Partida Rol por web

-¡Malditos! ¡Sonkei kōtei! Un puñado de siete hombres salieron repentinamente al exterior. Todos llevaban su quimono ceremonial atado con cuerdas de cáñamo y sus katanas desenvainadas. No iban a rendirse pacíficamente.

"Por fin algo de acción" Pensó Toshiro mientras rápidamente desenvainaba la Katana y se colocaba en posición de combate.

Cada músculo de su cuerpo se encontrataba totalmente relajado, dispuesto a entrar en acción en cualquier momento con movimientos ligeros y totalmente gráciles; su mente estaba centrada en aquellos rivales que acababan de salir, pendiente a cada movimiento que realizaran, observando cada detalle e intentando conocer y anticipar sus formas de combatir. Aquellos molestos rebeldes con sus ideales fanáticos podrían ocasionar algún que otro problema pero, por desgracia para ellos, se enfrentaban contra samuráis disciplinados y expertos en el camino del Bushido. "Debisteis haberos rendido cuando teníais oportunidad" Una sonrisa sedienta de sangre empezó a hacer su aparición en el rostro desfigurado del joven.

Con paso lento pero seguro se colocó en uno de los laterales de aquel grupo de rebeldes. Pronto entrarían en combate los samurái a los que mandaba tanto él como Yasuki y creía buena idea apoyarlos con un ataque certero desde los flancos. Eso sin duda minaría la moral de sus rivales consiguiendo que fuera mucho más sencillo abatirles, o eso esperaba Toshiro. El fanatismo y el odio que demostraban esos rebeldes le hacía pensar que lucharían hasta la muerte y, por tanto, a pesar de todo lo que pudiera planear siempre podría haber un resultado inesperado que cambiara el curso del combate.

Una vez colocado en su posición echó una rápida mirada buscando a su amigo. Sin duda el plan de éste había resultado satisfactorio, sus contrincantes había tenido que salir de aquel caserón debido al fuego. Ahora lo que quedaba era luchar y esperaba que ambos lo hicieran de la forma más honorable posible. Volvió de nuevo la mirada a sus rivales y esperó pacientemente lo que fuera a ocurrir dispuesto a soltar el primer tajo sobre la garganta de algún rival.

-Flechas.
Ahora mientras corren hacia nosotros las flechas reducirán su número y aun puede que decidan rendirse. Repasaba mentalmente el plan y daba gracias por que aquellos bandidos no se hubieran hecho los mártires quedándose dentro  a quemarse voluntariamente. No habría soportado que mi compañero tuviera aquella mancha en su honor. Pero está claro que su causa no es más que una patraña y que no están dispuestos a morir por ella como nosotros lo haríamos por el emperador.
Doy un paso al frente con la mano en la empuñadura de la  katana colocándome en posición centrada ante la carrera del enemigo.
En cuanto toqué la katana comencé a  oír en mi cabeza.- Ahora no la cagues, esos son una mierda de trasgo que no merece lamer el acero de esta espada y toda una retahíla de insultos típicos de la muralla.

Los dos líderes permanecían en la retaguardia, siendo sus subordinados los primeros en enfrentar a los rebeldes. Aunque se oían múltiples ruidos en el interior de la vivienda así como gritos los oídos de todos los contendientes estaban ensordecidos y centrados en lo que tenían delante.

Dos avanzaron repentinamente espoleados por la desesperación, cortaron con sus armas a los dos que tenían más próximos. Nobuta-san cayó al suelo con un feo corte quedando inconsciente en el suelo, por su parte sin tener demasiada suerte Yoshikawa-san sufre una fea herida que sólo su voluntad hace que permanezca en pie.

Aquel combate no había comenzado del todo bien.. Sin duda esos rebeldes mostraban todo su coraje con esa carga inesperada, a la par que confirmaban que venderían cara sus vidas. Aún así la postura firme de Toshiro y la sonrisa que aún se podía vislumbrar en sus labios demostraban que no se encontraba para nada perturbado ante aquella escena. Toshiro sabía que la moral de un general siempre debía ser alta ya que si en un solo momento decaía o se evidenciaba en sus actos un signo de duda, esto afectaría al resto de soldados como si de una epidemia se tratase. Sin embargo, en el interior del joven había una confrontación de principios.

"Siempre se ha considerado deshonroso para las personas de alta nobleza que un general se manche las manos de sangre cuando la confrontación acaba de empezar" Caviló para sí mismo "Aún así no veo un momento más propicio para hacerlo que ahora.. por el bien de nuestros hombres." Sin duda aquel pensamiento era solo una excusa para faltar a esos principios y entrar en combate. Su carácter fiero le impedía esperar tranquilamente a que sus samurái vencieran, necesitaba acción. Además, imaginaba que la moral de sus hombres se alzaría al ver combatir a su lado a un superior.

