Partida Rol por web

Hida Akeno no tardó en salir de la gran mansión en la que residía Hida Takeo, la calle a la que daba era bastante tranquila con samuráis que paseaban de un lado a otro sin apenas gente de la más baja estrofa. Poco que ver con el bullicio de su lugar de residencia donde se superponían samuráis de bajo rango, ronins y algunos comerciantes. Lo único que no se apreciaban eran los eta algo que el samurái cangrejo agradecía.

Junto a la entrada al pie de los escalones, donde las sandalias de los visitantes se acumulaban, destacaba de sobremanera por su aspecto una joven del clan de los mantis que se encontraba junto a su perrito.

Puesto que alguien salía de la mansión del regente del clan al que pretendía entrar a formar parte, la joven samurai-ko decidió aprovechar la ocasión para preguntarle a el, después de todo debería ir casi hasta donde ella se encontraba para calzarse por lo que no molestaría demasiado su pregunta. Refiriéndose a Hida Takeo con una reverencia:

-Perdone honorable samurai, mi nombre es urumi, podría indicarme por donde se encuentra el mejor mercado de la zona para poder abastecerme de materiales de "caza", quiero decir, para ir a cazar a esos deshonrosos e impuros mongoles-

La muchacha (una adolescente en apariencia) lucía un bello kimono verde y amarillo (sin ningún mon de clan) y estaba exquisitamente maquillada, su belleza destacaba e igualmente bella era la voz que salía de su boca pero su cabello rojizo denotaba posíblemente una sangre no del todo rokuganesa, además no había pronunciado ningún apellido; el cachorro a sus pies parecía estar extremadamente adoctrinado ya que siendo un cachorro se estaba comportando perfectamente. La samurai-ko cargaba un fardo no extremadamente grande ni aparentemente pesado pero que claramente le costaba cargar en el que se notaba la forma de una armadura y lo que parecía ser un arco además de otros bultos menores que no se discernían a través de la tela del fardo.

-No querría robarle nada de su valioso tiempo a ser posible, pero es la primera vez que visito tierras de tan glorioso clan y me gustaría si no es mucho pedir poder disfrutar de la tan famosa hospitalidad del gran clan del Cangrejo-

Por supuesto la chiquilla había oído de todo sobre el clan cangrejo, desde hechos gloriosos en batalla como hechos contrariamente deshonrosos a ojos de cualquier cortesano, pero ella no era una cortesana, era una bushi y el único motivo por el que actuaba de esa manera era porque no estando en tierras unicornio ni en tierras mantis prefería pecar de ingenua y educada antes que de lo contrario, después de todo por comportarse como se supone que debe hacerlo un samurái no le ordenarían cometer sepuku

La reunión que había mantenido me dejó meditabundo hasta que unas palabras me sacan de mi estado.

- Si, claro. - respondo sin apenas mirar a mi interlocutor salvo para observar que no es una samurai. Sígueme y te llevaré hasta allí.

Luego empieza con una verborrea la cual me hace girarme hacia ella.

- Relájate. - le digo. En esta tierra no son necesarios tantos cumplidos. - añado. Preferimos la Franqueza, dentro de unos límites protocolarios, a la verborrea de los Grulla.

La pareja no tardó en llegar al mercado. El mercado era la agrupación de varias calles ubicadas en el centro de la ciudad, en estas calles se sucedían puestos de comida y dulces como el manju; armerías y casas para afilar las armas; tiendas de kimonos y yukatas, etc.

La chiquilla sonrió a la persona que la acompañaba alagada por el hecho de ver hasta cierto punto similitudes entre su clan original, la Mantis y este clan debido a las palabras del cangrejo. Parecía que realmente no era necesario mantener un protocolo estricto en la manera de comportarse, aunque por la manera de hablar de este hombre en este lugar era aún más exagerado.

-Si me permites te tutearé también entonces, la verdad es que es más cómodo. Gracias por ayudarme pero ¿podría conocer tu nombre? es más fácil estar agradecida con alguien si se sabe por lo menos algo de esa persona-

La joven parecía ahora risueña y jovial, había pasado de mantener un protocolo "estricto", por lo menos a su parecer, a mostrarse tal y como era sin preocuparse de mayores problemas. Incluso el cachorro daba una imagen más formal que ella simplemente por lo tranquila y desinhibida que aparentaba (no porque estuviese rompiendo con normas protocolarias en si).

Urumi iba mirando hacia los distintos puestos buscando en cuales podría haber las cosas que necesitaba además de pensar en si se le podría haber olvidado algo de añadir a esa lista. La lista incluía un cuchillo (utensilio, no arma), una piedra de afilar, material para hacer flechas, una olla, una caña de pescar, raciones de carne seca, casquería para alimentar al perro, equipo de primeros auxilios, una mochila de mimbre, un par de sacos de esparto y unas 4 bolsas de esparto también

Las siguientes palabras de la joven me dejan estupefacto. Ha sosado a hablarme como si de un igual se tratara, es más, como si fuera miembro de mi familia. Eso no podía ser.

