Partida Rol por web

La redada estaba a punto de empezar, aquello había empezado como rumores, pero con el tiempo los rumores se materializaron en evidencias y posteriormente en hechos. Existía un grupo de extremistas de diferentes clanes que en un ejercicio encomiable habían dejado a un lado sus diferencias y se habían unido en una unica facción: Sonkei kōtei*. Aquello suponía un acto de traición contra los designios y la voluntad del actual Shogun: Suzume Shigeru.

Eso es lo que habían ido a hacer tanto Toshiro como Yasuki junto con otros samuráis Grulla, era lo que mejor se les daba y formaban un equipo bastante conocido. Un tipo de policía especializada en proteger los intereses del Shogun. El mismísimo Doji Gisaku había autorizado la operación con su firma y había solicitado a aquel equipo expreso.

El lugar era un gran caserón que normalmente se utilizaba como residencia, aquello suponía la coartada para justificar la reunión de tantos miembros como tenía aquella organización, sin embargo aquella noche iba a terminar aquella doble función.

Toshiro, como su costumbre le dictaba antes de un conflicto, marchó hacia un lugar cómodo donde poder concentrarse, sacó su Katana del cinto y se apoyó en ella cerrando suavemente los ojos. Por fin su Daimyo le había encomendado, junto al resto de compañeros, acabar con aquellos molestos rebeldes que desde hacia tiempo conspiraban en secreto. El futuro y bienestar del actual Shogun estaba en juego y el éxito en aquella misión determinaría su futuro. Aunque bueno, solo se trataban de unos simples rebeldes que, aunque habían logrado formar un grupo bastante numeroso, nada tenían que hacer frente a los disciplinados samurái que pronto le darían caza.

Así pasaron los minutos, concentrado, como un tigre momentos antes de saltar encima de su presa. Cuando por fin abrió los ojos estos brillaban con fuerza y determinación, un brillo capaz de intimidar a cualquier ser. Acto seguido se levantó, recogió su Katana ajustándola con cuidado y esmero de nuevo al cinto, y volvió junto al resto de sus compañeros. Aunque impaciente por comenzar la misión, su paso era firme y seguro. En sus labios se esbozaba una taimada sonrisa y la cicatriz que cruzaba su rostro tenía un aspecto más perturbador de lo habitual.

Sin duda, estaba preparado para luchar por su señor.

Su amistad con Kusosawa le había llevado a aquella situación.
Se encontraba allí junto con otro muchos guerreros para  termina con los rebeldes que alternaba la paz del emperador. Era un enorme honor estar entre aquellos hombres.
Pero en el fondo muy en el fondo como había pasado durante toda la vida no podía dejar de pensar que aquellos hombres eran superiores. Al fin y al cabo el había dedicado la mitad de su vida al negocio familiar y eso estaba mal visto entre el resto de clanes. Aunque nadie en su sano juicio había insinuado jamás que su dedicación fuera poco honrosa Yuki siempre se sentía así ante la presencia de otros samuráis.

Quizás fuera a causa del tiempo que había estudiado con la grulla lo que le hizo pensar así antes jamás había dudado del honor de su familia

Mientras los dos camaradas grullas tan cercanos como diferentes eran se estaban preparando para los acontecimientos que estaban por desarrollarse, uno de los hombres a su cargo se acercó. Se trataba de Daidoji Genzai.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca para poder hablar en susurros perfectamente audibles mostró una leve reverencia a sus superiores y habló:

-Toshiro-sama, Yasuki-sama. Hemos confirmado que los traidores del Sonkei kōtei están dentro, ¿cuál debería ser la forma de proceder?

En cuanto volvió junto al resto de samurái, Toshiro logró visualizar a su amigo de la infancia, Yasuki Yuki, y decidió acercarse a él para saludarlo. Sin embargo, justo antes de lograrlo uno de los samurái, Daidoji Genzai, se acercó hasta donde se encontraban. Tras la educada reverencia, Toshiro asintió conforme y escuchó lo que tenía que decir.

