Dieguito llega a trote con su semental, y cuando llega a la altura de Merseditas, para al animal y baja.
- Perdoneme la tardansa, Patronsita rica...Tuve que dar esquinaso al mayordomo metiche...Pero aqui estoy. Nadie me siguió...Se lo juro por la Virgensita...- abre la mochila y saca una botella de tequila de la !Almeja Hot!, unos limocitos cortados en rodajas, un salero robajo de la cocina....!Y una bolsa de empanadillas colombiana de Sidoncha!
Se dice por el pueblo, que estas empanadillas tienen un ingrediente secreto y afrodisiáco, que solo conoce el panadero que las fabrica. La cuestión, es que se dice que al comerlas pone almejas y mejillones al punto de nieve. Se especuló hasta que el propio Obama mandó comprar una bolsa de este latino manjar, para recuperar la chispa con la mulata de su mujer. Quien sabe como las había conseguido Dieguito. Quizá las tenía listas para la ocasión que tanto tiempo anhelaba.
-Como que ya casi estaba por irme, Dieguito- miento, mirando la botellita de tequila bueno que trae en su mochila. -Tardaste demasiado, pero si viniste solo, mejorsito.
Veo las empanadillas y sonrío.- Hasía mucho que no probaba esas...- voy a sentarme bajo uno de los cafetales, tras atar a Impetuoso serca.
Dieguito puso cierta cara de apuro cuando Merseditas le dice que había estado a puntito de irse.
- Lo siento, Patronsita...Mil perdonsitos...Pero ya sabe como es Germán. Por eso preferí tomar unas precausiones, aunque tardara un tantito más...- dice, apenado, mientras ata a su caballo al lado de Impetuoso.
Cuando ve que Merseitas va a sentarse, hace unos aspavientos con las menos. Así, todititos como con dramas.
- Ay Diosito, no se siente así no más...Si me permite...- añade, y sacándose la camiseta de tirantes, la pone en el suelo. Para hacer de barrera entre la arena del suelo y los pantaloncitos de Merseditas. Así todo apretados. Acto seguido, cuando su Patronsita está sentada, ocupa un lugar a su lado. Media nalga le debe estar en toda la tierra, pero a él no parece importarle. Coloca la botella cerca, y dos vasos de tequila. La bolsa de empanadillas de Sidoncha la coloca en medio de los dos.
Espere que Dieguito pusiera su remera para que me posara sobre ella. La verdad que poco me importaba, pues tenía que ducharme igual para la sena de la noche. Sirvo un par de vasos de tequila, mirando a los ojos de Dieguito, que se le ve bien hot&wild ahora mismo.
-¿Y por qué brindamos no más?- le tiendo uno de los vasos.
Dieguito le sostiene la mirada a Merseditas. Tiene fuegote en los ojos y un bulto en el pantalón. Parece que la mera visión de su Patronsita así tan cerca hace que se venga todo arriba.
- Pues podemos brindar...por la Patronsita más rebuena que ha visto y verá el país, y todo el planetita tierra, no más...- le dice Diguieto a Merseditas con toda la picardía- ¿A usted que le parese? Merseditas, mi reina asteca...Si me deja tomarme el atrevimiento de llamarla así...
-Claro que sí, Dieguito- brindo con él guiñándole un ojo, con suerte no mentiría y pronto sería la reina... Pero de las tierras que estábamos pisando ahora mismo. Mi idea de última hora de la crema de café nos haría ganar millones y papasito me nombraría susesora. Bebo mi chupito mirando al fuegote en los ojos de Dieguito.
Dieguito sonríe más ampliamente cuando su Patronsita le da la potestad de llamarla "Reina Asteca". Manteniendo la mirada de fuegote a Merseditas, bebe de su vaso de tequila. Así, todo de un trago. Con la pasión y la furia de un macho latino de fuego en la sangre y en la merienda, en consecuencia.
- Perdoneme usted, mi Patronsita. Pero no aguanto más, la neta...- te dice. Así todo lanzado, y acto seguido se lanza para depositar en los labios de Merseditas un beso apasionado. De los que incluyen acrobacias con la lengua y promesas implicitas de chingada y desenfreno.
Dieguito se lanza sobre mí como potro desbocado y yo aprovecho para desfogar todo el fuegote acumulado. Entre los bailes anoche con Telmito y los bailes esa mañana con Maikol, estaba suelta como gabete. Aprovecho para palpar aquellos músculos esculpidos por el dios de los arrabaleros y me dejo caer hacia atrás, tirando de Dieguito y dejándole que continúe su beso húmedo y sabrosón.
Diego Rodrigo Castro se envalentonó con el buen acogimiento que su Patronsita dió a su beso. Se envalentonó tanto, que se posicionó sobre y en medio de Merseditas para dejar constancia, entre froto y frote, de que el mango ya estaba maduro. Tiene buenos músculos de peón bien explotado. De lunes a domingo. De sol a sol. Sea el monzón, el huracan Banana Ardiente, o pleno verano abrasador. Por eso además está bien morenote.
