Partida Rol por web

-¿Qué diablos fue eso?-pregunté separándome de sus labios pero al poco rato el silencio en mi casa volvió a existir.

Sonreí nerviosa un tanto, quería irme cuánto antes.

-Doctor Rivas, hoy me ha hecho esperar por el desayuno y ahora me está torturando con ese olor, estoy hambrienta no es algo que yo diga muy a menudo-le aventé un beso al aire.

Stvar se paseaba lentamente por debajo de la mesa de la cocina, a veces jugueteando entre las piernas de Rivas, aquel olor le parecía por lo menos interesante y no estaba muy acostumbrado a ellos, pues su dueña jamás cocinaba. Mucho menos pasaba tanto tiempo con alguien más que no fuera él mismo. Bostezó, ronroneó y se echó en mitad de la cocina.

Cojo el beso con la mano en el aire y me lo guardo dentro de mi camisa, sonriendo como nunca y mirándola a los ojos. Los ruidos del exterior parecen amortiguados, pero no sé por qué, me parece escuchar a unas personas gritando en japones o chino fuera.

No presto atención a eso mientras continúo cocinando. En ese momento, cojo un pedacito de pan y lo mojo en la salsa para probarla. Cuando veo que está en su punto, mojo otro pedacito y le pido a Erin que lo pruebe, mientras lo sostengo en mi mano, con la otra debajo para no manchar.

Sonrío ante su gesto de guardar mi beso y cuando se acerca con el pan, soplo brevemente, no me quiero quemar.

-Mmmm, esto está buenisimo, de haberlo sabido antes...

Mastico lentamente, en verdad me sorprende la capacidad de Rafael pero me gusta.

-Estoy un poco ansiosa, ¿sabes? No sé con qué nos encontraremos allá, espero que la noche no se me haga muy larga-le guiño un ojo.

- No te preocupes. -, le digo mientras le guiño un ojo. - Espero que no se te haga muy larga la noche... -

Voy terminando de preparar toda la comida, y pruebo un poco la pasta para ver si está a punto. Cuando veo que la pasta ya está, la quito del fuego y comienzo a colarla con gran maestría, mientras observo a Erin.

- Esto estará en nada, ¿ponemos la mesa? -

-Buena idea...-salto de la mesada y voy en busca de los platos, cubiertos y demás para poner la mesa.

Dejo la mesa lista, no es nada romántico pero no está mal y luego busco unas copas especiales que casi nunca en la vida han sido usadas y espero por el chef que parece bastante orgulloso de lo que acaba de hacer. Mientras lo hago, voy hasta el equipo y pongo un poco de música suave, al menos algo más de ambiente nos dará.

Coloco dos platos grandes junto a lo que estoy preparando, y en cada uno, pongo una buena ración de pasta justo en el centro. Después, con una cuchara, comienzo a poner la salsa por enciama, teniendo cuidado de no manchar nada los bordes del plato. Una vez los platos servidos, hecho un poco de oregano y perejil fresco encima de la salsa y llevo ambos platos a la mesa.

Acto seguido, descorcho el vino que he traído, y lo llevo a la mesa junto con un cacharrito lleno de queso rallado, por si desea ponerle queso a la comida.

Cuando todo está listo, le indico apartando su silla un poco de la mesa, que se siente en su sitio...

Me siento a la mesa, una sonrisa se dibuja en mi cara al ver lo prólijos que están los platos. Parece una noche redondita pero antes que pueda probar bocado, espero a que se siente y lo miro a los ojos.

-Se ve tan lindo que no quisiera tocarlo-me acerco hasta él y le beso nuevamente.-Anda, sirve un poco de vino, vamos a brindar por esta cena... Quizás debí ponerme un vestido de gala.

Si tuvieramos algo más por que brindar, sería mucho mejor.

Sirvo un poco de vino en cada copa, y después le doy una copa a ella en la mano.

- Podríamos brindar... por nosotros y por el viaje extraño que vamos a hacer... ¿quieres? -, le digo mientras la miro cariñoso a los ojos y levanto la copa.

-Tienes razón, brindemos por nosotros-levanté mi copa y la choqué con la de él para luego llevarla a mi boca y beber lentamente.

