Partida Rol por web

Zaev decide arriesgarse y atacar a la criatura, buscando una posición ventajosa para él y para sus compañeros. Saca la daga mientras gira sobre sí mismo en intenta apuñalar al no-muerto, sus movimientos entorpecidos por el temblor del terreno.
 

Zaev no consigue encontrar un hueco para flanquear al diablo de polvo, aunque el mordisco de respuesta que le lanza el diablo no consigue impactarle...

Es el momento que el clérigo de Pharasma actúe...

Aunque algunos de sus compañeros, y él mismo, mostraban alguna herida el clérigo que era más útil eliminar al no muerto que tenían delante cuanto antes. Por ello invocó nuevamente el poder de Pharasma que llenó su brazo de luz. Proyectando el ataque contra el enemigo, esta vez sin tener que buscar evitar a sus compañeros el resplandor sagrado impactó con contundencia en el no muerto.

La luz sagrada impacta con contundencia en el no-muerto, haciendo q las raíces y hierbas que componen parte de su cuerpo prendan. Juraríais que una expresión de odio se dibuja en las inexpresivas facciones de la abominación...

Por algún motivo el suelo había dejado de temblar, aunque podía ver las ondulaciones que seguían formándose a varios pasos alrededor de ellos. Vio por el rabillo del ojo como la oráculo se posicionaba detrás suyo y fue entonces cuando percibió el halo que ésta emanaba, un aura que parecía mantener a raya aquellos temblores.

A duras pesan pudo cubrirse la cara cuando restos pegajosos de carne putrefacta estallaron en todas direcciones. El rayo blanquecino proyectado desde la palma del sacerdote había impactado de lleno en aquél amasijo de huesos y putrefacción.

Debía actuar rápido y golpear duro. Retrasó su posición un paso mientras blandía de nuevo su arco, se sentía más cómodo con él. Alcanzó las saetas de su carcaj y apuntó. No debían permitir que aquella cosa se fundiera de nuevo con la tierra...

Al ver que sus compañeros están dando el resto para terminar con la aberración, Alatar hace de tripas corazón, aún sabiendo que una maldición pesa sobre él. Se posiciona justo encima del no muerto, aún levitando a bastante altura. Mientras pronuncia un conjuro en tono grave, un resplandor azulado se concentra en su mano alzada, hasta que chisporrotea sonoramente. El mago sentencia.

- Mi maldición será la última...

Acto seguido, apunta su mano hacia abajo y un rayo sale disparado de la palma de su mano, tronando ensordecedoramente.

Las flecha de Eredhir impacta en el no muerto y aunque parece que no penetra en la tierra que recubre el esqueleto del diablo de polvo todo lo que debería, explota con su característico fulgor sagrado al golpear, mientras la bestia aulla al experimentar una sensación que creía olvidada: el dolor...

Alatar por su parte aprovecha la movilidad que le da su conjuro de vuelo para situarse sobre el diablo y lanzarle un temible rayo relampagueante: esté recorre la distancia entre el dedo índice y el suelo en un segundo y una lluvia de tierra sale disparada del punto de impacto y el fulgor del rayo os hace apartar la vista por un momento...

¡¡Sin embargo, cuando vuestras retinas se aclaran, el monstruo permanece indemne!! ¡¡Rugiendo un desafío que se asemeja al ruido de una avalancha de rocas, se lanza una vez más en pos vuestra!!

Mientras observáis a vuestro enemigo, veis que parte de la tierra del suelo se une a su estructura, reparando alguna de las heridas y quemaduras que le habéis infligido...

Avanzando un paso, el diablo se coloca entre vosotros y con la velocidad del rayo intenta impactaros a todos con sus garras y colmillos, alcanzando al padre Aximand y al pícaro...

Sin embargo, al lanzar su ataque el monstruo había quedado al alcance del enano y su hacha...
 

Tras esquivar las muestras de cariño del monstruo el enano penso... habrá que devolvérselas.

Amor con amor se paga!!

Era el momento de empezar a dar regalitos. O al menos intentarlo, Dalía golpeó al demonio con saña, aunque con más ganas que precisión.

Zaev y Garv se resisten a la nociva influencia de los golpes del diablo de polvo, sin sufrir más consecuencias que las derivadas de ser alcanzados por los colmillos de la bestia...

Posteriormente, tanto Garin como Dalía impactan al diablo, pero mientras que la maza de esta última es plenamente efectiva contra el no muerto, el hacha no causa los daños esperados.

Zaev encaja el ataque del diablo de polvo. "Podría haber sido peor", piensa aliviado.

Buscando la ventaja del número, intenta apuñalar al no-muerto. La falta de convicción sobre la efectividad de su arma, y la dificultad para encontrar puntos débiles en el cuerpo de tierra cambiante, reducen la fuerza del ataque.

Las heridas de la bestia eran dolorosas pero nada a lo que el clérigo no estuviera ya, tristemente, acostumbrado. Sin embargo para evitar cualquier tipo de infección Garv hizo acopio de su poder interno para causar una explosión de energía curativa destinada a sanar a sus aliados. 

El demonio de polvo estaba demostrando ser un rival peligroso y harían bien en tener precaución, pues al clérigo no le cuadraba que ese tipo de criaturas andase libremente por el mundo. Como si no fueran ya bastante problemático el Sendero y los Lobos...

Zaev aprovecha el flanqueo para lanzar dos puñaladas al no muerto, si embargo la preternatural agilidad del diablo impide al pícaro conectar ninguno de los golpes con su daga. El clérigo de Pharasma, por su parte, baña con energía curativa al grupo y a sí mismo.

No fue hasta que la oráculo golpeó al no-muerto cuando el elfo se percató de la especial resistencia de la corteza pétrea que lo cubría. Si bien era la primera vez que se enfrentaba a un engendro semejante, ya había combatido contra otros no-muertos y sabía como hacer más efectiva su puntería.

Un nuevo paso atrás para distanciarse de aquellas hileras de dientes y lanzar uno tras otro sus proyectiles.

Dos de los proyectiles impactan en el no muerto, causándole graves heridas. El no muerto obviamente está gravemente afectado, pero la energía sacrílega que lo anima aún le impulsa a seguir...

- Creo que no me has entendido...

El mago se posiciona de nuevo encima del no muerto, pero esta vez, sostiene en su mano un colgante que suele llevar al cuello. El mismo resplandor azulado de antes se forma en su mano libre, y un rayo que parece aún más fulgurante, impacta en su objetivo.