese sigue siendo un pesimo plan... ademas como piensas salir de aquí escalando con una pierna rota sería un problema serio y ya estan suficientemente mal las cosas debemos buscar otra manera. Digo insistiendo, esperando que entre en razón

Tenía miedo. Podía vérselo como una fogata en mitad de la noche, pero desgraciadamente tenía razón, terminar el ascenso en estas condiciones sería el equivalente a saltar ahora mismo al vacio, así que devuelvo el arma a su lugar en el obi con tristeza en mi mirada.

- No la hay. No podemos quedarnos aquí, Nashodori-san ya tiene demasiados problemas encima como para acarrearle otro más...

Hablo con mirada perdida en el precipicio, buscando una solución a nuestro problema.

- Podría...

Empiezo mientras poso mi mano sobre mi collar, el preciado recuerdo de mi madre podía llegar a ser la solución buscada. Empiezo a juguetear con el intenando que la idea tome forma.

- Yoshi-san, ¿podría servirnos de excusa el llevar un preciado recuerdo a un leon herido? ¿Un recuerdo que perdió en una mala caída?

Formulo la teoría en voz alta, mientras una historia digna de ser escrita su muestra poco a poco en mi cabeza, una historia en la que unos amigos recuperan el tesoro de otro ocupado con su deber. La verdad es que dependería mucho del guardia con el que tubiéramos que lidiar, pero quizás una buena labia pudiera hacerla pasar.

Me quedo pensativo como queríendo averiguar cual era la verdadera relación de esta Fenix con el León.

Podría ser... pero eso solo explicaría tu estancia no la mia, tendríamos que seguir explicando por que estamos juntos así que mejor vas tu sola a buscarlo y yo te espero aquí... trata de traerlo solo de todas formas buscaré donde esconderme tras cerrar la puerta... no me siento tranquilo con eso aun abierto. Le indico. 

- No creo que pueda traerle.

Le confieso al Doji, aunque seguramente tampoco intentaría convencerle de ello consciente de que tenía un deber que cumplir y no se encontraba en condiciones de volver a un sitio tan oscuro como éste.

- Pero tu podrías haberme servido de guía hasta el lugar ¿cómo podrias negarle una petición a tu prometida enferma?

Había ocasiones en las que parecía que el camino del bushi no parecía propio de mi, ocasiones como esta en la que utilizaba una dificil situación para convencer a alguien. Definitivamente el grulla no tendría muchas dudas del tipo de joyimbo que era, capaz de todo por su misión.

Se creo un pequeño silencio entre ambos. Parecia que los dos intentabais meditar las opciones, y los comentarios del otro.

Puede que por el cansancio, puede que por que finalmente habia pasado el momento de rabia e inercia incial, estabais mas preparados para pensar en que paso dar a continuacion.

El viento humedo que provenia de la sonrisa del Oni movia vuestro pelo descolocado y vuestras ropas, pero quizas por lo que acababais de vivir, y que nadie excepto vuestro compañero podria entender del todo.

La puerta sigue abierta, y parece que de manera tacita, ambos habeis coincidido en que hay que intentar cerrarla. Ese parece ser vuestro punto de inicio. Pero teniais claro que mas queriais hacer.