-¿Qué te parece, Yasuki, - Comenzó su argumento nombrando a su compañero sin ningún tipo de sufijo demostrando de esta manera la amistad que le profesaba - si disponemos a estos valerosos y honorables samurái en posiciones estratégicas alrededor del edificio? - Volvió la mirada hacia su amigo - De esta manera, si nos coordinamos y atacamos todos a la vez, nuestros enemigos se sentirán acorralados y no tendrán vía posible de escape consiguiendo, así, exterminar a todos ellos de forma efectiva. - Hizo una pequeña pausa otorgando un clima de suspense - Por supuesto es solo una idea, me gustaría saber tu opinión al respecto así como si ves una alternativa mejor.

Tras terminar volvió la mirada hacia los samurái, no le cabía la menor duda de que eran los mejores del clan y que lucharían excepcionalmente sin actuar de forma deshonrosa en el caso de que la situación no fuese la propicia. Aunque, por supuesto, tenía confianza plena en que esa noche sería una gran noche para todos.

-Si consiguiésemos llegar a esa situación de superioridad táctica quizás no fuera necesario acaba con todos puede que se rindan sin luchar a la ley del Shogun.

Como decía el sensei "El mejor espada, es aquel que no tiene que desenvainar".
Pero antes de llegar a esa situación me preocupan otras cosas.

¿Sabemos de cuantos se tratan o si estarán alertados de nuestra presencia?
Hay muchas cosas que desconocemos aun. Y no sería sensato atacar sin sentido.

Parecía mentira que fuera yo quien reclamaba prudencia un cangrejo entre grullas reclamando prudencia a la hora de entrar en batalla. Realmente el estudiar en tierras grulla había templado mi temperamento hasta límites que me sorprendían incluso a mí mismo.

Al ver a su amigo dudar y replicarle afirmando que su plan "no tenía sentido" y "no era sensato", Toshiro miró al samurái que estaba frente a ellos y le hizo una señal con la cabeza para indicarle que se marchara. No creía conveniente que viera a sus dos superiores discutir y dudar acerca de los planes que se iban a desarrollar.

-Yasuki, amigo mío, - Inició la conversación al comprobar que el samurái se encontraba a cierta distancia - te veo algo nervioso desde que iniciamos la misión.. Te doy la razón ante lo que acabas de comentar, no es buena idea atacar sin saber contra cuántos enemigos nos enfrentamos, - Miró hacia el caserón un instante y luego volvió a mirar a su compañero - pero no tenemos ninjas que nos puedan precisar ese dato y no pienso poner en peligro la misión mandando a un samurái cuya práctica en espionaje sea nula.. - Luego hizo una breve pausa y le miró a los ojos intentando infundirle la seguridad y determinación que a él le sobraba - Nuestro señor nos ha mandado acabar con ellos y no podemos fallarle. Por favor, dime el plan que tengas en mente si no te parece apropiado el mío.

Tenía una alta estima a su amigo; lo conocía desde que era chico y sabía que tenía ciertas dudas acerca de sus capacidades debido a su formación en un clan distinto al suyo natal, dudas que para nada eran ciertas ya que se trataba de un hombre tan valeroso y honrado como cualquier otro grulla.

Al quedarse a solas con mi amigo  me permito cambiar la pose estira, que  adornaba y rebuscaba las palabras digna de un grulla y a la que me había acostumbrado durante los últimos año por una más práctica digan de un cangrejo sincera y sin miramientos.
-Si entramos en la casa va a ser un baño de sangre. Defenderán su posición y venderán cara su vida. Si tras tomar posiciones, les damos la opción de rendirse y abatimos desde la distancia con arcos a cualquiera que intente huir salvaremos muchas vidas si  no se rinden los aremos salir con fuego y tras que sean ellos quienes tengan que atacar.

-¿Que piensas?

