Partida Rol por web

Todo un maremoto de sensaciones tengo en la cabeza, en la piel, en todo el cuerpo. Nuestras lenguas forcejan pugnando por un lugar en la boca del otro y nuestros labios se encuentran una y otra vez. Mis manos acarician su espalda ahora pero rodeo su cintura con mis piernas, puede sentirse arder el fuego en nuestros cuerpos. Lo miro unos instantes y le sonrío para luego volver a besarlo y morder suavemente su labio inferior.

La temperatura del ambiente comienza a subir mientras mis manos buscan la manera de desacerse de su ropa interior. Decido no quitárlesa y moverla a un lado, para que nuestros sexos se encuentren por segunda vez en este día.

Comienzo a moverme como poseido sobre su cuerpo, sin dejar de besarla, sintiendo como el placer comienza a invadir mi cuerpo.

Una nueva sensación se apodera de mi cuerpo cuando lo siento adentrarse en mí de una manera que nunca antes había sentido, mis caderas se mueven a la par de las suyas mientras mi lengua se escapa para deleitarse con la piel de su cuello, de sus orejas, mientras mordisqueo poco a poco todo su cuello y de ambos lados. Subo por completo las piernas a su cintura y mis gemidos se hacen más audibles, intento decirle algo pero no lo consigo y sólo continúo moviéndome, sintiéndolo.

Nuestros cuerpos se encuentran otra vez unidos, moviéndose al mismo ritmo, intentando llegar al climax juntos. Su boca besa cada parte de mi rostro y mi cuello, mientras entre beso y beso, aprovecho para darle pequeños mordizcos en sus pezones, y después, muchos besos en ellos.

No puedo evitar no suspirar ante todo el placer que siente mi cuerpo. La situación es increible, todo esto parece sacado de un cuento o de una historia que jamás creía que iba a ocurrir. En ese momento, mi boca se acerca a su oído, y con un susurro le digo: - Te quiero. -

Mi respiración es entrecortada y acelerada, las embestidas de Rivas me hacen sentir en el mismo cielo, mi cuerpo se contonea suavemente a la par del suyo y mis manos se aferran con fuerza a su cuello. Le abrazo dentro de mí mientras jadeo suavemente en su oreja luego de sentir sus besos en mis pechos que agradecidos se muestran en el orgullo de ambos pezones. Lo abrazo por la cintura para darle más libertad de movimiento y bajo mis piernas hasta ahora enredadas en su cuerpo, para sentirlo más, para hacerle sentir cuánto más lo deseo.

-¡Dios, Rafael! Me encantas... Yo...

No puedo seguir hablando el placer que me provoca, evita que pueda pensar en nada para decir, sólo para hacer.

Mis embestidas son cada ves más rápidas y fuertes con cada segundo que pasa. Mi cuerpo comienza a temblar cuando una oleada de placer comienza a recorrer mi espalda, descendiendo rápidamente hasta mi miembro.

El mundo se me nubla cuando todo mi cuerpo alcanza el climax...

Siento el cambio de movimientos, más apresurado, más Rafael. Mi cuerpo se mueve al compás del suyo y poco a poco comienzo a sentirlo dentro de mí, llenándome de su fuego y envolviéndo mi interior con un lluvia clara que trae consigo mi propio placer, ese escalofrío que me recorre de pies a cabeza y que hace que mi interior de convusione una y otra vez mientras me muerdo los labios para no alertar a Trevor y a Raquel.

-¡Oh, Dios, Dios, Oh... Oh...!

Es inevitable y tras una breve y nueva sacudida de placer, me aferro a sus brazos, mis piernas tiemblan pero estoy radiante y feliz.

Me quedo un rato abrazado a ella, mientras mi corazón vuelve a latir normalmente. Mi boca busca su oído, mientras mis manos comienzan a acariciarle los muslos.

- ¿Ahora sabes que es lo que significas para mí? -, le pregunto mientras le beso el cuello. - Espero que mi reacción haya respondido a tus preguntas. -

Sonrío mirándole a los ojos.

-Ustedes los hombres creen que no necesitamos oír cosas, sólo sentirlas pero descuida,creo que sé lo que quieres decir-lo beso suavemente.

Rafael me gusta mucho.

- Sabes que soy un hombre de pocas palabras, cariño. -, le digo mientras la beso. - No puedo decirte cuanto me gustas, por que es demasiado... por no hablar de cuanto disfruto haciendo el amor contigo... -

*Bostezo*

- Hum... creo que deberíamos prepararnos para mañana, ¿qué dices? -

-Tranquilo, Rivas, no te estoy analizando. Sé muy bien qué y cómo eres-sonrío.-Deberíamos darnos una ducha y descansar un poco. Pero no creo que sea buena idea ducharnos juntos, eres... ¿insaciable?

- Ya... creo que lo mejor será que vaya a por mis cosas o por lo menos que termine de preparar a Fantasma... -, le digo con una sonrisa. - ¿Quieres que te prepare la cena esta noche? Podríamos cenar a la lus de las velas, yo me encargo de eso, ¿qué dices? -

Me quedo mirándola esperando su respuesta, pero espero que me diga que sí.

-Me gusta esa idea...-digo deslizándome en el sillón como un gato y poniéndome sobre él.-Terminaré con lo que me hace falta aquí. ¿Tú casa o mi casa?

Pregunto mientras lo beso con pasión nuevamente.

- ¿Pues aquí, no? Mi casa está muy desordenada. -, le digo mientras la beso. - Nos vemos en un par de horitas, amor. -

Salto del sillón mientras comienzo a ponerme la ropa, y cogiendo mis llaves, le doy otro beso antes de salir por la puerta e ir a mi casa.

- Hasta luego, amorcito. -

-Ok, te espero... No olvides de pasar a comprar lo necesario.

Lo observo mientras se pone la ropa y luego cuando se despide, besos sus labios y me voy a la ducha, segunda del día. Una vez que salgo, me visto y termino de empacar mis cosas, busco a Stvar porque no le he visto desde que llegué y le extraño.

Salgo de mi piso y noto como todo esta muy tranquilo. La puerta del piso de Trevor parece entreabierta, pero no tengo tiempo para fijarme en esos detalles. Subo por la escalera hasta el piso de arriba, que es donde vive Erin, y en ese momento, observo a una serie de personas que bajan por la misma con cara de no haber roto un plato... Parecen pecuiliares... aunque el gordo que casi me tira por la barandilla tiene una mala leche que lo flipas.

Cuando llego al piso de Erin, golpeteo la puerta un par de veces, esperando que me abra...

Abro la puerta lentamente luego de asegurarme por la mirilla que es Rafael, le sonrìo y le doy un suave beso en los labios; luego me asomo por el pasillo para ver si hay alguien y no consigo ver a nadie.

-¿Todo en orden?-le pregunto y cierro la puerta tras tomarlo de la mano para hacerlo pasar.

Le cuento que acaban de llamarme para confirmar la reservaciòn y vuelvo a esbozar una sonrisa.