- Ay Patronsita...Como que aquí mismo la voy a poseer. La pienso clavar en el piso como si estuviera plantando otro cafetal, no más...- dice con todo el fuegote. - Dejeme ver ese par de papayas, mi reina asteca...
Como buen macho latino, él toma las inciativas. En este caso, para ver las papayas le arranca la camiseta a Merseditas y quiere proseguir con su brasier. No se fija mucho en el braiser, dándole igual si es de marca, de encaje o de bordados de la Virgensita. Como un semental en celo. También como buen latino, es un poco impaciente. Porque ocupa las dos manos, uno en el brasier y el otro en su braqueta.
- Que chingones son estos brasiers modernos...- arruba el entrecejo al encontrar trabas. Ese no había palpado ropa interior de calidad en su pinche vida.
Dieguito se encuentra con su enemigo natural, algo medianamente complicado como es el cierre del brasier. Le doy un manotazo antes de que me rompa mi cara y fina lensería.
-Ya lo hago yo... Espero que tengas anticonseptivo, Dieguito- porque no me voy a quedar preñada del servisio arrabalero. Pienso, pero no añado en voz alta, que ya sé que los hombres si no les dises cosas bonitas se les baja la merienda y te dejan todita wet&wild. Como no hubiera condones, el que se quedaba wet&wild hoy era el mismo Dieguito. Me suelto el brasier, desabrochándolo con cuidado.
Dieguito aun mantenia el ceño fruncido de la mera frustración por el brasier caro. Tanto que apenas había caido en el tema del anticonceptivo en ese momento.
- Ah...No...Pero siempre llevo uno en la cartera. Es mi anticonseptivo de la suerte...Me lo regaló mi papá, que desía que mejor pajaro en mano que siento volando, ya tu sabes Patronsita...- dice, se saca la cartera del bolsillo de sus jeans, y de ahí saca un condón de la marca mas famosa en el país:
La marca Minga`s había ganado varios priemios internacionales a la calidad y la seguridad. Su dueño, Fermín Friegas, empezó su imperio casi un siglo atrás, fabricando anticonceptivos a base de tripa de cabra. Y así, con el paso de las décadas, y la evolución del mundillo, ahora tiene una importante empresa de profilacticos. A veces ponen un puesto en el centro de salud del pueblo, para dar muestras gratuitas, muy concienciados en la salud de los habitantes de Cidoncha. El padresito de la Iglesia tiene sus reparos a eso, y cada año siempre monta una manifestacion con las viejas beatas para que el alcalde no deje poner mas ese puesto del pecado. Asi que está la cosa reñida para este año.
Veo que Dieguito tiene todo dispuesto, así que le meto prisa para aquello. Aun siendo fin de semana y estando lejos de la Hasienda entre los cafetales, tampoco era para estar esperando mucho más.
-Venga entonses, Dieguito, sigue con tu trabajo- le dije, volviendo a comerme la boca como quien no come un dulce en años por una dieta, o la que se pasa un día entero suelta como gabete y con todo el fuegote guardado.
Y Dieguito, tan como le indicó su Patronsita, continuó su trabajo. No fue una cosa delicada, sino más bien un aqui te pillo aqui te mato. Todo con fuegote y ganas bajo la sombre de los cafetales, y sobre la remera de Dieguito. Claro que, con el impetu que allí hubo, tanto Merseditas como su potrero arrabalero acabaron de arena hasta el copete. Como si hubieran hecho la croqueta en la playa, una idea que no se alejaba mucho de la realidad. La croqueta la hicieron, en cierta forma.
Dieguito era atento en el menester, y le dio a Merseditas un desfogue. Eso le vino bien de tanto fuegote que acumulaba. Una tarde en los cafetales con erotico resultado, que acabó con un mensaje de texto a su celular mientras ambos se vestían. El mensaje de texto era de Telmito:
Tu hermanita la monja ya está por acá. ¿Donde te metes, Mersedes?
La había llamado Mercedes. Eso solo pasaba cuandao estaba picajoso por algo. Quizá esperaba que la foto-pene, tuviera mayor repercusión, y que su primita corriera a buscarle para catar aquello. Quien sabe.
La cuestión es que era tarde. Tarde, teniendo en cuenta que aún tenia que arreglarse para la cena y toda esa parefernalia. También tenía que dar la bienvenida a Fernanda y su maridito, recien llegados de su viaje de aniversario matrimonial.
Me quite toda la tierra y la roña de revolcarme por el lugar y subí a Impetuoso.
-Tengo una sena familiar, Dieguito, que pasés buena tarde- dije, despidiéndome del potrero como si aquello no hubiera sido nada. Que obviamente no podía ser nada dado que era de la servidumbre arrabalera, si Dieguito tuviera unos millones a sus espaldas como herencia, otro gallo cantaría.
Volví rauda hasia la hasienda y aún más rauda a mi piesa a darme un duchado y vestirme. Tenía que ir bien relinda para cuando nos encontráramos todos en la sena, la sorpresa de papasito también.