Partida Rol por web

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Y ahí estaba la esperada petición de 'compensaciones' por parte de la capitanía del puerto, de esa mujer que tanto pavor causaba en todo el mundo, así como despertar un sentimiento masoquista en todo aquel que quisiera tomarla no pocas veces. Masoquista por el hecho de intentarlo, no por los gustos de cada uno.

Lo que estaba claro era que la tripulación iba a necesitar un descanso poco después de partir. No era algo que fuese a dar sin más, no abiertamente, pero podía dar una leve concesión trazando un rumbo más lento el primer día.

¿Mi respuesta a la capitanía? Una mirada al caballero de paja y su montura pasada por agua. En última instancia podría arrojar oro del susodicho agresor... pero estaba claro que a la vuelta tendría que tener bien presente lo sucedido, por muchos y diversos motivos.

"Venga, cuanto antes partamos, antes podréis partiros la crisma por ver quién le cae peor a la segunda...", añado en clara alusión a los pobres desgraciados que tendrían que hacer guardia mientras los demás descansaban.

¿Yo? Me llevaría a la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta... ¿pillas la dinámica? a mi camarote a descansar, o no. Beneficios de tener una gran cama.

¿Y entonces? Pregunta con impaciencia.

El caballero, nada más salir el gélido del agua ... lo calma un instante (La pobre bestia está fatigadísima) y monta, saliendo a escape.

Lo del tuyo es algo escaso, ya que pagaste los suministros, y del caballero no sacasteis ni una mísera hombrera.

nada que hubierais cogido.

"Hoy parece todo el mundo empeñado en andar molestando, directa o indirectamente, a la figura del vaulkar de Clar Karond...".

Primero la insistencia con que la nave se largue de una vez, luego la actuación de un caballero y su grupito, para finalmente pasar a la capitanía del puerto.

"...y con que mi barco no se vaya a la mar de una maldita vez. ¿Me he perdido algo?".

Hacerse el tonto, el ciego, el sordo y el mudo a veces venía bien. Mi radar de 'paranoia' se estaba volviendo un poco loco y me decía a gritos que me largase de una condenada vez.

Si

Su frase te pareció eterna. Sólo fue un parpadeo, pero sólo veías el cielo plomizo. Una sola palabra y además corta, pero se hizo eterna. La angustia era tal que no eras dueño de tu cuerpo. Tras esto te diste cuenta que estabas sobre el empedrado, con el cuello atenazado por la mano izquierda de la "Señora del Puerto" y creías que la otra urgaba en tus entrañas. Su dedos rascaban tu corazón y sus uñas se afilaban contra tu alma. Un susurro entró en tu cabeza y tras esto escapaste al barco, con intención de largar amarras y salir de allí. Poner tierra, o mejor dicho, mar, de por medio y si era posible, no regresar en unos meses.

La carga había sido escasa, y tal vez para una semana si hubiera comida pero no para mucho más.

- Ya se cual será el pago. Todo lo que hay sobre mi puerto. Ese "mi" había sonado tan tajante que incluso parecía que tu ser y alma se incluían en el pago. Por eso escapaste como alma perseguida por no se sabe que diablo.

No me gustaba nada de esto. Mi pellejo se había puesto en juego demasiadas veces en muy poco tiempo… y la gran mayoría de las mismas sin saber por qué era la causa. La Capitanía del Puerto no toleraba nada, o no quería que me centrase en otra cosa que no fuese callar y salvar el pellejo, pues el despliegue de medios y poder fue contundente cuanto menos.

Pero mi propia seguridad bien poco me iba a valer si la mercancía acababa disminuyendo tanto. Aquí había algo que no podía ver, no de momento, pero no habían sido puras coincidencias. ¿Exceso de violencia y orgullo de un caballero…  y ahora la Señora del Puerto quedándose con casi todos mis suministros? No creo en las coincidencias.

Escupiendo a un lado, ya en mi barco, insté a la tripulación a ponerse en marcha mientras yo consultaba los mapas. Tendría que poner una ‘mentalidad de humano’ en cuanto a lo apremiante de ‘sobrevivir al momento’. Necesitaba suministros y éstos me los iba a proporcionar quien fuera, tanto razas esclavas como mis propios congéneres, lo que mejor me viniera.

Sales por la bocana del puerto, y aún así no te sientes tranquilo. Algo se te ha quedado en el puerto y no sabes qué es. Lo sientes en las entrañas, y has de regresar a por ello, pero ... si el "Águla Negra" entra en esa dársena en las próximas semanas, igual cambia de capitán. Esto último lo sentías en el alma.

Aún es medio día, poco pasado, y ... no has comido con todo el ajetreo. Como tu dotación.

La experiencia no había sido nada agradable y aun así algo en mí quería volver, como si algo muy valioso se hubiera quedado olvidado, aunque tal gesto lo achacaba a un efecto de tan perturbadora magia. ¿Volver?, tan pronto y sin un botín lo suficientemente preciado como para aplacar la ira de esa mujer?