-Debo decir que se trata de una estrategia que seguro dará resultados eficaces - Hizo una breve pausa mientras parecía cavilar consigo mismo - Sin embargo es un acto demasiado deshonroso vencer así - Añadió finalmente.

Luego volvió a hacer una larga pausa tras la cual observó el caserón y a los samurái que los acompañaban, algunos de ellos amigos suyos desde la época de instrucción en la escuela de Bushi.

"¿Qué hacer? Dar posibilidades de rendirse es lo justo pero perderemos la ventaja de un ataque sorpresa si lo hacemos, por otro lado, atacar con fuego desde la distancia sería un victoria asegurada pero tan deshonrosa que me llenaría de pesar vencer así. No sería capaz de presentarme ante mi señor después de eso.."

Luego, tras unos segundos más en silencio, levantó la mirada y apoyó su mano en el hombro de su amigo a la par que esbozaba ligera sonrisa que no demostraba felicidad, sino más bien pesar.

-Acepto tu estrategia, - Dijo al fin - pero no seré yo quien de la orden de lanzar las flechas con fuego si no aceptan rendirse.. - Añadió mientras por dentro esperaba que su compañero cambiase de opinión en el último momento.

-Darles la oportunidad de rendirse o de encontrar la muerte en una batalla justa es deshonroso.

Aunque había aceptado, no veía del todo convencido a mi amigo

-Piénsalo  así.  Si se esconden en la casa y rehúyen el combate como cobardes,  con el fuego solo les damos un empujoncito para  que se comporten como hombres y afronten la lucha en campo abierto.

Tras esa última broma vuelvo a cambiar al tono de voz para volver a dirigirnos a los hombres.

-Tranquilo Toshiro, si no lo ves claro, no te obligaré a manchar tu honor. Finalizo antes de volvernos hacia los hombres

Cuando el dúo parecía haberse puesto de acuerdo Genzai se acercó para pedir instrucciones.

-Toshiro-sama, Yasuki-sama. Debemos ponernos en marcha cuanto antes, ¿cuál será la orden?

Al ver volver al samurái, Toshiro adopta una posición firme que denotara autoridad y, con voz grave, le indica las instrucciones pertinentes acerca del plan para la toma del caserón. De vez en cuando hace algunas paradas para que su amigo explique ciertos detalles.

-En definitiva - Dijo una vez explicado todo y a modo de resumen - Nos colocaremos estratégicamente alrededor del caserón y daremos orden de depositar las armas y entregarse - Hace una pausa - Si no obedecen les haremos salir lanzando flechas con fuego en el interior, provocando un incendio en el caserón y lucharemos contra aquellos que opongan resistencia.

Una vez dicho todo observa el caserón buscando lugares apropiados para colocar cada grupo de samurái.

-Así se hará-. Tras ello trazó una leve reverencia con su rostro y se dirigió al resto del equipo. Todos ellos, se dispusieron alrededor de las diferentes entradas, con sus armas empuñadas y antorchas en la mano por si la situación requería medidas drásticas.

-¡Soy Daidoji Genzai! ¡Estáis acusados de conspiración y sedición, de intentar atentar contra la voluntad del Shogun! -Ruidos se empezaron a escuchar en el interior conscientes de estar rodeados, ajeno a todo cuanto acaecía en el interior siguió con su discurso- ¡Por la voluntad conferida por el Shogun bajo la firma de su Regente Doji Gisaku entregaros de manera pacífica!

-¡Por mí Gisaku se puede ir a la mierda! -Respondieron desde el interior- ¡Viva el emperador! ¡Sonkei kōtei!

Genzai dio la orden de prender fuego a aquel lugar, su construcción exenta evitaba que el fuego se propagase a los alrededores, al menos de manera inmediata. Un solo gesto de asentimiento bastó para ordenar la invocación del fruto de Amaterasu.

Todos lanzaron las antorchas con fuerza rompiendo las paredes de fino papel, el fuego no tardó en empezar a lamer las mamparas que delimitaban el viejo Caserón.