Puse un poco de queso en mi pasta, poco, no quería arruinar el sabor y comencé a comer, no me había equivocado, aquello era simplemente delicioso.

-La verdad es que tengo que felicitarte, Rivas, eres muy buen cocinero, amigo y amante...-lo miré pícaramente.

Por poco se me atraganta el sorbo de vino cuando escucho sus palabras. Realmente me gusta ella, y creo que pasaré unos buenos momentos en Paraiso junto a ella, donde quiera que Paraiso esté.

- Lo de amigo tiene un pase, ya que hace mucho que nos conocemos, pero lo de cocinero y amante... -, le digo mientras bebo otro sorbo de vino mirándola a los ojos. - Todavía no tienes ni idea, bonita. -

Solté una carcajada al instante.

-Supongo que si digo que tendrás que demostrarlo, podría ser desastrozo para nuestra cena-la sonrisa no se borra de mi cara.-La verdad, doctor, es que me ha sorprendido gratamente, sabía ya que era un buen médico y demás. Sabía también que tenía talento para andarse por las ramas pero jamás imaginé, bueno, ya sabe... Ya lo sabes, Rafa.

Hago enfásis en su nombre y continuo comiendo.

- Creo que me tomaré bastante tiempo en demostrártelo. -, le digo con una sonrisa. - Pero ahora, por donde va esta conversación, lo único que espero es terminar de comer... para comerme el postre. -, continúo mientras le guiño un ojo.

La verdad es que la idea de las fresas con nata me hace agua la boca, estoy hecha una golosa con Rafael y ni siquiera me esfuerzo por ocultarlo. Disfruto de la pasta que está deliciosa y que además, no quiero que se enfríe y una vez que termino, sirvo otra copa de vino para cada uno.

-Yo también ansío el postre, cariño...

- Bueno, pero tendrás que esperar un momento que las prepare, por que saben mejor si las preparo en el momento. -, le digo mientras termino de comer y comienzo a beber la copa de vino que me ha servido.

Me levanto de la mesa con la copa de vino en la mano, y voy hacia la cocina a preparar las fresas. Coloco la copa a un lado, mientras comienzo a cortar las fresas una a una, mientras las voy dejando en una fuente, y poniéndoles azucar a medida que las acomodo.

-¿Necesitas ayuda?-grito desde mi lugar, girando en mi mano la copa de vino, la verdad es que está bastante bueno.

En realidad no creo que necesite mi ayuda, así que me pongo un poco más de vino en la copa y cuando busco la de él, noto que se la ha llevado. Sonrío, por esta vez se ha salvado.

son las 11:30pm...

la noche es calurosa, y afuera se oyen de vez en cuando algun que otro grito en chino, unas sirenas y algun disparo, pero en le departamento, todo esta tranquilo...

Continúo cortando las fresas y colocándolas en el cazo y esparciendo azucar sobre ellas cuando mis oídos detectan unos sonidos extraños que proceden de la ventana de la casa de Erin... ¿Otra vez chinos? Creo que nos tendremos que mudar de este barrio si nos ca... ¡Coño! ¿Qué estaba a punto de pensar?

Me meto la copa de vino de un trago, debido a mi reciente lapsus y miro a Erin con una sonrisa.

- ¿No hay mas vino para el cocinero? ^^ -

Me levanto lentamente al escuchar su pregunta y aunque un poco mareadilla, aún estoy bien. Llevo la botella de vino conmigo.

-Claro que sí...-me paro justo tras él y desde allí lleno su copa.-Esas fresas te están dando bastante trabajo, ¿no?

Lo abrazo por la cintura.

- Nah... esto es pan comido... -, le digo girando un poco la cara y besándola una vez más. - Después de cortar tantas tripas, un par de fresas no suponen ningún problema. -

Cuando termino de preparar las fresas y de beberme el vino, me giro en el sitio, quedando cara a cara con Erin y comienzo a besarla apasionadamente. Mis brazos se entrelazan detras de su cintura y haciendo un poco de presión con ellos, la atraigo hacia mi, hasta que entre nuestros cuerpos no pase ni siquiera el aire.

- Ya está listo el postre... -