Retirándome con mis pensamientos al camarote, tratando de centrarme en la búsqueda de una buena presa y no en una explicación a lo ocurrido, di instrucciones de que preparasen y repartiesen la comida. La tripulación se había portado muy bien y, al menos ahora, no era apropiado recompensarles dejándoles con hambre. No sería sano… especialmente para mí. 

La segunda toma la voz.

Vamos, vamos, ...

Ha organizado la maniobra para fondear y todo ha salido a la primera, pero si empieza a levantarse viento o mar habrá que levantar el fondeo y hacerse mar adentro, para evitar escoyos, rocas y otros sustos contra la costa.

Queda varios serviolas, vigilando por parejas. Están relajados y todos van comiendo, incluidos los vigilantes. No es normal, pero como hay un par en popa y otro en proa, no tienes inconveniente. Además sabes que necesitan descansar. A pesar de ello, te sigue escamando: ¿Qué porras me he dejado en tierra?

Con cada nuevo bocado, caminando de aquí para allá, seguía teniendo esa sensación de malestar. Era algo importante, algo que tenía que haber tenido en cuenta pero que era incapaz de percibir con claridad. ¿No será que me han lanzado un hechizo que provoque una compulsión en mí, verdad? No, sutil pero rebuscado, muy rebuscado.

Tu segunda se tropieza contigo en tus desafiantes y compulsivos paseos. Si esto fuera una navegación y fuera un marinero normal, ya estarías azotándolo para despellejarlo hasta llegar al hígado, pero era ella. El choque te hizo salir del ensimismamiento y descubriste, o pensaste que lo viste, una fugaz sonrisa en su rostro. ¿No estaba sentada comiendo?

Y se marchó por las escalas que se zambullen en las entrañas de la nave.

Un tropiezo con un tripulante me saca de mi ensimismamiento, pasando de darle vueltas a esa molesta sensación a la forma de castigo del torpe marinero… hasta que me fijé de quién se trataba. Mi segunda, que juraría que había sonreído un breve instante, se perdía escaleras abajo, reforzando mi paranoia natural.

¿Eran imaginaciones mías o estaban jugando con mi mente?

Dejando de parecer un estúpido zombie, palmeé distraídamente aquellos sitios donde sabía que estaban mis posesiones más valiosas. El broche, el arma… como si de una forma de ordenar mi mente se tratase.

Cuando terminé algo que apenas me llevó un poco de mi tiempo, seguí los pasos de mi segunda. Quizás ésta parada en el camino se me haría mucho más a mena después de todo. 

¿Entonces?

XDDDDDDDDDDDDDDDD

Pues saber si tengo lo que tengo encima... y que Nomak va tras su segunda con aviesas intenciones xDDDD

Tras encontrar que una Elfa oscura se mete en tu camarote, piensas que no es tu segunda, sino otra de la dotación. Tus pasos son firmes y decididos y al llegar al quicio de la puerta encuentras a su Segunda, totalmente desnuda, morreándose con otra marinero que empieza a desprenderse de sus moletas y abrigadas ropas. La sangre corre por su cuerpo cálida y gratificante. Cuando te acercas a la escena, ambas te detienen con la mirada, y tras ello, siguen a lo suyo hasta que sobre la cama no hay más que mujeres calientes, dándose placer. Cuando ya no aguantas más y te decides a intentarlo por segunda vez saltan sobre ti, cosa que más que sorprenderte, lo deseas. Y entras en el juego, como juguete más que como parte activa.

Cuando despiertas estás molido, desollado, raspado, arañado y para gratificación de tu mente, desnudo, sobre tu cama tapado con la misma sábana que las dos chicas desnudas que te han utilizado como consolador durante las anteriores 6 horas. Te duele hasta músculo que no sabías que tu organismo poseía.

- No has sido un sueño. Y duermes otro rato.

Al despertar la noche ha caído sobre la cubierta y solo una pareja de serviolas gurda la cubierta. Se han repartido la guardia por turnos de dos en dos. Nada fuera de lo habitual.

Nunca discutas con una elfa oscura, mucho menos si son dos y están exaltadas. Quizás por eso ésta sesión de intenso desgaste no me había molestado adoptar un papel más sumiso. Cierto es que tenía el cuerpo como si llevase una semana batallando cubierto de sal y sangre reseca, pero volvería a repetirlo sin duda. Eso sí, la próxima no me mostraré tan pasivo.

Tiempo después, la noche ha caído y todo está en calma, con las guardias dadas, lo que me permite, mientras paseo por la pasarela del barco, desentumecer el cuerpo tras lo anterior. Hoy les permitiría un día tranquilo dado lo sucedido, se lo merecían a fin de cuentas, pero mañana tocaba ir de caza.

Mi objetivo era claro: barcos de suministros, pequeñas aldeas portuarias. Necesitábamos víveres así que teníamos que ser muy imaginativos y muy poco escrupulosos. Hablábamos de nuestros estómagos a fin de cuentas.