El cuñadísimo siguió a Merseditas hasta el exterior de la casa y luego en dirección a los cafetales. Ya en la parte de los cafetales no se veía nada nadita.
- Una noche muy difisil, Merseditas...Bien difisil...- le dijo ante su comentario.
Así llegaron a un punto en que poco se veía entre cafetales, más que lo que alumbraba la luna, pero poco más. Alguna vez se había perdido algún trabajador negro entre los terrenos y le anocheció. Luego le gritaron que sonriera y solo tuvieron que seguir el destello blanco. Pero eso no viene al caso. Ahí estaba Merseditas y el cuñado.
Ya en la oscuridad no me lo pensé, me aserqué a mi cuñadito, al cual le tenía unas ganas tremendas, y le comí la boca con ansia. Con ansia y buen hacer, que yo tenía los buenos genes de la abuelita y ella siempre había sabido cómo complaser bien un hombre... Hasta que llegó el abuelito y la dejó a diario sin poder sentarse claro, de ahí heredó Telmo su "don".
Merseditas se le lanzó al cuñadito toda suelta como gabete y él le correspondió. Con aquella oscuridad no veían mucho, salvo la escasa luz que daba la luna, pero eso era más que suficiente. Marco Fabricció rápidamente palpó trasero y todo lo palpable, empotrando contra el tronco de una palmera de las que había distribuidas entre la plantación de cafetales. El cerebro del cuñadito infiel terminó de apagarse y a dar paso a otros centro de control mas al sur de su anatomía.
Bien, el cuñadito no iba a repensárselo e iba directo al tema. Mejor que mejor, estaba deseando tirármelo desde que lo había visto aparecer por casa la primera vez. Vamos, que nunca entendí como se pudo casar Fernanda Camila con él, que necesitaba que le dieran lo suyo día sí y día también. Él, que llevaría quien sabe cuánto sin catar hembra, va a sobetear y yo mientras me deshago de su ropa lo suficiente para tener un encuentro rápido y fogoso.
Marco Fabriccio se dejó desnudar pacialmente por su cuñada, y él procedio a subir vestido y despojar de lencería. El cuñadisimo que iba en pijama a malas penas, no es que tuviera encima protección alguna contra babys, pero el no puso pega a los preparativos del revolcón temerario. Así que de Merceditas dependía si segui o dejar el mango aguachado. En cualqueir caso, allí se mascaba la TRAICIÓN:
Por suerte yo ya tenía pensado tener algo con el dostorsito y había salido preparada de casa. Así que por esta ves iba a haber protección contra babys, quién sabía en un futuro. Tras ponerle la prostessión prosedí a darle a mi cuñadito lo que le llevaba negando mi hermana desde que se conosían seguramente. Con un buen repaso del que no se olvidara para que volviera en un futuro.
Y así Marco Fabriccio y Merseditas consumaron su TRAICIÓN, mientras el resto de la casa dormía. O eso parecía...