En cualquier caso decidió prolongar unos minutos más su entrada. Antes quería ver qué hacía Yasuki y cómo se desarrollaba aquel combate.. Su turno no tardaría en llegar y su Katana empezaba a ansiar sangre.

Yasuki viendo la caída de su subordinado cargó contra uno de los rebeldes produciéndole un feo corte, genzai por su parte atacó a otro con menor fortuna produciendo una pequeña herida que no pasaría a mayores. Aquellos ataques pudieron haber sido catalogados de imprudentes pues los atacados devolvieron sus golpes con mayor fortuna, un giro de muñeca deteniendo el ataque impidió que Genzai abandonara el mundo de los vivos.

Toshiro más frío por su parte logró parar un embate de uno de sus enemigos que podía haber segado su vida de no ser por la ayuda de su armadura. Otro rebelde quería unirse a la fiesta pero pudo ser su ataque evitado por toshiro que fue lo suficientemente rápido para ello.

La escabechina no tardó en producirse, tal vez fuera el fruto de una mala estrategia pero la sangre no tardó en llegar, a la caída de uno de los subordinados del dúo de samuráis grulla se unió el primer soldado herido y su mano derecha Genzai. Los kamis favorecieron a los rebeldes pues tan sólo contaban con un caído.

Yasuki y Toshiro presentaban heridas feas pero no tan graves como alguno de sus enemigos. Pocos hombres podían jactarse en aquel momento de encontrarse intactos.

Los rebeldes no parecen amedrentarse ni se les ve con intenciones de rendirse cuando cargan hacia nosotros empuñando sus armas y acabando con alguno de nuestros hombres. Aunque no esperaba que nuestro plan consiguiera eludir completamente la lucha al menos había conseguido sacar al enemigo a campo abierto y disponer de una posición ventajosa.
Es una pena que no hayan decidido rendirse algunos buenos hombres morirían hoy para defender la paz del emperador, y era un derramamiento de sangre que se podía haber evitado.

Mantengo mi posición con la mano en la empuñadura hasta que uno de los rebeldes llega a nuestras líneas, momento en el cual con un rápido movimiento desenfundo a la vez que ejecuto un corte.

-Maldición.. - Susurra Toshiro al ver el ritmo que estaba llevando la batalla. "Hemos subestimado a esos malditos rebeldes" Casi de forma involuntaria se lleva, momentáneamente, la mano izquierda a la herida recién recibida. Por fortuna, al parparla, aprecia que no es nada grave y que se encuentra en perfecto estado para seguir con la batalla.

Rápidamente alza la Katana con ambas manos y se prepara para soltar un tajo dispuesto a cortar de arriba hacia abajo a su oponente. Si no se hacía algo rápido aquella batalla aparentaba que iba a terminar en derrota y aquello significaría tener que cometer sepukku si lograba sobrevivir.

"No pienso deshonrar a mi señor" Piensa mientras furiosamente suelta el tajo que tenía preparado milésimas de segundo antes.

Tratando de nos perder la perfectiva del combata arremeto contra otro de los rebeldes intentado aliviar la presión que estaba ejerciendo sobre nuestros hombres.

-Ya son nuestros. Grito alentando a los hombres a luchar

-Luchan por su propia ambición y no por una causa justa. Nuestra es la justa victoria. Rendíos o perecer.

La caída de Genzai dejó al joven Yasuki sólo ante dos ronins. Tras alentar al resto de sus compañeros, con una finta atacó al que tenía más cercano y le cercenó la cabeza segando además su vida. El compañero del caído bramó cegado por la ira y aprovechando la guardia baja de Yasuki le produjo otro corte feo. 

Toshiro soltó una maldición al ver cómo la situación tornaba con otro revés en su contra pero no pudo auxiliar a su compañero, tenía otro problema entre manos, que resolvió con un movimiento sutil de katana y un golpe seco dejándole con una herida de la que tendría que preocuparse.

Gracias a la superioridad numérica otro más de los rebeldes caía, y los dos vencedores corrieron a auxiliar a Yasuki enfrentándose a los dos asesinos. Una finta y un golpe de katana hirió a uno de ellos, el otro ya estaba en guardia para verse afectado por la intrusión.

Dos sendos sablazos del dúo volvieron a equilibrar la balanza a su favor. La situación clamaba por un acto de fe.

Aunque la batalla parecía equilibrarse de nuevo, ver a su amigo gravemente herido hizo que Toshiro se desconcentrase momentáneamente.. Sin embargo, pronto volvió a recordar su deber como general haciéndole cargar con mayor furia contra sus enemigos.

