Partida Rol por web

El último ataque había ido tan justo que había notado el contacto del cuchillo muy muy cerca, tanto que al parar y apartarse en el ultimo momento le dejo situado en una muy mala posición que hizo que la bruja se librara de su estocada.

-Despechada, furiosa y con ansias de matarme, me recuerda a una muchacha de Genova…

Sonrio un poco ante el pensamiento, pero no mucho porque el peligro era muy real y seguía en una muy mala posición para atacar. Y otras tantas venían a acabar lo empezado.

-No tiene buena pinta, no.

Se afano para no ser ensartado e intentar acabar con su enemiga, que esquiva y mortal buscaba como dejar la marca de su cuchillo en el cuerpo de Lucca.

Turno 3:

Diego veía que sus palabras no tenían efecto en aquellas fanáticas. Nada parecía poder razonarse con ellas, por lo que el pirata levantó su espada contra la que ya estaba herida... Sólo uno de los movimientos fue efectivo:

Daño (a Ch3): (6+2): 8 puntos de daño.

Acto seguido, Beatriz hizo lo mismo. No pareció desanimarse ante la llegada de otras agresoras, y también levantó su espada.

Daño (a Ch5): (7+1): 8 puntos de daño.

Justo entonces, las cuatro rivales levantaron sus cuchillos contra todos vosotros, cada una a la par que el resto. Sin embargo, ninguna de ellas pareció hincar el filo en vuestro cuerpo. Ante eso, Apotecario disparó al grito de "Socorro" otra ballesta, y no disparó realmente bien, puesto que estaba preparado más bien para esquivar los embistes de la chamana chichimeca que tenía encima que la que estaba más allá.

Por último, Lucca trató de esquivar el ataque que venía contra él, y ante el fallo de su rival, no hizo si no aprovechar para darle una estocada brava, como así fue:

Daño (a Ch7): (8+1): 9 puntos de daño.

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   - Ayayayay que me da. ¡Que alguien me ayude o se cargue a la loca de la hogueraaaaa! -

   Brinco arriba y abajo, no si al final se me acabará la suerte... con lo tranquilo que estaba yo en mi cabaña.

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De alguna manera aquella mujer había logrado mantenerse en pie, y con la intención de seguir allí. Diego sin mucho que pensar atacó a la malherida mujer, con el objetivo de acabar con ella y tratar de ayudar con las otras tres que allí tenían, además de la que ajena a ellos continuaba con aquel demoniaco ritual.

La adrenalina me recorría todo el cuerpo, dotándome de un coraje, agilidad y fuerza que no sabía que tenía. Una vez más, mi espada sajó la carne de una de aquellas brujas paganas. No cayó, pero la dejé con una buena herida. Ya tan solo quedaban las que teníamos enfrente y la que seguía al pie de la hoguera murmurando, que parecía ser la jefa de todo aquel aquelarre. Miré de refilón a ambos lados, para ver qué tal lo llevaban los demás y comprobé que llevábamos, por el momento, las de ganar, habiendo abatido a unas cuantas indígenas y nosotros no haber sufrido herida alguna, o eso parecía. Me concentré de nuevo en mi contrincante y pasé al ataque para terminar con su vida. Ahora mismo ya no me importaba matar, ya pensaría en todo ello más tarde, cuando hubiera terminado el combate.

La ceremonia seguía su curso, con la bruja que suponía principal, sin que la molestara más que los forzados disparos del apotecario que aunque bien intencionados bastante tenía con que no le trincharan.

Aunque parecía que el asunto mejoraba, la estocada a su bruja no parecía que le hubiera hecho mella ni que su entusiasmo decayera y por tanto el combate seguía en los mismos términos.

Aunque le urgía acabar con su adversaria, la bruja del centro le inquietaba en grado sumo, no quería arriesgarse a quedar malherido antes de desplazarse al centro, porque entonces sus opciones serian mínimas, además había que salvar al apotecario que no sabía lo que aguantaría así que siguió con una opción conservadora en el ánimo de quitarse a la bruja sin tener un rasguño.