- No te confundas Ronin. - le digo al no ver ningún Mon en sus ropajes, plantándome firmemente frente a ella . Una cosa es que no sean necesarios los cumplidos y otra muy distinta que te saltes el Protocolo hablándome de tu a tu como si tuvieramos el mismo Rango, Estatus y nos conocieramos de toda la vida. El Protocolo hay que cumplirlo en Territorio Cangrejo igual que en el resto del Imperio Esmeralda solo que aquí somos algo más permisivos con los deslices. Por ese motivo sólo voy a dejar en reprimenda lo que en otros sitios te podría haber llegado a costar la vida. - añado. Así que apartir de ahora hablame como es debido.

Una vez que he dado tiempo a la joven a asimilar mis palabras decido responder a su pregunta.

- Llámame Hida Akeno-sama pues así debes de referirte a mi persona. - le recuerdo para recordarle claramente el protocolo para dirigirse a los samurais por parte de un Ronin, eta o similar.

- Por cierto, lo adecuado es presentarse primero y luego preguntar el nombre de tu interlocutor.

Totalmente cortada por la falta de costumbre de ser tratada como una ronin y sobretodo por haber metido la pata de un modo que no quería hacer, pero sin querer darlo a ver ya que eso podría delatar su situación en parte, la joven se sintió bastante humillada aunque realmente aquel samurái tenía razón, ahora solo era una ronin y ya no una miembro de un clan.

-Lo siento Hida Akeno-sama, ha sido un malentendido por mi parte... como ya le he dicho antes mi nombre es Urumi, debe de haber sido mi culpa por no haberlo dicho lo suficientemente alto-

La chiquilla estaba ahora mismo desesperada por embarcarse en la aventura que la sacaría de Rokugan y de la que podría volver ya como samurai-ko de pleno derecho o perecer en el intento, que por lo visto era lo más provable, aunque por lo que estaba viendo era peor seguir viviendo como ronin por mucho que se le hubiese insistido de lo contrario en la entrevista que acababa de tener (a pesar de que lo que veía seguramente era lo menos malo que le podría haber pasado)

-Pues como le decía Hida Akeno-sama, le agradezco que me haya mostrado el mercado y por supuesto también que haya sido clemente con mi persona-

La muchacha ahora estaba ruborizándose por el sermón de alguien que ella no consideraba superior a ella, le entraban ganas de retar a aquel hombre a un duelo para demostrarle quien era superior a quien, pero por suerte desde fuera ese enfado no era tan obvio debido al maquillaje, además dada su condición actual era cierto lo de que debía de actuar así con todo samurái, y por suerte no lo había aprendido de la forma más dura.

- Por lo menos aprendes rápido. - le digo sonriendo.

- ¿Has venido hasta aquí sólo para "cazar" Mongoles? - pregunto divertido.

- Extraña combinación. - pienso. Arco y Kimono Verde y Amarillo suele ser señal del Clan Mantis, Familia Tsuruchi. Sin embargo ese pelo denota ascendencia Gaijin, o sea, Unicornio.

- ¿De donde vienes Urumi? ¿Qué ha acontecido para que sean una Ronin?

Un silencio incómodo precede las palabras que la joven muchacha comienza a decir de manera no demasiado entusiasta
-Esa información no me compete a mi darla Hida Akeno-sama, tenga en cuenta que no solo me compromete a mi la información que me pregunta y si se me permite me gustaría conservar el honor que tengo por lo menos aunque ya no sea del mismo rango que vuestra merced-
Las palabras de la joven pretendían ser lo suficiéntemente esclarecedoras como para decir que no podía dar esa información al mismo tiempo que trataba de no ofender a su interlocutor
-Me gustaría poder restaurar mi estatus y mis derechos perdidos, además de servir a Rokugan eliminando enemigos del imperio. Se que mi honor y mi perdido estatus no valen nada en comparación con la seguridad del imperio pero representan mi capacidad para servir a este, o eso hacían. Por eso voy a participar en el invierno de los veinte trasgos-

Los colores del kimono cuadran claramente con los colores de los uniformes de la familia Tsuruchi, pero los dibujos denotan que no se trata de uno y que no tiene relación directa, se trata de un kimono que parece combinar los mismos colores posiblemente de forma intencionada ya que resulta obvia la relación al combinarse con el arco portado por la chiquilla.

- Está bien. - le digo girando sobre mis talones. Tú misma.

Dicho esto simplemente empiezo a caminar pues todavía tengo mucho que hacer antes de que llegara el momento de poder realizar la tearea que recientemente me han encomendado

La muchacha hizo una reverencia en tono de despedida y agradecimiento mientras pronunciaba el nombre del hombre que la había ayudado.

-Hida Akeno-sama-

Y mientras el se alejaba ella comenzaba a buscar entre los distintos comercios/puestos las cosas que necesitaba seguida por su perrito que no se separaba de sus pies

En el mercado la muchacha busca una lista de objetos en la que ya ha pensado varias veces, ahira ya no se le ocurría ninguna más.

Un cuchillo (utensilio, no arma), una piedra de afilar, material para hacer flechas, una olla, una caña de pescar, raciones de carne seca, casquería para alimentar al perro, equipo de primeros auxilios, una mochila de mimbre, un par de sacos de esparto y unas 4 bolsas de esparto también.

En cuanto tenga todo iría a buscar un sitio donde pasar la noche posiblemente a las afueras con su tienda de campaña, después de todo como ronin no tendría ingresos y tendría que estirar esos 10 kokus que poseía al máximo.

(lo que cueste lo tendré que descontar)