-¡Venceremos! - Gritó en voz alta emulando a su compañero a la par que se dirigía con fiereza hacia su nuevo contrincante - ¡Matadlos a todos! - Añadió cuando ya se encontraba junto a su rival.

Con un rápido movimiento amagó con la Katana e intentó, con un giro cuidadoso de la muñeca, clavarla en el costado izquierdo del oponente. En esos momentos no sentía fatiga ni dolor.. en su cabeza solo había lugar para una orden, matar.

Aquel animal casi me parte en dos. Con el kimono destrozado y me permito trastabillar un segundo antes de volver a atacar al siguiente rebelde que aún sigue en pie
Que no se diga que un cangrejo ha dejado de pelear a causa de sus heridas.

El corte feo de Yasuki Yuki no tardó en ser vengado, otro traidor al shogun cayó dando la ventaja numérica a los atacantes; ventaja que una de las ratas trató de eliminar cuanto antes pero Toshiro esquivó la estocada y contraatacó con un giro de muñeca en el costado de su oponente. Otro menos.

Espoleados por la magnífica actuación de sus superiores el dúo que enfrentaba los restantes rebeldes trataron de terminar aquella escabechina cuanto antes, un embate, otro más y otro, los golpes eran detenidos al límite produciendo leves heridas que rasgaban carne y la seda a partes iguales... Sin embargo no fue suficiente para matarles.

Los dos traidores vieron con desesperación la situación, lo que había comenzado como la primera victoria del Sonkei kōtei parecía terminar con su fin, tan fugaz como su surgimiento.

-¡Sonkei kōtei! -Se oyó en el interior precediendo un grito agónico. Aquello animó a los dos supervivientes de la matanza provocando una extraña sonrisa en nuestra cara.

-¡Sonosuke!... Recuerda... Lo que hablamos- Susurró de manera entrecortada el primero de ellos, entonces se arrodilló ceremoniosamente, abrió su kimono y cambió su katana por su wakizashi. Mientras se preparaba para la ceremonia se dirigió a los vencedores: - El plan siempre fue retrasaros, aunque no negaré que confiábamos con acabar con vosotros, sin embargo peleasteis bien.

- ¡Sonkei kōtei! - Fue todo el haiku de muerte que decidió pronunciar, y con ello el wakizashi se hundió en el vientre, un corte y otro más -Ahora... - Susurró en sus últimos estertores. Un grito y toda ceremonia terminó, la cabeza se encontraba en el suelo y el cuerpo permanecía en la misma posición, un seppuku muy bien ejecutado.

Otro grito más y el último del Sonkei kōtei tras una leve reverencia se clavó su espada sin ninguna ceremonia. Aquella muerte iba a ser larga y agónica... Si nadie hacía nada por remediarlo.

-¿Retenernos? - Pregunta Toshiro algo incrédulo - Habla todo lo que tengas que decir al respecto - Añade mientras le agarra por el cuello justo después de haberle quitado la Katana y el resto de armas para que no pudiera realizar ningún movimiento peligroso.

Toshiro no pensaba que aquel rebelde fuera a decir nada más, realmente se le veía bastante moribundo y probablemente solo le quedaran unos segundos de vida antes de morir. Pero había que intentarlo, si le decía cualquier cosa que pudiera clarificar algo del asunto le ahorraría esos segundos de sufrimiento con una muerte digna, si no.. lo dejaría morir así..

Los movimientos bruscos despertaron estertores en el condenado llenando su garganta de su propia sangre y bilis, sin embargo el canalla no hablaba.

Al ver que el rebelde no parecía dispuesto a emitir una sola palabra lo lanzó contra el suelo de nuevo.

-Muere entonces.. - Dijo fríamente mientras lo miraba de soslayo momentos antes de volver junto a su compañero.

En ese instante no le dio mayor importancia a aquellas palabras emitidas por el rebelde. Según pensaba, podría tratarse de una treta para justificar la deshonra de su derrota, si no.. ¿por qué motivo diría algo así poco antes de cometer seppuku? De momento nada tenía sentido y la salud de su compañero y amigo tenía mayor prioridad.

¿Habría cometido, Toshiro, un error al no haber seguido insistiendo?

Me acerco renqueante a Toshiro .
-Son unos fanáticos. En ningún momento tuvieron intención de rendirse.
-Vayamos a ver si se han dejado algo dentro de la cabaña, no entendí muy bien a que se referían en sus últimas palabras con " El plan siempre fue retrasarnos".
Saco un odre de agua de mis pertenencias y limpio la hoja de la katana varias veces antes de secarla con un paño y volver a enfundarla.

-Soldado registrad  los cadáveres buscad alguna carta o algún símbolo extraño.
A ver si conseguimos averiguar el significado de esas últimas palabras