Turno 4:

Diego sabía que una de las rivales (Ch3) estaba débil, por lo que trató de acabar con ella:

Daño (a Ch3):(7+2) (-2 por Defensa total): 7 puntos de daño.

La chamana, pese a defenderse, cayó abatida por la espada del pirata. Diego, entonces, se centró en otra de ellas (la cual estaba empleando sus manos y sus palabras para hacer algún otro tipo de ritual):

Daño (a Ch7): (10+2): 12 puntos de vida.

La mujer fue acuchillada en el vientre, y entonces se desplomó yaciente.

Llegaba el turno de Beatriz, quien no despegó su vista (y su espada) de la nueva rival ante ella; ésta también murmuraba algo extraño en su boca. Sin embargo, algo falló, tanto en uno como en el primer como en el segundo ataque... Y en ambos, la exploradora tuvo tan mala suerte de golpear su hoja dos veces contra el suelo. Y resultó que en la segunda... ¡el arma se le quebró mientras la tenía en la mano!*

Fue entonces cuando dicha rival, enfrentada a Beatriz, lanzó un estrepitoso grito, y con las manos en alto hizo retorcerse a la explorador un instante. Su cuerpo se contuvo, y luego se quedó pálida. Sus músculos estaban ahora rígidos, sus huesos como lanzas, y sólo podía notar su propia respiración. Al parecer la mujer la había... ¡¡PARALIZADO!!**

Acto seguido, trató otra de las allí llegadas acuchillar a Apotecario, pero no tuvo éxito (librándose el licenciado de un par de viles tajazos). Por su parte, éste trató de disparar a la que estaba más atrás, en solitario, allá junto a la gran hoguera. Pero de nuevo el virote se perdió entre las sombras***...

Lucca, ahora librado de rival****, se fijó en la chamana 5 (quien había maldecido contra su compañera Ratona); y un giro de muñecas de Lucca hizo que el filo de su espada probara su sangre:

Daño (a Ch5): (10+1): 11 puntos de daño.

La mujer cayó hacia el suelo, fulminada de un tajado cerca de la garganta...Fue entonces cuando al comerciantes genovés comenzaron a dormírsele los brazos y las piernas...

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   Pego un alarido y salgo corriendo del combate gritando, - el diablo, viene el diablo. -

   Mientras señalo a la hoguera y a la bruja que lo invoca.

   - Viene el diablo y nos va a matar a todos. -

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Le estaban saliendo bastante bien las cosas, no se podía quejar. Fallaba algunos tajos, pero en otras ocasiones era contundente. Y así lo recordaban los numerosos cuerpos que en el suelo se iban amontonando, algunos ya completamente muertos, mientras que otros aun con un hilo de vida que se les escapaba como la sangre de sus cuerpos. Un extraño barro sanguinolento se iba formando a sus pies, al menos no era como en los barcos, donde si no habían echado bien de arena, era casi imposible permanecer en pie.

Pero en esta ocasión algo la paso a ratona, fallo sus golpes rompiendo su espada, y además aquella mujer le había paralizado. Urgía tratar de defenderla, antes de que aquellas brujas la desgraciasen. Aunque se vio muy afectado por aquella acción malévola de aquella mujer. Algo que no era capaz de comprender, magia negra o tratos con el demonio. Hizo un esfuerzo por serenarse, y tratar de ayudar a su compañera.

-Ayudad a Ratona, que parece haberse quedado tiesa.- Avisó al resto, mientras atacaba a las mujeres que estaban con Ratona. 

La espada de Diego parecía la quijada de Sansón con los filisteos y las brujas comenzaban a caer a diestro y siniestro, una de las victimas era la que le estaba atacando con lo que, con mucha más calma, pudo largar un gentil tajo con la espada a otra de las brujas.

Se fijó que la suya quería decir algo, le extraño, no parecían dispuestas a rendirse pero oyo algo con la que pugnaba Beatriz y de pronto la mujer pareció como la mujer de Lot., paralizada como si hubiera visto a Sodoma arder.

Entonces sintió un sudor frio y un escalofrió le recorrió el cuerpo al recordar viejas historias de brujas y hechizos, quizás no fueran solo cuentos de viejas, quizás la oportuna espada de Diego había finalizado en origen el mismo tratamiento para el.

Pero lo cierto era que Beatriz estaba a punto de ser trinchada como un pavo y con más miedo que coraje acometió a las brujas que quedaban para salvarla la vida y evitar que volvieran a lanzar lo que a todas luces parecía un conjuro.

¡La espada de Aldonza! ¡Se había partido!

Una lágrima descendía por mi mejilla mientras intentaba moverme, cosa que no podía hacer. Algo me habían hecho aquellas brujas con su hechicería. Un escalofrío recorrió mi espalda al comprender que estaba a su merced y que el Diablo estaba a su lado, dándoles extraños y maléficos poderes. Solo podía observar la escena que sucedía a mi alrededor, mientras luchaba por moverme.

   Apotecario intenta alejarse del combate, pero no tan lejos como que no pueda en el asalto siguiente disparar su ballesta, pero el nerviosismo este asalto lo aleja del cuerpo a cuerpo.

Turno 5:

Apotecario salió corriendo con la ballesta en la mano, asombrado y asustado, quien sabe cuál más que lo otro, por aquella especie de hechizo de parálisis. No teniendo estómago en esos momentos para disparar otra saeta, al menos no dejó atrás a sus compañeros, sino que sólo se alejó de posibles represalias de las enemigas chamanas.

Por su parte, Diego trató de no descomponerse, y así fue, pese a que la mano con la que sujetaba la espada le temblaba un poco. Entonces el pirata hizo acopio de su espada, una vez más, para tratar de dar muerte a aquellas rivales... ¡¡FASSSHHHH!! Un terrible y acertado tajazo hizo que una de ellas cayera al instante:

Daño (a Ch5): (8+2): 10 puntos de daño.

Ahora quedaba solamente una rival en pie, mientras que la otra, en el fondo de la escena junto al fuego, seguía realizando aspavientos en torno a la hoguera. La mujer arremetió contra Beatriz, quien estaba inmóvil en su totalidad. La Ratona vio cómo se acercaba aquella nativa fanática con el cuchillo en alto*.

Daño (a Beatriz): (5+0) (-1 por protecciones de Cuero): 4 puntos de daño.

La nativa Chichimeca clavo el cuchillo en el hombro de Beatriz, sacándolo al instante. Ratona no gritó en medio de la noche, no sintió nada en medio del claro, pues su cuerpo estaba paralizado (y su sensación nerviosa no la afectaba). Eso sí, vió un hilillo de sangre empapar sus prendas. Fue entonces cuando Lucca se puso de por medio... Y pese a los sudore fríos recorriéndole por la frente, logró endosar una tajada bravucona a la última hechicera:

Daño (a Ch6): (7+1): 8 puntos de daño.

Mientras que el fuego de la hoguera seguía ardiendo a espaldas de vuestra, ahora, única rival, Beatriz comenzaba a sentir sus extremidades, y al mismo tiempo sentía el dolor del ataque que acababa de recibir.
 

Aunque había logrado acabar con una de aquellas brujas, no así con la otra. Y pudo ver con horror como apuñalaba a su paralizada compañera, aunque también noto que no lo hacía de gran gravedad. 

Viendo los perjuicios que aquellas horribles brujas lograban con sus palabras en tan poco tiempo, sintió un gran temor por lo que aquella que miraba a la hoguera estuviera tramando. Aquello podía ser algo muy malo, la invocación de algún demonio que podría acabar con todos. Y muchos eran los miedos y temores que a Diego le daban estos oscuros asuntos, de los que nada entendía y mucho temía.

-Hemos de darnos prisa y parar esto cuanto antes.- Dijo a sus compañeros antes de pasar al ataque. 

Miró a la bruja que acababa de apuñalar a Ratona, y que buen tajo se había llevado de Lucca. Y pensó que lo primero era acabar con ella, luego se encargaría de la que miraba a las llamas. 

Agonía, así lo describiría posteriormente. Ver cómo el cuchillo se clavaba en mi hombro sin poder hacer nada por evitarlo. Ver cómo la sangre, ese preciado y vital líquido, empapaba mis prendas y recorría lentamente mi brazo para acabar goteando en el suelo. En no pocas noches futuras, en el lecho, me despertaría sudando a mares, recordando esta macabra escena de la hoguera y la de la cima donde hallamos los restos del condestable.

Aquí y ahora, en el presente, me debatía entre la vida y la muerte. Lucca se interpuso entre la bruja que quedaba y yo, dándome tiempo a que mis músculos se desperezaran. Lentamente, al igual que la sangre que recorría mi brazo, fui pudiendo mover los miembros. Piernas, brazos, cabeza... Sí, ya podía moverme perfectamente y el agudo dolor de la herida me hizo emitir un sonoro quejido. Apreté la mandíbula al máximo, haciéndome daño, para intentar aguantar el lacerante dolor. Miré el suelo a mis pies, donde mi sangre se fundía con la tierra y mi querida espada yacía quebrada. Saqué el cuchillo del cinto e intenté ayudar a Lucca con la bruja que quedaba.

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   Tras correr un rato desbocado, me paro nerviosamente y cargo la ballesta. Sudando copiosamente y poniendo nerviosamente un pie sobre el otro, disparo contra una de las brujas asquerosas esas pintarrajeadas que seguro que no traman nada bueno y además son adoradoras del maligno y además...

   Medio perdido en mis pensamientos disparo.

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Turno 6:

Sólo quedaba una frente a vosotros, y otras más allá. Diego levantó entonces la espada, una vez más... Sin embargo, en el primer embiste la espada se le cayó al pirata, resbalándosde sus manos...

Fue entonces cuando Ratona reaccionó. Si bien antes había estado a punto de perecer, era ahora cuando había reaccionado por completo. Dos tajazos sirvieron para enviar al otro mundo a la chamana chichimeca...:

Daño1 (a Ch6): (6+1): 7 puntos de daño.
Daño2 (a Ch6): (9+1): 10 puntos de daño.

La mujer escupió último borbotón de sangre antes de postrarse de rodilla, cerrar sus ojos, y caer de bruces delante de los pies de la Ratona... Y al no tener más rivales enfrente, Apotecario trató de disparar a la que estaba más allá, al lado del fuego. El virote, al igual que antes voló perdiéndose en la selva.

La sangre se escurría por el mango del cuchillo hacia mi mano, dejándola pringosa. La bruja cayó a mis pies y saqué la hoja de su vientre a tiempo. En un par de suspiros, la mujer yacía inerte. Me agaché y recogí los restos de mi espada y los introduje en la vaina. En un futuro, si salí con vida de esta situación, tal vez podría forjarla de nuevo. Miré a los demás y les hice una señal para que avanzaran junto a mi hacia la única bruja que quedaba en pie y que no se había movido de la fogata. Parecía obviarnos, centrada en las llamas danzarinas que sacaban sombras de los alrededores. Con el cuchillo bien agarrado, me fui acercando con cuidado, mirando alrededor, por si hubiera más indígenas. Poco a poco fui sintiendo el calos de las llamas, según me iba acercando a la bruja.

En aquella ocasión algo hizo mal, muy mal, ya que de alguna manera dejo caer la espada al suelo. Se quedo pasmado, como podía haberle pasado aquello. Por suerte, Ratona salió de aquella especie de parálisis que la tenía agarrotada, y acabo con la última de las brujas que les estaban atacando. Aun quedaba una, escupiendo palabras frente al fuego, y el desde luego no quería que continuase con las brujerías que estaban haciendo. Tampoco le vendrían mal unas explicaciones del motivo por el que sin mediar palabra les habían atacado. Pero recordando lo que habían hecho con pobres niños aquellas dementes, nada bueno se podía esperar de ellas.

Se agachó, recogió su espada que tras limpiar en un vestido de una de las chamanas caídas, guardo. Luego siguió a Ratona hacia aquella última bruja. No tenía ninguna intención de dejarla terminar lo que sea que estuviese haciendo. Aunque avanzó con cierto recelo, tras haber visto lo que eran capaces de hacer las palabras de aquellas brujas. 

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   Con gran nerviosismo, me preparo para disparar a la que queda cuidando mucho de acercarme mientras murmuro algo de que viene el diablo...

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